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Narra cómo un joven historiador, atraído por un muy buen sueldo, llega a una antigua casa en el

viejo centro de la ciudad. Felipe Montero es requerido para organizar y rescribir las memorias de
un coronel francés que peleó y luchó en México. Consuelo, la viuda del coronel, y Aura, su sobrina,
viven en esa casa. Felipe se impresiona con la belleza de la sobrina y decide quedarse. Empiezan a
suceder cosas extrañas en la desgastada y oscura casa. Entre la realidad y la fantasía, Felipe vive
un romance con Aura y está convencido de querer llevársela de allí. La anciana perece dominar a
la sobrina y, además, ambas actúan de la misma forma. Felipe pierde el sentido de la realidad,
entre los sueños y la vida diurna.

Capítulo primero

Felipe Montero está leyendo el periódico en una cafetería minutos antes de tomar el camión que
lo llevará a la escuela privada en donde es maestro. En el periódico encuentra un anuncio: Se
solicita Historiador joven. Felipe no lo puede creer, el cumple con todos los requisitos y el salario
de cuatro mil pesos es casi cinco veces mayor de lo que ahora recibe.

Felipe está buscando la dirección, Donceles 815, por fin llega a la casa pero nadie le responde a la
puerta. Empuja levemente la puerta, el lugar está oscuro y tiene un fuerte olor a humedad. Una
voz de mujer le indica que no encienda las luces y que camine contando los pasos. El joven entra a
una habitación iluminada por velas. En la cama está una anciana. Ella le cuenta que el trabajo
consiste en escribir las memorias de su marido, muerto hace 60 años, y que la condición es que se
quede a vivir en la casa. Sorpresivamente entra una joven a la habitación, Aura, es la sobrina de la
anciana. Felipe se queda encantado con la joven, con su belleza y con esos ojos verdes como
mares. En ese instante acepta quedarse a vivir allí.

Capítulo segundo

La anciana está feliz por la respuesta del joven y le pide a Aura que le indiqué a Felipe su
habitación. El joven va detrás de Aura y deseoso de volver a ver esos hermosos ojos verdes. Aura
lo deja en su recámara y le dice que en una hora estará la cena. Felipe revisa su recámara y se
sorprende de ver objetos tan antiguos y, además, de que su habitación esté tan iluminada. Es la
hora de la cena. En el comedor solo está Aura y dice que Consuelo, la vieja, está indispuesta y lo
espera en su recámara después de la cena.

Felipe empuja levemente la puerta y encuentra a la vieja de rodillas frente a los Santos. Ella se
percata de la presencia del joven y se disculpa. Consuelo le pide a Felipe empezar a trabajar lo más
pronto posible y le da los primeros manuscritos.

Capítulo tercero
Esa misma noche Felipe empieza la lectura de los manuscritos y se sorprende al descubrir que ni el
idioma, francés, ni las aventuras del marido son tan impresionantes como la vieja le había dicho. El
joven se despierta a causa de la intensa luz que entra por el techo de vidrio sin cortinas. Mientras
se viste, escucha unos gemidos muy extraños. Se asoma, subiéndose al librero por el techo de
vidrio y descubre a siete gatos amarrados entre sí con cadenas. Los gatos están maullando porque
están quemándose vivos y desprenden un oloroso humo. Felipe piensa que su visión no fue cierta.

Se escucha la campanilla y Felipe baja por el desayuno. Se encuentra con Consuelo y está le pide
que pase a verla por la noche. El joven pasa toda la mañana revisando las memorias del marido y
piensa que, con el dinero de su sueldo, trabajará en su propio libro sobre la conquista en América.
Llega la hora de la comida y, ahora, Consuelo está en la cabecera de la mesa. La vieja acapara la
platica y Aura no pronuncia ni una palabra. Felipe queda perturbado por la sumisión de la sobrina
e imagina historias al respecto. El joven descubre que el verdadero motivo de su presencia en la
casa es la liberación de la sobrina del yugo de consuelo. Felipe está decidido a llevársela. Felipe se
despierta sudando de un sueño, la imagen es una mano con la campanilla y un rostro de ojos
vacíos, y siente que lo acarician y lo besan. Un cuerpo suave y ligero comienza a besarlo. Por la
mañana Aura le avisa que su tía quiere verlo. Consuelo le indica a Felipe que tome el siguiente
folio. La vieja se queja de que quieren correrlas de la casa. Leyendo, Felipe descubre que la vieja
tiene ciento nueve años. Consuelo conoció al coronel cuando ella tenía quince años. Los
manuscritos describen el amor y la pasión del hombre por la vieja y, sobre todo, su obsesión por
sus bellos ojos verdes.

Capítulo cuarto

Ahora Felipe entiende la presencia de Aura en la casa. Aura está en la cocina degollando a un
macho cabrío. El vapor y los olores le producen asco. El joven entra en la recámara de Consuelo y
la encuentra haciendo los mismos movimientos que Aura, pero en el aire. Felipe regresa corriendo
a su recámara, seguro de que la vieja está loca. Se escucha la llamada para la cena y Felipe se
encuentra solo en el comedor. El joven recuerda que Aura lo espera en su habitación después de
la cena. Entra en la recámara y se encuentra a Aura vestida de verde y rodeada de una luz
ambarina. Empieza a recorrer su cuerpo y su rostro y se sorprende con la dureza de sus facciones,
distintas a las de la noche anterior. Después de un simulacro de entrega a Cristo, Aura y Felipe se
besan, el joven le jura amor eterno, más allá de la muerte. Amanece y como si fuera todo parte de
un sueño, Felipe descubre a la vieja sentada en un sillón de la recámara y a Aura sentada a sus
pies. Las dos se ríen y se mueven de la misma manera, Felipe cree, ahora, recordar que la vieja
estuvo toda la noche en la habitación. Las dos mujeres salen por la puerta que da a la recámara de
la anciana y dejan dormir a Felipe en la cama de Aura.

Capítulo quinto

Felipe regresa a su recámara, confundido por lo sucedido la noche anterior se corta la mejilla
mientras se afeita. Felipe está lleno de preguntas hacia Aura y, en ese momento de cavilaciones,
escucha la campanilla. El joven se asoma a la puerta y retiene a Aura. Aura le pide confianza, le
dice que su tía estará todo el día fuera y lo cita en la recámara de la viuda. Cuando Felipe se
asegura que la anciana se ha marchado, entra a su recámara y extrae del baúl un nuevo folio con
fotografías. Felipe lee en los folios sobre la imposibilidad del coronel de darle un hijo a Consuelo.
El coronel narra como su esposa enloquece y sufre por la imposibilidad de ser madre y su obsesión
por mantenerse joven. Felipe mira las fotografías y encuentra a Aura, pero las fotos están fechadas
en 1884. Aura está abrazada del coronel, Felipe se descubre en las fotos. Son él y Aura en el siglo
pasado. Aturdido, abandona la recámara y baje las escaleras. El joven entra en la oscura habitación
de la viuda. Escucha la voz de Aura que le pide que se recueste con ella. Felipe despoja a Aura de
sus ropas y mientras la besa, entra un halo de luz, descubre los cabellos blancos y la dentadura
casi podrida de la anciana. Consuelo lo abraza y le promete que en unos días, cuando recupere
fuerzas, juntos traerán a Aura de nuevo.

Personajes

Aura: personaje principal. Es la sobrina de la viuda de Llorente. Dueña de una seductora juventud y
unos imponentes ojos verdes. Silenciosa y sumisa ante la tía.

Felipe Montero: personaje principal. Joven, maestro de historia que en busca de mejor fortuna
acude a la casa de Consuelo llamado para un trabajo. Inteligente y solitario.

Consuelo de Llorente: personaje principal. Una anciana que, a veces, parece estar llena de lucidez
y, otras, parece haber perdido el sentido de la realidad. Obsesionada con su marido y con la
muerte.

Carlos Fuentes Macías fue un escritor mexicano. Junto a Gabriel García Márquez, Mario Vargas
Llosa y Julio Cortázar, es uno de los exponentes centrales del boom latinoamericano. Entre sus
novelas destacan La región más transparente, La muerte de Artemio Cruz y Aura. Wikipedia

Nacimiento: 11 de noviembre de 1928, Panamá, Panamá

Fallecimiento: 15 de mayo de 2012, Ciudad de México

Premios: Premio Miguel de Cervantes, Premio Xavier Villaurrutia,


MÁS

Hijos: Cecilia Fuentes Macedo, Carlos Fuentes Lemus, Natasha


Fuentes Lemus

Cónyuge: Silvia Lemus (m. 1976–2012), Rita Macedo (m. 1959–1973)

Padres: Rafael Fuentes, Berta Macías

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