Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Portada
Sinopsis
Portadilla
Dedicatoria
Introducción
Heridas sin cicatrizar
Dejar ir
Aprender a sanar
Amor sano, bonito y propio
Epílogo
Agradecimientos
Créditos
Gracias por adquirir este eBook
Siempre quise ser escritora. Las letras me han ayudado toda mi vida a
plasmar lo que no consigo exteriorizar de otra manera. Me han acompañado
en mis momentos más oscuros y en los más felices. Y a día de hoy sigo sin
creerme que esté escribiendo un segundo libro, después de un primero lleno
de amor y reconocimiento.
Todo esto es amor. Y para poder sentir esto, también tuve que sentir lo que
era el desamor, la traición, el dolor y el duelo. Cuando empecé este libro (y
hasta casi terminarlo) no supe que estaría enfocado en las relaciones (de
todo tipo), pero al leerlo me di cuenta de que una gran parte de mi vida y de
mi aprendizaje se mueve y se ha movido por el amor, en todas sus facetas.
Revivir emociones y hacer que otra gente consiga revivirlas es lo que más
me gusta del mundo. Sin sentimientos no habría vida.
Con las ilustraciones, hechas por mí, he intentado plasmar lo que me
transmitían algunos poemas para que su mensaje os llegue de una manera
más especial. Espero que me sintáis más cerca así.
Y aquí estoy,
pensando en si me pensarás,
y en si tomamos la decisión correcta.
Te escribí un poema
que nunca leerás.
Por si,
quizás,
algún día nos encontrábamos de casualidad
e identificabas todas estas cosas
que me contaste que te gustaban.
Un montón de gente
y tú te cruzas conmigo.
Y me da que pensar.
Vuelve para decirme adiós
Fuimos ese estribillo que tarareo cada día casi sin darme cuenta.
Y es que las canciones son una manera
de expresar lo que sentimos,
e incluso de ponerle nombre y apellidos
a eso que ni tú mismo entiendes.
Puedes escuchar esa estrofa que hace que se te erice toda la piel,
porque revive un sentimiento que creías haber olvidado
y pasea de nuevo por tu cabeza en forma de melodía.
Es intenso;
todo es tan bonito que parece irreal,
la conexión que nunca antes habíais sentido.
Sientes que has encontrado a tu persona,
tu corazón late más bonito cuando estáis juntos.
Sientes mariposas acariciándote la tripa
cada vez que os reís a la vez.
Deseas con todas tus fuerzas que esa risa dure eternamente.
Lo siento.
De verdad, lo siento muchísimo.
De repente,
te vi.
Y me salieron todos los poemas
que jamás había sido capaz de escribir.
Y te inmortalicé con ellos
porque sabía que tú
te acabarías yendo.
Y así fue.
Sigo leyéndote entre mis versos cada vez que te echo de menos.
Reflexiones de Luna
Por experiencia te digo que el dolor puede inhibir a una persona totalmente,
hasta el punto de que ni ella misma se reconozca.
No ves la luz
ni te ves a ti en tu reflejo,
simplemente caes al vacío
sin saber cuándo vas a llegar abajo.
Y fue mi desconfianza
la que me salvó de ti.
Que no me encuentro
desde que no estás…
Pero no estás
y no puedo contarte
todo lo que me gustaría que estuvieras.
Como cuando suena esa canción en modo aleatorio
y se me para el mundo
cuando llega la frase que me escribiste en ese último mensaje…
Así te siento.
¿Tienes miedo de perderle?
¿O de perderte a ti por perderle a él?
Porque si es así, déjame decirte que ya estás perdida…
Reflexiones de Luna
Contacto cero
Es aprender a soltar,
pero esta vez, de verdad.
La frase:
«Ojos que no ven, corazón que no siente,
y sana poquito a poco».
Contacto cero es cortar la relación que te está dañando
para mejorar la que tienes contigo,
y, por fin, priorizar tu paz mental.
La herida sigue abierta debajo de tu tirita
Aunque cambiases.
Aunque mejorases por mí.
No soy capaz de olvidar todo lo que sufrí.
A quererme de más.
A no saber hacerlo.
A implicarte demasiado y no recibir lo mismo.
De hecho, sí.
Pensé en mí
por primera vez
después de tantos años.
Me alejé de ti
por los daños acumulados.
Te quería tanto
que me sigo sintiendo mal
cuando me pasa algo bueno
y no puedo compartirlo contigo…
Cuando te fuiste,
me dejaste con una inmensidad de amor
que rebosaba por mis manos.
Cuando te fuiste,
sentí que mi mundo se terminaba con la última palabra
que me dijiste al despedirte.
Cuando te fuiste,
sentí que mi mundo se terminaba con la última palabra
que me dijiste al despedirte.
Te idealicé
y tú te creciste
cuanta más cuenta te dabas.
Lo que no sabías
es que estabas subiendo tanto
que llegó un momento en que dejé de verte.
Y, poco a poco,
te fui olvidando.
Y tú
allí en lo alto
te sentías tan solo…
Lamentándote
por no haberme invitado a subir contigo.
Conclusiones inconclusas
He llegado a la conclusión
de que si no consigo decirte adiós
es porque todavía espero que me expliques
por qué te fuiste sin despedirte.
Pensé que nunca llegaría a tener nada igual,
y es cierto…
...tuve algo mucho mejor.
Espero que algún día puedas entender por qué me fui.
Adiós, amiga...
¿Cómo te va?
Hace tanto que no nos vemos…
¿Qué has estado haciendo?
Ah, eso está muy bien.
Seguiste tu vida como todos, vaya.
Y dime, ¿cambiaste?
Sí, ya sabes a lo que me refiero…
¿Cambiaste tu manera de tratar a los demás?
¿Tu forma de mirar?
¿Tus insultos camuflados?
¿Tu odio insaciable?
Lo sé porque ya me ha pasado.
Ay, amor…
Hablando de ti,
nada destruye más que el tiempo…
De todas las palabras que me dijiste en tu despedida,
la frase que más me dolió resuena en mi cabeza cada día.
Reflexiones de Luna
Respeto post-relación
A quien ya no está,
gracias por acompañarme hasta el día en el que tuviste que irte.
Gracias.
Y aprender.
Aprender mucho.
De todo lo que has pasado y de lo que no ha pasado.
De cada cicatriz, una lección.
Y enseñarlas con orgullo. O guardarlas en secreto.
No dejar que nadie más te diga cómo debes sentir.
Te recordarás todas las veces que pensaste que no podías, pero que
terminaste pudiendo. Valorarás el paso del tiempo y dejarás que sea él quien
decida las cosas que no dependen de ti. Dedicarás ese tiempo a algunos
recuerdos que marcaron tu vida.
Empezarás a sanar.
Quizás pienses que me fui ese día,
pero yo ya me había ido hace mucho tiempo.
Solo necesitaba quitarme la venda de los ojos
para ponerla en el corazón.
¿Si algo es para ti, vuelve?
El miedo es inevitable,
de hecho, a veces lo veo necesario.
Llegarás mucho más lejos que dejando que decida por ti.
Como cuando llevas años escuchando una canción
sin pararte a escuchar su letra
y, de repente, un día todo cobra sentido.
Reflexiones de Luna
De mi tristeza.
De mi ansiedad.
De mis lágrimas.
Cuántas veces habré pensado que podrías salvarme
pero que nunca quisiste hacerlo.
Hasta que conseguí ver que esa responsabilidad era solo mía
y que solo me hacía más daño a mí misma
sin ni siquiera saber cómo calmarme.
Aprendí de cero
a hablarme,
a tratarme,
a cuidarme
y, sobre todo, a salvarme.
Y hasta hoy.
No necesitas ningún corazón para sanar el tuyo.
Permítete fallar
Puedes equivocarte.
De verdad, no pasa nada.
Somos humanos,
no podemos tenerlo todo siempre bajo control.
De una manera u otra, equivocarse forma parte
del ciclo de la vida.
Nunca aprenderíamos nada si no.
Porque no hay mayor profesor que un buen golpe de realidad.
Piénsalo,
si le aprietas mucho el brazo,
acabarás cortándole la circulación
y cada vez será más incómodo y doloroso.
Aunque lo hagas con todo el amor del mundo,
tratará de soltarse cuando note la presión.
En cambio,
si le ofreces tu mano
con la libertad de soltarla cuando quiera,
seguramente te la agarrará con muchísima más fuerza.
Se siente ligero
porque es libre,
pero elige tu compañía cada día.
Depende.
De cómo terminó,
de por qué
y de vuestra evolución en ese tiempo.
Te invito a conocer
antes de juzgar.
A escuchar
antes de hablar.
A mirarte
antes de señalar.
A quererte
antes de odiar.
Y cuando no lo es,
por mucho que lo intentes, la vida te dirá que, si no ha pasado,
es por algo.
Aprende a escucharte,
a perdonarte,
a disfrutar de tu compañía
y a hacer las cosas que te hagan feliz.
Es TU momento.
No pretendas llenar el vacío que sientes
con personas que probablemente te vacíen todavía más;
esas grietas solo se llenan con amor propio y sano.
Aprendí tarde que muchas de las cosas por las que sufría,
en realidad, no iban a cumplirse…
Todo estaba en mi mente.
Valorarás ese amor sano que te admira y te recarga la energía solo con su
compañía. Esa persona que era casa cuando jugábais de niños. Os querréis
muy bonito y bien. Con el amor puro de un crío, pero con la madurez que
os ha aportado la experiencia.
De todo esto he aprendido
cómo no se debe querer
y cómo debo quererme a mí para poder quererte a ti.
Razones por las que me quiero
Siempre nos han hecho creer que quien más y mejor te quiere te llenará de
regalos, atención, caprichos y vivirá por y para ti. También se dice que una
relación verdadera es en la que ambos sentís mariposas a pesar del tiempo
que pase. Que no tenéis ojos para nadie más y que sentís que os morís si el
otro decide cortar la relación. Ah, y que siempre tenéis que ser cariñosos,
no puede haber discusiones ni desacuerdos.
Hay una cosa más cara que todo eso, y es el tiempo. Y si tu pareja decide
pasarlo contigo, te está dando su bien más preciado. Algo que no podrá
recuperar jamás. Y te lo da porque es su decisión, día a día, no porque nadie
(ni tú) se lo tenga que imponer.
El amor se mide en las cosas pequeñas: que te haga el café por la mañana,
que te deje una nota de ánimo en un día que sabe que será duro (porque te
ha prestado atención), que sepa qué plato vas a pedir en el restaurante antes
de que hayas visto la carta o que te diga las palabras exactas que hagan de
tirita a lo que te pasa cuando ya no puedes más (sin que se lo hayas pedido).
No sé si mentirían o no,
pero no me hacían sentir mejor;
más bien me daban a entender
que confiaban poco en mi criterio.
Y la besé.
Tu boca fue la primera después de tantos besos.
Y me quedé ahí
toda la vida
escuchando cada palabra que quisiera decirme,
porque todas me aportaban algo.
Y eso era lo que buscaba.
Todo el mundo hizo lo que era lo mejor para ellos…
Ahora me toca a mí.
¿Cómo vas a vivir el día de hoy?
Mi pregunta es:
¿por qué no te organizas ya?
¿Quién te dice que no te quede menos de tres meses?
Y aunque te quede toda una vida, NO LO SABES.
Por lo que,
agradece la compañía de quienes comparten tiempo contigo
y valora la tuya como la mejor.
Y, dime,
¿has olvidado la sensación de la primera vez
que nos miramos a los ojos?
«Qué ojos tan bonitos»
No les culpo,
tienes unos ojos donde cualquiera se perdería.
Entonces,
¿por qué te importa tanto su opinión?
¿Por qué no confías en tu talento
y pruebas a valorar y apreciar
todo lo que consigues hacer diariamente?
Supérate a ti mismo.
Sé mejor persona que ayer.
Agranda tu corazón.
Perdona, pide perdón, aprende y escucha.
Después, enseña.
Estás a tiempo.
A Elena Huelva
Y, sobre todo,
he aprendido que con ganas siempre gano, aunque no sea la batalla…
Gano todo lo que me llevo durante el camino.
Puedes ser mi próximo poema
NO depende de ti.
Si realmente me importas,
estudio tus comportamientos
para saber si estás a gusto, incómodo, feliz o agobiado,
y poder acompañarte en la situación en la que te encuentres
sin que ni siquiera te des cuenta.
Piénsalo,
intentamos evitar los recuerdos malos
aunque estos son los que más aprendizaje nos dejaron;
yo prefiero tratarlos como lecciones de la vida.
Y los buenos…
Ay, ¡qué especiales son!
Nos transportan a situaciones que nos hicieron felices
y consiguen que ese sentimiento vuelva a nosotros
y nos dejan con esa sonrisilla tonta.
No es culpa suya,
sino de lo poco que nos queremos a nosotros mismos.
(Y viceversa).
Ten paciencia:
todo lo que venga, sea bueno o malo,
es porque tiene que llegar en este mismo momento
para enseñarte algo.
Lo que no venga, será porque no es su momento,
y quizás nunca lo sea, así que no te pases la vida esperando.
Empieza por ti
Siempre que empieza el año o llega septiembre, nos ponemos cien mil propósitos en una
lista interminable llena de ojalás que acaban acumulándose en la lista de frustraciones
cuando no conseguimos tacharlos.
Creo que lo más importante para empezar a cambiar tus hábitos es hacerlo cuando tu
cuerpo te lo pida. Cuando estés preparado para comprometerte contigo mismo, porque es
una tarea difícil en la que tienes que ser constante y tener mucha fuerza de voluntad.
Esto se trabaja muy poco a poco. No de un día para otro. Y tampoco es necesario que sea
en las fechas predeterminadas para ello. Quitémonos esa idea de la cabeza.
No quiero pasar por alto el hecho de que sin el apoyo de las personas que
realmente me quieren y me desean lo mejor, yo no estaría aquí. Las que
confiaron desde el principio y me hicieron llegar su emoción sincera desde
la primera victoria que conseguí.
Igual que a mi madre, que siempre dio lo que no tenía para que tuviese
un futuro digno. Porque sé que, si lo hizo, fue porque confiaba en mí, y no
quise fallarle.
Y a todas las personas que me han hecho el camino un poco más fácil:
Gracias por darme la mano
cuando ni siquiera tengo fuerza para apretártela.
Por estar.
En Grupo Planeta agradecemos que nos ayudes a apoyar así la autonomía creativa de autoras y
autores para que puedan seguir desempeñando su labor.
Dirígete a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesitas reproducir algún
fragmento de esta obra. Puedes contactar con CEDRO a través de la web www.conlicencia.com o por
teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.
Z-Access
https://wikipedia.org/wiki/Z-Library
ffi
fi