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El Marxismo Cultural

Introducción al concepto
Se conoce como marxismo cultural a un conjunto de ideas que tienen su base
en la teoría marxista pero que desechan algunos de los dogmas del
materialismo histórico y la teoría social de Marx, principalmente el
determinismo histórico que conduciría a la abolición del capitalismo como
resultado de las contradicciones entre el proletariado y la burguesía para dar
lugar al socialismo.

Andrew Lynn introduce una descripción en un artículo que pretende


desacreditar el término obviando evidencias que luego se presentan, pero que
sirve para fines de enmarcar el concepto.

¿Cómo un filósofo lector de Hegel del siglo XIX como Karl Marx da forma al
pensamiento de los guerreros de la justicia social de hoy? Una historia en
maceta de ideas es la siguiente: a mediados del siglo XX, la doctrina del
“marxismo económico” fue fatalmente desacreditada por el fracaso de los
regímenes comunistas en todo el mundo, lo que incitó a la intelectualidad
desilusionada a buscar un marxismo nuevo y mejorado que pudiera hablar con
el capitalismo de consumo de la posguerra. Estos llamados “marxistas
culturales” emprendieron lo que el psicólogo y gurú canadiense Jordan
Peterson ha llamado un “juego de prestidigitación” para salvar sus mercancías
ideológicas, pasando de la economía a la cultura. Pensadores que van desde
Antonio Gramsci hasta Jacques Derrida se agrupan en este esfuerzo, pero en el
centro de esta historia casi siempre se encuentra la Escuela de Frankfurt, un
grupo de marxistas de mediados de siglo que huyeron de Alemania y se
refugiaron en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. La
experiencia de este grupo no estaba en economía sino en filosofía, teoría social,
arte y literatura. En consecuencia, sus miembros reempacaron su marxismo
para los temas que mejor conocían. También recurrieron con frecuencia a las
teorías de Freud, mezclando la preocupación del primer Marx por la alienación
con las ideas de Freud sobre la represión y la sublimación.

Adelante al presente. Según el periodista y bloguero conservador Andrew


Sullivan, los marxistas culturales de hoy están profundamente comprometidos
en derrocar las estructuras de poder del patriarcado y el privilegio blanco. Lo
hacen, según esta versión de la historia, siguiendo a los pensadores de la
Escuela de Frankfurt al trasladar el conflicto oprimido-opresor entre el
proletariado y la burguesía al ámbito cultural, asignando estatus de oprimido a
varios grupos identitarios no privilegiados. Sigue el surgimiento de una cultura
de victimización, a medida que los grupos que reclaman diversas identidades
articulan quejas contra los grupos dominantes y las estructuras que sirven a
sus intereses. La adjudicación racional de la verdad se subsume entonces bajo
las demandas de subversión del poder, el patriarcado y el privilegio a través de
instituciones sociales injustas. Andrew Lynn. Cultural Marxism

Este concepto oculta que las demandas no se limitan a aspectos meramente


culturales, sino que son vinculadas a demandas de transformación del sistema
capitalista en socialista.

Según Wikipedia “El marxismo cultural, en su uso moderno, es una teoría


conspirativa difundida en círculos conservadores y de extrema
derecha estadounidenses desde la década de 1990, que se refiere a una
supuesta forma de marxismo que, pretendidamente adaptado de
términos económicos a términos culturales por la Escuela de Fráncfort, se
habría infiltrado en las sociedades occidentales con el objetivo final de destruir
las instituciones y valores tradicionales de estas, mediante la implantación de
una sociedad global, igualitaria y multicultural sin alma.”

Ahora veamos cómo la misma Wikipedia define el término teoría conspirativa:


“El término teoría conspirativa o teoría de conspiración se usa para referirse a
ciertas teorías alternativas a las oficiales que explican un acontecimiento o una
cadena de acontecimientos ─comúnmente, de
importancia política, social, económica, religiosa o histórica─ por medio de la
acción secreta de grupos poderosos, extensos y de larga duración, y además en
tono peyorativo para descalificar esas teorías. La hipótesis general de una
teoría de conspiración es que ciertos sucesos importantes en la Historia han
sido causados por conspiraciones ocultas y misteriosas.”

Como veremos más adelante, el marxismo cultural no es una teoría


conspirativa en el sentido que las organizaciones y personas que lo practican
no son secretas. Sí es conspirativa en el sentido en que, a diferencia de la teoría
marxista clásica, que abiertamente abogó por la destrucción del capitalismo, las
personas y movimientos del marxismo cultural no siempre piden abiertamente
la sustitución del capitalismo por el socialismo, sino que abogan por cambios en
el “sistema”, desde cambios económicos como confiscación a los ricos y
redistribución de riqueza, a cambios sociales como en el tema de género o
religión, hasta cambios políticos como la “democracia directa”.

“Las iteraciones populares del marxismo cultural se revelan en el uso casual de


términos como “privilegio”, “alienación”, “mercantilización”, “fetichismo”,
“materialismo”, “hegemonía”, “patriarcado”, “superestructura”. Como escribió
Zubatov para Tablet, “Es un paso corto desde la “hegemonía” de Gramsci hasta
los memes tóxicos ahora ubicuos de “patriarcado”, “hetero normatividad”,
“supremacía blanca”,…“ Allen Mendenhall en El marxismo cultural es real.

A esos agregaría otros como “consumismo”, “obsolescencia programada”,


“discriminación”, “opresión”, “fundamentalismo” ya sea religioso, liberal, o
cualquier otro enemigo, y hay más. En América Latina particularmente, el
secular antiimperialismo y “el imperio” pertenecen al lenguaje de estos grupos.

La definición de Wikipedia es una muestra de cómo los intelectuales marxistas


operan distorsionando los hechos. Cualquier persona puede contribuir a los
artículos temáticos en Wikipedia. Sin embargo, los marxistas son los más
activos. Es una confirmación de su estrategia para ganar la batalla cultural.

En Europa y en todo el continente americano, los “anti sistema”, es decir, todos


los que adversan el sistema de mercado, han penetrado y se confunden como
parte de diferentes tipos de movimientos sociales, llámense anti-racistas, anti-
fascistas, feministas, movimientos pro LGTB, o ambientalistas, muchas veces
distorsionando los objetivos genuinos y originales de estos movimientos. Los
marxistas, neo marxistas, o socialistas han logrado imponer, en mayor o menor
grado, su agenda anti sistema en ellos, de modo que todos tienen en común el
mismo objetivo: acabar con el sistema “opresor”. Es así que participan de
diferentes conflictos, construyendo nuevos antagonismos y ampliando el
alcance de sus objetivos.

El anticapitalismo tiene varias formas en ambos lados del espectro político,


manifestándose como una crítica a la globalización dirigida contra el libre
comercio y sus prácticas supuestamente explotadoras, nivelación cultural o la
supuesta complicidad del capitalismo para crear pobreza en África.
Alternativamente, puede tomar la forma de un resentimiento antiamericano
que considera a los Estados Unidos como el epítome de la cosmovisión
despiadada y mercenaria encarnada por el
capitalismo. https://www.adamsmith.org/intellectuals-dont-like-capitalism

El marxismo cultural rompe con el dogma marxista clásico de que el cambio del
sistema capitalista a uno socialista solo podría realizarse con la maduración de
condiciones económicas debido al desarrollo de las fuerzas productivas e
introduce la estrategia del cambio de sistema mediante el cambio de
superestructura ideológica, esto es, de las ideas, creencias, valores, normas de
comportamiento predominantes en la sociedad, en una palabra, de su cultura.

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