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E.J. Hobsbawm, Rebeldes primitivos. Estudio sobre las formas arcaicas de los
Eric Hobsbawm desarrolla su obra bajo el marco de lo que más adelante se conocerá como
como “formaciones precapitalistas”. Son conocidos los debates mantenidos en el seno del
relación entre las nuevas formas de producción histórica y otras disciplinas pertenecientes a
las ciencias sociales, especialmente los enfoques sociológicos. Esta puesta en marcha de
una temprana interdisciplinariedad fue lo que permitió que varios de ellos pudiesen
recentrar su atención hacia el estudio de las relaciones contraídas entre los individuos
pertenecientes a los diversos grupos sociales, y el impacto que la esfera cultural tiene en
ellos, añadiendo una nueva dimensión al estudio de las clases sociales como categoría
central del análisis marxista. En este tenor surge una de las obras más conocidas de
Dimensión ontológica. El sujeto en cuestión que estudia Hobsbawm son aquellos sujetos
bandoleros, la Mafia, las sectas, etc.,) cuya presencia aparece como un intruso que les
invade y al que tienen que adaptarse poco a poco. La relación de estos seres humanos, que
poco a poco van integrándose al gran escenario de la producción capitalista, con el
“extraño” y entre ellos mismos, genera determinadas formas de expresión que otros autores
podrían observar como meramente espontáneas o apolíticas, pero que Hobsbawm trata de
observar como formas primitivas del movimiento social moderno, aquellas que anteceden a
capitalismo, y que de una u otra forma sirvieron para dotar de una forma primitiva y
Hobsbawm rechaza que exista una sola sucesión de modos de producción, o que esta sea
tan lineal y diferenciable. En su breve análisis sobre los Grundrisse de Marx, Hobsbawm
afirma que: “La teoría general del materialismo histórico requiere solamente que haya una
rechazada por Hobsbawm a favor de una observación mucho más dinámica de interacción y
A diferencia de esta creencia, que permea en el marxismo más vulgar, Hobsbawm apuesta
por descubrir en estos sujetos marginales tanto las tendencias “anticuadas” o pasadas como
historia, pero apuesta por una problematización, observando sus formas elementales incluso
1
Harvey J. Kaye, Los historiadores marxistas británicos, Zaragoza, Prensas Universitarias Zaragoza, 1989, p.
136.
2
E.J. Hobsbawm, Cómo cambiar el mundo. Marx y el marxismo 1840-2011. Barcelona, Crítica, 2011, p. 147.
en esos individuos que aún no son lanzados al gran campo de la lucha moderna entre
campesino y rural, donde las relaciones capitalistas tardan aún más en aparecer y
fuertemente arraigadas. Todo esto en ejemplos que a pesar de parecer medievales, son
contemporáneos, inscritos en el siglo XIX y XX, para hacer notar cómo estas formas
Así, por ejemplo, Hobsbawm describe el papel del Estado moderno, producto de la
categoría de «delincuente» ante sus ojos. El Estado se interesa por un campesino debido a
alguna
pequeña infracción de la ley, y éste se echa al campo porque no sabe lo que hará con él un
sistema, que ni conoce a los campesinos ni los entiende y al que los campesinos no
entienden tampoco.”3
Hobsbawm es hacer notar cómo el ciclón de las relaciones sociales engendradas por el
destruyéndolos.
“El futuro estaba del lado de la organización política. Los bandoleros que no se adaptan a
las nuevas formas de la lucha por la causa de los campesinos, como de hecho lo hacen
3
E.J. Hobsbawm, Rebeldes primitivos. Estudio sobre las formas arcaicas de los movimientos sociales en los
siglos XIX y XX, Barcelona, Editorial Ariel, 1983, p. 31.
muchos de ellos individualmente, convertidos a las nuevas tácticas en la cárcel o en los
ejércitos. tos de conscripción, son bandoleros que dejan de ser los defensores del pobre
para convertirse en meros delincuentes o quedar a sueldo de los partidos políticos de los
historia. La formación de las clases sociales como grupos humanos que contraen
Mafia: “En cierto sentido, surgió a consecuencia de las necesidades de todas las clases
rurales, y sirvió los intereses de todos en grado diferente. […] Y es posible que también
satisficiese cierto deseo de venganza haciendo que los ricos fuesen a veces despojados, y
que los pobres, aunque no fuera más que desde su condición de bandoleros, devolviesen
la Mafia a partir de los intereses y necesidades de ciertas clases o estamentos sociales. Pero
economicismo, sino que también hace valer los intereses inmediatos, quizá no políticos, de
los miembros de estas clases sociales como propulsores y causas de la existencia de los
movimientos arcaicos. Aún así, la clase social sigue siendo la principal categoría a través de
la cual opera Hobsbawm y a través de la que intenta desarrollar su análisis. Para Georg
4
Ibid., p. 50.
5
Ibid., p. 70.
Iggers, que analiza mucho más detenidamente la obra de E.P. Thompson, otro destacado
“marxismo ortodoxo”, esto es, que “existe una “clase obrera” en oposición a la una
artesanales”. 6La clase continúa poseyendo una sustantividad propia que es proporcionada
por su posición respecto de los medios de producción, si bien todo su actuar no se diluye en
esta determinación, pero continúa siendo la fuente principal para entender su acción
permanecen cuando los movimientos arcaicos son absorbidos o dan paso a los modernos.
revolución por obra y gracia divina, permanece, mientras que la segunda, la de tomar
medidas rituales que prevean el gran suceso, es sustituida por una idea política más
definida. Subsiste una y perece otra. Se observa aquí también cierta parte del movimiento
dialéctico de la historia, que en un último momento integra el proceso anterior sin negarlo
“No siempre es fácil encontrar la médula política racional de los movimientos milenarios,
6
Georg G. Iggers, La historiografía del siglo XX. Desde la objetividad científica al desafío posmoderno,
México, Fondo de Cultura Económica, 2012, p. 144-145.
punto absurdo o paradójico. Tienen tan poco de práctico como
mucho de utópico. 7
conoce como “historia desde abajo”. Lo distintivo de la obra, además de su tema de estudio,
los grupos que analiza. Todo esto forma una totalidad orgánica que le permite incorporar
los puntos de vista de los campesinos con las acepciones comunes que se tienen de las
figuras sociales, como los bandoleros. Al inicio del libro, Hobsbawm analiza las
características míticas que le atribuyen los campesinos a los bandoleros sociales. Observa
incluso que se repiten patrones entre los distintos héroes, y a continuación pasa a describir
una serie de características arquetípicas de los mismos.8 Todo esto basándose en muchos de
los testimonios directos (o recopilación de los mismos) que existen de estos personajes.
Hobsbawm admite que trabaja con materiales insuficientes, y que el resultado de esto será
una obra fragmentaria, con muchas lagunas y contradicciones, pero que él, como sujeto
historiador, tratará de dar coherencia y lógica interna. A pesar de pertenecer un poco más a
7
Hobsbawm, 1983, op. cit., p. 95-96.
8
Ibid, pp. 28-30
9
“Aunque he realizado algún trabajo sobre las fuentes primarias y hecho algunas observaciones sobre el
tema, ambas son inadecuadas, y cualquier especialista se dará perfecta cuenta, al igual que yo, de que no se
ha intentado siquiera agotar las fuentes secundarias, a la vez que comprobará, mejor que yo mismo, mis
deslices y errores” (Ibid, p. 7).
tendrá en alta estima como gran pensador político de la clase obrera) 10 influye notablemente
dentro del marxismo (especialmente cultural y político, frente al clásico estudio de las
formas económicas) que Hobsbawm decida analizar estos movimientos a partir de las
falta de consciencia política, es otra cosa que les dota de agencia respecto de sus propios
procesos históricos, y por lo tanto, no quedan relegados siempre como marionetas del
sujetos un papel principal, mediado por sus condiciones materiales, pero con una agencia
propia.
narrativa del tema que trata en la obra. En otros autores de la corriente, el papel de la
desaparece, no es el único modo en que decide escribir la obra. Nuevamente tendremos que
remitirnos al capítulo inicial, sobre el bandolero social, para ejemplificar esto. En sus
primeros párrafos, Hobsbawm narra los ejemplos de bandoleros sociales existentes y que
han pasado al imaginario del pueblo. Decide presentarlos poco a poco, con sus propias
análisis pormenorizado de sus características míticas y reales, y llega a construir una serie
de características que el bandolero social debe tener. Estas características vuelven a llevar a
contrasta regularmente con las fuentes y acude a ellas para continuar trazando poco a poco
el carácter primero personal, y más tarde social, de los sujetos en cuestión. El análisis
histórico y la narrativa se entrelazan, lo que da lugar a una escritura amena y atractiva, que
logra su cometido de despertar el interés del lector en los movimientos sociales arcaicos,
“Pero esto mismo manifiesta la tragedia del bandolero social. La sociedad campesina lo
hecho de que los campesinos sean pobres y estén oprimidos, sino contra el hecho de que la
que Hobsbawm habla en la obra tienen un tinte trágico (mas no romántico). No se les
arrastrados para la marea de la tiránica fuerza del capital. Cuando Hobsbawm hace hincapié
impotente, los consigna a un trágico final en el que sus participantes, desde un principio,
están ya predestinados.
11
Hobsbawm, 1983, op. cit., p. 44.
Dimensión ética: Hobsbawm tiene una intención política muy clara cuando analiza los
los hechos, sino que, al igual que la mayoría de quienes se cuentan dentro de la
accionar de la clase obrera, que aún se sigue considerando como el sujeto revolucionario y
organizado” (como proponía el leninismo) El propio historiador se responde que “sí, pero
que tal ruta no es el único camino hacia adelante”.12 La obra se enmarca en la pregunta a
movimiento de la clase obrera como una causa perdida. En la obra antes citada, Kaye
menciona igualmente que Hobsbawm busca, ante todo, generar un debate sobre lo que hay
que hacer o dejar de hacer en este período. La obra de Hobsbawm, pues, con su análisis de
movimientos arcaicos, busca igualmente ser un arma política en manos de la clase obrera y
de los revolucionarios. Les dota de una historia necesaria de algunos de sus formas de
movimiento más antiguas que les permitirán observar los errores en los que pueden caer
los mismos la futura acción política. Rebeldes primitivos, igual que la mayoría de la obra de
momento del libro ocultará Hobsbawm su clara intención política, que finalmente empata
con la décimo primera tesis sobre Feuerbach de Marx, que tanto evocaba en algunos de sus
textos, y que para muchos representa la esencia y el alma del marxismo revolucionario.
12
Kaye, 1989, op. cit., p.136
“Me limito a sugerir que (los fenómenos descritos en todo el libro) formaban parte de una
El estudio de la rebelión primitiva debe, pues, hacer la distinción entre los grandes campos
aspiración populares, porque las gentes llanas tienen siempre razones de descontento. […]
Un estudio detallado demostraría sin duda —y acaso esté probado en trabajos que no conozco—
que este sistema de prepolítica popular puede llegar a ser muy complejo, sofisticado y eficaz en
13
Hobsbawm, 1983, op. cit., pp. 313, 315, 316.
Bibliografía:
Crítica, 2011
Hobsbawm, Eric., Rebeldes primitivos. Estudio sobre las formas arcaicas de los
movimientos sociales en los siglos XIX y XX, Barcelona, Editorial Ariel, 1983.
Iggers, Georg G., La historiografía del siglo XX. Desde la objetividad científica al