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En los últimos años la política pública ha puesto en valor el abordaje de la convivencia escolar en

la escuela, desarrollando un conjunto de documentos para mandatar y orientar su desarrollo en


las comunidades educativas.

Desde su experiencia ¿cuáles son los desafíos que deben asumir las comunidades educativas para
promover modos de convivir como los que se proponen?

Desde mi experiencia tengo que decir que tuve la oportunidad de trabajar en un establecimiento
muchos años como docente en donde la convivencia escolar era un componente fundamental del
aprendizaje.

Creo que la escuela siempre ha sido un lugar en donde se producen una serie de interacciones y
relaciones entre todos los integrantes de la comunidad educativa, esto es estudiantes, profesores,
padres, madres, apoderados, asistentes, un lugar en donde todos y todas estamos en un constante
aprendizaje. La escuela es dinámica e infinita y cada día nos presenta distintos desafíos y
situaciones las que se deben abordar y tratar de manera sabia y con una mirada más allá de la
norma y la disciplina, nosotros los equipos directivos, asistentes, padres, madres, los docentes,
etc., debemos ser flexibles y también, así como los estudiantes aprenden nosotros debemos
aprender a convivir, debemos reaprender a conocer, a hacer, a convivir y reaprender a ser, y es
una espacio como dice Delors una espacio indispensable para la humanidad, totalmente de
acuerdo que la educación encierra un tesoro, es el único camino para lograr progresar hacia los
ideales de paz, libertad y justicia social.

Los docentes hemos sido por muchos años formadores y transformadores, somos quienes
recibimos a nuestros pequeños y pequeñas estudiantes en sus primeros años de vida, quienes
cuyos padres y madres nos confían y que a estos últimos les cooperamos en la tarea con sus hijos
e hijas a aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser. Si bien estos
son los pilares del aprendizaje del siglo 21, pienso que es algo que se ha ido manifestando por
mucho tiempo y que ahora se está comprendiendo, se ha evidenciado y se ha valorado.

La política pública le ha dado ahora la relevancia que tiene la convivencia escolar es verdad, y ha
elaborado documentos para mandatar y orientar su desarrollo en las comunidades educativas
también es verdad, y pienso que ha sido un acierto y el camino correcto hacia la mejora de la
formación integral de nuestros y nuestras estudiantes.

Los docentes hemos tenido que cambiar de tener aulas cerradas y en trabajo solitario a aulas
abiertas y al trabajo colaborativo, ya el aprendizaje y la formación de nuestros niños y niñas no
solo depende de un docente, sino depende de un grupo de personas, que son parte de la
comunidad educativa, de personas que actúan dentro de ella y personas que actúan fuera de ella,
que se colaboran y ponen sus habilidades al servicio del objetivo común de formar y educar y
sobre todo tienen la disposición de reaprender.

Para todo este trabajo colaborativo se requiere de la comprensión de la convivencia escolar, la que
nos obliga a reflexionar, la convivencia escolar a veces no es armónica y nos invita a flexibilizar a
empatizar, muchas veces evitamos los conflictos, pero debemos dejar que se evidencien y
abordarlos y de verdad aprender a convivir y a la vez enseñar a convivir, llegar a las formas
deseadas de relacionarnos y como las enseñamos.
Creo que el cambio profundo también que ha sucedido y que incidido en la convivencia escolar en
la escuela es la participación. Antiguamente los PEI, PME, etc., eran documentos elaborados en 4
paredes por los equipos directivos e incluso muchas veces elaborados por solo los directores. Hoy,
la participación es fundamental sobre todo de los y las estudiantes a quienes debemos escuchar.
La participación debe ser de todos, el involucramiento en el mejoramiento de la calidad educativa
debe ser compartido por todos los integrantes de la comunidad educativa. Esta participación
permite enseñar y aprender a tener la capacidad de escuchar y compartir opiniones y respetar al
que piensa distinto y llegar a acuerdos que benefician a todos.

En mi establecimiento le hemos dado mucho énfasis a la participación de todos, hemos trabajado


en la conformación del Centro de padres, madres y apoderados, el centro de estudiantes con
elecciones democráticas. Ellos junto con los demás miembros de los distintos estamentos están
participando sistemáticamente en los consejos escolares, instancia formal de participación en que
se les entrega a todos los estamentos la posibilidad de decir lo que piensan y sueñan y la escuela
que anhelan tener. También los hemos invitado a participar en reformulación del PEI, RIE, revisión
y planificación del PME y otros instrumentos de gestión.

Nos queda mucho camino por recorrer ya que debemos trabajar también la inclusión que creo es
algo fundamental comprender para aprender a convivir, debemos abrirnos a las nuevas formas de
ser, a las nuevas culturas, estilos de aprendizaje, esto de todos los miembros de la comunidad.

El gran desafío es lograr la participación de todos y todas para establecer la forma en que nos
vamos a relacionar, tener la capacidad de comprender las diferencias y respetarlas y aceptarlas.
Ponernos de acuerdo, establecer lazos de confianza y vincularnos con los otros de una forma
agradable y honesta. En este aspecto creo que es fundamental que los equipos directivos tengan
el corazón puesto en la escuela que dirigen y logren convocar a todos a participar en este hermoso
y difícil desafío.

Tenemos el desafío que nuestros niños y niñas se valoren a si mismos, construyan su identidad,
sean capaces de enfrentarse de buena manera en las distintas situaciones de sus vidas, sean
capaces de trabajar colaborativamente en los diferentes contextos, sean curiosos y se desarrollen
como personas independientes, que sepan compartir diversos espacios y respeten y valoren las
diferencias. Para esto debemos tener muy presente que todos y todas somos responsables de la
convivencia.

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