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Eugène Delacroix, La barca de Dante

Título: La barca de Dante

Autor: Eugène Delacroix

Cronología: 1822

Técnica: óleo sobre lienzo

Medidas: 189 cm x 241 cm

Tema: Literario

Localización: Musée du Louvre (París)

Autoría: Sonia Expósito Caparrós

Asignatura: historia del arte del S.XIX

Profesor: Pascual Patuel Chust


Eugène Delacroix, La barca de Dante

Al igual que el Neoclasicismo, el Romanticismo compartió una gran intencionalidad,


y se expresó de una forma más subjetiva y menos racional. Otro factor diferenciador es
que mientras el Neoclasicismo pretende expresar valores universales y eternos, el arte
romántico es la propia sensibilidad del artista. Es un arte que identificamos con los
sentimientos y la pasión, y no con la razón 1. Con el romanticismo se recupera el
predominio del color y el dinamismo de la composición sobre el dibujo y la forma.
Veremos esta tendencia a partir de un caso concreto: La barca de Dante o Dante y
Virgilio en los infiernos, obra de Eugène Delacroix.

1. Localización

Antes de iniciar nuestro discurso, debemos ofrecer algunos datos biográficos


respecto al autor de la obra en cuestión y de esta forma aproximarnos mejor al
fenómeno artístico. Se trata de Ferdinand Victor Eugène Delacroix, nacido en 1798
cerca de París en el seno de una familia de altos funcionarios del Directorio. Pertenecía
al grupo de los grandes revolucionarios de Francia, no podía aceptar las normas de la
Academia, no soportaba esa insistencia por la corrección en el dibujo puesto que
consideraba que el color era mucho más importante. Recibió aún así formación
académica, creciendo en un ambiente muy refinado y empapándose de gran cultura.
Tuvo entre otros maestros al considerado el primer pintor importante del romanticismo
francés; Gèricault por el cual sentía una gran admiración.
Coincidió con él en el taller de Guérin y quedó fascinado por El rayo de la medusa,
posiblemente esta fue su influencia más clara para pintar el cuadro a analizar ya que
vemos rasgos similares en la disposición de las figuras humanas –dramáticas- encima de
una barca movida por las olas del río.

En sus obras demostró siempre una gran admiración por Rubens y por otro lado las
obras de Byron tuvieron un papel clave en la formación de su carácter 2. Además
acusaba a la mayoría de pintores clasicistas de interpretar de forma errónea el arte
antiguo. De esta forma para nuestro pintor, Tiziano y Rubens eran quienes afinaban más
captando ese espíritu de la Antigüedad3. En 1825 se trasladará unos meses a Inglaterra y
1
MARTIN REYNOLDS, Donald, 1985, p.8-11
2
GRACIA, Carmen, 2018, p. 95.
3
HONOUR, Hugh, 1984, p.221
Eugène Delacroix, La barca de Dante

allí se interesó por el pintor paisajista John Constable, del que intentará captar esa
sensación de atmósfera que vemos en el fondo de sus obras y que sin duda marcará un
antes y un después en la progresión de su pintura. También sentía mucha admiración
por un gran paisajista francés de su generación, Jean –Baptiste Camille Corot, pintor
decidido a plasmar la realidad de una forma muy cálida y con gran quietud.

Un hecho importante en su biografía es que fue designado como pintor


documentalista y de esta forma viajó por Marruecos y Argelia de donde volvió cargado
de bocetos y dibujos. Allí fue invadido por las luces y el color, y toda esta experiencia
la trasladará a sus futuras obras. Delacroix dejará de abordar la pintura histórica,
rompiendo así con la tradición, hecho que molestó a los conservadores. Su fuente de
inspiración será la literatura, y esto será extraño, pues lo más común era tratar temas
históricos, y nos conducirá hacia la despedida del neoclasicismo. Delacroix fallece el 13
de agosto de 1863 siendo considerado por los pintores más jóvenes como el verdadero y
único maestro de su tiempo4. Tanto es así que su pintura romperá con los
convencionalismos de la Academia.

La obra que describimos será presentada en el Salón en 1822, y a pesar de ser la


primera que muestra ante un gran número de críticos y público, será adquirida por el
gobierno francés, concretamente por Luis XVIII para el Musée Royal y es de esta forma
como consigue entrar en el círculo de los grandes artistas.
Suscitó un gran escándalo y así lo describía Alberto Martini en 1964: “inauguran
aquella polémica estéril entre romanticismo y clasicismo, entre dibujo y color que le
perseguirá toda la vida. En resumen, la contraposición esquemática entre Ingres y
Delacroix”. Ya en 1893 se publican en París unos diarios que hablan en primera
persona de su evolución tanto artística como pictórica. Actualmente la obra se encuentra
expuesta en el Musée du Louvre con un alto grado de conservación.

2. Análisis formal

4
Entender la pintura: Eugène Delacroix, 1989, p.4
Eugène Delacroix, La barca de Dante

El primer nivel de análisis que contemplamos se detiene en el estudio del nivel


morfológico de la imagen. Esto significa hablar de su composición, el dibujo, la
distribución de la luz y los colores, materiales y procedimientos técnicos. Respecto a los
aspectos materiales y procedimientos técnicos, La barca de Dante está realizada
utilizando el óleo sobre lienzo y utiliza un soporte de 189 x 241 cm unas buenas
dimensiones para presentarlo en el Salón. Sobre este lienzo se despliegan una serie de
personajes, dos de los cuales aparecen en el centro de la composición y que junto a los
cuerpos desnudos que aparecen bajo ellos y a nuestra derecha, forman una estructura
triangular. Es esto lo que mantiene aquí Delacroix de los procedimientos clásicos. Esta
composición piramidal es ayudada en gran medida por la luz ya que nos permite
percibir más claramente lo descrito.

Boceto para la Barca de Dante, 1821.


Dibujo en tinta acuarelada. París, Musée
du Louvre, Cabinet des Dessins.

En la representación de los cuerpos vemos una clara influencia de los modelos


pictóricos y escultóricos de Miguel Ángel, donde destaca la musculatura atlética, las
figuras voluptuosas y la energía comprimida. Si bien, aquello que introduce Delacroix
es que indaga más allá de lo visible, exaltando los sentimientos y las expresiones
cuidadas de cada personaje.

De esta forma podemos llegar a sentir esa violencia macabra. Las figuras parecen
angustiadas, tanto es así que aparecen retorciéndose en grandes escorzos; sin duda
percibimos el sufrimiento en sus rostros y en ocasiones dan la sensación de estar
desfigurados. Podríamos decir que en sus composiciones relaciona el realismo de los
personajes con un toque clasicista, a sabiendas de lo poco academicista que se
consideraba.

En la base de la obra encontramos personajes desnudos –los condenados, almas


perdidas del infierno- algunos moribundos y otros personajes que todavía están activos,
Eugène Delacroix, La barca de Dante

y observamos cómo hacen esfuerzos y luchan por permanecer con vida intentando subir
a la barca. Entre ellos destaca el personaje que aparece a nuestra izquierda y que hace
grandes esfuerzos, incluso con la boca, para no permanecer más en el agua. Tanto es su
esfuerzo que podemos observar la ira contenida en sus ojos, y aquí nos muestra una vez
más este pintor romántico su maestría. Lo que predomina en la obra es también la paleta
cromática tenebrosa, que acentúa el incontrolable sentimiento de la desesperación. Es
un rasgo extraído del barroco, con esas tonalidades cálidas como las de Rubens, de esta
forma los tonos azules, marrones toman protagonismo en la escena.

La expresión del dibujo es una sensación de figuras torcidas y deslizadas, con mucho
movimiento, para ello se ayuda de pequeñas pinceladas pero con movimientos rápidos
para no perder la emoción y dar así a la obra un aspecto inacabado. Respecto a esto, el
artista escribe en su diario: “Es mucho más importante para un artista acercarse al
ideal que lleva en su interior, que le es propio desde siempre, en lugar de contentarse
con ese ideal mutable que le ofrece la naturaleza”, es decir, sus pinceladas irregulares y
de espesores diferentes son “hachazos del sentimiento”. Esta pincelada libre hace que
parezca que estamos ante una escena teatral. Junto al color, la luz es otro elemento
morfológico que debemos destacar ya que está relacionado con la forma de tratarla en el
Barroco e incluso en épocas anteriores.

Una influencia que rescata Delacroix aquí del Barroco es el tenebrismo de


Caravaggio, que utilizaba para intensificar los efectos de desesperación y esperanza al
mismo tiempo. Lo que tenemos es una luz contrastada que busca acentuar el sentido de
dramatismo. Gracias a esta luz se perciben las formas, las texturas y las graduaciones de
colores. Si atendemos a la calidad de la luz, podemos distinguir que la fuente de
iluminación es natural. En definitiva, podríamos hablar de una iluminación dura, es
decir, de fuertes contrastes de luces, con presencia de tonos negros y claros en todo el
entramado compositivo. Una luz capaz de iluminar todo el espacio, donde siempre
vemos fuertes contrastes. En consecuencia, el dibujo está enormemente difuminado,
difícilmente vemos los contornos. Es decir, le daba importancia al color y la
composición, sus formas están hechas a partir de masas de color y no con líneas
definidas, característica a la que estaba acostumbrada la Academia. La pintura, el color
y la luz se han impuesto al dibujo escultórico propio del neoclasicismo.
Eugène Delacroix, La barca de Dante

Las obras de los románticos eran juzgadas por una


mentalidad académica que todavía controlaba en gran
medida las academias. Es importante además,
destacar el fondo de la obra donde consigue captar la
inmensidad de la naturaleza con una luz crepuscular,
y percibimos una ciudad sin apenas contornos,
resaltando con colores cálidos toda su forma. Esta
parte contrasta claramente con el lado derecho del
[Fig. 1] Triángulo cromático construido
cuadro donde vemos que el color ha cambiado y según un esbozo de uno de los carnets
del pintor
aparece una especie de noche cerrada, como si
empezase una gran tormenta. Podemos decir que Delacroix y los demás pintores del
S.XIX anticipan lo que conocemos como círculo cromático [Fig. 1], es por ello que en
el fondo de la escena utiliza dos colores secundarios –naranja y azul- que a su vez son
colores complementarios.

Hemos visto a partir de este primer análisis formal como su trabajo artístico ha sido
altamente influido por Miguel Ángel y por Rubens. En esta obra se acentúan los efectos
lumínicos y atmosféricos, el interés por el movimiento, variedad en los gestos de los
personajes… unas características que definen el romanticismo.
Y como era de esperar, todo este carácter subjetivo del arte romántico provocó un
cambio profundo en la expresión artística del siglo XX.

3. Análisis del contenido

Para realizar esta obra, Delacroix se basó en un poema de época medieval muy
conocido: La divina comedia, de Dante Alighieri, poeta italiano que goza de gran fama.
Este poema está estructurado en tres partes, y concretamente este lienzo representa el
descenso al infierno y al purgatorio de Dante acompañado de Virgilio. Esto nos permite
arrancar en un primer nivel de interpretación de la obra, y explicar la dramática escena
que quiso representar Delacroix en este lienzo. El poeta describe en el canto el Infierno
nueve anillos en forma de cono invertido donde cada condenado, dependiendo de la
gravedad del pecado, reside en un anillo diferente. Tras flanquear el vestíbulo, Dante y
Virgilio llegan a la barca que les permite cruzar el río –imagen representada en este
lienzo.
Eugène Delacroix, La barca de Dante

En el centro de la composición aparece por un lado Dante en el extremo izquierdo y


junto a él Virgilio de pie sobre la barca. Alrededor de ellos encontramos cuerpos
desnudos retorciéndose sobre sí, mientras que el personaje que está a nuestra derecha
vestido con una ligera tela de tonos azules lo identificamos como Caronte, el guardián
de la barca quien al saber que Dante procede del mundo de los vivos no quiere cederle
el paso. Virgilio se impone aquí, y el poeta sube a la embarcación.
La escena se desarrollaría en el río Estigia según Virgilio en su Eneida que en la
mitología griega constituye el límite entre la tierra y el mundo de los muertos. Si bien
para Dante el río que en realidad transitaba Caronte era el Aqueronte, considerado como
una derivación de la laguna Estigia, río casi estancado y que constituye el borde del
infierno. En el fondo aparece representado el infierno por la ciudad en llamas de Dite,
custodiada por ángeles caídos –representada por Gustave Doré en El desembarco
delante de los muros de la ciudad de Dite.

En busca de apoyo, Dante alarga su brazo izquierdo hacia el antiguo poeta romano
Virgilio. Aparece vestido con un hábito blanco y con una capa verdosa y tiene la cabeza
cubierta con una tela roja que rodea también la parte del pecho. Su rostro, expresivo,
muestra cierta repulsión hacia los personajes desnudos –los condenados.
Por su parte, Virgilio lleva una capa marrón y porta una corona láurea formada por
ramas y hojas de laurel. Esto simboliza la victoria, el triunfo, la prosperidad.
Entre todos los detalles que hemos podido observar en esta obra, nos ha llamado la
atención la forma en la que muestra los fenómenos naturales nuestro artista, y que si
echásemos un vistazo a otras obras del mismo podríamos comprobarlo con mayor
claridad.

4. Bibliografía
Eugène Delacroix, La barca de Dante

- EISENMAN, Stephen F. Historia crítica del arte del siglo XIX. Madrid: Akal,
2001.

- GRACIA BENEYTO, Carmen. Història de l’art del segle XIX. València:


Universitat de València, 2000.

- HONOUR, Hugh. El Romanticismo. Madrid: Alianza Editorial, 2002.

- MARTIN REYNOLDS, Donald. El siglo XIX. Barcelona: Gustavo Gili, 1985.

- LORENTE, Jesús Pedro et al. Manual de arte del siglo XIX. Zaragoza: Prensas
Universitarios de Zaragoza, 2012.

- Entender la pintura: Delacroix. Barcelona: Orbis Fabbri, 1989.

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