Está en la página 1de 8

PSICOPATOLOGÍA I

Mtro. Emiliano Villavicencio Trejo

EVALUACIÓN MULTIAXIAL
SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ

Grizel Ruelas Santamaría

4° semestre
Diciembre 2013
SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
12 de noviembre de 1648 a 17 de abril de 1695

Nombre: Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana


Fue la hija menor, de la criolla Isabel Ramírez de Santillana y el vizcaíno Pedro Manuel de
Asbaje. Ella y sus dos hermanas fueron hijas naturales, pues su madre sólo se unió al
español, pero no se casó.

Su padre se fue en un viaje de negocios cuando ella tenía dos años de edad y nunca volvió.
Juana decía sólo recordar su voz y algunas palabras amorosas que le decía. Su madre se
casó, con un hombre adinerado, del cual tuvo más hijas, por lo que la dejó junto con sus dos
hermanas mayores al cuidado del abuelo Pedro Ramírez. María, Josefa y Juana se fueron
con el abuelo a la Hacienda de Panoayan, cerca de Amecameca.

Juana, fue una niña prodigio, a los tres años acompañaba a su hermana a la instrucción y
aprendió a leer. Además se crió bajo los cuidados de los esclavos negros de su abuelo, de
quienes obtuvo influencia en la musicalidad de sus escritos. A los ocho escribió su primera
Loa1 para la fiesta de Corpus. Como fue educada y atendida en casa de un abuelo que tenía
muchos libros, en un momento importante de su infancia, cuando sólo contaba con ocho años
de edad, las disciplinas académicas, el latín, y otros esfuerzos del espíritu no le resultaron
amargos.

La hermana mayor María se casó y se fue a la ciudad de México. A pesar de que María hizo
las veces de cuidadora y se mostró muy afligida por dejar sola a su hermanita, se hace
referencia de que Juana no era expresiva con su familia.

En su época la dureza jerárquica, manifiesta en los roles sociales bien asignados, disminuían
las posibilidades de realización personal para la mujeres. El estudio estaba reservado para los
hombres, era considerado increíblemente subversivo en manos de las mujeres.

Su abuelo murió, como con él compartía su afición por los libros, las historias de tierras
lejanas, en general por el conocimiento, su decisión fue continuar su formación intelectual por
sí sola. A la muerte de Don Pedro, Juana fue enviada a la Ciudad de México con su hermana
mayor María y su esposo, quien se relacionaba con la corte del Rey, debido a que Juana era
talentosa, fue parte de la corte.

No se acostumbró a la vida de cortesana, a pesar de contar con el apoyo incondicional de la


Virreina, pues era señalada por el Virrey, y los varones de la corte que pensaban encontrar en
ella a una doncella para casarse y no a una mujer tratando de demostrar siempre tener igual o
mayor número de conocimientos. Se veía atraída por los asuntos de la razón; era, en el más
estricto sentido del término, una intelectual.
1. La loa es un subgénero del teatro cómico breve cultivado en el Siglo de Oro español

Juana Ramírez, como se conoce también, ya que las mujeres utilizaban el apellido de sus
madres en el siglo XVII; o Juana de Asbaje por parte de padre; no tenía más opciones que el
matrimonio o el convento, una oferta que la precoz adolescente atendería a regañadientes.
Como todo lo demás en su vida; más cuando se trataba de verdades aprendidas y no siempre
bien digeridas.

Por eso, decide a los 16 años entrar al convento pues señala: “para la total negación que
tengo al matrimonio es lo más decente que puedo elegir en materia de la seguridad de mi
salvación”. Primero estuvo en la rígida orden del Convento de San José de las Carmelitas
Descalzas y después dentro de la flexible orden del Convento de Santa Paula.

La teología, en tanto que "corpus scientiarum" 2 tenía que haberle llamado la atención, pues su
curiosidad era imbatible, en lo que concierne al poder de hacer las preguntas correctas. Las
mujeres no preguntan indicaban los inquisidores. Sobre todo después de que la Contra-
Reforma Católica las envió de nuevo a la cocina. Arte en que también fue docta la religiosa,
pues en su afán de aprender, escribió un recetario con el resultado de platillos que contenían
sabores resultantes de sus experimentaciones.

Reconocida como una discípula crítica de Góngora, Quevedo y Lope de Vega (tres grandes
poetas del barroco español) Sor Juana Inés se sirvió de sus enseñanzas estilísticas con el
único propósito de expresar sus ideas más profundas sobre Dios, el hombre y la condición de
las mujeres en su tiempo.

Se quejaba con frecuencia de que ni en el convento tenía paz para estudiar y escribir, en un
medio que había llegado a volvérsele estrecho y asfixiante en virtud de su doble condición de
mujer e intelectual. Sus lamentos de que carecía de interlocutores que la pudieran igualar tal
vez suenen presuntuosos y cargados de una vanidad intolerable, pero es muy cierto también
que se la llegó a conocer en Europa mejor que en Nueva España misma.

Aprendía ciencia, experimentaba, leía a los griegos y era tal su obstinación por aprender que
llegó a recurrir al método autocoercitivo de cortarse el cabello y dejarlo crecer hasta cierto
punto y así medir el tiempo en que aprendía. Dormía pocas horas, pues elegía terminar sus
escritos o leer, y el sueño era pérdida de tiempo. Prefería el silencio, siendo sus mejores
ocupaciones, la escritura y la lectura de libros que le llegaban de Europa gracias a su íntima
amistad con la Virreina.

En esa época de total restricción al conocimiento para las mujeres, Sor Juana polemiza,
debate e ironiza sobre los convencionalismos racionalistas de algunos prelados, que se
suponían más iluminados e inteligentes que ella, lo hace con la conciencia plena de que está
sola, de que nadie, en caso de ser reprimida, como sucedería, estaría de su lado. Sor Juana
Inés de la Cruz es una mujer sola, y su soledad es una triste paradoja en el medio en que se
desenvuelve, pues aún dentro del convento seguía en contacto con gente la corte y el escritor
Góngora, que ya era reconocido.
2. CORPUS: Cuerpo. Conjunto extenso de textos de diversas clases, ordenados y clasificados que sirven como base de una
investigación. SCIENTIARUM: Ciencias
Ella como poeta, sufre, llora, se autocritica; se resiente de ser objeto de tantas atenciones
banales y de circunstancia. Se queja y sin embargo es por ella que el Convento recibe
beneficios económicos mayores que otros, de parte de los virreyes y apoderados para los que
escribía.

En el lenguaje y los temas de su poesía existe testimonio cierto de las preocupaciones de una
mujer encerrada, con su inmensa soledad entre las cuatro paredes de un convento en el que
se suponía se enclaustraban para atemperar aquella.

En los intentos del obispo de México por callarla se sugieren rasgos de misoginia, vertebra de
la mayoría de las religiones. Ser mujer, en esa época y sobre todo defender el derecho al
conocimiento fue una razón más para se ponga en tela de juicio su condición sexual, pues
hasta esas profundidades de pensamiento crítico se atrevió a llegar Sor Juana. No sólo en
teoría sino también en la práctica, ya que, si es cierta su presunta homosexualidad, hizo saltar
en pedazos la constitución moral y física de los muros de su convento y de su comunidad
religiosa, al contar con amistades femeninas que visitaban por horas su celda, mientras que
con los varones sólo se escribía o evitaba el contacto personal.

Algunos autores la acusan de neurótica, de andrógina, de sufrir el complejo de castración, de


irreverente, irrespetuosa e insolente, porque se le ocurrió expresar su opinión sobre el tema
del amor entre personas del mismo sexo. Aunque es evidente que no es lo que dijo si no a
quién se lo dijo, al célebre Padre Jesuíta Antonio Vieira, respetado en toda Europa como una
autoridad en el pensamiento teológico, confesor de la reina Cristina de Suecia, y uno de los
más reputados oradores con que contaba la iglesia católica por aquellas fechas, se encontró
de repente bajo la mira de una "humilde monjita" en el remoto Virreinato de Nueva España,
que se atrevía a corregir algunas de sus afirmaciones sobre ciertos padres de la iglesia
prestigiados de intocables.

Pero cuando una mujer tiene la osadía de reflexionar sobre el libre albedrío, todas las
fronteras de lo permitido y lo tolerado terminan violentadas y a esa persona debe devolvérsela
al redil. Reclamar ese derecho ante Dios era todavía una mayor transgresión del espacio
concedido a una mujer, puesto que su condición psicológica nos decían algunos escritores, no
le permite visualizar con claridad dónde está la diferencia entre bien y mal29.

En la célebre Carta atenagórica, notable crítica a los sermones del padre Vieira, no molesta
tanto la agudeza, solidez y claridad con que se discuten las tesis del respetado jesuita, sino el
argumento de que el gran beneficio que le hace Dios al hombre, es darle libre elección sobre
sus actos, y que, entre menos se sienta su presencia, es todavía mejor , puesto que así, le
quedan al hombre todas las posibilidades abiertas para la construcción personal de su
destino. Esas son algunas de las "finezas" de Dios.

En su época la iglesia tenía un poder tan rotundo que al realizar una crítica sobre el derecho
de las mujeres al aprendizaje: “no sólo les es lícito, sino muy provechoso” y obtener una
respuesta del obispo contundente y cruel al respecto, ella decidió dejar de estudiar, vendió su
biblioteca, sus aparatos de laboratorio y decidió dedicarse a la vida religiosa por completo.
“Ahora me piden que sea otra de la que soy, que me corte la lengua, que me nuble la vista,
que me ampute los dedos, el corazón, que no piense, que sienta más de lo que es menester y
propio de una religiosa, de una esposa de Cristo ¿Quién ha decidido que no pensar es propio
de la mujer del Altísimo?”

Las condiciones de poca asepsia en la ciudad de México con las aguas residuales estancadas
en las calles y acequias donde se acumulaba la inmundicia, eran focos de infección, Las
partes secas del lago de Texcoco producían un polvo que llegaba con el viento a la ciudad
causando infecciones respiratorias, en la piel y los ojos. Esto propició la epidemia de
“tabardillo” o “fiebre pestilencial” (tifo exantemático). Comenzaba por escalofríos, ardor en las
entrañas, ansiedad, dolor de cabeza y cansancio. Temperatura que ocasionaba violentos
delirios. En nueve días se producían incontrolables hemorragias por la nariz.

Sor Juana sobrevivió a la primera Epidemia de Tabardillo (1671 -1672) cuando tenía 23 o 24
años. El 17 de abril de 1695, cuando tenía 46 años cumplidos, falleció víctima de esta
enfermedad, ya que fue la única que se hizo cargo de dar el medicamento y atender a todas
las mujeres contagiadas del convento.
EVALUACIÓN MULTIAXIAL

EJE I
(1) estado de ánimo depresivo la mayor parte del día según lo indica el propio sujeto (se siente triste y vacío). (2)
Disminución acusada de interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades, la mayor
parte del día casi cada día. (4) Insomnio o hipersomnia (9) pensamientos recurrentes de muerte sin un plan
específico

Al final de su vida y luego de la carta donde sus ideas y moral son cuestionadas, presenta
rasgos depresivos, pues su estado de ánimo disminuye, vende sus libros y deja de escribir.
Sabiendo que enfermedad causante de la epidemia es mortal se ofrece a cuidar y estar al
lado de las enfermas y no tomando sus medicamentos.

TRASTORNOS SEXUALES Y DE IDENTIDAD SEXUAL


A. Identificación acusada y persistente con el otro sexo.
Deseo firme de pertenecer al otro sexo, ser considerado como del otro sexo, un deseo de vivir y ser
tratado como del otro sexo o la convicción de experimentar las reacciones y las sensaciones típicas del
otro sexo.
B. Malestar persistente con el propio sexo de inadecuación de su rol... Creer que se ha nacido con el sexo
equivocado.

Desinterés manifiesto por formar una familia.


Buscar la aprobación en primer lugar de mujeres sobre su trabajo y sus decisiones.
Mantener su cabello corto como símbolo de sabiduría
Competir con los varones y estar en constante desacuerdo con ellos. Al grado de que
buscaba luchar por los derechos femeninos, basándose en los derechos que sólo tenían los
varones. Por ello algunos autores señalan en ella el complejo de castración.

EJE II
TRASTORNO OBSESIVO
(1) Pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan en algún momento
del trastorno como intrusos o inapropiados y causan ansiedad o malestar significativos.
(2) Los pensamientos, impulsos o imágenes no se reducen a simples preocupaciones excesivas sobre
problemas de la vida real.
(3) La persona intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o bien intenta
neutralizarlos mediante otros pensamientos o actos.
(4) La persona reconoce que estos pensamientos, impulsos o imágenes obsesivos son el producto de su
mente (y no vienen impuestos como en la inserción del pensamiento)

Ser observada a cada momento, rechazada por todos, aún cuando no era reconocida. Darse
a notar en la corte, compitiendo con los varones.
El aprendizaje como eje de su vida, ser la mejor en todas la áreas del conocimiento, a pesar
su brillantez, estar en competencia constante, aprender de todo.
Su producción literaria es extensa porque cada situación era remitida a la escritura.
Refleja en cada uno de sus escritos sentimientos hacia otros, que señala son producto de no
entenderlos o bien de entender demasiado una situación

TRASTORNO NARCISISTA DE LA PERSONALIDAD


(1) Tiene un grandioso sentido de autoimportancia
(2) Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios.
(3) Cree que es “especial” y único y que sólo puede ser comprendido por, o sólo relacionarse con otras
personas (o instituciones) que son especiales o de alto status
(4) Exige una admiración excesiva
(5) Es muy pretencioso…
(6) Es impersonalmente explotador…
(7) Carece de empatía; es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los
demás o cree que los demás le envidian a él.
(8) Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbias

La necesidad de sobresalir, en todos los ámbitos, demostrar a cada momento más


conocimiento, más sabiduría, más prestancia que los varones y ”cualquier” otra mujer,
excepto la virreina y la condesa a quienes les gustaba escuchar sus escritos, aclamándola
siempre.
Estar en busca de la demostración de que era mejor, incluso que las autoridades
eclesiásticas.
Esconder tras su aparente desacuerdo con el dinero y el poder, la petición de que el dinero
que era recibido por sus trabajos se diera al convento, donde ella era la administradora.

EJE III
No existen datos que señalen sufría de alguna enfermedad que ocasionara síntomas de algún
trastorno. Sin embargo haber adquirido a los 23 años la enfermedad que la mató, la hacía
susceptible a no salir de ella la segunda ocasión y a pesar de ello estuvo cerca de quienes
podían contagiarla.

EJE IV
PROBLEMAS RELATIVOS AL GRUPO PRIMARIO DE APOYO

Abandono de su padre, al irse sin despedirse. El casamiento de la madre. La muerte del


abuelo, quien era su cuidador. Nacimiento de más hermanos menores.

PROBLEMAS RELATIVOS AL AMBIENTE SOCIAL

La época tenía bien establecidas reglas para impedir el avance intelectual de las mujeres, por
lo que ella tuvo que buscar caminos, para poder lograr el objetivo de estar cerca de los
conocimientos.
Luchar contra las reglas eclesiásticas una vez viviendo en el convento. Sobre el recato, el
silencio y la no relación amorosa con nadie que no fuera Dios.
Además de si desinterés total de tener una familia y tomar el rol de esposa y madre, que
ocasionó que no tuviera más alternativa que elegir el convento, aún cuando ella hubiera
preferido la Universidad.

Pronóstico
La paciente presenta un pronóstico favorable, pues tiene elementos de motivación para salir
adelante, como es poder ingresar a la Universidad y adquirir un grado doctoral. A pesar de
que el medio se muestra hostil, tiene elementos que le permitirían lograr lo que se propone al
reforzar su fuerza yoica.

Es complicado bajar las defensas que presenta el trastorno narcisista, sin embargo,
retomando la relación primaria con los padres podría bajar la defensa y comenzar a
relacionarse de manera más sana con el medio.

FUENTES

Lavín, M. (2012). Yo la peor. México: De bolsillo.

Recuperado el 15 de diciembre de 2013 de http://www.escaner.cl/especiales/culturag4.html

Saucedo, Z. C. La muerte de Sor Juana Inés de la Cruz. Instituto Nacional de Estudios Históricos de
las Revoluciones de México | Secretaría de Educación Pública. Recuperado el 12 de diciembre de
2013 http://www.inehrm.gob.mx/Portal/PtMain.php?pagina=exp-sor-juana-articulo

También podría gustarte