- LA COYUNTURA POLÍTICA ESPAÑOLA Y AMERICANA A FINES DEL
SIGLO XVIII La coyuntura española.- Pierre Vilar define a la coyuntura como el conjunto de las condiciones articuladas entre sí que caracterizan un momento en el movimiento global de la materia histórica. Tomando este concepto veamos a continuación la coyuntura española a fines del siglo XVIII e inicios del XIX. Hacia la última década del siglo XVIII, los vientos de la revolución francesa siguen soplando, motivando que los países europeos asuman una actitud frente a ella. España no estuvo al margen, de allí que esta situación la pondrán en una coyuntura especial. Ante Francia revolucionaria, España entonces gobernada por Carlos IV adopta la espectacular actitud de declararle la guerra. El resultado será que los franceses vencen a las tropas españolas. Los franceses se retiran de España pero se quedan con la colonia de Santo Domingo. Luego, España firma con Francia el Tratado de San Ildelfonso dirigido contra Inglaterra; ésta inmediatamente le declara la guerra a España, cuyas fuerzas son vencidas en San Vicnte y Cádiz. España busca la paz. En 1799, Napoleón Bonaparte es proclamado Primer Cónsul de la República Francesa y tiene que hacer frente a una coalición de países (Inglaterra, Austria, Prusia, Turquía y Rusia). En este proceso las tropas franco – españolas invaden Portugal (1801), lo que traería serios resultados, por la gran cantidad de tropas francesas en España, y ésta queda convertida en una provincia tributaria de la Francia bonapartista. La coyuntura americana.- El historiador Fernando Silva Santisteban señala que América en el siglo XVIII presenta un cuadro general de pobreza y estancamiento; a continuación transcribimos sus palabras: …”la corona española optó por un sistema exageradamente exclusivista, no sólo por económicas sino también políticas y religiosas. Por otra parte, la explotación de las riquezas del Perú se llevó a cabo sin la menor previsión, el afán de lucro inmediato, la falta de sistemas, las exigencias insaciables de la monarquía y la manera cómo se realizó la extracción de los metales destruyeron las propias fuentes de la riqueza; la población indígena que constituía la única fuerza de trabajo fue aniquilada y ahuyentada; las vetas se fueron agotando poco a poco y las minas se derrumbaron por falta de precauciones esenciales. Se descuidó totalmente las obras de infraestructura; la inexistencia de vías de comunicación; la política antiindustrial: los impuestos excesivos; el contrabando, estimulado por el monopolio comercial y otros factores sumieron a este virreinato en un estado general de pobreza y estancamiento que se prolongó a lo largo del siglo XVIII”. EL CONOCIMIENTO DE LO PERUANO: EL MERCURIO PERUANO Hacia la penúltima década del siglo XVIII, un grupo de intelectuales criollos animado por las investigaciones científicas y la ideología demoliberal, empezó a reunirse bajo la denominación de Academia Filarmónica. De esta institución nació la “Sociedad Amantes del País”, entre cuyos integrantes figuraron Baquíjano y Carrillo, Hipólito Unanue, Morales Duárez, Rodriguez de Mendoza y otros. Estos señores cohesionaron su pensamiento con el propósito de estudiar y difundir el conocimiento de la realidad peruana y, lógicamente, por la defensa de los intereses criollos. Podemos sintetizar que sus objetivos fueron por un lado el amor a la patria y por otro la realización de reformas en el aparato político del Estado. La Sociedad Amantes del País publicó el Mercurio Peruano como órgano de difusión. Allí difundieron estudios de geografía, recursos naturales, historia, religión, economía, costumbres y otros tantos temas peruanos. Debemos anotar, pues, que el estudio y la divulgación de la realidad del país constituye un aporte en el desarrollo de la ideología de la emancipación. Merece también anotarse a otros intelectuales como Larea, Valdez, Larriva. Además otros periódicos también tuvieron similares objetivos, son dignos de anotarse “El Peruano”, “El Peruano Liberal, El Satélite del Peruano, El Diario Secreto de Lima. En cada uno de estas publicaciones se difunden estudios de temas peruanos, se cuestionan los basamentos ideológicos del régimen colonial, y a la vez que unos proponen su cambio por un régimen monárquico constitucional, otros plantean la guerra independiente como salida de los problemas.
OBRAS DE LOS PRECURSORES Y DE LOS PRÓCERES
1.- LA IDEOLOGÍA DE LOS PRECURSORES DE LA INDEPENDENCIA: LA POSICIÓN REFORMISTA Y LA POSICIÓN SEPARATISTA. Todo movimiento social es alumbrado por una determinada ideología. Esto quiere decir que la ideología como sistematización de las ideas respecto a la sociedad y a la naturaleza, juega un papel importante en el desarrollo de los cambios sociales; por eso es que daremos una explicación de la ideología del proceso emancipador. Pero la ideología no es el producto exclusivo de las ideas de una determinada persona. Ella es la expresión de una determinada clase social. Las ideologías se expresan a través de determinadas personalidades, que son las que sistematizan las ideas de la clase social a la cual pertenecen. Respecto al proceso de la emancipación, se manifestaron dos posiciones ideológicas: Una separatista, que era una expresión del sector social de los criollos provinciales y criollos del sector urbano dedicados al comercio regional, a la artesanía y a las profesiones liberales. Estos criollos no gozaban de los privilegios comerciales, ni habían accedido a los puestos de control de la burocracia colonial; de allí que se orientaron resueltamente por el separatismo. La otra posición ideológica era la reformista, expresión de la alta élite criolla, limeña principalmente. Este sector rico estaba formado por aquellos que habían logrado escalar en la administración colonial y se habían enriquecido con el monopolio comercial. Este sector proponía la continuación del orden colonial, con ligeros reajustes en el aparato político y administrativo (para que tuviesen mayor ingerencia). Cuando se produjeron levantamientos armados en el interior, éstos mediante préstamos y donaciones al virrey, contribuyeron a sofocar estas luchas. 1.1 La Posición Reformista. Como ya lo hemos señalado. La alta élite criolla, principalmente limeña, fue partidaria de esta posición, es decir continuar con el orden colonial, realizando reajustes en el aparato político y administrativo. Donde más nítidamente se puede apreciar esta posición es en los planteamientos de Baquíjano y Carrillo. José Baquijano y Carrillo, Conde de Vista Florida, criollo que gozaba de prestigio, riqueza e influencia, fue catedrático de la Universidad de San Marcos. Con motivo de la llegada del Virrey Agustín de Jáuregui pronunció un discurso de elogio, pero en él cuestionó al régimen colonial y la tiranía de la monarquía española. Posteriormente fue amonestado y los ejemplares del discurso recogidos. En 1812 recibió el nombramiento de Consejero de Estado; momentos después redacta una “real clemencia” por los juicios emitidos en su elogio. A partir de entonces irá variando sus concepciones iniciales. Viaja a España y permanecerá allí hasta su muerte en 1817. En el plano político, llegó a proponer reajustes en el aparato político y administrativo del virreinato para los criollos, decía que debían tener mayor ingerencia en el manejo de la cosa pública de sus respectivas provincias. No fue partidario de las soluciones miliares porque las consideraba no efectivas. Estos son, pues, los planteamientos reformistas de la alta élite criolla limeña. 1.2 Posición Separatista. La posición ideológica separatista es la expresión de los criollos no ricos del Perú. El pensamiento de Juan Pablo Vizcardo y Guzmán es la sistematización más clara de esta posición. Juan Pablo Vizcardo y Guzmán nació en Pampacolca, Arequipa, en 1748. Fue religioso del orden de los jesuitas. Abandonó el Perú al producirse la expulsión de dicha orden religiosa, llegando a vivir en España. Al producirse la revolución de Túpac Amaru II, llega a tener contacto con el Cónsul inglés de Florencia, para solicitar ayuda a su gobierno en procura de una acción militar. Los planteamientos ideológicos de este precursor se hallan sintetizados en su “Carta a los españoles americanos por uno de sus compatriotas” Planteaba Vizcardo que nuestra historia en los tres últimos siglos es tan uniforme y tan notoria que se podría reducir a estas cuatro palabras: ingratitud, injusticia, servidumbre y desolación”. De acuerdo a esto los problemas del Perú tienen sus orígenes en la conquista. En el terreno social, dividía al Perú en: español, criollo, mestizo e indio. Catalogaba a los tres últimos sectores como contrarios a los españoles. Los criollos, decía, deberían ser sus líderes por cuanto son ás cultos y menos oprimidos. Su posición política se evidencia al señalar: “cuando a los horrores de la opresión y de la crueldad suceda el reino de la razón, de la justicia, de la humanidad; cuando el temor , las angustias y los gemidos hagan lugar a la confianza mutua… cuando sean echados por tierra los odiosos obstáculos que el egoísmo más insensato opone al bienestar… que agradable y sensible espectáculo presentarán las costas de América cubiertas de hombres de todas las naciones… de esta manera la América reunirá las extremidades de la tierra y sus habitantes serán atados por el interés común de una sola grande familia de hermanos”. Aquí notamos dos cosas: primero, el planteamiento de romper los dominios coloniales, que son causas de los horrores; y segundo, que esto se conseguirá con la unión de todos (criollos, mestizos e indios). Este planteamiento representa la opinión del sector de los criollos no ricos del Perú, de aquellos que no tenían privilegios en la burocracia colonial, es decir de aquellos que resueltamente estaban por el separatismo. De allí que esta carta tenga un contenido radical. Consumada la emancipación, estos planteamientos no tuvieron aplicación ya que quienes accedieron al control político del Estado fueron del otro sector de los criollos, es decir de la élite criolla rica del Perú. SIGNIFICADO Y TRASCENDENCIA DE LA REVOLUCIÓN DE TUPAC AMARU II La revolución tupacamarista, iniciada en 1780, constituyó la expresión de lucha más alta de las masas indígenas durante la colonia. Esta revolución tuvo un carácter antifeudal y anticolonial; por ello resulta injusto señalar a este movimiento como una precursora solamente de la emancipación. Esta revolución volvemos a decir, fue mucho más: apuntó a destruir la feudalidad y la dominación colonial española; en cambio el proceso emancipador sólo apuntó a destruir la dominación política colonial y pretendía seguir manteniendo las estructuras feudales. ETAPAS DE LA REVOLUCIÓN: A.- PRIMERA ETAPA.- Desde el 4 de noviembre de 1780, en que estalla la revolución, hasta el 18 de mayo de 1781 (muerte de José Gabriel, su familia y colaboradores). Abarcó lugares como: Cusco, Quispikanchis, Kanas, Paruro, Aqumayo, Espinar, Kalka, Urubamba, Paucartambo, parte de Arequipa, Azángaro y Lampa. Se destruyen los obrajes y se invaden las tierras; se dan por abolidas las mitas, alcabalas, corregimientos aduanas y reparticiones, así como también se instituye la libertad de los esclavos. Se dan las principales batallas, como las de Sangarara (triunfo de Túpac Amaru), las operaciones en el Collao, la infructuosa toma de la ciudad del Cusco y la derrota y prisión del gran revolucionario en Langui. B.- SEGUNDA ETAPA.- Del 18 de mayo de 1781, hacia adelante. Esta segunda etapa estuvo bajo la dirección de Diego Cristóbal Túpac Amaru, y tuvo su cuartel general en Azángaro. Tomó por asalto la ciudad de Sorata y se enfrentó a las tropas realistas en varias batallas. Fue hecho prisionero y condenado a la pena de “atenaceado”, por la cual las carnes del cuerpo le fueron arrancadas con tenaza al rojo vivo. Posteriormente, Pedro Vilcapaza prosiguió luchando, enfrentándose a los realistas en las batallas de Condorcuyo, Puquinakankari, Huaycho y Moho. Capturado, fue sentenciado a morir descuartizado por ocho caballos. Antes de morir dijo: por este sol, aprended a morir como yo”. CARÁCTER DE LA REVOLUCIÓN.- La revolución tupacamarista fue antifeudal y anticolonial. Antifeudal porque apuntaba hacia la destrucción de las diversas formas de la explotación feudal (sistema de la gran propiedad de la tierra y el trabajo servil). Este carácter antifeudal se manifiesta con las invasiones a las tierras y destrucción de obrajes y minas por parte de los mitayos, quienes estuvieron hasta el final de la revolución. El carácter anticolonial se manifiesta por el separatismo frente a la metrópoli planteado en el curso de la revolución. A todo esto hay que agregar la posición antiesclavista, expresada en su famoso edicto del 16 de noviembre de 1780, en la que declaraba la libertad de los esclavos. Es admirable, también el inmenso contingente humano que participó, principalmente indígena. Se calcula aproximadamente en 100 mil el número de muertos durante los dos períodos de esta revolución. REPERCUSIÓN CONTINENTAL.- La revolución tupacamarista no fue local o regional como algunos equivocadamente lo plantean tratando de minimizarla; Ésta tuvo gran amplitud, a tal punto que abarcó tres virreinatos (Perú, Río de la Plata y Nueva Granada). LA INTERVENCIÓN DE LA M UJER EN LA GESTA EMANCIPADORA Respecto al papel de la mujer en el desarrollo social existen dos posiciones: Una posición señala que la mujer es la persona que debe encargarse sólo de las labores domésticas; dicen que la mujer es la reina del hogar, es el sexo débil y otras tantas equivocadas afirmaciones. La otra posición señala que “las mujeres sostienen la mitad del cielo”. Esta aparente simple frase encierra toda una concepción respecto al papel de la mujer e la sociedad. Esta posición, con la cual estamos de acuerdo, señala que la mujer participa en igualdad con el hombre en la producción, la investigación científica y la lucha social., que son las tres formas de la práctica social. Desde este punto de vista, la participación de la mujer en el proceso de emancipación peruana fue admirable y hasta cierto punto decisiva. Las mujeres participaron de mil formas: unas sirvieron como eficaces portadoras de informaciones (a los patriotas les informaban sobre el movimiento exacto de las tropas realistas, en tanto que a éstos les proporcionaban informaciones falsas); otras participaron en la elaboración cotidiana de los alimentos para la tropa, o en la preparación de uniformes y diversos vestidos para los soldados. Fueron muchas las mujeres al lado ya sea de sus hermanos, padres, esposos o de sus hijos. Y no faltaron, quienes demostrando acto de arrojo y audacia, realizaban acciones armadas, ya sea para obstaculizar el avance del enemigo, ya sea para causarle ligeras bajas. Anotemos a continuación algunos nombres que singularizan la heroica participación de la mujer: Las heroínas Toledo, una madre y sus dos hijas, cuya acción se produjo en el pueblo de Concepción (Junín), consistió en destruir el puente sobre el río Mantaro, a fin de obstaculizar el paso de los realistas que se dirigían a atacar las tropas del patriota Álvarez de Arenales. Dicho acto se produjo en 1821. María Parado de Bellido, heroína ayacuchana, colaboraba con las montoneras o partidas guerrilleras mediante informaciones que hacía escribir con otra persona, puesto que ella era analfabeta. En dichas montoneras tenía a su esposo e hijos. En una de esas acciones cayó prisionera; fue torturada para que delatara los nombres de los montoneros, pero de sus labios no salió ningún nombre. Ante esta situación, fue sentenciada a la pena de fusilamiento. Micaela Bastidas representa a la mujer revolucionaria, que junto a su esposo participó en la revolución tupacamarista antifeudal y anticolonial. Junto a ella merecen ser anotadas Tomasa Tito Condemayta, Cecilia Escalera Túpac Amaru, Manuela Tito Condori, Margarita Condori, Ventura Monjarrás, Bertolina Sisa, Gregoria Apasa, Marcela Castro Puyucagua, Catalina Salas y otras tantas heroínas tupacamaristas que murieron peleando por la revolución, unas ahorcadas o descuartizadas y otras que murieron misteriosamente en los navíos que las conducían al destierro en España. INFLUENCIA DEL CAPITAL INDUSTRIAL: LA INDEPENDENCIA CRIOLLA Las guerras de independencia en el Perú no fueron hechos aislados, sino parte de un proceso mundial, puesto que estaban relacionados con la Revolución Industrial que los países capitalistas desarrollaban, y con la pugna entre liberales y absolutistas en el campo político (Revolución Francesa, 1789). Con el impulso de la producción fabril o industrial, el sistema capitalista en el siglo XVIII y principios del siglo XIX. Las empresas europeas empezaron a requerir materias primas para transformarla en sus fábricas, es por ello que van a financiar movimientos liberales con el objetivo de conseguir gobiernos aliados y dóciles, prestos a abrir mercados donde vender lo producido en sus fábricas con el trabajo explotador de miles de obreros y el uso de máquinas. Inglaterra era una gran potencia industrial, gobernada bajo el sistema de Monarquía Constitucional de carácter burgués. Apoyó movimientos liberales como la rebelión de los criollos en el Perú contra la corona española. También promovió logias y financió las campañas de Simón Bolívar, quién llamaba a la potencia capitalista “la mano amiga” que América del Sur necesitaba. No es casual que José de San Martín también pidiera préstamos a este país europeo y, además, propugnara que el Perú debía asumir el sistema de Monarquía Constitucional, ya que los peruanos decía, son inmaduros en política. Ambos caudillos eran miembros de logias masónicas, sociedades secretas que fueron singulares centros de información y espionaje que surgieron en Europa del siglo XVI. Las conformaban sectores sociales de gran poder económico (banqueros, generales, almirantes, nobles, príncipes). Estuvieron dirigidas hacia la lucha contra el imperio español en América, lo cual era uno de los pilares de la política exterior de la Corona inglesa cuyo objetivo era desintegrar ese centro de poder y riqueza. Los masones llegaron a la costa del Pacífico. Los mismos criollos de Buenos Aires, Valparaíso, Caracas, pretendían separarse de España, para poder desarrollar con autonomía, su propio comercio y dirigir sus exportaciones. En consecuencia vieron al Perú como un escollo, pues, había allí criollos fidelistas, tropas realistas y un virrey (Abascal) dispuesto a acabar con los rebeldes. Por eso las campañas libertadoras del sur y norte apuntaron al Perú; pero no lo hacían por solidaridad o apoyo, sino por intereses económicos y políticos.
CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA CONVERGENCIA DE LAS CORRIENTES
LIBERTADORAS DEL SUR Y DEL NORTE EN NUESTRO PAÍS.
1.- ESPECIAL SITUACIÓN DEL PERÚ
Hacia la segunda década del siglo XIX, las luchas emancipadoras venían triunfando. Bolívar al mando del ejército patriota del norte consigue la independencia de Nueva Granada y Venezuela, dando origen a la Gran Colombia. En el sur, Argentina también triunfaba en su lucha emancipadora. La situación del Perú era distinta. Aquí las acciones armadas que se desarrollaron, principalmente en provincias, fueron derrotadas, y esto tiene una explicación política y económica. Políticamente, el Perú constituía el nervio mismo del poderío español. Recordemos que fue de Lima de donde partieron las principales expediciones para derrotar los levantamientos en los demás virreinatos de América del Sur. Por otro lado, en Lima se encontraba concentrado el sector de los criollos ricos, quienes usufructuaban los cargos burocráticos del aparato político colonial; además, en el terreno económico manejaban el famoso Tribunal del Consulado, órgano encargado de controlar el comercio. Este sector social no quiso la independencia del Perú, porque ello afectaba a sus intereses; muy por el contrario, con sus donaciones y préstamos contribuyó a sofocar los movimientos libertarios de otros pueblos de América. A todo esto agregamos la concentración en Lima de lo mejor del ejército colonial; los mejores jefes y oficiales españoles se encontraban dirigiendo el ejército realista del Perú. Todas estas características ocasionaron que el Perú adquiriese una especial situación respecto a los demás países latinoamericanos.
2.- LA INDEPENDENCIA CONCEBIDA COMO EMPRESA AMERICANA
Como acabamos de ver, el Perú se había constituido en el centro de la reacción colonialista americana, en tanto que otras colonias venían consiguiendo su independencia. Pero el problema se centralizaba en que, mientras existiera un lugar que fuera centro de poder colonialista, todos los pueblos independientes corrían el peligro de contrarrestauración colonialista. Es decir, mientras el Perú siguiera en poder de los españoles, el resto de las nacientes repúblicas sudamericanas estaban en peligro, puesto que podían ser objeto de una ofensiva realista que partiera del Perú. Esta situación hizo, pues, que la independencia americana fuera concebida como un proceso integral y no aislado. Por ello es que llegó a la comprensión de que la lucha frente al poder colonialista hispano demandaba la colaboración de los pueblos americanos y que se aseguraría el futuro, atacando y derrotando el corazón del poder colonial: el Perú. Al respecto la apreciación de San Martín es muy clara; él decía: “si no se emprende una expedición libertadora al Perú, todo se lo lleva el diablo”; prosigue hasta que no estemos sobre Lima, la guerra no acabará. De estas palabras deducimos que si no se atacaba al Perú, el resto del países estaban en peligro; además, se estaría siempre en pie de guerra en tanto no se acabara con el poder colonial enquistado en nuestro país. Por su parte, O,Higgins escribía a San Martín: “véngase usted, pues lo disponemos todo y llevaremos la guerra al Perú, para arrojar de allí a sus tiranos y poner fin a tantas penalidades”. Estas palabras nos demuestran, pues, palmariamente que el futuro de la emancipación americana se aseguraba barriendo el poder colonial de todos los lugares y especialmente del Perú, centro del poder colonial. De allí que fuera necesaria la convergencia de las dos corrientes libertadoras para consumar la emancipación: la del sur al mando de San Martín y la del norte, al mando de Bolívar.
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