Está en la página 1de 2

MASTER DE DERECHOS HUMANOS, DEMOCRACIA Y JUSTICIA INTERNACIONAL

CUESTIONES EN TORNO AL DENOMINADO “ALTO EL FUEGO MUNDIAL DE LA ONU”


Natalia Carolina Pedrozo Arbeláez
EJERCICIO FINAL DE EVALUACIÓN

La pandemia surgida en los últimos meses del 2019 tomó por sorpresa el mundo, ningún
gobierno en el mundo se encontraba efectivamente preparado para afrontar una crisis de esta
magnitud. Además de las vidas perdidas y del alto número de personas contagiadas alrededor
del mundo, esta situación también ha evidenciado otras grandes problemáticas como la
corrupción, las debilidades del sistema de salud, la fragilidad de la economía, el alto grado de
vulnerabilidad de muchas personas y la gravedad de la pobreza.

Sin embargo, esta problemática generó que independientemente de los intereses individuales
de cada estado, se creara una necesidad colectiva, acabar con un enemigo en común: el COVID
19. En ese sentido, el Secretario General de la ONU hizo un llamado a un alto al fuego mundial,
con el fin de que por lo menos en aras de salvaguardar a la humanidad de los riesgos de la
pandemia, se suspendan los conflictos armados alrededor del mundo. Es claro que el COVID 19
no distingue nacionalidad, etnia o clase social, por lo que es importante que todos los
esfuerzos se encaminen a superar esta problemática mundial.

Hoy en día, son miles y miles de personas quienes se ven enfrentados a las gravísimas
consecuencias de la guerra, y las personas más vulnerables, que son las que pagan el precio
más alto, también son las que se encuentran en una mayor situación de riesgo frente al Covid
19, pues en su mayoría los lugares más afectados por los conflictos armados, son los lugares
con mayores déficits en cuanto a la garantía de los derechos humanos y aquellos con los
sistemas de salud más precarios. El Secretario General recomienda la cuarentena no solo a la
población sino también a estos conflictos. Señala que es necesario poner fin a la guerra para
luchar en conjunto contra un virus que afecta a toda la humanidad.

Tal y como se mencionó anteriormente, los lugares en los que se desarrollan conflictos
armados, son los mismos en los que además se viven crisis humanitarias y problemas
medioambientales, lugares en los que la población local y lo refugiados tienen necesidades
básicas insatisfechas, por lo que es necesario que los estados actúen como una comunidad
internacional unida por la solidaridad, no solo en cuanto a la designación de recursos sino
también en cuanto a la voluntad diplomática de cooperar hacia la paz.

Para cumplir estos objetivos, la ONU creo un plan de contingencia en el que se destinaron
unos recursos específicos para remediar las consecuencias de la pandemia , lo cual resulta
imprescindible para garantizar la seguridad sanitaria mundial.

Es importante mencionar que por primera vez en la historia de la humanidad, se presenta una
situación que afecta absolutamente a toda la humanidad, que no distingue entre países ricos y
pobres y que al contrarrestarla se beneficia a todos y cada uno de los gobiernos y de los seres
humanos. Es una situación sin precedentes que en razón de su carácter global debería estar
llamado a la unión y a la solidaridad. Sin embargo, lo que se ha evidenciado son Estados que
subestiman la gravedad del Covid 19, jóvenes que se creen inmunes ante un virus que
supuestamente solo afecta a la población mayor, medios que propagan el miedo y personas
que ante las circunstancias actuales aún promueven la xenofobia y el odio.

Se ha visto como algunas personas han respondido atacando a los nacionales chinos, a los
migrantes, a las personas mayores y hasta al personal sanitario. El individualismo ha llegado a
un punto tal que muchas personas pretenden garantizar su seguridad aún pasando por encima
de los derechos de los otros, muestra de ello es que al inicio de la pandemia hubo una gran
escasez de implementos de aseos y algunos productos del supermercado, lo cual aumenta la
brecha entre las personas que tienen los medios para protegerse y aquellos que se encuentran
completamente desprotegidos.

Si bien en el mundo se había visto un incremento del pensamiento individualista en contraste


con el de una sociedad colectiva, la pandemia ha generado que en muchos lugares el odio
tome la delantera. La distancia social se ha convertido en la norma por lo que aquellas
personas que antes eran socialmente aisladas, ahora son prácticamente invisibles. Las
relaciones sociales virtuales se incrementaron de una manera exponencial, las reuniones por
internet se convirtieron en el plan de todos los día, mientras que las relaciones sociales
terminaron por deteriorarse.

El Covid 19 ha sacado a relucir grandes problemáticas de la sociedad moderna: la corrupción,


la guerra, la desigualdad, la discriminación, la falta de garantías de los derechos humanos, la
xenofobia, el racismo, la fragilidad de la economía, la mezquindad de unos gobiernos y la
debilidad de muchos otros, la reducida accesibilidad a los medios tecnológicos de las personas
vulnerables, la gravedad de los trabajos informales y la vulnerabilidad de los trabajadores del
día a día, la necesidad de invertir más recursos en el sector de la ciencia y la salud y además
dejó al descubierto otra pandemia que ha carcomido a la humanidad por mucho más tiempo:
la pobreza.

Determinar la manera de superar todos estos problemas es una tarea difícil, especialmente
porque en su mayoría son consecuencias de un problema estructural que ya venía
acumulándose desde hace mucho tiempo y que el Covid 19 únicamente lo aceleró. Acabar con
el coronavirus es una tarea que requiere de tiempo. Tiempo en el que las personas
especializadas puedan desarrollar un método médico que combata los efectos físicos del virus,
tiempo en el que los sistemas de salud se estabilicen y consigan atender adecuadamente a
todos los pacientes y tiempo en el que la sociedad se reestructure y se replantee la manera de
actuar de ahora en adelante. Pero lo más importante, es señalar que la única forma de salir
adelante como humanidad es a través de la solidaridad.

En 1945 cuando se creó la ONU y en 1948 cuando se promulgó la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, se tenían unos altos ideales de unión, se buscaba dejar atrás las
atrocidades de la segunda guerra mundial y dar un paso hacia el camino de la paz. Los
intervinientes en dichos instrumentos pensaban que los mismos serían suficientes para
garantizar una paz estable y duradera, de manera que se acababa por completo con la
posibilidad del estallido de una tercera guerra mundial.

Sin embargo, hoy estamos en una especie de guerra mundial, la humanidad en su conjunto
contra un enemigo en común: el Covid 19. No hay invasiones militares, ni crímenes de lesa
humanidad, no hay gobiernos enfrentados en una lucha a muerte ni personas escondidas en
trincheras orando por el día en que se finalicen las hostilidades. Hoy lo que tenemos son
personas encerradas en sus casas junto a sus familias, pero muchos asegurando que se les está
coartando la libertad, tenemos gobiernos más preocupados por la economía que por la crisis
sanitaria y tenemos la incertidumbre y el miedo de estar luchando contra un enemigo sin
armas. Hoy no necesitamos un gobierno más fuerte que acabe con e victimario, hoy lo único
que necesitamos es unirnos como humanidad y actuar con solidaridad. Acabar con los
conflictos armados y luchar porque cada uno de los derechos humanos sean garantizados. Hoy
tenemos que pensar cuál es el mundo que dejaremos a las futuras generaciones.

También podría gustarte