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Universidad Católica Andrés Bello

Escuela de Derecho
8vo semestre
Contratos Administrativos.
Prof. Ninoska Rodríguez.
Est. Victor González – C.I: 27.163.236

SEGUNDA PREGUNTA
Para poder realizar de forma óptima la opinión jurídica respecto al punto a analizar, es de suma
importancia hacer mención a lo que hace referencia el profesor Luis Ortiz en su articulo referente a
la responsabilidad administrativa, dentro de ella podemos encontrar algunas situaciones donde el
autor previamente mencionado hace referencia al funcionamiento anormal y de forma sorprendente
escaza mención a la figura de la causalidad, sin embargo, eso no quiere decir que no la trate, al
contrario, lo que hace es hablar de ella de una forma más técnica con una especifica mención a la
misma, donde establece lo siguiente respecto al funcionamiento anormal y su significado y función
dentro de la responsabilidad administrativa:
“En primer lugar, y luego de aceptar la propuesta ya mencionada, la Comisión del Poder
Público incorporó un artículo (en ese entonces art. 150) al Anteproyecto de la Comisión
Constitucional en su versión antes de su discusión en Plenaria cuyo contenido era el
siguiente: «El Estado responderá patrimonialmente por todos los daños contrarios a
derecho que sufran los particulares en cualquiera de sus bienes y derechos, siempre
que la lesión sea imputable al funcionamiento normal o anormal de los servicios
públicos o de la actividad administrativa».
Del mismo modo, la supresión de los complementos «normal» y «anormal» del
funcionamiento de los servicios públicos, dejando sólo esta última noción, no conlleva,
salvo el descenso en el rigor científico, ninguna disminución o reducción a nivel de los
títulos de imputación o hechos generadores, pues al dejar puramente la expresión «fun-
cionamiento de los servicios públicos», tal como sucedió en España, se estaba dejando
abierta la posibilidad de imputación de los daños tanto al funcionamiento normal como
anormal.
Finalmente, en los últimos momentos, no estamos seguros si a nivel de las comisiones
específicas o de la comisión de estilo, se realizó una última modificación en el sentido de
que se cambió la voz «servicios públicos» por la «Administración Pública», expresión esta
última que también puede y debe entenderse en su sentido más amplio — y por tanto
asimilable a la anterior— siendo claro que se está refiriendo a toda la actividad —o
inactividad— de cualquier ente público o de cualquier ente privado en ejercicio de
funciones públicas o de interés general
En lo que respecta a la naturaleza y amplitud del sistema de responsabilidad, el contexto
constitucional ha ratificado su carácter mixto, en el sentido de que el mismo, para ser
completo y efectivo y para responder a la naturaleza real de la responsabilidad
administrativa, debe ser entendido como un sistema indemnizatorio que se divide en dos
regímenes coexistentes y complementarios como son, por una parte, el régimen de
responsabilidad por sacrificio particular o sin falta, en el cual el criterio específico
decisivo para la responsabilidad es la imputación a la actividad administrativa de un
daño anormal y especial, entrando dentro de este régimen especialmente las
actividades lícitas o producto del funcionamiento normal de los servicios públicos o de
cualquier actividad estatal o de interés general, donde el fundamento principal va a
encontrarse en el principio de igualdad ante las cargas públicas, en ciertos casos
apoyado por la doctrina del riesgo; por otra parte, un régimen de responsabilidad por
funcionamiento anormal o por falta de servicio, en el cual el criterio específico o
decisivo para a los fines de la responsabilidad es ese funcionamiento anormal de los
servicios públicos o de cualquier actividad estatal o de interés general
En el régimen de responsabilidad por funcionamiento anormal, por su parte, la
antijuricidad o insoportabilidad del daño puede venir por la presencia de daños —
inclusive suaves o de poca intensidad— causados por faltas de servicio, lo que equivale
al funcionamiento anormal, el cual puede definirse como la violación a las obligaciones
a cargo de los entes públicos o de los entes privados en función administrativa o de
interés general. En estos casos, la falta de servicio es una condición necesaria para
declarar responsable a la Administración, debiendo el demandante probar tal
funcionamiento anormal, salvo en el caso de las presunciones de falta en las cuales,
vista la dificultad probatoria y la necesidad de proteger a las víctimas, debe invertirse
la carga de la prueba.
La noción de falta de servicio o funcionamiento anormal es, como la doctrina lo ha
destacado, una noción multiforme y variable, cuya apreciación es esencialmente tópica y,
por tanto, íntimamente relacionada con las características y entorno de casa caso. Como
referencia inicial, para detectar la existencia y consistencia de las obligaciones
administrativas, el juez puede acudir a la «apreciación textual» (refiriéndose a los textos
normativos — incluso y primeramente la propia Constitución— que expresamente definen
y delinean la intervención administrativa) y a la «apreciación funcional»
(pronunciándose en función de las misiones generales asignadas al Estado), luego de
cuya determinación podrá analizar si tal obligación administrativa ha sido violada o
no, para lo cual tendrá que acudir a los standards de apreciación in concreto, tales
como la tipología o naturaleza del servicio en juego, las circunstancias de tiempo y
lugar, las dificultades encontradas, los medios del servicio, la previsibilidad del
incidente, etc..
Existencia de principios generales y de todo un bloque normativo — constitucional
principalm ente— propio a la responsabilidad extracontractual del Estado; fundamentos
propios a la responsabilidad administrativa — igualdad ante las cargas públicas, la
perspectiva de la víctima y la idea de la lesión como criterio general; ciertas diferencias a
nivel de los daños, de la relación de causalidad y de la operatividad de las causales de
exoneración; particularidades a nivel de la carga probatoria y de las presunciones; etc.”
(Ortiz-Alvarez, L, La responsabilidad patrimonial del Estado y de los funcionarios
públicos en la Constitución de 1999, Venezuela, s.f)
A su vez, también es importante para dar la opinión mas academica posible, copiar el párrafo que se
nos pide analizar, siendo este:
“Las nociones de causalidad y funcionamiento anormal son, desde luego, conceptualmente
diferentes: el primero de ellos implica un análisis fáctico, del acontecer de los sucesos que
concurrieron e la producción del daño, mientras que el segundo conlleva una apreciación de
desvalor jurídico de la actuación u omisión administrativa. Sin embargo, en determinados
casos, la exigencia de la anormalidad de la omisión administrativa se imbrica con el propio
concepto de causalidad, de tal modo que solo en casos en que el servicio funcionó de modo
anormal el Tribunal Supremo afirma la existencia de una relación de causalidad entre la
omisión administrativa y el daño sufrido. Esta exigencia de anormalidad, en estos casos, se
efectúa, pues de modo implícito, en tanto que inmersa en el propio análisis de la existencia
de nexo causal”
Una vez hecho las respectivas citas que nos servirán como base para analizar dicho párrafo, es
posible dar la opinión, en este sentido podemos observar que Luis Ortiz a pesar de que dentro de su
artículo no hace mención expresa a la relación de causalidad (salvo último párrafo citado) Se puede
presumir que dentro de las explicaciones que da respecto al funcionamiento anormal y sus
características se encuentra dicho nexo causal que conecta el daño causado con el funcionamiento
anormal por parte de la Administración Pública, donde efectivamente se puede llegar a concluir que
las nociones de causalidad como las de funcionamiento anormal son distintas, eso no quiere decir
que la exigencia de una conducta omisiva por parte de algún órgano o funcionario administrativo
que tenga como consecuencia la responsabilidad administrativa de los mismos, no se relacione con
las nociones de causalidad o con su concepto, ya que una de las características fundamentales de los
tipos de responsabilidad administrativa es la objetividad del daño, la antijuricidad del daño y la
causalidad del daño, nunca se puede excluir la noción causal como uno de los requisitos para que
proceda la responsabilidad administrativa, ya que si bien, como se especifica en la cita anterior la
causalidad implica “un análisis fáctico, del acontecer de los sucesos que concurrieron e la
producción del daño” eso no quiere decir que en aquellas situaciones de responsabilidad
administrativa donde la causa de esta sea un funcionamiento anormal por parte de los órganos
competentes, por ejemplo, una omisión, no se pueda tomar en cuenta el nexo causal que existe entre
el daño causado al particular con la omisión o falta de funcionamiento en el respectivo servicio
público.
Es muy importante lo que se señala dentro de esta parte de la cita siguiente: “En el régimen de
responsabilidad por funcionamiento anormal, por su parte, la antijuricidad o insoportabilidad del
daño puede venir por la presencia de daños — inclusive suaves o de poca intensidad— causados
por faltas de servicio, lo que equivale al funcionamiento anormal, el cual puede definirse como la
violación a las obligaciones a cargo de los entes públicos o de los entes privados en función
administrativa o de interés general. En estos casos, la falta de servicio es una condición necesaria
para declarar responsable a la Administración” Ya que nos esta hablando del funcionamiento
anormal y de como la antijuricidad del daño o insoportabilidad del daño proviene de faltas de
servicio, que produce el funcionamiento anormal, y en consecuencia, la falta de cumplimiento de
las obligaciones por parte de la Administración Pública, además resaltando que la falta del servicio
es una condición necesaria para declarar responsable a la Administración Publica, donde se puede
ver reflejada la situación explicada dentro del párrafo a analizar, es decir, que si bien las nociones
básicas del nexo causal no comparten similitudes conceptualmente hablando con las nociones de
funcionamiento anormal, aquí podemos ver reflejada la excepción a dicha situación, cuando nos
habla de que efectivamente el daño ocasionado al administrado proviene por una falta de
cumplimiento de las obligaciones por parte de la Administración Publica, y eso lleva a que dicha
falta en el servicio público tenga como causa el daño, y en consecuencia, por la falta del servicio, es
decir, la omisión por parte de la Administración Publica de realizar sus obligaciones, si por causa de
esta falta de servicio se realizara un daño a un particular, la Administración será responsable aun
cuando la misma no hará realizado ninguna actuación, al contrario, lo que hizo fue abstenerse o no
realizar su obligación y al no realizar su obligación, ocasiona un daño, y por lo tanto, tendrá que
indemnizar o responder por dicho daño, estableciendo un nexo causal entre la omisión y el daño
causado.
La responsabilidad antes mencionada se puede ver dentro de esta parte de la cita “(…) Un régimen
de responsabilidad por funcionamiento anormal o por falta de servicio, en el cual el criterio
específico o decisivo para a los fines de la responsabilidad es ese funcionamiento anormal de los
servicios públicos o de cualquier actividad estatal o de interés general” Aquí podemos observar
que Ortiz nos dice que para que se genere dicha responsabilidad, necesariamente tiene que haber un
funcionamiento anormal, una falta de servicio, especifico o decisivo que genere dicha
responsabilidad, por lo tanto, podemos hacer una interpretación y decir que efectivamente dicho
funcionamiento anormal o falta de servicio, no necesariamente tiene que ser permanente, ya que
puede ser una falta de servicio que se haya presentado en una situación en especifico que genere el
daño, o una falta de servicio decisiva que genere dicho daño, y en consecuencia, la respectiva
responsabilidad administrativa.
Por otro lado, también es importante hacer mención a otra parte de las citas, siendo esta la siguiente:
“(…) luego de cuya determinación podrá analizar si tal obligación administrativa ha sido violada
o no, para lo cual tendrá que acudir a los standards de apreciación in concreto, tales como la
tipología o naturaleza del servicio en juego, las circunstancias de tiempo y lugar, las dificultades
encontradas los medios del servicio, la previsibilidad del incidente, etc.” Aquí podemos observar,
que Ortiz nos habla de que es importancia saber si la obligación administrativa ha sido violada o no,
acudiendo a unos standars para poder saber si la falta en el servicio que causo el daño, fue tan
significativa para que se produjera y así producir la responsabilidad administrativa, por lo tanto,
podemos observar que se requiere analizar de que forma fue violada dicha obligación para que así el
juez competente, pueda calcular si efectivamente dicha obligación fue causa del daño y así
consecuentemente, producir la responsabilidad administrativa y que el órgano administrativo tenga
que responder.
En conclusión, concluimos que si bien, conceptualmente la relación de causalidad y el
funcionamiento anormal no tienen ningún tipo de relación directa, podemos ver, que en algunas
situaciones debido a la falta de servicio o falta de cumplimiento de sus obligaciones por parte de la
Administración Publica esta será responsable si dicha omisión causo el daño al administrado,
claramente, esto tiene que ser probado por el administrado a la hora de ejercer su pretensión de
responsabilidad administrativa, ya que tiene que demostrar que efectivamente la Administración
Publica no estaba cumpliendo con sus obligaciones.

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