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3.

CONFLICTOS EN LAS RELACIONES ENTRE PADRES E HIJOS

La relación padre-hijo comienza en la concepción. Durante el embarazo, tanto las

madres como los padres comienzan a vincularse con su bebé con gran amor y cuidado

en preparación para el nacimiento del bebé. Las mujeres embarazadas a menudo cuidan

lo que comen y reciben seguimiento médico, asesoramiento y atención que se vuelven

parte de la relación con su hijo. (GARCÍA VILLALUENGA et al., 2010)

Durante el embarazo, los padres intentan hacer la vida de la madre lo más fácil y

cómoda posible, porque en esta etapa la felicidad de la madre es la felicidad del niño. El

crecimiento puede describirse como un alejamiento gradual; En 25 años de vida, tu hijo

pasará de la dependencia absoluta de un recién nacido a la independencia que puede

alcanzar un adulto. (GARCÍA VILLALUENGA et al., 2010)

Tenemos varios mecanismos para cambiar las relaciones entre las personas,

especialmente las relaciones familiares. El conflicto es uno de estos mecanismos. Esto

nos permitirá modificar nuestra convivencia para acomodarnos a los cambios que sin

duda se producirán en la vida familiar. Básicamente, el entorno doméstico es un

entorno de comunicación. Todo lo que hacemos o decimos (o dejamos de hacer o decir)

indica algo que otros interpretarán. (GARCÍA VILLALUENGA et al., 2010)

Del mismo modo, todo lo que nuestros familiares hacen o dicen (o no hacen o no

dicen) indica lo que queremos interpretar. Un conflicto es útil si puede alcanzar una

nueva dimensión de la relación, cuando algunos o todos los miembros de la familia

cambian más o menos la forma de entender y afrontar la situación que generó su


desacuerdo, adquiriendo así nuevas herramientas para resolver futuros conflictos.

(GARCÍA VILLALUENGA et al., 2010)

Hay muchos factores que intervienen en lo que necesita saber sobre la crianza de

los hijos. Los más influyentes de estos son los modelos de crianza infantil. También

debemos entender que, así como todos aprendemos de nuestros padres, nuestros hijos

aprenden de nosotros cómo entender los conflictos y los momentos de crisis y cómo

resolverlos. Por tanto, el objetivo no será “comunicarse bien todo el tiempo”, sino

“fomentar la buena comunicación” y “saber lidiar con las dificultades de comunicación”.

(GARCÍA VILLALUENGA et al., 2010)

- En general, ante los problemas de nuestros hijos:

- Seguiremos haciendo lo que nos de buenos resultados.

- Dejemos de hacer cosas que no nos darán buenos resultados.

- Buscaremos nuevas formas de resolver situaciones conflictivas frecuentes.

Nos referimos a “crisis” cuando hablamos de situaciones emocionalmente muy

intensas, muy urgentes o muy preocupantes. Los momentos de crisis no sólo son

inevitables, son imprescindibles. Las relaciones familiares cambian y se reajustan como

respuesta a las crisis. Y ese reajuste hace posible un mejor funcionamiento. Durante la

crisis, hay más comunicación y más información. (GARCÍA VILLALUENGA et al., 2010)

Cuando hablamos de una situación emocionalmente intensa, muy urgente o muy

angustiosa, nos referimos a "crisis". Los momentos de crisis no solo son inevitables,

sino también imprescindibles. Las relaciones familiares cambian y se adaptan en

respuesta a la crisis. Este reinicio proporciona un mejor rendimiento. En tiempos de

crisis, hay más comunicación y más información. (GARCÍA VILLALUENGA et al., 2010)
3.1. CONFLICTOS EN LA INFANCIA

Nuestros hijos necesitan y nos pedirán que los ayudemos a crecer, y les resulta

más fácil expresar si están felices, tristes o enojados. Darnos cuenta de lo que queremos

y podemos hacer y lo que no podemos o no podemos hacer es un gran paso adelante:

podemos confiar en ellos y en nuestra intuición y sugerir pequeños pasos para

mejorarlos. (GARCÍA VILLALUENGA et al., 2010)

- ALCANZANDO LA AUTONOMÍA

Por autonomía entendemos la capacidad de las personas para cuidarse a sí

mismas y realizar tareas propias de su edad. Cuando tenemos niños pequeños en

nuestra familia, queremos que poco a poco se desarrollen y mejoren en las tareas de

cuidado personal: comer, vestirse, cepillarse los dientes, bañarse, ir al baño o limpiar.

También queremos que lo hagan de cierta manera; come con platos, viste según la

temporada o el evento en cuestión. (GARCÍA VILLALUENGA et al., 2010)

El proceso natural de desarrollo de los chicos y chicas, su maduración y

incremento marca su camino hacia la soberanía. La satisfacción de poder hacer por sí

mismos lo cual ven hacer a otros chicos y chicas o los adultos de su ámbito es

motivación suficiente para intentar en esta dirección. Generalmente, basta con facilitar

esta soberanía y dejar que se desarrolle por sí sola. (GARCÍA VILLALUENGA et al.,

2010)

En ocasiones este proceso de promoción de la soberanía se estanca. No sentimos que un

papá, mamá o cuidador logre facilitar que nuestros propios hijos se muevan en la

dirección que ellos desean podría ser bastante reconfortante ya que no saben lo cual
esperamos de ellos o pues no saben cómo realizarlo. (GARCÍA VILLALUENGA et al.,

2010)

“Sea como sea la razón, la aparición de situaciones problemáticas diarias que

frecuentemente se repiten de igual manera es una clara señal de que es hora de buscar

un cambio en la manera de abordarlo” (GARCÍA VILLALUENGA et al., 2010).

3.2. CONFLICTOS EN LA ADOLESCENCIA

La fase de desarrollo que llamamos juventud, que pasa cerca de los 12-19 años, se

caracteriza por cambios rápidos, empero no constantemente permanentes, en la

relación de los adolescentes con el medio ambiente. Empero, sin embargo, los patrones

de comportamiento se establecen en este punto y se quedan contigo por lo demás de tu

vida. (GARCÍA VILLALUENGA et al., 2010)

No tenemos la posibilidad de aguardar que nuestro hijo o hija constantemente se

encuentre según con nosotros mismos, pues las metas de los jóvenes acostumbran ser

bastante diferentes de las metas de sus papás, la posibilidad de aguardar que escuchen

nuestras propias recomendaciones y opiniones y las consideren, aunque en ocasiones

las rechacen. (GARCÍA VILLALUENGA et al., 2010)

Tienen la posibilidad de tener en cuenta los próximos puntos para facilitar la

comunicación:

- Recomendar contra Comando: “Sugerir conversaciones, no forzarlas. Una

plática en la que una persona habla y escucha solo puede pasar si dicha

persona de esta forma lo quiere” (GARCÍA VILLALUENGA et al., 2010).


- Comprensión y alienación: “Una vez que nuestro hijo joven hable, intentar

comprenderle, pensar en lo cual siente o aspira decirnos. Esto no debería

confundirse con estar según él de todo corazón” (GARCÍA VILLALUENGA et al.,

2010).

- Proveer y reclamar: “Ofrecer tiempo y espacio para la plática y aceptar

varias de las responsabilidades comunicativas de la vida” (GARCÍA

VILLALUENGA et al., 2010).

- Dialogar del futuro: “Destinar más tiempo y energía a dialogar de lo cual

nos agradaría ver, qué haríamos si sucediera, cómo deseamos que suceda,

etcétera. Aceptando que puede y posiblemente lo va a hacer” (GARCÍA

VILLALUENGA et al., 2010).

Mientras nuestros propios hijos crecen, esperamos que desarrollen un sentido de

responsabilidad. Deseamos que cooperen en más temas y deseamos que tomen la idea o

asuman las secuelas de sus elecciones. Simultáneamente, deseamos fiar más de forma

sencilla en ellos y en sus recursos y capacidad para organizarse y proteger de sí mismos

y de quienes los rodean, como los hermanos menores. (GARCÍA VILLALUENGA et al.,

2010)

La responsabilidad está estrechamente relacionada con la independencia. Una

vez que los papás sienten y aseguran que sus hijos son más causantes, les resulta más

simple brindarles confianza e independencia para actuar y tomar elecciones según sus

propios estándares. Además, si poseen más poder de elección, tienden a ser más

causantes. (GARCÍA VILLALUENGA et al., 2010)

3.3. CONFLICTOS CON HIJOS ADULTOS


No es raro que los adultos en la treintena que en la actualidad viven con sus

papás, así como sus hermanos, vivan con sus papás por períodos de tiempo más largos

gracias a componentes sociales y económicos en las últimas décadas. (GARCÍA

VILLALUENGA et al., 2010)

En ocasiones hablamos de trabajo y de gente con ingresos. Otras veces

permanecen estudiando, no poseen ingresos o permanecen a tiempo. Quizás se resisten

a la libertad ya que no la piensan elemental, la hallan incómoda o se sienten

responsables por tenderle una trampa a sus papás. Otras veces, anhelan ser autónomos,

sin embargo, la carencia de ingresos o falta de ingresos se lo impide. (GARCÍA

VILLALUENGA et al., 2010)

“Otra situación que puede obligar a los padres a vivir con un hijo adulto es

cuando el hijo adulto regresa a casa por alguna circunstancia personal, como el

divorcio o el desempleo, cuando el hijo adulto se independiza” (GARCÍA

VILLALUENGA et al., 2010).

La convivencia de los adultos puede volverse contradictoria por el derecho a

elegir, organizarse y conducirse según las normas que marca la edad. El conflicto puede

surgir cuando estas iniciativas entre adultos que cohabitan son conflictivas o

incompatibles, o cuando no se cumplen las expectativas. (GARCÍA VILLALUENGA et

al., 2010)

“Si bien la comunicación entre adultos puede considerarse comunicación entre

pares cuando se trata de padres e hijos, es inevitable tener en cuenta las interacciones

familiares existentes” (GARCÍA VILLALUENGA et al., 2010).


CONCLUSIÓN...

La conclusión que yo puedo dar a este tema es que tantos los padres como

nosotros como hijos pasamos por problemas en cualquier ámbito entonces las bases

fundamentales de nuestras crianzas se basa en la crianza que les han dado a nuestros

sucesores que es lo que nos trasmiten para nuestra crianza entonces debemos siempre

llevar de buena manera todo lo conflictivo que se vive alrededor de la familia ya que es

parte de ella para poder fortalecerse tantos los padres como nosotros como hijos.

BIBLIOGRAFÍA...

GARCÍA VILLALUENGA, L., BOLAÑOS CARTUJO, I., GARRIGPOS TEMBLEQUE, S.,

HIERRO REQUENGA, M., & TEJEDOR URETA, M. (2010). CÓMO RESOLVER

LOS CONFLICTOS FAMILIARES. GUIAS, 10-82. Recuperado el 09 de

DICIEMBRE de 2022, de file:///C:/Users/Usuario/Downloads/conflictos

%20familiares.pdf

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