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La empatía forma parte de la naturaleza humana, por lo que toda persona es capaz de desarrollarla,

si se lo propone. Es una de las principales competencias que conforman la inteligencia emocional.


Comúnmente la entendemos como la capacidad de ponernos en el lugar de la otra persona. Sin
embargo, va mucho más allá. Se trata de abandonar por un momento nuestra forma de ver las cosas
y adentrarnos en la perspectiva de los demás, sintiéndola como propia.

Las personas empáticas tienen una fuerte predisposición para trabajar en equipo, ser un buen líder
y tener una comunicación efectiva con los demás, sean compañeros o posibles clientes. Ser empático
no solo favorece a estas facultades, sino que se convierte en la solución de las dificultades que se
podrían presentar durante el home office.

Cada persona tiene una realidad diferente en su hogar que puede afectar o no su trabajo. Entender
su posición y los desafíos que deben enfrentar nuestros colegas mejora la conexión, la comunicación
y la confianza entre compañeros de trabajo, lo que a su vez aumenta la eficacia e impacta
positivamente en los resultados de la organización.

3 tips para desarrollar la empatía

Para tener una idea básica de cómo mejorar nuestra habilidad de ser empáticos, te presento tres
tips que te ayudarán en el proceso:

 Escucha a las personas de tu entorno y pon atención en los detalles: las emociones que
expresan, su tono de voz, sus gestos, etc.
 Muestra interés y participa activamente en las conversaciones sin olvidar que cada persona
tiene su propio punto de vista.
 Deja los prejuicios atrás y busca entender lo que hay detrás de los modos de pensar, hablar
y comportarse de los demás.

Sin duda, la pandemia nos ha tomado a todos por sorpresa y nos ha puesto en una complicada
posición. Sin embargo, debemos ver esta situación como una oportunidad para identificar las
habilidades blandas que necesitamos reforzar para desenvolvernos óptimamente en el ámbito
laboral y, también, desarrollarnos como persona.

Recuerda: a mayor empatía, mejores resultados.

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Desde hace tiempo se destaca, en diversos ámbitos, el valor de la empatía. De manera coloquial, la
empatía se puede definir como el sentimiento de identificación con alguien, la capacidad de ponerse
en el lugar de otra persona. Como se suele decir, “ponerse en los zapatos del otro”. En términos más
precisos se puede afirmar que es “un proceso para comprender las experiencias subjetivas de un
individuo al compartir esa experiencia de forma indirecta, mientras se mantiene una postura
observadora”, tal como la definió William Zinn, investigador de la Universidad de Harvard.

Clave en salud y servicios sociales.


La empatía es clave, por ejemplo, en los servicios de salud. Un estudio publicado en Estados Unidos
en 1985 indicaba que, en el lustro anterior, hasta el 85% de los pacientes habían decidido cambiar
su médico de cabecera, o al menos lo habían considerado, debido a las “escasas habilidades
comunicativas” de los profesionales de la salud. Desde esos años, la importancia que se da a la
empatía en el campo de la medicina es cada vez mayor.

En diciembre del año pasado, la Universidad Rey Juan Carlos anunció que realizaría un estudio para
analizar “la calidad y humanización de los cuidados en las residencias de la tercera edad”. Para ello,
se usarían trajes que simulan el envejecimiento, de forma que los cuidadores sufran en carne propia
las dificultades que suelen aquejar a los adultos mayores (problemas de movilidad, discapacidad
visual, etc.). El objetivo es comprobar si estas pruebas aumentan la empatía de los cuidadores y, por
lo tanto, redunda en una mejora hacia los pacientes.

También en otras esferas, como las de coaching y el liderazgo, el lugar de la empatía es


preeminente, puesto que tener empatía es clave para una comunicación más efectiva. Las personas
más empáticas son capaces de comprender mejor y más rápido lo que les pasa a los demás y de
lograr mejores relaciones sociales, lo que ayuda a que los demás se sientan mejor: más escuchados y
respetados, menos solos. Todo esto también produce beneficios para la persona empática, desde
luego, quien es respetada y valorada, lo que propicia que aumente su autoestima y su sensación de
bienestar.

Empatía y neuronas espejo

A mediados de la década de 1990, científicos de la Universidad de Parma, en Italia, descubrieron


las llamadas neuronas espejo o especulares, unas neuronas que se activan tanto cuando alguien
ejecuta una acción como cuando observa esa misma acción realizada por otro individuo. Estas
neuronas espejo (presentes no solo en seres humanos, sino también en otras especies animales)
desempeñan un papel fundamental tanto en el aprendizaje imitativo como en el desarrollo de la
empatía.

Las neuronas espejo podrían ser la explicación fisiológica de por qué impresiona ver a alguien que
sufre un golpe muy fuerte, como si el observador también pudiera sentir dolor solo por haberlo
visto. Del mismo modo, también estarían en la base de la empatía: serían las que permiten
interpretar y dar sentido a los gestos y las acciones de los demás.

Científicos de la Universidad de Cambridge, a través de un estudio cuyos resultados se publicaron


en 2018, concluyeron que en el grado de empatía de una persona también intervienen factores
genéticos. Sin embargo, la influencia de los genes no es muy elevada: el 10% del total. El otro 90%
de la capacidad de empatía de una persona depende del género (el mismo trabajo determinó que, en
general, las mujeres son más empáticas que los hombres) y del entorno de socialización de cada
persona.

Y es que la socialización es clave. Durante años se planteó la cuestión acerca de si la empatía era
una habilidad innata o si, por el contrario, era una capacidad que se puede trabajar y mejorar. En la
actualidad, ese debate no existe: hay consenso acerca de que la empatía sí puede desarrollarse y
potenciarse. ¿De qué manera? A continuación se enumeran algunas claves.

1. SABER ESCUCHAR

La escucha activa, atenta es una de las claves de la empatía. En un sentido, se trata de -cuando se
conversa con otra persona- dejar de estar pendiente de uno mismo e intentar entrar en el mundo
del otro. También es importante que ese otro se sienta escuchado. Para ello, es clave respetar sus
tiempos, no meter prisas, no interrumpir. Permitir que quien habla se sienta no solo en la libertad de
decir lo que quiere decir, sino también que lo haga de la manera en que lo desee, como más cómodo
se sienta.

También es clave no limitar la atención al lenguaje verbal, a las palabras: los gestos, la postura
corporal, las miradas, los silencios y muchas otras acciones del cuerpo a menudo proporcionan más y
mejor información sobre una persona que lo que ella misma dice. Incluso las acciones de quien
escucha pueden ser fundamentales: un experimento realizado por científicos de Estados Unidos
concluyó que un gesto simple como tocar el brazo de quien habla, en ocasiones, hace que esta
persona se sienta más libre de expresarse y mejor comprendida.

2. DAR MAYOR IMPORTANCIA A LAS EMOCIONES QUE A LOS DATOS

Otra de las principales herramientas para ponerse en el lugar del otro es tener en cuenta que los
mismos hechos afectan de formas distintas a diferentes personas. Algo que es casi intrascendente
para alguien puede ocasionar un derrumbe emocional en alguien más. Por eso, cuando se trata de
potenciar la empatía, no tiene mayor importancia saber qué haría uno mismo en una determinada
situación: lo que cuenta es tener la capacidad de imaginar y entender cómo vive esa situación la otra
persona (en función de su historia, del contexto que la rodea, etc.) y de qué manera resulta
afectada emocionalmente.

3. DEJAR LOS PROPIOS PREJUICIOS Y OPINIONES AL MARGEN

Por razones similares a las destacadas en el punto anterior, las opiniones o ideas de la persona que
escucha en ciertas situaciones pueden ser irrelevantes. Dar opiniones cuando nadie lo pide,
“sermonear”, emitir juicios morales o de valor o pretender tener la verdad: todo eso es lo contrario
a la empatía. Los resultados de esas reacciones suelen ser contraproducentes, generan una
distancia que en muchos casos resulta insalvable. La clave pasa por procurar la tolerancia, aceptar la
mirada de los otros, comprender y respetar las diferencias.

4. LEER Y VER PELÍCULAS

El hecho de que la lectura, sobre todo, y también el cine contribuyen con el desarrollo de la empatía
es algo que se sostiene desde hace mucho tiempo. En los últimos años, la neurociencia ha realizado
esfuerzos por corroborarlo. Por medio de estudios realizados con resonancia magnética, científicos
de la Universidad de Stanford confirmaron que, cuando una persona se compenetra en la lectura de
un texto de ficción, se activan zonas del cerebro relacionadas con lo que los personajes hacen o
sienten. Las neuronas que se trabajan cuando una persona toca algo, también lo hacen cuando lee la
descripción de una textura; las neuronas motoras actúan cuando en el relato se habla de un
movimiento.

Debido a eso, Frank Hakemulder, experto en literatura y psicología de la Universidad de Utrecht,


en los Países Bajos, asegura que la lectura de ficción se convierte en un “laboratorio moral”. El
cerebro del lector se identifica con el de los personajes y permite, por unos momentos, “ponerse en
sus zapatos”, como si pudiera probar lo que debe ser estar en sus situaciones, con las dificultades y
las emociones involucradas en cada caso. Por ello, las personas que leen tienden a ser más
empáticas, ya que están habituadas a ponerse en el lugar de otros (aunque sean personajes
ficticios) y a evaluar las situaciones desde puntos de vista diferentes de los propios.

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FASES DEL PROCESO EMPATICO:

Reik establece una serie de fases en el proceso empático, que vamos a analizar a continuación:

a. Identificación: fase ya tratada por Freud y en la que mediante la relajación de nuestro control
consciente, podemos llegar a ser absorbidos en la contemplación de la otra persona y de sus
experiencias, perdiendo así la consciencia de nuestro yo, nos proyectamos dentro del otro y
experimentamos lo que el otro siente.

b. Incorporación: esta fase resulta en ocasiones difícil de separar de la anterior; en ella,


incorporamos al otro en nuestro interior y asumimos sus experiencias como nuestras.

c. Repercusión: supone saber lo que significa lo que estamos sintiendo, para lo cual comienza a
interactuar nuestro yo con el yo interiorizado.

d. Separación: este concepto se relaciona, como mencionábamos anteriormente, con el concepto


antropológico de la empatía; así, una vez realizado todo el proceso anterior, nos separamos de
nuestras implicaciones y usamos la razón, ganando distancia psíquica y social, permitiéndonos
realizar un análisis objetivo.

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La comunicación empática: comprensión y escucha activa.- Pasquale Marino

La empatía es la capacidad de comprender el mundo interior de los demás y evitar hacer juicios. La
comunicación empática es el camino que conduce a este objetivo a través de dos técnicas: la
comprensión y la escucha activa.

La comunicación empática no sólo es un componente importante de la relación de ayuda, sino


también una herramienta valiosa en cualquier ambiente de trabajo y en el ámbito social.
La palabra “empatía” deriva del griego empátheia (sentir dentro) y se refiere a la capacidad de ver
el mundo a través de los ojos de otra persona. Quien es empático puede entender el mundo interior
del otro (sus afectos, pensamientos, emociones, etc.) pero sin hacerlos suyos.

La comunicación empática es una actitud que poseemos (cuando tenemos suerte) o que se puede
adquirir a través de la formación.

Lo que se aprende es cómo romper las barreras relacionales con los demás evitando los errores que
cierran la comunicación.

Los elementos clave de la comunicación empática son la comprensión y la escucha activa.

Compresión activa en la comunicación empática

Cuando nos comunicamos con otra persona hay dos vías principales a través de las cuales tratamos
de entender lo que estamos diciendo:

La primera forma es la comprensión intelectual, propia de aquellos que quieren entender los hechos.
El oyente se centra en los acontecimientos que tuvieron lugar y la forma en que se alternan. La
atención se centra en lo que el otro está diciendo.

La segunda es la comprensión empática. Aquí enfocamos la atención en cómo nuestro interlocutor


está hablando. El focus se centra, por lo tanto, en los matices emocionales de la narración que
proporcionan información sobre el estado de ánimo del narrador.

A menudo sólo tenemos la sensación de que nos han entendido de verdad cuando nuestro oyente
comprende lo que estamos viviendo y no cómo se llevó a cabo el asunto.

Los tres elementos clave de la comunicación empática

La comunicación empática que conduce a este tipo de comprensión se basa en tres elementos
principales:

 Transparencia: no ocultar las reacciones emocionales. Podemos estar en desacuerdo con


alguien y eso se puede compartir, pero mentir bloquea la comunicación.
 Autocontrol: no confundir nuestras reacciones con las de la otra persona, ni imponer
nuestras necesidades. No estamos siempre a la caza de consejos.
 Aceptación incondicional: evitar juzgar la conducta de los demás y centrarse en lo que
sienten.

La escucha activa para una comunicación empática

Para asegurarse de que el otro está abierto y confía en nosotros es necesario demostrar la
capacidad de escuchar (por lo general, la parte interesante de la historia siempre se pone en cola en
la conversación). Escuchar no significa quedarse quieto y no interrumpir, se trata de un
comportamiento proactivo por el cual se llega a ser capaz de entender al otro. La escucha activa
evita los bloqueos de comunicación y favorece la empatía.
Vamos a ver cuáles son las características de estos bloqueos:

 Actitud indagadora más atenta a los detalles de lo sucedido.


 Imposición de soluciones basadas en su experiencia. Quien ofrece soluciones fáciles para los
problemas de los demás a menudo se ofende si no le hacemos caso.
 Frases consoladoras generalistas que no toman en cuenta la naturaleza específica de la
situación.
 Expresión de opiniones personales sobre lo que pasó.

Fomentar la comunicación empática

¿Qué debemos hacer para fomentar la comunicación empática? Si el propósito es entender al otro,
primero hay que aceptar que a veces no podemos entenderlo todo inmediatamente. Es útil hacer
preguntas, por ejemplo, parafraseando lo que se ha dicho. Esto le da a la otra persona la posibilidad
de comprobar nuestra comprensión.

Dos estrategias más activas son la confrontación y el uso del humor.

En ambos casos hay que prestar mucha atención: el humor puede tener el efecto contrario si no se
usa con moderación. En cuanto a la confrontación, es aconsejable no hablar de experiencias propias
(para evitar desviar la conversación hacia sí mismo), pero sí de terceras personas anónimas.//

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LA COMPRESIÓN ACTIVA

Cuando nos comunicamos hay dos vías principales:

 La comprensión intelectual, propia de aquellos que quieren entender los hechos. El oyente


se centra en los acontecimientos que tuvieron lugar y la forma en que se alternan. La
atención se centra en lo que el otro está diciendo.
 La comprensión empática. Aquí enfocamos la atención en cómo nuestro interlocutor está
hablando. El focus se centra, por lo tanto, en los matices emocionales de la narración que
proporcionan información sobre el estado de ánimo del narrador.

La escucha activa: instrumento de la comunicación empática

Para generar confianza es necesario demostrar la capacidad de escuchar y esto no significa


quedarse quieto y no interrumpir, se trata de un comportamiento proactivo por el cual se llega a ser
capaz de entender al otro. La escucha activa evita los bloqueos de comunicación y favorece la
empatía.

Estas son las características típicas de los bloqueos:

·        Actitud indagadora más atenta a los detalles de lo sucedido.

·        Imposición de soluciones basadas en su experiencia. Quien ofrece soluciones fáciles para los
problemas de los demás a menudo se ofende si no le hacemos caso.
·        Frases consoladoras generalistas que no toman en cuenta la naturaleza específica de la
situación.

·        Expresión de opiniones personales sobre lo que pasó.

Elementos que debemos tener en cuenta

Estos tres elementos que deben ser considerados para una comunicación clara:

 Transparencia: se debe transmitir confianza al colaborador, durante la pandemia nos dimos


cuenta que hay que ser claros. Además de evitar información errónea, dar a comunicar las
medidas de seguridad adaptadas al momento que estamos viviendo, es decir, aliviar a nuestra
comunidad laboral y no fomentar miedo.
 Empatía: agradecer, entender y solucionar. El objetivo es comprender la situación por la que
estamos pasando y satisfacer las necesidades, al estar viviendo la misma situación podemos
lograr que nuestros colaboradores se sientan comprometidos.
 Valor: en estos momentos la comunicación debe ser útil, y en todo momento dar a conocer
nuestra intención de hacer las cosas bien.

Conclusión

Ahora es tiempo de que sepamos escuchar lo que esta crisis mundial tiene que decirnos. Ni la
pandemia ni la post pandemia nos traerán sentidos concretos o específicos, pero sí rumores de que
no hemos estado haciendo las cosas bien, por eso los nuevos sentidos deben estar atentos a este
rumor.

Quizá debamos pensar en asumir formas de sociabilidad con distanciamiento, al modo de muchos
países asiáticos; reinventar nuestra sociabilidad sin que perdamos nuestra humanidad. Es decir, lo
importante no es tanto si no nos abrazamos o si no nos damos besos en las mejillas, más importante
aún es que no perdamos nuestra humanidad, nuestra benevolencia, compasión y alegría. 

Así, las formas de cortesía y saludos podrán cambiar, pero orientados por lo que hemos ganado
como humanidad. Si perdemos abrazos, pero ganamos solidaridad, entonces en buena hora el cambio,
pues eso nos enriquecerá como personas y como comunidad.

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6 CLAVES DE LA
INTELIGENCIA
EMOCIONAL SEGÚN
DANIEL GOLEMAN.
Entre las claves sobre inteligencia emocional según Daniel Goleman se encuentra la importancia y
la repercusión que tenían las emociones en el ámbito del trabajo y las relaciones laborales.

La primera vez que se utilizó la expresión «inteligencia emocional» fue en la tesis doctoral del


investigador Wayne Payne en 1985. Sin embargo, no fue hasta 1995 cuando esta expresión clave
se popularizó gracias a las publicaciones del famoso psicólogo estadounidense Daniel Goleman. En
este artículo te contamos 6 claves sobre la inteligencia emocional según Daniel Goleman.

ÍNDICE

 1. ¿Qué es la inteligencia emocional?

 2. ¿Qué importancia tiene la inteligencia emocional?

 3. Entonces, ¿las personas con menor inteligencia emocional están destinadas al fracaso
laboral o social?

 4. ¿Y cuáles son esas habilidades que debemos potenciar?

 5. ¿Qué nos dice sobre la empatía?


 6. ¿Hay diferencias claras entre hombres y mujeres en el campo de la inteligencia
emocional?

6 CLAVES DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL SEGÚN DANIEL GOLEMAN

Entre las claves que Daniel Goleman destacó sobre la inteligencia emocional se encuentra la
importancia y la repercusión que tenían las emociones en el ámbito del trabajo y las relaciones
laborales. Por ello, pensamos que es enriquecedor conocer algunas de las claves de la inteligencia
emocional destacadas por este investigador. En este artículo hablaremos de estas 6 claves:

1. Definición de Inteligencia Emocional

2. Importancia de la Inteligencia Emocional

3. Influencia de estas competencias en la vida laboral

4. Habilidades emocionales

5. El rol de la empatía

6. Diferencias entre hombres y mujeres

Daniel Goleman fue co-fundador de la prestigiosa entidad denominada CASEL (Collaborative for


Academic, Social and Emotional Learning), cuya misión fue, y sigue siendo, proporcionar estándares
y ayudas a los centros educativos para implantar programas de inteligencia emocional.

A continuación, nos apoyamos en sus conocimientos para abordar cada uno de estos temas. ¡Vamos
allá!

¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?

Para Daniel Goleman, conocer bien el significado de esta expresión es una de las claves destacables.
La inteligencia emocional supone

el conjunto de capacidades personales que posee un individuo a la hora de gobernar sus emociones.

Algunas de estas capacidades son el autocontrol, la perseverancia, la automotivación, la empatía


y el entusiasmo, entre otras.

Por otra parte, Goleman afirma que la clave de la inteligencia emocional no supone simplemente ser
siempre amables y punto. De hecho, explica que hay determinados momentos en los que no se
requiere amabilidad, sino hacer frente a una situación poco agradable. En definitiva, se trata
de «una forma distinta de ser inteligentes».

En este caso, la primera clave sobre inteligencia emocional según Daniel Goleman se sintetiza
así: «Madurez es la palabra con la que tradicionalmente nos hemos referido al desarrollo de la
inteligencia emocional».
¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?

Para mostrar la importancia de estas capacidades, Goleman afirma que son las claves que marcan la
diferencia entre un trabajador muy destacado y otro más mediocre:

«Hay quienes insisten en que lo más importante para el éxito no es la especialización técnica ni la
preparación intelectual, sino la inteligencia emocional».

 Así, la segunda clave sobre inteligencia emocional según Daniel Goleman gira en torno a la
importancia de este nuevo concepto.

 Él mismo afirma: «Cada vez es mayor el número de empresas cuya filosofía reconoce la


importancia del desarrollo de las habilidades relacionadas con la inteligencia emocional».

 En esta misma línea, un directivo de una famosa empresa sueca de telecomunicaciones


afirmaba: «Ya no se trata de competir en torno a un determinado producto, sino que también
debemos tener en cuenta el modo en que tratamos a las personas».

ENTONCES, ¿LAS PERSONAS CON MENOR INTELIGENCIA EMOCIONAL ESTÁN


DESTINADAS AL FRACASO LABORAL O SOCIAL?

De ninguna manera. Otra de las claves  sobre inteligencia emocional según Daniel Goleman concluye
que, a pesar de que muchas de nuestras habilidades emocionales pueden estar fuertemente
marcadas por nuestra carga genética, otras muchas son susceptibles de ser aprendidas y
modeladas desde los primeros años de vida y durante el resto de ella, si se cuenta con las
herramientas adecuadas.

De hecho, la tercera de las claves de Daniel Goleman sobre la inteligencia emocional podría
resumirse con esta afirmación que él mismo realizó: «Según afirma la neurociencia, el cerebro
emocional aprende de un modo diferente al cerebro pensante (…) A diferencia de lo que ocurre con
el CI (coeficiente intelectual), que apenas varía después de cumplir los diez años, la inteligencia
emocional constituye un proceso de aprendizaje mucho más lento que prosigue durante toda la
vida».

Por otra parte, Goleman destaca dentro de esta misma clave que poseer una elevada inteligencia
emocional significa tener un gran potencial para desarrollar las competencias emocionales, pero
no necesariamente supone haberlas aprendido.

¿Y CUÁLES SON ESAS HABILIDADES QUE DEBEMOS POTENCIAR?

Daniel Goleman destaca, por encima del resto de habilidades emocionales, la capacidad de formar
equipos y la de adaptación a los cambios, como competencias claves para el éxito laboral.
En la línea de esta clave, un estudio nacional realizado hace unos años arrojó los siguientes
resultados: que los empresarios, más allá de los conocimientos técnicos necesarios para realizar un
trabajo concreto, buscaban en su empleados las siguientes claves:

 Escucha activa y comunicación verbal adecuada.

 Adaptación y creatividad en las respuestas ante imprevistos.

 Autocontrol, confianza en uno mismo y automotivación.

 Abrirse camino y sentirse orgulloso de los propios objetivos alcanzados.

 Cooperación, trabajo en equipo y negociación orientada a conseguir la eficacia grupal.

 Liderazgo y participación activa.

¿QUÉ NOS DICE SOBRE LA EMPATÍA?

La empatía supone, en palabras de Daniel Goleman, tener la «conciencia de los sentimientos,


necesidades y preocupaciones ajenas. Las claves de la empatía consisten en darse cuenta de lo que
sienten los demás sin necesidad de que lleguen a decírnoslo». Y es que muchas veces las personas
nos hablan de su mundo interior sin necesidad de usar palabras. Existen multitud de matices en
la expresión de los ojos, el tono de voz con el que nos cuentan un hecho irrelevante y, en definitiva,
en todos los componentes de la expresión no verbal.

Por otra parte, Goleman destaca dentro de las claves de la empatía que una persona puede tener
esta capacidad de forma muy natural y que, sin embargo, todavía puede tener pendiente
desarrollar numerosas competencias basadas en la empatía, como son el buen servicio al
cliente, ser un buen tutor o la capacidad de dirigir el trabajo de un equipo completo . Aquí yace
la diferencia, comentada anteriormente, entre el grado de inteligencia emocional que poseemos y el
desarrollo que hacemos de sus competencias.

¿HAY DIFERENCIAS CLARAS ENTRE HOMBRES Y MUJERES EN EL CAMPO DE LA


INTELIGENCIA EMOCIONAL?

Goleman afirma que sí las hay, pero que, en general, las investigaciones hablan más a favor de las
similitudes que de las diferencias.

Es cierto que en los estudios realizados, generalizando, los grupos de mujeres tienden a ser más
empáticas y más habilidosas en las relaciones interpersonales que los hombres. Estos, a su vez,
muestran mayor optimismo y confianza en sí mismos y se adaptan mejor a las situaciones de estrés
y a los cambios.

Sin embargo, según Daniel Goleman, las claves yacen en los estudios realizados con miles de
hombres y mujeres, en los que se vio que existen algunos hombres que son tan empáticos y sensibles
interpersonalmente como muchas mujeres. A su vez, se vio que algunas mujeres parecían
adaptarse a las situaciones de estrés mejor que muchos hombres.

Estas son algunas de las claves sobre la Inteligencia Emocional destacadas por el prestigioso


investigador Daniel Goleman. Si quieres saber más puedes descargar el ebook gratuito sobre
Educación Emocional o leer el libro de Daniel Goleman Inteligencia Emocional que citamos en la
Bibliografía. En VOCA aplicamos los conocimientos de Goleman y de CASEL al programa de valores
y educación emocional Talentum. ¡Es emocionante!

Bibliografía

Goleman, D. (1996).  Inteligencia emocional. Barcelona: Kairós.

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