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DESUELLAMENTES

estilo directo, indirecto y disfunciones coloquiales

COSAS
EXTRAÑAS
de la gramática
Estilos directo e indirecto
Uno de los fenómenos más curiosos que presenta la deixis es el referido a los estilos directo e
indirecto. Si imaginamos el caso de un jefe que regaña a un empleado por el estado de la
oficina, ese empleado puede contar el regaño a un compañero a la mañana siguiente
diciéndole: El jefe me dijo ayer: "Mañana irá a su oficina la limpiadora y yo mismo le
ayudaré a barrer la porquería que tienen en aquel rincón", repitiendo exacta y literalmente,
en estilo directo, todas las palabras pronunciadas por el jefe. Pero también podía haber
dicho a su compañero las mismas palabras del siguiente modo: El jefe me dijo ayer que hoy
vendría a nuestra oficina la limpiadora y que él mismo le ayudaría a barrer la porquería
que tenemos en este rincón. Si se comparan ambos mensajes, se apreciará que todas las
deixis empleadas en el primero han sido sustituidas por otras de su mismo tipo en el
segundo, según un modo especial de conversión del estilo directo en otro denominado
estilo indirecto. No se agotan aquí las posibilidades de repetición de un mensaje emitido por
otro interlocutor; también podía haber comentado el empleado a su compañero: El jefe
estaba ayer enfadado y lo dijo muy claro: iba a venir hoy la limpiadora a la oficina y él
mismo iba a barrer la suciedad que hay en el rincón, en una especie de estilo indirecto libre.
El estilo directo
El estilo directo consiste en la repetición exacta y literal de lo
emitido por un interlocutor. Se realiza colocando tras un verbo de
lengua (como decir, pensar, recitar, cantar, preguntar,...) las
palabras textuales emitidas. En la escritura, han de ser estas
incluidas entre comillas tras los dos puntos, como en el ejemplo de
arriba [o en renglón aparte, intercalando el verbo de lengua entre
rayas (... -dijo el jefe-...) o colocándolo al final (... -dijo el jefe.)].
El estilo indirecto
El estilo indirecto consiste en la repetición no literal, pero lo más exacta posible, de lo emitido
por otro interlocutor. Presenta distintas posibilidades de expresión:
la más corriente consiste en la expresión de la idea emitida por el interlocutor, no sus palabras
textuales, pero ateniéndose a las siguientes normas:
colocación tras el verbo de lengua de la conjunción que si se trata de la reproducción de
una oración enunciativa, como es el caso del ejemplo que hemos utilizado arriba.
colocación tras el verbo de lengua de la conjunción si (o que si) si se trata de una
interrogativa total: Me preguntó (que) si íbamos a limpiar la oficina. Para la reproducción de
interrogativas parciales, el interrogativo correspondiente sigue a la conjunción que: Me
preguntó que cuándo íbamos a limpiar la oficina.
producción del cambio correspondiente en todas las deixis implicadas:
temporal: mañana--->hoy
espacial: aquel--->este
personal: yo mismo--->él mismo
verbal: ayudaré--->ayudaría
léxica: irá--->vendrá
Pero no siempre se sigue esta norma general ya que en muchos casos
sería ridícula la formulación exhaustiva del estilo indirecto. Así, al estilo
directo de ¿Cuántas veces te he dicho que te calles? no procede el
indirecto Me preguntó que cuántas veces me había dicho que me
callara, sino Me dijo que me callara.

De modo semejante ocurriría si pretendemos convertir en indirecto


Recitó: "En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero
acordarme..." diciendo ...de cuyo nombre no quería acordarse.... Lo
mismo ocurre con los vocativos: "Cállate, Juan" no puede producir el
estilo indirecto Me ordenó que me callara, *Juan. Y hasta el mismo
hablante parece colocar en estilo indirecto sus propias palabras cuando
dice ¡Tenías que haberte callado, digo yo!
El estilo indirecto libre
El estilo indirecto libre consiste en una mezcolanza de directo e indirecto,
más literaria que coloquial. Se trata de convertir al interlocutor que habla
en una especie de narrador que mezcla a su antojo su visión personal de lo
dicho por el otro interlocutor con formas indirectas.
Disfunciones coloquiales
Las disfunciones coloquiales son ciertas alteraciones de la deixis normal, asumidas por la
lengua, en las que aparenta producirse un error en la consideración de la persona, el lugar o
el tiempo reales y correctos de la deixis utilizada; así, el camarero que atiende a una mujer,
por ejemplo, puede preguntarle sin dirigirse a ella en segunda persona sino en tercera:
¿Qué va a tomar la señora? (en vez de ¿Qué vas a tomar tú?) y lo mismo ocurre con ¿Qué
va a tomar usted?

Algo semejante sucede cuando alguien dice: Con este ruido no oyes nada, cuando el que
"oye" no es el tú sino el yo. Análogo sería también el caso de quien dice: El vago no va hoy
a trabajar, o Los chilenos somos muy simpáticos, o Ayer hemos ido de viaje, o
Cervantes escribe una página del Quijote y se acuesta, o ¿Cómo estamos esta
mañana, abuelo?,... Se trata siempre de casos muy cercanos a la discordancia.

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