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Mi Infancia

Mi infancia fue bastante feliz. Soy la hija mayor, así que durante mis dos primeros años fui
hija única. Sin embargo, esto nunca fue un problema porque era un bebé muy alegre y era
capaz de entretenerme sola.

Tanto mis abuelos maternos como paternos viven fuera de Lisboa, por lo que siempre tuve
contacto con zonas más rurales. Ambos son de Coímbra pero ahora unos viven en Figueira
da Foz, donde siempre fui mucho a la playa y los otros viven en Chamusca, Ribatejo, donde
siempre tuve contacto con la naturaleza y los animales y pasaba los veranos en la piscina
con mis primos.

Entré en la guardería cuando tenía 3 años y pronto hice muchos amigos, algunos de los
cuales siguen siendo mis amigos hoy en día. Me encantaba el colegio y en lugar de llorar
cuando me dejaban, como la mayoría de los niños, lloraba cuando me recogían. Tenía
muchos amigos, me encantaban las fiestas de Navidad y de fin de curso del colegio y, según
mis profesoras, me entusiasmaba gastar bromas a las profesoras en prácticas. Cambiaba los
abrigos de los otros niños, escondía los peluches de todos a la hora de la siesta y me sentaba
frente al almuerzo que más me gustaba, en lugar del mío (porque traíamos el almuerzo de
casa), entre otras cosas.

A los 5 años entré en la escuela primaria, en la misma escuela donde había ido al jardín de
infancia, "O Nosso Jardim". Ese mismo año, un amigo de mi madre se dio cuenta de que
tenía buen oído para la música, así que me presenté a los exámenes y entré en el
Conservatorio Nacional de Música. El Conservatorio es muy exigente y, por eso, el primer
año sirve para, además de tener clases de coro y música, probar varios instrumentos. Esto
sirve para que luego, en el segundo año, sólo podamos elegir de una lista de instrumentos a
los que somos buenos por naturaleza. Así que me dieron una lista de unos siete
instrumentos entre los que podía elegir, y elegí el violonchelo.

Además de mis clases en el Conservatorio, también jugaba al tenis e iba a nadar, así que
tenía una vida bastante completa para una niña de esa edad. Además de eso, siempre tenía
muchas fiestas y a menudo iba a casa de mis abuelos los fines de semana, donde jugaba
mucho con mis hermanas y primos. Siempre me gustó gastar bromas a mis hermanas
pequeñas con mis primos, que eran mayores.

En resumen, puedo decir que tuve una infancia muy feliz, llena de nuevas experiencias,
aprendizajes y viajes que hacíamos todos los veranos. Siempre fui una niña muy alegre, con
muchas ganas de divertirse y de entretener a los demás. Hacía amigos en todas partes y era
esa niña que conseguía ser la más importante en todos los juegos. No voy a mentir, me
gustaba mucho ser el centro de atención. ¡Pero siempre siendo cariñosa! Así fue mi infancia.

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