Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
¿Ha
llegado esta época a su fin? constituyen interesantes preguntas cuyas respuestas no pueden
aún precisarse. Por citar un caso, en el plano filosófico, la modernidad suele asociarse con la
irrupción de un estilo particular de filosofar, un estilo caracterizado por la búsqueda de
soluciones atemporales y universales para el tratamiento de los problemas . El filósofo
Wittgenstein sostenía que ciertas prácticas filosóficas eran desconcertantes, como por ejemplo
la costumbre de plantear problemas que no tienen solución, o la de hacer preguntas para ser
contestadas con otras preguntas. Por ese hecho, según la interpretación del filósofo y
antropólogo de la ciencia Bruno Latour, los modernos ejemplificarían perfectamente las palabras
de Wittgenstein.
Durante la mayor parte del siglo XX, la filosofía de la ciencia, principalmente la de corte
anglosajón, elaboró una concepción de la ciencia y del conocimiento científico en sintonía con
estos dualismos generales que aquí se consideran modernos. Estaba claro que los hechos debían
ser lo suficientemente autónomos para certificar la calidad de las teorías, pero al mismo tiempo
se requería que fueran capaces de ser vehiculizados, o representados, por medio de palabras.
Aparece replicado aquí el modelo bipolar moderno. Otra vez el vacío entre dos órdenes
ontológicos absolutamente diferentes, el orden de las palabras y el orden de las cosas, y la
necesidad de entender su conexión.
De acuerdo con Latour los ESC nos permiten mostrar la inadecuación de formular el problema
en esos términos. Este giro pronto develará que la conexión entre el discurso de la ciencia y el
referente de ese discurso no se reduce a encontrar un imaginario puente, llámese
correspondencia o adecuación, que sea capaz de salvar el abismo que los separa. Ahora bien,
para eso resulta necesario pasar del estudio de la ciencia hecha al estudio de la ciencia en
acción. Por esos años diferentes grupos de investigadores, entre los que se encuentra
obviamente Latour , descubren simultáneamente el laboratorio como espacio de producción
científica, y éste se convierte en el lugar de observación privilegiado para capturar dicha
práctica.
Latour dirá de los laboratorios son lugares excelentes para comprender cómo se produce la
certeza científica y cómo una ciencia puede hacer sus primeras armas, aunque reconoce que
ellos siempre ocultan más ciencia de la que aparentan, al ser del algún modo universos
preconstruidos . De acuerdo con Latour, una inscripción es cualquier tipo de «transformación a
través de la cuál una entidad se materializa en un signo, en un archivo, en un documento, en un
trozo de papel» . Precisamente, según Latour, una de las tareas centrales del antropólogo que
estudia al laboratorio consiste en mostrar de qué manera cualquier investigación científica
presenta las características que tan explícitamente pueden observarse dentro de los laboratorios
físicamente situados. Una muestra interesante de ello se encuentra en un artículo de Latour en
el que relata su expedición, junto a un grupo de científicos naturales, por una parte de la selva
amazónica.
Pero además, lo que resulta de mayor valor, es que Latour utiliza tal investigación para
presentar su propia concepción de la referencia científica, la que será desarrollada a
continuación.
Demás está decir que la selva amazónica no tiene la apariencia de un laboratorio de biología
molecular. La espesura de sus árboles, la frondosa vegetación, la consistencia del suelo, etc. que
presenta la selva contrastan fuertemente con la rigidez de las paredes, la multiplicidad de
instrumentos, la calidad del aire, en síntesis, de los elementos que conforman el entorno de un
laboratorio de biología.