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La Inquisición se iba a ocupar del problema de los llamados "marranos"(sobrenombre que utilizaron

algunos inquisidores para referirse a los judíos que por coerción o por presión social se habían
convertido al cristianismo. Después de 1502 centró su atención en los conversos del Islam y en la
década de 1520 en los sospechosos de apoyar las tesis del protestantismo.

Muchos fueron los que sufrieron sus consecuencias por no seguir al pie de la letra sus órdenes. No
todos fueron gente plebeya sino que también dentro de la propia Iglesia hubo sus más y sus menos a la
hora de determinar quien se ajustaba al dogma católico y quién no. Que se lo digan a fray Luis de León,
que se lo digan a Teresa de Jesús que sufrieron sus rigores.

Teresa tuvo dos acusaciones, una por parte de una monja sevillana llamada María del Corro y otra nada
menos que por la princesa de Éboli que tuvo sus encontronazos con Teresa cuando construyó un
convento de carmelitas descalzas en Pastrana. Las dos chocaron desde un primer momento: una era
austera y la otra ostentosa. Cansada de los desmanes de la caprichosa princesa de Éboli que, a la muerte
de su marido, se vistió con un hábito y se trasladó a vivir al convento acompañada por un gran séquito
de sirvientes…para la princesa, la mística, la vida contemplativa era solo una moda.

Ana de Mendoza “la princesa de Éboli” se convirtió en una terrible enemiga y para vengarse de los
reproches de Teresa, obtuvo el manuscrito original de la autobiografía "El Libro de la Vida" y lo
divulgó sin su permiso, ella lo entregó a los tribunales de la inquisición. En ambas denuncias, este
manuscrito fue el arma arrojadiza que utilizaron para acusar a Teresa de ser una alumbrada o iluminada,
secta herética que por entonces estaba muy en boga.

Pero Teresa tenia también una descendencia oscura, su abuelo paterno era un judío;sus visiones y
arrobamientos se pensaba era obra del demonio; su comportamiento poco acorde con el estado y las
denuncias de estas dos mujeres en su contra, provocó que la inquisición la vigilara muy de cerca.

De vida de clausura, la monja no tenia nada, recorría Castilla, fundando sus “palomarcicos” ella no
pedía dote a las novicias que deseaban ingresar a su orden, ni limpieza de sangre...así un aura de
herejía la cubrió.

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