Está en la página 1de 1

Susurros de humo

Una nube gris descansa en el centro de la sala. Se oyen risas rotas, vasitos de carajillo
que chocan como campanas, algún insulto grave, el golpe seco de las cartas y una silla
de madera que se arrastra. – ¡Maricón! ¡Me caguo en dios! – y zurra con el puño el
mantel de cuadros de la mesa. – ¡Eeeepaa! ¡Anda, Martín, pon un vino a este que tiene
mal perder! – entre risas y cartas se pasan el puro de boca en boca. La nube gris engorda
en el centro de la sala. De repente se hace el silencio en El Molino. No se oyen
vozarrones que suelten tacos. Manolo, Paco y compañía bajan la vista hacia el mantel.
Unas faldas se cuelan en la boca de los que no fuman. Paquita sale al momento pero sus
piernas, su pelo, sus ojos y su sexo se han quedado dentro. Paquita es solo un atajo de
susurros.

Julia Vicente

(Segunda foto)

También podría gustarte