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febrero de 2022
En la edad media existieron diversos grupos que se levantaron con el propósito de
crear reformas para criticar cuestiones sobre la vida y las costumbres de ese
momento. Sin embargo, hubo otros movimientos más extremistas, los cuales
estaban en búsqueda constante de que las doctrinas impuestas por la iglesia fuera
corregidas, adecuándolas más a las Escrituras Sagradas. Juan Wyclif y Juan Huss
fueron de los autores más importantes de estos reformistas radicales.
Lo cierto es que de los autores que no aportan tantos detalles sobre ellos mismos,
Juan Wyclif forma parte de ese grupo. Él nació en los alrededores de Inglaterra y
ahí vivió durante toda su niñez. Posteriormente, ingresó a la universidad de Oxford
donde pasó la mayor parte de su vida, logrando un doctorado y que lo
consideraran cómo el príncipe filósofo y teólogo de la universidad. Fue tanta su
disciplina al estudio de las Escrituras y de la teología que, al estar haciéndolo se
percató de lo mucho que se había apartado de sus fundamentos la iglesia.
También fue tomado en cuenta para mandarlo como diplomático, pero a causa de
su pensamiento inflexible y su falta de sentido a la realidad política, no lo volvieron
a considerar para ser enviado a misiones donde debía discutir temas referentes a
las encomiendas de los pontificios. A partir de ese momento, se convirtió en el
polemista que hacía presión a todos sus enemigos eclesiásticos.
Juan Wyclif tuvo varios escritos donde criticaba severamente los privilegios
Papales, puesto que tenía que existir un límite sobre el poder que la iglesia estaba
teniendo. Más adelante, estas obras fueron de gran ayuda para preparar el
escenario a la Reforma Protestante. Asimismo, manifestó su doctrina donde
establecía que toda autoridad es dada por la gracia de Dios, por tanto, pierde su
derecho en cuanto este llega cometer un pecado moral. Sin embargo, aunque en
muchas ocasiones fue tachado como hereje, no fue impedimento para que el gran
cisma se diera como respuesta.
Por otro lado, cuando Juan Wyclif decidió regresar a Oxford, él imaginó que los
seguidores y admiradores que tenía antes de partir, seguían. Sin embargo, pese a
que permanecían algunos todavía defendiéndolo, la realidad es que había ganado
muchos enemigos a causa de sus doctrinas y todos los ataques que él había
comenzado años antes. Por consiguiente, el canciller de la universidad cuestionó
sus enseñanzas y junto con la asamblea lo condenaron, pero pese al encierro que
vivió por varios meses no fue impedimento para que él continuara escribiendo.
Cierto es que con el paso del tiempo la postura de Juan Wyclif fue acentuándose
más a lo que las Escrituras Sagradas plasmaban, que lo que el papa o la tradición
eclesiástica establecían. Por tanto, la verdadera iglesia necesitaba ser conformada
por aquellos que era predestinados y no por poderosos eclesiásticos. Asimismo,
era menester que la Biblia fue traducida al idioma nativo y repartirla con el pueblo.
Es importante mencionar que tiempo después, como consecuencia de esto fue
que las Escrituras Sangradas fueron traducidas al idioma inglés.
Juan Huss fue el más afamado reformador de los bohemios, quien estuvo muy
influenciado por el pensamiento de Juan Wyclif y la tensión política existente entre
los checos, alemanes y bohemios. Empero antes dé, Juan Huss fue rector de la
universidad y posteriormente nombrado sacerdote en la capilla de Belén,
predicando en el lenguaje vernáculo, que era el checo. Sus discursos eran muy
famosos, particularmente entre los nobles. A diferencia de Wyclif, Huss era muy
amistoso y tenía demasiado apoyo popular.
Huss no había ido tan lejos hasta que desarrolló su postura respecto al papado,
planteado que la iglesia verdadera era invisible y todos los que la integran son
parte de ella misma. Sin embargo, la iglesia romana tenía un cometido eminente,
no siendo esta la verdadera iglesia de Cristo. Sus criticas iban dirigidas
principalmente a Juan XXIII, pero el rey tenía el interés de continuar su relación
amistosa con él, por lo que prohibió que siguieran promulgando discursos en
contra de Juan XXIII. Sin embargo, esta decisión fue tardía, puesto que la mayoría
conocía la postura de Juan Huss y de sus discípulos, hasta el punto de que se
habían formado rebeliones protestando contra esa disposición.
Lo cierto es que varias veces Juan Huss fue excomulgado y por esa razón fue él
mismo quien decidió abandonar el lugar donde vivió la mayor parte de su vida,
resguardándose al sur de Bohemia, donde continuó con su labor de critico a través
de sus obras. Fue en ese momento cuando se le fue solicitado en el concilio de
Constanza, el cual se llevaría a cabo con el objetivo de poner fin a la división de
los cristianos occidentales y así, él aprovechar para presentarse ante la asamblea
para defender su postura y ser declarado inocente. Sin embargo, se le acusó
oficialmente de ser un hereje, recibiendo un trato cómo prisionero hasta que él se
retractara de sus doctrinas herejes, pero Huss siempre sostuvo que él nunca
había profesado en las creencias que se le adjudicaban. Además, que al hacerlo
hubiese condenado a todos sus discípulos a que sufrieran lo mismo que él estaba
pasando. Por consiguiente, siempre se mantuvo firme en reconocer que
“Jesucristo es el único juez todopoderoso y totalmente justo”. Finalmente, fue
trasladado a la catedral de Constanza donde se le leyó un discurso sobre la
terquedad de los herejes, retirándole todas sus órdenes sacerdotales. Además de
violentarlo hasta su muerte, quemando junto con él todos sus escritos. Todas sus
cenizas fueron esparcidas por sus verdugos en el río Rin.
Por otro lado, comenzaron a surgir más movimientos que, aunque no es posible
conocer a ciencia cierta cómo se relacionaban el uno con el otro, ni su origen o
nombres; si se pueden describir ciertas características en común. No obstante, en
ocasiones estos grupos se confundían entre sí, ya que algunos buscaban realizar
discursos sobre la pobreza voluntaria, otros sobre los males de la época y otros en
que era menester plasmas en hechos el arrepentimiento. (González, 1994)
En conclusión, puedo comprender que el objetivo primordial de los reformadores
era hacer una crítica sobre aquello que había perdido su rumbo y que necesitaba
ser restaurado nuevamente. Sin embargo, no es un camino fácil el tomar una
postura diferente al resto, como fue el caso de Juan Wyclif y Juan Huss; pero, lo
cierto es que cuando uno se encuentra firme en sus principios, ni a la misma
muerte es impedimento para que la verdad sea difundida y defendida.
Referencias
González, J. L. (1994). Historia del Cristianismo. Miami, Fla.: Caribe.