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Estructura

El libro está constituido por episodios independientes (tratados). El puente de unión es la figura de Lázaro. Cada
episodio permite un tipo de sátira distinto y el comportamiento del niño cambia. Termina siendo pregonero en
Toledo. Al final, Lázaro se casa, aunque el amor no tiene importancia para él.

El pregonero Lázaro de Tormes narra su vida, desde que nace en Tejares (Salamanca) hasta que obtiene aquel
cargo en Toledo. La obra está dividida en siete Tratados.

Los tres primeros tienen una organización gradual, y su tema fundamental es el hambre:

 en el Tratado I, el protagonista sirve a un ciego tacaño y mezquino, a quien tiene que engañar para
poder comer; el entrar a servirle es un niño inocente, pero a su lado aprende varias malicias, y cuando lo
abandona sabe más tretas que él;
 sirve, en el Tratado II, al cura de Maqueda (Toledo), un clérigo avaro que no lo alimenta y a quien tiene
que robar los bodigos (panes que ofrendan los fieles);
 en el Tratado III, cuando parecía que no cabía más ruindad, Lazarillo sirve a un escudero sin fortuna, en
cuya casa no hay absolutamente nada; pero lo trata bien; en este Tratado, Lazarillo mendiga para
alimentar a su amo;
 Lazarillo no sufre hambre con el cuarto y quinto amos; el Tratado IV es muy breve, apenas un párrafo;
aquí se narra básicamente la historia de su amo, un fraile muy liberal;
 en el Tratado V se cuenta como su nuevo amo, un vendedor de bulas (privilegio que el Papa concedía a
quienes las compraban), engaña a unos crédulos aldeanos; harto de estos últimos dos amos, los abandona
cuando se cansa de ellos;
 el Tratado VI, también muy corto, habla de su servicio a un maestro de pintar panderos y a un
capellán, que lo emplea como aguador; con este último consigue sus primeros ahorros que emplea para
comprar ropa;
 finalmente, en el Tratado VII, tras servir como auxiliar de un alguacil, obtiene el cargo de pregonero
real, lo protege un arcipreste y se casa con una hija suya, lo que da mucho que hablar en la ciudad (el
caso); su largo “aprendizaje” ha terminado; ya puede aceptar la deshonra como una felicidad.

Estilo

“El Lazarillo de Tormes” manifiesta el ideal de simplicidad expresiva que alentó en muchos escritores
renacentistas. El autor presta su pluma a un inculto pregonero que jamás fue a la escuela; por esa razón, era
necesario que Lazarillo escribiera en un estilo natural y sin primores.

Una escasa parte del libro es dialogada; el lenguaje es muy coloquial en esas partes:
“Tío, una llave de este arca he perdido, y temo mi señor me azote. Por vuestra vida, veáis si en ésas que traéis
hay alguna que le haga, que yo os lo pagaré.”

En lo descriptivo y narrativo no se observan artificios. Las frases se suceden con espontaneidad, como si no
estuvieran planeadas, y los párrafos se alargan para añadir claridad:
“Pues estando una noche desvelado en este pensamiento, pensando cómo me podría valer y aprovecharme del
arcaz, sentí que mi amo dormía, porque lo mostraba con roncar y en unos resoplidos grandes que daba cuando
estaba durmiendo. Levantéme muy quedito y, habiendo en el día pensado lo que había de hacer y dejado un
cuchillo viejo que por allí andaba en parte do le hallase, voyme al triste arcaz, y por do había mirado tener
menos defensa le acometí con el cuchillo, que a manera de barreno dél usé.”

Al desconocido novelista no le interesa la elegancia de la frase, porque el responsable del estilo es Lazarillo: hay
repeticiones de palabras (pensamiento/pensando, un cuchillo/con el cuchillo), palabras muy comunes (roncar,
resoplidos); lo importante para el narrador es la exactitud del lenguaje.
“El Lazarillo de Tormes”, a pesar de su lenguaje simple y natural, es una obra maestra de la narrativa
renacentista española.

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