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Escena M.
CORO, comparsas, BEATRIZ vestida de aldeana.
Mú«tea.
CORO. Y baga usted caso
de las mujeres,
q tic prenden su cariño
con alfileres!
BEAT. Dijiste que quien saltó
fu», til gato por el corra;
en mi via he visto yo
1111 gato que gaste Irá.
—8—
CORO. Y haga usté caso &c.
BEAT. Un viejo vale un doblón,
un mozo vale un rea,
y la mujer de razón
a lo liaralo se va.
CORO. ¥ haga uslA caso áic.
[Cesa la música y el bails: ni coro entra en la tienda.
Cruzan por ta escena siempre muchas máscaras.
Matilde habrá abierto la ventana desde que Bea-
triz cantó.)
Escena IM.
MATILDE en la ventana: BEATRIZ.
Sin muelen.
MAT. Esa es la voz de Beatriz
¡ue su vuelta me avisaba.
Zon qué ansiedad la esperaba!
Dios mió! seré feliz?
[Da Matilde dos palmadas y Beatriz se acerca.
Entregastes el papel?
BEAT. Ahora mismo, señorita.
MAT. A quién lo entregaste»?
BEAT. A él.
MAT. Y vendrá?
BEAT. Vendrá á la cita.
MAT. Cómo lo he de distinguir?
BEAT. El cantará.
_ 9 _
MAT. Qué canción?
BBAT. La estrella del corazón.
MAT. A Dios, me voy a vestir.
(Vase cerrando la ventana.)
ICftcritu MMM.
BEATRIZ y D. JUAN vestido de diablo.
SI «1 a i c a 4— 1* u o.
JLAW. YO sé tu vfida y milagros,
y que has sido protectora
«el amor que tu señora
a un maucebo confió:
sé que ideaste una trampa
que al sótano descendía,
y que por ella subía
aquel feliz amador.
BEAT. Ay! que te equivocas, y no bas acertado:
qnién es quien te habla, diablillo infeliz?
Me llama Adelaida.
JUAN. Ja, ja! no te creo.
BEAT. Me Hamo Adelaida.
Ji AN. Te llamas Beatriz.
BEAT. Mira, diablo, que yo soy
en tu pueblo forastera,
y que esta es la vez primera
que viajo por aqui.
Y hace mal un diablo astuto
en referir tal historia;
mas si tú la haces notoria
nadie la sabrá por mi.
JUAN. No mientas, cállale,
que un ángel reprobo
ve cual el sótano
—fi-
la corazón-
BBAT. Ay! me da lastima
que uri ser diabólico
de tanto crédito
á una ilusión.
S i n su t i s t e » .
tSiteenn MV.
(Alfinalizarsela escena anterior babrán ido salien-
do otra vez el coro y comparsas, disemiiíándose
por el foro.—Dichos los til I irnos cuatro versos,
saldrá un ftrupo de la tienda y á la puerta de la
mis'iia liarán corro cantando, bailando y tocando
el zapateado, mientras el grueso del coro .se for-
mará en otro estremo del teatro. Entre tanto sale
Matilde vestida de beata. D. Juan se va.)
Clásica.—Ilu o.
Escena f".
Dichos, ENRIO.DE y su criado, DON JOAN en la ven-
tana de la casaríeMATILDE.
Stn ni lis i r » .
ENR. Habrá ya Elisa llegado? {A su criado.)
(El criado hace un signo de duda.)
ENB. ¿Mas que le parece, di?
CRIAD. YO creo, -señor, que síj
puesto que las doce han dado.
ENR. Y CÓUIO podré saber
sí es oportuna ocasión?
CRIAD. Catite usted esa canción
y al punto lo hemos de ver.
M ú s i c a . —Canelón.
tSécenn WM.
MATILDE, Ú la derecha del foro lo mas próximo al
espectador; ENRIQUE, de dominó, junto á ella
y mas al centro; D. JUAN en la ventana, escu-
chando con cautela. BEATRIZ; ELISA vestida
disfratadá de hombre con máscara observan-
do algo distante,—Esta posición es necesaria
para la tras formación de MATILDE en la es-
cena siguiente.
Sin m ú a l e a .
MAT, Recibiste mi papel?
ENE, Ya ves como no he Tallado
en acudir á tu lado
como el amante mas fiel;
como el mas enamorado.
Porque es tanta la impresión
que me cansa tu hermosura,
tjuc en el pecho el corazón
desfallece de ternura,
desfallece de pasión.
MAT. Enrique, no tanta prisa,
no me gusta amar al trote
sino por broma y con risa.
ENB. Ay! Elisa, ese es mal dolé.
MAT. Perfido.me juzga Elisa! (Aparte.)
Y por qué con tal zozobra
estás mirando m reja?
—£2—
Di, quién vive abi?
ENR. Una vieja.
MAT. ¥ la conoces?
Esa. De sobra.
Todo el mando la moteja.
MAT. Y yo había oido^decir
qfle ahí vivía iliia viudita
que ahora acaba de cumplir
veinticinco y qóe es bonita;
pero no un hazme reír.
fCómo es su nombre?
ENR. Matilde.
Mas, hija,.es intolerable,
es ridicula, intratable.
M AT . Y porq ue tolero b o milite f Aparte:)
a
ue'eate hombre así me hable?
b!s¡ fuera cual ttí ere»,
rosa pura del amor!...
^uién ansiara otros placeres?
Sué pueden dar las mujeres
junto á ti sino dolor?
MAT. Con que me amas tanlo?
ENR. Ohl si!
Mil corazones quisiera
para tí, linda hechicera.
MAT. Y yo quiero para ni í
tan gofo un alma sincera.
EXR. ¿QU¿, dudas de mi pasión?
MAT. Tienes máscara.
ENR. No hay tal.
(Quitándose la careta.)
—23—
MAT. Quítasela al corazón.
Emt. Abora es muy buena ocasión.
HAT. Estamos en carnaval,
liarla ya de su escondite,
Í oypor todas partes gira
tomando nn claro desquite.
ETÍB. ¿Quién, Elisa?
HAT. l a mentira:
hoy la verdad no se admite.
Enn. Lucero de mi existencia...
MAT. A cuántas dices lo mismo?
EN», Tan soto á quien reverencia
mi alma con íaefervescencia....
HAT. Del mas perfecto egoísmo.
ENB. Oh! no te conozco, Elisa.
MAT. Ni yo te conozco, Enrique.
ENR. ¿Me negarás tu sonrisa?
MAT. Ya verás en mi despique (Aparte.)
¿lo que sabe mi risa.
~Si—
IUgeetus VMM.
Dichos: «na estudiantina quv entrará en la tienda
de vinos j¡ saldrá á poco rato. Sfáscaras que al
entrar tu la escena pasan junto a ENRIQUE.
Este vuélvela cabeza, y MATILDE mientras se
deja caer la parte de vestido que le cubre la
cabeza y queda vestida de Vestal, D. JIJA»
desde la ventana hace un signo marcada de
haberlo visto.
Huelen •
(La estudiantina atraviesa el teatro sin pararse.)
LA EST. Deseo* de casamiento,
una viuda decía
imtiea siento: ni yo sed,
un borraclio respondía.
(Mientras la estudiantina entra en la tienda y don
Enrique la mira, se dicen los siguientes cuatro
versos.)
Sin música.
MAT, Veo y ayúdame, Beatriz.
(Se verifica el cambio de vestido y Beatriz se separa.]
JUAN desde la vent.á fíeai.) Mira.
BEAT. Ya entró usted?
JUAN. Ahora.
Quién es esa?
—Í5—
BBAT. La señora.
JUAN. Tiemblo!
BKAT. Será usté feliz.
ENR, volménd. Elisa... ¿dónde se fué?
Si ahoraeslabaaquí. Vestal,
¿has visto?... (A Mal.)
MAT, Veo muy mal.
ENR. A una beata?
MAT. No sé.
Exn. La gente la babrá arrastrado
en su curso ¿pero a dónde,
Dios mío, donde se esconde?
si ella estaba aquí! á mi lado!
Wlscenn VWMW.
Escena WX.
Dichos, D. JUAN y D. TIMOTEO.
Escena X.
Dichos menos MATILDE # BEATRIZ.
ÍSncena XJt.
Un SERENO y D. TIMOTEO.
Escena XMW.
Decoración de calle.—D. ENRIQUE y su criado.
EMR. Y lú la vistes entrar?
CKIAD. Pasó junio á mí inmediata.
ENR. La vestal?
CRIAD. NÓ, la beata.
ENR. ESO es muy particular!
¿Si quizás una imprudencia
me quitará el casamiento?
EllOj Elisa es un portento;
pero, y Matilde? y su herencia?
Yo quisiera averiguar...
CRIAD. Pues cosa fácil es esta,
que en estas noches de fiesta
todo se puede tentar;
y puede cualquier comparsa
entrar donde le acomoda
y embrollar la casa toda
con una risible farsa:
lodo el quid está en hallar
tina comparsa discreta,
y á favor de la careta
so puede usted enterar.
ENR. Más dónde hallar á estas horas
-30-
genteque lo quiera-hacer?
CRIAD. Eli! déjese nslé correr.
KNH. Hombre, lú todo lo dirás.
[Se oye ruido de máscaras.)
Escena XMMM.
WSscenn XMV.
Don TIMOTEO, el SERENO.
Escena XV.
Sala en caía <te Matilde; una mesa y junto á ella dos
sillones: una ventana al frente, (los puertas la-
terales. A la derecha la trampa por la cual sale
don Juan precavidamente después del preludio
musical.
Escena XVM.
MATILDE, BEATRIZ, ELISAvestida de hombre eon
la careta en la mano. DON JUAN oculto tn
ti gabinete,
MAT. Pues, Elisa, no lo dudes,
que nos engaña á las dos.
ELIS. Ay! qué malvado!
MAT. Y por Dios
es forzoso que me ayudes.
Ya sospechas yo tenia
de que te hacia ja corle,
y esto fué para mí el norte
que me guió á su falsía.
lin billete le escribí
en tu nombre, pues pensé
descubrir su mala fé
si por tí me hablaba á mí.
Y otro billete en seguida
te dirigí sin firmarlo,
para que tú, íi no dudarlo,
des al rencor acogida.
3
—34—
Él á ta cita acudió,
y me requebró por tí;
mas requebrándome asi
alas dos nos ofendió.
ELIS. ¡Y yo que puras juzgaba
sus intenciones, Diosmio,
rindiéndole mi albedrin
como si fuera su esclava!
¡Oh, qué hombrea Lan inmorales
que matos pagos dan!
Í inica, mujer, los ¡guales
piensa en mi esposo Juan.
I or eso es mi desconsuelo
en este caso mayor...
Para mitigar mi duelo
he buscado un nuevo amor,
y cuando algo distraída
con este nuevo cuidado
esperaba dulceMda
en un delicioso estado,
un hombre infame, alevoso,
es lo que be venido hallar...
¿La memoria de mi esposo
cómo podré ya olvidar?
¡Yo que lo tengo grabado
dentro de mi pecho: aquí!...
Por qué murió? ¿No he llorado
bastante, esposo, por ti?
JUAN ccult.) (Benditasea la esposa
(¡ue me vuelve á hacer feliz.)
BEAT. Siento un ansia... lan ansiosa (Ap.)
—35-
por hablar .. calla, Beatriz...
ELIS. Olvida ya á tu difunto,
pues nada has de remediar.
HAT. Dices bien; a nuestro asunto.
Y Enrique se hade burlar?
ELIS. NO, venganza!
MAT. S Í , venganza!
(Se oye llamar á la puerta y tocar la marcha de la
escena XJU.)
Mas quién llama1?
BKAT. saliendoá abrir.) Voy á ver. {Vase.)
ELIS. Matilde, quién podrá sor?
MAT. Elisa, no se rae alcanza.
ELIS. Creo que mascaras son.
MAT. Cuánto lo siento!
ELIS. Porqué?
MAT. Por que si abuelo las vé
le va á dar un sofocón.
Ettcena MU
Dichas, BEATRIZ que vuelve coa la comparsa don-
devienen ENRIQUE; y su criado: aquel vestido
de vestal. ELISA se pane la careta.
Escena XVWMW.
Dichos; D. TIMOTEO, primero parado en la puer-
ta, luego sin reparar en Matilde se dirige á
Enrique y lo zamarrea.
HÚMICM.
Cono. TIMOTEO.
Sin musirá.
PAB. arrancándole la earela'tá Enrique.)
¿Pero cuándo ha visto usted
nna vestal con bigotes?
Música.
CORO. Ja, ja, ja, jal
TIM, JVsus sea aquí! / , < . ,
Eus. y MA.T. Enrique? Si.í ^ ta t"-*
EKH. Ya me perdí.
—3«-
Qu I nieto.
CORO. Couteiapla, vieju atroz, la tal majer.
Mírala, mírala qué forraall
Y dinos, infeliz, si pueden ser
Estos bigotes de una vestal.
TIM. Con que es un macho alfinla tal mujer?
Bárbaro, bárbaro y animal!
Es claro que jamás pudieran ser
Estos higotesde una vestal.
HAT. ELIS. y BEAT.
Con que es Enrique al fin la tal mujer?
Pérfido, pérfido sin iguall
Es claro que jamás pudieron ser
Esos bigotes de una vestal.
EP*H, Al fin se descubrió no soy mujer.
Bárbaro, bárbaro y animal!
Es claro que jamás pudieron ser
Estos bigotes de una vestal.
UNOS. Con que, vamonos?
OTROS. Marchemos.
TODOS. Pues á Dios, á Dios, á Dios! ( Vansé.)
Escena M.
MATILDE sola: concluida el aria BBATH U .
flU astea.
HAT. ¿Quién creyera tal mudanza
al oirle hablar de amor?
¿Quién DO ansia una venganza
que apacigüe su dolor?
Dulces; imágenes,
que cual relámpago
del alma trémula
raudas bufó;
porqué cantándome
tan dulces cánticos
para iros rápidas
antes venis?
— 42—
MSseena MU.
MATILDE, DON TIMOTEO y DOÑA CELEDONIA. LOS
viejos ridiculamente vestidos,
Alúslea.—Terceto*
Müseeua 8MB.
MATILDE, después ELISA vestida como en el acto
anterior, pero sin careta.
KLIS. Creí que nunca se iban.
MAT. ¡Ob, qué mal rato me has dado
con haberlos asustado!
Un ruido que perciban
los pone ya en ese estado.
ELIS. ¡Pero si uo los halló
ni menos hice ruido!
MAT. Pues entonces ¿cómo ha sido
lo que cuentan?
4
—so—
Eus. No lo sé.
MAT. Graciasá Diosquese ban ido!
Y ahora debemos pensar
en vengarnos sin tardanza.
Eus. Solamente una esperanza
me detiene: que es tomar
de ese embustera venganza.
MIT. Pues entra en ese aposento,
prima mia, y desde ahi
espiarás el momento
en que con mas ardimiento
esté hablando mal de ti.
(Elisa se esconde.i
Escena MW.
MATILDE: tale ENRIQUE de la trampa vestido sin
tt disfraz, que se supone deja en el sótano.
Escena V.
Dichos, y ELISA con la careta puesta.
ELÍS. Dójame, te io suplico, {A Hat.)
hablar áesle caballero,
si es que no te mortifico,
MAL No, querido, dentroespero. (Vase.)
f'Jsvetta VW.
ELISA y ENRIQUE.
Escena VMM,
Dichos y MATILDE: esta vestida de beata como en
el acto 1. a Al entrar en la escena finge deeir á
otra persona el primer verso; después muda it
vús.
HAT. Bien, entre usted que alia voy.
No hay para que darse prisa.
(Se adelanta fingiendo no ver á Eiisa.j
Enrique!
EKB. ap.) Cielos, Elisa!
Eres lú?
MAT. Tu Elisa soy.
KNU, Pero como estás anuí?
MAX. Lo amado cuesta desvelos,
y yo, Enrique, tuve celos.
ENR, De quién, Elisa?
MAT. De ti.
ENR. Mas, Elisita...
MAT. Perdona.
Pero, el cómo DO sé yo,
—56—
un máscara me anunció
(¡ae estaba aquí lu persona;
y celosa no drliero
entrar diciendo hasla[aquf
que soy tu hermana. Ay de mí!
(Finge reparar en Elisa.)
Quien es este caballero?
ENH. aja.) Perdido- «ioy si ella viene
logra hablar con Elisa,
í ortar el duelo con prisa
y huir pronto me conviene.
MAL Ouién es este caballero?
EKá. Usted puedo responder (A £tm.)
si tjuíere satisfacer
á esta pregunta.
ELIS. NO quiero.
KSH. ap.) (Eli! voy a cortar el lance
si-decisión no roe falla.)
Lo que á usted le sobresalta (AElisa.)
ya es cosa que está á mi alcance.
Le diré, pues es preciso,
que está usted en un error
cuando toma por amol-
lo que es solo un compromiso.
No'jmedo tener maldita
la relación con Matilde,
pues que soy esclavo humilde
de esta linda mascarita.
Señala á Matilde.)
No es esto esquivar el lance,
—57-
pero juzgo que ha de ser
bastante el hacerle ver
la verdad á todo trance.
ELIS. ¿Con que ningún compromiso
tiene usted con ella?
Esa. No.
MAT. Pues entonces, quién soy yo?
(Quitándosela (-arela.)
EMR. (Que no se me hundiera el piso!)
ELIS. NO ha sido malo el capuz.
MAT. Infame!
ELIS. Infame!
MAT. Y tus celos?
lacena VMMM.
Dichos y BEATRIZ que entra corriendo.
Escena MX.
Los viejos, MATILDE, después BEATRIZ con fax.
MAT. Eh! qué escándalos son estos?
Tm. Me han vuelto á apagar la luz!
CEL. Ay Dios mío! pon lacruz.
Tin. Y esta vez r.o son prelestos.
La alcoba bien registrada,
la despensa, el ante cuarto,
y sin nadie en nuestro cuarto
y basta con la llave echada.
CEL. Esta vez era el demonio.
MAT. LO vio usted?
TtM. Si, que lo vi.
CEL. Y yo también.
MAT. Y usted?
CEL. SI.
Ay! bendito san Antonio!
TIM. Ayí qué susto!
CEL. Ay! qu6 sudores!
TIM. Y cobarde me decía!
CEL. Dios mío, quién lo creería?
TIM. Oh! quépena!
CEL. Oh! qué temblores!
MAT. Vaya usted al cuarto, abuelo.
—59—
No, porque está endemoniado!
No, jama», aqai á ta lado
no tengo tanto recelo.
Y pasará usted aquí
una noche de pesares.
Aunque me dieran millares
de talegas no iba allí.
Hasta que no cante el gallo,
el demonio se estará
yendo de acá para allá,
y yo| con él no batallo.
Ató
Otó
üf!
Ayl
Surge!
Surge!
Aquí.
Quieto!
No te muevas!
A ver como lelos llevas, ( 4 Btatrit.)
que el que se vayan me urge.
Don Enrique está en la trampa
y el que se marche es preciso
no haya luego un compromiso.
Aht
Obi
Uf!
Jesús!
Ya escampa!
(Lo que estaba es por cantar
—60—
de plano, y decir que el diablo
es don Joan .. Pero callar
me conviene. Guarda Pablo!)
En! véngase usted conmigo.
(A D. Timoteo.)
Vamos, doña Celedonia.
CKL. Yo ir á aquella Babilonia!
BEAT. Venga usted.
Tía. Que no, le digo!
BEAT. Ya ve usted. (A Matilde.)
MAT, Pero qué hacemos?
BEAT. Con el miedo que pilos lieneu
si nos vamos, detrás vienen
y lejos de aquí los vemos.
MAT. Dices bien : pufs buenas noches
abnelitoy abuelila.
TIM. Que, le vas?
MAT. Si.
TIM. Quita, quita,
es preciso que trasnoches.
MAT. YO lomarme un sofocón!
Yo pasar la noche en vela
para estaren centinela
por fina preocupación!
Señor, ni.que usted lo piense.
TIM. Ven acá por sama Hita.
CEL. Mira, niela, Malildita.
BEAT. Yaes muy (arde.
MAT. Usté dispense.
TIM Jeswft, fjné genio tan malo!
—61 —
CEL. Ten espera.
MAT. No, ninguna.
CBL. Pero eslo es matarla á una
y con cuchillo de palo,
MAT. tues señores, yo me voy.
TI». Espera.
MAT. Nada, no espero.
Véngase usté.
CBL. Que no quier
[Echa á andar y los viejos la siguen.)
MAT. Basta de bromas por boy.
BEAT. Eche usté á andar y veremos
si se nos vienen detrás. ( Vanse.)
Tin. Pues una vez que le vas ..
nosotros nos quedaremos.
Emeena X.
Don TIMOTEO cierra con llave ambas puertas, se
sienta junto a la mesa cerca de DOÑA CELK-
DOHU, DON JtTAK sale del gabinete.
M á >te»t - T e r c e t o .
MSacewt XM.
D. JtlAN después de andar á tientas enciende un
fósforo y con él la luz.
¥ la trampa? me imagino
que hade hallarse por aquí.
No he vuelto á perder el tino!
Baya luz. Mi! por allí.
(Se entra eu la trampa.;
MSscena XMM,
POSA CELEDONIA, MATILDE, BEATRIZ y D. Ti-
HOTEO; este entra de espaldas con una luz en
la nano.
MSscena XMMM.
MATH.DK.
ESncena 1 T F .
MATII.DE y DON JUAN.
iütcetiit XV.
D. ENRIQUE y D. JUAN en el gabinete.
ENR. Estar cerrada la puerta
con llave, casualidad!
Cuando la desdicha acierta
es todo fatalidad.
Cómo huir? ¡si sus enojos
yo desvanecer pudiera!...
Mas aunque me vea de hinojos
creerá todo una quimera.
Escena XVW.
Dichos; MATILDE con una luz, á poco BEATRIZ y
ELISA COA careta. D, JUAN en la trampa.
Escena XVMMM.
Dichos, DOIH TIMOTEO, DOÑA CHLEDONÍ A, «míos,
máscaras, un cabo de barrí».