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JUEZ DE GARANTIAS

Es de “transición” porque entre el sistema viejo penal y el actual quedaron causas residuales que es necesario resolverlas.
En diálogo con EL ARGENTINO, el doctor Figueroa explica de manera pedagógica cuál es el rol de un juez de Garantías,
teniendo en cuenta que se trata de una responsabilidad del Poder Judicial que no siempre queda clara para la ciudadanía. Se
sabe que el fiscal investiga, que el Tribunal sentencia, pero qué hace un juez de Garantías: “evita la arbitrariedad”, define
acaso como una síntesis el doctor Figueroa.

-Antes, el juez de Instrucción debía investigar y simultáneamente resguardar las garantías. Una función
esquizofrénica. En el sistema procesal actual, la función investigativa queda en manos del Ministerio Público Fiscal. El fiscal
debe promover y ejercitar la acción penal y sustanciar la investigación penal preparatoria. ¿Pero qué hacen ustedes, los
jueces de Garantías?
-En manos del Juzgado de Garantías queda el rol contralor de la legalidad del proceso, resguardar las garantías
constitucionales y resolver las instancias e incidencias que se generen entre las partes y todo lo relativo a la coerción
personal del imputado. Es decir, que el juez de investigación penal preparatoria debe ejercer el control jurisdiccional,
resultando su función eminentemente garantista.

-¿Puede ser más específico?


-Es en esa función que el juez de Garantías analiza la pretensión fiscal, considerando con respecto al pedido de detención,
allanamiento y requisas personales, extracciones de sangre, cámara Gesell (en los casos vinculados con abusos a menores).
Todas esas autorizaciones deben ser expedidas por el juez de Garantías, previa solicitud formulada por el fiscal actuante, en
la que deberán constar resumidamente las razones por las cuales se solicita la medida y que refieran a la sospecha de que la
persona a detener, a allanar, a requisar y demás actuaciones, tiene responsabilidades en relación a la conducta penalmente
investigable.

-¿Cómo evalúa el juez de Garantías que no se trata meramente de sospechas sino de razones suficientes?
-Para eso nos valemos de la ley. La ley requiere la existencia de un piso alto en cuanto a los elementos objetivos de sustento
como motivos o indicios vehementes o graves. Y, también, como recaudo de admisibilidad y de procedimiento, se exige una
fundada presunción de peligrosidad procesal, consistente en entorpecimiento de la investigación, no cumplimentación de los
requerimientos procesales o evasión de sus consecuencias. Cualquiera de esas hipótesis no se tendrá por acreditada por
mera inferencia o suposición sino que deberá surgir a partir de datos objetivamente verificables, “sobre la base de razones
suficientes”, reza la ley.

-Hay que imaginar que este control funcional y de garantías de los derechos fundamentales, requiere de puntos de
equilibrio…
-Hay que establecer como pauta de actuación un punto de equilibrio entre los principios derivados y que de modo permanente
y constante entran en pugna en cada caso de investigación de un hecho ilícito. Vale decir, que el juez debe procurar y
conservar el justo equilibrio entre los intereses de la sociedad en la persecución y represión del delito, y las garantías de las
víctimas como del debido respeto de las garantías del imputado.

-¿Y cómo se lleva adelante esa misión de respetar las garantías de todo el mundo?
-El juez debe asumir un rol absolutamente imparcial. Por eso no podemos ordenar ni recibir pruebas y otras medidas de
oficio, ni reemplazar de ningún modo la actuación que le cabe a cada parte sea fiscal, defensor o querellante.

-Vayamos a un caso concreto. Por ejemplo, una medida de coerción como puede ser la de ordenar una detención…
-En este caso, el juez de Garantías debe controlar que la “sospecha de que una persona a detener tenga responsabilidad
directa o indirecta en relación al hecho investigado”, sea un estado cognoscitivo del representante del Ministerio Fiscal que la
solicita al que haya arribado en función de datos objetivos que lo lleven a sustentar las razones suficientes que constituirán
sus motivos o indicios vehementes o graves; impidiendo que ese estado de sospecha reconozca como único fundamento
meras inferencias o suposiciones arbitrarias y caprichosas del representante ministerial; es decir, carentes de todo sustento
fáctico.

-¿Lo puede traducir?


-Es el fiscal quien debe estar en condiciones de arribar a la “sospecha” para solicitar de manera fundada el pedido de
detención de una persona. Y es el juez de Garantías quien sólo debe limitarse a verificar que ese estado cognoscitivo sea el
resultado de un análisis y razonamiento lógico del funcionario que encuentre correlato en la existencia y objetividad de tales
elementos; y no que sea solamente producto de su intuición, capricho u olfato investigativo. Es decir, siempre se debe evitar
la arbitrariedad.

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