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LA SAL DE LA TIERRA

La Sal de la Tierra (2014) es una película documental dirigida por Wim


Wenders y Juliano Ribeiro Salgado.
El documental se estrenó en el Festival de Cannes 2014, en la categoría Un
certain regard, ganando el Premio Especial del Jurado. Además, fue nominado
al Oscar al mejor documental largo y ganó el Premio del Público en el festival
Internacional de Cine de San Sebastián, el Premio de la Audiencia en el
Festival Internacional de Cine de Tromsø, el Premio Platino a la Mejor Película
Documental 2015, y el César a la mejor película documental.
Esta película documental versa sobre la vida y trayectoria profesional del
fotógrafo brasileño Sebastião Salgado. Este documental nos narra los
proyectos llevados a cabo por el fotógrafo, así como los motivos que le llevaron
a emprenderlos.
Sebastião Salgado es un fotógrafo sociocultural y fotorreportero brasileño
nacido en Aimorés (Minas Gerais, Brasil). Inició sus estudios en economía en la
Universidad de São Paulo. Tras casarse, Salgado y su esposa Lélia Wanick se
mudaron a París (Francia), donde finalizó sus estudios y comenzó a trabajar en
la Organización Internacional del Café (Londres, Reino Unido). Unos estudios
que cursó obligado por su padre pero que le ayudó en su labor de fotógrafo
sociocultural. Sus estudios en economía le ayudaron a comprender los
mercados, el comercio e industria, motor de la sociedad.
Encontró su vocación por la fotografía en un viaje de negocios a África. Al
regresar de su viaje, trajo consigo gran cantidad de fotografías captadas con la
cámara de su esposa Leila. Fue entonces cuando supo que su vida giraría en
torno a la fotografía. Como fotógrafo sociodocumental realizó fotografías
sociales crudas, mostrando las más grandes miserias humanas, crímenes
contra la población, las luchas por poder, dinero y territorio de pueblos y países
enteros, hambrunas causadas o permitidas por gobiernos…
Sus conocimientos de los mercados, el comercio y la industria, junto con su
enorme consciencia social y sensibilidad ante la injusticia, le convirtieron en un
gran fotógrafo humanista.
Al elegir una película documental tan premiada para su visionado, la primera
idea que surge es que debe ser buena. Sin embargo, la película es más que
una exposición sobre la trayectoria profesional de este gran fotógrafo. En el
documental se realiza una retrospectiva de toda su carrera, desde sus inicios
hasta su madurez. Pero no sólo narra su vida, también su cambio emocional.
La película dirigida por Wim Wenders y el propio hijo de Sebastião, Juliano
Ribeiro, utilizan una estética directamente relacionado con estética del
fotógrafo. Una estética de marcados contrastes, el mismo tratamiento de la luz,
imágenes en blanco y negro como elección principal y un ritmo similar, tanto
temporal como de planos.
Sebastião Salgado expone fotografías blanco y negro. Este estilo resulta
bastante acertado, en mi opinión, ya que se pierden matices con el color. Los
elementos quedan enmascarados con el color, llaman la atención visual y nos
distrae de la composición fotográfica. En las fotografías en blanco y negro, la
composición es mas importante: las líneas, las texturas, los contrastes
lumínicos saltan a la luz.
Cada fotografía, cada proyecto emprendido por Sebastião Salgado son
narrados por Juliano Ribeiro y el propio relato del fotógrafo. Salgado nos habla
a la cámara igual que sus imágenes, de manera frontal, directa y emotiva.
Conflictos internacionales, hambruna, éxodos, genocidios, mortalidad infantil…
Cada imagen, cada reflexión y cada emoción sumerge al espectador en una
realidad cruda y misera. Con cada proyecto, Salgado se hundía más y más en
la desesperanza, la desesperanza en la humanidad. Un animal cruel y
sangriento capaz de realizar las mayores atrocidades destinadas a su misma
especie.
Esta desesperanza, este negativismo en Salgado aumentaba con cada
proyecto. Cuando volvió a su tierra natal, se sentía enfermo. Su alma estaba
enferma por la masacre, el horror y la crueldad que alberga el ser humano.
Volvió a la finca de sus padres y su infancia, pero con un entorno bastante
cambiado. La selva atlántica brasileña que rodeaba su hogar ya no existía.
Se apartó de los horrores de la humanidad contra la humanidad para acudir a
la destrucción de todo un ecosistema. Un yermo paraje que antes albergaba
vida, árboles, ríos y cascadas.
Hay que destacar la labor de su esposa Leila Wanick en la obra de Salgado.
Mientras él viajaba, Leila contactaba con la agencia, con galeristas, y quien
realizaba el trabajo de edición de las fotografías para libros y exposiciones. No
solo fue esencial en la labor de Sebastião Salgado, también fue la impulsora de
Terra Nova.
Una vez regresado a esa tierra seca y sin vida, Leila tiene una idea
extraordinaria, replantar la selva y devolver la vida que una vez albergaron los
campos y las colinas, un terreno de 17.000 hectáreas. Así nació el Instituto
Terra, con el objetivo de preservar el medio ambiente.
Tras una década y tras esta experiencia, Salgado se plantea dar un giro radical
en su carrera fotográfica, un nuevo proyecto sobre la naturaleza. Mostrar la
naturaleza en su estado natural, anterior al hombre civilizado, un homenaje.
Viaja a lo largo y ancho del mundo tomando fotografías de la naturaleza, de
animales y tribus de seres humanos. Este homenaje al planeta fue la cura para
el alma hastiada de Salgado.
En "Génesis" Sebastião retrata las maravillas de la naturaleza y si bien las
fotografías de esa obra tienen mucho en común con su trabajo anterior,
encuadres, contrastes, luces, en este trabajo a diferencia de los anteriores se
busca dar una visión más positiva, una visión de que es posible mejorar el
mundo que se permitió arruinar si se trabaja en conjunto y se empieza a
apreciar la belleza de lo simple y la belleza de lo natural.

PATRICIA MONCAYO GONZÁLEZ

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