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BIOGRAFIA

“Si quieren saber de mí no me


busquen en mis redes sociales. Si
algún día quieren saber de mí, me
encontrarán en mi pueblo. En la
casa de mi abuela, donde juntos
compartíamos tardes de exquisito
café.

En el patio de mi casa, donde con


mi hermano jugábamos por horas;
en mis vecinos y amigos que me
vieron crecer; en esas calles llenas
de polvo donde quedaron las
huellas de mis pasos, allí inicia la
historia de mis escritos, esos
escritos que tienen parte de mi vida.

En las aulas y cada rincón de mi


pueblo; allí donde quedaron
grabadas mis sonrisas y tristezas.
Allí, donde viví mi primer amor… Allí, encuentro mi inspiración. Porque soy
pueblo, porque soy La Esmeralda”.

Rulber Barrozo Ravelo nació el 19 de Noviembre de 1988 en La Esmeralda –


Arauquita – Colombia. Recibió su formación primaria y básica en la Institución
Educativa José María Carbonell. Posteriormente se formó como Contador Público
en la Universidad Cooperativa de Colombia – Sede Arauca.

Desde muy niño despertó su interés por la literatura, gracias a las fábulas del
escritor colombiano Rafael Pombo; de la cual recuerda con más cariño “El
renacuajo paseador”.

Su gran pasión por la lectura y las grandes historias que creaba en su mente, lo
llevo a plasmarlas en un papel. Así, a los 8 años da origen a su primer cuento;
fortaleciendo el anhelo de ser un escritor profesional y dedicarse de tiempo
completo al arte de las letras.

Desde entonces, ha escrito cuentos, fábulas, poemas y otros relatos. Además,


actualmente trabaja en su primera novela

.
DESTINOS

¿Qué tan cierto será que el destino de cada quien ya está escrito? ¿o para cada
quién hay una persona destinada desde que nació hasta sus últimos días? No sé si
para algunas parejas sea coincidencia o no, a veces creo que hay amores que por
mas que pase el tiempo y se separen, su vidas y su corazones están unidas para
siempre. Tarde o temprano el tiempo les dará la oportunidad de volver a estar
juntos.

Asi fue nuestra historia. Empezamos con un “Hola” y a los días ya nos decíamos
te extraño. Las conversaciones por chat se volvieron frecuentes, nos fuimos
conociendo por cada palabra que escribíamos y fuimos descubriendo que eramos
el uno para el otro. Aunque ella en ese momento tenía novio, ese novio que no
llenaba el vacío que ella tenía, ese mismo que la abandonaba por correr detrás de
su amigos a fiestas y tardes de fútbol. Yo llegué sin pensarlo y ella llegó a mi vida
sin avisar. De los chat pasamos a llamadas, llamadas que comenzaron con dos
minutos, con el pasar el tiempo se volvieron horas.

Noches enteras hablando de cualquier cosa que llegara a nuestra mente, el tema
nunca tuvo una importancia. No nos cansamos de hablar, el sólo escuchar nuestra
voz era suficiente. cada quién acostados en sus camas con el cuerpo de lado y la
otra parte de la cama vacía deseando tenernos. Sentir el calor de nuestros cuerpos,
de un abrazo y de un beso que acortara nuestra distancia.

Un veinte de julio celebración del día de la independencia, en las gradas de un


coliseo nos vimos por primera vez. Era la presentación de varias delegaciones de
banda marciales en conmemoración a la fecha. Mis manos frías, mis labios
tartumedeaban, ahí parada frente de mi estaba ella, hermosa como lo había
imaginado mi mente. Sus labios, su sonrisa todo me atraía, el miedo se apoderaba
de mi, el miedo de que ella no sintiera lo que sentía por ella, el miedo al rechazo.

Ese encuentro dividió nuestras vidas, despues de ahí las conversaciones dejaron de
ser frecuentes poco a poco nos fuimos alejando. Ella decidió poner de su parte para
que la relacion con su novio mejorara, yo traté de colocar unas vendas en mi
corazón. Me ilusioné tanto, la culpa ni siquiera era de ella, era totalmente mía por
querer entrar en una relación donde yo no tenía espacio.

Asi pasaron unos años y volvimos a vernos otra vez, volvimos a saludarnos y me
di de cuenta que las raices del amor hacia ella empezaba otra vez a florecer, que
nunca la deje de querer, nunca la deje de amar, ella siguio en mi. Prisionera en mi
corazón. Fue una buena conversación, como los mejores amigos adelantando
cartilla despues de tanto tiempo. Ella vivía con un hombre que la hacía felíz, dentro
de su barriga el fruto de su amor.

Otra vez volvimos a decir adiós, ella tenía un compromiso que yo debía de respetar.
Me pasó una vez, me entrometí en amores que no debía, esta vez los años me
enseñaron que debia de aprender a respetar. Muchas veces la vi pasar por la calle
con su hermosa familia, yo desde la ventana de una cafetería moría de celos por no
ser el hombre que la llevara tomada de la mano y muchos menos el padre de su
hermosa hija, hermosa como lo es su madre.

Al cabo de unos meses arregle mis maletas y acepté el trabajo que me ofrecieron
unos amigos en el extranjero. En ese avión me monté con mis ilusiones, con mis
sueños, con la esperanza de que asi estuviera lejos mi corazón todavía la llevaría
conmigo y su recuerdo en mi memoria.

Pasados dos años de mi viaje, asi como al principio un mensaje, pero no cualquier
mensaje, llegó a mi chat. Un “Hola” de esa persona que todavía seguía en mi
corazón, que añoraba y extrañaba como los primeros días de invierno luego de
haberse ido la primavera. No hubo timidez, nos extrañábamos, deseamos tenernos
al lado, que nuestros labios dieran la danza del rito de nuestro gran amor. Ella
nunca me olvidó, asi como yo nunca la olvidé a ella.

Su matrimonio no fue el mejor, las cosas cambiaron y lo mantenia vivo esa


hermosa bebé que llegó en el momento que florecían las plantas del jardín por el
suspiro de su amor. Pero al jardinero se le olvidó regar y la planta se marchitó.

Las señales eran claras, era ahora o nunca. El amor no te llega dos veces y la vida
no te da segundas oportunidades. Yo la amaba y ella a mi, los dos eramos felices
solos hablando a travez de un celular porque la distancia impedia nuestra presencia.
Una tarde asi como hice maletas para partir, también hice maletas para volver. Pero
esta vez era diferente, no podía dejarla escapar otra vez, como ella no encontraria
a dos. Solo bastaron unas horas para poner pie otra vez y pisar la misma tierra y
estar a su lado.

Empezamos desde cero, sin nada, sólo nos teíiamos a los dos. Yo la amaba igual
como tambien adoraba a su hija, la cual también vi como si yo fuera su padre.
Hermosa e inteligente como su madre, las quería a las dos. Después de tantos años
hoy seguimos juntos, la vida nos ha cambiado y nos llegó la suerte. El amor estaba
de nuestro lado. Hicimos un puesto más en el comedor de la cocina, un niño había
llegado a nuestras vidas, el fruto de este amor que no tiene una final.
FIN.

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