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PIDE CONSULTA CON UN BIBLIOTERAPEUTA

Uno no puede pretender leer todos los libros que existen. Ni siquiera todos los
libros buenos. Si solo de pensar en el tamaño de la montaña de libros que hay en
el mundo te entra un pánico incontrolable, respira hondo. La única solución es
escoger muy bien lo que se lee. No es fácil sacar tiempo para leer, así que no
querrás desperdiciarlo ni siquiera en libros normalitos. Busca la excelencia en
todas tus lecturas.
Este Manual de remedios literarios es un buen punto de partida a la hora de
escoger un camino más selectivo por el que atravesar la jungla de la literatura.
Plantéate también concertar una cita con un biblioterapeuta, que analizará tus
gustos literarios, tus hábitos y tus deseos, así como el momento de tu vida
personal y profesional en el que te encuentras, y te diseñará una lista de lecturas a
tu medida.
Para potenciar al máximo la salud y la felicidad, así como la satisfacción que
obtienes de los libros, ve a ver a tu biblioterapeuta al menos una vez al año o cada
vez que sientas que necesitas una puesta a punto. Un buen libro, siempre que se
lea en el momento adecuado, debería animarte, inspirarte, darte energías y dejarte
con ganas de más. Con tantos libros entre los que escoger, ¿para qué leer siquiera
uno más que te deje frío?

Miedo al enfrentamiento
Mi nombre es Asher Lev
Chaim Potok

Quienes tenemos miedo al enfrentamiento somos los pacificadores natos. O dicho


de una forma menos amable, los peleles, los del bueno-vale-lo-hacemos-a-tu-
manera. Cedemos al mínimo atisbo de desacuerdo. ¡Que sí que cedemos! Bueno,
vale, si tú dices que no... Pero nuestro mayor miedo es tener una discusión, así
que hacemos todo lo posible por evitarlas. Nos tragamos nuestras palabras,
sonreímos aunque por dentro estemos echando chispas, nos reprendemos a
nosotros mismos entre dientes y dejamos que la otra parte se salga con la suya.
Después nos quedamos hirviendo de rabia por dentro y el conflicto no resuelto se
va enconando hasta que bien hace erupción de forma más violenta en otro
momento (véase ira), bien se queda fermentando durante décadas, causando un
dolor intangible pero real.
Si tienes alguna esperanza de resolver los conflictos cuando surjan (y es inevitable
que surjan), es fundamental que superes tu miedo al enfrentamiento. Te sugerimos
que te fijes bien en el protagonista epónimo de Mi nombre es Asher Lev, de Chaim
Potok, que desde una edad muy temprana se ve envuelto en un conflicto con sus
padres a causa de su gran talento para la pintura. Sus padres, judíos ortodoxos,
creen que el arte no es una actividad respetable. Pero Asher no puede controlar su
propio talento y dibuja sin parar, a veces sin darse cuenta. Un día, en el colegio,
aparece una cara dibujada a pluma en una hoja de su Jumash. Sus compañeros
se escandalizan ante esta profanación del libro sagrado y los padres de Lev se lo
toman como un ataque personal. Sin embargo, la costumbre de Asher de reprimir
sus aptitudes artísticas está tan arraigada que ni siquiera recuerda haber hecho el
dibujo.
Resulta doloroso presenciar el conflicto de esta familia y ver cómo los padres de
Asher se esfuerzan por comprender a su complicado hijo. Su madre, Rivkeh, está
muy perturbada por la muerte de su hermano y tiene pánico de que también su hijo
desaparezca, a lo que Asher contribuye al quedarse dibujando en el museo hasta
tarde sin decirle dónde está. Rivkeh ocupa en todo momento una difícil posición
entre su marido y su hijo. El padre, Aryeh, está siempre decepcionado con las
decisiones de Asher y, cuando padre e hijo están juntos, a menudo saltan chispas.
El líder de la comunidad jasídica Ladover ejerce una profunda influencia sobre
todos ellos. Se trata de un hombre sabio y poderoso que consigue que Asher le
escuche y tome nota gracias a su manera de dirigirse a él y que le recuerda
amablemente al joven a qué cosas debería guardar lealtad. «Me dicen que el
mundo hablará de ti un día como de un gran artista», le dice. «Pido al Maestro del
Universo para que el mundo un día también hable de ti como un judío.
¿Comprendes mis palabras?». El rabino no desaprueba el talento artístico de
Asher, pero desea que el joven se muestre tan comprometido con su religión como
con su arte. La forma que tiene Asher de manejar todos estos conflictos de
intereses es hacer como si no existieran durante el máximo tiempo posible, lo que
hace que acabe atormentado durante años.
Tanto si la causa de tu conflicto es una diferencia de creencias, aspiraciones o
formas de ver la vida como si son simples problemas domésticos, hazle frente
antes de que vaya a más y ocasione un distanciamiento de tus seres queridos o
algo peor.

No tengo tiempo - ESCUCHA AUDIOLIBROS

Tu vida es una enorme lista de cosas que hacer y vivir consiste en ir tachando
tareas de ella. No tienes tiempo de llamar a tu mejor amigo, y no digamos ya de
sentarte a leer un libro. Pero una cosa que sabemos que se te da bien es hacer
varias cosas a la vez. Así que te sugerimos que aprendas a devorar los libros al
tiempo que haces otras actividades. Hazte con un repertorio de audiolibros,
cómprate unos cascos cómodos y, la próxima vez que estés ocupado haciendo
algo físico que no requiera un gran esfuerzo mental (planchar, trabajar en el jardín,
fregar los platos, darle a la cinta de correr o ir al trabajo), escucha una novela al
mismo tiempo. Comprobarás que para asimilar la historia utilizas una parte del
cerebro distinta de la que te hace falta para la tarea que estás haciendo y, de
repente, esa actividad banal y cotidiana quedará transformada. Pronto te verás
intentando encontrar más tareas que abordar. Cualquiera sirve, con tal de que te
regale otra media hora —y después otra más— con tu audiolibro.

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