Está en la página 1de 2

El surgimiento de las ciencias sociales se sitúa comúnmente en el siglo XIX y se comprende

como un elemento definitorio de la consolidación de los ideales ilustrados modernos, es decir,


como la aplicación al ámbito humano-social de los criterios y procedimientos racionales. La
formación y el posterior desarrollo del capitalismo industrial produjeron profundos cambios en la
organización sociopolítica, que impulsaron, por ejemplo, el surgimiento de la sociología y la
economía política. Del mismo modo, el surgimiento de los primeros estudios antropológicos está
vinculado con la expansión colonial de Europa y la creciente necesidad de conocer a las
comunidades de las colonias. Más allá de las circunstancias concretas de su aparición histórica,
las "ciencias del hombre" despertaron, desde su constitución, el interés de la filosofía por
determinar qué tipo de saber representan y qué lugar ocupan en el campo general del
conocimiento junto a las consagradas ciencias de la naturaleza.

En efecto, para la epistemología tradicional, la emergencia de lo social en el ámbito del


conocimiento científico significó, casi exclusivamente, un problema metodológico. Se trata de la
perspectiva genealógico-política del filósofo e historiador francés Michel Foucault. En este
sentido, el análisis foucaultiano de las ciencias humanas es, también, una crítica general al
humanismo como ideal teórico y práctico de la cultura moderna. En primer lugar, repasaremos
algunas características generales del pensamiento foucaultiano, indispensables para
comprender cómo el surgimiento de las ciencias humanas se configura como un problema
histórico-político particular dentro de su obra.

Por último, nos ocuparemos de la concepción foucaultiana del humanismo y su codependencia


con las ciencias humanas. Como dijimos, aunque la perspectiva foucaultiana difícilmente puede
considerarse parte de la tradición epistemológica, introduce una diferencia crucial en el modo en
que los estudios sociales fueron tematizados por la filosofía de la ciencia. Esa diferencia reside
principalmente en que la pregunta por la emergencia de las ciencias humanas y por el tipo de
conocimiento que estas representan, se inscribe en un análisis, tal vez anterior y más general,
de las condiciones de emergencia de todo conocimiento. En este sentido, el trabajo de Foucault
no se propone el estudio de "la ciencia", ni "las ciencias" en sí mismas, como si designaran una
realidad preexistente y aceptada sin más, sino que se interesa en analizar las ciencias como
unas configuraciones, entre otras, de nuestra cultura, dado que ellas existen y se desarrollan en
paralelo con ciertas conductas, ciertas instituciones, ciertas formas de relación y ciertas
prácticas sociales.

Al contrario, lo que produce el conocimiento, sus objetos y sus modalidades, son las relaciones
de saber-poder que configuran la vida social. En efecto, como veremos, no es posible
comprender la importancia que adquirieron en nuestra cultura algunas disciplinas como la
clínica, la psicología o la pedagogía, sin tener en cuenta el rol de instituciones como la prisión, el
hospital o la escuela. Ahora bien, esa historicidad del conocimiento, no indica solamente que
existen condiciones previas que hacen que un determinado saber se configure o se forme , sino
que también señala que ese saber tiene consecuencias, es decir, tiene la capacidad de producir
ciertos efectos sobre la situación real histórica en la que aparece. Es así que no existe el saber o
el conocimiento como una realidad autónoma, sino que todo saber es siempre un poder, una
capacidad productiva.

Por lo cual, siempre que algo se constituye en objeto de conocimiento, se constituye también
como la presa o el blanco de un poder que le es correlativo. Un poder que no se ejerce bajo la
forma de una violencia física, sino como una forma de sujeción en tanto objeto de conocimiento.
Entonces, antes que una cuestión lógica o metodológica, el problema del conocimiento es para
Foucault una cuestión política. En términos generales, podemos definir este modo de abordar el
saber como una indagación que se mueve en dos direcciones.

Por otro lado, apunta a identificar los efectos que ese mismo conocimiento produce en la
realidad cultural y social a la que pertenece. Es decir, las prácticas, las experiencias o las
acciones que el conocimiento genera. Así, articulada en este doble movimiento, la propuesta de
Foucault consiste en mostrar cómo "ciertas prácticas sociales pueden llegar a engendrar
dominios de saber que no solo hacen que aparezcan nuevos objetos, conceptos y técnicas, sino
que hacen nacer además formas totalmente nuevas de sujetos" . No es posible comprender la
concepción foucaultiana del conocimiento sin tener en cuenta, como antecedente fundamental,
la filosofía de Nietzsche.

Foucault entiende que, de ese modo, Nietzsche revela la condición artificial e interesada del
conocimiento, en la medida en que todo invento, todo hecho que resulte de un proceso de
fabricación, expresa siempre una intención particular. Desde esta perspectiva nietzscheana se
entiende también que, en Foucault, el término "político" no refiere al ámbito de las teorías de los
sistemas de gobierno, las teorías del Estado, de la soberanía o de la ley. El término designa, más
bien, el ámbito de esas relaciones de fuerza de las que habló Nietzsche, esas relaciones de
poder que se establecen entre los hombres al nivel de la existencia concreta. Buena parte de la
obra de Foucault está atravesada por el esfuerzo de conceptualizar esta idea de lo político y de
pensar el funcionamiento del poder en términos nietzscheanos de relaciones de poder .

No podemos aquí reconstruir completamente la cuestión, entonces nos limitaremos a señalar


las características más importantes con las que Foucault define el poder y que están en la base
del análisis de las ciencias humanas que nos interesa. Es, sobre todo, una relación entre
acciones tendientes a modificar otras acciones, entre unas conductas sobre otras. En segundo
lugar, la idea del poder como relación implica dejar de concebirlo solo en términos negativos, es
decir, como una instancia exclusivamente represiva cuya única acción sería la opresión. De ese
funcionamiento, de esa red de relaciones, surge el conocimiento, y, en parte, se confunde con
él.

Quizás sea en este punto donde pueda apreciarse más claramente la distancia que separa al
enfoque foucaultiano de los enfoques tradicionales sobre las ciencias.

Powered by TCPDF (www.tcpdf.org)

También podría gustarte

  • Longino
    Longino
    Documento2 páginas
    Longino
    Maria Del Rosario Amatray
    Aún no hay calificaciones
  • Kuhn
    Kuhn
    Documento3 páginas
    Kuhn
    Maria Del Rosario Amatray
    Aún no hay calificaciones
  • Feminism o
    Feminism o
    Documento2 páginas
    Feminism o
    Maria Del Rosario Amatray
    Aún no hay calificaciones
  • Hacking
    Hacking
    Documento2 páginas
    Hacking
    Maria Del Rosario Amatray
    Aún no hay calificaciones
  • Lau Tour
    Lau Tour
    Documento2 páginas
    Lau Tour
    Maria Del Rosario Amatray
    Aún no hay calificaciones