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LA CUERDA FLOJA ENTRE LA DIGNIDAD Y LA ESCLAVITUD

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“Una….dos…tres monedas y……. $ 100 . Bueno es algo, por lo menos me alcanza para la
leche, arroz y merienda de los chicos. Menos mal, pensé que no llegaba…igual sé que mañana la
patrona me va a dar lo que falta…..espero…eso me dijo la otra vez que se olvidó, era mi día de
pago y lo gastó todo en ropa...” Gliseria 40 años, empleada doméstica, mamá de 6 hijos.
¿Sinceramente hay gente que cree que el trabajo siempre es (o fue) sinónimo de dignidad?
¿Lo que a uno le mueve a trabajar siempre es la pasión, el hacer lo que a uno le gusta? “Trabajar
es libertad”. “El trabajo es igualdad”. No encuentro ni un gramo de veracidad en esas frases y con
este ensayo me propongo analizar y demostrar por qué son solo un mito, cómo el antagonismo de
clases en el pasado (dominantes-dominados) se refleja actualmente del mismo modo: en el trabajo;
alimentado por la puja constante entre necesidad y poder.
Hay quienes afirman que el trabajo expresa las facultades físicas y mentales del individuo,
permite que el trabajador se vea reflejado en una actividad o en el producto que realizó, generando
satisfacción en la actividad libre. Además de dar la posibilidad de alcanzar metas, superar
expectativas y objetivos de vida. Sin embargo, considero que no es así para todos... (o nunca lo
fue) Con el surgimiento de la sociedad burguesa o capitalista “el trabajo se tiñe de negro”. Tal como
lo califica el padre de una de las ideologías más magníficas: Karl Marx. Esta actividad deja de ser
vista como una forma de expresión. El trabajo no es concebido del mismo modo para un artesano,
que disfruta de crear el producto con sus manos, dedicándole tiempo, poniendo empeño, jugando
con su creatividad y fijando él mismo el precio; que para un obrero, que pone poco de sí en la
elaboración del producto ya que la máquina realiza todo. Lleva horas en la fábrica realizando un
trabajo monótono y repetitivo a cambio de un salario insignificante.
La coerción que ejerce el capitalismo sobre el proletariado es abrumadora, hace que el
empleado no pueda escapar de ese trabajo por más que no le genere gozo realizarlo, que las
condiciones de salubridad en el espacio laboral sean pésimas, no se le reconozcan sus derechos y
el cuerpo se desplome por el cansancio de tantas horas encerrados bajo vigilancia estricta. Es la
necesidad…la desesperación de saber que si no lo hace no hay paga, por más que sean unas
pocas monedas. Hay una prole esperando en casa, esperando unas rodajas de pan. Afirma Marx
“El obrero, obligado a venderse a trozos, es una mercancía como otra cualquiera, sujeta, por tanto,
a todos los cambios y modalidades de la concurrencia, a todas las fluctuaciones del mercado.”
(Mark y Engels:2008;p.52) Por supuesto, no son más que simples apéndices, ¿cómo es posible

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hablar de un trabajo digno en estas condiciones? De qué libertad hablamos si el obrero solo acata
órdenes para llevar el alimento a la mesa, sin ser oídos sus llantos de dolor, sus súplicas de
compasión. La única libertad que existe es la del comercio, movida por el sobrevalorado dinero,
generando ignorancia respecto a la condición de la persona, solo hay un fin: producir para ganar.
Pero no quedó en el siglo XlX ni en aquellos barrios tapados por el humo de las fábricas. Lo
vemos en nuestra cotidianidad, en el abuso de poder del dominante sin pudor, que hace la vista
gorda a las necesidades del otro, mientras esté encaminado al éxito, al capital, al placer, no interesa
a quién pise o deje por el camino.
Me gustaría realizar una mirada macro focalizando en países desarrollados y
subdesarrollados.
Al mundo actual lo manejan los fantasmas de las multinacionales, ubicadas en países
industrializados, Estados Unidos principalmente, que sabemos por “destino manifiesto” que está
involucrado en absolutamente todo, donde también se hallan sedes de poder muy concentrado,
como el Banco Central, Walt Street, etc. Las mismas se organizan formando alianzas estratégicas
para poder manejar la economía global e ir directo a los más débiles y precarios: las periferias. Así,
forman oligopolios que se encuentran aliados con el poder estatal, instalándose en el país,
manipulando a la población con sus productos e instando a que consuman cada vez más.
Considero que así logran que la gente del tercer mundo olvide su subordinada vida y se deje
manejar, cual marioneta, siendo los espectadores todos los empresarios millonarios que disfrutan
engañando a la gente que cada vez consume más porque cree que es una necesidad y se vuelven
pasivos, obedientes y apáticos. Así se aseguran que los individuos de países subdesarrollados no
se agrupen y se revelen buscando reavivar la llama nacionalista de la industria nacional. Algunas
formas que emplean para controlarlos según Chomsky son: la ingeniería social de la envergadura y
la flexibilidad del mercado del trabajo. Afirma “una manera de minar la seguridad es amenazar con
la pérdida del empleo, una de las mayores consecuencias, y que racionalmente se debe asumir, de
los objetivos de los mal llamados acuerdos comerciales (subrayo "mal llamados" porque no son
acuerdos de librecambio, ya que contienen fuertes elementos antimercado, de variada naturaleza, y
stríctu sensu no son acuerdos, ya que a la gente le preocupan, y en gran medida se oponen a
ellos)” (Chomsky:2008,p.5)
Ahora bien, al darle una mirada micro vuelvo al comienzo del ensayo, con los pensamientos
de Gliseria mientras espera el colectivo. Me pareció oportuno comenzar con un ejemplo como ese,
el de una empleada doméstica y una “jefa” despreocupada o desconsiderada, situación que
aseguro es el día a día de muchas empleadas y patronas. Haciendo una comparación con el
pasado, la burguesía sería la patrona y el proletariado Gliseria.

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Por un lado tenemos al explotador, que no le interesa la situación en que se encuentra su
empleado, si está en negro, si le paga o no a tiempo, si tiene personas esperando por ese paquetito
de arroz que apenas alcanza. Está encerrada en su burbuja hedonista, materialista y consumista.
Mientras “la esclava” cumpla y deje todo en orden no hay de qué preocuparse. No interesa si le
paga dentro de una semana, ella es la que manda pues sabe que Gliseria no tiene otro empleo, es
madre soltera y, a pesar de todo, necesita ese dinero.
Por otro lado, está quien representa al obrero, Gliseria quien no puede reclamar porque no
tiene otra manera de conseguir dinero, no terminó la secundaria y tiene que mantener sola a sus
hijos. Sabe que si dice algo pueden echarla y no tendría como mantener a la prole, por lo tanto no
tiene voz para reclamar absolutamente nada. No le gusta ser maltratada, pero debe seguir
trabajando….no se identifica con lo que hace porque no lo hace para ella ni para su realización
personal, y tampoco lo disfruta pero…debe seguir trabajando… Aquí puedo reconocer la alienación
tal como la explica Marx:“explotación del hombre por el hombre, se refiere a la pérdida de
autonomía y libertad de una clase social como consecuencia de la explotación a la que le somete
otra clase social, principalmente por el hecho de existir la propiedad privada de producción.” 1 Es el
extrañamiento que se produce cuando la persona no es dueña de sí misma, de su fuerza, sus
creaciones, de absolutamente nada. Está ligada a otra que, en este caso, es su patrón, que lo
posee y puede manejarlo.
Aseguro y creo firmemente en que es la realidad de muchas personas en nuestro país, que
urgentemente necesitan trabajar de lo que se presente sin importar las condiciones laborales: si
están en blanco o en negro, si el lugar de trabajo respeta los requisitos de salubridad, si la jornada
de trabajo es adecuada o extensa. La necesidad ciega ferozmente y no perdona. Ciertamente, los
dueños de las empresas, los patrones, los jefes de esta necesidad y sufrimiento se aprovechan y
abusan de la necesidad de la gente, los explotan, les exigen, pareciera que no tienen ni un poquito
de sensatez. Considero que actualmente el valor de la dignidad de la persona, para muchos, está
perdido. Es inaceptable anteponer billetes al bienestar del que se gana la vida, que quiere
progresar, que quiere construir un país mejor.
Es triste ver como no piensan en el otro, no ven la patria en el otro, no les interesa ni un poco
buscar el bien común, tan deslumbrados por el capital que los maneja, pareciera que se adormese
su lado humano, y, de la mano del individualismo, alejándose de la realidad. Pero, son conscientes
de cómo abusan del más débil y puedo citar a Marx para concluir: La burguesía “…Enterró la
dignidad personal bajo el dinero y redujo todas aquellas libertades escrituradas y bien adquiridas a

1
Torre de Babel. “Filosofía Contemporánea. Karl Marx”. Disponible:http://www.e-torredebabel.com/Historia-
de-la-filosofia/Filosofiacontemporanea/Marx/Marx-Alienacion.htm

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una única libertad: la libertad de comerciar”. Así ilustra perfectamente mis posturas planteadas en
este texto. Realmente me sorprende el poder del capitalismo. Cómo una vez que se gestó, no dejó
de influir, de transformar y como hace que aquello que pasó hace años siga presentándose en
nuestra cotidianidad a la vista de todos y que nadie se atreva a cambiar. Debe dejar de ser así,
debemos dar el primer paso, animarnos al cambio. A no callar más, a luchar por la dignidad de
todos. Dignifiquemos el trabajo, gocemos de todo lo que hagamos. El cambio es hoy y depende de
nosotros.

BIBLIOGRAFÍA:
- Marx,K. y Engels, F.(2008) El manifiesto comunista. 2°ed. Buenos Aires:Prometeo Libros.
- Chomsky,N.“El control de nuestras vidas”. Conferencia año 2000.
http://www.inventati.org/ingobernables/textos/anarquistas/chomsky-control.pdf.pág
- Torre de Babel. “Filosofía Contemporánea. Karl Marx”. Disponible:http://www.e-
torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiacontemporanea/Marx/Marx-Alienacion.htm

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