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IDENTIFICACION DEL PROYECTO

ORGANISMO Universidad Nacional del Comahue


DEPENDENCIA Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
UNIDAD EJECUTORA
DENOMINACION DEL PROYECTO Aproximaciones conceptuales, históricas y
epistemológicas al trabajo social familiar
DISCIPLINA CIENTIFICA Trabajo social
GRUPO DE INVESTIGACION Andrés Ponce de León (Director)
Verónica Contrera
Cecilia Beitía
Sandra Gramajo
María Eugenia Lizol
María Elena Ferreyra Armas
Susana Rita Rodríguez

Resumen

El Trabajo Social Familiar (TSF) integra el área teórico-metodológica de la mayor


parte de los planes de formación profesional de trabajadores sociales. Sus contenidos
conforman el encuadre teórico e instrumental de intervención familiar. Cuenta con un
objeto de estudio claramente definido y alberga en su interior diversidad de enfoques
teóricos y perspectivas epistemológicas que nutren y tamizan las controversias actuales.
Cada unidad académica, cada cátedra referida al campo del TSF ha incorporado
contenidos y definido posiciones a partir del crecimiento profesional, de la discusión y
crítica de la propia práctica, así como también a partir de la adhesión a nuevas teorías
de tratamiento familiar.
En este proyecto nos proponemos alcanzar una primera aproximación al
universo conceptual, histórico y epistemológico del TSF, partiendo de las siguientes
preguntas:
1) ¿Cuáles son las características disciplinares del Trabajo Social Familiar como
campo específico del Trabajo Social?
2) ¿Cuál ha sido el proceso histórico que ha transitado el Trabajo Social
Familiar, teniendo en cuenta posicionamientos epistemológicos, teóricos y éticos?
Metodológicamente nos planteamos una investigación cualitativa, centrado en el
estudio de fuentes secundarias, fundamentalmente bibliográficas y documentales, tales
como presentaciones a congresos, encuentros y jornadas relacionadas con la temática.
Los resultados de esta investigación brindarán una caracterización disciplinar y
conceptual del Trabajo Social Familiar como campo específico de intervención
profesional y la identificación de los anclajes epistemológicos, teóricos y éticos. Los
resultados obtenidos servirán de insumo para los procesos de reforma curricular de
formación de trabajadores sociales y nutrirán los debates actuales generados en torno a
esta temática.

PALABRAS CLAVE

historia - epistemología - disciplina - trabajo social - familia


Introducción

Las discusiones acerca del Trabajo Social Familiar presentan hoy un interesante y nutrido
panorama en cuanto a perspectivas teóricas, epistemológicas y prácticas profesionales. Cada unidad
académica, cada cátedra referida al Trabajo Social Familiar ha incorporado contenidos y definido
posiciones a partir del crecimiento profesional, de la discusión y crítica de la propia práctica, así como
también de la adhesión a nuevas teorías de intervención con familias.
La Familia aparece como objeto de estudio, como unidad de intervención o como
sujeto-objeto de reflexión respecto a la práctica profesional de los trabajadores sociales. A
comenzado el interés por el estudio de la historia del Trabajo Social Familiar, identificando etapas
relacionadas con la propia historia de la profesión y reconociendo la incidencia de otros procesos
sociales más amplios que han impactado en los modelos de intervención con familias.
Los estudios sobre la familia reúnen el interés de diversas disciplinas y enfoques
teórico-epistemológicos. Las características de la vida familiar en los diferentes contextos socio-
históricos, la relación familia-Estado-sociedad, la familia como espacio de la reproducción cotidiana
de la existencia, la familia como objeto de las políticas sociales, familia- ciudadanía y derechos,
familia como espacio social de interacción, como espacio de constitución de vínculos, etc., forman
parte, entre muchos otros, de los contenidos de enseñanza que integran los planes curriculares de
formación de Trabajo Social.
La familia como espacio de intervención profesional ha logrado importantes y
consistentes desarrollos teórico-prácticos nutridos por las más variadas perspectivas teóricas y
disciplinares, a la vez que fue constituyéndose en indiscutible espacio de intervención y especificidad
profesional. Son muy escasos los empleos donde el trabajador social no se ve involucrado con
intervenciones familiares. Así como significó un avance importante el paso de la perspectiva del “caso
individual” al “familiar” en los ochenta, el camino recorrido en este sentido y la variedad de enfoques,
de teorías y de problemáticas familiares con que nos enfrentamos cotidianamente nos demandan
profundizar el debate y avanzar en definiciones más amplias y abarcativas para el Trabajo Social
Familiar.
Las ideas presentadas en este escrito constituyen algunos resultados de un proyecto
de investigación y a la vez se constituyen en fundamentos y supuestos de uno próximo, donde nos
abocaremos a profundizar en los procesos de intervención con familias, siempre en el marco de la
Cátedra de Servicio Social Familiar de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNCo.
En esta oportunidad presentamos una breve descripción del concepto “disciplina” por
considerarlo central en esta discusión, para luego desarrollar algunas de sus categorías de análisis
referidas al Trabajo Social Familiar como campo sub-disciplinar del Trabajo Social. Finalmente
enunciamos lo que consideramos son lineamientos de contenidos ncesarios en la formación
profesional de grado y posgrado, desagregando algunos aspectos epistemológicos, teóricos e
instrumentales en este campo de conocimiento profesional.

Aproximaciones conceptuales al campo disciplinar


El concepto de disciplina académica es un término complicado de definir, sobre todo
por la incertidumbre respecto a su aplicación, la dificultad en la determinación de sus límites y las
múltiples interacciones con otras disciplinas afines, disciplinas madres o de pertenencia. En este
trabajo partimos de una primera caracterización del concepto para poder acercarnos a una
descripción del Trabajo Social Familiar como campo de conocimiento particular, poseedor de
pertinencia de contenidos con credibilidad académica y creciente solidez intelectual en sus
producciones.
Siguiendo a Tony Becher (Becher, 2001), partimos de considerar que una disciplina
es un ordenamiento epistemológico de una subcultura de la comunidad académica que recibe la
influencia y refleja los intereses de otros grupos. Las disciplinas con sus normas de trabajo paciente,
constante y gobernado por reglas estrictas están perdiendo el carácter rector de la vida académica.
Las disciplinas poseeen una fuerza propia, no son algo acabado, son el campo donde se libran
batallas permanentes (más de las que se hace saber a los estudiantes). Cada disciplina tiene un
modo de expresión particular que debe ser comprendido y practicado. Las exigencias de
comunicabilidad traspasan las fronteras de la propia comunidad profesional y responden o deben
responder a requerimientos de comunicación transdisciplinarios, que se construyen en torno a
normas de veracidad, sinceridad, compromiso y autenticidad. Un campo disciplinar se constituye
cuando cuenta con una comunidad, instituciones académicas, organizaciones profesionales,
publicaciones especializadas, una red de comunicaciones, un dominio, una modalidad de
investigación, una estructura conceptual, y también un conjunto particular de valores y creencias, esto
es, una ética en sentido estricto. La relación entre campo de conocimiento y organización social
serán los dos elementos constitutivos centrales de un espacio disciplinar que irá definiendo métodos,
proposiciones consideradas verdaderas, reglas y definiciones propias, técnicas e instrumentos.
Como primera aproximación conceptual, cuando hablamos de Trabajo Social Familiar
incluimos toda intervención profesional que directa o indirectamente influye en la vida cotidiana de
una o varias familias, y en este sentido es muy amplio su campo de observación y de aplicación
(quizás tan amplio como el del Trabajo Social mismo). Entendemos por intervención profesional a la
realizada por un trabajador social, resultado de una decisión fundada e incluida a nivel de sus
propósitos. Esta característica propositiva de la intervención social (propia del campo disciplinar del
Trabajo Social, en tanto disciplina perteneciente al campo de las Ciencias Sociales) incluye y justifica
la discusión ética y política sobre la que se debe formar profesionales. Intencionalmente resaltamos el
carácter fundante de lo ético político en la formación profesional, lo que debe traducirse en
asignaturas, seminarios y talleres de reflexión permanentes. Referidos a la familia específicamente, la
discusión ética constituye un eje que transversaliza los contenidos, brinda coherencia interna y
perspectivas de crecimiento en tanto abre diversas posibilidades teóricas que justifican y fundan
metodologías de intervención específicas (por ejemplo: debemos hablar de la ética tanto en la esfera
de la clínica como en la esfera de la definición de políticas públicas.)
El Trabajo Social Familiar como campo de conocimiento incluye la discusión
epistemológica, teórica, metodológica, instrumental y ética de toda intervención profesional, resultado
de una decisión fundada e incluida a nivel de los propósitos de un trabajador social, que directa o
indirectamente influye en la vida de una o varias familias. La familia como institución social es
poseedora de múltiples formas de organización o estructuras, siguiendo la propuesta pluralista
desarrolada por Carlos Eroles (Eroles, 1998), así como también la categoría explicativa de
“transformaciones familiares” desarrollada por Déborah Fleischer (Fleischer, 2004).
En principio queremos resaltar la autonomía relativa del Trabajo Social Familiar por
tratarse de un campo disciplinar poseedor de los siguientes atributos, que si bien han sido separados
a los efectos de su explicitación, se encuentran íntimamente relacionados unos con otros, con
amplios espacios de superposición e incidencia mutua:
- un objeto definido: la familia. Se trata de un objeto de conocimiento y de
intervención compartido con otros campos disciplinares y cuya naturaleza ha logrado conformar
espacios particulares en casi todo el mapa de las Ciencias Sociales (historia de la familia, psicología
de la familia, sociología de la familia, antropología de la familia, derecho de familia etc.) La Familia es
estudiada desde diversas perspectivas disciplinares y representa un campo de preocupación central
en el plano político, económico y sociocultural contemporáneo mundial. Creemos oportuno resaltar
que los intelectuales latinoamericanos han realizado un aporte muy significativo en las últimas
décadas (baste mencionar como prueba a autoras de la talla de Elizabeth Jelin y Susana Torrado,
para nombrar sólo dos argentinas).
- una comunidad de profesionales con cierto nivel de organicidad en su
funcionamiento. Esto permite suponer la existencia (aunque incipiente) de un sistema de normas,
principios, intereses, perspectivas y propósitos ya definidos o en vías de estarlo. Al hablar de
comunidad, hablamos de un conjunto heterogéneo, constituido por una diversidad no sólo regional y
territorial, sino también conceptual, teórica y ética. Un espacio que en tanto “campo social” posee
relaciones de fuerza, monopolios, luchas y estrategias, intereses y ganancias, en pugna por mayor
“autoridad científica, inseparablemente definida como capacidad técnica y como poder social, o, si se
prefiere, el monopolio de la competencia científica que es socialmente reconocida a un agente
determinado, entendida en el sentido de capacidad de hablar e intervenir legítimamente (es decir, de
manera autorizada y con autoridad) en materia de ciencia”. (Bourdieu, 2000). En los últimos años se
realizaron cuatro eventos nacionales (en Buenos Aires, Córdoba y Mendoza) convocados
coordinadamente por las Cátedras de Familia de carreras de Trabajo Social de seis universidades
(Universidad Nacional de Córdoba - Universidad Nacional de Entre Ríos – Universidad Nacional del
Comahue - Universidad Nacional de Cuyo – Universidad de Buenos Aires - Universidad Nacional de
San Juan). En estos encuentros de “Cátedras de Familia” se lograron espacios de discusión y
reflexión donde los representantes de cátedras relacionadas con la familia de distintas unidades
académicas pusieron en común sus líneas de trabajo en relación a la formación académica, la
investigación y la extensión.
- espacio académico y curricular. Hasta donde hemos podido rastrear, en la mayoría
de los planes de estudio de formación de Trabajadores Sociales aparecen una o dos asignaturas
referidas a la familia. Pueden ser asignaturas anuales o cuatrimestrales, seminarios obligatorios u
optativos. Aparece con nombres diferentes, Servicio Social o Trabajo Social Familiar, Familia y
Cuestión Social, Familia y Política Social, ó en series de Servicio Social o Trabajo Social I, II, III, o IV.
Es en relación al espacio académico donde adquiere sentido la discusión de especificidad y
especialización que desarrollamos luego. En la totalidad de los planes de estudios aparece el espacio
familiar en la enunciación de contenidos mínimos de una o varias asignaturas. En el caso de
Comahue, el actual plan incluye dos asignaturas “Servicio Social Familiar” (cuatrimestral con 90 horas
cátedra) y “Práctica de Servicio Social Familiar” (anual con 320 horas), los contenidos mínimos
establecidos en el Plan de Estudio no limitan su alcance, sino muy por el contrario, incluyen
definiciones tales como “Problemática familiar”, posibles de ser abordados desde diversas
perspectivas.
- incipiente pero fecunda discusión epistemológica y política. El Trabajo Social
Familiar alberga diversidad de enfoques teóricos y disímiles perspectivas epistemológicas que nutren
y tamizan la discusión de los profesionales del trabajo social. Esta discusión trasciende el territorio
universitario y tiene potentes interlocutores provenientes desde diferentes espacios de desempeño
profesional. El trabajo con familias está presente en nuestra práctica de intervención cotidiana,
ejercida desde distintos puestos de trabajo, en diversas áreas institucionales y campos de
conocimiento. Un breve estudio de los contenidos incluidos en las evaluaciones de los últimos
concursos de ingreso para aspirantes a empleos profesionales en las áreas de salud y justicia de la
Provincia de Neuquén demuestra que la intervención con familias representa un eje central al
momento de seleccionar profesionales (son dos ámbitos laborales que convocan a numerosos
interesados en cada llamado).
- una historia que da cuenta de un recorrido, de una acumulación de capital simbólico
que ha comenzado a ser estudiada o al menos a focalizarse en ella con interés investigativo. Hay
varios trabajos que proponen recorrido históricos del Trabajo Social Familiar, haciendo hincapié en lo
epistemológico, como es el caso de María C. González desde la Universidad Nacional de Córdoba
(González, 2004); o considerando la familia como actor social y sujeto de derechos como plantea
Carlos Eroles. Es este último quien considera al Trabajo Social como la disciplina que llevó adelante
“la primera acción profesional organizada al servicio de las familias necesitadas” (Eroles, 1998). Hay
coincidencia en que nos debemos un estudio exhaustivo de la historia del trabajo social familiar que
dé cuenta de estos procesos. Acordamos con Vincenzo Cicchelli (Cicchelli-Pugeault, 1999) en que “la
reconstrucción de una tradición de pensamiento contribuye específicamente al conocimiento de la
disciplina”. Lejos de ser exhaustivo, un rápido recorrido histórico nos indica como origen del Trabajo
Social Familiar los desarrollos de Mary Richmond y las prácticas profesionales de “caso social
individual” centradas en el individuo, producto de perspectivas epistémicas funcionalistas que
acordaban con la necesidad de “acomodar” a quien padecía un desvío frente a la norma
preestablecida. Origen también de la considerada etapa profesionalista o científica del Trabajo Social
en concordancia con el modelo de ciencia positiva y las corrientes teóricas sociológicas y psicológicas
norteamericanas (Parsons y Malinovsky entre otros). La profesión recibe luego una fuerte influencia
del psicoanálisis y de las corrientes psiquiátricas y anti-psiquiátricas de mediados del siglo XX que
generan un profundo movimiento reflexivo en todo el campo asistencial, fundamentalmente en el
campo sanitario pero no sólo en él. La familia cobra una centralidad nunca vista para comprender los
procesos de salud – enfermedad, para estudiar la interrelación entre individuo y sociedad. En este
contexto cobra auge la Psicología Social Inglesa y Norteamericana, y se sientan las bases del
estructuralismo francés del siglo XX con autores de la talla de Levy Strauss, M. Foucault, J. Lacan,
todos con alto impacto en las líneas de pensamiento actual referidas a este campo de conocimiento.
Este proceso culmina con una fuerte incorporación del modelo sistémico en las prácticas
profesionales y en la formación profesional. La incorporación de este modelo significó el paso más
decidido hacia la intervención con familias. “... no como privativo del trabajo social, sino como
preocupación de distintas profesiones, y como reacción a la influencia psicoanalítica, que
compartieron otras corrientes de la psicología. Su originalidad es la que se plantea desde sus
orígenes como transdisciplina, es decir, no específica a ninguna disciplina” (González, 2004).
Podríamos establecer varios recorridos históricos que nos muestren cómo distintos
desarrollos del campo de las ciencias sociales han impactado en nuestra profesión y en los modos de
intervención y reflexión sobre el universo familiar. Sin duda este conocimiento redundará en el
fortalecimiento de este campo, y representa una deuda que debemos afrontar proximamente.
- poseedor de especificidad y especialización en la oferta de cursos y capacitaciones
de diversa índole: Desde la perspectiva de la sociología de la ciencia, la “especificidad” hace
referencia a cuestiones internas a una disciplina. Se emplea para señalar o marcar un determinado
espacio disciplinar o sub-disciplinar identificable, con una clara definición de sus rasgos esenciales,
de sus límites o bordes, poseedor de cohesión y coherencia interna en variado grado. En este
sentido, cuando hablamos del Trabajo Social Familiar estamos delimitando un campo disciplinar
perteneciente al Trabajo Social y lo estamos diferenciado de otros subespacios (como pueden ser los
niveles de abordaje, las políticas sociales o la metodología del Trabajo Social). Son niveles de
abstracción diferentes, donde uno incluye, contiene y dota de rasgos identitarios al otro y a la vez a sí
mismo. La “especialización” se encuentra más ligada al progreso del conocimiento. Según plantea
Ruscio (Cit. en Becher, 2001:67) este crecimiento se debe a motivos epistemológicos (los referidos al
volumen de conocimientos y su expansión que obligan al científico a abrir su propio espacio de
especialización) y hay también motivos sociológicos: “los académicos logran jerarquía dentro de la
profesión si generan conocimiento, una dinámica que requiere contribuciones precisas. Las
instituciones de educación superior, al competir entre ellas por la jerarquía, refuerzan la motivación
del individuo”. La Especialización dota la mirada de un determinado énfasis y como consecuencia de
ello a la intervención profesional. Los docentes universitarios hemos sido prácticamente intimados a
obtener algún grado de especialización, a través del desarrollo de estudios de postgrado a nivel de
especializaciones, maestrías o doctorados, y la posesión de estos títulos sin duda contribuye
centralmente en la distinción académica que se le reconozca a una disciplina. Entonces,
especificidad y especialización, representan dos características interdependientes, en tanto que una
nutre a la otra y viceversa, en una ascensión espiralada y temporal que supone sucesivas etapas de
crecimiento y desarrollo disciplinar. La especificidad en la formación profesional dotará a los futuros
profesionales con un fuerte componente del perfil, mientras que la especialización continuará este
proceso una vez obtenido el título de grado e iniciado el desempeño laboral. En la amplia variedad de
oferta de estudios de posgrado en nuestro país, han aparecido varios que toman la familia o algún
aspecto de ella como campo de conocimiento.
- una producción bibliográfica: El Trabajo Social Familiar cuenta hoy con una
abundante producción bibliográfica y para muchos de sus teóricos y estudiosos es considerado el
origen del perfil profesionalista y científico del Trabajo Social como disciplina perteneciente al campo
de las Ciencias Sociales. En la última década se han publicado numerosos volúmenes referidos a la
familia. Imposible no mencionar la importante producción de la Universidad de Córdoba con los
trabajos de Nora Aquín, Silvia Gattino, María Cristina González; los trabajos de Eloisa De Jong de la
Universidad Nacional de Entre Ríos, de Carlos Eroles y Ruth Teubal de la Universidad Nacional de
Buenos Aires, de Claudia Krmpotic de La Matanza, Liliana Barg de la Universidad Nacional de Cuyo,
entre otros. Abundante es también la producción en otros países latinoamericanos, sobre todo en
Chile, México y Brasil, hasta donde hemos podido rastrear. En 1998 Carlos Eroles junto a su equipo
docente de la Universidad Nacional de Buenos Aires publica en Espacio Editorial el texto “Familia y
Trabajo Social. Un enfoque clínico interdisciplinario de la intervención profesional”. Desde una
perspectiva humanista el trabajo reconoce a la familia como actor social y como sujeto de derechos
humanos; realiza una exhaustiva tipología de situaciones y problemáticas familiares y “nos presenta...
un panorama global del trabajo social con familias, lo que podríamos denominar el estado del Arte” al
decir de Nidia Alwin. Desde entonces, más de veinte textos referidos a la familia y al Trabajo Social
Familiar han sido publicados sólo a nivel nacional. Sólo en el primer trienio (2000–2003) se publicaron
ocho libros de Trabajadores Sociales argentinos referidos a temáticas familiares, un número muy
elevado de trabajos referidos a un mismo objeto de estudio e intervención -la familia- en tan breve
tiempo. Desde distintas perspectivas cada autor da cuenta que algún aspecto de la vida familiar
argentina, lo contextualiza de determinada manera, enfoca una determinada relación entre familia y
contexto (la escuela, la justicia, las ONGs, el hospital, las políticas sociales etc.). Todos ellos
reflexionan acerca de los procesos de intervención familiar o abordaje de situaciones familiares en el
marco de la práctica profesional de los Trabajadores Sociales.
- un particular modo de intervención sobre las familias. Como se mencionó
anteriormente, en la mayoría de los espacios de desarrollo profesional los trabajadores sociales
realizan intervenciones que afectan de muy diversa manera la vida de las familias. Si bien es cierto
que los modos de intervención se encuentran absolutamente condicionados por los posicionamientos
epistemológicos, teóricos y éticos, no es menos cierto que en nuestra corta vida, los trabajadores
sociales hemos pasado etapas en las cuales la “urgencia” por la práctica ha justificado intervenciones
sólo basadas en el sentido común, o lo que es lo mismo, intervenciones definidas por la ideología
institucional (si no somos capaces de fundamentar teóricamente nuestra intervención es muy
probable que actuemos como simples agentes institucionales en términos de control social o
disciplinamiento). Sea como fuere, y esta discusión excede el alcance de este trabajo, los
trabajadores sociales hemos desarrollado abundantes experiencias de intervención, realizadas en la
sede institucional o en los domicilios particulares de quienes eran blanco de esos procesos. Este
capital experiencial es frecuentemente foco de reflexión colectiva profesional, pero aún no ha sido lo
suficientemente estudiado. Como ejemplo baste mencionar nuestro particular modo de intervención
intra o extra institucional y la gran posibilidad operativa que esto nos brinda.

Acerca de la Formación Profesional

Como ya hemos planteado, son diversos los enfoques disciplinares que se ocupan de la
Familia como objeto de estudio e intervención y que constituyen un significativo caudal teórico -
metodológico que sin duda debe estar presente en la formaciòn profesional.
Por tratarse del estudio científico de relaciones sociales de la vida cotidiana en las cuales
simultáneamente nos encontramos inmersos, sólo luego de alcanzar cierto nivel de conceptualización
(a través del análisis vivencial primero, alejamiento para la objetivación y por último la explicación
teórica del fenómeno) estamos en condiciones de ingresar en el espacio de las vinculaciones entre
las dimensiones intra y extra-familiares, y a partir de allí analizar y definir las intencionalidades desde
la propia significación profesional. De esta manera se posibilita el acceso al sentido del proceso
metodológico adecuado para este nivel de intervención.
El Trabajo Social Familiar en tanto práctica de intervención profesional, adquiere un
significado social y personal en la dinámica de la estructura social e institucional en la que se realiza.
Es por ello que la profesionalidad del Trabajador Social Familiar reside en la posibilidad de
comprender y explicar las razones y el sentido de las acciones, lo que supone una síntesis
epistemológica, teórica- práctica y ética.
La aparición de diversos enfoques y perspectivas han producido, en la breve historia del
Trabajo Social, la apertura de un abanico de propuestas y desarrollos significativos por su fecundidad
y la conformación de varias comunidades de profesionales agrupados a partir del acuerdo
epistemológico, teórico instrumental y ético en términos amplios.
La cuestión de la formación profesional nos lleva a considerar que si bien la capacitación en
“habilidades” representa una función universitaria desde su creación en el medioevo, no podemos
limitarnos a formar en este único sentido por cuanto estaríamos cercenando la función emancipatoria
del conocimiento. “El desarrollar una actividad con habilidad da cuenta de una acción intencional
sobre una situación con cierta complejidad y posible de ser evaluada. Las habilidades contienen
alguna combinación de acción y reflexión”. (Barnet, 2001)
Siguiendo a Richard Rorty (1989) podemos decir que necesitamos formar futuros
trabajadores sociales que intervengan en el universo familiar, no a partir de una serie de
competencias y habilidades predeterminadas, sino más bien con el diseño de personajes de una
novela que mantienen una conversación que se va armando creativamente a medida que ellos
avanzan en la acción.
Partiendo de la afirmación que el Trabajo Social Familiar debiera incluir desarrollos teóricos
que den cuenta de temáticas tales como Familia y Cuestión Social, Familia y Derechos Humanos,
Familia y Política Social, y los Modelos de Intervención Familiar de posiciones teóricas
psicoanalíticas, sistémico cibernéticas y reproductivistas (y para cada modelo la diferenciación
epistemológica, teórica, metodológica y práctica que lo sustenta, define y diferencia), proponemos a
continuación un listado de contenidos que den cuenta de esto, sin perjuicio de que cada región debe
incluir sus particularidades sociales, políticas y jurídicas.
- La Familia: Nivel conceptual. Matrimonio, filiación y sucesión. Parentesco, autoridad y
herencia. La familia desde diversos enfoques disciplinares: histórico social, psicológico, antropológico,
jurídico y económico. La familia pluralista. Transformaciones Familiares. Problemática Familiar.
- Familia y Derechos Humanos: Dilemas éticos y práctica profesional. Los Derechos
Humanos como horizonte ético – político para la intervención del Trabajador Social. Código de Ética.
Legislación: Constitución Nacional art. 75 (inciso 22 y 23), Convención Internacional de los Derechos
del Niño, Ley provincial de infancia y adolescencia. Adopción. Perspectiva de géneros. Identidades.
- Familia y Políticas Sociales: Lo público y lo privado. Estado, Cuestión Social y Políticas
Sociales. Políticas provinciales y municipales (en cada espacio socio político). Análisis comparativo
de países latinoamericanos. Políticas Sociales con amplio impacto en la vida familiar. Política laboral
y política social. Políticas sociales para la Infancia y la Adolescencia, para la Vejez, la Discapacidad,
entre otras.
- Posiciones Teóricas de intervención familiar: psicoanalíticas, sistémicas y
reproductivistas.
a) La Familia desde las teorías psicoanalíticas: La familia en S. Freud, J. Lacan, y W. Reich.
Familia y autoridad. La familia en el pensamiento del E. Pichón Riviere. Las bases estructuralistas de
la perspectiva psicoanalítica. La propuesta gestáltica. Familia y psicodrama. Relación Profesional.
b) La Familia desde las teorías sistémico – cibernéticas: La familia como sistema relacional.
Teoría General de los Sistemas. Teoría de la Comunicación Humana. La segunda cibernética.
Modelos de intervención: estructural, interaccional y estratégico.
c) La Familia desde las teorías reproductivistas: Concepto de Familia. Concepto de Unidad
Doméstica y Estrategias Familiares de Vida. La Familia como unidad de análisis en censos y
encuestas de hogares. Familia y diferenciación social. Reproducción Social y familia.
- Posicionamiento epistemológico y metodológico del Trabajo Social Familiar:
Corrientes epistemológicas del Trabajo Social Familiar. Positivismo, Funcionalismo, Hermenéutica y
Dialéctica. Relación con cada una de las corrientes teóricas mencionadas anteriormente.
Diferenciación del método como ensayo, como viaje y transfiguración (Morin, 2003). Relación entre
Epistemología, Teoría y Método.
- La intervención en el ámbito familiar: Intervención familiar. El ámbito de la intervención.
Demanda. Datos previos. Propósitos y objetivos. Anclaje institucional del proceso de intervención. La
asistencia como intervención. Conducción de entrevista. Etapas de la entrevista. Hipótesis.
Coordinación. La derivación como intervención y las derivaciones más frecuentes.
- Intervención en situaciones específicas: Violencia Familiar: Encuadre Jurídico nacional
y provincial. La ley como indicadora del proceso de intervención. Adicciones. Servicios locales de
intervención en red. Procesos de crecimiento y desarrollo. Autonomía y construcción de identidad.
Adopción. Embarazo adolescente. Divorcio. Desocupación. Salud Mental. Desnutrición. Sida. Otros.

Ideas finales

La familia ha constituido históricamente una preocupación en la práctica de los trabajadores


sociales y un elemento fundante de la identidad profesional.
Las ideas presentadas en este documento, lejos de ser proposiciones certeras y definitivas,
representan una serie de disparadores para la discusión, con la convicción de lograr espacios
disciplinares comunes que una vez reconocidos y afianzados nos permitan diferenciarnos y crecer
profesionalmente. Esto exige reconocer las diferentes perspectivas epistemólógicas y teóricas que
han nutrido nuestra corta vida profesional, y continuar el proceso de crecimiento a través de la
intervención profesional y el desarrollo de investigacionesque den cuenta de estos procesos.
La especificidad de la intervención familiar no se agota en la formación de grado y requiere
del desarrollo de actividades de postgrado que avancen en aquellos aspectos fundamentales que no
estamos pudiendo incluir en los estudios de grado.
Creemos oportuno mencionar que en tanto proceso de educación superior, la formación en
Trabajo Social Familiar debe tender a satisfacer demandas de estándares disciplinares que se
presentan exteriormente y también debe concebirse como una proceso de satisfacción de demandas
internas. Este ha sido el criterio rector con el cual realizamos la descripción de contenidos a incluir en
los procesos de formación profesional. Cada uno de ellos puede desagregarse y ampliarse.
Fundamentalmente son enunciaciones inciales y un intento de ordenamiento que permita acuerdos a
nivel nacional.
El espacio generado a partir de los Encuentros de Cátedras de Familia ha estado planteado
desde el inicio como necesidad académica, como espacio de encuentro de pares que comparten
dudas y certezas. El intercambio con trabajadores sociales en ejercicio en distintas áreas de
intervención es incipiente aún en este ámbito y sigue siendo considerado fundamental para lograr un
encuentro fructífero de enfoques y perspectivas de trabajo con familias. Ha quedado pendiente este
punto para los próximos encuentros donde nos acerquemos a la discusión centrada en los procesos
de intervención con familias y desde allí contintinuar con la discusión sobre la formación para la
intervención con familias.
No podemos dejar de considerar que una propuesta académica acerca de un campo
disciplinar cualquiera debe plantearse a los estudiantes como un marco, como resultado de
construcciones humanas en un período histórico y social determinado, donde sin duda juegan las
fuerzas de la interculturalidad generacional. Tratándose de estudios universitarios, no podemos dejar
de mencionar que hoy el reto en educación superior es lograr que los estudiantes lleguen a ser “ellos
mismos”. Nuestro desafío como investigadores y docentes es aportar una experiencia en la cual ellos
se puedan liberar de las restricciones bajo las cuales están pensando y actuando, y sobre las cuales,
generalmente, no se tiene conciencia.

Bibliografía
Barnet, Ronald (2001). Los límites de la competencia. El conocimiento, la educación superior y la
sociedad. Barcelona: Gedisa.
Becher, Tony (2001). Tribus y territorios académicos. La indagación intelectual y las culturas de las
disciplinas. Barcelona: Gedisa
Bourdieu, Pierre (2000). Los usos sociales de la ciencia. Buenos Aires: Nueva Visión.
Cicchelli-Pugeault, Catherine y Cicchelli, Vincenzo (1999). Las teorías sociológicas de la familia.
Buenos Aires: Nueva Visión.
Eroles, Carlos (1998). Familia y Trabajo Social. Un enfoque clínico e interdisciplinario de la
intervención profesional. Buenos Aries: Espacio Editorial.
Fleischer, Déborah (2004). Clínica de las Transformaciones Familiares. Buenos Aires: Ed.Grama.
González, María Cristina (2004). Aproximaciones a la reconstrucción histórico-epistemológica del
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Morin, Edgar et al., eds. (2003). Educar en la era planetaria. Barcelona: Gedisa.
Richard Rorty (1996). Contingencia, ironía y solidaridad. Barcelona: Paidós.
Ruscio, K.P. (1987). Specializations in academic disciplines. Mimeo: University of California, Los
Angeles, Comparative Higher Education Research Group. Citado por Tony Becher. Op cit.

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