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UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS

FACULTAD DE MEDICINA HUMANA Y


CIENCIAS DE LA SALUD
ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA HUMANA

PROBLEMAS DE LENGUAJE
“TRASTORNOS DEL LENGUAJE Y DEL HABLA (CIE-10, DSM-v)”

DOCENTE : Mg. Meza Martínez Perla


SECCIÓN : 02-1
CICLO : 9no

ALUMNOS:
Cabrera Contreras, Noemi (2016216861) Lima
Choquecota Alarcón, Edwar (2016121047) Cuzco
Díaz Quispe, Juana (2018124878) Cuzco
Meléndez Vásquez, Fiorella (2015118133) Lima

LIMA-PERÚ
2022
ÍNDICE

1. Introducción 3
2. Trastornos específicos del desarrollo del habla y del lenguaje (F80) 4
3. Subtipos clínicos 5
3.1. F80.0 Trastorno específico de la pronunciación
a. Criterios de diagnóstico 5
b. Características de diagnóstico 6
c. Características asociadas que apoyan el diagnóstico 6
d. Desarrollo y curso 7
e. Incluye 8
f. Diagnóstico diferencial 8
3.2. F80.1 Trastorno del lenguaje expresivo
a. Criterios de diagnóstico 9
b. Características de diagnóstico 9
c. Desarrollo y curso 10
d. Incluye 11
e. Diagnóstico diferencial 11
3.3. F80.2 Trastorno de la recepción del lenguaje
a. Criterios de diagnóstico 12
b. Características de diagnóstico 13
c. Desarrollo y curso 14
d. Incluye 14
e. Diagnóstico diferencial 15
3.4. F80.3 Afasia adquirida con epilepsia (síndrome de Landau-Kleffner
a. Criterio de diagnóstico 15
b. Características de diagnóstico 16
c. Manejo y tratamiento 17
d. Diagnóstico diferencial 18
3.5. F80.8 Otros trastornos del desarrollo del habla y del lenguaje
3.5.1. Sigmatismo o Ceceo 19
a. Diferencia entre ceceo frontal y lateral 20
b. Intervención 20
1
c. Sugerencias para la intervención 20
3.6. F80.9 Trastorno del desarrollo del habla y del lenguaje sin especificación 21
4. Conclusiones 22
5. Referencias 24
Dedicatoria
Este trabajo va dedicado a las docentes que son el
primer contacto cognitivo con el infante de la misma
manera va dirigido a los padres de familia para que
tengan en cuenta de la importancia de las dificultades
que un infante puede atravesar y este se puede
relacionar a un mal aprendizaje.
1. INTRODUCCIÓN

El hombre es un ser social por naturaleza que tiene como principal vehículo el lenguaje, la
comunicación y el habla. La interpretación de la realidad, la interacción y la transmisión
cultural, con todo lo que ello implica, se hace posible, a través del lenguaje. Este se reconoce
como el instrumento y medio fundamental en el proceso de socialización.
El proceso de socialización está en la relación interpersonal, y dependiendo de esta la
adquisición del lenguaje, para ello el niño y la niña necesitan la estimulación del aprendizaje
de la lengua, que empuja a aprender a valerse del lenguaje como instrumento comunicativo.
Es de suma importancia la aparición y desarrollo del lenguaje, desde los primeros meses de
vida; la atención que se le presta cuando aparecen las primeras palabras y al uso que se hace
de estas en contextos y situaciones sociales en que se pone de manifiesto en el desarrollo de
las habilidades lingüísticas.
Sin embargo, no todo los niños y niñas desarrollan el lenguaje de la misma forma; por lo
general, el desarrollo lingüístico está íntimamente relacionado con el desarrollo intelectual,
pues, el lenguaje se enriquece con la maduración intelectual y, a su vez, es básico para dicho
desarrollo, pues constituye un medio de adquisición de conocimientos.
La problemática que se presenta en relación con los trastornos del lenguaje es variada. Son
muchas las alteraciones que pueden darse, con orígenes diversos y distintos niveles de
gravedad; sin embargo, la actividad del lenguaje supone la recepción de señales ópticas y
sonoras, el análisis de las señales que están sometidas a las leyes generales de la actividad
nerviosa superior; la producción de los sonidos articulados estrechamente relacionado con las
estructuras foniátricas motoras (laringe, lengua, labios, etcétera), que intervienen en el proceso
de emisión de los sonidos y de las palabras. Por tanto, los trastornos del lenguaje se identifican
con las alteraciones, desórdenes, disfuncionalidad que tienen lugar en el desarrollo de esos
procesos en los que están implicados mecanismos fisiológicos, neurológicos y de interacción
con el entorno.
Las alteraciones del lenguaje oral constituyen un grupo de trastornos con alta prevalencia
dentro de la población infantil. Se trata de un grupo heterogéneo que abarca desde simples
problemas de articulación de un fonema hasta dificultades graves de comunicación.

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TRASTORNOS ESPECÍFICOS DEL DESARROLLO DEL HABLA Y DEL
LENGUAJE

2. Trastornos específicos del desarrollo del habla y del lenguaje (F80)


Los trastornos en el desarrollo del lenguaje y del habla pueden aparecer como consecuencia de
déficits más generales de tipo cognitivo o sensorial, de falta de estimulación y aislamiento
social o de lesiones neurológicas evidentes, pero también como déficits específicos. Entre los
trastornos específicos del desarrollo del lenguaje y del habla el prototípico y principal es el
TEL (trastorno específico del lenguaje) con sus subtipos clínicos, expresivo o mixto; pero
también hay retrasos de lenguaje o trastornos fonológicos. Durante el desarrollo infantil pueden
aparecer también trastornos de la comunicación que pueden ser igualmente objeto de consulta
pediátrica. En cualquier caso, todos los trastornos del desarrollo del habla y del lenguaje en la
edad infantil tienen consecuencias graves para el desarrollo cognitivo y social del niño y niña,
por lo que resulta crucial su detección e intervención precoz. Más aún cuando la precocidad en
la intervención determinará en gran medida la eficacia y éxito del tratamiento.
Es sabido que los problemas del habla y del lenguaje afectan al desarrollo general del niño y
niña, influyendo negativamente en su evolución social al dificultar la comunicación y su
funcionamiento cognitivo, lo que generará problemas de adaptación que a su vez podrán
originar graves problemas conductuales.
Por otra parte, el desarrollo del habla y del lenguaje depende críticamente de la plasticidad
cerebral y la maduración neurológica, por lo que los momentos iniciales de la vida son cruciales
para su adquisición. Todo ello hace decisiva la intervención temprana. La detección precoz
correcta de los trastornos del lenguaje, su diagnóstico preciso, unas adecuadas orientaciones y
pautas de actuación para los padres y, en su caso, una intervención precoz del logopeda u otros
especialistas son críticos para un tratamiento adecuado del problema.
El diagnóstico se hace por exclusión de causas neurológicas, sensoriales, motoras, sociales o
intelectuales que puedan explicar el trastorno. El criterio diagnóstico básico es que las
producciones lingüísticas estén por debajo de las esperadas para la edad cronológica del niño
o niña, con lenguaje distorsionado y la impresión de desarrollo normal en otras áreas.
La variabilidad intersujeto es grande, pero las características diagnósticas específicas son:
• Lenguaje característico.
• Léxico reducido y heterogéneo.
• Morfosintaxis significativamente alterada.

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• Agramatismos masivos, errores de inmadurez en estructuras intencionalmente largas y
complejas.
• Omisiones de palabras funcionales y auxiliares.
• Errores de concordancia.
• No sobre regularizaciones.
• Omisión de constituyentes.
• Graves dificultades para narrar
Otras consideraciones para el diagnóstico:
• Las dificultades morfosintácticas pueden aparecer asociadas o no a trastornos
fonológicos. Con frecuencia lo están y las palabras que emplean están mal articuladas.
• Las habilidades de comprensión son siempre superiores a las de producción, pero
incluso en los casos en que la comprensión es buena está afectada de alguna manera,
particularmente la comprensión de enunciados.
• Puede existir déficit de memoria. En algunos casos (no en todos) resultan muy
características las dificultades anómicas, dificultades en la evocación de palabras muy
conocidas.
• Puede aparecer como un déficit exclusiva y específicamente lingüístico (TEL), pero los
casos puros son raros. Más frecuentemente aparece asociado a algún problema
psicológico, social o educativo (déficit atencional, hiperactividad, labilidad emocional,
leves déficits cognitivos de naturaleza más general). El criterio para mantener el
diagnóstico es que las dificultades de lenguaje sean significativamente mayores que las
esperadas de acuerdo con el déficit cognitivo y este no sea lo suficientemente amplio
para ser determinante.

3. Subtipos clínicos
3.1. F80.0 Trastorno específico de la pronunciación
a. Criterios de diagnóstico
• Dificultad persistente en la producción fonológica que interfiere con la
inteligibilidad del habla o impide la comunicación verbal de mensajes.
• La alteración causa limitaciones en la comunicación eficaz que interfiere
con la participación social, los logros académicos o el desempeño laboral,
de forma individual o en cualquier combinación.

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• El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del período de
desarrollo.
• Las dificultades no se pueden atribuir a afecciones congénitas o adquiridas,
como parálisis cerebral, paladar hendido, hipoacusia, traumatismo cerebral
u otras afecciones médicas o neurológicas.
b. Características de diagnóstico
La producción fonológica describe la articulación clara de los fonemas (es decir,
los sonidos individuales) que se combinan para crear palabras habladas. La
producción fonológica requiere tanto el conocimiento fonológico de los sonidos
del habla como la habilidad de coordinar los movimientos de las articulaciones
(es decir, la mandíbula, la lengua y los labios) con la respiración y la
vocalización del habla. Los niños con dificultades para la producción fonológica
pueden presentar problemas de diferentes grados en el conocimiento fonológico
de los sonidos hablados o en la habilidad para coordinar los movimientos del
habla. El trastorno fonológico es, por lo tanto, heterogéneo en sus mecanismos
subyacentes e incluye el trastorno fonológico y el trastorno de articulación. El
trastorno fonológico se diagnostica cuando la producción de los sonidos del
habla no es la que se esperaría de un niño para su edad y etapa de desarrollo, y
cuando las deficiencias no son el resultado de una alteración física estructural,
neurológica o auditiva. En los niños de cuatro años con desarrollo normal, el
habla general debería ser inteligible, mientras que a los dos años solo es
comprensible el 50%.
c. Características asociadas que apoyan el diagnóstico
El trastorno del lenguaje, en particular las deficiencias expresivas, pueden
concurrir con el trastorno fonológico. A menudo están presentes antecedentes
familiares de trastornos del habla o del lenguaje.
Si la capacidad de coordinar rápidamente los articuladores está claramente
mermada, puede haber antecedentes de retraso o de incoordinación en la
adquisición de las habilidades que también utilizan los articuladores y la
musculatura facial relacionada; entre otras, estas habilidades incluyen masticar,
mantener la boca cerrada y sonarse la nariz. Pueden estar alteradas otras áreas
de coordinación motora, como en el trastorno del desarrollo de la coordinación.

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Dispraxia verbal es un término que también se utiliza para los problemas de la
producción del habla.
El habla puede estar alterada de forma diferente en ciertas afecciones genéticas
(por ejemplo: el Síndrome de Down, la deleción del 22q, la mutación del gen
FoxP2). Si se presentan, se deberían codificar también.
d. Desarrollo y curso
Aprender a producir los sonidos del habla claramente y con precisión, y
aprender a producir un habla fluida son habilidades del desarrollo. La
articulación de los sonidos del habla sigue un patrón de desarrollo que se refleja
en las pruebas estandarizadas para cada edad. No es inusual que los niños con
un desarrollo normal acorten palabras y sílabas cuando aprenden a hablar, pero
la progresión en el dominio de la producción fonológica debería conducirles
hacia un habla mayoritariamente inteligible a los tres años. Los niños con
trastorno fonológico siguen utilizando procesos inmaduros de simplificación
fonológica después de la edad en que la mayoría puede emitir palabras
claramente.
Al llegar a los siete años se debería producir la mayoría de los sonidos del habla
con claridad, y la mayoría de las palabras se debería pronunciar correctamente
conforme a la normalidad para la edad y la comunidad. Los sonidos mal
articulados con más frecuencia tienden a aprenderse también más tarde,
llevando a que se les llame en inglés “los ocho que tardan” (/l/, /r/, /s/, /z/, /th/,
/ch/, /dzh/, /zh/). La mala articulación de estos sonidos se puede considerar
dentro de los límites normales hasta los ocho años. Cuando están implicados
múltiples sonidos, lo apropiado es centrarse en algunos de esos sonidos como
parte de un plan para mejorar la inteligibilidad antes de la edad en que casi todos
los niños pueden producirlos correctamente. El ceceo, es decir, articular mal los
silbantes, es particularmente frecuente y puede implicar patrones frontales o
laterales en la dirección de las corrientes de aire. Puede ocasionarse a un patrón
anormal de la deglución con empuje lingual.
La mayoría de los niños con trastorno fonológico responde bien al tratamiento,
y las dificultades del habla mejoran con el tiempo, con lo que el trastorno podría
no ser para toda la vida. Sin embargo, cuando también está presente un trastorno
del lenguaje, el trastorno fonológico tiene peor pronóstico y puede asociarse a
trastornos específicos del aprendizaje.
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e. Incluye
Trastorno del desarrollo de la articulación del lenguaje. Trastorno funcional de
la articulación del lenguaje. Lambdacismo. Dislalia. Trastornos del desarrollo
fonológico.
f. Diagnostico diferencial
• Variaciones normales del habla, se debe tener en cuenta las
variaciones del habla regional, social y cultural, étnicas; antes de hacer
este diagnóstico.
• Audición u otra deficiencia sensorial, la deficiencia auditiva o sordera
puede conllevar anormalidades del habla. Las deficiencias de la
producción fonológica pueden asociarse a una deficiencia auditiva, a
otras deficiencias sensoriales o a una deficiencia motora del habla.
Cuando las deficiencias del habla superan las que normalmente se
asocian a estos problemas, se puede hacer el diagnóstico de trastorno
fonológico.
• Disartria, las alteraciones del habla pueden atribuirse a un trastorno
motor, como la parálisis cerebral. Los signos neurológicos, así como las
características distintivas de la voz, diferencian la disartria del trastorno
fonológico, aunque en los niños pequeños (menores de tres años) la
diferenciación puede ser difícil, particularmente cuando la afectación
motora general es inexistente o mínima como por ejemplo en el
síndrome de Worster-Drought.
• Mutismo selectivo, el uso limitado del habla puede ser un signo de
mutismo selectivo, un trastorno de ansiedad que se caracteriza por
ausencia de habla en uno o más contextos o entornos. El mutismo
selectivo se puede manifestar en los niños que padecen un trastorno del
habla porque sienten vergüenza a causa de sus deficiencias; aunque
muchos niños con mutismo selectivo muestran un habla normal en los
entornos “seguros” como en la casa o con los amigos cercanos.
Excluye: Trastornos de la articulación debidos a: Hendidura palatina y otras
anomalías fonatorias implicadas con el habla (Q35-Q38). Apraxia (R48.2).
Disfasia o ataxia sin especificación (R47.0). Pérdidas de audición (H90-H91).
Retraso mental (F70-F79). Déficits de la articulación que acompañan a

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trastornos del desarrollo de la expresión del lenguaje (F80.1). Déficits de la
articulación que acompañan a trastornos del desarrollo de la recepción del
lenguaje (F80.2).

3.2. F80.1 Trastorno del lenguaje expresivo


a. Criterios de diagnóstico
• Las puntuaciones obtenidas mediante evaluaciones del desarrollo del
lenguaje expresivo, normalizadas y administradas individualmente, quedan
sustancialmente por debajo de las obtenidas mediante evaluaciones
normalizadas tanto de la capacidad intelectual no verbal como del desarrollo
del lenguaje receptivo. El trastorno puede manifestarse clínicamente a través
de unos síntomas que incluyen un vocabulario sumamente limitado, cometer
errores en los tiempos verbales o experimentar dificultades en la
memorización de palabras o en la producción de frases de longitud o
complejidad propias del nivel evolutivo del sujeto.
• Las dificultades del lenguaje expresivo interfieren el rendimiento académico
o laboral o la comunicación social.
• No se cumplen criterios de trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo
ni de trastorno generalizado del desarrollo.
• Si hay retraso mental, déficit sensorial o motor del habla, o privación
ambiental, las deficiencias del lenguaje deben exceder de las habitualmente
asociadas a tales problemas.
b. Características de diagnóstico
La característica esencial de este trastorno es una deficiencia del desarrollo del
lenguaje expresivo demostrada mediante las puntuaciones obtenidas en
evaluaciones del desarrollo del lenguaje expresivo normalizadas y
administradas individualmente. Tales puntuaciones deben ser sustancialmente
inferiores a las obtenidas en evaluaciones normalizadas tanto de la capacidad
intelectual no verbal como del desarrollo del lenguaje receptivo (Criterio A).
Las dificultades pueden aparecer en la comunicación implicada tanto en el
lenguaje verbal como en el lenguaje gestual. Las dificultades del lenguaje
interfieren los rendimientos académicos o laborales o bien la comunicación
social (Criterio B).

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Los síntomas no cumplen los criterios de trastorno mixto del lenguaje receptivo-
expresivo, ni de trastorno generalizado del desarrollo (Criterio C).
En caso de retraso mental, déficit sensorial o motor del habla, o privación
ambiental, las deficiencias del lenguaje son superiores a las habitualmente
asociadas a tales problemas (Criterio D).
Las características lingüísticas del trastorno varían en función de su gravedad y
de la edad del niño. Estas características incluyen un habla limitada
cuantitativamente, una gama reducida de vocabulario, dificultad para la
adquisición de palabras nuevas, errores de vocabulario o de evocación de
palabras, frases excesivamente cortas, estructuras gramaticales simplificadas,
limitación de las variedades de las estructuras gramaticales, por ejemplo: formas
del verbo, limitación de las variedades de tipos de frases, por ejemplo:
imperativos e interrogantes, omisiones de partes críticas de las oraciones,
utilización de un orden inusual de palabras y enlentecimiento en el desarrollo
del lenguaje. El funcionamiento no lingüístico (medido mediante tests de
inteligencia visual manual) y las habilidades de comprensión del lenguaje están
situados habitualmente dentro de los límites normales. El trastorno del lenguaje
expresivo puede ser adquirido o evolutivo. En el tipo adquirido se produce una
insuficiencia del lenguaje expresivo tras un período de desarrollo normal a
consecuencia de una enfermedad neurológica o médica. Por ejemplo:
encefalitis, traumatismo craneal, irradiación. En el tipo evolutivo existe una
alteración del lenguaje expresivo que no está asociada a lesión neurológica
alguna de origen desconocido. Los niños con este tipo de trastorno suelen iniciar
su habla tardíamente y progresan con más lentitud de lo normal a través de los
distintos estadios del desarrollo del lenguaje expresivo.
c. Desarrollo y curso
El trastorno del lenguaje expresivo de tipo evolutivo suele identificarse hacia
los tres años, aunque las formas más leves del trastorno pueden no manifestarse
hasta el inicio de la adolescencia cuando el lenguaje acostumbra a hacerse más
complejo. El trastorno del lenguaje expresivo de tipo adquirido debido alesiones
cerebrales, traumatismo craneal o ictus puede ocurrir a cualquier edady su inicio
es súbito. La evolución del trastorno del lenguaje expresivo de tipo evolutivo es
variable. Aproximadamente la mitad de los niños afectados por este trastorno
parecen superarlo, mientras que la otra mitad sufre dificultades
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duraderas. Al finalizar la adolescencia, la mayor parte de los niños adquiere en
última instancia unas habilidades lingüísticas más o menos normales, aunque
pueden persistir déficit sutiles. En el trastorno del lenguaje expresivo de tipo
adquirido, la evolución y el pronóstico están relacionados con la gravedad y
localización de la patología cerebral, así como con la edad del niño y el nivel de
desarrollo del lenguaje existente en el momento en que se adquirió el trastorno.
A veces la mejora clínica de las habilidades lingüísticas es rápida y completa,
mientras que en otras puede darse una recuperación incompleta o un déficit
progresivo.
d. Incluye
Disfasia o afasia del desarrollo (de tipo expresivo)
e. Diagnostico diferencial
El trastorno del lenguaje expresivo se distingue del trastorno mixto del
lenguaje receptivo-expresivo por la presencia en este último de alteraciones
significativas del lenguaje receptivo. El trastorno del lenguaje expresivo no se
diagnostica si se cumplen criterios de trastorno autista o de otro trastorno
generalizado del desarrollo.
El trastorno autista también comporta la afectación del lenguaje, pero puede
distinguirse del trastorno del lenguaje expresivo y del trastorno mixto del
lenguaje receptivo-expresivo por las características de las anomalías de la
comunicación, por ejemplo: uso estereotipado del lenguaje, y por la presencia
de una alteración cualitativa de la interacción social y unos patrones de
comportamiento restringidos, repetitivos y estereotipados.
El desarrollo del lenguaje expresivo y receptivo puede estar afectado por
retraso mental, una alteración de la audición u otro déficit sensorial, un
déficit motor del habla o una privación ambiental grave. La presencia de
estos problemas puede verificarse mediante tests de inteligencia, pruebas
audiométricas, exploraciones neurológicas y la historia clínica.
Si las dificultades del lenguaje exceden de las habitualmente asociadas o estos
problemas, puede formularse un diagnóstico concurrente de trastorno del
lenguaje expresivo o de trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo. Los
niños con retrasos del lenguaje expresivo debido a privación ambiental pueden
experimentar mejoras rápidas una vez solucionado los problemas ambientales.
En el trastorno de la expresión escrita existe una alteración de las habilidades
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para escribir. Si también hay déficit de la expresión oral, puede ser adecuado
establecer un diagnóstico adicional de trastorno del lenguaje expresivo.
El mutismo selectivo implica una producción expresiva limitada que puede
semejar un trastorno del lenguaje expresivo o un trastorno mixto del lenguaje
receptivo-expresivo; en algunos casos se precisa una historia clínica y una
observación minuciosas con el fin de determinar la presencia de un lenguaje
normal.
La afasia adquirida asociada a una enfermedad médica acostumbra a ser
transitoria durante la infancia. El diagnóstico de trastorno del lenguaje
expresivo sólo es apropiado si la alteración del lenguaje persiste más allá del
período agudo de recuperación propio del trastorno etiológico médico, por
ejemplo: traumatismo craneal, infección vírica.
Excluye: Disfasia o afasia del desarrollo de tipo receptivo (F80.2). Trastornos
generalizados del desarrollo (F84.-). Afasia adquirida con epilepsia (síndrome
de Landau-Kleffner) (F80.3). Mutismo selectivo (F94.0). Retraso mental (F70-
F79). Disfasia o afasia sin especificación (R47.0).

3.3. F80.2 Trastorno de la recepción del lenguaje


a. Criterios de diagnóstico
• Dificultades persistentes en la adquisición y uso del lenguaje en todas sus
modalidades, es decir, hablado, escrito, lenguaje de signos u otro; debido a
deficiencias de la comprensión o la producción que incluye:
- Vocabulario reducido (conocimiento y uso de palabras).
- Estructura gramatical limitada (capacidad para situar las palabras y las
terminaciones de palabras juntas para formar frases basándose en reglas
gramaticales y morfológicas).
- Deterioro del discurso (capacidad para usar vocabulario y conectar
frases para explicar o describir un tema o una serie de sucesos o tener
una conversación).
• Las capacidades del lenguaje están notablemente, desde un punto de vista
cuantificable, por debajo de lo esperado para la edad, lo que produce
limitaciones funcionales en la comunicación eficaz, la participación social,

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los grupos académicos o el desempeño laboral, de forma individual o en
cualquier combinación.
• El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del periodo de
desarrollo.
• Las dificultades no se pueden atribuir a un deterioro auditivo o sensorial de
otro tipo, a una disfunción motora o a otra afección médica o neurológica y
no se explica mejor por discapacidad intelectual trastorno del desarrollo
intelectual) o retraso global del desarrollo.
b. Características de diagnóstico
Las características diagnósticas centrales del trastorno del lenguaje son las
dificultades para la adquisición y el uso del lenguaje debido a deficiencias en la
de la comprensión o la producción del vocabulario, las estructuras gramaticales
y el discurso. Las deficiencias del lenguaje son evidentes en la comunicación
hablada, la comunicación escrita y el lenguaje de señas. El aprendizaje y el uso
del lenguaje dependen de capacidades receptivas y expresivas. La capacidad
expresiva se refiere a la producción de señales vocales, gestuales o verbales;
mientras que la capacidad receptiva se refiere al proceso de recibir y
comprender los mensajes lingüísticos. Las capacidades de lenguaje tienen que
ser evaluadas en sus modalidades expresivas y receptivas, ya que cada una de
estas puede tener una gravedad diferente. Por ejemplo: el lenguaje expresivo de
un individuo puede estar gravemente limitado, mientras que su lenguaje
receptivo podría no tener casi ninguna deficiencia.
El trastorno del lenguaje normalmente afecta al vocabulario y a la gramática, y
esto limita la capacidad de discurso. Las primeras palabras y frases del niño es
probable que se enuncien que se inicien de manera retrasada, el vocabulario es
más limitado y menos variado de lo esperado, y las frases son más cortas y
menos complejas, y presentan errores gramaticales, especialmente en el tiempo
pasado. Las deficiencias de comprensión del lenguaje frecuentemente se
subestiman, ya que los niños pueden tener la habilidad de utilizar el contexto
para inferir significados. Puede haber problemas para encontrar las palabras, las
definiciones verbales están empobrecidas o existe poca comprensión de los
sinónimos, los significados múltiples o los juegos de palabras de forma
apropiada para la edad y la cultura. Se manifiestan problemas para recordar

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nuevas palabras y frases, así como dificultades para seguir instrucciones más
largas, dificultades para recordar series de datos verbales, por ejemplo: recordar
un número de teléfono o una lista de la compra, y dificultades para recordar
secuencias de sonidos nuevos, habilidad que podría ser importante para
aprender nuevas palabras. Las dificultades del discurso se muestran mediante
una capacidad reducida para producir información adecuada sobre
acontecimientos clave y para narrar una historia coherente.
La dificultad en el lenguaje se manifiesta por unas habilidades que se encuentran
por debajo de lo esperado para la edad desde un punto de vista cuantificable y
que interfieren significativamente con los logros académicos, el desempeño
laboral, la comunicación eficaz o la socialización. El diagnóstico de trastorno
del lenguaje se debería realizar basándose en la síntesis de los antecedentes del
individuo, las observaciones clínicas directas en diferentes contextos, es decir,
en la casa, la escuela y el trabajo; y los resultados de las pruebas estandarizadas
para medir la capacidad del lenguaje, que pueden utilizarse para orientar las
estimaciones de la gravedad.
c. Desarrollo y curso
La adquisición del lenguaje está marcada por cambios que se producen desde
su inicio en la niñez temprana hasta alcanzar el nivel de competencia del adulto,
que aparece durante la adolescencia. Los cambios aparecen en las diferentes
dimensiones del lenguaje (sonidos, palabras, gramática, narraciones, textos
expositivos y habilidades conversacionales) en aumento y sincronía según la
edad. El trastorno del lenguaje aparece durante el período del desarrollo
temprano; sin embargo, hay una variación considerable en la adquisición
temprana del vocabulario y en las primeras combinaciones de palabras, y las
diferencias individuales no son, como indicadores aislados, muy predictivos de
los resultados posteriores. A los cuatro años, las diferencias individuales en
cuanto a capacidad del lenguaje son más estables, se miden con más precisión
y son muy predictivas de los resultados posteriores. El trastorno del lenguaje
diagnosticado a partir de los cuatro años suele ser estable en el tiempo y
normalmente persiste hasta la edad adulta, aunque es probable que cambie el
perfil particular de puntos fuertes y débiles durante el curso del desarrollo.
d. Incluye

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Afasia o disfasia del desarrollo tipo receptivo. Sordera verbal. Agnosia auditiva
congénita. Afasia del desarrollo de Wernicke.
e. Diagnóstico diferencial
• Variaciones normales del lenguaje, el trastorno del lenguaje debe
diferenciarse de las variaciones normales del desarrollo. Puede ser difícil
hacer esta distinción antes de los cuatro años de edad. Se deben tener en
cuenta las variaciones del lenguaje regional, social y cultural, étnicas (es
decir, los dialectos) cuando se evalúen las deficiencias del lenguaje en un
individuo.
• Discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo intelectual), un retraso
del lenguaje es a menudo la presentación característica de una discapacidad
intelectual, y es posible que no se pueda realizar el diagnóstico definitivo
hasta que el niño pueda completar las evaluaciones estandarizadas. No se
realizará un diagnóstico por separado a no ser que las deficiencias del
lenguaje sean claramente mayores que las limitaciones intelectuales.
• Trastornos neurológicos, el trastorno del lenguaje se puede producir
asociado a trastornos neurológicos, incluida la epilepsia. Por ejemplo: afasia
adquirida o síndrome de Landau-Kleffner.
• Regresión del lenguaje, la pérdida del habla y del lenguaje en un niño
menor de tres años puede ser un signo de trastorno del espectro autista (con
regresión del desarrollo) o de una afección neurológica específica, como el
síndrome de Landau-kleffner. Entre los niños mayores de tres años, la
pérdida del lenguaje puede ser un síntoma de crisis epiléptica, por lo que
sería necesaria una evaluación diagnóstica para excluir la presencia de una
epilepsia, es decir, electroencefalogramas normales y de sueño.
Excluye: Afasia adquirida con epilepsia (síndrome de Landau-Kleffner, F80.3).
Autismo (F84.0, F84.1). Mutismo selectivo (F94.0). Retraso mental (F70-F79).
Retraso del lenguaje secundario a sordera (H90-H91). Disfasia o afasia sin
especificación (R47.0). Disfasia o afasia tipo expresivo (F80.1).

3.4. F80.3 Afasia adquirida con epilepsia (síndrome de Landau-Kleffner


a. Criterio de diagnóstico

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La afasia adquirida con epilepsia afecta únicamente a niños y adolescentes. Se
piensa que la edad de inicio de la enfermedad varía entre los tres y los siete años.
La afasia adquirida en niños que anteriormente eran normales es el rasgo
definitorio de esta enfermedad, y normalmente se presenta como agnosia
auditiva verbal. La afasia expresiva sigue a la afasia receptiva y se limita el
habla espontánea. A menudo los problemas de conducta como déficits de
atención, hiperactividad, impulsividad y capacidad de distracción acompañan a
la regresión del lenguaje. Las crisis se producen en dos tercios de los pacientes,
y generalmente son fáciles de controlar y remiten espontáneamente antes de la
adolescencia. Aproximadamente un tercio de los pacientes no tiene crisis. Los
tipos de crisis observados son la crisis motora parcial (la más común), la clónica
generalizada y la de ausencia atípica. El curso de la enfermedad es progresivo
con fluctuaciones espontáneas de la gravedad con el tiempo.
El diagnóstico se basa en los datos clínicos (afasia adquirida) y en los resultados
electroencefalográficos, entre los que se incluyen las puntas centrotemporales
bilaterales, temporales posteriores y parietooccipitales durante la vigilia, que se
hacen mucho más difusas e intensas durante el sueño no-REM y llevan, en
ocasiones, a un estado epiléptico de mal eléctrico en sueño (ESES). El ESES se
caracteriza por una intensificación importante de las descargas epileptiformes
durante la transición de la vigilia al sueño que provoca puntas y ondas lentas
(casi) continuas, bilaterales u ocasionalmente lateralizadas durante una parte
significativa del sueño no-REM. El patrón de ESES en el síndrome de Landau-
Kleffner es unilateral o bilateral. En análisis volumétricos de resonancia
magnética craneal se puede observar una reducción de volumen en las áreas
cerebrales de desarrollo del lenguaje.
b. Características del diagnóstico
Es el trastorno en el cual el niño, que ha realizado previamente un progreso
normal en el desarrollo del lenguaje, pierde las habilidades tanto receptivas
como expresivas del lenguaje, aunque conserva la inteligencia general. El
comienzo de este trastorno se acompaña de anomalías paroxísticas en el
electroencefalograma, y en la mayoría de los casos también hay convulsiones
epilépticas. Las habilidades se pierden en un lapso de días o de semanas. La
relación temporal entre el comienzo de las convulsiones y la pérdida del
lenguaje es variable, y la una precede a la otra (en cualquier orden) por un
16
período que va de unos pocos meses a dos años. En la etiología se sugiere la
posibilidad de un proceso inflamatorio del encéfalo.
Los síntomas más comunes del síndrome de Landau-Kleffner son:
• Los signos tempranos se conocen como agnosia acústica, que hacen que
el niño:
- Repentinamente tenga problemas al entender lo que se le dice.
- Parezca tener problemas con la audición (se puede pensar en la
posibilidad de que padezca de sordera).
- Parezca que es autista o con retraso en el desarrollo.
• El lenguaje hablado se ve afectado tarde o temprano, lo que puede
conducir a la pérdida completa de la capacidad para hablar.
• Algunos niños desarrollan su propio método de comunicación, tales
como gestos o señas.
Aproximadamente el 80 por ciento de los niños con síndrome de Landau-
Kleffner tienen una historia de uno o más ataques epilépticos que normalmente
suceden en la noche.
Todos los niños con el síndrome de Landau-Kleffner tienen una actividad
eléctrica cerebral anormal en ambos lados del cerebro.
La audición y la inteligencia normalmente son normales en los niños con afasia
adquirida con epilepsia. Sin embargo, la enfermedad puede verse acompañada
de problemas psicológicos o de comportamiento, entre los cuales se encuentran:
- Hiperactividad
- Agresividad
- Depresión
Los síntomas del síndrome de Landau-Kleffner pueden parecerse a otras
condiciones o problemas médicos, tales como sordera o discapacidades para el
aprendizaje.
c. Manejo y tratamiento
En los pacientes con crisis, generalmente hay diversos fármacos antiepilépticos
eficaces, y el control de las crisis no suele ser un problema. Los corticosteroides
también se han asociado a mejorías o al menos estabilización de las habilidades
del lenguaje. La transección subpial, es un enfoque quirúrgico que pretende
interrumpir la red epiléptica y preservar las áreas corticales elocuentes, ha

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tenido resultados satisfactorios en casos concretos. La carbamazepina, la
oxcarbazepina, la fentoína y el fenobarbital se suelen evitar a causa del riesgo
de empeoramiento de las descargas epileptiformes del ESES (estado epiléptico
eléctrico durante el sueño). Se recomienda el seguimiento por parte de un
logopeda y puede llegar a ser necesaria educación especial, recomendándose el
aprendizaje del lenguaje por señas.
El tratamiento específico será determinado por el médico, basándose en:
- Su edad, su estado general de salud y su historia médica.
- Que tan avanzada está la enfermedad.
- Su tolerancia a determinados medicamentos, procedimientos o terapias.
- Sus expectativas para la trayectoria de la enfermedad.
d. Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial incluye todos los síndromes epilépticos con
potenciación de la actividad epileptiforme por el sueño; como el síndrome de
puntas-ondas continuas durante el sueño, los tipos de epilepsia occipital benigna
de la infancia de Panayiotopoulos y Gastaut y la epilepsia rolándica. Es
importante descartar un problema de audición, autismo o ambas cosas que se
pueden presentar inicialmente de forma similar.
El síndrome de puntas-ondas continuas durante el sueño (CSWS) es un
trazado electroencefalográfico característico, que aparece en la infancia y que
en ocasiones condiciona un deterioro cognitivo. Este patrón
electroencefalográfico puede aparecer tanto en determinados síndromes
epilépticos como en la evolución de epilepsias idiopáticas y sintomáticas.
(https://www.stanfordchildrens.org/es)
La epilepsia occipital de Gastaut puede ser difícil de distinguir de la migraña
con aura visual. Su pronóstico a largo plazo resulta incierto, en parte debido a
la confusión con otras entidades. La persistencia de crisis más allá de la
adolescencia y el desarrollo de trastornos de aprendizaje y otros trastornos
cognitivos han levantado dudas sobre su proclamada benignidad.
(https://www.stanfordchildrens.org/es/)
El síndrome de Panayiotopoulos, es una epilepsia benigna de la infancia,
diagnosticada comúnmente entre los tres y seis años, que se caracteriza por
manifestaciones autonómicas, síntomas visuales y/o crisis motoras focales
simples. La etiopatogenia aún no es clara. Se ha postulado la activación de áreas
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de bajo umbral de estructuras límbicas del cerebro interconectadas al sistema
nervioso autónomo. (https://neuropediatra.org/)
La epilepsia rolándica, o de puntas centro-temporales es la epilepsia idiopática
más estudiada de la infancia. Sus crisis son edad-dependientes pudiendo
aparecer entre los tres y los catorce años de edad, aunque es más frecuente entre
los cinco y los ocho años.
Aunque su causa es todavía desconocida (idiopática) los factores genéticos
juegan un papel muy importante, hasta en el 35% hay antecedentes familiares
de epilepsia. Por su carácter de epilepsia edad-dependiente, algunos autores
opinan que se origina por un trastorno funcional transitorio o por un retraso
madurativo de la corteza cerebral, que desaparece cuando la corteza cerebral
alcanza su madurez final. (https://www.medigraphic.com)
Excluye: Afasia adquirida secundaria a un traumatismo, tumor u otra patología
cerebral conocida. Otro trastorno desintegrativo de la infancia (F84.3). Autismo
(F84.0, F84.1).

3.5. F80.8 Otros trastornos del desarrollo del habla y del lenguaje
3.5.1. Sigmatismo o Ceceo
Durante el desarrollo del código fonético de la lengua, puede haber ciertos
sonidos en los que el niño tenga más dificultad. Uno de los errores más comunes
es el ceceo, usualmente se refiere a la dificultad que se tiene produciendo los
sonidos /s/ y /z/ porque la colocación de su lengua es incorrecta. La lengua puede
estar sobresaliendo entre los dientes frontales, o los lados de la lengua no son
suficientemente altos o tensos en la boca. Ambos errores de articulación resultan
en una distorsión de sonidos.
Existen diferentes causas que pueden provocar esta alteración de la articulación.
Algunas de ellas son:
• Modelo articulatorio incorrecto. Los niños aprenden escuchando, por lo que
si una persona de su entorno produce este error, es normal que el niño lo
imite.
• Alteración anatómica, como por ejemplo, paladar ojival que impida la
correcta colocación de los órganos fonoarticulatorios.
• Dentición inadecuada.

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• Discapacidad auditiva, que le impide discriminar auditivamente los
fonemas.
a. Diferencia entre un ceceo frontal y lateral
Un ceceo interdental (frontal) ocurre cuando la lengua sobresale entre los
dientes frontales. Este error causa que el niño no pueda producir los sonidos /s/
y /z/. Un ceceo lateral ocurre cuando el aire escapa sobre los lados de la lengua.
Un ceceo lateral muchas veces suena “mojado” porque uno puede escuchar el
sonido de la saliva.
b. Intervención
En los niños un ceceo frontal es muchas veces una distorsión del desarrollo.
Esto significa que puede mejorar por sí mismo según el niño desarrolle sonidos
nuevos. Por lo tanto, un terapeuta del habla y lenguaje puede esperar a proveer
intervención para este error hasta que el niño tenga siete u ocho años de edad.
Un ceceo lateral no es una distorsión del desarrollo. El tratamiento para un niño
con un ceceo lateral puede empezar alrededor de los cuatro años y medio de
edad.
c. Sugerencias para la intervención
Existen estrategias simples para ayudar al niño con un ceceo a producir los
sonidos /s/ y /z/:
Ceceo Frontal
• Uno de los métodos más fáciles es decirle al niño que “muerda, sonría, y
sople” (Marshalla, 2007, p. 102). Esto puede ayudar al niño a aprender como
mantener la lengua detrás de los dientes.
• Pídale al niño que diga el sonido de la /t/ y aguante el sonido, entonces que
“sople más aire a través de la /t/ en orden de producir un sonido de la “T
larga” (Marshalla, 2007, p. 103). Esto ayuda al niño a descubrir dónde debe
colocar la lengua para los sonidos /s/ y /z/ y poder pronunciar una
aproximación de la /s/.
Ceceo Lateral
• Haga que el niño sostenga una pluma, tira de papel, o un dedo al frente
del centro de la boca y trate de soplar aire a través del frente de la boca
mientras baja la punta de la lengua un poco (Secord, Boyce, Donohue,
Fox, y Shine, 2007, p. 38).

20
• Haga que el niño ponga un tubo plástico fino ahuecado entre sus dientes
y dirija la corriente de aire a través del tubo plástico fino ahuecado
(Secord et. al, 2007, p. 38).
• Instruya al niño a crear producciones rápidas de la /t/ y prolongue la
última a una /s/ (…t, t, t, t, t, t, tssss…).
• Haga que el niño pretenda jalar un pedazo de cuerda fuera de su boca
mientras produce la /s/ para dirigir la corriente de aire a través del frente
de la boca.

3.6. F80.9 trastorno del desarrollo del habla y del lenguaje no específico
Trastornos sin especificación en los que haya un deterioro significativo del
desarrollo del habla o del lenguaje que no puedan explicarse por un retraso mental
o por un déficit neurológico, sensorial o somático que afecten directamente al habla
o al lenguaje.
Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas
característicos del trastorno del desarrollo del habla y del lenguaje que causa
malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas
importantes del funcionamiento, pero que no cumplen todos los criterios del
trastorno o de ninguno de los trastornos de la categoría diagnóstica de los trastornos
del neurodesarrollo. La categoría de trastorno del desarrollo del habla y lenguaje no
específico se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por no especificar el
motivo de incumplimiento de los criterios de trastorno o de un trastorno del
neurodesarrollo específico, e incluye presentaciones en las que no existe suficiente
información para hacer un diagnóstico más específico.

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4. Conclusiones

• La adquisición del habla requiere que el niño sea expuesto al lenguaje y poseer las
características biológicas necesarias para descodificarlo y producirlo. Esto implica
tener el aparato sensorial adecuado para percibir la entrada del lenguaje, tener un
cerebro que pueda descubrir y pueda aprender la estructura subyacente del lenguaje
y un aparato articulatorio que pueda programarse para producir los sonidos del
habla.
Los trastornos del lenguaje pueden aparecer si el niño tiene una inadecuada
exposición al lenguaje o si padece condiciones médicas que afecten las bases
biológicas para su aprendizaje.

• En el DSM-V el trastorno específico del desarrollo del lenguaje y el trastorno del


habla, normalmente se incluyen en el grupo de trastornos diagnosticados en la
infancia o adolescencia. El criterio diagnóstico que muestra el CIE-10 también
incluye una categoría de trastornos de desarrollo específicos del lenguaje y habla y
hace una distinción dentro del trastorno de articulación de lenguaje específico que
es el trastorno del lenguaje expresivo y el trastorno del lenguaje receptivo. Incluye
bajo esta ancha categoría la afasia adquirida con epilepsia (síndrome de Landau-
Kleffner) y categorías adicionales de otro trastorno y el trastorno no especificado.

• Los trastornos del habla y del lenguaje suponen distintas etiologías, su sospecha
diagnosticada inicial es plausible en la atención primaria considerando la edad del
niño, características y magnitud del compromiso que presenta éste. La conducta por
seguir dependerá del diagnóstico planteado, sin embargo, el seguimiento del caso
es una constante en todas las condiciones.

• Las terapias de lenguaje son una estimulación y una potenciación de aptitudes y


habilidades básicas para el niño. Cuya finalidad es la superación de sus déficit a
nivel intelectual y madurativo. Se debe tener en cuenta que en las terapias se reinicia
aprendizajes no establecidos, no son clases para corregir o enseñar a mejorar, no es
la continuación de la escuela, en las sesiones se incide sobre la totalidad del
individuo, teniendo en cuenta su personalidad. Teniendo en cuenta que todos los

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niños son diferentes y por tanto la enseñanza debe adaptarse a las circunstancias de
cada niño, a su psiquismo, a sus necesidades y a sus capacidades.
El niño debe recibir una atención especializada en un espacio y tiempo para él. Debe
sentirse aceptado, escuchado y valorado. Estableciéndose con él una relación de
empatía, comprensión, seguridad y complicidad donde se favorecerá la motivación,
el deseo de aprender y la autonomía.
Los ejercicios son adecuados al momento evolutivo, al nivel de capacidad y a la
personalidad del niño. Implica tener en cuenta: la conducta total del niño, sus
conocimientos previos, su grado de madurez, su medio ambiente, su dominio del
lenguaje, su nivel de expresión psicomotriz y el interés en sus expectativas
personales.

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5. Referencias

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Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5. Panamericana. p.41-49.
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24
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https://www.handyhandouts.com/pdf/209_Spanish.pdf

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https://www.tuotromedico.com/CIE10/Trastornos-del-desarrollo-psicologico-F80-
F89/

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