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TIEMPO

🍀Algunas veces nos quejamos del tiempo, ya sea porque pensamos en el pasado y nos
da nostalgia, o pensamos en el futuro y nos genera ansiedad, o porque pensamos en
el presente y nos "nos alcanza el tiempo". Vivimos inmersos en siempre ver al
tiempo como un enemigo😪.
🌸Lo que no nos detenemos a pensar, por nuestro afán de que el tiempo se acabe es
que es una ilusión y que siempre está ahí, es eterno y por lo tanto siempre hay
tiempo. Siempre hay tiempo para hacer lo que queremos, para vivir como queremos,
para compartir con quienes más amamos o simplemente para estar con nosotros mismos,
sólo que buscamos una excusa para evadir nuestro presente y lo que vivir en él
conlleva.
🍀Vivir en el presente es estar atento a nuestras emociones, a nuestros
pensamientos, a sentir y esto nos aterra. Vivir en el presente es poder conectar
con los seres de luz que están ahí siempre, sólo tenemos que vibrar en amor y en
presencia.
🌸Vive tu presente y has de él tu mejor aliado!! Si te cuesta y no sabes como
lidiar con las emociones que esto conlleva es normal y no dudes en contactarme 💚😇

Licuar el tiempo en la espera que desciende a las arenas movedizas de la eternidad.


Allí... donde se trituran los engranajes que bien supieron torturar la libertad.
Allí... donde las agujas que sentenciaron lo estricto se disuelven en cenizas de
hostilidad. Allí... donde los vidrios herméticos dejaron de oír del reloj su tic
tac. Allí... donde los números se hicieron trizas cuando dejaron de contar. Allí...
donde esperarte se llevó mi vida y hoy, en lo eterno, inevitablemente, te vuelvo a
esperar...

Se detuvo el tiempo en ese instante pensativo donde el ayer jugaba a interrogarme,


y yo sentía que no tenía todas las respuestas. Se detuvo el tiempo cuando una
ráfaga de viento se robaba de la débil memoria aquellos recuerdos tan nuestros.
Justo, se detuvo el tiempo en ese suspiro que soltó tu nombre para liberar mi alma
y quedó suspendido, inmovilizado frente a mis ojos... eterno.

Siempre... la mitad del tiempo ya se fue. No hay un reloj entero que quede por
delante. Las cuentas siempre son regresivas, pero no puedes espiar para saber por
qué número va ni para contemplar cuántos latidos quedan. El tiempo es esa constante
eterna que inquieta la mente de quien es consciente de él. Algunos corren con la
aguja pinchando en la espalda, otros duermen las horas para que la vida se torne
más corta, menos exasperante. En uno u otro caso, la mitad del tiempo... ya se fue.

Sostener el tiempo en el borde de la espera y ver cómo se vencen las piernas, la


boca, la paciencia. La inquietud es esa maldita costumbre de paranoia consentida
con la necesidad de mover de algún modo todo lo que resulta ampliamente
insoportable... como la espera haciendo equilibrio en el filo del tiempo.

La arena del tiempo se cuela entre los dedos cuando la tarde descansa en su honda
letanía y la luz se resiste a abandonar el rostro adormecido de un día que dejó de
girar su aguja más chica.

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SUEÑOS

Recorro los pasillos de la noche


entre nubes esponjosas
que me guían como paredes
de un laberinto nocturno.
Voy buscando la salida
el costado oculto de la luna
al otro lado del mundo
donde nadie duerme.
Sueño que estoy despierta
acaricio la almohada
la nube me abraza
etérea...

Corro... en el punto más hondo del sueño, donde los hilos que cuelgan de algún lado
me impiden avanzar con la prisa que mi cuerpo va arrastrando. Me pesan las piernas
como si estuviesen rodeadas de lodo, pero corro o, al menos, creo que corro. Una
luz grita su estridente amarillo desde el fondo, sobando mi espalda que llora sobre
esa inagotable desesperación que cega mis ojos y me lanza al abismo... sin saber
adónde voy... sin saber si llego... sin saber si muero.

Mis manos buscan tantear los rasgos que me nombren, aquellos que me devuelven
cuando el rostro se oculta tras la mirada ausente, cuando los párpados se cierran y
me llevan hacia los recovecos de un viaje incierto. Bucear a oscuras, intentando
hallar esa minúscula luz que me llame, para poder asi descubrir la mirada que alce
los párpados donde los rasgos puedan volver a nombrarme.

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ESPIRITUAL
mimundoreiki
Lo que piensas tarde o temprano se manifiesta. Nada sucede por casualidad. Si ese
pensamiento lo combinas con emociones tu mente consciente hace su trabajo junto con
el universo.

Llevo
las manos
manchadas
de luz.
Con ellas
alumbro
mi mente
cuando retengo
la cabeza
y el pensar
se quiebra.
Con ellas
beso mi pecho
de palma
al corazón
cuando la pena
del sentir
lo gobierna.
Llevo
mis manos
encendidas
de lumbre
para tomar
con sapiencia
la expresión
de la vida.

Hoy decido
alumbrar el vacío
porque gracias a él
puedo darle a la vida
el agradecimiento
por todas las maravillas
que me ha dado
y que en ese espacio
tan pequeño
no entrarían...

La vida y la muerte
íntimamente ligadas
comparten almas
que siempre viven
que nunca mueren
que trascienden
van y vienen
transitando etapas
cumpliendo misiones
descubriendo
la fragilidad
inquebrantable
del ser.

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LEER

En el vuelo de los libros las mentes de los lectores salen a pasear. Y de vez en
cuando, en algún encuentro de esos que se dan en el aire de lo imaginario, ciertas
almas se cruzan y comparten una historia especial.

Hay círculos viciosos de los cuales no quiero salir... leer por ejemplo los días de
mi vida que van transcurriendo, como si al vivirlos, una pluma los dejara plasmados
en tinta para que sea espectador de aquello que proyecto. Girar en el círculo
constante que me mantiene en la búsqueda de un cambio permanente. A veces el vicio
simplemente significa... continuidad, valor, compromiso.

Arder en la llama de una historia de pasiones bien narrada, donde el libro se


sonroja y las páginas asoman su curiosidad entre las tapas. Arder, siempre arder en
la fuente del deseo que desborda en cada cuento la saciedad insatisfecha del ser.
Arder, por fin arder con la desfachatez de quemarse por completo y así, entre
cenizas, aguardar una nueva historia para volver a arder.

Abrir el libro
dejar que la historia se cuente
con la libertad de quien honra su vuelo
que el viento resople las páginas
en un transcurrir de tiempo pleno
que cada palabra exprese su esencia
y unidas en perfecta comunión
dejen plasmada su huella.

Cuando la escritura tiene vuelo propio todo es posible. Así... el escritor es nido
y viento, realidad y sueño. Es letra y tinta, fuente de palabra. Es inexorablemente
un atardecer siempre abierto al despliegue del alma.

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VARIADO

El hambre también se comparte


apuntando a una humanidad en deuda.

Crecimos
como lo dicta la vida
y atrás quedó nuestra infancia
con todo aquello que la habitó.

Hay aromas
que te cierran los ojos
y te despiertan una sonrisa
en el alma.

Instante único
el aroma te transporta
al sitio más indescifrable
del alma.

Desear
es pedir, es querer
es confiar, es creer.

Desear
es soñar, es sentir
es crecer, es vivir.

Desear
es brillar
con la esperanza
de lo posible.

En el mundo del tiempo


los relojes viven libres
lejos de la obsesión
de los humanos...

Sostener
y ser sostenido
porque la vida
es como un reloj de arena
que a veces te mantiene arriba
con la arena del tiempo vigente
y otras veces te tira abajo
con la arena de lo que venció.
El vínculo salva al hombre

Juntos
siempre juntos
aunque el sol y la luna
se ubiquen entre nosotros.

Daremos la vuelta al mundo


para abrazarnos del otro lado
sin días ni noches
que se interpongan...
O tal vez nos quedemos así
brillando lo nuestro
donde ella y él
se identifican...

Volar en el agua
que el cuerpo tan solo
se entregue a la transparencia.
Que los brazos se extiendan
y busquen su propio vaivén
que las piernas se suelten
y persigan su profundidad.
Planear con el alma
en ese liviano submarino
que anida en la inmensidad.

Ser uno
con el todo

volar en el mar...

35 escalones, para qué. Hacia dónde conducen. Incrédulo, me detengo a observar la


extraña escalera en medio de la nada, donde el suelo se agrieta y el aire sostiene
lo nublado de la vida, el ave que nunca vuela... y hoy planea, me mira y espera.
35 escalones. Los vuelvo a contar, los mido con la precisión que tiene la mirada
desconfiada. Arriba, en la cima, el vacío se ensancha para rellenar el umbral de lo
inexistente. Doy vueltas, no hay nada más alrededor, no hay nadie más observando lo
mismo que yo. Sólo las aves.
35 escalones, para qué. Hacia dónde conducen. No creo que tenga que subir por
subir. Debo hallar un motivo, una razón valedera. O a lo mejor todo esté preparado
para la curiosidad de quien desespera. Puedo manejarlo, subir... no me interesa.
De forma casi distraída, paso cerca del primer escalón, rozo su lado plano con el
extremo del pie derecho, sonrío una nerviosidad tentada. Transpiro. Miro hacia
atrás como si sintiera que alguien me juzga, me alienta. La punta de la lengua
presiona sobre el centro del labio superior, sin casi darme cuenta... el pie
izquierdo apoya su convicción dudosa en el cuarto escalón. Y como si me hubiese
quedado dormido en el pestañeo habitual de los ojos, el escalón 34 me empuja hacia
la cumbre donde se da el inicio de un aleteo que no tiene retorno... Las aves me
rodean y, en un aletargado revoloteo, vemos a lo lejos a alguien que acaba de
llegar... subido a su traicionera curiosidad.

Piezas en combate.. mover, saltar, ir en diagonal. Estrategias minuciosamente


pactadas en el tablero mental. Y las manos se detienen pensativas en el contorno de
aire que vibra en cada pieza particular. Tocar, tomar, mover se vuelve una decisión
tomada que no tiene vuelta atrás. Engaños, trampas, sacrificios y resurrecciones...
todo vale con tal de ganar. Dar la vida en nombre de un rey que busca preservar su
anhelada inmortalidad.
Piezas en combate... se hacen trizas en el aire.
Subirse al espejo y ver si el que sube de aquel lado también está dispuesto a
cruzar. Y una vez en la cima descubrir si la vida vale la pena vivirla o tan solo
es mejor verla pasar. Medirse en la altura, porque solo uno de los dos... lo sabrá
de verdad.

Y así fue cómo el capricho vegetal consiguió perderse en la inmensidad del mar.
Zarpó sin un rumbo definido, sin mapa de coordenadas ni brújula que lo guiara, se
fue sin capitán. Dicen que desde las alturas no logra distinguirse siquiera...
aquel ojo verdoso que naufraga en el mar.

Se trata
de lograr abrir
el propio refugio
girar la vuelta
un par de veces
descubrir
lo atesorado
y custodiarlo
con recelo.
Se trata
de evitar
buscar puertas
que no conduzcan
a ningún sitio.
La llave
siempre
debe apuntar
al secreto
cautivo
en la piel
del corazón.

Entre la tierra y la tierra existe un abismo que traza la verticalidad de la


caída... y allí mi cuerpo suelta su alma, mientras cae en el túnel de
incertidumbre, propio de la desdicha. Caer también es desafiar al viento, que
parece subir con fuerza, a contramano nuestro. Caer es sentir que se vence la
velocidad del tiempo que no logra competir, midiendo el descenso. Caer es la
inevitable entrega de saber que no hay vuelta atrás, cuando la altura nos aleja sin
piedad. Caer es vivenciar todo el peso de la piedra que aún no sabe contra qué va a
golpear. Caer es morir un rato para sentir la propia ausencia y luego despertar de
golpe para resolver cómo comenzar a trepar...

En la gran ciudad, sin embargo, en ocasiones olvidamos que, cuando apretamos el


interruptor de la pared y la energía fluye hasta la bombilla que nos permite leer
un libro en la noche, es gracias a los ríos que generan electricidad en las presas
hidroeléctricas o a los combustibles fósiles que obtenemos del subsuelo y que un
día, hace mucho tiempo, fueron parte de organismos que, al igual que nosotros,
nacieron, crecieron, se reprodujeron, murieron y quedaron bajo el suelo enterrados
durante siglos.

No es posible continuar generando energía en base a combustibles fósiles, lo cual


nos va dejando sin atmosfera y empeorando el cambio climático global de origen
antropogénico. ¿Cómo podemos entender que más de 95% del capital económico en el
planeta se encuentre en manos de menos de 12 familias? ¿Cómo entender que más de
50% de la población mundial padezca desnutrición y pobreza extrema y, a su vez, un
40% de los alimentos que se producen en el planeta son enviados a la basura? ¿Cómo
entender que solamente 1% de la propiedad privada en el planeta corresponda a las
mujeres y que éstas ganen en igualdad de habilidades y capacidades, entre un 30 a
un 50% menos que los hombres?

Cambiando patrones de autodestrucción; labor compleja y posible si se consideran


las bases y legados de las culturas de autosubsistencia, que en nuestro país
demuestran haber conservado y restaurado los ecosistemas.
En el campo, en la milpa, se escuchan los tallos y las hojas al pasar el viento;
cuando llueve, los estruendos de los rayos se escuchan después de las
luminiscencias en el horizonte alto; el sonido de la lluvia anuncia la abundancia
que puede traer en las cosechas por venir.

Estar abierto a la sensación de gozo y disfrute de la naturaleza es haber avanzado


en el proceso de conciencia pura, sin el intermedio de la enajenación, sin la
priorización de estar siempre en la mente y en la razón. La esencia del existir
consiste propiamente en existir; el existir es esencialmente la posibilidad que
mantiene cada ser humano y por ello puede elegirse, ganarse o perderse; y por ello
le pertenecen dos modos claros y definitivos de ser y de existir: autenticidad o
inautenticidad, de acuerdo al pensamiento de Heidegger.

Las interconexiones entre los elementos de la naturaleza son percibidas por el ser
humano, quien advierte el bienestar en una relación ecológica porque es parte de la
misma.

Los seres vivos se encuentran interconectados, el ser humano está desarticulado del
universo, enajenado por una cultura de ego en la que vive, dependiendo de
posesiones materiales, de emociones negativas (envidias, prejuicios, mitos,
creencias, apegos emocionales, políticas de control, de poder, riquezas
individuales logradas a través de una cadena de abusos); por eso genera
pensamientos destructivos, vengativos, absurdos; le roba toda la importancia al
momento presente y se enfoca en el pasado o en el futuro, generando así emociones
de estrés y ansiedad; reclama una existencia separada de la naturaleza, creyéndose
absurdamente superior y no hace sino perderse a sí mismo. Cuando se observa la
naturaleza a fondo y con atención en los pequeños detalles, es cuando se acaba el
ego y se lleva a cabo una fusión, una entrega de reconocer la majestuosidad y
sacralidad de la misma, abriendo una conciencia y serenando el espíritu ajetreado,
maltratado por la presencia de pensamientos agobiantes.

La era industrial, lejos de retroceder en el consumo de materias primas, lo eleva


una situación de irreversibilidad, el daño ocasionado a los bosques, la tierra, el
agua, la fauna silvestre y el uso de recursos no renovables de forma
indiscriminada.

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