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4to. 9na.

04-11-2022

Sistema Respiratorio

El sistema respiratorio contribuye al homeostasis encargándose del intercambio gaseoso –


oxígeno y dióxido de carbono – entre al aire atmosférico, la sangre y las células de los tejidos.

Las células utilizan oxígeno (O2) continuamente para las reacciones metabólicas que liberan
energía de las moléculas de los nutrientes y producen ATP. Al mismo tiempo, estas reacciones
liberan dióxido de carbono (CO2). Como una cantidad excesiva de CO2 lleva a una acidez que
puede ser tóxica para las células, el exceso de CO2 debe ser eliminado en forma rápida y
eficiente.

El sistema respiratorio humano está integrado por una serie de vías respiratorias, órganos
respiratorios y otras estructuras complementarias, como la boca, la caja torácica y el diafragma,
organizadas de modo tal que posibilitan el ingreso de aire en el organismo y su salida al
exterior. Las vías respiratorias o aéreas son los conductos que recorre el aire durante todo el
proceso de respiración externa. A lo largo del recorrido encontramos las fosas nasales, la
faringe, la laringe, la tráquea, pulmones, los bronquios y sus ramificaciones que culminan en los
alvéolos pulmonares.

 Fosas nasales: son las dos cavidades ubicadas dentro de la nariz separadas
por un tabique. Reciben el aire que inhalamos y lo conducen hacia el resto del
sistema respiratorio. Las fosas nasales son las encargadas de filtrar, humectar
y entibiar el aire que ingresa en el organismo. Para ello cuenta con una
mucosa nasal provista de glándulas especializadas en entibiar el aire y
producir mucus, que detiene el polvo y otros agentes extraños. Otra parte de
esta mucosa contiene los receptores sensoriales que permiten percibir los
olores.
 Faringe: es un tubo muscular a través del cual pasa el aire: se comunica con
las fosas nasales y la boca por un lado y con la laringe por el otro.
 Laringe: se trata de un pequeño conducto fibroso de 3cm de largo que conecta
la faringe con la tráquea. Su función es transferir el aire inhalado al resto del
sistema evitando el ingreso de alimento o agua a las vías respiratorias
inferiores. Aquí actúa la epiglotis, este es un pequeño pliegue cartilaginoso
permite que el aire pase a la laringe y al resto del sistema respiratorio; pero
durante la deglución se dobla hacia atrás y cubre completamente el orificio de
la laringe impidiendo que los alimentos pasen. Después de deglutir, retoma su
posición original y deja pasar el aire.
En la laringe también se encuentran las cuerdas vocales, unos pliegues
musculares y elásticos que vibran con el aire que sale y hacen posible la
emisión de la voz.
 Tráquea: es un tubo largo y flexible que se divide en otros dos conductos de
menor diámetro llamados bronquios. El tejido interno de la tráquea secreta
mucus que capta todas las impurezas que ingresan durante la inhalación y las
elimina a través de un movimiento reflejo conocido como tos. Sus paredes
están formadas, como las de los bronquios, por anillos cartilaginosos que
permiten que siempre haya un espacio por donde circule el aire.
 Pulmones: son órganos pares, de forma cónica, situados en la cavidad
torácica. Estos están separados uno del otro por el corazón. Dos capas de
serosa llamada en conjunto membrana pleural encierran y protegen a cada
pulmón. La capa superficial, la pleura parietal tapiza la pared de la cavidad
torácica; la capa profunda, la pleura visceral, reviste a los pulmones. Entre la
pleura visceral y parietal hay un pequeño espacio, la cavidad pleural, que
contiene un escaso volumen de líquido lubricante secretado por las
membranas. Este líquido pleural reduce la fricción entre las membranas y
permite que se deslicen suavemente una sobre la otra durante la respiración.
Los pulmones se extienden desde el diafragma hasta ligeramente por encima
de las clavículas y se apoyan en las costillas hacia adelante y hacia atrás. La
porción ancha inferior del pulmón, la base es cóncava y se amolda a la
superficie convexa del diafragma. La porción angosta superior del pulmón es el
vértice. La cara interna de cada pulmón contiene una región, el hilio, a través
de la cual el bronquio, los vasos sanguíneos pulmonares y los nervios entran y
salen del órgano. Una o dos fisuras dividen a cada pulmón en lóbulos. El
pulmón derecho presenta los lóbulos: superior, medio e inferior. El pulmón
izquierdo presenta únicamente dos, los lóbulos: superior e inferior.
 Bronquios y bronquiolos: estos conductos respiratorios ingresan en el
pulmón por el hilio pulmonar, un orificio por el que también entra la arteria
pulmonar y salen dos venas pulmonares. Dentro de cada pulmón los bronquios
se ramifican en bronquios secundarios o intrapulmonares, que se dividen
nuevamente en los bronquios terciarios, de los cuales se originan los
bronquiolos. Estos últimos transportan el aire a los alvéolos pulmonares, donde
se realizará el intercambio gaseoso con la sangre. Un alvéolo pulmonar es una
pequeña estructura semejante a una uva. Posee una pared delgada, que es
fundamental para el intercambio gaseoso. Cada pulmón adulto posee unos 150
millones de alvéolos pulmonares.

Anatomía de la caja torácica humana

El tórax tiene en el interior una estructura ósea que lo conforma y le da soporte, a esta
estructura se la conoce como caja torácica o tórax óseo. Los elementos principales que
conforman la caja torácica son:
1. Las vértebras torácicas dorsalmente.
2. Las costillas lateralmente.
3. El esternón y los cartílagos costales que aseguran las costillas al esternón
anteriormente.

La caja torácica tiene una forma que recuerda un cono ya que crece de ancho
inferiormente, y forma una cobertura cuyas funciones principales son:

1. Proteger los órganos vitales de la cavidad torácica como el corazón, los pulmones y los
grandes vasos sanguíneos.
2. Soporta la cintura escapular del hombro y a las extremidades superiores.
3. Proporciona los puntos de anclaje de muchos músculos del cuello, espalda, tórax y
hombros.
4. Finalmente, los espacios intercostales (entre las costillas) están ocupados por los
músculos intercostales que levantan y deprimen el tórax durante la respiración.

Se pueden diferenciar dos tipos de respiraciones: la respiración externa y la respiración interna:

Respiración externa

En un primer momento se produce un intercambio de gases entre el organismo y la atmósfera.


El oxígeno de la atmósfera ingresa en el cuerpo y el dióxido de carbono es expulsado hacia el
exterior. Los animales vertebrados terrestres incluidos nosotros, los seres humanos, realizamos
una respiración externa pulmonar. Se denomina respiración pulmonar porque el intercambio
gaseoso se realiza en los pulmones. La función de estos órganos es recibir y contener el aire
para que se realice el intercambio gaseoso. Cada pulmón está formado por millones de
alvéolos, los cuales se encuentran rodeados de capilares sanguíneos. Entre los alveolos y los
capilares ocurre ese intercambio, la entrada al organismo de oxígeno y la salida de dióxido de
carbono.

Respiración interna

Luego del intercambio gaseoso en los pulmones, el oxígeno llega a la sangre y, al igual que los
nutrientes, es transportado a través la sangre hacia cada de las células del cuerpo. Se produce
así la respiración interna: el oxígeno ingresa a las células y el dióxido de carbono pasa de las
células a la sangre. Finalmente, en el interior de la célula el oxígeno participa en una serie de
reacciones químicas en las que se obtiene energía a partir de los nutrientes. A este proceso de
degradación de nutrientes en presencia de un agente oxidativo como el oxígeno se lo
denomina respiración celular.

El proceso respiratorio

La respiración es un complejo proceso fisiológico que abarca tres etapas: la ventilación


pulmonar, el intercambio gaseoso entre los alvéolos pulmonares y la sangre (respiración
externa), y el intercambio gaseoso entre la sangre y cada una de las células del organismo
(respiración interna).

Ventilación pulmonar

Cada vez que respiramos se inicia el proceso mecánico de la ventilación pulmonar, que
involucra dos acciones importantes: la inspiración o inhalación y la espiración o exhalación.
Una serie de pasos relacionados permiten el ingreso y egreso de cerca de 0,5 litros de aire por
cada inspiración y espiración respectivamente.
El intercambio gaseoso

El aire que respiramos está compuesto por una mezcla homogénea de gases; tres de estos
gases son el oxígeno, el dióxido de carbono y el nitrógeno. Nuestro organismo extrae el
oxígeno del aire y elimina el dióxido de carbono. Entonces, el aire que inspiramos posee
mayor proporción de oxígeno, y del aire que espiramos, mayor cantidad de dióxido de
carbono.

El intercambio de oxígeno y dióxido de carbono se produce por un mecanismo denominado


difusión, mediante el cual las partículas gaseosas se mueven desde una zona de mayor
presión (o mayor porcentaje) a otra donde hay menor presión (o menor porcentaje). El
intercambio de gases se produce en dos niveles: entre los pulmones y la sangre
(respiración alveolar o hematosis), y entre la sangre y las células (respiración tisular).

Respiración alveolar y tisular

El intercambio de gases entre los pulmones y la sangre ocurre por difusión a través de las
delgadas paredes de los alvéolos y de los capilares que los rodean. A este intercambio se
lo denomina respiración alveolar o hematosis, y tiene por objeto la fijación de oxígeno y
la eliminación del dióxido de carbono.

Las arterias pulmonares transportan la sangre del corazón a los pulmones y se ramifican
en los capilares arteriales que rodean los alvéolos. La sangre que llega a los alvéolos está
cargada de CO2 y tiene bajo contenido de 02. Sin embargo, en el interior alveolar la
cantidad de 02 es alta (ingresa aire), entonces este gas difunde libremente a través de las
paredes alveolares hacia los capilares sanguíneos.
La difusión del CO2 se da en sentido inverso, es decir, desde los capilares hacia los
alvéolos. Esto ocurre porque la sangre que llega a través de los capilares arteriales posee
un gran contenido de CO2, producto del desecho de la actividad celular.

En la sangre el 02 se une a la hemoglobina de los glóbulos rojos y la mayor parte del CO2
es transportado en el plasma sanguíneo en forma de bicarbonato hasta ser eliminado como
gas durante la espiración (también hay una parte que se une a la hemoglobina de los
glóbulos rojos).

Por otra parte, la sangre arterial posee mayor cantidad de oxígeno en la que existe a nivel
celular. Se produce así la difusión del oxígeno desde los capilares arteriales hacia el
interior de las células, y el dióxido de carbono que se ha producido como desecho de las
reacciones químicas celulares se transfiere al torrente sanguíneo. Este intercambio de
gases se llama respiración tisular.

Bibliografía
 Curtis, H. y Barnes, N. Biología. Ed. Médica Panamericana. Bs. As. 1993
 Tortora; Derrickson. Principio de Anatomía y Fisiología. Ed. Médica
Panamericana. 11° Edición.
 Conocer, Biología 4to año, Santillana, 2013

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