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“En cuanto a ti, ya lo sabes, te conocí y ya, no hubo

momentos mágicos, no llovieron estrellas, ni diminutos


corazones arraigados de antaño palpitando a nuestro
alrededor, no recuerdo haber sentido mariposas en el
estómago, lo más parecido a ello fue un ligero escalofrío, un
resonar del corazón, un suave trastabillar”.
Aramís
a Alejandrina porque el amor
nos da una razón de ser y dos para
cambiar.

a Miriam, porque robamos


lentamente la inocencia a aquellos a
quienes hacemos daño.

a Martha, porque también


somos lo que un día fuimos.

a Amalia, porque nadie


muere de amor.

a Arhely, porque la distancia


se vuelve más grande con los años.
Entretela I

(los perseguidos…)

Cruzamos varias veces, y por las mismas calles


Eternos, sigilosos, desbocando a la vera
Absortos, distraídos, sin notar los detalles
Cual le suele pasar, a quien nadie espera.

Qué extraña circunstancia arrastrando nos trajo


Al mismo punto, juntos, que desolada pena
Que ambos y por iguales, con la moral abajo
Pasamos contristados con la mirada llena.

No te vi, ni me viste, no nos hicimos caso


O si es que nos miramos, nos arrastró la inercia
Cual tempestad el tiempo, cargó todo a su paso
Si nos quedó un recuerdo, nos lo borró la amnesia.

El azar así quiso, unir nuestros destinos


Entrásemos a un juego en el que pocos entran
Por afán o designio se cruzan los caminos
De quienes no se buscan y sin querer se encuentran.
Entretela II

(retrospección …)

Y si después de todo, a conjurarte vengo


El alelante agrado dichoso de la vida
Y sólo unos momentos el destinado encuentro
Durara tu mirada fundida con la mía.

A qué desperdiciarlo con vanos fundamentos


Creencias insondables de una fuerza divina
E irme por la vida gastando, atribuyendo
Nuestro casual encuentro a explicaciones místicas.

Si vos por el camino, el mismo que hace tiempo


Al transitar mi ser, nada te significa
Y al terminar los mil segundos del momento
Inevitablemente me borre de tu vida.

A qué desperdiciarlo con fundamentos vanos


Creencias insondables de una fuerza divina
Si después de todo, ni justo, ni necesario
Resulta que por vernos se cambien nuestras vidas.

Más no por ello, ¡no!, significa que en vano


Haya sido el amarnos sin angustia sentida
Pues nada dice, ¡nada!, la indiferencia de ambos
Que significar no pueda, algo más otro día.

Más por lo poco o mucho, resguardo duradero


Nuestra memoria acata una ley retrospectiva
Por qué volver entonces, lo que ganado llevo
con verte, puede volverse una causa perdida.
Procuraré por tanto, que tanto más lo lejos
Tu imagen se vuelva más lejana de mi vista
Más lúcida y profunda te embargue en el recuerdo
Sin entender de dónde, ni por qué, “una sonrisa”.
Entretela III

(entropía...)

Fue tu pensar browniano, siempre indescifrable


Un camino sinuoso, difícil descifrar
Este mapa de líneas, de cortos zigzagueantes
Luego infinito estrecho, hacia la eternidad.

Fueron siempre y aún tus trayectos brownianos


En el aire te busco, comienzo a dibujar
Junto a ti en línea asíntota, siguiéndote los pasos
Te trazo con mi dedo, hasta la infinidad.

Buscando la constancia, te dibujo en el cielo


En jirones como olas en las ondas del mar
Luego recto camino, luego hondo brownoideo
Del abismo infinito, de la profundidad.

Luego te miro, toco, te siento con mis manos


Luego te miro y nada, no te puedo tocar
Luego miro, te encuentro, te tomo entre mis brazos
Luego miro, me faltas, te busco y ya no estás.

Luego quiero encontrarte, y me aferro a tu cuerpo.


Me dueles y te extraño, caen lágrimas de sal
Asustado temblando, te busco y nada luego
Nada queda de ti, ni un rastro que mirar.

Voy viendo tu figura, sigues formas regulares


No estás en la natura, es que eres algo más
Eres como estructura de formas minerales
Eres piedra de luna, eres frágil cristal.
¡Eres cristal!, traslúcida, dicroísta, iridiscente.
Una extraña figura, como ninguna igual
no existes, te pareces, es que dudo lo que eres
¿Eres piedra de luna, eres frágil cristal?

Mi dedo aún te sigue, tercamente en el aire


Te busca, te dibuja, un trazo irregular
Látices en el viento, en la luz de la tarde
Te espero en la hora baja, espero pasarás.

Espero los segundos, te observo muy callado,


Y pasas quedamente, como estrella fugaz
Vas detenidamente, delineando tu rastro
Con las migas que dejas como polvo estelar.

Y aún te sigo más cerca, cada vez más cansado


Luego cierro los ojos, y te puedo mirar
Estás ahí en mis ojos, luego cuando los abro
Me nubla la mirada, raya de luz un haz.

Buscando resolverte, te busco y no te veo


Te busco en la constancia, sin poder encontrar
No te has ido, ¡no!, ¡nunca!, soy yo el que te pierdo
El que no te puede convencer a quedar.

Perdido caóticamente en la senda de nuevo


Vuelas mi mariposa, junto de mí, solaz
Que siente escalofríos mi piel con tu aleteo
Jugando en mí con tú… “brownoideo fluctuar”

Observo tu designio, sin paz vuelvo a buscarte,


Seguidamente vuelvo, a todo repasar
Los caminos conspicuos, entre los espirales
Los ambages estrechos, de los días sin paz.
Traspaso el laberinto para volver a verte
El atractor de Lorenz, que no tiene final,
Te vuelvo a recorrer, una y otra y mil veces.
Y ahora se que el infinito, no tiene final.

Voy cayendo lentamente y entro al set de Mandelbrot


Miro repetirse en ti, el corazón impar
Atrapado en las raíces, del profundo agujero
En lagunas de olvido, me adentro más y más.

Te intuyo dentro de… “los sólidos platónicos”


Me hundo en tu zalagarda de apariencia falaz,
Se me termina el tiempo, y permanezco sólo
El tiempo que me queda, de otra oportunidad.

Hago un atrapasueños, prendido entre las nubes


Con aqueste algoritmo alquimista y deal,
Vuelvo a buscarte amor, lleno de incertidumbre,
Juego a los estocásticos, y te busco al azar.

Con el cuerpo extenuado, no se cuanto me falta


La serendipia brota, ¿es casual o causal?
Nulo de incertidumbre, y esperida el alma
No se si lo supongo, es acierto o quizás.

Con el alma irredenta, y la mente cansada


Resuelvo finalmente la ecuación del fractal.
Te busco finalmente en el éter y ¡nada!
No estás amor en donde deberías de estar.
Entretela IV

(celaje…)

Si amor cada las noches, amor yo te contemplo,


En sueños que son sueños locos y moribundos
A penas surca un rayo de luz del alba el cielo
Siéntome en la garganta atragantarme un nudo.

Pues rompe la ilusión de temple en mi disgusto


La farsa de saberte, tan sólo cruel desdeño
Pues, nunca, no comprendo, he consumado el triunfo
De besarte dormida, entre mis locos sueños.

Más no puedo y concibo, ante el sopor presiento


Ya la angustia tortuosa prendida a lo futuro
Pues tu ausencia presiente en mi dolor el duelo
De verte cada día, partir en un segundo.

Más loco de perderte ante el temor sucumbo


Que no sana la pena tu amor dulce beleño
Pues, no importa la dicha, soñarte es un disgusto
Si al sol cada mañana, despierto y no te veo.

Más si dormido un beso, sus pareceres rudos


Atentan a mi vida mientras tranquilo duermo
No importa si dormido, me cobro caro el gusto
Si en la asfixia de besarte entre tus labios muero.
Entretela V

(será una vez…)

¿Qué será de nosotros, (no se que será de ambos),


Que cosas cambiarán, quizá donde estaremos,
Unidos tercamente, las pieles palmo a palmo
O distantes los dos, profundamente lejos?

¿Podrá pues mi cariño, mantenerte a mi lado


Y mi boca en tu boca deshacerse en tus besos
O temblando de angustia mantenerse mis labios
Alejados de ti, desahuciados y hambrientos?

¿Sentirá tú calor, el rudo de mi abrazo


Y el suspiro encendido la fragua de tu pecho,
O el frío de no verte arrancará de tajo
Del pulso en la mirada carámbanos de invierno,

Sentiré alguna vez el golpe involuntario


Ansioso de quererte decirte lo que siento,
O templado de miedo se extinguirá en mis labios,
El soplo reprimido en el exhausto aliento?

¿Sacudirá muy pronto el estertor de un rayo


Y romperá el silencio el tumbo de los truenos
Al roce de tus muslos, convulsivos, incautos,
Presa de mis caricias cuando me sientas dentro…

… o despedazará ardiente de reclamos


Con gritos y resondras preñadas en silencio,
Y dejaremos muera terrible de cansancio
A nuestro amor, a solas, pensando ya está muerto?
¿Continuarán al cabo de no verte los años
Sintiéndose los días, más tediosos y lentos
Y detendrán sin ti, los segundos su paso
A través de las ruinas desgastadas del tiempo…

…o llegarán con prisa los instantes más rápidos


Pasándose de largo sin detener el vuelo
Y ya cuando queramos, presente del pasado
Nos demos cuenta amor, que ya no queda tiempo?

¿Llegarán mis caricias al torpe sobresalto


Mis dedos enhetrados jugando en tu cabello
Y mi voz solitaria, temblando en tus remansos
Llegará a recorrer las venas de tu cuello?

¿Y podrá mi mano el sostener tu mano


Tejiendo dulcemente los dedos con los dedos
Y provocará en ti sonrisas que en los labios
Se quedarán grabadas hasta que seamos viejos…

…o el precio de tenerte se cobrará por tanto


Los días uno a uno en que solimos vernos
¡Desaparecerán!, que no existen milagros
Que puedan detener la vida en un momento,

y borrarán del pecho nuestros momentos mágicos,


Cada noche de luna, los estrellados cielos,
Las mentiras, los gritos, los odios, los quebrantos,
Los besos, las miradas, las risas… los recuerdos?

¿Qué será de nosotros, (no se que será de ambos),


Que cosas cambiarán, quizá si no nos vemos,
En otra vida, alguna, quizá si lo pensamos
Podrá ser nuestro amor, seguramente eterno…?
Entretela VI

(a razón de qué…)

¿Por qué me lo decís?, ¿a qué lo justificas,


El vacío de hambre que dejan tus mentiras
La mirada y beso que a mi labio no llegó
La ausencia de tus manos en busca de las mías
El rayo de impaciencia en donde el corazón.

Que nerviosos mis dedos, poemas de amor escriban


Que rompan los suspiros el aire en derredor
Que tiemblen mariposas donde antes no sentía
Que nada vea y no obstante, sepa a donde voy?

¿A qué lo justificas, a qué lo justificas,


El silencio de alcoba que tiembla en las cortinas
Los oscuros rincones que no sacude el sol
El frío de la cama, oculto en las cobijas
El vacío profundo que existe en mi interior.

Que me doblegue el miedo de soledad y asfixia


Que griten por mis poros tu nombre sin control
Que no duerma las noches, que tiemblen mis rodillas
Que mi olfato no pueda respirar otro olor?

¿A qué lo justificas, confiesa estrella arbitria


Que te quieran mis ojos, buscando una sonrisa
Que rompas el silencio con llantos donde estoy
A que responda entonces, la necesidad mía
Al murmurio de tu boca, y al vicio de tu voz
Que yo te necesite, con fuerza desmedida
Que pasen los segundos más lentos del reloj
Que no pueda encontrarte, que no estés en mi vida
Que busque sin respuesta y no encuentre razón?

¿A qué lo justificas, a qué lo justificas,


Lo frágil de mi cuerpo, está sin tu caricia
El temple de mis brazos buscando tu calor
El nicho precordial ardiendo de avaricia
¿A qué lo justificas, que no estés donde yo,

Que no estés a mi lado cuando más necesita


Mi alma detenerte en la fragua de su amor,
Que cuando te encuentre si es que te encuentro un día
Cuando te diga hola, también te diga adiós?
Entretela VII

(en la infinidad…)

Te busqué amor fatal y eterno sin descanso


Entre las fuertes llamas y el gris de las desdichas
Te busqué porque me hacías falta tanto
Cada segundo, en cada instante de mi vida.

Para que tú curarás el dolor de mi alma


Para que reflejarás tu luz en mi sonrisa
Para no estar sólo, reír en las mañanas
Para estar contigo cada uno de mis días.

Te busqué amor con locura y a cada paso


Abriéndome camino entre flor y espina
Te busqué amor porque en ti mis desencantos
Encontraron de nuevo la luz de una salida.

Para que tú buscarás en mi tormenta calma,


Para que te alegrarás también con mi alegría,
Para que curaras las heridas de mi alma
Para saber que vivo por algo todavía.

Te busqué amor y como quien busca eterno algo


Una luz, una estrella, un sueño, una mirada
Te busqué amor con prisa, con fuerza y sin embargo
Ya te había perdido a penas te encontraba.
Entretela VIII

(pigmalión…)

Una noche, una noche, en que la luna clara


Una noche fugaz, terca, una de aquellas
Imágenes vivaces de la memoria insana
Tomasen sin medida la forma de una idea.

Saliste del reflejo que cercana ondeaba


Como un jirón de polvo se levanta en la arena
Apareciste inhóspita como la flor retama
Que neciamente crece en la región desierta.

No fueron necesarias proferir las palabras


Te comprendí a destiempo ser sangre de mis venas
Te creí como un ángel, un ángel de la guarda
Que junto a mí siempre estaría a la vera.

Figuraste en mi cielo ser la más clara estrella


La luz de mis anhelos, lampo de mi esperanza
Naciste de mi mente, de la más loca idea
Del conjunto de insomnio de noches arraigadas

Poco a poco te doté de lo que necesitabas


Fui moldeando tu cuerpo, tus pechos, tus caderas
Lo largo de tu pelo, lo bello de tu cara
Y lo infranqueable que habían de ser tus piernas.

Le di vida a tus labios con voz de una sirena,


Y a tus ojos el poder de amar con la mirada
Al tacto de mis manos tu dulce piel morena
Te di un corazón ciego, y hasta compartí mi alma,
De toda mi tristeza te mantuve alejada
Para que junto a mi siempre tan sólo rieras,
Sábelo, acaso ignoras, para que no lloraras
Te di todo mi amor y te negué las penas.

Más cauteloso andando tenerte enamorada


Cumpliendo tus caprichos siempre al pie de la letra
Procuré que como a mí nunca algo te faltara
Y nunca te alejaras y nunca te me fueras.

Presuntuoso de ti, te doté de “conciencia”


Y la sabiduría que a ambos nos faltaba
La dicha de ser libre, rompiendo mis cadenas
Decidiendo ser mía porque así lo deseabas.

Más fue quizá ironía que un día te marcharas


De tu libre albedrío, tomaras tus maletas
Nunca supe por que, ¿acaso algo te faltaba,
mi más oscuro logro, mi gran creación secreta?

Han pasado los años, así tal cual debieran


Y repasado el problema se cual fue mi falla,
Nunca debí, lo sé, dotarte de conciencia
Te cree en mi mente, te hice ¡casi perfecta!
Entretela IX

(ilusión…)

Esta noche miremos, el titilar desnudas


Estrellas de colores, iluminar el fondo
Caminemos por las nubes, dejemos que la luna
Tiña de leche y plata, el vacío del cosmos.

Los cuerpos encalados, con luz clara de luna


Se tiña en las turgencias de claroscuros tonos
Y vaguen indecisas, por luces que vislumbran
La sombra de mis manos diseñando adornos.

Quiero leer en tu cuerpo, las runas claroscuras


De estrellas siderales fugaces sin retorno
Pintadas en tu cuerpo, unirlas una a una
Con los labios trémulos y dedos temblorosos.

Atento entre los cauces que tus corrientes cursan


Cruzando la sonrisa de unos labios pretenciosos
Entre espasmos y alientos, entre sudor y brumas
Subiré hasta tus labios, para besar tu rostro.

“Giremos de las manos”, ¡amor!, ¡sin luz!, ¡a oscuras!


A tientas del silencio sepamos ser nosotros
Dejemos que las manos, dirijan la tertulia
Y que esta vez los dedos, simulen ser los ojos.

Mirarte detenida, amor, lo que la noche dura


Guardarte en la memoria con gusto caprichoso
Dejar que muera lento el tiempo que perdura
La imagen estulticia retentiva del gozo.
Que luz de las perseidas, prolongue con su lluvia
No deje desvanezcas ni en mi cansar un poco
Tengo miedo de que al parpadear descubra
Que ya te has ido cuando vuelva abrir los ojos.

Quiero sentir tu cuerpo, amor, borrar la culpa


Que colma en el pecado, el acto deshonroso
De tenerte entre mis sueños a costa desventura
De que al despertar lo vuelva a perder todo.

Quiero mirarte amor, amor mientras que dura


El gramo de un momento y transmutarlo en oro
Mas antes que regrese de nuevo a la cordura
Y desvanezcas vida como un soplo de polvo.

Quiero besarte amor, amor mientras que dura


El sueño de tenerte, de frente ante mis ojos
Más antes que despierto comprenda mi locura.
Y descubra amor, que siempre he estado solo.


Entretela X

(fuerza…)

Para que tú me amaras viajé al fondo que guarda


Las entrañas siniestras de lo inalcanzable
me acabe la cordura, y con brigola y adarga
embatí mi miedo a mis temores y males.

Para que tú me amaras, cambie mi ser por otro


Olvidé mi pasado, lo bueno en mis andanzas
Acallé los sonidos, mis pensamientos tontos
Y esa filosofía que sólo me agotaba.

Para que tú me amaras perdí las esperanzas


Y el amor que guardaba temeroso de amarte
Me agoté la inocencia, que sólo me dañaba
Y en ilusiones rotas poder estar iguales.

Para que tú me amaras volví verdad los mitos


Me arranqué el corazón, que un día despreciaste
Y dejé de sentir, y perdí los sentidos,
Dejé de soñar en lo inimaginable.

Para que tú me amarás sábelo amor mío


Intenté todo y todo y más de lo que deseaste
Las alegrías tercas por las que seguía vivo
Y al final, ¡oh! ¡que triste!, tu no pudiste amarme.
Entretela XI

(sólo se de ahora…)

Yo no se ciertamente cuan gracia y tan serena


Dibuja de colores la marcha de tus años
Ni que hieles borrascosas, a tientas envenenan
Seguramente al ritmo la sombra de mis pasos.

No sé, en verdad lo ignoro, que nicho sobre piedra


Sobrepuso a su loza, el terso de tu encanto
Ni que roca labrada, enterrada en la arena
Moldeó Pigmalión con la filis de sus manos.

Ignoro ciertamente, el medio cual conciencia


Dotó a tu cuerpo vida, del paciente letargo
Si alquimia serendipia, variante panacea
O si Venus altruista, con un hechizo mágico.

Ignoro en que momento regaron tu belleza


Con aguas mitológicas de arroyos encantados
Si lluvias tempestivas, freáticos o si Gea
Con aguas manantiales, fluidas de su llanto.

Yo no se ciertamente, que magia en primavera


Cadañal eclosionan, belleza en tú invernáculo,
Ni que lechos almácigas, cubrieron con su tierra
De flores enervantes la tez de tus remansos.

Ignoro yo, si guardas extraña descendencia


De la olvidada estirpe descendiente de Urano
O si el brillo alelante heredado de Hemera
Cubre en tus ojos negros el oscuro del Tártaro.
Yo no se ciertamente si diosa Casiopea
Al cielo rutilante te aguarda entre su manto
Ni si hermana gemela brillante de cefeidas
Sujeta en tu mirada el brillo de los astros.

Ignoro por completo, el arduo de tu guerra


¿Qué dios o diosa guía, la sed de tu maltrato?
Si deidad compasiva, la justa de Atenea
O si Ares combatiente, en el injusto daño.

Ignoro, ciertamente, la duda que me apresa


Ser puede el cometido del crimen que yo pago
¿Es acaso tan grave, el pago de la pena
Que sepas por decirte, el oprobio que te amo?

Cualquiera condición creada en tu belleza


Conduce a mi querer, morir con tu rechazo
Pues ya de conocida, desdén de mi teorema
Saberlo es de tu boca, emblema corolario.

No importa es al menos, ser la razón cualquiera


Del aire despectivo, hendido de tu enfado
Si ya supone abierta tu cara la indirecta
Saberlo de ti misma, resulta innecesario.
Entretela XII

(inevitable luna…)

¡Oh luna! cuando noches, de oro como esta ciernes


Por sobre mi ventana tu luz miel de brillantes.
Me invitas a pensar que del amor a veces
No existe quien se escape.

¡Oh luna!, dime tú, ¿si sabes que se siente


Cuando al final del día, oscurece ya en la tarde
Los dulces ojos que amas se marchan lentamente
Sin siquiera mirarte?

¡Oh luna! si supieras, que tanto amor comprende


El conformarte a diario con sólo una mirada
Y verla irse y amándola, sabiendo te aborrece
Destrozándote el alma.

¡Oh luna, luna mía, que en mi cama apareces


¿Sabes como olvidar sin incitar recuerdos
De esos que imparables se devoran la mente
Y te acaban por dentro?

Contesta luna mía, no te quedes callada


¡Dime luna!, ¿por qué cuando sabes que no te quieren,
Y con palabras necias te han dicho que no te aman
El corazón no entiende..?
Entretela XIII

(como nunca…)

Mírame sin recato, que no te afecta el cauce


de angustia que provocas en el lecho de mi haber
Pues, ya que no te importa, todo el daño que me haces
Permíteme mirarte, si al fin y al cabo sabes
Que en tus ojos moriré.

Que son ráfagas de ira, miradas fulminantes


Y sin embargo mírame, una y otra y otra vez
Y con los mismos ojos de amor amenazante
Que la misma mirada que me mata al mirarme
Me vuelve a renacer.

Mírame sin cuidado, sin penas, sin alardes


Sin tiento de piedad, mientras colmas mi sed
Que ardan tus caricias, en las heridas que abres
Más antes que te vuelvas oficio entre mi carne
Y estigma de mi piel.

Que al cabo de los años he aprendido a amarte


Con tientos y recelos, con dudas a creer
Que a veces no te quiero, que a veces por instantes
miento, que al contrario, de empezar a odiarte
Te quiero más que ayer.

Que colman tus silencios miradas tan culpables


Con odios reprimidos, amor cuando me ves
Que ocultas en tus ojos un mal beligerante
Que cada que me miras, dueles en cada parte
Profunda de mi ser.

Ódiame como nunca, es que ignores que me ames


Que en dosis muy pequeñas, yo nunca aprenderé
Con el resentimiento oculto que me guarden
Tus ojos en mis ojos al mirarme, mas antes
Que inmunes puedan ser.

Mas mírame otro poco, si daño alguno cabe


Pese a cualquier protesta, surja mientras me ves
Que me duela hondo y caro el intento de besarte
Más antes que se vuelva demasiado tarde
Y ya no pueda nunca dejarte de querer.
Entretela XIV
(sin comentarios…)

………………………………………

(Te me vas y no puedo detenerte, más detenerte, sino mirarte


Con el tiempo detenido, entre atardeceres de malva mientras te vas
Te me vas y en un suspiro acongojado de pena se me acaba el aire
Y mi vida contigo, sin ti, se va detrás.

Te me vas, como que no lo creo, me niego a creerlo, así no, sin hablarte
Con el miedo en las pupilas dilatadas, miedo de no mirarte mas
Te me vas y en un latido sordo de eco inefable todo se deshace
Y mi alma cansada, ya no puede luchar.

Te me vas, y mi pecho tan macerado, con su víscera late y late


Un silencio de alcoba olvidada me rodea con su aliento fatal
Te me vas y aunque mi mano desgarrando el viento te detenga, más te ame
De todos modos de entre mis manos te me irás.

Te me vas, y ya me haces falta desde antes, ¡rompe el silencio con cristales!,


¿Que voy a hacer, lo has pensado amor, vida mía, si conmigo ya no estás?
Te me vas, y no puedo detenerte, tú que me dices que todo sabes
No sabes un átimo, acaso de todo lo que dices puedes ignorar,
Las veces que te dije “no tengo nada”, y lo creíste, ves que nada sabes
Tantas palabras juntas, que te pude callar.

Te me vas, reímos, me dueles, callo, lo callamos y en mis labios yacen


Todos, los “te quiero”,”ven”, “no te vayas”, prende la luz”, “ no sabes llorar”
“mírame”, “leamos juntos”, “ríe conmigo otra vez”, “hagamos las pases”
“¡déjame!, no tengo nada”, “sin dramas”, “¿de nuevo tu regla?”, “¡dame paz!”
“me gusta cuando callas”, “¿te hiciste algo?”, “mueve el codo”, “no sabes lo que
haces”
Las frases que de mí… no escucharás jamás.)
Entretela XV

(instrucciones para robar un beso…)

Para robar un beso, sin que ella se de cuenta


Precise la mirada por encima del hombro
Respire con silencio y lea con cautela
El curso del camino que describen sus ojos.

Si pinta un poco el brillo, la risa en su mirada


Y este es acaso el tiempo correcto de la espera
¡No!, no detenga el paso, ándese con más ganas
Sin falsos titubeos directamente a ella.

No deje de mirarla, ni descompase el soplo


del aire contenido por no dejar de verla
Si viene en su camino, invierta entonces todo
el tiempo, en una frase que pueda detenerla.

A veces todo falla y algún signo se escapa


No vemos por ejemplo, el corazón ya roto
Es pues, quizás, que el daño oculto en las entrañas
Con un beso se vuelva más duro y doloroso.

Entonces, ya valore, si el beso con su costo


Realmente a posteriori valdrá acaso la pena
¿Tumbarla en un abismo más hondo y más angosto?
O si mejor prefiere dejarla por las buenas.

Aunque sabe importante, es mejor que lo sepa


Ya no debe tentarse el corazón si falla
Recuerde es importante, no obstante, y es besarla
Y preferiblemente si es que ella no desea.

A veces, sí funciona, o quizás sólo un poco


A veces, sólo basta, la sílaba certera
A veces, con mirarle el alma más a fondo
Basta para ver que no es ella la correcta.

Es importante entonces cerciorar que no lo ama


Que exista algún cariño que el cuerpo no presienta
Pues en caso de que ella lo quiera no hace falta
¡El beso debe ser, tomado por la fuerza!

En fin, si de los cientos posibles de esperanza


Alguno otorga un bien posible de certeza
Tome un soplo profundo, sostenga en la garganta
Y piense en su razón oculta de tenerla.

Eso le dará al menos cordura si es que loco


Los signos no son buenos y si es que usted ya piensa
lo inútil que resulta, irse a tirar de hinojos
Por amor proclamado a quien no le interesa.

Ya dado el primer paso mírela cara a cara


Tome con ambas manos muy fuerte su cadera
Que no halle en el instante razón de lo que pasa
Y todo gire rápido muy fuerte en su cabeza.

¡Bien!, ese es el momento, que ya tanto esperaba


Ahora, junte sus labios lo más cerca que pueda
No intente, ni permita, que escape una palabra
Resigne simplemente y deje que suceda.

Serán pocos segundos y sentirá de pronto


En un vacío de aire que el alma se colapsa
Podrá ver en su mente sus labios aún más rojos
Y en su beso el viento herido como le arrebata.

Y un golpe de sus manos, reventará en su pecho


E intentará empujarlo cual fuera de su vida
Y habrá en sus ojos secos un rastro de silencio
Y un aliento de miedo o detonación de ira.

Espere con denuedo la pena de su falta


Nunca está por demás esperar la sorpresa
Ya que después de todo, no existe en tanto nada
Que pueda asegurar cual sea su respuesta.
Entretela XVI

(unum suavium…)

Él, nuestro primer beso, tan común sentimiento


Tan remilgado y húmedo impreso de desgaste
Sin ofender a todos acaso los desmiento
No es magia como dicen los que dicen que saben.

El primer beso nuestro, no detuvo en el tiempo


No llovieron estrellas ni polvos estelares
Nunca nos observaron las hadas de los cuentos
Ni hubo un final feliz, ni ángeles guardianes.

El beso compartido, a oscuras nuestro beso


No fue como lo cuentas, hallazgo inmemorable
No sentí mariposas revolotear por dentro
Ni sentí presionárseme jadeantes los ijares.

El primer beso tuyo, mío, este beso nuestro


Deseado, reprimido, sin duda inevitable
No detuvo las notas que viajan en el viento
Ni encendieron los átomos deflagrando en el aire.

El beso tuyo y mío, aunque lo niegues fue eso


Un simple transidir de los labios fugaces
La mente y nuestra boca unidas un momento
En esta guerra eterna haciéndose las pases.

El beso solitario el que ambos comprendemos


Fue egoísta, nostálgico, desesperado, con hambre
De recuerdos sin paz reviviendo requiebros
De amores ya pasados comparando lo infame.

El primero que dices, ni acaso fue el primero


Sin que te dieras cuenta, que esto no lo sabes
Te besé tantas veces escondido a lo lejos
Y te ame y te tuve y fuiste mía desde antes.

El beso que recuerdo, nuestro beso imperfecto


En la oscuridad a tientas, terco, beligerante
De dos almas heridas que juntas pretendiendo
Haciéndose más daño al unir las mitades.

Él, nuestro primer beso, despiadado y obseso


No, no trastabillé ni siquiera un momento

No es magia como dicen los que dicen que saben


En nuestro primer beso, yo sólo, sentí amarte.
Entretela XVII

(aún mas allá…)

¡Ay amor! esa tarde quedó abierto el abismo


Y este espíritu fatuo al fin abrió su jaula
Libre en la ubicuidad que nunca había vivido
Buscó nueva morada.
Allá donde el abismo que contrajo mi pecho
En la oscuridad honda, alimentando rabia
Pungiendo nuevamente, en que el corazón abierto
Todavía no sana.
Más allá de lo efímero, “aún con las heridas”
Donde la flor de loto, donde la flor retama
Pese a la condición, pese a la geografía
Del obvio mecanismo no crearon espinas
Y siguieron intactas.
Allá donde una vez, formamos nuestro sueño
Aquel inalcanzable, que a penas figuraba
Tortuosamente lejos, tan lejos, más, muy lejos,
Perdido entre la nada.
Más allá donde cómplices urdimos algo eterno
Mas allá donde nace y muere la esperanza
Más distante del sol, en los bordes del cielo
Que nunca terminaban.
Allá donde conviven gregarias, por montones
Sacudiéndose el viento, batiendo con las alas
Donde cae lento el sol y retornan los prognes
Al nido entre las ramas.
Más allá donde pinta lejano casi al borde,
Hendiendo con su peso, caldeante entre las fraguas
Crepitando y undísono, la luz del horizonte
La última de sus flamas.
Allá donde la muerte espera silenciosa
Intercluida hambrienta, en la soledad aguarda
La luz de un alma viva que muera desdeñosa
Encendiéndose infausta
Más allá de las dichas y el dolor fané amargo
De los diez mil momentos que mi memoria guarda
Obcecada y latente indemne sin descanso
Donde el aliento para.
Mas allá lejos del otro lado del espejo
Del oscuro siniestro del mundo de la magia
Lejano y más profundo, más hondo y más adentro
Que de cualquier distancia.
Allá donde conjunta la materia y el tiempo
Se deflagra en súbito en enormes llamaradas
Al punto del colapso, abriendo el universo
Como a una naranja.
Allá donde la idea trasciende y va formando
Una estrella de luz que trepidante inflama
Como fugaz meteoro un camino en el espacio
Que con su estela traza.
¿Qué donde mora acaso?, indescriptible incierto
De los dómines, dogmas, del equilibrio y karma
Independiente esencia de abstracto y lo concreto
Que prescinde metáforas.
Más allá de cualquier quimera escible distante
O de visión futura augusta tan lejana
Más allá todavía, de un sueño inalcanzable
Más allá vive mi alma.
Entretela XVIII

(nada ha cambiado…)

Así llegue el momento, Dios no lo quiera nunca


De saber que el futuro de ti ya ha sido escrito
Espera yo lo arreglo, que no te quepa duda
Enfrentaré al destino.

En tí el miedo sucumba buscando hacer estragos


Te mantendría en mi, tu cuerpo junto al mío
Inamovible en mí, contenida en mis brazos
Calmando tus latidos

Sentir sienta tu cuerpo el trastabillo testarudo


Aún en las febriles noches que no hace frío
Te brindaría mi abrazo y estaríamos juntos
Un momento fundidos.

Que de nuevo algún día esto ya no lo soportes


Despabilar tu quieras el corazón cautivo
Te diría ¡pues cuéntame! no detendrá la noche
Al labio resentido.

Que ya otra vez no pase, te mire vagar sola


Con los ojos al suelo desahuciados perdidos
Te diría ¡no más!, sobre mi pecho llora
Como lo hace un amigo

Vuelva esa loca idea de estar sola sin amor


Intentaría cuanto de amor dulce al oído
te recordase para decirte que amor, ¡yo
siempre estaré contigo!
Entretela XIX

(insight…)

No comprendí al principio tú búsqueda y sus mundos


Te amé sin limitarme, pensé que así eras mía
Mi amor no te bastó, mi amor es todo tuyo
Y no me amaste, ¡no!, no cómo yo quería.

No obstante, me dolió hice un cambio a futuro


Para así comprenderte, miré lo que tu miras
Que no siempre es lo tierno, que a veces es lo duro
Que aún más que los besos prefieres las mordidas.

Supe que hacer ahora, sólo lo que era justo


Para saberte amor hice lo que podía
Para que tu supieras del amor absoluto
Que torpemente guardo, te brindé mis caricias.

Todas a cada instante, todas cada segundo.


Al despertar, al dormir, sin pensar todo el día
Sintiendo ya tu cuerpo vestido ya desnudo
Y no me amaste, ¡no!, no cómo yo quería.

Que a veces no las manos, en el instante puro


A veces las palabras es lo que tú querías
Te hablé de amor entonces, mi amor cada minuto
A tu lado al oído como la vida misma.

Que no es eso, ¿entonces, es el silencio agudo


que entre cada palabra estremeciendo vibra
O lo que sin decirme sobremanera escucho
Cuando cansada, sorda te miro pensativa?
Tratando comprender de tu cabeza y mundo
Tus locuras y goces, tristezas y alegrías,
Noté, pues, ¿qué mas puedo, al saber mi amor no pudo?
Que no te amaba, ¡no!, no cómo tu querías…

Pues he de amarte entonces con mis besos impuros


Con caricias, miradas, amor cuando me pidas
Pues ha de amarte entonces el pecho sordomudo
con el corazón ciego y el alma sobreherida.

En la búsqueda eterna de lo que yace oculto


De tu mente insondable y de lo que amerita
Comprendí como amarte, el ya no amarte mucho
Sólo amarte mejor, tal como necesitas.
Entretela XX

(eternamente a la distancia…)

Hay algo en ti muy distinto desconocido a leguas


Canto de una sirena que sin notar me llama
Y a poco mesurado sin notar tu presencia
Te fuí metiendo más adentro en mis entrañas.

Amo cuando estas y no estás y me rodeas


Y me miras sin verme y tan serena callas
Noches en que bien puedo confiar en tu ausencia
En que no habrá reproches ni comprensiones falsas.

Y los momentos yertos que nacen las querellas


Antes de conocernos rivales de batalla
que sabes perderé ahí suplicando tregua
bien encumbrando herido esta bandera blanca.

Amo aquellos momentos en que dejarme esperas


Y pareces distante, tan distante y lejana
Y aún así te siento el amor que me profesas
Aún cuando me niegas la luz de tus miradas.

Siento sentirte mía, casi como antes eras


Que hoy que ya no eres el tiempo ya no pasa
Hoy te amo como nunca, no espero lo comprendas
Ahora eres más mía, hoy que no somos nada.

Amo los minutos y las horas que ansiándote me dejas


Con sólo tus suspiros a oscuras en la cama
Y el espacio juntos que después de amarnos queda
Ya en silencio perdidos cada uno a la distancia.
Amo que nunca miento y que tu nunca me creas
Que siempre me cuestiones la miel de mis palabras.
Que siempre te creeré aunque tú siempre me mientas
Que no tengas que hacerlo y aún así lo hagas.

Te amo tú quien llorando aún niegas tu tristeza


y despiertas temblando cubriéndote la cara
y dices nada pasa y vuelves y lo piensas
y tontamente crees que todavía me engañas.

Y cuando inadvertidos como quebrantos llegan


Reproches a destiempo ahogados en la garganta
diciendo que soy yo quien robó tu inocencia
y el único culpable del mar de tus desgracias.

Y la caricia muda que a diario me despierta


En forma de un respiro que de tu boca escapa
E intuirnos de reojo y sospechar nuestra existencia
Sin manos abrazados espalda con espalda.

Te amo enfurecida, contristada y buena


Segura, locamente, tiernamente, en la calma
En la tormenta, sola, en el lugar que llenas
En la luz, a oscuras, en el lugar que faltas.

Te amo sin tiempo, a tiempo, pensativa, despierta


Por gusto, por favor, por todo o por nada
Te amo en silencio, en ruido, con ropa o sin ella
Por necia, testaruda, por no saber que me amas

Te amo lo que no puedo, y mi razón intenta


Sin motivos, perdida en el rincón de tu alma.
Con el perdón de todos, contigo y sin tu anuencia
Por necio y testarudo y lo que piensas y callas.
Te amo aún todavía, amo que no lo sepas
Que revientes de la ira que obnubilada cargas
Que dudes del amor que sientes y lo niegas,
Y hasta el involuntario odio que sin querer me guardas.

“Te amo en fin sin razones” que acaso comprendieras


Inexistentes casi que tradujese el habla
Seguiremos solemnes amándonos a ciegas
Por siempre dos personas completamente extrañas.
Entretela XXI

(resignación y búsqueda…)

Yo que oculto del amor perdido enamorado


Sin ninguna esperanza
Por un camino y cruel y umbrío y desolado
Me llevan mis pisadas.

Yo que al estar soñando, ahogado entre mentiras


Ni en mis sueños se arrancan,
Lágrimas en que al cabo de agotar una sonrisa
La tristeza me arrastra.
Entretela XXII

(aclaraciones…)

No es que inmune al dolor, con tu amor me hayas vuelto


Ni que comprenda todo con un sentir más hábil
Ni que nuestro pasado lo haya borrado el tiempo
Ni que duelas menos, ni que seas más fácil.

Ni es que ya no te quiera, ni que te quiera menos,


Ni que cada vez que hieres, el pecho haga catarsis
Ni es que el caduco orgullo me nuble el pensamiento
Ni que me cuestes tanto, cuando el amor es gratis.

Tampoco es que te sepa completos tus secretos


E ignores te conozca, cuan bella y vulnerable
Te hiere en el orgullo la impotencia de los celos,
Apasionados, locos, cuando me ves con alguien.

Ni es que me desespere el que pienses que puedo


El descifrar tu mente si me es indescifrable
Y tener que saberte a fallidos intentos
Y que más insondable me sea lo que haces.

No es tampoco el olvido de mi resentimiento


Ni una estrategia mía que me brinda la praxis
Ni el miedo incontrolable, que me deja perplejo
El mudable brownoideo de tu amor volátil.

Ni es que me duela a veces, no midas lo violento


Con que es la mordedura que imprimes sin fijarte
Con el beligerante desgarre de tu beso
Que impregna doloroso tu boca con mi sangre.

Ni es el arrobo cáustico, de saliva en mi cuerpo


Como algodón de azúcar que lento me deshace
Ni tu lengua de sierpe prolija de veneno
Que cata palmo a palmo con besos cada parte.

Ni es tampoco el profundo que de tus ojos negros


Emanan cual abismo al fondo de los mares
Ojos entre silencios, ojos tuyos serenos
Que asfixian con miradas que me roban el aire.

Ni tus manos que flotan como flor del cerezo


Al contacto de pieles delicadas y suaves
Ni tus dedos tampoco de lacinias y pétalos
De abrojos escondidos a lo largo del talle.

Ni el filo de tus uñas, que cortan como acero


En segundos de Babia con caricias fugaces
De tus manos asidas con el amor violento
Cuando las clavas abriéndome la carne.

Ni es que haya empezado a odiarte sin saberlo


Si falto de respuesta ves la mirada lábil
Y cuando me preguntas, oculto y no contesto
Y me aparto de ti, y no te miro casi.

Y si es que te respondo no digo lo que siento


Y si es que tu lo sabes, detestas que lo calle
E intuyas sólo intuyas un poco lo que pienso
E ignores por completo, el cuanto es que te ame.

Ni es que por quererte deje de tenerte miedo,


Y me haga el importante y finja ser un mártir
Ni el resabio de la hez, me olvide de tus besos
Ni reniegue orgulloso del dulce de tu cáliz.

Que no es que te reprima mostrarme tu talento


Ni que me seas menos, ni es que te sobaje,
Las noches de nosotros, amor cuando te ordeno
Que cumplas lo que digo, sin nunca cuestionarme

No es que lo dude acaso, de todo lo que siento


Si de tontos errores es que antes cometía
“Es que ahora te conozco, es que ahora te comprendo”
No es que este amor que digo sea falso y egoísta.
Es que hago imperativo, lo que los dos queremos.

Que de acuerdo contigo a tu mundo completo


Finjamos no saberlo, ya nunca habrá mas nadie
Nada hay que te reproche si después de querernos
Dudas son, dudas mueren, y nuevas dudas nacen.

Y a lo que somos juntos, lucho por no perderte


Hablamos subterfugios y no somos sinceros
Y luego arrepentidos nos quejamos silentes
Y vamos por la vida, amor eternamente
Jugando el mismo juego.
Entretela XXIII

(indecisión…)

Esta noche al mirarte, y al verte confundida


Algo vi en tu mirada, que ya antes no lo viera
Fueron los mismos ojos con que antes te veía
Pero no vi lo mismo que tanto conociera.

Un algo casi extraño, escondido a la vista


Tan diáfano y oculto que nadie lo previera
Como el árbol que quiebra cuando nadie lo mira
Que no haría sonido si nadie lo oyera.

Así como en los días, rara vez se divisan


En la tarde soleada una perdida estrella
Blanquecina, borrosa, trepidando transida
Sin saber que esa noche esa fuese la primera.

O así como las olas en las costas bravías


Que arrastran mamotretos a la hondonada hueca
Y luego reaparecen con la ola intempestiva
Como barcos perdidos en una isla desierta.

Esta noche al mirarte, y al verte confundida


En tus ojos de siempre de deliciosa almendra
Descompuesto en el rostro de risa reprimida
Al candor pudoroso de una ligera mueca
Un no se que recóndito muy dentro me doliera.

Algo prorrumpió al suelo haciéndose mil trizas


Un algo, qué se yo, hecho de cuatro letras
Escuchando en mi mente, un tris de campanita
Como cristal quebrado al cerrar una puerta
Me llenó de terror lo que no me decías,
Fueron interminables minutos antes de que te fueras
Casi loco al saber que no me lo dirías
Tu cuerpo titilando con la voz en la lengua

Fui a pasar desde entonces estúpidas rutinas


Peleando con la almohada, sus mullidas ideas
Luego reconciliándome llorando a escondidas
Tantas noches sin paz, despierto dando vueltas

Cuan importante fuese lo que decir me habrías


Que aquella noche ni otra, ni nunca me dijeras
Quien diría esa noche viese lo que vería
En tus ojos de siempre de deliciosa almendra.

Escuchando en mi mente, un tris de campanita


De este amor que pensara que todo lo pudiera
Quien pensara esa noche viese lo que vería
De tu mente insondable… una duda en tu cabeza.
Entretela XXIV

(más aún…)

Tendrás la habilidad, de fingir cuan sincero


Puedan tanto parecer verdades tus palabras
Y decirme tan crédula, ¡amor mío!, ¡lo siento!
He dejado de amarte, ya en mi no queda nada.

Así reniegues tanto con el mas firme empeño


Que tu cara mas seria, duela dentro del alma
Nunca podrás amor tapar el sol con un dedo,
Ni fingir la verdad que en tus ojos escapa.

Serás necia que nunca detendrás tus intentos


Y cada vez me habrás de entrever con falacias
Pero también habrás de malgastar tu tiempo
Pues aún detrás de todo tus ojos te delatan.

No lo niegues, no puedes, tan claro en tu mirada


De las marcas de ojeras de las noches sin sueño
Y las marcas de manos inasibles al suelo
Que dejaron su senda en tu piel horadadas.

Por este conjunto de quebrantos al cielo


Por las promesas nuestras que dices olvidadas
Por todas estas súplicas que reprimidas veo
Y estos pisos teñidos de lágrimas regadas,
Lo se amor, se que aún me amas.

Entretela XXV

(libre…)

Me dejaste y tuviste si acaso mil razones


Dijiste que me amabas incondicionalmente
Que ninguna cadena como yugo perenne
Ataría eternamente nuestros corazones.

Que así era mejor, ser libre en el presente


Que al final de los días desvanecer las voces
Cada quien por su senda y seguir siempre jóvenes
Y así no ver jamás que nuestro amor perece.

Tontamente perdidos de esos locos amores


Que fingiendo y odiándonos cobrándonos con creces
El intento de amar fallezca en sus albores
Que contra la costumbre el corazón no puede.

Mirando nuestra vida como lenta florece


Pletóricas heridas de amor en sus albores
Cada quien en su mundo manteniendo la entente
De esta tea llameante que el tiempo no mejore…

Libres al fin y al cabo, de todos los temores


De no tenernos diario esa nimiedad a veces
Sin ningún compromiso tan libres de intereses
Exentos cateréticos de amar como ladrones.

Es que si entiendo, quieres, “la tregua de Nepente”


Es que no quiero nunca perderme de tus dones
Quiero dormir contigo al despuntar las noches
Y despertar contigo viéndonos frente a frente.

Oír los beligerantes de lúbricos clamores


Pidiendo sea explícito aunque sepas lo que pienso
Nunca me cansaría de oír ese “ahora entiendo”
tuyo, que nada sabe y todo lo supone.

¿Quieres tu libertad?, es que si te comprendo,


Sin nada que reprima, todo el amor que sientes
Es que si te comprendo, y tú no me comprendes
Que yo se que tú si puedes, pero, yo no puedo.

¿Es que soy yo?, o ¿acaso eres tú que no me entiende?


Que necesito ver bien atrancado el gozne
Que tú puedes ser libre en los mas altos alcores
Pero puede que yo muera cuando lo intente.
Entretela XXVI

(¿mía..?)

Esas inalcanzables veces, que proferiste serlo


Estar conmigo siempre al despunte del día
Despertando silentes blandiendo una caricia
Como un arma cortante entre la dermis del cuerpo
Hendiendo una nueva herida.

Las veces que reíste a mi labio a sotavento


Intuyendo adlátere la voz de tu alegría
Lo pensaba realmente, realmente lo creía
Ser tu felicidad, ser el único anhelo
El dueño de tu sonrisa.

Las veces que te vi, aferrada a un recuerdo


Pensando palpitante, respondiendo agresiva
Que esas eran las lágrimas, que por mi desprendías
Ser la cura del mal la tregua de mis besos,
Serte yo la medicina.

Y cuando todo al cabo parecía perdido


Las ganas de vivir a punto se te iban
Una simple palabra tautológica dicha
¿Como pude engañarme, verte como yo mismo?
Ser aquella fe perdida.

Así a veces seguro, aunque estuviera en vilo


Pretenderte al pensarlo con el alma encendida
Dueño de tus pulsiones, y pasiones contenidas.
De todos tus temores, ocultos enemigos,
Y negando tus mentiras.
Fue el gusto de saberte tan libre sin destino
De no tenerte siempre, sólo cuando querías
Unos instantes solos, de la gnosis fortuita,
En que estuviste cerca un segundo conmigo
la eternidad de una vida.

Así quise mentirme, me puse siempre al filo


Abrogando la mente todo lo que sabía
¡Bueno!, a veces dude, te miré confundida
Hoy ya no queda duda ya quedé convencido
que no… nunca fuiste mía.
Entretela XXVII

(alquimia...)

Si pudiese volver, en un tal vez tu nunca


Remanso de la tarde, de la memoria aquella
Me harías tan feliz, con la opción oportuna
Posible de algún día, que todavía queda.

Volver tiempos de antaño, que todavía ocultan


En las tardes a solas, la historia que era nuestra
Recordando de acuerdo, entre vivencias tuyas
Que pudo haber algo, que un día nos uniera.

Si pudiese volver, en un tal vez tu nunca


Probaría lo que antes, por miedo no lo hiciera
Haría cuanto puedo, que vida sólo hay una
Y en cambio la esperanza, se suele hacer eterna.

Y si es capricho, goce, que el alma se acostumbra


Y no lo sabes cierto, y el alma se subleva
Tú, dadme el beneficio, que me brinda la duda
Que puede convencerte, una esperanza férrea

Si pudiese volver, en un tal vez tu nunca,


Buscando aquellos fallos, que tal vez me entendieras
Dirás posible un día, que entiende la cordura
Que muchas cosas quedan, en la conciencia ciegas.

Quizás lo pensarías, con múltiples preguntas


Que nadie toma acaso, decisiones perfectas
Que tú puedes cambiar, en un tal vez el nunca
Borrando con el tiempo, la que fue tu respuesta.

Si pudiese volver, en un tal vez tu nunca


Pensando que es posible, cambiar lo que antes era
Pintaría de rosa el color de la luna
Y escribiría tu nombre uniendo las estrellas.

Cifrado de palabras, en la hondonada oscura


Que arcano sin poderlo, tomara la tiniebla,
Tanto enloquecería que lleno de locura
No dejaría nunca de mi lado te fueras.

Si pudiese volver, en un tal vez tu nunca


Y acaso me fallara, la doliente promesa
Que a fin de cuentas fueron, pensarías sin duda
Tan pocas alegrías y tantas las tristezas.

Un cúmulo de tantas, pensamos las preguntas


Dijéramos un día encontrar las respuestas
Y a más de cada día, teniendo nuevas dudas
Entendiéramos de antes que incontestables eran.

Si pudiese volver, en un tal vez tu nunca


Y ésta alma no pudiera, tan frágil contenerla
Pésame comprender, la esperanza futura
Que éste corazón tiene tan poca resiliencia.

No obstante, que este amor, en la perpetua lucha


No pudiera detenerte, inevitable fuera.
Recordarás de acuerdo, entre vivencias tuyas
Que un día me quisiste, con el alma entera.

Si el tiempo que dijimos, amor, que poco dura


Cumpliera su designio, el tiempo que nos resta
Con cada paso a una distancia mas segura,
Sabemos de antemano, que lo ido no regresa.

Que fue de nuestra historia, viandante taciturna


Que todavía queda, un algo en existencia,
Rezagos imborrables, de efímeras tertulias
En que nos conocimos, la eternidad completa.

Si pudiese volver, en un tal vez tu nunca


Intentos desastrosos, de la brutal contienda
Borraría los yerros, de amarte con locura
Y esta vez no serías, ¡amor!, mi vida entera.

Calmaría mis ansias de amarte sin mesura


Con amor preparado, en dosis muy pequeñas
Si pudiese volver, en un tal vez tu nunca
Yo te querría más, y demostraría menos
Para que no te dieras cuenta.
Entretela XXVIII

(límbico…)
Pudo no convencerte, el corazón entero
Que te quise amor como no entenderás jamás
Que puede hartarse el alma, del enclaustrado encierro
Y buscar en otra alma la ansiada libertad.

Mas el yerro de quererte atada a este cuerpo


Paga el precio de volverte amenaza mortal
Implacable asesina, suicida de recuerdos
Desatada vorágine, catártica, solaz.

Irán borrando de tu memoria los momentos


Como estaciones de años, y estragos al pasar
Las lunas redondeles, rincones descubiertos
Las lluvias quejumbrosas en las tardes sin paz.

Los días que intentamos ver con los ojos ciegos


Luces caleidoscopios, en el fondo estelar
Juegos entre sábanas, tela a pos del viento
Las caducas caricias en el cato frugal.

Irán borrando de tu memoria los momentos


Como frases escritas en la arena del mar
Las sombras dibujadas en la piel con los dedos
Y las risas a gritos entre la oscuridad.

Las lunas de colores, en las noches de incienso


Tacitas de café, y perfumes de azahar
Oscuridad en velas, cardúmenes de besos
Cortinas entreabiertas y música de Bach.
Irán borrando de tu memoria los momentos
De miríada en miríada, hasta no quedar más
Como volutas de humo, envueltas en el cielo
Que disipará el aire con su aliento voraz.

Confidencias en cartas, monótonos secretos


La mística leyenda de hablarnos la verdad
El usufructo dado, laudemio de mi cuerpo
La prorroga perpetua, de sólo tú y nomás.

Irán borrando de tu memoria los momentos


Pésame la batalla, de contra ti luchar
El inveterado ánimo, de gritos entre sueños
En que distante llamas a nuestra soledad.

Las risas y detalles olvidarás al tiempo


Del soplo contenido en la perpetuidad
Grabado dulcemente en el sonar del eco
Que tu silencio asesino despedazará.

Alígeras sucindas, remontarán al vuelo


Con el último canto dispuestas a evocar
De solferino y malva el hechizado cielo
Cuando nos conocimos, también lo borrarás.

Más ay de mí, que todo, guarda ley del “excepto”


Que te quise amor como no entenderás jamás
Que hay huellas indelebles grabadas en tu pecho
“Que un día nos quisimos”, ¡nunca podrás borrar!.
Entretela XXIX

(pausa…)
……………………………………..
no te reclamo nada, solo fue una pregunta,
eso, ¡contesta y ya!,
.............................................................
esta bien no te enojes, tan sólo pregunté
me atormentó la idea ¡no volverá a pasar!
……………………………………….
mira, ¡toma!, un regalo de perdón te compré
es de amor, ¡ya!, lo siento, ¿ te lo quieres probar?
……………………………………….
¡No!... ¡que no!, no es por culpa, ¿no puedes entender?
¿no puede ser porque te adoro y nada más?
es que al fin he logrado recuperar mi fé,
no hay en mis intenciones nada oculto detrás,
……………………………………….
es qué buscas pelear… ¿qué tratas de obtener?

no es justo, tu ya sabes, que es mi debilidad,
es que eso que me dices me calcina la piel,
te prometo que no lo vuelvo a mencionar…

¿así calmo tus ansias?.., ¿negando la verdad?
fingiré que no existe lo que a leguas se ve,
…………………………………………
bueno,¡eso es lo que quieres!, así tu estás en paz
…………………………………………
no comprendo, hoy que… te quiero mas que ayer
¿por qué cuando empezaba, a no dejarte de amar?,
¡no!, ¿por qué desde que… lo volviste a ver
a mi ya no me tratas, ni me quieres igual?
………………………………………
¡no!, por favor, te imploro, no lo digas, ¡no más!
tienes la razón, yo soy el que está mal,
¡quédate por favor!, fingiré no escuché
¡quédate por favor!, seré yo quien se va…

sólo dime si es cierto, todo lo que pensé…
mírame que te miro, que ya no puedo más
………………………………………...
………………………………………...
esto es triste….. algún día había de pasar
¿no me quieres decir nada?… así que eso es…
después de todo este tiempo de juntos estar,
te diste cuenta que… lo quieres más a él.
Entretela XXX

(conmigo, sin ti…)

Conociste otro amor pasados unos meses


Que te hizo comprender que si valió la espera
Supiste amar mejor, amaste cuantas veces
El pecho macerado dejó cuanto quisieras.

Tiraste tu pasado para poder volverte


Una nueva persona que nada detuviera
Ideas renovadas del ánima más fuerte
Que al final liberadas del corazón salieran.

Qué podría decirte con que algo detenerte


Con que nueva virtud hacia mi te atrajera
Tendría que volver al clásico ¡me quieres!
Y hacerte ver el “me amas” compelida a la fuerza.

Quisiera entrar en ti como punzante resped


Y viajando en tu sangre, hurgando en tu cabeza
Para saber que tanto resguardas en tu mente
Y por qué me lo ocultas, temiendo que lo sepa.

Acepto mi destino, quieres irte, pues, ¡vete!


No te detengo más, que sea lo que sea
Nada puedo decirte amor para que te quedes
Pues, vete vida mía, y vuelve cuando quieras.
Entretela XXXI

(el dilema de los ojos bellos… )



No comprendo por que, ¿como puedes amarlo?
¿qué magia existe en él, que tanto te hipnotiza?
Es que te vuelves loca con tan sólo mirarlo
¿Qué tiene él escondido, que es dueño de tu vida?

Ella:
Anhelo esa mirada, la que irradia en sus ojos
Como un punto flamígero, un lampo que destella
Es tanto que enamora, no lo niego, es hermoso
Espero cada día, que esos ojos me vean.


¿Es eso, son sus ojos?, ¡es que es algo tan vano!
No puedo competir con lo que no poseo
Es que duele saber ¡amor! que me falta algo
Me duele que no me amas, por lo que yo no tengo.

Ella:
No sólo es eso, esconde alguna extraña magia
Lo sé cuando me mira como un encanto oculto,
Sé que él también me quiere, sus ojos lo delatan
son nítidos, son bellos, son de un verde profundo.


Mis ojos es verdad, mis ojos no son bellos.
Pero si son profundos, parecen un abismo
Como un agujero hondo en el estrellado cielo
Mis ojos como mi alma son un hoyo infinito.
Ella:
Es que él cuando me mira puede verme desnuda
Sabe cada detalle y turgencias escondidas
El color de mi pelo, mis ojos, mi sonrisa
La piel, cada porción e imposible mesura.

Él:
Pero mis ojos pueden ver más allá del cuerpo
Es que él no puede ver lo que yo cuando te mira
Él en comparación parecería ciego.
Yo puedo mirar tu alma y lo que en ella habita.

Ella:
Si algo necesito saber lo leo en su mirada
No necesita hablar, comprendo lo que miro
Sus ojos son tan claros como dos gotas de agua
El no es como tú que… necesitas decirlo.
Cuando el arte me incita y lo creo y lo dibujo
El color de sus ojos no abigarra, es preciso
Destella fulminante, no es sórdido y difuso
En las obras que figura, siempre es como lo pinto.

Él:
Mis ojos es muy cierto carecen de color,
Mis ojos lo lamento son simplemente negros
No obstante, si los míos los pintaras amor
Ocuparías la suma de todos los pigmentos.

Mis ojos ya descubro tienen un fin aparte


Son para filtrar dolor en humillantes gotas
Quien diría que… “al final no pudiste amarme”
Entonces lo comprendo, entiendo lo que en él notas
Qué lastima, mis ojos así ya no funcionan.
Mis ojos son la tregua, para aceptar la derrota.
Entretela XXXII

(lid…)

Dime amor cuanto queda, hay de este amor latente


Que dices acabado, ya todo esta perdido
Y la risa enamorada que ya no te aparece
Como antes tiernamente, al estar conmigo.

Dilo con el mutismo gélido intermitente,


No lo pienses siquiera, ¡vamos hazlo!, amor mío
Que sea con dulzura, y como tantas veces…
…fue, nunca te cansaste, de habértelo creído.

Dime amor cuanto queda, de lo que ya no sientes


De todo eso que dices, tú nunca haber sentido
De las manos ardientes en el amor silente
Cobijando tu piel en las noches de frío…

… en la desnudez sola que fuera aquella especie


De soledad augusta y de ritual efímero
De tenerte y amarte, sin amarte y tenerte,
En espacio de luna cuando los dos dormimos.

Dime amor cuanto queda, no importa lo que quede


De este estúpido amor, que dices extinguido
Por el último beso, del último presente
Lucharé sin dudarlo por el menor indicio.

Por lo que digas, queda, si es que acaso algo puedes,


Por lo que ambos sabemos, de nuestro actuar nocturno
De la manera nuestra que fundieron las pieles
En el ritual amante de los treinta minutos.
Por lo que niegas, queda, y del futuro temes
Perder lo poco o nada, (negarlo es mas seguro)
Dadme oportunidad, si tu también lo quieres
De que ésta última lid, la combatamos juntos.

Te doy la libertad de ser libre, “libremente”


No hay nada que perder, ya todo ha sido dicho,
Si nada queda entre ambos, nada era, nada pierdes
Nada hay en la memoria, que ya antes no haya sido.

No pienses, ¡no lo pienses!


¡Recuérdalo cariño..!
“Nadie puede dar más, de aquello que no tiene,
Ni amor puede perder, lo que ya está perdido.”
Entretela XXXIII

(¿qué sabe él del amor?..)

¿Qué sabe él del amor?, si aún consiente ideales


Y te sabe a destiempo, tú le das las respuestas
No ha vivido a tu lado, la maldad de los males
Caíste sola a sus brazos, sin intentar ganarte
A mitad de la guerra.

¿Qué sabe él del amor? el que nada te sabe


Si ignora por completo, lo que a solas piensas
Y acurrucados juntos contando las cefeidas
Él te dice su amor, sin en verdad amarte
Y finge que te besa.

¿Qué sabe él del amor?, él que no puede amarte


Veinticuatro horas diarias y con toda su fuerza
Llevarte en la memoria con exacto detalle
Como agudo venablo, en la herida incesante
Punzando en la cabeza.

¿Qué sabe él del amor? al que nada lo abate


Él, que no fue el amigo, confidente a la espera
El no estuvo contigo, los días que lloraste
Ni sucumbió de aquellas noches interminables
De insufrible tristeza.

¿Qué sabe el del amor? si de rosa pintaste


Su mundo de alegrías y besos de cereza
Y no hay nada a su lado, que pueda que te falte
¿Cómo arrancarte ahora, si ya eres rutilante
Mi inalcanzable estrella?
¿Que, Qué se yo del amor?, nunca fuimos iguales
Que más bien enemigos, compartiendo sus penas
A penas un momento, en que hicimos las pases
Sin nada personal, ser dos llamas fugaces
Que alígeras sin aire, solas se consumieran.

Que, ¿Qué se yo del amor?, nunca fuimos iguales


De este perpetuo duelo, no espero que lo entiendas
Que era mejor así, antes que nos doliera
Arrojarte a sus brazos, porque era inevitable
Para hacerte feliz, lo que conmigo no eras.
Entretela XXXIV

(cuando dentro… un murmurio.)

(cuando dentro….)

Y pensar que podría, podría y sin embargo


Ya no puedo olvidar nuestros tiempos pasados
Aquellos que forjamos unidos palma a palma
En el vacío en que estás, ya siento que te extraño
Y el aire que respiro sin ti ya no me basta…

De lo que ambos vivimos y que juntos tramamos


Seguimos siendo cómplices, del gremio de la almohada
Que nadie lo sospecha seguimos aferrados
Como tontos y jóvenes, locos enamorados
Despertando a solas sin querer cada mañana.

Vacíos temblorosos en que empieza y no acaba,


Y cada uno jugando a no necesitarnos,
Que ya no nos faltamos tenernos al costado
Aunque sintamos frío fingiendo nada pasa
Y este amor se nos esté muriendo entre las manos…
…………………………..

Yo en mi mundo obsoleto creyéndome mi engaño


Tú en tu mundo con alguien, con la saeta enterrada
¡Ay amor! que hay mil maneras ¿sabes? de decir “te amo”
Por eso mismo amor, no cometas el pecado
de amarlo de la misma forma en que a mí me amabas.

Tan sólo una manera, entre maneras tantas


Que fue nuestra manera de poder decir “te amo”
Tan sólo en un murmurio, eternas dos palabras
Como un secreto al oído cubierto con las manos
Un murmullo escapado fugaz entre los labios.

¡Ay amor! que hay mil maneras distintas de callarlo


Mil maneras distintas, que si saben los labios
Hoy amor que te comprendo si ocupas necesario
Alguna vez decirle las mismas dos palabras
Te imploro, grítale, hazle, confiesa lo que callas
¡Dile!, más nunca amor, “le murmures” que lo amas.
Entretela XXXV

(corazón interdicto…)

Un crucé de palabras nos dictará la espera


Otro cruce de voces nos ha de dictar la hora
De hablarnos finalmente, sin verdades a medias
De vernos finalmente sin callarnos las cosas.

Un viento recogido de angustia venidera


Y de un último aliento, robado de la boca
En que habremos de frente con extrema paciencia
Tratar de curar todo, teniendo todo en contra.

Hablarnos claramente sin darnos tantas vueltas


Borrar de nuestra mente la incertidumbre ignota
A gusto o por disgusto, con ganas o a la fuerza
Escribir los minutos que hablará nuestra historia.

Recordar de esa charla, que fue el alma sincera


Desnudo pensamiento, de duración tan corta
Cualquiera decisión que sea lo que sea
Saber del entredicho, la culpa que nos toca.

Salir y al fin y al cabo, del mar de nuestras penas


Que ya tanto los tiempos nos guía a la zozobra
Ahogándonos las aguas, el llanto en sus mareas
Jalándonos al fondo la fuerza de sus olas.

Formar nuevos recuerdos, borrar por fin la estera


Del corazón la marca de la tralla de la horca
Que a poco asesinamos, cortándole las venas
Anémico de amor desfalleciendo a solas.
Que no habremos más juntos, consolidar la ausencia
Pasar de nuevo solos, las frías noches hondas
Que no pasará mucho, que una búsqueda nueva
Dibujará con soles, de nuevo nuestra aurora.

Mas ya no cerrarán las heridas abiertas


Ni volverán a unir las ilusiones rotas
Malditos condenados, sentirnos con cualquiera
Vacíos por adentro de una costilla a otra.

El tiempo moribundo, con esperanzas muertas


Nuestros sueños perdidos, carentes de su gloria
Y decirnos adiós con las sonrisas, mientras
El cuerpo afuera canta y por adentro llora.

Que ya no cerrarán las heridas abiertas


Ni volverán a unir las ilusiones rotas
Que tú podrás reir con otro tu tristeza
Y que yo he de fingir felicidad con otra.
Entretela XXXVI

(en el pensamiento…)

Si este día escuchases hablarte sin razón


Y un perdón resuene con mi aliento febril
No digas la verdad de ambos al corazón
Permítele mentir.

Déjame creer que hoy, veré de nuevo el sol


Y no es un sueño, que borrará al abrir
los ojos quedamente al escuchar tu voz
apartarse de aquí.

Aunque un poco de amor, implore en compasión


Y exhalando de miedo comience a desistir
Hazme creer tan solo que como jamás hoy
Pudiste amarme a mí.

Déjame creer tan sólo que nunca habrá un adiós


Y el tiempo detendrá, las horas tras de si
Que juntos estaremos, aguardando los dos
Estar juntos al fin.

Déjame creer que hoy mi mundo sin control


Está girando al revés como un vago desliz
Y que me necesitas como igualmente yo
Necesito de tí.
Entretela XXXVII

(paz…)

Ya perdí suficiente en esta guerra loca


Sostengo mi bandera blanca enarbolada
Firme ante la desgracia como si fuese roca
Hoy me rindo, lo siento, me he quedado sin nada.

Fallé desesperé, perdí toda la calma


Ante un gran adversario perdí con gran deshonra
La dignidad, la fé, casi completa el alma
De la esperanza ni hablar, te la llevaste toda.

Gané, lo se muy bien, la primera batalla


Con febriles deseos roce casi tu ropa
Te sentí casi desvanecer con mis palabras
Y hasta sentí respirar el vaho de tu boca.

Aún así, ¡gracias!, que te conocí me basta


Ya ni modo que en esta vida no todo se logra
A veces muda, callada o simplemente absorta
En esta vida no se pudo… “quizás en la otra”
Entretela XXXVIII

(el olvido en el recuerdo…)

Hoy pretendo olvidarla, escucho la algazara


Podemos perdonarnos, ir camino adelante
Es que ya es suficiente, la siento, haga lo que haga
hoy pretendo olvidarla, así pase lo que pase.

La olvido antes que ella dormido me atrape


Cuando puedo todavía mi proceder despierto
Y que concientemente conozco mis alcances
Antes que ella penetre en la paz de mis sueños.

Ya mismo me propuse de la mente sacarla,


amanece y no esta, ya voy con pie derecho
ya pienso y la recuerdo para así recordarme
Que al fin ya la he sacado de todo pensamiento.

¿Qué pasa?, no lo se, hay algo que me invade


Punzando en la cabeza me trastabilla incierto
De esas emociones que penetran y no salen
Y pasan devorándose las entrañas por dentro.

Más creo que funciona, ya olvido sin dañarme


Ya no es como en pasado los recuerdos perfectos
Han cambiado los tonos de pasionales acres
A abismos indelebles impregnados de negro.

Ya no me duelen tanto como solían antes


Las caricias anejas de sus manos pidiendo
Suaves inquisitivas, como garras ferales
El regalo obnoxio de un abrazo impuesto.
Ni me ahoga su boca recelosa aberrante
Compeliendo mi amor del labio con sus dedos
Ni esa forma sutil de exigirme el adarme
de violencia pasiva arrancada de sus besos.

No me arrastra como antes su voz tierna asfixiante


De tono seductivo en vaharadas de aliento
Colmando en la ternura de amorosos instantes
Que a quedas lentamente me llevaba en secreto.

Ya con el firme empeño de no más evocarla,


De esta terca obsesión que cada día intento,
Se me pasan los días en tratar de arrancarla
Ya creo que la olvido y luego la reencuentro.

Recordar el instante, ya sólo eso me falta


En que yo la amé tanto que ya no lo recuerdo
Que así me enamoré hasta poder amarla
Y olvidarla otra vez , esta vez por completo.

Ya la olvidé esta claro, es que es interminable


Solo faltan borrar diminutos detalles
El segundo, el minuto, la hora, el día y la semana
De los meses del año que en esta vida llevo,
Olvidarla así sea la espera denegada
De reiniciar mi vida otra vez desde cero.
Pues es que terco mi pensar para olvidarla
Tiene que revivir a diario su recuerdo.
Entretela XXXIX

(muero sin ti, mí amor sufrido…)

Si te me vas amor, amor ya nada tengo


En tu ausencia abrirá, un lecho mi dolor
Si te me vas amor, amor que ya lo siento
Veme morir entonces, amor a solas muerto
Que muero sin tu amor.

¿A qué le vas amor en fé si ya estás muerto?


¿A qué fibra intentas resguardar tu amor
Si en la hebra de su asilo no cabe que la quiero
¿A qué le intentas necio si sabes que en su pecho
no tiene corazón?

¿y para qué engañarme?, ¡vamos!, ¿a qué le miento?


¿A qué fingir buscarla si no tiene razón?
Si vida se me ha ido, tan sólo en el intento
Si vida hasta el cansancio murió con su desprecio
Cuando me dijo: ¡no!

Los días se me irán en busca de su encuentro


A cuesta de la muerte, en mi hondo corazón
Esperaré su mano posárseme en el pecho
Con un lento suspiro, borrar de mis recuerdos
Las marcas de su amor.

Y amor qué tan recóndito habrá de ser su féretro


¿Qué tan claro será su fúnebre crespón?
¿Qué tan honda su alma y sus ojos qué tan negros?
¿A quién llevará ese día, antes que yo en su seno?
¿A quién antes que yo?
¿Que potencia tendrá la fuerza de sus dedos?
¿A que distancia mía desenvainará su hoz?
¿Cuando vendrá a buscarme?, ¿en dónde? ¿a qué momento?
¿En cual de los millones granos de arena el tiempo
Se detendrá el reloj?

¿Y qué le diré entonces, cuando los dos quedemos


Entrambos frente a frente sin más explicación?
¿Qué he de decir llegado entonces el momento?
Si vacua mi existencia, ¿con qué ojos debo verlo?,
¿Cuál debe mi expresión?

¿Y si no digo nada?, ¿si mudo en el silencio


ignoro su presencia, y finjo no ser yo?
¿Será que me descubre?, ¿será que sabe llevo
oculto y a escondidas, adentro de mi cuerpo
la herida de un amor?
Entretela XL

(adiós y despedida…)

Hola, ¿cómo estás?, ¡cuéntame!, quiero saber de ti…


Sabes que dueles tanto, adentro de mi mente,
He pensado en buscarte, lo he hecho tantas veces
Tal vez pueda ser hoy, he pensado en ti, en mí
En nosotros, ¡discúlpame!, ¡quiero!, necesito verte…

Con la necesidad que ya ambos conocemos,


Inmemorables días, que fuesen lo que fuesen
Antes de despedirnos, las puntas de los dedos
Encumbrando la mano bien extendida al frente,
Ambas casi tocándose, con un roce ligero
Apenas un corpúsculo, en el temblor inerte,
Apenas el rescoldo que entre cenizas prende
Deflagrando una chispa de alma de luz al fuego.

Y con el cierzo de… los ojos inconcientes,


Doliendo entre el espacio, que albergan nuestros cuerpos
Saludos a la tarde, de llantos que se pierden,
De almas a la deriva, sucumbiendo al recuerdo
En un punto perdido, del espacio celeste.

¡Quédate!, antes servía ,para decir ¡te quiero!


Incólume aguantando las lágrimas, indemne,
Era antes como nada, tan sólo por querernos
El capricho obstinado, de estar juntos por siempre.

Es que hoy ya nada somos, ni ya somos los mismos,


He cambiado amor tanto, y tu no lo supiste
Es que ahora nada tengo, ya todo lo he perdido
Es que tú no lo sabes, todo se fue contigo
Te llevaste mi vida, en tí cuando te fuiste.
Es que todo ha cambiado, se borra con el tiempo,
Sí, ya todo ha cambiado, nuestras formas aquellas,
De los días felices, nuestros días aquellos,
Las que ya no son nuestras, ni las palabras nuestras
Frases que se han perdido, en el desuso nuestro…

No ya no son tan nuestras, las ocultas maneras


Que fueran tan precisas, de gran convencimiento
Maneras que callaran, flotantes entre el viento
Ausentes de palabras, que vacilaran sueltas
Marchando en el aire, en notas de silencio.

Es que hoy ya nada somos, como antes nada fuimos


Sólo andan por mis cielos atardeceres grises
Es que hoy y como siempre, olvidaste antes de irte
Regalarme el minuto, de espacio requerido,
De tu mano y mi labio para poder despedirme.

¡Por favor, no te vayas!, ya no lo hagas de nuevo


Quédate un solo instante, ¡conmigo!, ¡aquí!, un momento
Sólo quédate aquí, indiferentemente,
Mientras dices te vas, y un poco te detengo
Y amor te voy perdiendo, amor muy lentamente
Y te voy necesitando, más de lo que debo.

Es que ya no es como antes, saber todo de cierto


Antes de despedirnos sabiendo que "hasta siempre"
Refrenando al instante, la fuerza con que llevo
Mi mano hacia tu mano, buscando neciamente,
Sabiendo de antemano, ¡corazón!, que no puedo
Con mis manos cansadas, de nuevo detenerte...
¡Sólo quédate aquí, indiferentemente!
Deja que nuestro espacio, se vuelva más estrecho
Mientras amor te extraño, al no poder tenerte
Déjame advertir tu ida, en quedo presintiendo
Con sospecha el temor, de no volver a verte...
Entretela XLI

(muero de amor…)

Si vaya divisando, pequeño punto en vos


El trémulo discorde, que avanzas a lo lejos
Ya no puedo evitarlo, amor, morir de amor
Con el inesperado súbito de tu encuentro.

Y amor, cuando lo piensas, pinta rayando el sol


El alba en tu mirada la luz de un pensamiento
Que triste es no sentirlo, que amor, muero de amor
Con la pausa inconsútil, del aire en un momento.

Cuando tiembla tu boca, hiere antes que tu voz


El trémulo evadido, del sigiloso advierto
Lo se sin duda, muero, vida, muero de amor
Con las palabras prófugas que advierten tu silencio.

Y si la bocanada, de tu respiración,
Medra el ritmo ansiolítico del pulso con el viento
Con la pausa de hálito, vida, muero de amor
Con la espera del soplo de tú febril aliento.

Que amor cuando me miras, a oscuras, sólo dos


En el espacio ciego, de roces brownoideos
Cuando callan las voces, amor, muero de amor
Cuando dicen tus labios, lo mismo que yo pienso.

Y si detienes vida, a nuestro alrededor


Las chispas confundidas, que paras en el tiempo
Suspendidos a solas, de amor, muero de amor
Con la esperanza incierta, indemne de tu beso.
Ya nada hay que decir, si el constante de tu eco
Oscila tembloroso, dentro en mi corazón
Pues, ya tu beso en boca, dentro grita diciendo
El ansiado, minúsculo, frase de nuestro amor.

En el inevitable bifronte desencuentro


En el escandaloso, cierto final atroz
En la onda que gira, muero yo, amor, me muero
Mucho antes que lo digas, y muera la oración

Muero en ese vacío, que los dos conocemos


En la ausencia de ti, de tú prófugo amor
En la onda que gira, muero amor, amor, me muero
En tú canto de huida al prorrumpir tu adiós.
Entretela XLII

(resignio…)

Anduve, pues, anduve, sin camino ni esperanza


Siguiendo sin saberlo la sombra de otros pasos
Y a cuesta de evitarlas, desgracias tras desgracias
Anduve por la vida, fracaso tras fracaso.

Si aquesta reprimenda supuso malos tratos


Lo comprendí a destiempo, el yerro en mis andanzas
Pues, nunca tuve ejemplo, de bueno ni de malo
Y si con dolo airado el odio de sus marcas.

Y si por no saberlo, conduje a la batalla


A ciegas, descuidado, directamente al campo
Aprendí que se puede igual herir sin armas
Y arrancar la vida de inocentes de las manos.

Más encontré justicia y si es que existe acaso


Que el amor encontrase asilo en mis entrañas
Me murmuró al oído, y me estrechó en sus brazos
De soledad, de asfixia, de duelo, de arrogancia.

Más no es justificarme, ni vuelco en la ignorancia


La culpa que acomete, el juicio de mis actos
Pues, si es cuestión divina de equilibrar el karma
Mi vida ya sin vida, sale debiendo tanto.

Pues este amor que pende a un sesgo de rechazo


Que lucha querulante por un rayo de alba
Se sabe percipiente, propenso a los agravios
Condenado a vagar con el alma solitaria.

Podría pensar que le diría ¡no te vayas!


Y a precio de perderla, justificar engaños
Por el olor a soledad hasta vender mi alma
Y que al final de todo, todo termine en vano.

O bien podría, ¿puedo?, arrancarme de tajo


La víscera que esconde a la espina clavada
Sacármela de dentro si es que un día hubo, algo
Y así poder sentir, lo que es no sentir nada.

Pues nada sabe uno, hasta que no le falta


Más bien lo sabe usted, por bien llevado a cabo

Que nos sobran en estos momentos las palabras


Pese al dolor que pueda aparentar el cambio
Que es parte del querer, y amar si es que bien se ama
Dejar ir en libertad lo que nos es amado.
Entretela XLIII

(amore alicuius…)

Llegaron otras manos con sus torpes deliquios


A enamorar mi pecho, os justi meditabitur
Que los extremos ciegan y pierden equilibrio
Que si hay que amar perdidos, todo in medio stat virtus.

Que si todo ha fallado sin ver desde el principio


Carpe diem, causa aequa, ,captus animi, auribus
Vuelve a comenzar todo, regresa hasta el inicio
Que pronto llegará el annus locuples frugibus.

Sin siquiera mirar de ayer sus estropicios


Ni aprovecharse de caecitatem alicuius
Ni pedir mas del ánima del mar de sus relictos
Que iudiciis indignus, el del cor interdictum.

¿Puede acaso la voz que también guarda martirios


Enjuiciando, así tú… meministi de exulibus
Hablar del corazón, cuando también herido?
Ya no digas más nada, medice, cura te ipsum.

Con el mismo veneno dos locos fervorosos


Hablándose de amor veris effervescentibus
Perdóname el amargo del incisivo incordio
Oh inocente estrella, oh castitatis lilium.

Podrá ser pues amarnos y como laqueis feras


Podemos intentar nescio quid de nobis futurum
Con laterum contentio y al morderi conscientia
Que todavía en mí vivit subpectore vulnus.

Entretela XLIV

(conato…)

No es que te ame, lo intento, amarte mas que a nada


Ni que pueda lograrlo, amarte mas que a nadie
Pudiera tu saeta, ser amor a mansalva
Pudiera que en la vida yo no lograra amarte.

Pudiera, es que no es fácil, decidir a quien amas


El olvidar tan fácil, a quien adentro yace
Como profunda herida la enterrada estaca
Lastimando continua como estigma sangrante.

Pudiera, es la verdad, y que no lo lograra


Ser mi amor impertérrito, y obstinado e indomable
Y al besarte, mis labios, no sintieran la llama
Que de pasión un beso en las vísceras arde.

Pudiera ser que nunca me llegues a hacer falta


Ni que mi mente, se logre desprenderla
Y la recuerde diario, y no pueda olvidarla,
Y que te diga “te amo”,mientras pienso en ella.

Pudiera que mis ojos, ver no necesitaran


Y prescindir de ti, las noches sin tocarte
Y tus labios me sepan amargo en la garganta
Y tus voces sin ruido, un silencio constante.

Pudiera tantas cosas, cometer tantas fallas,


Sólo voy a prometer, intentar sin alardes
Agotar todas mis fuerzas, y con todas mis ganas
Con este amor maldito, poder lograr amarte.
Mas es mi intento, intento con las garras
Sin quicio obnubilado, a ti, de hambres ferales
Al acecho constante, de caer en tus trampas,
Y ser la presa fácil del tibio de tu carne.

Con el alma sin miedo, rebozante de agallas


De mi vida tu vida, el más loco salvaje,
Enajenado de ira, controlar estas ansias
Y domar este amor, que no quiere domarse.

Aunque el tiempo divino, que su paso no para


Al término de todo sin titubear me alcance,
Me acabe toda el alma, y la vida se me vaya
En un intento suicida de loco kamikaze.
Entretela XLV

(en el camino…)

“Tu y yo estaremos juntos no hay nadie que lo impida


El mundo ha de acabar”
Esta promesa dicha
Que colme tantos días de gran felicidad.

Y pasarán los días tras días y algún día


Al final me dirás
Arrancando la traílla
Te amo tanto amor mío que ya no puedo más,

Será la última frase que colme tu sonrisa


Así ya no podrás
Como antes me querías
Con tus ojos anuentes ya nunca me verás.

Y pasarán los días tras días y algún día


Muy lejos marcharás
Sin saber que algo olvidas
Seguirás tu camino sin dar un paso atrás.

Buscando lo que siempre, una luz encendida


Dices no hay otra igual
Sin dudas confundidas
Sobre tus mismos pasos, redolas marcharás.

Tantas nuevas historias al paso de tu vida


Muy pronto han de llegar
Mas yo como una espina
Punzando por tu mente mi imagen rodará.
Y pasarán los días, tras días y un día
Tu paso detendrás
Y volverás la vista
Para mirar todo esto que dejaste detrás.

Será como de antaño esta alma revestida


Que nada ha de encontrar
Un cuerpo de cenizas,
Que miente dulcemente que te ama, sin amar.

Con tu sonrisa tierna tan dulce y blanquecina


Que tanto gozo da
La miel de tus mentiras
De frente cerca al oído quedamente escuchar.

Y pasarán los días tras días y algún día


Así ya ha de pasar
Con la misma sonrisa
De dientes blanquecinos junto a mi volverás.

Con el cuerpo cansado y el llanto en la pupila


Tanto el tiempo querrás
Volver a nuestros días
En que fuimos solo uno, tu y yo en la eternidad.

Mas el tiempo inclemente que sabemos egoísta


No retrocederá
De aquellas alegrías
No otra vez serán dichas,
Ya nunca, lo lamento, de nuevo escucharás.
Que tanto te quería
Te podría jurar cuando te amaba mas,
Que de todo el cariño que un día te tenía
Con la esperanza terca y abierta la herida
Al final de la lucha, el llanto se hizo mar
Y murió la ilusión de ver de nuevo un día
Por el mismo camino, con la misma sonrisa
Podías regresar…

Que este pecho marchito su esperanza fallida


No intente luchar más
Ya no me importa tu ida…
Que ya amor lo perdido, sin fé, perdido está.
Entretela XLVI

(es que…)

Que gusto si pudiera, decir no te recuerdo


Y girar lentamente con el rostro intacto
Entrecerrar los ojos con fé de abrirlos secos,
Y el placer de saber que al fin ya te he olvidado”

No es que la vil tersura que carcome tu aliento


Siga dejando en mí, su delicado amargo,
Ni que sienta me robas el aire con tu beso,
Ni que sienta al parar que me has robado algo.

No es que aún te sienta calarme hasta los huesos


Palpitándome el alma con tu mágico encanto
Ni que aún tu mirada me duela por dentro
Y sienta que sin ti me muero mientras tanto.

No tú, aunque sentí cada corpúsculo de tu cuerpo


Languidecer cuando te acarició mi mano,
Ni aunque todavía dudo a veces de lo inmenso
Que parece el vació donde te ató mi brazo.

No eres tú que al paso inequívoco del tiempo


Has dejado indemne el efluvio de tu espacio.
Ni que yo arrepentido desatado de miedo
Me aferré al recuerdo distante del pasado.
No pueden ser las ansias, ¡ay de siquiera pensarlo!
De aquel lugar solo a la vera del pecho,
Que solía maldecir, con lágrimas y llanto,
Antes como siempre después de morir deshecho.
Puede ser aunque más así parezca incierto
El velicado estrecho del primer beso dado
O la mirada sorda aunque tampoco es eso
O los recuerdos necios que siguen palpitando.

Puede ser que tal vez como corre el veneno


En la sangre palpite un virus muy extraño
Prendido inoculado en la fragua de tus besos
Y a voluntad alojado en la humedad de tus labios.

Puede, pero no eres tú, que ahora lo comprendo


Y jures por lo nuestro, que lo juras en vano,
Al par de tus plegarias, la voz de tus lamentos
Nunca fuiste tú amor quien me ha dolido tanto.

No fuiste la única ni tu beso el primero


Nunca fuiste tú amor filtrando sin descanso
Por cada comisura y cada poro abierto
Fue esta sombra dormida que regresó por algo.
Entretela XLVII

(amor de lejos…)

A oscuras finjo hambriento y como que te veo


Que es la noche honda y mas grande que el mar
Y como que te toco, sin sentir que te siento
A tientas neciamente entre la oscuridad.

Y como que peleamos sin siquiera quererlo


Que discutimos siempre aunque no falta ya
Y reñimos los labios, en combativos besos
En las noches que quiero poder dormir en paz.

Y como que te quiero, sin saber que te quiero


Como arrojando al aire los mendrugos de pan
Cayendo las miserias que va arrastrando el viento,
A tus manos abiertas que temblorosas van.

Como que somos dos, en el eterno duelo


El vacío en que estando, fingimos ya no estar
Acometiendo inútiles, los incesantes miedos
Obligando una risa, sobre la necia faz.

Juntos de la mano como que nos entendemos


Como que el pensamiento logramos descifrar
Ni un suspiro en letargo en el ardiente aliento
Ni una palabra nuestra necesitando dar.
No, ni la ausente muestra, del requerido encuentro
De nuestras almas ciegas que niegan a llorar
Ni de la acostumbrada manera de querernos
De una habitación a otra, aviesos, sin hablar.
Cada quien en su muro de espaldas viendo al techo
Que de este mundo raro ha de desmoronar
Pincelando en el aire con los taimados dedos
El vació en que abierto, fingimos ya no estar.

No, ya no, ni como antes, todavía recuerdo


Tu lengua entre mi boca, me podía asfixiar
Y aún con la caricia, de heridas sobre el cuerpo
Con a penas el roce, como un arma letal.

Y seguirán las noches, de nuestros ojos ciegos


Postulando capítulos, de nuestra ingenuidad
Y trazaré un camino, y abrazaré tu cuerpo
Haré como que te amo, que no te puedo amar…

Y como antes hoy que… todavía te tengo


Envuelta entre mi cuerpo como ánima solaz
¡Si!, que aunque ya no te ame, todavía me niego
(Sólo mía y de nadie) a dejarte escapar.

Y tu que no lo sientes es un amor de lejos.


De aquellos que la mente, no ve como explicar
Con los roces de manos, en las pieles impresos
Y el temor de tu boca al apenas hablar,

Con el bien de tu voz ínsita de mi cuerpo


De la forma que nunca, sabemos detendrá
Con el “te amo” de siempre que acabe el mundo entero,
Feliz, eternamente estas dudas saciar.
Como que vuelve todo a comenzar de nuevo
Vacíos en que estamos, fingimos ya no estar
Mintiendo como se, sin saber que te miento
En que suspiras todo y respirando el mal.

Cuando me preguntas si todavía te quiero


Y la granada estalla con tiento de maldad
Y digo: ¡todavía!, sin entender si es cierto
Sin siquiera el atisbo de sospecha casual

Y como que te miro volvemos a empezar.


Como que “todavía”… es un amor de lejos
Y esta palabra ¿cuanto… mas ha de perdurar?
tu que no lo sabes, con la duda en el pecho
Que lo intento, no quiero, poderte lastimar
Ni una lágrima tuya, engañarte prefiero,

Hacer como que te amo… que ya te deje de amar…


Entretela XLVIII

(volver el tiempo…)

I
Que pueden conducirme tu amor nuevos lugares
Lugares que con otros, no has visitado ya
Y andarnos de la mano, sentados en los parques
En las bancas solitarias, de cualquier lugar.

Por la preocupación de darme todo nuevo


Por lo difícil resulta callarme la razón
Por la misma atención que a tu molestia debo
Ya démonos la vuelta, volvamos de regreso,
¡en esta banca no!

II
Que puedes con tus dedos, rayar el cielo en partes
Y darme con tu gracia, de un tajo la mitad
Y decirme de estrellas, que nuevas y distantes
Nuestro amor algún día, morirse las verá.

Por el gusto tan caro de abrirme el universo


Por lo difícil resulta ver un nuevo sol
Por la misma atención de darte un nuevo cielo
Vendémonos los ojos, arriba no miremos,
¡en este cielo no!

III
Me acostaré a tu lado y amor podrás contarme
De cuentos tan fantásticos que no tienen final
Distintos que a algún otro no le habrás contado antes
Distintos que son nuevos, para mi y nadie más.

Por el gusto tan caro de idear algo nuevo


Por lo difícil resulta la imaginación
Por el mismo respeto que a tu cariño tengo
En esto que pensamos, un cuento imaginemos
¡ya nunca por favor!

IV
Podrás jurarme tu amor que eterno no lo sabe
Del sabor de otros labios que no saben besar
Que el beso de mi beso es el beso que te abre
Las puertas de una vida, hacia la libertad.

Por el gusto tan caro de probar un intento


Por lo difícil resulta quitarme su sabor
Por la misma atención del mágico embeleso
No puedo un poco más, amor besar tu beso
¡con estos labios no!

V
Te retendré en mis brazos y amor dicha la frase
Que de tus labios dulces ingenuos se saldrán
Y amor que dicho te amo, inoculada sangre
Ya no podrá salirse del pecho nunca más.

Por el gusto tan caro de respirar tu aliento


Por lo difícil resulta el escuchar tu voz
Por la misma atención que darte yo no puedo
Cien años de silencio, te pido que callemos,
¡esas palabras no!

VI
Que no importa el pasado si el corazón no sabe
Que tus oídos cubiertos no ocupan la verdad
Que es petición tuya que me guarde los detalles
Si como he amado a otras, a ti te puedo amar.

Por este privilegio de haber sido el primero


Por lo difícil resulta cambiarme el corazón
Por el mismo respeto que a tu cariño ostento

Vida lo lamento,
regresemos el tiempo,
¡en esta vida no!
Entretela XLIX

(remedio…)

Dadme la oportunidad, de que todo lo perdido no haya sido en vano21


Recuerde gratamente en la memoria, que me fue hermosa la vida20
Que lo vivido, bien vivido, junto a ti sentí pasar los años19
Y que el recuerdo de esta historia me arranque siempre una sonrisa.18
Que un día de esos, penosos, duerma más de lo necesario17
Profundamente dormido, ahí me quede en la utopía16
Y caminemos el sueño, tomados de las manos 15
Y no recuerdes nada, y seas sólo mía 14
Y que tiembles amor dulcemente en mi regazo14
Y tiembles de amor y tiembles de alegría,13
Que tu mano no despegue de mi brazo12
Y queden eternamente unidas, 11
Mátame en mi sueño muy despacio10
Antes que colérico de ira9
Descubra es una mentira8
Y se rompa el encanto,7
Despierte empapado6
Con desmedida
La pupila 4
El llanto… 3
Y…2
¡Amor!3
Que entretanto4
Abierta la herida5
Vaya suicidando6
Esta soledad mía7
Que no consigue descanso8
Persiguiéndome cada día9
Me busca matar en solitario,10
Sepas, pues, que eres mi única salida11
Sabes que sabemos, ignoro, ignoramos,12
Te ruego la oportunidad, de que me digas13
Dejemos en olvido, pasado lo pasado14
Que hoy un tino de suerte, podemos intentarlo14
Déjame ser el responsable, de la falla habida15
No te culpe que al primer detalle, corras a su lado16
Y que pasen juntos amorosos riendo por la vida17
Caminando sin hacer al mundo como dos enamorados18
Calme con besos tus sollozos, quedan de los días que lloramos 19
Y borre de tus ojos los recuerdos, pedazos de tu alma hecha trizas 20
Que sea el premio por el tiempo que vivimos, ver de nuevo tu sonrisa.21
Entretela L

(vorágine…)

Fue el calmo de tu llanto desde que tú llegaste


Mirarme entre tus brazos profundamente herido
Abrir mi pecho con las manos y mirarme
Con la alegría de saber que me ha dolido.

Dar calma a tus dolores, de antaño concebidos


Con el necio placer, injusto de dejarme
Robándome de a poco, lo mucho del cariño
Que tanto te he pedido y tanto me negaste.

Que fue decisión tuya, de tu lado apartarme


Que quedó desde entonces, encendido el calivo
Saber que duele menos, con alguien desquitarte
Igualando los daños al mismo recibido.

Ir mitigando el daño que otro alguna vez te hizo


Decidiendo a tu dicha, el menor de los males
Enterrando en el pecho, este amor incisivo
Que no se cansa de ir por dentro y devorarme.

Hay entonces en mi pecho, la huella del delito


Esta herida honda donde el venablo clavaste
Adentro muy adentro, tan dentro y escondido
Con dolo descarriado, para luego sacarle.

Convertido entonces en, tonel de las Danaides,


Vetusto interminable, estrecho de un abismo
Infinito Maelstrom, Caribdis insaciable
Que se devora todo lo que haya en su camino.
Es entonces el precio, que tu misma pagaste
Con tanta sin razón solventar el castigo
Es entonces el cobro, de alguna vez amarte
Sentirme para siempre, tan hondo y tan vacío.
Entretela LI

(del ave que no alcanzó…)

Hubo una vez un día, un ave que cantaba


Justo al caer el día sobre el árbol vecino
Que bendición decía, que cante a mi ventana
Con sus sonoros trinos.

Hizo ahí su costumbre de regresar conmigo


Siempre puntual presente al sol de la mañana
Llegaba sin demoras, y se iba hasta haber visto
El sol a lontananza.

Que gracioso momento, ver su pequeño pico


A penas lo miraba, se extendían sus alas
Abriendo lentamente y girando sin sentido
Nunca me dio la espalda.

Compuse a sus gorjeos, el son de una cantata


Compañero de tardes de crónicos olvidos
El la acústica aguda hiriendo el viento a mansalva
Yo la voz del idilio.

No se cuantas poesías de dolor compusimos


Algunas que siquiera las ideas sobraran
Sinérgicas de notas que fueran un sonido
Sin ocupar palabras.

Primavera y otoño, en invierno y verano,


Mostró ser incansable, soportó mil batallas
Cabañuelas de enero, canículas de mayo,
E incluso dos pedradas..
Recuerdo bien el día de su primer llegada
Ese fue el tercer día del primer mes del año
Decidimos quitar afuera de la casa
El estorboso árbol.

Se volvió peligroso, inclinado hacia un lado


El tronco ya cansado por poco se quebraba
Empecé a cercenar de arriba hacia abajo
Golpeando con el hacha.

Cayeron suavemente, los nidos de las ramas


Al compás del crujir de numerosos bichos
Y hasta un huevo del que sólo quedó la mancha
Impregnada en el piso.

Las aves se marcharon buscaron nueva morada


Solo un ave quedó en el cielo dando giros
Parecida a la misma que antes me acompañaba
Y que ya ha fallecido,

Ahora que lo pienso, ahí tenía su nido


Y que todo este tiempo planeó su zalagarda
Aquello que compuso creo que no eran trinos
¡Me gritaba amenazas!
Entretela LII

(definición…)

En esta búsqueda extraña, de lo aparentemente incierto que es el amor


He de preguntar de viva voz, a quien sabe el significado que guarda
Dime filosofía ¿que extraño dogma obra el amor en sus entrañas?
-No lo sé no repara en moral, ni profesa alguna religión
Preguntaré a las matemáticas si existe alguna ecuación
Oculta del amor para conocer el patrón que traza
-No existe es que siempre al resolver una variable falla
Lo que nadie pudo ahora podrá la biología
¿Que es amor?, -no lo sé, también estoy confundida
¿La Física podrá cuantificar su masa?
-No puedo es materia indefinible, es nada .
Mejor le preguntaré a la poesía
Dime gran ciencia de cada día
Di que es amor y te creeré
-Yo del amor que diría
-Tampoco yo lo sé.
Se a quien preguntar
Si es que existe solución
¿Que es cariño, que es el amor?
Dice el vació, es lo que te falta
Es fuego ardiente dice la pasión
Dice el silencio, es el espacio que callas
Amor dicen los ojos es una mirada
Amor cuentan las manos, es dar una caricia
Los labios dicen son los besos dulces que hipnotizan
Amor reniega el olfato es el perfume de su estancia
Los oídos dicen es escuchar el alma declamada
Amor dice el viento, son los murmurios de voces contenidas
Amor dice el dolor, es esta herida, siempre abierta que no sana
Amor dice la razón es comprender lo que inevitable amas
Amor dice la locura es un trueno sordo, un estallido, una chispa
¡Mentiras! grita el corazón y el alma ¿amor?, amor es querer dar la vida.
Entretela LIII

(sustancia…)

No soy
Suspiro
Murmurio
Ni aliento
Ni vaho

No soy
Sollozo
Ni humor
Ni lágrima
Ni llanto

No soy
Un ruego
Ni un grito
Ni soy
Voz de
Quebranto.

¿Por qué?
Lo ignoro
Qué pasa
Que pienso
Que tengo
O que hago.

Ni soy
Vacío
Ni nada
Ni todo
Ni ausencia
Ni falto

¿De dónde?
No soy
De aquí
Ni allá
Ni voy
Ni vengo
Ni hallo.

Ni se
Que fuerza
Que ritmo
O que
Destino
Va guiando
Mis pasos.

Sin rumbo
Sin suelo
Destino
Browniano
A cuestas
Contigo
Sin tí a
Tu lado.

¿De quién?
No soy
De nadie
Ni tuyo
Ni mío
Ni de algo.

Ni soy
La búsqueda
Incierta
Del sol
La luna
Ni de
Cualquier
Extraño..

¿De qué?
No soy
Ni muerte
Ni vida
Ni aliento
De embargo.

Ni soy
Un sueño
Noúmeno
Ni idea
Ni hechizo
Perdido
De algún
Encanto.

No soy
Mentira
Verdad
Promesa
O dicho
De engaño.

Ni soplo
Palabra
Ni frase
Al aire
Tirada
En vano.

¿De cuánto?
No soy
Eterno
Ni número
Ni poco
Ni mucho
Ni tanto.

Ni soy
Valor
Natural
Concreto
Distinto
Fluctuante
Probable
Ni abstracto.

¿El cómo?
No soy
Virtud
Ni bueno
Ni malo
Ni dulce
Picante
Ni amargo

Ni guardo
Espera
Motivo
Noción
Ni angustia
Ni alarde
de enfado.
¿De cuando?
No soy
Futuro
Ni soy
Presente
Ni tengo
Pasado.

Ni siento
Los días
Semanas
Ni meses
Ni cuentan
Mis años.

Ni forman
Segundos
Minutos
Las horas
Que en
Aquesta
Vida he
Pasado.

¿Qué soy?
No soy
Sistema
Ni método
Ni inercia
Ni Estático.

Ni soy
Tampoco
Materia
Ni tiempo
Ni espacio
¡Soy caos…!

Entretela LIV

(oda al pobre diablo…)

Aquel que lastimero por las calles


Sin destino fijo, asaz caminando
Con la sola idea de conseguir
La buena caridad de un ser humano.

Con la mirada perdida en el suelo


Y el transidir fortuito del engaño
Con los bolsillos rotos de ilusiones
Y la felicidad que vale un centavo.

Al paso de los años inequívocos


Donde clavas tu mirada, donde algo
Cada día falleciendo un minuto,
Esperando sin fé, sólo esperando.

Sin ideas del futuro dilecto


De haber vivido lo vivido al cabo
Con la dicha de haber vivido solo
Con la dicha de haber vivido tanto.

Es que la justicia no existe en ti


Decidiste un camino corto y falso
El de transfigurar la realidad
Y la pretensión de buscar lo vano.

¿Quién te podrá juzgar entonces todo?


¿Quien el verdugo posando su mano?
Quién sino tú cuando comprendas terco
Que la posibilidad ha acabado.
Que miras contradiciendo a quien ríe
Intuyendo del pneuma entre lo fatuo
Sin la capacidad de discernir
O elegir entre lo bueno y lo malo.

Ahí meditabundo con el rostro


Impertérrito, seco, cabizbajo
Con la mente desleída en “el todo”
Siempre mirando un punto en el espacio.

Siendo alóctono de un lugar de nadie


Todavía mas antediluviano
A penas observando más allá
De la sombra que engendran tus zapatos.

Con ese espíritu que tergiversa


La soledad crónica del avaro
Como una enfermedad que se propaga
En el carácter de lo solitario.

¡Mírate! tu camino los eriales


Tu corazón ya viejo sigue intacto
Tu que lo quisiste todo olvidar
Es tu vida el recuerdo del pasado.

Así pensaste que ésta era la cura


Desafanarte de todo lo amado
Y no pensar, ni sentir ¡que inocente!
¡Ay pobre!, ¡pobre de ti!, ¡pobre diablo!

Y en tus tan profundas cicatrices


Reflejo de malos tiempos de antaño
Con tus fijos instantes de indolencia
Que ni el polvo se levanta a tus pasos.

Entretela LV

(yo se quién fue…)

Él hablaba de amor como cosa profunda


Más allá de lo que otros podían comprender
Moribundo su amor, se negaba a la tumba
Decía que si se iba, moriría con él.

Él hablaba de amor como cosa profunda


Lo hacía todo el tiempo, necesitaba de él…
Escuchar su murmullo en la apostilla aguda
Acariciando su oído, transpirando en la piel.

El hablaba de amor, él, a expensas de dudas


A sospecha de mito y aferrado a la fé
Como un oasis perdido, oculto entre las dunas
En un día soleado de interminable sed.

En la noche profunda, un haz claro de luna


En la noche brillante, un astro de oropel.
Brillando vulnerables en las noches oscuras
Como lienzo de estrellas pintadas en papel.

Él hablaba de amor, y no es que la amargura


Le quemara por dentro escuesiendo la piel,
O que sediento de algo volviese en su tortura
El amar por amar o el querer por querer.

En el canto de niebla de los mares de espuma


En el lecho de rosas, inclinado a sus pies.
Más que mirarla a ella, la contemplaba, cuna
de ese silencio amargo de perderla otra vez.

Ella desconocida, sin rostro fue su musa


Su Némesis perfecta, su cosecha de mies
Él hablaba de amor como cosa profunda
Como amados hermanos, ella Caín y él Abel.

El hablaba de ti, yo conocí quien fue él


Antes de morirte amor y elevar tu tumba
Al cielo entre mis manos, borrando tu figura
Yo se quién fuiste tú, yo soy quien era aquel.
Entretela LVI

(La estrella de los deseos reprimidos)


I
Una estrella fugaz
pasa sin advertirse
La noto mientras flota
y tu recuerdo aviva
Ya vienen a mi mente
cuantas cosas pedirle
De mil ensueños tontos…
mil ideas reprimidas.

Y de repente la pierdo
En lo inmenso de la esfera
Que con la orla de su estela
Resigna los ojos ciegos,
Cuan tesoro así sin dueño
Tan inalcanzable fuera
Resignado a su belleza
Pero, tan lejos del suelo.

Cuánto se perdió en el tiempo


Sin saber a donde fuera
Hasta que a mi alma cayera
Y permaneciera adentro.
Ay de esta estrella misterio
Fuera de aquellas viajeras
Que vagan perdidas sueltas
Flotando en el universo.

Se ha perdido entre lo negro


De la noche que despierta
La fuliginosa niebla
Del tiempo tan sereno
Haya sido acaso el tiempo
De no evitar poder verla
Una eternidad cualquiera
Que quisiera, más no puedo.

Yo la he visto, yo la siento
Trepidante en la cabeza
Se metió ahí por la fuerza
Y me duele cuando pienso
Y me desvivo entre sueños
Donde pudiera tenerla
El segundo de la espera
Sin permanecer despierto.

Deseada en el firmamento
Que así nadie la tuviera
Cuando en la noche la vieran
Y escapara con el viento
Me ha dejado al cabo abierto
La elección de las ideas
Tener de entre todas ellas
El encanto de un deseo…
II
Ya se que habré de desear,
Sobre la suave piel
¡una tarde de un eclipse!
ser fugitivo nocturno
de inesperada visita,
En lo a penas visible
En silencio de luna,
robarte una caricia.
O mejor en una noche
antes de los maitines
penetrar hasta tu cuarto
mientras adviertes dormida,
por fin robarte un beso
sin dejarme que respire
en el plexo de la sombra
mirarte confundida.

O que tal una mañana


ir contemplando tu efigie
aparecer de repente
del velo de las cortinas,
ir hundiendo lentamente
en el mal de lo sublime
un instante nuestras vidas.

O bien quizás mejor


Por un latente suspiro
De una mirada cautiva
Medrar el recuerdo insigne
De mirarte de nuevo irte
Con el llanto en la pupila

Que consigo tantas lides,


cavilar sin resistirme
que he vuelto a ser egoísta
de saber amor que juntos
no pudimos ser felices,
mejor cuando estés triste
¡Deseo tu sonrisa!

III

Cada vez que miro al cielo


Veo en ella a una alta estrella
Sólo al verla se que es bella
Pero tan lejos del suelo.

Cuánto se perdió en el tiempo


Sin saber a donde fuera
Hasta que a mi alma cayera
Y permaneciera dentro.

Yo la he visto, yo la tengo
Trepidante en la cabeza
Se metió ahí por la fuerza
Y me duele cuando pienso.

No haga falta ya lo eterno


Todo pueda en mi conciencia
Por fin retenerla cerca
Y olvidar este deseo.

Se me inflama el pensamiento
Me resondra con ideas
Que antes no las comprendiera
Y sin querer hoy entiendo.

Que hay en este mundo incierto


De gloria perecedera
En que no todo lo vemos
Cosas que nos son mas bellas
“Porque no las tenemos.”

Entretela LVII

(tu voz definitva…)

Podrás, pues, olvidarte, ¿que hacerle?, pues, ¿que más?


Un segundo muy rápido para que tú lo pidas
El orgullo ya muerto, herida la dignidad
Y una pregunta abierta para que yo decida.

Podrás y meditarlo, tal vez lo pensarás


Que no, no es tan difícil arrancarse la espina
Y el labio consumido con la sed de verdad
Ha de caer al suelo tumbado de rodillas.

¿Es eso?, ¿un casi intento?, ¿un poco por el mal?


Es que es tan vano, un nada, tu alma arrepentida
Dime ¿cómo es que esperas, te pueda perdonar?
Si me has robado todo y más de lo que tenía.

¿Cómo has de devolverme, las lágrimas del mar,


Mis noches de desvelo, y de angustiante asfixia
Los requiebros asiduos de soledad sin paz
Y mi pasado entero herido por las esquirlas?
Podrás, pues, olvidarte, ¿qué hacerle?, pues, ¿qué más?
Pensar que nada pasa, y haré cuanto me pidas
Que el tiempo todo puede, como un arma letal
Arrasando consigo las tropas enemigas.

Me faltará el aliento que nadie detendrá


Cuando al final del día encuentre una salida
Y soltaré la voz que puede sino errar
Con tu eco ardiéndome donde fuiste mi costilla.
¡Qué! ¿crees que con pedirlo, ya haz hecho tu mitad?
¡Es que no!, no es tan fácil, como te lo imaginas.
Piensa que fueras yo, y un acto sin nombrar
Borrara de tus ojos la luz de tu sonrisa

Te sintieras perdido naufragando en el mar


Nadando sin sentido perdido a la deriva
Viviendo en un segundo el mal de una eternidad
A oscuras extraviado, sin ver la luz del día.

Que nada puedas, ¡nada!, contra el capricho asaz


De verte lastimada con la profunda herida
Piensa que fueras yo quien te hubiera de engañar
Ahora sí dime si es tan fácil perdonar
En mi lugar, dime tú si me perdonarías…
Entretela LVIII

(la bestia desatada.)

Yo una vez hube amado, con todo, hasta el desgaste


Cada fibra dispuesta a trascender la muerte
Que sólo una vez se ama eso ya es punto y aparte
Hoy se los fuertes ganan, los débiles perecen.

Valga nuestra ironía el destino es tan grande


Tengo la suerte de hoy poder seguir indemne
La opción de regresar el tiempo y su cauce
y el capricho inicuo de hoy volver a verte.

Esta vez juré amarte aunque en verdad ya no te ame


Forjé en ti mi venganza, te maldije mil veces
Te contaré de mi todo lo que no sabes
Hoy te tengo como antes anhelé frente a frente.

Confieso haberte amado tan sólo por amarte


Por saber que se siente tenerte por tenerte
Para un día olvidarte sólo por olvidarte
Y saber que se siente perderte por perderte.
Ser todo y en tu vida al final olvidarte
Dejarte luego en piso como un viejo juguete
Brindarte grandes dichas para después dejarte
Cuando al final no puedas sacarme de tu mente.

Que sintieras lo mismo que a mi pudo acabarme


Los mismos sinsabores sintiendo que se siente
Te ahogaran los respiros del pecho al mirarme
Y dejarte igual el corazón inerte.
Así caer de hinojos con el réspice infame
Y el reproche sin duda del labio neciamente
A quedas sin decirlo como herida en la carne
Rodar ese veneno como lo dijo Bécker..
Entretela LIX

(polvo…)

Llórame amargamente este triste dolor


Volcando tu alegría, con mil lágrimas de hielo
Que ardan en tu piel ríspidas como lenguas de sol
Para que al enjugarlas, te duelan al intento.

Y que tu corazón de piedra parta en dos


Tumbado como polvo rodando al ras del suelo
Una mitad perdida, estallando al fragor,
Conservaré con gusto, a tiempos venideros.

Y la otra estalle queda, como el eco de voz


Haciendo pausas tristes, de sus tristes recuerdos
Desmoronando a poco del tiempo la erosión
Divida lo que quede, en otros mil fragmentos.

Reparte que es tu turno, el polvo de tu amor,


Rejuntaré a mis pasos, este corazón yerto,
Corpúsculo a corpúsculo, del mismo corazón,
Tomaré lo que quede, que sin negar lo acepto,

Reparte que es tu turno, el polvo de tu amor,


Un paraíso tuyo, un paraíso nuestro…
Buscando en este mundo, ¡ay!, la tierra sin flor
Con lo que tú me dejes, yo estaré contento,

Reparte que es tu turno, el polvo que rodó,


Y despoja de mí, los mejores recuerdos,
Toma todo de mí, y lo que sobre, ¡amor!,
¡Que se lo lleve el viento..!

Entretela LX

(tu regreso…)

Sí, ya te hacía así, como marginal dogma


Volviendo sin pensarlo con el primer requiebro
A la luz de la tarde, con el sutil aroma
De tu perfume caro estremeciendo en tu cuello.

Con la piel de tanino, y los labios de rosa


Suculenta dolida, con el pesar del cuerpo
Con la procacidad prendida entre las ropas
Y la mirada lábil en los ojos serenos.

Con el paso seguro y el pensar de una diosa


Con la pose de caza del de un león hambriento
Con la cabeza erguida como ataca la cobra
Y la mirada frágil de un asustado ciervo.

Con la palabra en la lengua escociendo la boca


Y el rozar desesperado que va rasgando el cielo
Con la angustia aberrante entre las manos filosas
Y el temblor en la voz del cruel desasosiego.
A tientas en la noche y con los ojos ciegos
Que se adhieren con fuerza a lo primero que tocan
Asiendo con la fuerza en que sangran los dedos,
El alma enardecida , con su esperanza loca.

Toma mi mano, es tuya, apriétala con la otra


Que quede entre las tuyas como nieve de invierno
Gélida, congelada, y enferma y temblorosa
Deja que piense, miénteme, dime que por mí has vuelto.
Que esta noche mas oscura, nos envuelva con su orla
El festín beatífico, del don de tu regreso
Y la mentira grata, con su elegante estola
Airada de ternura me cubra con su velo.

Esta noche olvidemos, bebamos de las copas


El dulce de nepente y las aguas del Leteo.
Haz que aqueste hondo río que nace de tu boca
Me ahogue entre tus aguas con el vino de tu beso.
Entretela LXI

(lo que piensas...)

Si es que ignoro lo que ambos, raya el momento mágico


Corto el hilo del habla, rompiendo la ilusión,
Es que quiero que sepas, que digo cuando callo
Que me tiembla de miedo, completo el corazón.

Y si creemos todo, que es tal cual lo vemos


Sin conocer si es cierto, suele pasar a veces
Que errados por el mundo, mucho desconocemos
Y que tanto que creemos no es lo que parece.

Y si el beligerante de mi voz, hende agudo


El tacto de tu piel, no temas lo que evoca,
Contradicen palabras, con silencios el mudo
Las caricias que en besos escapan de mi boca.

Y si el quedo impasible, vacío del mutismo


Con reproches lacera tu risa sin palabras
No dudes lo que ignoras, si no es que no lo digo
¿Que no sabes que muero de amor en tu mirada?
Y si hablo en el delirio, lo que nunca dije ahora
Con mentiras mordaces, prevenidas con dolo
Haz de cuenta que nadie, soterrado y a solas
Lo digo sin pensar porque me siento solo.

Y si sientes que te odio, hiere el daño que te hago


El daño ya está hecho, lamento que lo sientas
Me duele más a mí , es el precio que pago
Por quererte mi vida, sin querer que lo sepas.

Y si ya lo sabemos, y si sólo fingimos


Finjamos por favor que no sabemos nada
Digamos que pasamos por el mismo camino
Vendados de los ojos, caminando de espaldas.
Entretela LXII

(fé...)

Ya que te vi con otro y no hay modo enque lo finjas


Sí, a veces quisiera vivir tu mismo mundo
Reír las mismas cosas con la misma alegría
Llorar junto a tu lado, el mismo llanto tuyo
Sentir como tu sientes tus manos en las mías.

Sí, a veces, no lo niego, reniego de mi vida


De lo que sin preguntas un día Dios dispuso
Del camino sinuoso en que no encuentro salida
Y sus designios locos que guían mi futuro.

Sí, a veces quisiera poseer tu alegría


Y tu valor de amarme sin llegar a ser justo
Comprender lo que entiendes y proveer la dicha
De mirar mis temores desvanecer como humo.

Si, a veces quisiera creerte como ninguno


Y engañarme tal vez creyendo tus mentiras
Para poder amarte debo atar más el nudo,
Fingir por un momento que nada pasaría.
Dame entonces la opción de contemplar alguno
De esos sueños que arrancan dormido una sonrisa
Y empiezan en el véspero antes que moribundo
Despedace el encanto la luz de un nuevo día.

Si a riesgo de perderte no queda más un rumbo


Qué puedo opinar, si tú haces que decida
En ésta poca opción que me queda a disgusto
Qué tanto puedo hacer, sino lo que me pidas.

Invéntame, en fin, algo, que no parezca espurio


De manera que yo al despertar aún siga,
Deseando estar dormido en el espacio oscuro
Que pinta de tu boca una dulce melodía...

Miénteme como sabes, de la forma que no dudo


De la forma que sabes he de creer enseguida
Hazme creer en ti, hazme creer seguro
Con brumas en la mente que cieguen mis heridas
Hazme creer feliz, hazme creer seguro
Ya que de todos modos, creeré lo que me digas.
Entretela LXIII

(en la conciencia…)

Tu sabes la verdad, lo sabías desde antes


No puedes mantener esta verdad abrupta
Porque si fueras tu, no quisieras que nadie
Te dijera lo que ella a tus espaldas oculta.

Contémplala un minuto, que no va a enterarse


Mírala ahí extendida, tan dulce, ¡que ternura!
Mírala mientras duerme y que su belleza yace
Tranquilamente inerte, en la cama desnuda.

Tócala sólo un poco, con un roce que alcance


A penas percibir, sintiendo con soltura
Sobre el vientre, los bellos, la dermis y la sangre
Que en las palpitaciones por las venas circula.

Mira ese transpirar que agitas en su carne


Con a penas un roce sobre la piel convulsa
Que juegue con tu roce enlazando cada parte
Entre sueños despiertos de fantasías lúbricas.
Sí, mírala a los ojos, lo merece, tu sabes
Por todas esas tardes que la tuviste junta
¡Despiértala!, no importa, que pase lo que pase
Tu vas a ser honesto y sabes que no es tu culpa.

Hazlo mientras despierta, ahora que es vulnerable


Ahora que tu sabes que no trae su armadura
Tómala de las manos, y no permitas que hable
No dejes que profiera y que sea inoportuna.
Se natural con ella, se preciso, ¡no falles!
Tú sigue respirando, que sea con lisura
Se normal, que parezca, y crea que nada pase
Antes que lo deduzca.

Mientras tomas su mano, evita delatarte


Que no sepa mides su pulso y temperatura
Que quede contagiada en ese preciso instante
Antes que el recuerdo huya.

Busca el justo momento, cuando el corazón pause


Y el aire contenido hasta la garganta suba
Vedla con tu mirada mientras justo al mirarte
No pueda huir la suya.

Ya hiciste la mitad, lo que estuvo a tu alcance


No pares, aún la veas, que pierde la cordura
Hazlo rápido, ¡dilo! que sea sin alardes
Que no le quepan dudas..

Ya tienes las palabras ¡dilas como ensayaste!


Directo al corazón, ¡vamos! ¡ya! ¡hazlo! ¡apunta!
Así sin miramientos, directo y fulminante
¡Rápido! que no sufra.
—Linda… preciosa… reina… hay algo, que no sabes
Es… pues… una verdad, que dentro me tortura
Yo, no quisiera que algo, por mi culpa te falte
Sólo piénsalo un poco… la decisión es tuya

Esta bien, ¡ya!, lo digo, aunque algo entre los dos cambie
………………………….............................
¡te amo, amor, como nunca! —

Entretela LXIV

(azul de luna…)

La niña que inocente muchas cosas creyera


Creando sus castillos colosales sin fustes
Al borde de los mares sobre la arena suelta
De brillos siempre azules.

Con tanta convicción que sus palabras fueran


Como hechizos disueltos que en la mente nublen
De alusiones oníricas de mitos y leyendas
Formadas en las nubes.

La niña que en su mundo así lo comprendiera


Ser la felicidad la búsqueda en el culmen
La lid por encontrar la luz en la tiniebla
Al final de este túnel.

La niña que creía que amar era entereza


Y el amor un beso, bajo los abedules
Perdido en pensamientos, fuera de incertidumbres,
Sólo uno necesario comprendido a conciencia
Sobre los labios dulces.

La niña que pensaba que sólo dos iguales


Fulgurando incipientes mirándose de bruces
Que hacer el amor era sentir cuando al mirarse
Los ojos como lumbre.

Que así lo concibiera, la esperanza que insufle


Ser la alegría en ella una sonrisa sincera,
Y el fusilo que atenta una lágrima insoluble
la sed de la tristeza.
Que siempre taciturna, con el temor semblante
La cara mas alegre contra la muchedumbre
Nunca desfallecer hasta que el sueño acabe
Y la esperanza esfume.

Requiriendo un deseo a las estrellas fugaces


Antes que titilando desvanezcan sus luces
En busca de ese amor que necio no descanse…
Y todo lo perdure…
Entretela LXV

(animismo: confidencia de un muñeco de trapo..)

Cuando un día me creo lo hizo con gran esmero


Sin querer me dio vida de un retazo de tela
No pude comprender en ese momento
Lo que mi forma ignota a falta de ejemplos era.

Y puntada a puntada con el hilo zurciendo


De lo que ella creía, las manos, pies, cabeza
Doy gracias, ohh mi diosa, mi creadora, hoy puedo
Saber semántica de lo que es belleza.

Fui algo más necesario, algo más que un muñeco


Siempre junto a su lado siguiéndola a su vera
En las interminables horas que tuvo miedo
En las interminables frías noches serenas.

Lo que ella me pedía nunca dude en hacerlo


Ser su almohada en las noches, pañuelo en su tristeza
Complaciente a todo pensando en sus deseos
Y sin embargo, nunca procure alguna queja.

Me convertí, así fue, en el amigo perfecto


Muñeco inseparable, más fiel de confidencias.
En el juguete vivo compañero de juegos
Que suplió el amor hasta corta adolescencia.

Cuando ella me abandonó sentí vibrar por dentro


Sentí languidecer, la fe que me ataba a ella
Y que otro más confuso, desgaste de mi intento
Corrí tras de su sombra, a quizás detenerla.
Las fuerzas me faltaron, a escaso vago estrecho
Primera vez que pude sentir mover mis piernas
Empapé este corazón hecho de cartón grueso
La mitad se deshizo, la otra, volviese piedra.

Cuando ella se marchó maldije los momentos


La vida me faltaba, la vida no fue buena
Hoy caen los inconsútiles pedazos de mi cuerpo
Y mi ojo de botón inútilmente cuelga.

Ya roto, descocido, cada vez mas obsoleto


A diario pienso en mi alma, mi luz, mi mundo y dueña
En sus malditos ojos, dulces, claros, serenos
Y el día que me amó, con su risa perfecta.
.
El tiempo ya ha pasado, mi dolor lo mantengo
Mantengo la esperanza, así puede la fuerza
Logré casi olvidarla y un día con denuedo
Rompí el parche con el nombre grabado de ella.

Habló en vano el orgullo, que odiarte no era cierto


Si todo cuanto puedo, es seguir a tú espera
Las horas, los segundos, en profundo desvelo
Con mi risa guardada esperando que vuelvas.

Hoy que algo me traiciona puede quizás el tiempo


En este cuarto sólo, manifestar tu ausencia
Con las últimas fuerzas, que todavía tengo
Te esperaré mi diosa, el tiempo que me queda.

Entretela LXVI

(creación…)

Nacida de las manos, perenne alma febril


Contristada florcita, con un toque especial
Sin los colores mismos de perla del coral
Con los opacos blancos colores del marfil

Igual que tantas otras con el tallo gentil


Sin contener las yertas espinas del rosal
Más dolida en costumbre en virtud de la moral
Se cuestionaba con… la idea más sutil

No tengo de la rosa su anhelado carmín


Ni alzar del girasol sus hojas de oropel
No visto la tersura y el perfume del jazmín

Ni atento el delicado rocío del clavel,


No he nacido en la tierra, plantada en un jardín
Soy sólo una florcita malhecha de papel.
Entretela LXVII

(Los olvidados)

Pregunté por ti la otra vez, es que ya no recordaba…


Al menos te recordé, eso es algo bueno ¿no?,
¿quien así lo haya pensado?, nos conocimos poco,
lo suficiente para cruzar breves palabras
y saber lo necesario de ambos…
¡que impertinente manera de irte!
…………………………..

Marisol apareció, una mañana fría…


Tarde, frente a mis ojos, y como el sol de oriente
La vislumbré muy lejos, como un barco a la orilla
Que entre el vaivén las olas a lontananza pierde.

La tomé de la mano, un poco desde lejos,


Muy lejos, a lo lejos, y tan lejanamente
Fue ella antes de nombrarla, al cabo de un intento
Un suspiro anegado al filo de los dientes.
Cuan pequeña la veía, a tan escasos metros
treinta, o treinta y cinco, sin saber ciertamente,
Inasible flotando, logré verla de nuevo
Buscando un algo, un alguien, un ánima en el éter.

Era blanca toda ella, como témpano de hielo


se volteó con angustia, con tiento de repente
como si haya sentido mi mano desde lejos,
tocarla con las yemas de los dedos ardientes.
Antes, un minuto ambos, sin saber fuimos calma
Esa esencia intangible de cuerpos inmanentes,
Pude acariciar su hombro, la curva de la espalda
un mechón de su pelo, y el sudor de su frente.

No entiendo si en verdad acaso pudo verme


Más dibujé su cuerpo y apagué mis ansias
Callando los sentidos, la tuve entre la mente,
Con el tiento ontológico de sentirla sin tocarla.

Desapareció pronto, desvaneció en la nada


Tal vez sólo un recuerdo, así a veces sucede
Como rastro de duda, en la memoria llama
Un resguardo de tiempo, a lo que siempre vuelve...

Así sabemos nuestro, aquello que nos falta


Así mantengo dentro, en el temor latente
Como sueño perdido, sentir cada mañana
Una incansable ausencia...y un dolor perenne…
Entretela LXVIII

(esta vez…)

Créeme cuando te digo, amor que nada tengo


Amor, que no me duele tenerte cara a cara
Por Dios que está olvidado, por Dios que nada ganas
A expensas de respuestas, obtengas un silencio
Con preguntarme vida, qué es lo que me pasa.

De lo que tú me diste, ya amor nada te debo


Mas al contrario brindo por tu recuerdo ¡gracias!
Amor con tus desprecios, me has forjado el alma
Si cuanto tú me diste, me lo quitaste luego
Vos no te preocupes, nunca me has debido nada.

Créeme cuando te digo, amor que nada tengo


Aunque rompa un quebranto, la frase en mi garganta
Nadie muere de amor, nadie por la esperanza
Ya no preguntes más, si antes ya lo has hecho
Amor ya te lo he dicho, amor, ¡nada me pasa!
Si cruza en el suspiro, la falla del denuedo
Y acaso descubierto el llanto me amenaza
No intentes consolarme, con frases desgastadas
Ignórame en silencio, que sólo es un momento
El tiempo que me dura enjugarme una lágrima.

Créeme cuando te digo, amor que nada tengo


Que es pura coincidencia, el hecho que te vayas,
Hoy el llanto es de alegría, hoy el llanto es a mansalva
Si piensas que es por ti, te envaneces al creerlo
Que razones mi vida, pueden existir tantas.

Créeme cuando te digo, amor que nada tengo


Que ya no estés conmigo, no me aterrará el alma
¡Vamos!, vete mi vida, márchate con confianza.
¿Que quieres que te diga,? ¡amor! ¿que no te quiero?
De todos modos, ¡vida! me sobran las palabras.

Ya no soy quien desvive, jurarte amor eterno


Ya no eres quien refleja, mi risa en su mirada
No eres más quien envuelve, mi cuerpo entre sus alas
Ni eres más la primera, ni la última en mis sueños
Nunca más mi motivo, mi luz, mi estrella, mi alba.

Hoy no es como otras veces, que intuyas lo que siento


Que pongas en mi boca, exactas las palabras
Hoy en verdad no quiero, que sepas que me pasa
Ya no preguntes más, hoy créeme lo que tengo
Sólo por esta vez, “nada” significa ¡nada!.
Entretela LXIX

(entre Escila y Caribdis…)

Como quisiera, es cierto, amar del mismo modo


Con la misma paciencia en que a mi se me otorga.
Más de intentos, no puedo, y dividirme no logro
Partir el corazón que sin guía zozobra.
Que antes nada tuviera y lo tuviera todo
Y ni así con el miedo de lo que no se logra
Sin necesitar ese algo, que nadie sabe como,
Hoy que lo tengo, nada tengo y me falta ahora.

Un algo que partiera a la mitad en trozos


De mineral extraño de consistencia ignota
Erosionando al tiempo partículas de polvo
Dos amores fragmentados de la misma roca.

Que en el badil ardiente brincando los rescoldos


Maleando y haciendo ascuas esta materia amorfa
Fraguadas con la misma llama y en el mismo horno
Como se caldea de nuevo una espada rota.
Las dos al mismo tiempo ocultas en el escollo
Apareciendo a tiempo, idénticas a solas
Como espectros lunares que salen poco a poco
Rozando quedamente la piel mientras devoran.

Amores en si mismos, igual de peligrosas,


Las mismas en porfía y con la misma filis
Sin nombre y por llamarlas por diferentes formas
La una será Escila y la otra Caribdis.
De lacinias envueltas en híbridos abrojos
Tibias en el invernáculo donde nadie las toca
Viandantes del jardín, Escila, flor de loto,
Purpúreo corazón, Caribdis, dulce rosa.

Escila que me quiere por razones ignotas


Influyendo en mi mente a través del oprobio
Su piel la de un manjar como eros de la copa
El cuerpo de Afrodita con labios insaboros.

Caribdis que no sabe ni como me enamora


Influyendo en mi mente a través del decoro
Su pensar tan profundo que el Psique de la boca
Se degusta en bocados que se urden poco a poco.

Que juntas devorándome la esperanza devota


Como enervante elixir, de apasionado todo
Amantes fugitivos de la misma alcoba
Que fraguan sus temores de amar con el mismo odio.

De una imagen reflejo del temor de dos rostros


Flotando inseparables, una punto y otra coma
¿Cómo pueden?, no entiendo, tres corazones solos
Que crucen sus caminos, ¡ha de ser una broma!
No he de mentir diciendo “no hay nada entre nosotros”
Y fingiendo que de esto nada saber me importa
Buscando coincidir, amantes dolorosos
El dolor de tres voces juntas en la misma nota.

Una de cuerpo herido, otra de corazón roto


Una comprendo en verso, la otra comprendo en prosa
De mi naturaleza y de este amor sin trono,
Siempre comprenderé más a una que a la otra.
Pues, he pedir perdón arrojado de hinojos
Edificando el túmulo, al catafalco de esta obra
Pues ni con otro pecho, ni sin ti, ni en otrora,
Ni pasando la prueba de amor de los piadosos
Podré mirarte igual ni con los mismos ojos
Que hay quienes mil amores pueden en la memoria
Y otros que del amor, en la vida, “uno sólo”.
Entretela LXX

(el cadáver exquisito…)

...un cadáver exquisito está por aparecer....


¡Sí!... ahí está trepidando, con su mortaja fúnebre
Siento cuando la veo, que ella también me ve
Como que arde en sus ojos una lengua de lumbre.

Y chirria la cigarra, y el tecolote canta


Como nuncio de espectro antes de amanecer
Humedece la tierra, y una relencia blanca
Etérea, vaporífera, emana ante mis pies…

Y ¡Ulalume!, ¡Ulalume!, que ya me puede ver


Con su tenue frescura de flores de azahar
Sus labios taciturnos ya partidos de sed,
Me llaman incesantes, hasta la eternidad…

Ya lo pensé una vez, mas que de cualquier modo


No se que hice ¿qué hice?, o ¿qué dejé de hacer?
Que antaño sin saberlo una vez tuve todo
Y todo sin saberlo ¡ay! lo dejé perder.
Sobre tu lecho frío, entonando canciones
Canciones olvidadas, olvidadas de cuna,
Han sido el saporífero de éstas lúgubres noches
Volver a ver de nuevo, ¡ay!, nuestras manos juntas.

Mantengamos latente… este triste consuelo


De unir nuestras manos… por tan solo un momento
Tejiendo brevemente… tus dedos con mis dedos
Como si fueran estos… la red de atrapasueños.
Y me aferro al recuerdo, de verte como nunca
Preguntas de nuevo, ¿ ¿todavía crees en mí..?
Mi corazón detiene, y prorrumpe la duda
Toda esta dicha inicua, de saberme feliz…

Y la noche serena que parecía bruma


De ceguera de leche, como de blanco lis,
De sueños olvidados, paramnesias de luna
De sueños entre sábanas, en que todo circundan…
Despedaza el encanto, al estallo de un tris…

Ya cumplen los maitines, y la campana suena


Fielmente al nitor, de la primera luz..
Y ya no hay nada, nada, nada que te detenga
Te irás de entre mis manos, con fiel exactitud.

Guardando tranquilo la esperanza absoluta,


Que de metempsicosis, otras vidas vivir,
De siglos por segundos, de sueños de centurias
Esta bifurcación que nuevamente urda,
En una vez que unidos ambos podamos reír.

Y tu voz melancólica, me cuestiona segura…


Con el aliento gélido: ¿todavía crees en mí..?
Contesto sentenciando con calma tu pregunta
¡No!, ya no vida mía, al fin te puedes ir.

Entretela LXX1

(juego y promesa…)

Y un día sin preverlo aquí nos encontramos


Con dos tristes palabras reprimidas al viento
Silenciosos, dormidos, con los labios temblando
Y a penas al mirarnos, temer el ya no vernos.

Con la mirada tierna de quien todo olvidado


Un abrazo perdido imploran nuestros cuerpos
Como un saludo amigo, de dos viejos hermanos
Que vuelven a mirarse después de tanto tiempo.

Y ambos temblorosos, de saber que sabemos


El tonto juramento que hicieran nuestros labios
Al tiempo mantenido, soportando los años
Que el destino indomable no pueda detenerlo.

Y tendré que ser yo, algún día he de serlo,


Así pasará siempre, que soltarás mis manos.
Sintiendo que se escapa, cuando por fin te veo.
Amor de mis amores, maldad de mis maltratos…
Y me miras y dices, ya lo sabes, ¡lo siento!
Y reprimes la voz, que no soporta tanto
Y te volverás a ir hasta el próximo encuentro
En que otra vez casuales de nuevo coincidamos

Y dos tristes palabras murmuradas al cielo


Vuelvan a tender frágiles con su mágico encanto
Y caigan desmentidas y por su propio peso.
(en átomos de fuego, flotando en el espacio.)

Así pasará siempre, mientras rocen las manos,


Supondré lo que sientes, aunque no se de cierto
Y me miras y dices, “es que no es necesario”
Podré callar más tu, ¡ya sabes lo que siento!

Un capricho de niños, una promesa al fuego


Una muestra tan sólo, de que todo podemos,
Hablar y por hablar, que no necesitamos,
Un amor que lo puede, un amor casi extraño
Un amor que prescinde, razones que no vemos.

Y andamos por el mundo, sin oír, sólo vamos,


Reprimiendo la voz, que no soporta tanto
Y casi en la garganta escapando el aliento
Que reprimes serena, mordiéndote los labios,

Y podremos fallar, ¡que no somos perfectos!


Y dices, ¡lo se!, pero así lo hemos jurado
Repites ¡lo sé!, pero, ¡es la regla del juego!
Pierde el que diga… ¡te amo!
Entretela LXXII

(ligereza…)

Así quizás tú:


Por favor, ¿es en serio? ¡vamos!, en verdad, dime
Es que no puedo creer todo el tiempo perdido
¿Alguna vez al verme quizás con otro viste
Una duda en la mente que nublara tu juicio?

¿Es qué nunca dudaste del amor que sentiste?


¿Ni un poco?, ¿ni un momento?, ¿siquiera un trastabillo?
Tantas veces a solas desfalleciendo tristes
¿Y ni una sola vez, dudaste estar conmigo.?

Así quizás yo:


No, nunca lo vi así, ni cuando no estuviste
Ni en el momento solo que extravié mi camino
No, no dudé, ni un poco, porque nunca te fuiste,
porque siempre en mi mente, estuviste al lado mío.

No, no dudé ni un poco, ni cuando mas mentiste


Ni las veces tirado, odiándote y herido
Ni maltrecho dudé, lo siento, nunca lo hice
¡No!, ni una milésima, ni un soplo, ni un atisbo.

Entretela LXXIII

(inequívoco…)

Duda de lo infinito, que pueda ser lo etéreo


Y de lo perdurable, del camino del tiempo
Del espacio vacío, de un agujero negro
O de todo el volumen que ocupa el universo.

Duda que los planetas posean movimiento,


Que las estrellas ardan en chispazos de fuego,
Que no pueda taparse, todo el sol con un dedo
O que tal vez la luna, no pueda ser de queso.

Duda todo ese encanto, de númenes del cuerpo.


La inspiración, el plectro, la filis, gnosis y estro
De las ideas líricas que no concretan hechos,
Y de lo que otros vates te afirmen con sus versos.

Duda de la existencia, de aquello que no vemos,


La conciencia, albedrío, noúmeno y pensamiento
De varios, mas no todos, falaces sentimientos
Y de las ideas que casi tocar podemos.
Duda el olvido mágico del agua del Leteo
De bosques encantados, mitológicos elfos,
De los caballos blancos, princesas, caballeros
Y de las hadas mágicas que habitan en los cuentos.

Duda lo incalculable, profundo del océano,


Los incontables astros que habitan en el cielo
De lo ilusorio que es volver verdad los sueños
Y de lo irrealizable que es revivir a un muerto.

Duda de la esperanza que da un futuro incierto,


Que a los ojos del mundo, lo bueno sea bueno,
La existencia proterva, más allá de un infierno
Y del pensar indemne de que Dios sea eterno.

Duda del bien que da, una frase de aliento


Del amor a primera vista al primer encuentro
Del poder de sanar que hablan tener los besos
Y de lo aterrador que pueda ser el miedo.

Duda no pueda verte aún estando ciego


O que no pueda tocarte si es que no te tengo
Y que esta oscuridad, de cuando no te veo
Se torne en una noche, de un hondo más inmenso.

Duda que alguna vez no haya sido sincero


Y que no te haya dicho, de todo eso que siento
Y que debes saber si yo después no puedo
Que amor nunca lo dudes, amor, yo lo prometo
Amor de mis amores, que en mi alma tú eres dentro
Todo lo que más amo, todo lo que más quiero.
Entretela LXXIV

(naturalista…)

Yo supongo que así debería de ser,


Supongo, pues, no hay nada, que me asegure de eso
Yo solamente intuyo, lo que no puedo ver
Pues, nunca estoy seguro, aún, cuando lo veo.
Mas, por lo que tuvimos, y lo que pudo ser
Por lo que nos faltó, manifestar a tiempo
Por aquello construido en nombre de la fé
Y que al final se derrumbó por su propio peso.
Yo no tendría en mí, el suficiente haber
Para alejar la duda que me combate el duelo
Pues, he visto que me amas, sin realmente saber
Que ese amor que yo he visto, realmente es verdadero.
Cuando tú me preguntes, si preguntas por qué
Y tenga que decir, una respuesta al menos
Si seguro pudiera, decir que no lo sé
Diría porque al menos, así es como lo siento.
Que en vista de virtudes, jamás pudiste ver
Diferencia entre las apariencias y los hechos
Pues, nunca comprendiste, que, ver sólo es creer
Pero, sentir, es estar seguro por completo.

Entretela LXXV

(imposible…)

Siempre te supe así, de algún lugar distinto


Mi antípoda imposible de indescifrable curso
Ambos irreales por… no saber que existimos
Tan intangibles ambos, como volutas de humo
Extraña semejanza, del designio divino
De tenernos tan cerca, y ser desconocidos.

Ambos inoculados del parásito intruso


Y tan necesitados, hambrientos de cariño
A no dolerse más, placebo sustituto
En el espacio abierto de ser entretenidos
Los minutos faltantes por el amor en turno
Que amores por doquier ya han transitado muchos.

A veces tan cercanos, en el éter contiguo


Tan cerca dos milésimas, de un cálculo inseguro
Puedo jurar que ausente, a veces te he sentido
Crepitando, y ardiendo, corpúsculo a corpúsculo
Sin saber si también, has sentido lo mismo
De tenernos cercanos y sabernos perdidos.

Destinados por siempre, a un final inconcluso


Dos víctimas del beso del tiempo suspendido
Que rompiera la historia, su incontrolable flujo.
La medida del tiempo, del transcurrir finito
En que fuesen ilógicos, iguales por segundos
Los meses y los años, las horas y minutos.

Es sólo esta profecía de nuestro errar escrito


De caminar unidos ambos al mismo yugo
Por las mismas razones, por los mismos instintos
Un símbolo magnánimo de lo que dios dispuso
A fuerza o voluntad, casual o decidido
Nosotros aceptamos seguir este camino.

Es esta fuerza de ambos, que nos mantiene juntos


Sólo una semejanza que nos mantiene unidos
Porqué intenté buscarte y por la que aún te busco
Inercia incomprensible del sueño reprimido
Después de mil intentos saber sin cambio alguno
“Que tú eres nada mía y yo soy nada tuyo.”

Es sólo esta tendencia, hermana del capricho


En que intenté buscarte, y en que aún te busco
Es fuerza paradójica que nos mantiene unidos
Es sólo una razón, de un posible futuro
Del dilema de sernos epóxicos nocivos
Y al fin de todo, al cabo, poder no estar contigo.

Una fuerza intangente, con su punzante agudo


Repelente entre sí, que al juntar hende abismos
Por eso he de guardar en silencio mi culto
Desesperadamente no rompa el equilibrio
De intentar temeroso en este extraño mundo
Buscarte para siempre y perderte en un segundo.

Entretela LXXVI

(a pesar de todo…)

Ojos de almendra ¿viste?, no detendrá su sed


El abismo desatado de mi nube gris
Ni el esquivo y efímero segundo de un tal vez
Sostendrá en mis recuerdos un suspiro más por ti.

Ni el embeleso hendido a cuestas del trajín


Te seguirá en los ojos pidiéndote un tal vez
Pues no es como yo quise, que no quise sentir
La angustia perdurable de no saber que hacer.

¡No!, a los recuerdos vivos que no quieren vivir


Los gritos a destiempo de suplica a volver
Pues ni haciendo regresar el tiempo en un desliz
Borrará el pasado de lo que no pudo ser,

Que al fin y al cabo, supongo ha sido para bien


Más allá de lo aparente admita mi sufrir
Si después de lo perdido. tan mal perdido fue
También de lo perdido, hoy puedes ser feliz.

Y si después de todo el precio de esta lid


No supe ésta llama encendida mantener
Ya no hay porque culparse, si fue por mi o por ti
Dejé que la razón doblegara nuestra fe.

No detendrán los tiempos, ni pasos del ayer


Ni el vuelco de quererte tan solo para mí
Será sólo eso, sin querer que sólo eso, pues,
Haya sido aunque no, hayamos querido así.

Pues, queda en mi memoria, si es que eso queda al fin


Que ya al final de todo, sin embargo, es lo que es
Que no hay porque culparnos, si fue por ti o por mi
Todo fue como fue, porque así tuvo que ser.
Entretela LXXVII

(continuación de “Los perseguidos…”)

…Pero fue nuestro andar tan benigno con nosotros


Que tan inevitable nuestro encuentro fuera
Que al ver nuestros caminos por tanto tiempo solos
Nos encontrásemos al final de una manera.

Que no es que una tarde cruzaran nuestros caminos


En perpendicular unidos en un punto
Ni como dos segmentos con un vértice mismo
Que formaran un ángulo tan estrecho y agudo.

Ni fue que dos corrientes, al paso, intempestivos


Chocaran de repente modificando el curso
Ni como el cauce de agua en que convergen dos ríos
Que haciendo pororoca van locos dando tumbos.

Ni en ambages del tiempo ni caminando en círculos


Ni antagónicos férreos vagando taciturnos
Ni amantes por acuerdo de temporales fijos
Ni perdidos antípodas compañeros de turno.

Que no casualidad ni designio divino


Ni paradojas cíclicas que partan del futuro
Ni la secuela de un inevitable infinito
Ni la búsqueda eterna de traspasar los muros.

Fue que todo este tiempo sin saberlo nos fuimos


Siguiéndonos la sombra por el azar unidos
Caminando secuaces por diferentes rumbos
Y asidos de la mano, extraviados por el mundo…

Fue que todo este tiempo permanecimos juntos,


Victimas venideros del fruto del destino,
Andando en paralelo, cómplices, perseguidos,
Fue que todo este tiempo permanecimos juntos,
Fue que todo este tiempo, hemos sido, sólo uno.

Auber Amadís7

….

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