Está en la página 1de 13

LIBERARSE

A veces hay que cerrar puertas, no por orgullo ni soberbia, simplemente porque no
llevan a ninguna parte..

Caminar el blanco
que la luz proyecte
mi fiel compañía.
Con andar sereno
cambiar el rumbo
detener el paso
avanzar un poco
girar despacio.
Bordear esquinas
trepar muros
cruzar puentes
saltar juncos.
Cruzar ríos
escalar cimas
navegar mares
recorrer millas.
Siempre
hacia adelante
en eterna búsqueda
del ser caminante...

A veces
me asomo
a esa ventana
buscando allí dentro
la decisión de las ganas
de querer acompañarme
a salir sin plan de viaje
a buscar lo que late
en aquel espacio
donde tan solo
debo dejarme
sorprender.
Hoy desperté y decidí dejar el miedo sobre la mesa de luz. Salir a la porción de
vida que me propone el presente y enfrentar con valentía los desafíos que el día
tenga preparados para mí. Estoy segura que, al regresar, veré bajo la lumbre que
vela mis sueños... los logros del día hechos realidad.

Puedo mover el aire de todo el Universo con el aleteo constante de mis alas que
buscan, con sed insaciable, una eterna y genuina libertad. Puedo vestir con vuelos
majestuosos el bostezo de cada atardecer mecido sobre el mar. Puedo también ser la
pluma inmaculada que escriba en el viento aquella palabra que nunca se olvidará.

A veces
intento escapar
de mis propias cárceles...

Si sientes la libertad
puedes vivirla.

Somos la realidad
que creamos...
Soy el lado del pasado
que intentas olvidar
la nube tóxica de aquel murmullo
que atormenta tu oído
el ayer que muerde cada paso
apenas caído del hoy.

Soy una falla del olvido...


Y al final
cuando me dispuse
a dar el gran salto
con el coraje al hombro
el deseo trepado a la espalda
y empuñando el valor absoluto
mis pies apenas se despegaron del suelo
y como hierbas obedientes
regresaron a sus raíces.
Y al final
no pude evitarlo
me fui a volar sin ellos.

----------------------------------------

PERSONALIDAD

Soy con todas... con la que sueña, ríe y baila, con la que mira pensativa al llegar
la madrugada, con aquella que se lanza a la vida con pasión desesperada o esa que
una tarde cualquiera se viste de magia. Soy con cada una... todas, porque en mí
habitan las esencias con las que vibro cada día. Soy con la que grita y con la
callada, con la que teje ilusiones sobre una lluvia mansa. Soy la que florece y la
que se guarda, aquella que besa, ama y canta. Soy con todas, porque cada una
constituye una porción del espejo de mi alma.

Hoy la ventana se sienta al lado de mi nostalgia y juntas ven pasar todas aquellas
cosas que deambulan delante de los ojos aunque no detenga en ellas la mirada. Es
como si viera, pero sin mirar, hundida en la hipnosis que me lleva a bucear por el
recuerdo, por lo que ha sido y lo que ya no será.
Porque aunque los párpados se mantengan abiertos, no dignifican todo el tiempo en
que la mirada realmente no está.
Porque los estados de ausencia no me dan aviso cuando habitan en mí, ni cuánto se
quedan ni cuándo se van...
¿Y si en verdad no estoy cayendo y todo lo que me rodea es lo que se desmorona
desde arriba?
¿Y si un halo de confianza, no perdida, es lo que me sostiene mientras todo lo
demás se derriba?
¿Y si el cuerpo, al no resistirse, se salva y permanece dando vueltas, flotando a
la deriva?
¿Cómo vuelvo al lugar, ahora vacío, que no supo sostenerse arriba?
¿Cómo recojo lo roto desde los suburbios de la inexorable caída?

Voy apilando todas aquellas máscaras que utilizo cuando no tengo más opción que
fingir lo que siento, cuando es prudente aguantar y conveniente sostener. Cuando es
preciso ocultar y mentir, cuando es fundamental y suma puntos, sonreir. Cuando está
bien visto llorar porque te da sensibilidad, cuando te aplauden si levantas la voz
porque te da personalidad. Cuando resulta apropiado hablar, oportuno mirar y
sensato callar.
Pero hoy me puse la máscara de la verdad, esa que permanece despierta cuando las
demás no están. Hoy más que nunca me revelo con el reconocimiento de mi honestidad,
desde mi rostro... con mi sentir y en libertad.

Direcciones
ir o venir
frente o perfil
luz que sombrea
posturas
iguales
distintas.
Caminar o correr
quedarse de pie
desfallecer.
Rodar o girar
saltar tal vez
esquivar
frenar
embestir.
Partir o llegar
o volver.
Despedir.
Pensar o sentir.
Sentir y pensar.
Ver pero mirar.
Despertar
ser amanecer
encender
vibrar.
Volar
al rodar...
Me muestro a medias
como ella bien sabe hacerlo
cuando la buscan entera.

Y aguardo a que la mirada


se ocupe de buscar mi ausencia
como suele suceder a diario
cuando del vaso solo nos llena
su mitad vacía
repleta de pena.

Porque a veces no todo es luz.


Porque a veces hay tinieblas.
Porque a veces nos pasamos al lado oscuro.
Porque todos lo tenemos y nos lo callamos.
Porque nos da vergüenza expresarlo.
Porque ponemos paisajes de colores y al final, somos personas, seres humanos.
Porque todos tenemos entrañas, y secretos, pero nos lo callamos.
Porque hay luces, pero también sombras.
Porque siempre hay pecados.
Oremos, hermanos.

Si me das a elegir.. ⬇️

Me quedo con paisajes, y no con monumentos.

Los paisajes cambian cada día, son calidez, emocionan, reflejan momentos.

Los monumentos son hieráticos, no varían, suelen oler a humedad, a piedra fría.

Cumpliendo las reglas, va a dar igual. Al final, siempre triunfan las postales
repetidas en instagram.

Yo a mi bola, con el privilegio de disfrutar para mí sola la Ría de Noia. Este


enfoque solo lo vas a ver conmigo, nadie lo tiene por aquí repetido.

Mi recuncho secreto. Mi escondite. Mi rincón perdido.

A veces uno está solo no por gusto sino por precaución. La soledad se transforma en
una armadura cuando desconfías porque te han dañado, así nadie más lo puede volver
a hacer, y eso está bien.
"Vuelve

----------------------------------------

ELLA

Abrazo efímero
lo que dura un instante
puede ser lo más intenso.

Hay abrazos que se funden y confunden sin lograr luego desenmarañarse para volver a
ser esos dos que se han perdido para ser solo uno. Son abrazos de entrega, donde
nada queda oculto o a la espera. Abrazos que sueltan sueños en ese medio
impalpable. Abrazos que se funden y confunden en un mismo latido... imparable.

Mi rostro vestiste de versos con delicadas caricias ese día. Tus promesas
despertaron la felicidad de mi sonrisa, fue creado mi cuerpo para tu abrazo hecho a
medida. Y hoy mi alma llora con desconsuelo tu inesperada partida, aquella que no
dejó huella ni espacio para despedidas...

Me pediste una señal, que de tantas veces pedida se ha convertido en un millar. Me


imploraste que al menos te hiciera saber de algún modo, que estaba bien, que no
había razón por la cual temer. Me lloraste día y noche entre palabras que
aseguraban que sin mí no ibas a poder, que darías la vida misma si con ello
lograras que a ti pueda volver. Me buscaste arriba cada vez, sabiendo que antes de
irme... en tu corazón me quedé.
Me pediste una señal... estoy en paz... siempre que sonrías y ames la vida como la
sabes amar.

Hay un abismo que nos separa.


Allí donde ya no distinguimos siquiera la silueta del otro, y tan solo conservamos
aquella fotografía casi traslúcida del ayer que nos provee la memoria. Allí donde
no se oye ni el aliento que tiempo atrás solía susurrarnos al oído. Allí donde el
latido que golpeaba al unísono con el propio, ya no se percibe como vivo. Allí
donde se han vencido los sentires que no fueron renovados cada día, cautivos de la
tarde cotidiana, de las noches en espera, de los días no vividos.
Hay un abismo que nos une.
Allí donde sabemos quiénes somos más que quiénes fuimos. Allí donde la sonrisa
compasiva acaricia los espacios vacíos. Justamente allí donde el último fruto ha
madurado y solo queda la nostalgia de un atardecer vencido. Allí donde las almas
apenas se rozan, pero no se abrazan ni acarician.
Un abismo que nos une
a la vez que nos separa.

Me siento
en el borde de la tarde
a leerle un cuento al agua.
El sol se acerca muy despacio
y en una esquina de mi lectura
se detiene a escuchar.
Llega la brisa con su apuro
y al oir el vaivén de palabras
se detiene para oirme contar.

Cada tarde se despliega


casi rozando el agua
un cuento más.

Cómo lograr describir con palabras lo que llega visualmente en otro idioma.
Cuántas imágenes habrán pasado por la retina y la boca se ha hecho a un lado por no
poder hablar con reparo de significado.
Cómo poner en palabras lo que pasa en el cuerpo cuando va llegando un beso y la
piel del otro roza nuestra piel con afecto.
Qué decir del aroma cuando consigue cerrar los ojos y adentrarse en torbellino por
los rincones del pecho.
Cuánto tiempo a veces transcurre entre el contacto nervioso de la pluma con los
dedos, que al girar o al apuntar la hoja sólo consiguen aumentar del silencio su
desvelo.
Quién supiera interpretar con la suerte de contar lo que un niño y su gato sienten
en ese encuentro...

Soy la tormenta
que no viste venir.
Dejaste de mirar el cielo
cuando el sol dejó de salir.
Una nube se unió a otra
y tu presencia ausente
provocó una fricción
sin reparo y sin fin.
Chispas de agua en el aire
gritos del dios de los truenos
luz hiriente como bofetada
sobre la derecha de tu perfil.
Soy la tormenta
que no viste venir.
Dejaste de mirar en mi alma
cuando el brillo dejó de latir.

Dime que es posible por un instante desarticular todo tipo de conexión entre ambos,
dentro y fuera de la conciencia. Dime que al menos por un rato pueden ser sin el
otro, sintiendo en plenitud, pensando libremente. Dime que por un mínimo lapso de
tiempo cada uno conseguirá lograr su máximo potencial, sin condicionamientos.
Dime si corazón y mente pudieramos ser tú y yo, indistintamente.

Se fue con el viento la vergüenza que cubría tu cuerpo ahogado en un deseo mutilado
por los años, ferozmente acallado. Se fue también, con el mismo soplo apresurado,
el velo que cubría tu rostro donde jamás la sonrisa se había inaugurado ni las
lágrimas que aprendieron a llorar hacia dentro, habían rodado. Se fue con la brisa
hecha espada, el tejido de tela blanca con cada partícula de miedo arraigada, con
todo indicio de palabra no pronunciada, con cada residuo de sentimiento fallecido
que asfixiaba. Se fue con el viento de aquella tarde de fiesta el envoltorio que
cubría todo lo que eras, todo lo que hoy por fín despierta...

Quizá ya es hora de entenderlo, de confiar o simplemente dejarme llevar..., que el


destino sea el culpable de todo lo bueno y malo, ya es el momento de entender que
no “somos” y que no “seremos” por mucho que luchemos,
lo intente mil veces y me encanto luchar por nosotros contra el mundo pero no fue
suficiente, no bastó con esas mil luchas, siempre hay más, no paran de aparecer
monstruos para quitarme el sueño, no es que me haya cansado pero he llegado a
entender que siempre que estamos juntos todo es una locura y lo que podría ser
fácil se convierte en difícil.

Creo y sigo pensando que fui yo el que ocasionó este caos, nuestro caos, yo,
maldita sea mi “YO” por insistir, por no darse por vencido, por no aceptar las
cosas, por no conformarse y por luchar contra el mundo por ti, por querer que
fueras tú y que no fuera nadie más, por que si no eras tú, no era nadie......
Así que perdón, perdón por amarte, perdón por quererte, perdón por extrañarte,
perdón por enamorarme, perdón por conocerte…
Perdón

----------------------------------------

PASADO

El pasado sabe
que puede desvestirte
tan solo
con una profunda
inhalación de recuerdos
que te cubren
con harapos maltrechos
de tiempos vencidos.

Muelle de la memoria... donde aún se conserva el esqueleto de lo que supo sostener


aquel cúmulo de intensos momentos vividos en plenitud. Poco a poco los años se
fueron cayendo y la mente fue cerrando puertas hasta quedar el alma apenas sentada
en un tablón, con los pies en el agua, aguardando un ocaso más para sumar al
montón. La apacible quietud del agua ahora se confunde con un cielo cada vez más
palpable... será que los pies han dejado de moverse en aquel muelle ya deteriorado
de la memoria.

----------------------------------------

SOCIEDAD

El viento llega para barrer todo aquello que se acumula en los rincones envejecidos
del alma cuando nadie sueña, ni canta ni baila. Despertar con el sol latiendo
dentro, soltar lo contenido, liberar lo seco. Sonreír en la esquina de aquel deseo
que nos espera para ser cumplido, que nos susurra para estar despiertos.

Encajados
cada uno en su rutina
guardados en lo apretado
quizá para no perdernos
de buscarnos
tanto.
Encajados
en el yo diminuto
que mira hacia abajo
el que no busca erguirse
ni respirar aire puro
solo permanecer
enrollado.
Encajados
en el cubo de cartón
sin mirar a los demás
con esa soledad
que se roba
el espacio.

Detrás de la fachada indestructible del gran hombre, más allá de su vestimenta, que
no siempre es la que trae puesta; detrás de su porte, donde se esconde su silueta
presa; detrás del discurso, que puede no coincidir con lo que piensa; detrás de la
mirada aguda, que no deja entrever las penas... Allí, es donde se acurruca el
temeroso niño que un día soñó con ser un gran hombre.
.

Para encajar tal cual somos


algo habrá que negociar...
O nos hacemos más pequeños
o buscamos círculos más grandes.

Veo a alguien asustado


puedo distinguir el temor
oler la quietud dominante
percibir un aliento mínimo.

Veo a alguien asustado


cubierto de oscuridad
con un ojo iluminado
en el centro del espejo.

Detrás
de la máscara
colgada en la pared
el rostro
verdadero
dormita su encierro
sin asombro
ni espanto
ni gesto.
Acostumbrado
a fingir estar mejor
estando cubierto
solo duerme
espía a veces
y cada día
mastica
un amargo
aburrimiento.
Pero ahora
la máscara desecha
deja a la intemperie
los rasgos inéditos
de un rostro
que simplemente
no despierta.

Cada uno arrastra su propia llave aunque no lo sepa, y anda por la vida creyendo
que el tesoro más grande se encuentra afuera.

Somos los mismos de siempre, aguardando la receta mágica para ser felices. Mientras
tanto, permanecemos quietitos, mirando asombrados el aire con la idea errada de
creer que todo viene desde el cielo azulado. Y sí... también desde allí se suelta
la tormenta, sin previo aviso y en segundos somos agua que brota desde el piso. Y
sí... en minutos el barro nos supera la rodilla, pero seguimos quietitos para no
perder el sitio. Viene del aire, la receta... pensamos. Y hasta dejamos de dormir
por si en algún descuido llegamos a perdernos de algo.
Somos los de siempre... aguardando lo que no buscamos.

--------------------------------------------

NATURALEZA

El sol buscó refugio


en el aroma de la flor
y la noche se demoró
en desteñir aquel romance.

Esa noche
la moneda lunar
se desprendió del aire
y recorrió el mundo
con su enorme redondez
manchada de polvo estelar.

Tormenta sin piedad


desgarro de la noche
y un océano aturdido
se golpea una y otra vez
contra sí mismo...

Cierro los ojos. Pienso. Huelo el olor húmedo cerca de mí, muy cerca. No veo,
aunque presiento oscuridad alrededor. Y comienzo a percibirme tierra. Sí, soy
tierra. Con ojos cerrados puedo ser todo lo que yo quiera. Inspiro con profundidad,
me lleno de oxígeno que se expande por toda mi dimensión. Siento cómo los hilos de
agua acarician mis lados recorriendo cada recoveco diseñado para ser mojado. Soy
tierra y puedo sentir pequeños movimientos que se desplazan como buscando un lugar
en mí. Movimientos de brazos verdes buscando salir, nutrirse de luz, de aire nuevo,
de cielo. Se desintegran los lados de la semilla que se unen a mí, desaparecen,
apareciendo con el todo. Soy tierra, pienso. Brotes salen de mí, buscan su andar
vertical hasta romper un milímetro de oscuridad para asomar y abrir sus ojos. Y así
poder descubrir un nuevo mundo. Mundo que toco a través de ellos.

----------------------------------------

VEJEZ

Cuando la soledad no se elige


y la vejez te acompaña muda
es como suspirar en un andén
donde la empatía no se detiene.
Marchitarse también forma parte de la vida.
Hay que saber distinguir la belleza que vibra aún en lo vencido

Encaprichada con su pasado, tiró del tiempo para arrastrarlo hacia ella. No se dio
cuenta de que el presente se le escapaba de su lado en el desenfreno por sostener
lo que atrás había quedado. Estaba ciega y sometida a un reloj que ya no giraba su
tiempo. Ciega y con el alma astillada, murmuraba su nombre. Sólo quería volver a
ser en el tiempo en donde era con él, porque de esa forma su vida era plena, de esa
manera sus días cobraban sentido.
Y siguió encadenada al pasado, tirando y tirando... porque las madres nunca se dan
por vencidas, aún vencidas.

Con el tiempo
empezamos a ser
tan solo fragmentos
de un todo partido
que busca a tientas
la forma de reunir
las partes perdidas
que nos devuelvan
a aquella imagen
casi desvanecida.

Se desintegra la rosa y su color se escapa con lo que queda de aroma, con lo que
falta de bello, con todo lo que amó en su efímero encuentro entre dos almas puras y
la fragilidad de un beso.

----------------------------------------

MUERTE

Horas de un tiempo valioso se resguardan bajo llave como si nadie pudiera hacer uso
de ellas hasta que la aguja lo declare. Pero hay una hora que es la hora
meticulosamente elegida, la que abre el tiempo y revela los secretos que murmuran
detrás de escena., la que indica el principio exacto de una vida y el milimétrico
instante calculado de su final. Es la hora adecuada para salir al mundo con la
esperanza de echarse a andar o para asumir que el tiempo ha sido el justo y es
preciso claudicar. Entre una hora y la otra hay un tiempo definido puesto en escena
para poder actuar. Solo depende de cada uno el valor que a esa obra se le quiere
dar.
El amor todo lo puede...
Porque no hay vida o muerte para aquel que todo lo trasciende, porque el que vive
en la plenitud de lo inmenso no teme ni huye ni vuelve... solo fluye con aquello
que lo nombra. Y en ese fluir de emociones a veces encuentra esa otra alma en
vuelo, gemela... libre... dispuesta...
Y es allí donde el deseo fusiona los cuerpos, desnudos de banalidades, vestidos de
pura esencia, en un abrazo amorosamente eterno.
Porque el amor... todo lo puede. Siempre.

----------------------------------------

También podría gustarte