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Los pueblos de Bolivia cuentan con una rica tradición oral, manifestada en mitos, leyendas,

cuentos, etc., que por desatención, aún no han sido puestos en el papel. La población boliviana,
compuesta en su mayoría por indígenas y mestizos, ha enriquecido la literatura nacional con
diversos matices, criollos o de otra índole, para convertirla en lo que apreciamos en la actualidad:
una literatura rica, oriunda de las tierras bajas (Amazonia), de los valles y de los Andes bolivianos.
La constante agitación política que ha vivido Bolivia a lo largo de su historia (revoluciones, golpes
de estado, dictaduras, guerras civiles, guerras con países vecinos) ha perjudicado el desarrollo
intelectual del país. Muchos talentos tuvieron que emigrar o fueron ahogados por la convulsión
interna. Sin embargo, en los últimos años la literatura de Bolivia se encuentra en un proceso de
crecimiento, añadiéndose a los nombres canónicos como Adela Zamudio, Óscar Alfaro y Franz
Tamayo otros de autores recientes.

En el periodo colonial se destacaron escritores como Antonio de la Calancha y Vicente Pazos Kanki,
pero es a Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela a quien corresponde el honor de ser considerado el
autor de la primera obra de la literatura boliviana: Historia de la Villa Imperial de Potosí.1

Antonio de la Calancha

Fray Antonio de la Calancha, conocido también como Padre Calancha (Ciudad de la Plata de la
Nueva Toledo, hoy Sucre 1584 - Lima, 1 de marzo de 1654), fue un religioso agustino y cronista de
Charcas (hoy Bolivia).

Biografía

Hijo de la criolla María de Benavides y del encomendero andaluz Francisco de la Calancha,


renunció a la sucesión la encomienda de su padre — Ambana en Larecaja— para ingresar en la
orden religiosa de los Agustinos.1

Tomó los hábitos en el convento de su ciudad natal, Sucre y estudió primero en el colegio agustino
de San Ildefonso, en Lima —del que más tarde llegaría a ser rector—, y después en la Universidad
de San Marcos, donde se graduó en teología.

Alcanzó cargos elevados en su orden, que le llevaron a recorrer el Perú: vivió en Potosí (16010-
1614), ocupó cátedra en el convento de su orden en Cusco; conoció Arequipa y Mizque; en Trujillo
fue prior y testigo del terremoto de 1619, que destruyó la ciudad.

En esos lugares reunió un gran número de noticias para su Coronica moralizada del orden de San
Agustín en el Perú, publicada en Barcelona en 1631, traducida poco después al latín y al francés y
reeditada en Lima en 1653. Calancha continuó reuniendo datos con miras a sacar otro tomo, pero
su obra quedó inconclusa.
Su discípulo, el padre Bernardo de Torres, pasó en limpio la segunda parte que Calancha no había
podido terminar, la finalizó y la publicó en 1655 bajo el título de Crónica de los Santuarios de
Nuestra Señora de Copacabana y del Prado.2

En 1630 Calancha ocupó el priorato del convento de su orden en Lima y años más tarde fundó el
del Prado.

Falleció a los 70 años, en la mañana del primero de marzo de 1654, segundo domingo de
Cuaresma, cuando se disponía a celebrar la misa.

El Padre Calancha escribió también el Informe hecho al Virrey, sobre los castores que se cazan
desde el Callao a Chile, manifestando que son los verdaderos y rentas que puede sacar de ellos Su
Magostad (1642; por castores se refería a los lobos de mar),la Vida de la Sierva de Dios Catalina de
Arroyo, natural de Lima, monja donada en el Monasterio de Descalzas del Señor Patriarca San
José, que despreciando su nobleza, resplandeció en virtudes y una Breve historia de la Universidad
de San Marcos (publicada en 1660).

El estilo de Calancha es "ampuloso y recargado". "Ferviente culterano, siguió la corriente


gongorina. En sus páginas se encuentra con frecuencia la fórmula barroca de la lucha entre el bien
y el mal, las tinieblas y el pecado y mundos oníricos invadidos por apariciones sobrenaturales y
divinas, en los cuales creía el autor".1

Vicente Pazos Kanki

Información personal

Nacimiento 3 de octubre de 1779

Ananea, Bolivia Fallecimiento 1852

Buenos Aires, Argentina Ver y modificar los datos en Wikidata

Nacionalidad Boliviana Ver y modificar los datos en Wikidata

Lengua materna Aimara Ver y modificar los datos en Wikidata

ReligiónIglesia católica Ver y modificar los datos en Wikidata

Educación

Educación doctor en teología Ver y modificar los datos en Wikidata

Educado en
Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco

Seminario Ver y modificar los datos en Wikidata

Información profesional

Ocupación Periodista, sacerdote y diplomático Ver y modificar los datos en Wikidata

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Vicente Pazos Kanki, nacido como Vicente Pazos Palacios (Ananea, Alto Perú, Virreinato del Río de
la Plata actual territorio de Bolivia, 3 de octubre de 1779 - Buenos Aires, Argentina, c.1852) fue un
político, escritor, periodista y religioso, que tuvo participación en la política argentina y boliviana.1

Origen

Nació en Ananea, sus padres fueron Buenaventura Pazos y Cecilia Palacios.2 Estudió con el
párroco de su pueblo, en una pequeña iglesia hasta sus 14 años, posteriormente fue enviado al
Seminario Franciscano en la ciudad de La Paz, para estudiar teología y filosofía, donde aprendió el
español y latín. Una vez terminados sus estudios viajó a Cusco para continuar su enseñanza en el
Seminario Dominicano de San Antonio Abad, donde durante siete años estudió retórica, filosofía y
teología, graduándose en 1804 con el grado de ‘Doctor en teología sagrada’.

Vivió un tiempo en Chuquisaca, y luego viajó por Salta, Tucumán y Córdoba.

La Revolución de Mayo

A fines de 1809 estaba en Buenos Aires, y al año siguiente apoyó la Revolución de Mayo. Se unió a
los partidarios de Mariano Moreno y Manuel Belgrano. Desde noviembre del año siguiente
escribió asiduamente en la Gazeta de Buenos Ayres, el periódico oficial. Apoyó al partido de
Bernardino Rivadavia, y por ende al Primer Triunvirato. Sus artículos contra el supuesto motín de
Álzaga fueron especialmente virulentos. Editó un segundo periódico, El Censor.

Al caer el régimen en octubre de 1812, juzgó prudente huir a Londres. Allí vivió cuatro años,
informando al ministerio del exterior inglés lo que sabía de la evolución política argentina, y
mantuvo estrecho contacto con Manuel de Sarratea, embajador en esa capital. Abandonó sus
hábitos, y se dijo que se casó con una inglesa.
Regresó a Buenos Aires en 1816 trayendo consigo una imprenta, de la cual salieron casi
simultáneamente dos periódicos, francamente republicano el uno y monarquista constitucional el
otro. Era el primero La Crónica Argentina, redactada por Pazos Kanki, y el segundo, El Observador
Americano, redactado por el doctor Manuel Antonio Castro según cuenta Bartolomé Mitre en su
Historia de Belgrano. El futuro presidente, padre de la historiografía argentina y traductor de la
Divina Comedia, añade que a pesar de la relación fraterna entre los dos redactores, La Crónica
Argentina fue la primera que inició resueltamente el debate, levantando en alto el lábaro
republicano y rompiendo fuego sobre la bandera monárquica enarbolada por Belgrano y Güemes
bajo los auspicios del Congreso' publicando un artículo 'en tono tan magistral que se impuso a la
opinión como una fórmula de lo que todos veían, pensaban y querían. Hay artículos de periódicos
que tienen la importancia histórica de un libro, y éste es uno de ellos.' En dicho artículo y otros
que le siguieron, Kanki ridiculizó la propuesta de coronar a un descendiente de los Incas, la tesis
monárquica que más éxito tenía en ese momento, usando ironía y sarcasmo con inteligencia y
fineza intelectual. La Crónica de Kanki publicó también la versión en aimara de la declaración de la
Independencia.

El exilio

En 1817 se unió a los opositores del director Pueyrredón, junto con Manuel Moreno y Pedro José
Agrelo, ambos partidarios de Manuel Dorrego. Fue expulsado en febrero de 1817 por orden de
Pueyrredón, junto con ellos, y terminaron reuniéndose con Dorrego en Baltimore, Estados Unidos.
Junto al jurista venezolano Pedro Gual se encargó de redactar una constitución para la efímera
República de Florida después que un grupo de revolucionarios ocupara la isla de Amelia en junio
de 1817.3 De nuevo en Baltimore publicó sus Cartas sobre las Provincias Unidas, traducidas
inmediatamente al inglés, ruso y francés. Más tarde vivió en Lisboa, Madrid, París y nuevamente
en Londres. En esta ciudad pasó casi todo el resto de su vida.

En 1825 editó un Compendio de la Historia de los Estados Unidos, en París. Más tarde tradujo y
editó el Evangelio según San Marcos en idioma aymara.

En 1829, el presidente de Bolivia, mariscal Andrés de Santa Cruz, lo nombró embajador en


Londres, y retuvo ese cargo hasta la caída del aquél, en 1838. Llevó adelante una alianza entre su
país e Inglaterra, que hizo que la influencia inglesa en Perú fuera mayor que nunca. Y publicó un
tratado defendiendo la formación de la Confederación Perú-Boliviana.

En esos años editó sus Memorias Histórico Políticas. Pero no era sus memorias, sino un compendio
de historia de España, y del descubrimiento y conquista de América. Como era de esperar de un
ilustrado del siglo XIX, acusaba de todos los crímenes y problemas existentes a todos los
españoles.

Regreso y final en Buenos Aires


Regresó a Buenos Aires en 1849, y se dedicó a publicar un libro francés sin importancia, y tuvo que
vender sus libros para vivir. Presentó una memoria al Departamento de Policía, en que defendía la
necesidad de un puerto artificial para Buenos Aires, la instalación del ferrocarril, mejoras de la
provisión de agua potable, conducción de aguas pluviales y hasta de crédito público. Por supuesto,
el problema que no preveía era que, para avanzar en casi todos esos terrenos, lo que faltaba era
dinero. Su última publicación en la prensa era una divulgación sobre la navegabilidad del río
Amazonas y la posible producción de oro de varios de sus afluentes.

Murió en Buenos Aires, seguramente en 1852.

Su muerte pasó completamente inadvertida, posiblemente por las varias crisis políticas y militares
que sufrió la ciudad ese año: la batalla de Caseros, las sesiones de abril, la revolución del 11 de
septiembre de 1852 y el sitio de la ciudad a partir de diciembre.

Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela

Historiador y cronista

Información personal

Nacimiento 1674 Ver y modificar los datos en Wikidata

Fallecimiento 25 de enero de 1736 o 14 de enero de 1736jul. Residencia Villa Imperial de


Potosí

Nacionalidad Virreinato del Perú Familia

Cónyuge Juana de Reina

Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela (Villa Imperial de Potosí, Perú, 5 de noviembre de 1674-25 de
enero de 1736) fue un cronista potosino autor de un monumental trabajo literario e
historiográfico que, bajo el título de Historia de la Villa Imperial de Potosí, le convierte en uno de
los cronistas más lúcidos y amenos de la literatura virreinal1 y considerado como fuente
indispensable para los estudiosos del Alto Perú.2

Biografía

Hijo de Mateo Arzáns Dapífer y María Jordana de Castro, poco se sabe de su vida. Se casó el 2 de
mayo de 1701 en la Villa Imperial de Potosí, con Juana de Reina, quince años mayor que él, nacida
en la ciudad de La Plata como hija natural de Alonso de Reina y de María Santos de Lara. La pareja
tuvo un hijo, llamado Diego, que nació antes del matrimonio.

Alrededor de 1705 comenzó a escribir la Historia de la Villa Imperial de Potosí, obra que se vio
interrumpida por su muerte y que fue continuada por su hijo, Diego, quien "agregó ocho capítulos
más de inferior calidad y llenos de hechos esperpénticos".3 Recuperada a principios del siglo XX, la
Universidad de Brown sacó en 1965 una edición en tres tomos.

Página inicial de la Historia de la Villa Imperial de Potosí, siglo XVIII

Como señala la investigadora Blanca Wiethüchter, hay prácticamente unanimidad entre los críticos
en catalogar la Historia... como la primera obra de la literatura de Bolivia, "porque una cantidad
considerable de obras la retoman, más allá de la poética a la que se inscriben, sea como intertexto
o como modelo de un lenguaje que se quiere reproductor del lenguaje colonial".4

Arzáns se distingue de los demás historiadores por no haber dedicado la obra, como hacían
tradicionalmente los cronistas, ni al Rey ni a ninguna otra autoridad; además, la escribió por
iniciativa propia, y no por encargo, como era la costumbre entonces. No se preocupó por publicar
su Historia... en vida y nunca se desprendió de los originales, lo que motivó que la obra
permaneciera inédita durante siglos, a excepción de algunos fragmentos que vieron la luz en el
siglo XVIII.

En la introducción a El mundo desde Potosí. Vida y reflexiones de Bartolomé Arzans de Orsúa y


Vela (1676-1736), Mariano Baptista Gumucio escribe: "Era, según confesión propia, «buen
aritmético», aficionado a las corridas de toros y espectador de cuantas fiestas se realizaban en la
Villa. Debió ser buen conversador y sabía ganarse la confianza de la gente, pues de otra manera no
habría podido enterarse de tantas cosas que si se escribiesen ahora requerirían el concurso de un
equipo multidisciplinario de historiadores, economistas, sicólogos, antropólogos e incluso
siquiatras, provistos de computadoras que almacenan millones de palabras por segundos y en las
que se escriben, superponen, quitan, añaden frases y oraciones en un pestañeo de ojos. Viajó una
vez a La Plata, pero parece que pasó toda su vida en Potosí".3

En su obra, Arzáns critica a la justicia y a las autoridades, califica de "cruelísimo tirano" a un virrey,
de "cuervos" a los corregidores y de "ladrones" a los alcaldes. Condena las "rateras leyes" y
denuncia el sufrimiento de los indios.

El hijo de Arzáns, que guardaba los originales, se vio obligado a empeñarlos a un eclesiástico, que
los conservó durante 20 años; "una copia del manuscrito llegó hasta la biblioteca del Rey de
España y otra fue comprada en 1877 para ser publicada en Europa. Posiblemente sea esta copia la
que adquirió en París en 1905 el ingeniero norteamericano coronel George E. Church, quien a su
muerte la obsequió con todos sus papeles a la Brown University en Providence, Rhode Island,
donde había nacido".3 Antes que los tres tomos fueran publicados por la universidad
estadounidense, en Buenos Aires aparecieron en 1943 los 50 primeros capítulos de esta
monumental obra.

Arzáns escribió también unos Anales —primera obra periodística boliviana, según algunos
historiadores—, que, a diferencia de su Historia..., tuvieron bastante divulgación.

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