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Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Universidad del Perú. Decana de América

Facultad de Educación

Escuela Profesional de Educación

La rebelión de Juan Santos Atahualpa en la selva central peruana (1742-


1756). ¿Movimiento religioso o insurrección política?

Lima, Perú

2021
INTRODUCCIÓN

Métraux definió a Juan Santos Atahualpa como “mesías” o “profeta”, conceptos que fueron
avalados y triunfantes en los medios académicos “progresistas” puesto que los términos
“utopía”, “mito”, “milenarismo”, o “mesianismo” estaban de moda durante su época. Estas
academias recuperaban un horizonte histórico que la historiografía eclesiástica había
ocultado. La raíz principal de estas concepciones fue el libro de Vittorio Lanternari, quien
definía a muchos movimientos políticos como “movimientos religiosos de libertad”; el
problema de estos planteamientos idealistas que acuñan a los movimientos políticos como
religiosos, fue que solían ser de carácter ahistórico (ajeno a la historia).

La verdadera función de la historia no es solo la reconstrucción lineal de los hechos, como


cree Millones, sino que debe explicarlos, comprender su lógica y hacer a un lado las
reconstrucciones falsas que no comprenden el pasado. Por ello, a las apologéticas de las
crónicas franciscanas, basadas en falsificación de hechos, les sigue una apologética
etnológica, la cual traslada una etnografía actual al pasado para imponer una visión idealista,
derivada parcialmente del catolicismo latinoamericano. Por ello, en este resumen no
corresponde hacer una comparación entre las distintas rebeliones contemporáneas a la de
Juan Santos Atahualpa, sino hacer uso de los informes etnográficos brindados por el artículo
sin caer en el hecho de que los pensamientos de los encuestados son los mismos que el de los
seguidores del pretenso Inca y de esa manera resaltar la lógica y racionalidad del movimiento
“rebelde”.

LA REBELIÓN CRÓNICA Y EL LIDERAZGO DE JUAN

Comúnmente, la bibliografía ha atribuido a la rebelión el liderazgo de Juan Santos Atahualpa.


Por ejemplo, destaca la descripción que realizó Zazar hacia la figura de Juan: hombre capaz
de elegir en dónde iniciar su rebelión, audaz, decidido al triunfo, quien convence a todos de
armar un ejército y luchar contra el virreinato. Sin embargo, Juan se integró a un movimiento
que había comenzado 20 años atrás, sobre todo durante los años 1709-1720, cuando sucedían
repetidamente constantes sublevaciones de los “protervos paganos”, a decir de San José, que
querían asesinar a los misioneros franciscanos. Por ello, el fraile San José, pidió al virrey que
reprimiera a los “diabólicos sectarios”, debido a que los indios al ver a los misioneros
franciscanos desprovistos de apoyo político querían atentar contra ellos para comérselos. Este

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hecho, considerado como rebelión crónica, antecede a la llegada de Juan, por ello, no se niega
que antes de él hayan podido existir múltiples líderes que dirigían la rebelión entre los años
1724 y 1737; sin embargo, la desarrollada en 1742 ha sido la de mayor impacto.

Se menciona que era mestizo y había nacido alrededor de 1712, no se sabe si en Cuzco,
Cajamarca o Huamanga, pero según Amich y otros franciscanos, era cusqueño y sirviente de
un jesuita. Estudió y trabajó en el Colegio San Borja del Cusco, el cual era un colegio jesuita,
en donde estudiaban caciques y sus descendientes, ahí aprendió español y latín. Es posible
que se adjudicara un linaje que no le correspondía, el de ser descendiente de Atahualpa, de
quien tomó el nombre y, posteriormente, se declaró gobernante legítimo. También se
menciona que mató a su amo jesuita y que debido a esto fue desterrado a La Piedra, de donde
huyó para instalarse en la selva, lo curioso de este suceso es que no fue encarcelado, solo fue
desterrado y no tuvo vigilancia. Durante su adolescencia, recorrió desde Cuzco a Cajamarca,
declarando sus deseos por restaurar el antiguo reino, así, desde 1734 ya iba preparando la
rebelión; luego, su prédica alcanzó gran parte de la selva. En esta prédica, también decía que
solo los indios serían clérigos, a excepción de los jesuitas, a quienes consideraba provechosos.

Por otro lado, para terminar con estas rebeliones, el gobierno envió a los jesuitas Carlos
Pastoriza y Miguel Eyzaguirre, ellos se entrevistaron con Juan, pero le dijeron, por acuerdo
con el virrey, que habían sido enviados por el Papa. Juan los recibió satisfactoriamente y les
mencionó que respetaba y veneraba al Papa, pero que se extrañaba de esta visita; los jesuitas
le pidieron que dejara las armas, que no expanda esta rebelión a más territorios y que
mantenga la paz, Juan Santos Atahualpa aceptó esto a cambio de no ser molestado. Al
terminar esta reunión, los jesuitas le mencionan al virrey la admiración que Juan les inspiró.

Posteriormente, este relato generó inseguridades a los seráficos, quienes empezaron a ensayar
argumentos para recuperar el prestigio de Lima y de sus gobernantes, y así disminuir el éxito
de los padres. El primer argumento trataba que, seis meses después de la reunión de los padres
y Juan, el virrey ordenó al general Llamas a capturar a Juan, según como se había estipulado
en el proyecto de los jesuitas; el segundo argumento surgió del gobernador Benito Troncoso,
en el cual se diría que Juan envió mensajeros para pedir a los frailes que fueran a la selva a
adoctrinarlos, debido a que él y los chunchos no estaban en contra de los franciscanos, sino
que la rebelión era porque querían ser coronados. Con esto, se pretendía que el carácter anti
franciscano del levantamiento se borre. Además, los enemigos de los jesuitas pensaban que
existía una alianza entre esta Orden y Juan.
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PENSAMIENTO DE JUAN Y LAS DIFICULTADES HEURÍSTICAS

Definir el pensamiento e ideología de Juan Santos Atahualpa es complicado, debido a que fue
un líder quien no dejó nada escrito, es por ello que el autor menciona que cuando solo se
tienen texto de sus enemigos o de conocidos, se debe tener una fe preliminar. Debido a la
falta de textos escritos por Juan, no hay seguridad ni certeza de sus ideas políticas, todo lo
referente a Juan Santos Atahualpa proviene de los testimonios franciscanos, los cuales eran
sus enemigos. Este agujero documental impulsa a muchos a replantear la ideología de Juan.
Es así que Zarzar reflexiona sobre los textos franciscanos llenos de progresivo odio hacia
Juan y concluye que la ideología de Juan Santos Atahualpa evoluciona conforme más se
adentra en la cultura andina.

Tanto el arzobispo Loayza y Caizedo, en sus escritos, definen a Juan Santos Atahualpa como
un hombre con un pensamiento cristiano, tanto así que afirmaba que su éxito era inevitable
pues tenía el apoyo de Jesucristo y de su madre, y no solo estos arzobispos franciscanos, sino
también mencionan testigos indígenas que también afirman el pensamiento cristiano de Juan.
Respecto a los discursos de Juan Santos Atahualpa, Zarzar plantea que aquellos discursos
proponían la difusión del cristianismo y estaba dirigido a todos sus seguidores sin importar la
etnia de la que provenían, la religión que expresaban; si bien la religión no los unía, sí lo
hacían los deseos de libertad y; por ello, asumieron la impronta anti franciscana y
anticolonial. Y en segunda instancia, su discurso revolucionario logró obtener el apoyo de los
“infieles”, pues en su afán de difundir el contenido religioso ocasionó que se apartara de la
ortodoxia en el sentido de vulgarizar y no de “desnaturalizar los textos sagrados”.

PROYECTOS, MITOS Y HEREJÍAS


La voluntad que tenía Juan Santos Atahualpa era restaurar el trono del Inca y expulsar a los
españoles, tenía un claro carácter anticolonial, en su base étnica de rebelión se encontraban
indios y mestizos, hasta blancos se podían apreciar entre los rebeldes que conformaban su
ejército, que posiblemente hayan sido apóstatas o forajidos según los jesuitas; la excepción
étnica eran los negros, Juan Santos Atahualpa planeaba un mundo de indios libres y
cristianos, pero sin los blancos y negros, para él eran todos unos ladrones, este mito se dijo

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para que los negros se sintieran ajenos a la rebelión. Otro mito de Juan Santos fue que se le
echaron varias fieras, entre ellos leones, tigres y otro tipo de animales que podrían despedazar
a un ser humano con facilidad y Juan Santos los hizo doblegar solo enseñándoles un crucifijo,
el origen de este mito de origen jesuita se da para que los seguidores nativos de Juan que lo
veían como un hombre perfecto y poderoso aprecien la divinidad que este decía poseer, pero
acompañado del cristianismo.

En el año de 1750, con la publicación de fray Francisco de San Antonio y su relación con la
doctrina, errores y las herejías de Juan Santos Atahualpa, que es un compendio de las ideas
franciscanas del rebelde inca, se quiere probar que pese a su discurso anticolonial su idea no
era muy clara y que en plena independencia montañesa era él un traidor al rey. Según Zarzar,
Juan cree que en los indios de la rebelión predomina el lado cristiano, mientras hacia el final
predomina su parte andina, es decir, la asimila según sus costumbres y tradiciones; incluso
existió un carácter mesiánico de parte del mismo Juan Santos, auto proclamándose como el
hijo de Dios, una herejía total para la época, aparte de blasfemia. Zarzar explica que se
encuentran tres grandes ámbitos del pensamiento político y religioso de su época, que son el
milenarismo cristiano, la utopía andina y la mitología amazónica.

En 1782, Juan Santos deja en claro su objetivo anticolonial bajo el discurso de recuperar la
corona que le quitó Pizarro a su padre, refiriéndose al inca Atahualpa no como un padre
biológico, sino como simbolismo. La figura mesiánica del regreso del Inca fue uno de los
móviles para las rebeliones indígenas, otro mito que se le asocia a Juan es el Pachacuti que es
el tercer periodo histórico de los Incas, del cual su representante utópico sería el Inkarri y que
corresponde para Juan con la tercera edad milenaria del Espíritu Santo.

¿REIVINDICACIÓN, NATIVISMO, MESIANISMO?

1. Reivindicación: Este movimiento de reivindicación persigue la reformulación de una


jerarquía local o de elementos sistemáticos de unos etnogrupos, ante una fragmentación o
frente a debilidades globales debidas a diferentes causas internas o externas; además, este
movimiento se puede concentrar en la distribución de recursos, esto se puede apreciar cuando
etnogrupos con jefaturas igualitarias y segmentadas tuvieron un movimiento de
reivindicación. En este movimiento se encuentra una parte que estaría encargada de dominar a
las demás, y esto lo logra a través de la reivindicación de su propio poder político. Por otro
lado, las partes fragmentadas toman contacto directo con la sociedad colonial, esto se debe a
migraciones temporales, trabajos recurrentes y asentamientos u otras razones. Durante este
intercambio de ideas los respectivos líderes asumen valores diferentes de los originarios,
debido a que estos son incluidos en la reformulación del nuevo liderazgo.

En todos los casos, la dirección del movimiento, generalmente colectiva, levantará consignas
que sintetizan estos fenómenos y llevan a la población a decisiones colectivas coincidentes
con la denuncia. En este sentido, el movimiento de Juan tiene un elemento reivindicativo:
ocupar el lugar de los franciscanos en la evangelización de indios y planear establecer un
clero aborigen. El propósito fue de reformular la jerarquía local debido a que se estableció la
presencia franciscana, la cual simbolizaba el dominio y la negativa colonial. Esto significaba
la liberación política, incluso cuando no había cambios.

2. Nativismo: Los movimientos nativistas o revivalistas restauraban los valores originarios de


los etnogrupos cuando estos ensayaban una multiplicación de vínculos con la sociedad
colonial o nacional. Sin embargo, la propuesta de retorno a los rituales del orden indígena
expresa más el deseo colectivo de reducir las presiones inaceptables al hacer nuevos contactos
con la religiosidad, en lugar de volver a cultos que ya han sido abandonados. A menos que
prevalezca la religión local, los movimientos nativistas generalmente encajan en un molde
cristiano, en el que el líder defiende posiciones anticoloniales. Generalmente, es difícil
separar lo étnico-tradicional de lo cristiano, es el caso de Juan. Los síntomas mesiánicos que
reemplazan habitualmente a los rituales chamánicos se proponen recobrar la identidad
ancestral perdida. Pero para adoptar este modelo en su totalidad, necesitamos saber si Juan
intentó terminar con los cultos locales o si su predicación cristiana tenía elementos anti-
chamánicos.

3. Mesianismo: Todo movimiento mesiánico relata y revela una doble idea, esta se hace
presente a través de una noción de retrospectiva sobre un paraíso perdido, en una tierra y en
un tiempo cuyas definiciones son dudosas y, a la vez, contradictorias en el mito; pero todas
las personas, la cuales creen en lo maravilloso y en un paraíso que está asociado directamente
con una noción, que se muestra en una estado de alegría y felicidad absoluta con una
configuración ideal, la cual tiene propuestas políticas y a su vez reformas. Estas dos ideas, al
juntarse en un solo modelo, el cual destaca por ser objetivo y accesible frente a la sociedad
igualitaria, crea una relación directa. La meta principal de cualquier movimiento mesiánico es
suprimir y acabar con el devenir histórico, el cual está asociado a una idea sobre el pasado
paradisíaco, este conjunto de vinculaciones temporales de una y otra idea están hechas para
ver la realidad y suprimir todo cambió histórico.

UN MOVIMIENTO POLÍTICO INSURRECCIONAL


Se conoce que el “levantamiento” de Juan ha sido realmente un desplazamiento político de
insurrección, desafortunadamente tenemos una percepción “falsa”, en la cual se plantea que
los virreyes del Perú temían que los nativos treparan la sierra y avivaran una conmoción
social y política generando así, una revolución en regla. Como se conoce, en la selva peruana
había una inmensa riqueza natural; la población aborigen era bastante escasa y estaba
dispersa, y los franciscanos, contrabandistas españoles, mercaderes y ciertos colonos de las
regiones próximas a la sierra, eran la población europea casi estable. Se comenzó el comercio
interétnico y los viajes en caravanas de los nativos hacia la sierra, esto era para intercambiar
coca por cosas que no producían en su zona; asimismo, para instalar sedes avanzadas que
facilitaran el comercio de las poblaciones andinas y la selva, naciendo así un proceso de
mestizaje cultural, demostrando que el poder español era débil y que sus representantes
estaban vulnerables.

Si bien antes del alzamiento de 1742 se dieron otras revueltas indígenas en la selva, estas eran
con el fin de liberarse del yugo colonial; se piensa que, estas luchas frecuentes tenían como
meta una integración entre los productores selváticos con la economía mercantilista colonial,
uno de los rubros que haría que se logre la integración deseada era la coca. Una idea
“antropológica” pintada de idealismo nos lleva a entender que las comunidades aborígenes
eran sociedades que estaban aisladas, que dependían de sus mitos, y que no eran capaces de
realizar un levantamiento político; por lo cual, que el movimiento triunfante hubiese sido
liderado por un mestizo andino, educado por los jesuitas, fue algo que confirmó estos
prejuicios.

Cuando Juan toma el liderazgo político empieza a proponer distintas cosas, tales como, la
restauración del paraíso perdido en el Tahuantinsuyo, la confirmación de la fe popular, entre
otras; así podemos ver que usaba un plan parecido al de Túpac Amaru. Para el gobierno de
Juan no encontramos algo que definiera las pautas que seguiría, las fuentes recogidas por
parte de los franciscanos fueron únicamente de carácter religioso; es decir, evangelización,
ordenación de clérigos indígenas. Únicamente las herrerías instaladas eran representación de
su economía. Juan se caracterizaba por ser un jefe político – militar de una región inadaptada
que quería integrarse a todo el Perú mediante su comercio de coca. Además, Juan tenía muy
claro que sus enemigos eran los franciscanos y virreyes; en cambio, consideraba como
aliados y testigos a los pueblos de la Amazonia, El Papa, el Rey, los comuneros de la sierra,
entre otros.

En la misma época que se dio el levantamiento de Juan, el tratado hispano-portugués


revelaría los propósitos de autonomía política de la Compañía América, en el cual se tiene
tres probabilidades, de las cuales las dos primeras son las más acertadas, estas mencionan que
a los jesuitas realmente no les importó el levantamiento de la selva peruana, que no
participaron en el plan; pero aprovecharon eso para librarse de los españoles, y que ellos
hayan contribuido al plan llevando a uno de ellos al liderazgo. En conclusión, la rebelión de
Juan Santos Atahualpa fue una lucha armada que se concentró en defender a la selva como un
espacio político y económico; y el objetivo era liberar a las poblaciones indígenas de la
opresión de las migraciones de los franciscanos, de los cobros de tributos por los diezmeros.
Los sectores sociales y masas indígenas se unieron debido a que una autonomía política
regional estableció bases más seguras para una cohesión económica con el sistema
mercantilista colonial.

APRECIACIÓN CRÍTICA PERSONAL


Avila Cortez, Luz Gabriela: seráficos

En el texto se hace mención a los seráficos, quienes pretendían desmerecer el éxito de la


reunión de los padres jesuitas con Juan Santos Atahualpa. Este término hace referencia a los
grupos que tienen relación con la Orden franciscana o con su fundador, San Francisco de
Asís, quienes, además, mantienen votos de pobreza y humildad, principalmente. Asimismo,
este suceso narrado en la lectura evidencia que existían rivalidades o recelos entre distintas
Órdenes religiosas, como las franciscanas y jesuitas.

Si bien es cierto, los seráficos habían demostrado recelo al tratar de desmerecer el éxito de los
padres jesuitas Carlos Pastoriza y Miguel Eyzaguirre, de quienes además especularon un
supuesto acuerdo entre ellos y Juan, esto con el objetivo de disminuir el carácter anti
franciscano de los levantamientos; sin embargo, el rechazo contra los seráficos no era
reciente, sino que se remonta desde años atrás, por ejemplo, desde los siglos XVII y XVIII,
durante el denominado “Imperio fluvial” de los franciscanos. Por otro lado, contrario al
rechazo hacia los seráficos, Juan y los chunchos habían manifestado su simpatía con los
frailes jesuitas.

Ardiles Torres, Daniel Armando: Ortodoxia 7

La lectura menciona que Juan Santos Atahualpa se desliga levemente de la ortodoxia


religiosa, este término proviene del vocablo latino “orthodoxĭa” y aunque sus orígenes más
remotos se hallan en el griego, siendo estos componentes “Orthos”, que significa correcto;
“Doxa”, opinión y el sufijo “ia” indica acción. Con estas palabras se puede determinar el
concepto el cual hace referencia al apego o adhesión hacia una creencia, ideología o teoría.
Por otro lado, se puede definir lo ortodoxo como algo verdadero y correcto y por lo tanto es
defendido por la mayoría de sus integrantes, este término se aplica con suma regularidad al
ámbito religioso donde toma el concepto de dogma.

Un claro ejemplo es la Iglesia católica, la cual, al ser una religión, afirma sus creencias sin
cuestionarlas y convirtiéndolas en dogmas y, por ende, adquiere la característica de ortodoxa,
y respecto a esta ortodoxia durante los s. XVI y s. XVII impusieron su religión tanto en
España como en sus colonias a través de las instituciones como la Inquisición. Como bien se
mencionó en el resumen, en la ideología de Juan Santos Atahualpa, no siguió la ortodoxia
marcada de la Iglesia católica, y ese no seguimiento fue utilizado por los franciscanos como
pretexto para reducir su levantamiento.

Torres Tejada, Yovanna Stefany: Comercio

Podemos ver que en el texto se menciona la palabra “comercio”, según la RAE “comercio”
tiene como definición el intercambio de bienes y servicios diferentes con alguien más; estos
intercambios pueden variar en valor. Además, el comercio está en distintos lugares; pero
mayormente en regiones que tienen un producto que ninguna otra región puede tener.
Asimismo, podemos ver que el antecedente de “comercio” fue el llamado “trueque” que se
dio en las antiguas civilizaciones.
En el texto podemos ver que se menciona cómo se empezó a dar un comercio interétnico
entre parte de los nativos de la sierra y las poblaciones andinas ubicadas en la selva, quienes
viajaban en caravanas para poder llegar a su destino de intercambio, en este “comercio” se
daba el intercambio de coca por otros productos que no eran producidos en la región;
asimismo, para facilitar este comercio empezaron a crear distintos caminos para facilitar este.
Se puede ver que este comercio logró salir adelante al ver cómo se armaron redes de
intercambio que hicieron crecer su nivel económico.

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Arotinco Quispe, Renzo: Aborigen

Un aborigen es un individuo que ha nacido en un determinado espacio territorial, esto quiere


decir que las personas que vinieron recién a este territorio y nacieron ahí no son reconocidos
como aborígenes. Muchas veces la palabra aborigen es confundida con la palabra indígena y
hasta en una gran parte lo consideran como un sinónimo; pero esto es totalmente errado.
Debido a que, según la RAE, un indígena es una persona que es natural de un país; en cambio,
a los aborígenes americanos se les denomina indios y los indios son provenientes de la India;
pero esta confusión se debe a que cuando llegaron los primeros descubridores a América,
pensaron que habían arribado en la India.

Debido a esto, en la época colonial hubieron diferentes castas, y estas eran tratadas según al
grupo al cual pertenecían; así, gran parte de los aborígenes del Perú fueron torturados y
puestos en trabajos de esclavos, como la minería o la explotación en las haciendas, debido a
que su casta era considerada como una de las más inferiores; mientras que otras castas podían
trabajar y recibir una paga, de la cual solo una parte era destinada como tributo;
posteriormente, debido a estas diferencias, nacerían rebeliones.

Quiñones Sánchez, Hugo Abraham: Carácter mesiánico

Se entiende por mesianismo a la llegada idealizada de un Mesías que principalmente liberaría


a su pueblo y pondría fin a una tiranía, un caso muy conocido es el del pueblo judío que
espera a la llegada de un Mesías. Juan Santos Atahualpa tomó este carácter de Mesías para
tratar de cumplir con la mitología del Inkarri, mito que apareció luego de la muerte de Túpac
Amaru I, los nativos creyeron en el mesianismo atribuido propiamente por el mismo Juan
Santos, quien alegaba que debía existir una rebelión guiada por el pensamiento cristiano; pero
finalizada por el indígena, incluso llegó a autoproclamarse hijo de Dios, cosa que no solo
trataba de coincidir con Cristo, sino que era considerada una blasfemia y una ofensa a la
religión católica.

Los jesuitas y misioneros en la Amazonia ayudaron en cierta manera a difundir ciertos mitos
que atribuían este carácter mesiánico a Juan Santos Atahualpa, como que se le lanzaron fieras
y este los doblegó solo enseñándoles el crucifijo, esto con la intención de que sigan teniendo
el temor a la religión; también difundieron la idea de que el Dios católico se encuentra por
encima de todas las cosas. Como es de esperarse, en este tipo de casos a Juan Santos se le
creía casi un semidios, y al caer este y luego ser ejecutado, nuevamente la fe de los indígenas
en creer en un Inkarri, se ve golpeada y quedan sin un líder con características fantásticas para
poder liberarlos del abuso y marginación por parte de los españoles. 9

APRECIACIÓN CRÍTICA GRUPAL


El primer punto para resaltar es acerca del protagonismo que se le atribuye a Juan Santos
Atahualpa en esta rebelión, aunque estos levantamientos ya venían dándose alrededor de 20
años atrás; es decir, él se había unido a un movimiento que ya había iniciado. Además, la idea
de atribuir la rebelión al liderazgo de Juan ha sido apoyada comúnmente por la bibliografía, la
cual realza la figura del “rebelde”, por ejemplo, destaca la descripción que realizó Zarzar
sobre él, en donde lo describe como el hombre audaz, valiente, que decidió en dónde empezar
la rebelión, capaz de convencer a las multitudes de tomar las armas, formar un ejército y
luchar contra el virreinato para restaurar el antiguo reino. De este modo, se relata la rebelión
de un abanderado, con una prédica que fue difundida y aceptada, sin tomar mucho en cuenta
los levantamientos que le antecedieron.

Otro punto a resaltar es que la ideología de Juan Santos Atahualpa no distaba mucho de lo que
ya estaba establecido, en relación a la creencia religiosa, ya que la mayoría de personas
piensan o creen que por ser líder de una revolución, estaría en contra de todo los criterios y
pensamientos coloniales; pero Zarzar nos aclara que a pesar de ser un líder revolucionario en
contra de la opresión, su ideología fue la del cristianismo, la cual fue moldeando en un sentido
más “vulgar”; pero sin cambiar las principales normas que dictaba la fe cristiana.

El siguiente punto a tomar en cuenta fueron los diferentes movimientos que tuvieron en las
rebeliones, ya que fueron estos movimientos los cuales marcarían cierta diferencia entre la
misma población que quería iniciar una rebelión en contra de sus opresores; pero debido a
que gran parte de estas poblaciones tenían perspectivas e ideas diferentes, muchas de estas
fracasaban en el intento, esto debido a que había una parte de la población que creía en la
política y otra parte que creían en lo espiritual; cabe recalcar que estas no eran las únicas y
que gran parte de estas rebeliones eran contenidas, o en otros casos, dejados de lado y
demostrando una rendición, esto se debe a que estos movimientos compartían una ideología
diferente.

También podemos resaltar cómo Juan Santos Atahualpa buscaba que la población marginada
se integrara con las regiones de todo el Perú, él pensó en lograr su objetivo mediante el
comercio de la coca entre las poblaciones andinas y los nativos de la sierra. Asimismo, es
importante resaltar que Juan Santos Atahualpa consideraba como sus aliados a los
portugueses, los jesuitas, los ingleses, etc.; mientras que a los que consideraba sus enemigos 10
era a los virreyes y franciscanos.

Finalmente, se resalta que en la rebelión de Juan Santos Atahualpa este se tomó


características divinas e incluso se llegó proclamar a sí mismo hijo de Dios, además, se
contaban mitos acerca de su poder y que él era el Inkarri que liberaría a los indígenas, aunque
posteriormente se hablará de diversas contradicciones, puesto que Juan Santos llegaría a
establecer en su rebelión la idea de que se debe de seguir con el pensamiento cristiano; pero
por otro lado, su idea anticolonial no llega a quedar muy clara, esto fue a causa de que ya
tenía las creencias impuestas por los invasores; pero deseaba restablecer el trono inca, hecho
que nunca se llegó a dar, ya que Juan Santos no era el mesías que se atribuía y; por ende, al
caer derrotado y asesinado, las rebeliones indígenas, en las cuales él había sido partícipe, no
prosperaron al no tener nadie en quién creer ni a quién seguir.
Referencias: 11

Santamaría.J (2021):La Rebelión de Juan Santos Atahuallpa en la selva central peruana


(1742-1756). ¿Movimiento religioso o insurrección política?:
https://raco.cat/index.php/BoletinAmericanista/article/view/120216

Villanueva.J (2020): Las múltiples caras de Juan Santos Atahualpa:


https://revistasinvestigacion.unmsm.edu.pe/index.php/tesis/article/download/
18892/15854/

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