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Tema1.

1. El antiguo Régimen. La monarquía


absoluta.

1.1. ¿Qué es el Antiguo Régimen?

Se denomina Antiguo Régimen al sistema político, social y económico existente en Europa


entre el Renacimiento y la Revolución francesa. El término fue acuñado por los
revolucionarios franceses para proclamar el nacimiento de una nueva era basada en las
ideas del liberalismo. El Antiguo Régimen quedaba definido por los siguientes rasgos:

• Política. La forma de gobierno era la monarquía absoluta, caracterizada por la


concentración de todo el poder en manos del rey.

•Sociedad. Estaba dividida en estamentos, con desigualdades políticas y fiscales; entre


ellos. La nobleza y el clero eran los privilegiados, y el tercer Estado era el grupo de los no
privilegiados.

• Economía. Se caracterizaba por el peso del sector agrario, que ocupaba a la mayoría de la
población. La artesanía y el comercio, organizados y regulados por los gremios,
completaron la actividad económica.

1.2. La monarquía absoluta

Durante los siglos XVI y XVII, la autoridad de los monarcas europeos se impuso de forma
progresiva sobre la nobleza hasta desembocar en el absolutismo. En las monarquías
absolutas, el poder del rey era considerado de origen divino, por lo que los reyes
concentraban en su persona prácticamente todas las atribuciones del Estado. Su principal y
mejor representante fue Luis XIV de Francia, cuyo lema "el

Estado soy yo" simbolizaba el carácter absoluto de su poder (Doc. 1).

El absolutismo apenas tenía limites legales. El rey nombraba y cesaba por voluntad propia a
secretarios, ministros y demás empleados. Aunque existían instituciones que representaban
al reino, como las Cortes en España o los Estados Generales en Francia, en la práctica su
convocatoria era esporádica, y cada vez disponían de menos capacidad para influir en las
decisiones de los reyes.

Este sistema político convertía a los habitantes de los reinos en súbditos* cuya participación
en asuntos políticos era inexistente. Solo la alta nobleza conservaba cierta influencia a
través del ejercicio de las funciones políticas, para las que eran nombrados por el rey.

En la práctica, el absolutismo tuvo algunas limitaciones, como la pervivencia de los


privilegios nobiliarios, la capacidad de decisión de los parlamentos locales o la compra de
cargos públicos, aunque nada de ello impidió que el ejercicio del poder monárquico fuese
personal y absoluto.

1.3. Las excepciones parlamentarias.

Las excepciones al absolutismo europeo estuvieron en. Gran Bretaña y en las Pro-

vincias Unidas, países en los que terminó imponiéndose el parlamentarismo. • Gran


Bretaña. El parlamentarismo británico fue el fruto de la revolución iniciada en el año 1642 y
que culminó en 1688 con la aprobación de la Carta de Derechos (Bill of Rights) de 1689, por
la que el rey quedaba sometido al Parlamento.

• Provincias Unidas. Tras su separación de la Monarquía Hispánica en el año 1579, el


territorio quedó constituido como una república integrada por varias provincias. Todas ellas
estaban representadas por una asamblea en la que el estatúder ejercía la jefatura del
Estado.

1.4. Defensores y críticos del absolutismo

Durante el siglo XVII surgieron autores que defendieron el absolutismo, aunque otros
también se opusieron a él y sentaron las bases del liberalismo.

Los defensores del absolutismo

La fundamentación del poder absoluto encontró a sus máximos representantes en el inglés


Thomas Hobbes y en el francés Jacques-Bénigne Bossuet..

● Hobbes. Escribió su obra durante la revolución inglesa. En su obra Leviatán(1651)


defendía el poder del monarca frente al Parlamento. Para Hobbes, el ser humano es
egoísta ("el hombre es un lobo para el hombre"), y para evitar que la sociedad caiga
en la anarquía se necesita un poder que mantenga el orden. Su concepción del
absolutismo es de tipo iusnaturalista.

● Bossuet. En su obra principal, Política sacado de las Sagradas Escrituras (1709).

definía el absolutismo como una consecuencia de la providencia divina.

Los críticos del absolutismo


El principal defensor del parlamentarismo en el siglo XVII fue John Locke. En sus dos
Tratados sobre el gobierno civil sostenía que el individuo goza de una serie de derechos
inalienables, como la vida, la propiedad y la felicidad. Para Locke, la soberanía residía en
los individuos, y para evitar la arbitrariedad del gobierno defendía la separación de poderes
entre el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial.

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