Está en la página 1de 13

Aparato respiratorio

Los órganos del aparato respiratorio

¿Qué es el aparato respiratorio?


El aparato respiratorio es el conjunto de órganos de nuestro
cuerpo que nos permite respirar. Está compuesto principalmente
por los pulmones y la tráquea, y lo utilizamos también para
hablar, gritar y cantar, entre muchas otras cosas.

Como todas las células animales, nuestras células necesitan un


suministro constante de oxígeno para poder sobrevivir. El
oxígeno es un gas que se encuentra en el aire que respiramos y
es fundamental para que nuestras células sean capaces de
transformar todo lo que comemos en energía, a fin de que
puedan cumplir sus funciones en los órganos y tejidos a los que
pertenecen.

En el proceso de utilización del oxígeno se forma un producto de


desecho que también es gaseoso: el dióxido de carbono (CO₂).
Si este se acumula en nuestro interior puede resultar tóxico, por
lo que es necesario deshacernos de él.
Nuestro aparato respiratorio, así como el de muchos otros
animales, se encarga de ayudarnos a respirar, es decir, a
introducir aire oxigenado para nuestras células y a expulsar el
dióxido de carbono hacia el ambiente, de modo que se
mantengan las condiciones necesarias para la vida celular

espiración interna y externa


El proceso que conocemos como respiración es la suma de tres
funciones separadas: (1) la ventilación, (2) el intercambio
gaseoso y (3) el empleo del oxígeno por los tejidos para obtener
energía.

Lo que usualmente denominamos “respiración” -la inhalación y


la exhalación de aire por la nariz y/o la boca- es lo que los
expertos definen como ventilación o respiración externa, que
tiene que ver con la introducción y expulsión de aire hacia y
desde nuestros pulmones.

Por otra parte, a los procesos de intercambio de gases entre el


aire, la sangre y los tejidos, y a la utilización del oxígeno por los
tejidos, es a lo que se le conoce técnicamente como respiración
interna.

Funciones del aparato respiratorio


Las principales funciones del aparato respiratorio humano son:

– Permitir la introducción y conducción de aire oxigenado hacia


los pulmones.

– Favorecer la expulsión de aire desoxigenado (cargado con


dióxido de carbono) desde los tejidos (contenido en la sangre)
hacia el exterior.

– Proporcionar un medio fructífero para el intercambio de gases


entre la sangre y el aire.
– Participar en las funciones del habla, gracias a la conducción
de aire a través de las cuerdas vocales, lo que produce las
vibraciones que nos permiten emitir sonidos.

Permitir la inhalación de aire para percibir olores (sentido del


olfato).

Partes del aparato respiratorio (órganos)

El aparato respiratorio está formado por diversos órganos y


estructuras de nuestro cuerpo que cumplen distintas funciones.
Estos órganos están anatómicamente clasificados como el tracto
respiratorio superior y el tracto respiratorio inferior.

Tracto respiratorio superior o zona de conducción


Como su nombre lo indica, corresponde a los órganos del
aparato respiratorio que están en la parte superior de nuestro
cuerpo y sus principales funciones son la conducción del aire.
Está formado por:

• La nariz (cavidad nasal y senos paranasales).


• La faringe (común para el tracto digestivo y respiratorio).
• La laringe (también conocida como caja de voz).
La nariz contiene la cavidad nasal, un espacio rico en moco, que
es producido por las células del epitelio que lo recubre, y que
cumple una importante función en el secuestro de las partículas
de polvo presentes en el aire. En esta cavidad también hay gran
cantidad de células equipadas con cilios que ayudan a mover
dichas partículas.

La faringe es un tubo que está conectado con la nariz y con la


boca, por lo que también se considera parte del aparato
digestivo. Este tubo funciona para el transporte de comida y aire
hacia el estómago y los pulmones, respectivamente.

La laringe, también conocida como caja vocal o caja laríngea, es


el siguiente segmento del tracto respiratorio por el que pasa el
aire hacia el tracto respiratorio inferior.

Tracto respiratorio inferior o zona de respiración


El tracto respiratorio inferior es donde ocurre la respiración
propiamente dicha, es decir, donde tiene lugar parte de la
respiración interna (el intercambio gaseoso entre el aire y la
sangre). Las estructuras que forman a este tracto son las
siguientes:

• La tráquea (tubo cilíndrico flexible que está después de la


laringe, está bifurcado en forma de Y es su extremo más
distal).
• Los bronquios (las dos ramificaciones -izquierda y derecha- de
la tráquea).
• Los bronquiolos (las ramificaciones de los bronquios).
• Los alvéolos (sacos llenos de capilares sanguíneos con una
enorme área de superficie para el intercambio gaseoso entre la
sangre y el aire).
• Los pulmones (órganos formados por el conjunto de alvéolos al
final de los bronquiolos izquierdo y derecho, se encuentran en
el pecho, dentro de la caja torácica).
La tráquea conduce el aire que llega hasta esta desde la laringe,
pero sus funciones también tienen que ver con la eliminación de
cualquier sustancia extraña o partícula en suspensión que pueda
haber en el aire, evitando que estas alcancen los pulmones, que
son estructuras sumamente sensibles.

Esta función la consigue gracias a la presencia de células


ciliadas y moco. También participa en el humedecimiento y
calentamiento del aire, en la expulsión de partículas extrañas
por medio de la tos, etc.

En su parte más distal, la tráquea tiene forma de “Y” invertida,


y cada rama se llama bronquio. Los dos bronquios, a su vez, se
ramifican aún más en múltiples ramas más pequeñas, las cuales
se caracterizan por presentar pequeños sacos aéreos en sus
extremos, los alvéolos.

Los alvéolos forman los pulmones, que es donde ocurre parte de


la respiración interna, por lo que se conoce como zona de
respiración. Cada pulmón tiene, aproximadamente, 300 millones
de alvéolos.
Funcionamiento

El funcionamiento de los pulmones está controlado a nivel


del sistema nervioso, es decir, nuestro cerebro controla nuestra
respiración, tal y como controla el proceso digestivo, el excretor
y todo lo demás.

Particularmente, el cerebro controla las funciones de un músculo


ubicado en la base de los pulmones, el diafragma, para que se
mueva hacia arriba y hacia abajo. También controla los
músculos entre nuestras costillas, de modo que mueva nuestra
caja torácica hacia adentro o hacia afuera.

Inhalación
Cuando inhalamos, lo primero que tiene que ocurrir es que el
diafragma se mueva hacia abajo y que las costillas se muevan
hacia afuera y ayuden a expandir la caja torácica, permitiendo
que el aire ingrese a los pulmones y estos se expandan.

El aire, entonces, es introducido hacia el cuerpo a través de


la nariz o la boca gracias al proceso mecánico de la inhalación.
En la nariz, este aire se calienta y se “depura” de algunas
partículas y microorganismos presentes en él, mientras se va
haciendo paso hacia la faringe y la laringe.

La faringe es el tubo que se encuentra en la parte superior de


la garganta. Después de la faringe ocurre una bifurcación de los
conductos en el esófago (parte del aparato digestivo) y
la laringe o la caja de voz, donde están las cuerdas vocales.
Tanto la faringe como la laringe son dos tubos huecos que
permiten el paso del aire hacia la tráquea.

La tráquea es también un tubo hueco y se encarga de conectar


las regiones de la boca y la nariz con los pulmones. En su
porción más distal se divide en dos ramas llamadas bronquios:
hay uno izquierdo y uno derecho, cada uno dirigido,
respectivamente, hacia los pulmones izquierdo y derecho.

Cada bronquio se subdivide al mismo tiempo en ramificaciones


más pequeñas, al final de las cuales se encuentran unos
pequeños sacos conocidos como alvéolos (hay una gran
cantidad de alvéolos en los pulmones humanos), que están
equipados con miles de vasos sanguíneos muy delgados
(capilares).

Intercambio gaseoso
El aparato respiratorio solo funciona eficientemente porque
trabaja en conjunto con el sistema circulatorio, que es el que se
encarga de mover la sangre y transportar elementos desde y
hacia las células de nuestro cuerpo.

En los pulmones, específicamente en los alvéolos pulmonares, el


aire y la sangre entran en contacto cuando inhalamos,
permitiendo que ocurra un intercambio gaseoso. Este
intercambio ocurre fundamentalmente por una diferencia de
concentraciones, por lo que se trata de un proceso de difusión.

El aire tiene una concentración de oxígeno mayor que la sangre


y la sangre, al mismo tiempo, tiene una concentración de
dióxido de carbono mayor que la del aire (recordemos que este
gas es un desecho metabólico que debe ser eliminado). Como
resultado, ambos gases difunden fácilmente en direcciones
contrarias.
Exhalación
Eventualmente, en un corto intervalo de tiempo, los músculos
entre las costillas se relajan, igual que el diafragma, provocando
que el espacio dentro del pecho disminuya y promoviendo la
expulsión del aire lleno de CO₂ cuando los pulmones se
encogen.

En los seres humanos adultos, en promedio, el ciclo de


inhalación y exhalación ocurre unas 16 veces por minuto en
condiciones normales, pero este número es menor cuando
dormimos y mayor cuando nos ejercitamos o nos asustamos.

Enfermedades
El aparato respiratorio usualmente está muy expuesto al medio
que nos rodea, por lo que podemos imaginar que es víctima de
numerosos tipos de enfermedades y afecciones de distintas
clases.

Entre algunas de las enfermedades que podemos mencionar del


tracto respiratorio completo están:

• Sinusitis.
• Gripe.
• COVID-19.
• Infecciones en la nariz y la garganta (virales o bacterianas).
• Bronquitis (inflamación de los bronquios por distintas causas).
• Neumonía.
• Tuberculosis.
• Cáncer pulmonar (particularmente agresivo).
• Enfermedad pulmonar obstructiva crónica, EPOC (que padecen
muchos adictos al cigarrillo y la pipa).
• Enfisemas (colapso de algún pulmón por distintos motivos).
El sistema respiratorio está conformado por un conjunto de órganos
encargados de transportar el aire rico en oxígeno hasta la parte interna de los
pulmones, para luego ser expulsado al exterior, lo cual nos permite respirar,
hablar y percibir olores.

El principal objetivo de la respiración es llevar oxígeno a todas las células del


cuerpo y eliminar el dióxido de carbono, el cual se produce como resultado del
oxígeno ya utilizado por las células.

Para que este proceso ocurra existen dos fases, en primer lugar está la
inspiración, que es cuando el aire entra a los pulmones, y en segundo lugar
está la espiración o exhalación, que es cuando el aire sale de los pulmones.
A pesar de que este proceso ocurre todo el tiempo, y de forma involuntaria,
existen muchos órganos involucrados para que este proceso de la respiración
se lleve a cabo.
Partes del sistema respiratorio
De acuerdo con la anatomía, los órganos responsables por la respiración en los
seres humanos son los siguientes:

• Fosas nasales: responsables por filtrar las partículas de aire, regular la

temperatura del aire que llega a los pulmones y percibir olores y la

presencia de virus o bacterias. Al notar la presencia de estos

microorganismos, se activa el sistema de defensa del cuerpo;

• Faringe, laringe y tráquea: después de pasar por las fosas nasales, el

aire discurre a través de la faringe y la laringe, donde están las cuerdas

vocales, y se dirige en sentido a la tráquea, que se divide en 2, hasta

llegar a los pulmones derecho e izquierdo. La tráquea es un tubo que

contiene anillos cartilaginosos en toda su estructura, los cuales actúan

de forma protectora, impidiendo que se cierre cuando la persona gira el

cuello de lado, por ejemplo;

• Bronquios: después de la tráquea, el aire llega a los bronquios, que son

dos estructuras similares a un árbol al revés, por lo que también se le

denomina árbol bronquial. Los bronquios también se subdividen en

áreas más pequeñas, que son los bronquiolos, los cuales están

llenos de cilios y producen moco (flema) que sirve para eliminar los

microorganismos;

• Alvéolos: la última estructura del sistema respiratorio son los alvéolos,

que están directamente conectados a los vasos sanguíneos. Aquí el

oxígeno pasa a la sangre, donde podrá llegar a todas las células del

cuerpo. Este proceso se llama intercambio gaseoso, porque aparte de

llevar oxígeno para la sangre, elimina el dióxido de carbono presente en

la sangre. La sangre rica en oxígeno discurre por las arterias, mientras


que la sangre llena de dióxido de carbono discurre por las venas. Al

exhalar, es eliminado todo el gas carbónico del cuerpo.

Para ayudar en el movimiento de la respiración, existen también los músculos


respiratorios (intercostales) y el diafragma.

Funciones del sistema respiratorio


La función principal del sistema respiratorio es la respiración, la cual nos
permite llevar oxígeno a todas las células del cuerpo y eliminar el gas
carbónico, que es el resultado del oxígeno ya utilizado por las células. La
respiración ocurre de forma innata, desde que nace el bebé, sin necesidad de
aprender cómo hacerlo, pues la misma está controlada por el sistema nervioso
autónomo. Para que suceda este proceso, la persona inspira el aire
atmosférico, que pasa por las fosas nasales, atraviesa la faringe, laringe y
tráquea y llega a los pulmones, donde discurre a través de los bronquios
y bronquiolos, hasta finalmente llegar a los alvéolos, donde el oxígeno pasa
directamente a la sangre. El proceso de respiración es el siguiente:

• En la inspiración: los músculos intercostales ubicados entre las

costillas se contraen y el diafragma desciende, aumentando el espacio

para que los pulmones se llenen de aire, y la presión interna disminuye;

• En la espiración: los músculos intercostales y el diafragma se relajan y

el diafragma se eleva, el volumen de la caja torácica disminuye, la

presión interna aumenta, y el aire sale de los pulmones.

La falta de aire ocurre cuando existe alguna alteración en el sistema


respiratorio, lo que impide la entrada o la salida del aire y, por ende, hace que
el intercambio de gases sea ineficiente, lo que a la vez causa que la sangre
pase a tener más dióxido de carbono que oxígeno.

Además, el sistema respiratorio también posee otras funciones relacionadas


con el aire que inspiramos y espiramos; de esta forma, cuando este pasa por la
nariz, atraviesa ciertos receptores ubicados en la mucosa nasal que confieren
el sentido del olfato, con el que podemos percibir más de 10.000 olores
diferentes. Por otra parte, cuando el aire que expulsamos de los
pulmones pasa por la laringe y las cuerdas vocales, se emiten sonidos que nos
permiten hablar y comunicarnos con otras personas.

También podría gustarte