Está en la página 1de 1

Bar

Llegamos al bar. Nos sentamos cerca de la ventana. Pedimos té. Para dos.
Nuestras miradas se encontraron. Algunas veces. Otras veces, no. Hablamos de
nuestro amor. Nuestras fantasías, los proyectos. Tomamos el té. Fumamos. La
noche estaba fresca. Queríamos pasarla juntos. Nos lo dijimos. Inclusive reímos.
Muchos años atrás, cuando en lugar de noche erra el día, y en lugar de té, café,
empezamos a enamorarnos. En ese mismo bar. Los mozos cambiaron. Llamé a
unos de ellos. Pagué el té. Salimos del bar. La acompañé. Nos despedimos con
un beso. O dos, o tres. Y un adiós eterno. Final. La luna llena iluminaba el
asfalto. Llegué a casa. Me acosté. En la cama había un lugar vacío. Muchos años
atrás, cuando en lugar de noche era el día, y en lugar de té, café, empezamos a
enamorarnos. En ese mismo bar. Los mozos cambiaron.
26 de Setiembre, 1988

También podría gustarte