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Hemodinámica
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1. TEMA 1: INTRODUCCIÓN
El valor de PVC hay que tomarlo con el paciente, a ser posible, en decúbito supino y al
final de la espiración, a fin de que la gravedad y las presiones intrapulmonares no
artefacten el resultado.
En la curva de PVC, tal y como se puede apreciar en la
ilustración, se distinguen direfentes ondas que corresponden con
distintos fenómenos mecánicos del corazón:
• Onda a: contracción auricular
Z
• Onda c: Cierre tricúspide
Cabe destacar que la PVC es un parámetro muy poco sensible, siendo esta la razón por la
que su utilidad es limitada y ha de acompañarse por la determinación de otros parámetros
hemodinámicos para una correcta toma de decisiones.
Debido a que para su obtención es necesaria la canalización de un catéter central, las
principales complicaciones de la medida serán la hemorragia en los puntos de punción, por
aperturas accidentales del sistema y, especialmente, la infección, que puede originar una
sepsis por catéter, tristemente frecuente en las unidades de críticos y cuya aparición se puede
reducir empleando las directrices de la Bacteriemia Zero.
Se trata, sin duda, del parámetro hemodinámico más importante de todos los que podemos
determinar.
Consiste en la medición de la presión de las arterias del paciente que, gracias al sistema
presurizado con transductor del que ya hemos hablado previamente, podemos conocer en
tiempo real. Para obtenerla, tendremos que canalizar una arteria, siendo los accesos radial y
femoral los más habituales, aunque también podremos encontrar acceso pedio, humeral y
cubital, siendo estos menos frecuentes.
El sistema una vez instaurado nos dará acceso, además, a la toma de muestras de sangre
arterial sin molestias para el paciente.
De la monitorización invasiva de la PA, obtenemos en
nuestro monitor una curva semejante a la de la imagen y en la
que se pueden distinguir distintas zonas en relación con el ciclo
cardíaco. Esta onda se va modificando según se aleja de la aorta
proximal, aumentando la presión sistólica y estrechándose la
porción correspondiente de la curva. Este aumento de la Presión
Arterial Sistólica (PAS) se torna mayor cuanto menos distensibles son las arterias. No obstante,
la Presión Arterial Media (PAM) permanece invariable. Este valor se obtiene con el cálculo de
la fórmula:
asumiendo que la diástole dura 2/3 del ciclo cardíaco a una frecuencia regular de unos 60 lpm,
realidad poco habitual en el paciente crítico.
Por ello, el monitor la determina calculando el área delimitada bajo la curva y dividiéndolo
por la duración del ciclo cardíaco, método mucho más fiable en este tipo de pacientes.
Como es conocido, consideramos hipotensión a un valor de Presión Arterial Sistólica (PAS)
<90 mmHg e hipertensión si PAS>140 mmHg (también si la Presión Arterial Diastólica >90
mmHg). Por su parte, hablaremos de hipotensión si la PAM<65 mmHg y es en este valor,
dadas las características más estables de la PAM, en el que nos centraremos para el manejo
de nuestros pacientes críticos, especialmente en
situaciones de shock, puesto que con una PAM de 65
mmHg se asegura la correcta perfusión de los principales
órganos.
Con el estudio de la morfología de la onda de PA se
puede observar cómo su forma se altera en distintas
Precisamente por la importancia que tiene la PA y todos los factores que pueden influir en
su cálculo como la amortiguación del sistema, errores de nivelado o calibración del transductor;
y la sobre o subestimación de sus valores por las características del vaso en el que alojemos el
catéter arterial, es imprescindible asegurar la absoluta fiabilidad de los datos que estamos
recogiendo, es decir, que la PA que estamos recibiendo es realmente la del enfermo. Para
averiguar esto se hace un análisis del comportamiento dinámico de la curva mediante el “test
de lavado rápido o de la onda cuadrada”. Esta prueba consiste en lo siguiente:
Se acciona, de forma corta y rápida, la
válvula de goma acoplada al transductor
permitiendo el paso de suero salino
presurizado. Este lavado genera una onda
cuadrada por el aumento brusco de la presión
y, seguidamente tras su cese, aparecen unas
ligeras oscilaciones decrecientes. Por tanto, si
la serie de oscilaciones es corta, la curva de
presión será correcta. Por el contra, si no aparecen estas oscilaciones, la curva estará
amortiguada (y los valores subestimados) mientras que, si aparecen muchas oscilaciones con
tamaño decreciente, las curva será resonante y los valores estarán sobreestimados.
Lógicamente, este método resulta poco objetivo. Si realmente queremos asegurar de forma
categórica la correcta fiabilidad de los valores de PA, debemos recurrir a un registro en papel
milimetrado (no siempre disponible en las unidades) para calcular la frecuencia de resonancia y
el coeficiente de amortiguación de las ondas de PA que aparecen en el monitor.
La Frecuencia de Resonancia de un sistema (Fr), o Frecuencia Natural (Fn) es aquella en
la que dicho sistema oscila normalmente cuando se provoca una alteración en él. Su valor se
halla, en el test de la onda cuadrada, midiendo la distancia de un ciclo o período (distancia
horizontal entre dos oscilaciones tras la onda cuadrada) y calculando la fórmula:
esta frecuencia de resonancia ha de ser, al menos, 5 veces mayor que la mayor frecuencia de
la curva de presión para que no altere la medición de la presión. La mayor frecuencia de una
onda de presión es de 5 Hz con lo que, la Fr, ha de ser mayor o igual a 25 Hz para que la
estimación sea correcta. Por debajo, la curva estará amortiguada y el valor arrojado
subestimado y por encima de esos 25 Hz la curva sería resonante y la medida estaría
sobreestimada.
Por otro lado, el coeficiente de amortiguación (Z) indica la rapidez con la que decaen las
oscilaciones de resonancia por la tendencia natural del circuito a amortiguar la señal. Se
calcula midiendo las amplitudes (longitud vertical) de las dos primeras ondas de oscilación tras
la onda cuadrada y dividiendo la amplitud de la menor entre la amplitud de la mayor de la
siguiente manera: Z= A2/A1; la amortiguación óptima se encuentra entre 0,5 y 0,7.
De modo rápido y más operativo podemos determinar que si la distancia entre las
oscilaciones es ≤1mm, la onda es óptima. Si es >1 mm, pero <2 mm el valor no es seguro y
tendremos que recurrir a la amplitud de las oscilaciones para ver la amortiguación del sistema.
En este caso, si A2<1,5A1 consideraremos entonces el valor aceptable. Finalmente, si la
distancia entre oscilaciones es ≥2 mm, consideraremos directamente el valor inaceptable.
Como resultado de la inserción de un catéter en una arteria para medir la PA de forma
invasiva, la complicación más usual que puede aparecer es la de hemorragia, bien en el punto
de inserción del catéter, bien por dejar el sistema abierto por descuido o accidentalmente, ya
sea por el propio paciente o en sus movilizaciones. También la autoextracción y la salida
accidental llega a ser frecuente. Especialmente grave puede llegar a ser en el caso de
catéteres de inserción femoral, debido al alto flujo que discurre por esa arteria. Es por ello muy
importante no anular en ningún caso la alarma de pulso o de PA en el monitor pues la
hemorragia accidental en estos casos puede ser realmente grave en muy pocos minutos si no
se visualiza de forma inmediata.
De la mano de esta complicación va también la formación de hematomas, de ahí que sea
fundamental la vigilancia frecuente de los puntos de inserción y la comprobación de los pulsos
distales y signos de mala perfusión en caso de aparecer.
Otras complicaciones, si bien menos frecuentes son las isquemias por trombosis, oclusión
del flujo arterial o debido a inyección intraarterial de fármacos por error en la administración.
También pueden aparecer infecciones y lesiones nerviosas acaecidas durante la punción para
la canalización del catéter.
Algunos CAP incluyen otros elementos adicionales tales como otra luz que se abre a 14 cm
de la luz distal que queda alojada en el ventrículo derecho y a través del cual se pueden
introducir derivaciones de marcapasos que queden colocadas en dicho ventrículo. También
puede incluir un sistema de fibra óptica con objeto de monitorizar la saturación venosa mixta de
manera continua, un termistor de respuesta rápida para la medición de la fracción de eyección
del ventrículo derecho y un filamento térmico que se calienta para la medición del GC continuo
también por termodilución, así como sus respectivas conexiones con el monitor de cabecera.
El CAP se inserta a través de la vena yugular interna o subclavia de forma general, aunque
también se ha descrito la cateterización a través de vena femoral y antecubital.
La calibración “in vitro” de la fibra óptica, ha de hacerse nada más abierto el estuche que
contiene el catéter y previo a su inserción. La punta se coloca dentro de una caperuza opaca,
se conecta al monitor y se procede a su calibración. Si no se realiza este paso, posteriormente
a su emplazamiento final se puede hacer una calibración “in vivo” utilizando datos de
laboratorio del paciente.
De forma habitual, se canaliza primero un catéter introductor y el CAP se interna a través
de su luz. Además, es recomendable colocar una camisa o vaina de plástico transparente que
lo protege y permite su manipulación y recolocación en caso de malposicionamiento. Nada más
pasar la punta del introductor ha de inflarse el balón tal y como se indicó. Este balón ha de
permanecer hinchado siempre que se avance el CAP y deshincharse cuando retroceda para
evitar el daño de las estructuras por las que atraviesa. La conexión de la luz distal a un
transductor con sistema presurizado semejante a los que se han expuesto previamente permite
el registro de las distintas ondas de presión que va recogiendo en su progresión y el
“reconocimiento” de las zonas por las que transita hasta el lugar de destino. Esto posibilita la
instauración del CAP recorriendo las cavidades derechas “a ciegas”, sin necesidad de
fluoroscopia, aunque sí es obligado hacer una radiografía de tórax para verificar realmente su
perfecto emplazamiento.
En la ilustración se
pueden ver las distintas ondas
que iremos identificando en el
monitor en relación con las
zonas anatómicas que
crucemos, a saber: de
aurícula derecha (PVC),
válvula tricúspide, ventrículo
derecho, válvula aórtica,
arteria pulmonar y su
enclavamiento final. Al ir
avanzando es frecuente la
aparición de extrasístoles
ventriculares y otras arritmias
por estimulación del catéter en las paredes cardíacas. Normalmente no entrañan riesgo y se
resuelven por sí solas al movilizar el CAP.
capilares están abiertos. En la radiografía de tórax se puede apreciar que el catéter estaría por
debajo de la aurícula izquierda pero siempre teniendo en cuenta que las Zonas de West son
una clasificación un tanto artificiosa.
Por causas no bien conocidas, aproximadamente en el 25% de los casos, el enclavamiento
del balón no es posible, siendo este normofuncionante. En esos casos se asume la semejanza
entre la PAPd y la PCP con una diferencia de menor o igual a 5 mmHg de la primera sobre la
segunda, gradiente que mantiene el flujo anterógrado, siempre que no exista hipertensión
pulmonar, en cuyo caso, esta diferencia ya será mayor que 5 mmHg. Esta PCP es, además,
prácticamente equivalente a la presión que existe en la aurícula izquierda, dado que no existen
válvulas entre medias y nos da idea de la efectividad de bombeo del ventrículo izquierdo y su
precarga. Sendas presiones, PCP y PAP, son subsidiarias de la funcionalidad del ventrículo
izquierdo siempre que no existan afecciones en la válvula mitral. Por tanto, el aumento sobre
los valores normales es reflejo de la existencia de insuficiencia ventricular izquierda, una
insuficiencia mitral o sobrecarga de líquidos. No obstante, si la PCP está disminuida, es
indicativo de una disminución de la presión telediastólica (al final de la diástole) del ventrículo
izquierdo y disminución del GC merced a una hipovolemia. Por tanto, PAPd > PCP = PVP
(presión venosa pulmonar) = PAI (Presión aurícula izquierda) = PTDVI (presión telediastólica
del ventrículo izquierdo)
Lógicamente, la PCP se ve muy afectada por las presiones intrapulmonares e
intratorácicas, por lo que las medidas se pueden ver especialmente artefactadas por las
oscilaciones respiratorias, las espiraciones activas, la presión yuxtapericárdica (junto al
pericardio), la presión pleural, la presión abdominal y la PEEP. Una buena medida para paliar
estos problemas sería tomar el valor al final de la espiración o la sedación del paciente si no se
encuentra bien adaptado al respirador, aunque la PEEP, especialmente si esta es elevada,
puede igualmente sobreestimar la medición.
También puede darse un fenómeno de sobreenclavamiento cuando al inflado del balón, en
lugar de una onda (en una escala adecuada) aparece una línea recta que se sale de dicha
escala. Esto puede estar relacionado con un sobreinflado del balón o su alojamiento en una
arteria de pequeño calibre más periférica. Este fenómeno podría evitarse desinflando el balón y
volviendo a hincharlo con 1,5 ml de aire lentamente o, incluso recolocando el CAP.
Son criterios para la validación de la PCP la morfología de la curva auricular (curva de
PVC): que PAPd > PCP, que la SvO2 > 95% (parámetro que explicaremos a continuación) y
una placa de tórax que refleje su colocación en Zona 3 de West.
PC
P Módulo 6: Monitorización Hemodinámica
12 | P á g i n a
Otro parámetro de la máxima importancia que podemos obtener del catéter de Swan-Ganz
es la Saturación Venosa Mixta (SvO2), dato que se nos ofrece en el monitor en tiempo real
desde la incorporación al CAP de una fibra óptica que detecta por espectrofotometría la SvO 2.
Esta medida no podríamos conocerla de otra manera sino fuera tras la extracción de sangre
arterial por la luz distal y su determinación en laboratorio. Este proceso ha de hacerse, no
obstante, al menos cada 24 horas para la calibración del monitor, ya que los cambios en el
hematocrito interfieren en el resultado mostrado.
La SvO2 nos da información de la cantidad de O 2 que regresa a los pulmones al no
necesitarse su consumo por parte de los órganos en la circulación mayor. Se trata, pues, de
una reserva de oxígeno en el caso de que los requerimientos metabólicos del cuerpo
aumenten. Podemos entonces averiguar el Consumo de Oxígeno (VO 2) por parte del
organismo del paciente aplicando la ecuación VO 2 = GC x Hb x 13,8 (SaO2 – SvO2). Este
consumo de oxígeno depende, como puede apreciarse, de la hemoglobina del paciente, de su
oxigenación y de su GC siendo los principales mecanismos para atender una eventual
demanda extra de oxígeno, el aumento del GC y de la extracción de O 2 presente en esa
reserva, aumentando la frecuencia cardíaca y la contractilidad para eyectar más volumen.
El desbalance entre los requerimientos de oxígeno por parte de los tejidos y el aporte del
mismo conlleva la formación de ácido láctico. Por ello, una disminución de la SvO 2 de forma
prolongada puede reflejar un aumento de la acidosis.
Los valores normales de SvO2 se encuentran entre el 60 y 80%. De hecho, uno de los
objetivos en el paciente séptico es mantener la cifra en torno al 70%. Entre estos valores, se
puede asumir que la perfusión tisular es la adecuada. Si esta cifra desciende por debajo del
60% durante más de 3-5 minutos, significa que al cuerpo del individuo no le es suficiente con el
aporte actual de O2 y tiene que tirar de reservas para mantener la oxigenación tisular: ha
aumentado, por tanto, el consumo de oxígeno o bien su aporte es menor. Puede darse el caso
que la oxigenación sea la adecuada y que el consumo de O 2 permanezca invariable y que la
SvO2 siga siendo menor, en tal caso, el problema puede estar en la disminución del Transporte
de Oxígeno (DO2), es decir por un problema de disminución de GC o por depleción de la
hemoglobina. De cualquier manera, está estipulada una variabilidad espontánea en torno del
5% pudiendo alcanzar hasta el 20%. No obstante, una variación en su valor mayor del 5%
mantenida más allá de 10 minutos se considera un cambio significativo.
En sentido contrario a lo que pudiera parecer, valores altos de SvO 2 no conllevan de forma
obligatoria una oxigenación adecuada, puesto que puede estar ocasionado por un estado de
GC hiperdinámico con vasorregulación anormal como en el caso del shock séptico y
enfermedad hepática, pero también en casos de consumo bajo de oxígeno, propio de la
anestesia, relajación muscular, hipotermia, hemoglobina alta, CAP enclavado (refluye sangre
arterial), shunt entre las cavidades izquierdas y derechas del corazón e intoxicación por cianato
durante el tratamiento con nitroprusiato (las enzimas oxidativas se encuentran bloqueadas y no
se produce consumo de O2).
Para finalizar la descripción del CAP es imprescindible hablar de una de las características
más importantes y de mayor aplicación como es la determinación del GC y de otros parámetros
de monitorización hemodinámica funcional, entendida esta como la valoración de las
interacciones dinámicas de las variables hemodinámicas en respuesta a una perturbación
hemodinámica controlada, lo que viene siendo, explicado de una manera simple, obtener datos
que nos permitan valorar y predecir los cambios en el GC y volumen sistólico originados por un
incremento en la precarga como pudiera ser la infusión de volumen.
Por tanto, si queremos entender adecuadamente este apartado, es inexcusable definir
primeramente el Gasto Cardíaco (GC) que es la cantidad de sangre que el corazón es capaz
de bombear en un minuto. Su valor normal se sitúa aproximadamente entre 4 y 7 l/min. Esta
definición en términos operativos equivale a decir que GC = VS (Volumen Sistólico) x FC
(Frecuencia Cardíaca). Siendo el VS la cantidad de sangre eyectada por el ventrículo izquierdo
(habitualmente igual a la del ventrículo derecho) en cada latido.
Conocido esto, solamente subrayar que, pese a que el catéter de Swan-Ganz no es ni
mucho menos una tecnología nueva, continúa siendo el Gold Standard de referencia frente a
otros métodos de cálculo del GC ya que permite su medición directa y será, por ello, más fiable
que la medida arrojada por el resto de dispositivos más modernos.
El modo en el que el medimos el GC
Temperatura
del área bajo la curva que delimita el cambio de la temperatura a lo largo del tiempo, tal y como
aparece en la figura.
Conocido esto, para medición de calidad del GC, debemos hacer al menos tres
estimaciones distintas instilando entre 5 y 10 ml de suero fisiológico (salino o glucosado) a una
temperatura inferior a la corporal en no más de 4 segundos (inyecciones más prolongadas
pueden dar valores falsamente bajos), aunque siempre teniendo en cuenta que conseguiremos
curvas de termodilución de mayor calidad, y por tanto de mayor exactitud para el cálculo
posterior del GC, con temperaturas menores (suero más frío) y con mayor volumen inyectado.
De tal manera, lo ideal es utilizar inyecciones de al menos 10 ml a una temperatura de entre 0 y
5 ºC, volumen inyectado que habrá que introducir en el monitor para su correcto cálculo. En
caso de que la luz proximal del CAP no esté operativa, podremos efectuar la inyección en otro
catéter central ubicado en la aurícula derecha. En caso de tener una perfusión conectada a la
luz de inyección, ésta ha de ser detenida pues puede alterar la medición. Asimismo, la
medición del GC puede variar considerablemente durante las diferentes fases del ciclo
respiratorio, es por ello que se recomienda comenzar la inyección siempre en el final de la
espiración, aunque el tiempo de inyección dure más allá de dicho ciclo, por su menor influencia
en el resultado. Evitar la inyección durante movilizaciones del paciente o toses.
Idealmente, hay que realizar un mínimo de tres determinaciones, todas iniciadas en el
mismo momento del ciclo respiratorio (mejor al final de la espiración) y con el enfermo en la
misma posición (supino o semi-Fowler). Una vez efectuadas las tres instilaciones, a ser posible
por el mismo operador, se realiza un promedio y se descartan aquellas cuyo valor difiera en
más de un 10%, dándonos la medida final. La medición inicial puede ofrecer resultados
falsamente elevados ya que existe una diferencia significativa entre el suero a inyectar y la
propia temperatura a la que está el CAP en ese momento. Esto último puede evitarse
desechando esa primera detección o bien instilando unos 5 ml de suero frío para enfriar el
catéter a una temperatura semejante a la que adquiere durante el proceso de medida.
La medida del GC puede verse alterada en el caso de la presencia de insuficiencia
tricuspídea, en la que se produce un retroceso del líquido de inyección, proporcionando una
curva de termodilución prolongada y de baja amplitud que reflejará un valor erróneamente bajo.
También en casos de shunt intracardíaco los datos ofrecidos podrán estar alterados al alza o a
la baja por el paso de suero o sangre a través del shunt. En otras ocasiones, el CAP puede
estar muy progresado en la arteria pulmonar, de manera que el termistor quede parcialmente
aislado del torrente circulatorio, no llegando a detectar los cambios de temperatura sanguínea y
trazando curvas de termodilución que sobreestiman el GC. Finalmente, en casos de arritmias o
situaciones de bajo gasto, las estimaciones pueden perder también precisión.
Este sistema de la inyección de suero frío, aunque resulta bastante preciso, también es
poco operativo ya que, para conocer los cambios en el GC del paciente hay que estar haciendo
Como hemos visto, el GC es, con toda probabilidad, el parámetro hemodinámico más
importante que nos puede ofrecer el CAP, pero no es ni mucho menos el único. De unos años
a esta parte, se han incorporado algoritmos en el software de los monitores, proporcionando
muchas otras variables hemodinámicas medidas directamente o calculadas y, muchas de ellas
indexadas, es decir, además de en valores absolutos, puestas en relación con la superficie
corporal de la persona a estudio. Para ello se nos pedirán datos antropométricos del paciente
condiciones normales el VS derecho e izquierdo son equivalentes con lo que la FEVD será
reflejo de la FEVI o Fracción de Eyección del Ventrículo Izquierdo.
El cálculo de esta variable viene de la mano de la existencia de los termistores de
respuesta rápida porque pueden detectar los cambios de temperatura asociados a cada ciclo
cardíaco, dando como resultado una curva de termodilución en la que se registran varias
mesetas. El cambio de temperatura entre cada meseta es debido al “recalentamiento” de la
sangre por dilución con el volumen de sangre que entra de nuevo en el ventrículo. Como este
volumen de sangre será el VS, la diferencia de temperatura entre dos mesetas de la curva (T1-
T2) será la equivalencia térmica del VS. T1 será, por tanto, el equivalente térmico del volumen
al final de la diástole o Volumen TeleDiástólico Final del Ventrículo Derecho (VTDFVD o
RVTDEV en inglés), que nos permite calcular la FEVD, dado que FEVD = VS/VTDFVD x 1000.
Su valor normal está alrededor del 65%, ó 0,65 expresado en proporción. Mientras que
VTDFVD, la normalidad se sitúa entre 80 y 150 ml/m2. Este valor, por supuesto, también lo
podemos normalizar en base a la superficie corporal del paciente empleando el IVS en lugar
del VS, lo que constituye el IVDF.
• Índice de Trabajo Sistólico Ventricular Izquierdo (ITSVI, en inglés LVSWI) consiste en el
trabajo que realiza el ventrículo izquierdo para eyectar el volumen sistólico a la aorta. El trabajo
sistólico es una función de la carga de presión sistólica (poscarga menos precarga) y su valor
viene dado mediante el siguiente cálculo: ITSVI = IVS x (PAM – PCP) x 0,0136; se considera
normal un rango de entre 40-60 g·m/m2/latido.
• Índice de Trabajo Sistólico Ventricular Derecho (ITSVD o RVSWI en inglés) es el
trabajo que ha de hacer el ventrículo derecho para mover el volumen sistólico a través de la
circulación pulmonar y está en función de la carga de presión sistólica sobre el ventrículo
derecho calculándolo de la siguiente forma: ITSVD = IVS x (PAPm – PVC) x 0,0136; sus
valores normales están entre 4 y 8 g·m/m2/latido.
• Resistencia Vascular Sistémica (RVS o SVR en inglés), indicador de la poscarga que
ha de vencer el corazón izquierdo en el bombeo. Es la resistencia contra la que trabaja el
valores idóneos estarán entre 150-250 dinas·s·cm-5 y, como ocurría en el caso anterior,
podemos indexarlo sustituyendo el GC en la fórmula anterior por el IC. En ese caso obtenemos
IRVP (PVRI en inglés) en el que los valores 1-2 mmHg/l/min/m2 ó 1600-2400 din·s·m2/cm-5
marcan la normalidad.
de recambio más frecuente por sus problemas de mayor trombogenicidad y riesgo de infección;
aunque puede resultar útil en aquellos casos en los que sea imposible o desaconsejado el
acceso femoral.
Las bondades de este equipo en relación al CAP radican en su menor invasividad, dado
que la necesidad de vía central y arterial es frecuente en un enfermo de críticos, además de
que, mientras el CAP mide presiones fundamentalmente, de las que se infiere el estado de
precarga y volumen sistólico, el PiCCO calcula directamente volúmenes, por lo que estas
medidas no se ven artefactadas por las presiones intratorácicas ni por la diferente
distensibilidad de las cámaras cardíacas. No obstante, todos estos valores son, efectivamente,
calculados y no medidos directamente como en el CAP cuya medida del GC se sigue
considerando la más fiable.
El sistema PiCCO requiere de una calibración para su puesta en marcha así como la
introducción de datos antropométricos. La calibración habrá que repetirla cada 8 horas y
siempre que haya cambios hemodinámicos de importancia para que la fiabilidad del dispositivo
sea mayor. Esta calibración se realiza mediante la inyección de suero fisiológico frío
(preferiblemente menor de 8ºC) en no más de 5 segundos. Las cantidades a emplear son de 15
ml en el adulto y de 1,5 ml + 0.15 ml/kg en niños. Se repetirá la instilación un mínimo de tres
veces con objeto de promediar las medidas. Con este método, además de la calibración del
aparato logramos la determinación del GC mediante termodilución transpulmonar (TDTP) con
la ecuación de Stewart-Hamilton modificada: ; donde Tb es la temperatura
Asimismo, tras la inyección, el monitor también calcula el tCE o tiempo que tarda el
indicador térmico en atravesar el compartimento pulmonar, que al multiplicarlo con el GC
obtenemos el Volumen Térmico Pulmonar (VTP = GC x tCE); este VTP está constituido por el
Volumen de Sangre Pulmonar (VSP) y el Agua Extravascular Pulmonar (EVLW), de tal modo
que si restamos del ITTV el VTP, obtendremos otro de los datos de mayor importancia de los
que nos informa el PiCCO como es el Volumen Telediastólico Global (VTDG o GEDV en
inglés): GEDV = ITTV – VTP; que es el volumen total existente entre las 4 cámaras cardíacas
al final de la diástole. También se ha calculado que el ITBV es un 25% mayor que el GEDV, de
manera que ITBV = 1,25 x GEDV; de manera que se pone en relación el GEDV y el EVLW
puesto que, como vimos más arriba y despejando en la fórmula ITBV = ITTV – EVLW;
obteniendo, por tanto, que EVLW = ITTV – 1,25 GEDV.
Conocido el EVLW, resulta interesante deslindar el origen de ese agua extrapulmonar, a
saber, si su causa es por edema hidrostático, secundario a un mayor volumen y presión de la
sangre en los vasos pulmonares, o por un aumento en la permeabilidad vascular. Esta
permeabilidad pulmonar viene estimada por el monitor tras averiguar el Volumen Sanguíneo
Pulmonar, que constituye el 20% del ITBV. Así pues, el cociente entre el EVLW y el ITBV
constituye lo que se llama Índice de Permeabilidad Vascular Pulmonar (PVPi en inglés):
; y cuyos valores aumentados, pueden ser indicadores, según varios estudios, de
Una vez calibrado, el aparato nos ofrece el GC y el IC de forma continua. En este caso, en
lugar de por variación térmica, el PiCCO realiza un análisis de la onda de pulso. Es por ello por
lo que la curva de Presión Arterial ha de presentar una morfología óptima si queremos que los
valores mostrados por el PiCCO sean fiables.
Este método de determinación se basa en que el contorno de la onda de pulso es
proporcional al Volumen Sistólico (VS). El cálculo se realiza con el análisis algorítmico de la
onda de pulso latido a latido en la parte sistólica del área de la curva de la presión arterial,
correlacionando sus cambios con el volumen de sangre y teniendo en cuenta la elasticidad
aórtica según el modelo de Wesseling, según el cual: VS = Área Pulsátil Sistólica(APS) /
Impedancia Aórtica (ZA) y la APS = ∫ {PAO(t)-PTD} dt; de donde PAO es la presión de la aorta en
instante de tiempo t y PTD es la presión al final de la diástole. Para obtener la Z A es necesario
averiguar, el área de sección transversal de la aorta así que emplea factores de corrección
como la presión arterial, la FC y la edad, además de los datos obtenidos en la calibración.
En adición a las variables volumétricas, el PiCCO también nos ofrece datos de la función
cardíaca junto con el GC, como el Índice de Función Cardíaca (IFC o CFI en inglés) que refleja
el estado inotrópico del miocardio independiente de las presiones intratorácicas, la
distensibilidad miocárdica y el tono vascular. Así IFC = IC / GEDV; donde el IC es, como ya
sabemos el Índice Cardíaco.
Destacable también es la Variación de Volumen Sistólico o VVS, parámetro que viene dado
por la diferencia en el retorno venoso y, por tanto, los cambios experimentados en la precarga
a lo largo del ciclo respiratorio durante 7,5 segundos. Esta precarga es mayor en la espiración y
menor en la inspiración produciendo, como consecuencia, una variación en la onda de pulso
que es más importante en caso de menor volemia. Una VVS ≤ 10% es indicativo de una
situación óptima. Por su parte, de la mano de la VVS, se nos muestra también la VPP o
Variación de la Presión de Pulso. Refleja los cambios medidos en la presión de pulso arterial
debido al ciclo respiratorio, expresando en forma de porcentaje el cociente entre el valor
máximo de presión y el valor menor registrados a lo largo de 7,5 segundos. Estos dos
parámetros son llamados dinámicos puesto que nos proporcionan información de cómo el
corazón reacciona a los cambios de situación como pudiera ser un incremento de volumen.
Estos parámetros dinámicos han demostrado ser más útiles que los parámetros estáticos
crudos utilizados hasta ahora como las presiones en las cámaras o volúmenes de precarga, ya
que no reflejan de forma predictiva cómo va a manejar ese corazón los incrementos en la
volemia. Es decir, con los parámetros estáticos no sabemos en qué parte de la curva de Frank-
Starling de la contractilidad cardíaca se encuentra ese miocardio. De esta manera, si se
encuentra en la parte ascendente de la curva, un aumento de la volemia hará que se
incremente la contractilidad mejorando el VS y el GC de manera consecuente. No obstante, si
el músculo se encuentra en la parte plana de la curva, introducir más volumen no logrará esa
mejora en el GC y, probablemente, empeorará la situación.
En este sentido, el empleo de la VVS y la VPP como datos dinámicos nos dan mayor valor
predictivo, dado que si infundimos cantidades discretas de volumen que logren pequeñas
mejoras en la VVS (disminuyéndola) y su consecuente mejora en la VPP (también
disminuyéndola), significará que estamos ante un corazón respondedor: en la zona ascendente
de la curva. Por el contra, si no obtenemos descensos en la VPP se tratará de un corazón no
respondedor, esto es, en la zona plana de la curva.
Otro dato que nos informa acerca de la función cardíaca es lo que se conoce como la
Fracción de Eyección Global (FEG en inglés GEF). Conocemos que la Fracción de Eyección
ventricular es el cociente entre el VS y el volumen telediastólico ventricular, siendo uno de los
parámetros más importantes a la hora de valorar la función ventricular.
Pues bien, conocido el GEDV tras la termodilución, que es el volumen total existente entre
las cuatro cámaras cardíacas al final de la diástole, el cociente entre el VS y la cuarta parte del
GEDV constituirá la FEG ( ); que es medida de forma continua por el monitor
PiCCO.
Todos estos parámetros de los que se ha hablado nos dan mucha información acerca del
estado hemodinámico del paciente pero que es necesario interpretar adecuadamente para que
la actitud terapéutica se la idónea. De esta manera, podemos agrupar los datos según la
información que nos proporcionan. Así, nos encontramos con:
a) Parámetros que nos informan de la precarga:
• Volumen Global al Final de la Diástole (GEDV), cuyos valores indexados
(GEDVI) normales, como ya sabemos, en relación a la superficie corporal,
están entre 680 y 800 ml/m2
• Volumen de Sangre IntraTorácica (ITBV), en el que su valor indexado (ITBVI)
normal es de 850-1000 ml/m2
• Variación de Volumen Sistólico (VVS), que ha de ser ≤10%
• Variación de Presión de Pulso (VPP), de forma ideal ≤10%
Los monitores de PiCCO más modernos incluyen en los últimos años una conexión
habilitada para la incorporación de una fibra óptica y así leer la Saturación Venosa Central de
Oxígeno (ScvO2) y poder evaluar el consumo de oxígeno del individuo. Esta medida
sobreestima la SvO2 que nos da el CAP en un 5% pero correlaciona bien con este parámetro,
de modo que su tendencia nos puede dar información bastante representativa en este sentido.
Esta es básicamente la diferencia más destacable entre ambos métodos porque el resto de
cálculos parecen estar efectuados de forma análoga. Esto hace que ambos métodos puedan
ser perfectamente intercambiables, si bien el sistema VolumeView impresiona de utilizar un
algoritmo que hace la medición del GEDV más robusta frente al ruido térmico y la recirculación
que podemos encontrar al trazar la curva de termodilución con suero frío.
El tercer método a analizar es el LiDCO Plus® (LIDCO), siglas de Lithium Dilution Cardiac
Output. Se trata, igualmente de un método mínimamente invasivo sólo que, en este caso, la
determinación del GC se hace a través de una curva de litiodilución transpulmonar, esto es,
tras la infusión de mínimas cantidades de cloruro de litio (0,002-0,004 mmol/Kg) en el torrente
circulatorio. Se emplea litio como marcador porque este elemento no está presente en el
circuito sanguíneo, excepto en las personas en tratamiento con sales de litio, lo que permite
infundir mínimas cantidades obteniendo curvas con una señal estable, sin ruido de base que
nos puedan alterar el trazado. La dosis de litio infundida es tan pequeña que no tiene actividad
terapéutica ni toxicidad, aunque no se deben superar las 10 inyecciones diarias. De cualquier
manera, si no hay grandes cambios hemodinámicos en el paciente, una única calibración diaria
resulta suficiente.
La calibración se efectúa con una única infusión. Se realiza a través de un sensor que ha
de colocarse lo más cerca posible de la conexión de un catéter venoso, el cual puede ser de
inserción central o incluso periférica, mediante una bomba que empuje el marcador a un flujo
de 4 ml/min. Un sensor colocado en una arteria, que puede ser radial, detecta el voltaje creado
por el litio y sodio de la sangre creando la curva de concentración y tiempo o de litio-dilución.
Previamente habrá habido que introducir en el sistema la concentración sérica de sodio para
poder discriminar qué voltaje se debe únicamente al litio que introducimos.
El cálculo del GC se realiza utilizando la siguiente fórmula: ; siendo PCV
(Packet red Cell Volume) una magnitud representativa de los hematíes que hay en la sangre, y
que descuenta porque el litio solamente se difunde por el plasma, no por el interior de las
células. Equivale a dividir la concentración de hemoglobina del sujeto en g/dl entre 34.
Una vez se realiza la calibración, el LiDCO Plus obtiene los datos del análisis del contorno
de la onda de pulso de forma análoga a como se realiza en el PiCCO.
Este método también nos muestra variables como la VVS, la VPP, GEF y ITBV, pero no
brinda datos del agua extrapulmonar. Su método de medición de GC continuo es tan fiable
como el del PiCCO, si bien no necesita catéteres tan invasivos ni requiere de tantas
calibraciones. Como limitaciones, a las conocidas del sistema PiCCO y que serán compartidas
por todos aquellos métodos basados en supuestos similares de dilución y análisis de onda de
pulso, se ha de sumar la imposibilidad de su empleo en pacientes con tratamiento de sales de
litio y también en aquellos con perfusión de relajantes musculares no despolarizantes debido a
que son sales que pueden interferir con las mediciones y arrojar mediciones inexactas.
Para concluir con los métodos mínimamente invasivos, sólo mencionar el monitor Nico®
Novametrix (Respironics). Se trata de un monitor absolutamente distinto. Para obtener su
medición de GC requiere que el paciente esté intubado y utiliza el CO 2 como indicador. Parte
de la premisa de que el GC es proporcional al cambio en la producción de CO2 dividido por el
etCO2 resultante tras un breve período de reinhalación. No obstante, sus resultados no son
fiables si la PCO2 < 30 mmHg y si hay alteraciones de espacio muerto o de ventilación-
perfusión. Además, pequeños cambios en la medición de CO2 dan grandes variaciones de GC.
Actualmente, y según confirma la casa comercial, su desarrollo parece abandonado.
El sistema NICOM® (Cheetah Medical) está basado en los cambios de biorreactancia del
tórax. Consta de un monitor con cuatro electrodos que se colocan en el tórax del paciente. Los
electrodos que se emplazan en la parte externa del tórax envían una corriente de 75 KHz que
es recogida por los que están ubicados en la zona interna y que detectan los cambios de
amplitud y frecuencia de los estímulos eléctricos enviados. Estos cambios son interpretados
aplicando sus algoritmos a las fluctuaciones del volumen sanguíneo según el ciclo cardíaco, ya
que la corriente tiene menor resistencia a su transmisión en la aorta llena de sangre.
Esta técnica está limitada por la presencia de marcapasos monopolares (se artefactan las
señales eléctricas), pacientes con PAP > 60 mmHg (GC sobreestimado), insuficiencia aórtica
grave (el NICOM obvia la fracción de regurgitación, de modo que sobreestima el GC),
insuficiencia tricuspídea grave, alteraciones anatómicas de la aorta torácica como prótesis o
aneurismas (inexactitud en el cálculo), shunts intracardíacos, balones de contrapulsación y
asistencias ventriculares izquierdas de flujo continuo (como la aorta no tiene flujo pulsátil, el
NICOM no puede medir los parámetros).
un punto determinado durante un ciclo cardíaco) y la sección del vaso por la que transcurre, es
fácil hallar el flujo sanguíneo, así como GC, IC, VS y RVS.
VS = Área de sección del vaso x Distancia de Latido
GC = VS x FC
No es un método de monitorización continua y su utilización requiere, aunque rápido, de
cierto aprendizaje. Está limitado por la “ventana acústica”, no obstante, como tiene varios
emplazamientos posibles, este problema no resulta difícil de resolver.
Y los últimos dos métodos son el Hemosonic100® (Arrow) y el CardioQ® (Deltex) se trata de
dos equipos ultrasónicos basados en el efecto Doppler pero, en su caso, se trata de
dispositivos transesofágicos. Tienen un aspecto semejante a una sonda nasogástrica corriente
que se introduce igualmente por nariz o boca. Esta sonda contiene un emisor de ultrasonidos
que queda emplazado a nivel medioesofágico y emite ondas de ultrasonidos de 4-5 MHz. Este
lugar está anatómicamente muy próximo a la aorta descendente.
La diferencia entre ambas soluciones radica en la forma del cálculo del área de sección del
vaso ya que, mientras el Hemosonic100 efectúa una medición del diámetro aórtico mediante el
modo ecográfico M, el CardioQ estima este diámetro mediante nomogramas. Aunque estos dos
métodos sí que son realmente invasivos, poseen un buen perfil de seguridad estando
contraindicados en caso de tumores, esofagitis, estenosis, divertículos o varices esofágicas,
cirugía esofágica o traqueal reciente, diátesis hemorrágica y lesiones altas de columna con
riesgo de compromiso medular.
Actualmente, la comercialización del Hemosonic100 parece descontinuada.
CAP se encontraría indicado en los pacientes con situación circulatoria compleja en los que
resulte de importancia conocer la PAP, PCP y tener datos de oxigenación tisular.
Finalmente señalar que los sistemas no invasivos no están recomendados actualmente
para los pacientes más críticos, circunscribiéndose su utilización en aquellos menos graves o
para los que están ingresados en urgencias o plantas de hospitalización.
BIBLIOGRAFÍA
- http://www.cuidados-intensivos-sedar.es/manual-cuidados-
intensivos/monitorizacion-hemodinamica-minimamente-invasiva
- http://www.lidco.com/archives/LiDCOplus_brochure_1914.pdf
- http://www.vygon.es/wp-content/uploads/sites/4/2013/09/mostcare2012.pdf