Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
FUNDAMENTOS ÉTICO-
POLÍTICOS DE LA
PLANIFICACIÓN SOCIALISTA
Grupo Cibcom
cibcom.org
Los comunistas, lejos de emprender bajo las condiciones actuales discusiones inútiles con los
demócratas, actúan, por el contrario, en todos los problemas prácticos del partido, como
demócratas. La democracia tiene en todos los países civilizados como consecuencia inevitable
el dominio político del proletariado; y el dominio político del proletariado es la primera premisa
de todas las medidas comunistas. Mientras la democracia no ha sido, pues, conquistada, luchan
comunistas y demócratas en conjunto y son los intereses de los demócratas al mismo tiempo los
de los comunistas – F. Engels 1
Introducción
Cuando los comunistas juzgan al capitalismo como dañino, social y
medioambientalmente, ¿desde qué criterio o parámetros lo hacen? En este artículo
intentaremos abordar los aspectos ético-políticos del comunismo, en concreto, la relación
entre socialismo y democracia. Empecemos, pues, por un pequeño repaso de la evolución
histórica de esta última.
Tanto es así que, actualmente, tanto comunistas y como muchos procapitalistas dicen
defenderla. Quitando los pocos gritos que claman por volver a sociedades estamentales, hoy
todos pensamos que todos debemos ser igual de libres, y todos los debates giran en torno a
quién es más consecuente con dicho ideal. Ahora bien, si esto es así, ¿qué diferencia a unos
y otros? Aquí es donde entra la democracia. La democracia fue, junto al liberalismo de los
burgueses, el otro gran candidato llamado a realizar la libertad universal; el que reclamó el
1
A. Rosenberg. Democracia y socialismo.
2
cibcom.org
movimiento obrero y campesino. Una democracia, claro está, que no tiene nada que ver con
el intento de aristocracia que supone votar a “los más preparados”; “los mejores” (esto es,
literalmente, lo que significa aristoi), cada cuatro años.
Esta disyuntiva, que actualmente puede parecer excesivamente tajante, era evidente
para los primeros adalides del liberalismo. Si uno lee los escritos de un James Madison o de
un Alexander Hamilton encuentra afirmaciones como las siguientes:
Una democracia pura, por la que entiendo una sociedad integrada por un reducido número de
ciudadanos, que se reúnen y administran personalmente el gobierno, no puede evitar los peligros
del espíritu sectario. En casi todos los casos, la mayoría sentirá un interés o una pasión comunes;
la misma forma de gobierno producirá una comunicación y un acuerdo constantes; y nada podrá
atajar las circunstancias que incitan a sacrificar al partido más débil o a algún sujeto odiado. Por
eso estas democracias han dado siempre el espectáculo de su turbulencia y sus pugnas; por eso
han sido siempre incompatibles con la seguridad personal y los derechos de propiedad2.
Todas las comunidades se dividen entre los pocos y los muchos. Los primeros son los ricos y
bien nacidos, los demás la masa del pueblo. La gente es alborotadora y cambiante, rara vez juzgan
o determinan el bien. Hay que dar a la primera clase, pues, una participación importante y
permanente en el gobierno. Sólo un cuerpo permanente puede controlar la imprudencia de la
democracia3.
Por no hablar de Friedrich Hayek o Ludwig von Mises, a los que no les temblaba el
pulso al admitir que incluso la más declarada tiranía era preferible a una auténtica
democracia:
No se puede negar que el fascismo [italiano] y movimientos similares que pretenden establecer
dictaduras están llenos de las mejores intenciones y que su intervención, por el momento, ha
salvado la civilización europea. El mérito que el fascismo ha ganado para sí mismo seguirá vivo
eternamente en la historia4.
Es posible que un dictador pueda gobernar de manera liberal. Y también es posible para una
democracia el gobernar con una total falta de liberalismo. Mi preferencia personal se inclina a
una dictadura liberal y no a un Gobierno democrático donde todo liberalismo esté ausente…
Desafortunadamente, en estos tiempos las democracias están concediendo demasiado poder al
Estado. Esta es la razón por la cual soy muy cuidadoso de distinguir entre ‘democracias
limitadas’ y ‘democracias ilimitadas’. Y obviamente mi elección es por las democracias
limitadas5.
2
Madison, El Federalista X: https://thefederalistpapers.org/federalist-papers/federalist-paper-10-the-utility-of-
the-union-as-a-safeguard-against-domestic-faction-and-insurrection-continued.
3
Hamilton; La otra historia de los Estados Unidos, Howard Zinn, pags 70-71.
4
R. Raico, Mises sobre el fascismo, la democracia y otras preguntas. 51. Disponible en:
https://mises.org/es/library/mises-sobre-el-fascismo-la-democracia-y-otras-preguntas.
5
Friedrich Hayek, El Mercurio.
3
cibcom.org
escritos de autores como Patri Friendman, Peter Thiel6 o Hans-Hermann Hoppe7. Pasemos a
examinar el proyecto liberal y las contradicciones que lo tornan incompatible con la libertad
universal.
Así pues, los defensores del capitalismo piensan que se es libre porque ya no
dependemos personalmente de nadie, porque ahora “solo” dependemos de las exigencias de
una entidad supraindividual, el Capital. Mi existencia no depende de que yo trabaje o
produzca para algo o alguien concreto, precisamente porque ahora depende de que trabaje o
produzca en abstracto.
El operario desea sacar lo más posible, y los patronos dar lo menos que puedan. Los obreros
están siempre dispuestos a concertarse para elevar los salarios, y los patronos, para rebajarlos.
6
P.Fiel. The Education of a Libertarian. Disponible en: https://www.cato-unbound.org/2009/04/13/peter-
thiel/education-libertarian.
7
M. Schwarz. Libertad en lugar de democracia. Disponible en: https://www.mises.org.es/2015/10/libertad-en-
lugar-de-democracia/.
8
Ian Wrigtht. La arquitectura social del capitalismo. Disponible en: https://cibcom.org/la-arquitectura-social-
del-capitalismo/.
4
cibcom.org
Sin embargo, no es difícil de prever cuál de las dos partes saldrá gananciosa en la disputa, en la
mayor parte de los casos, y podrá forzar a la otra a contentarse con sus términos. [...] Un
propietario, un granjero, un fabricante o un comerciante, aun cuando no empleen un solo
trabajador, pueden generalmente vivir un año o dos, disponiendo del capital previamente
adquirido. La mayor parte de los trabajadores no podrán subsistir una semana, pocos resistirán
un mes, y apenas habrá uno que soporte un año sin empleo. A largo plazo tanto el trabajador
como el patrono se necesitan mutuamente; pero con distinta urgencia9.
Los componentes de cada clase cambiarán con el tiempo, pero la dependencia de una
clase con la otra persistirá de forma estructural. Y esto hay que recalcarlo: la dependencia
mercantil no es dependencia personal; el hecho de que los trabajadores dependan de los
capitalistas, no significa que los capitalistas (como individuos concretos) dominen el sistema
en su conjunto. Quien domina es el Capital y sus exigencias. Ante una crisis de rentabilidad,
el capitalista particular caerá quiera o no; sus competidores lo despedazaran. Esta es una de
las razones por las que los mismos capitalistas (y sobre todo los pequeños y medianos
empresarios) deberían plantearse si merece la pena seguir aferrándose al clavo del que
dependen, aunque este clavo sea un infierno de incertidumbres.
Esto resulta ser la “libertad liberal”: una dictadura del Capital que, a falta de
mecanismos directos de coordinación social, otorga, mediante un mecanismo indirecto (la
competencia mercantil), la llave de la dominación a unos pocos: los capitalistas de turno.
9
Adam Smith. Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones («La riqueza de las
naciones»). pp. 64-65.
5
cibcom.org
la esfera política o económica, sin entrar en una contradicción. La pregunta ahora es ¿cuáles
son esas escisiones?
La separación del Estado político y la sociedad burguesa adopta la forma de una separación entre
los diputados y sus mandantes... La contradicción se presenta por duplicado: 1. ° Formalmente.
Los diputados... forman una sociedad que no se halla vinculada con sus mandantes mediante
'instrucciones' o encargo. Formalmente son comisionados; pero dejan de serlo en cuanto son
reales. Tienen que ser diputados y no lo son. 2° Materialmente. Con respecto a los intereses...
Aquí ocurre lo contrario. Su delegación la han recibido como representantes de los asuntos
generales o públicos, pero lo que representan realmente son asuntos particulares15.
En un principio, por medio de la simple división del trabajo, la sociedad creó los órganos
especiales [los representantes] destinados a velar por sus intereses comunes. Pero, a la larga,
estos órganos, a cuya cabeza estaba el Poder estatal persiguiendo sus propios intereses
específicos, se convirtieron de servidores de la sociedad en señores de ella [...]. No hay ningún
país en que los "políticos" formen un sector más poderoso y más separado de la nación que en
los EE.UU. Aquí cada uno de los dos grandes partidos que se alternan en el Poder está a su vez
gobernado por gentes que hacen de la política un negocio, que especulan con los escaños de las
asambleas legislativas de la Unión y de los distintos Estados Federados, o que viven de la
agitación en favor de su partido y son retribuidos con cargos cuando éste triunfa. [...]. Y es
precisamente en los EE.UU. donde podemos ver mejor cómo progresa esta independización del
Estado frente a la sociedad, de la que originariamente estaba destinado a ser un simple
instrumento. Allí no hay dinastía, ni nobleza [...], ni burocracia con cargos permanentes y
derecho a jubilación. Y, sin embargo, en los EE.UU. nos encontramos con dos grandes cuadrillas
de especuladores políticos que alternativamente se posesionan del Poder estatal y lo explotan por
los medios más corruptos y para los fines más corruptos; y la nación es impotente frente a estos
dos grandes consorcios de políticos, pretendidos servidores suyos, pero que, en realidad, la
dominan y la saquean16.
“La cuestión clave no es que algunos individuos de origen relativamente humilde sean
reclutados para cargos públicos, sino quién tiene el poder”17. Como veremos más adelante,
lo realmente revolucionario de la democracia es que, al implicar a una ciudadanía
mayoritariamente obrera en la política, permite el desarrollo masivo de su conciencia de
15
K. Marx. Crítica de la filosofía del Derecho de Hegel.
16
F. Engels. Introducción a La Guerra civil en Francia. Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/m-
e/1870s/gcfran/intro.htm.
17
W. Paul Cockshott y Allin F. Cottrell. Sobre la democracia. Disponible en: https://cibcom.org/sobre-la-
democracia/.
7
cibcom.org
clase y su subsecuente organización frente a los capitalistas; el actual centro de poder. Por
contra, el parlamentarismo mantiene hoy las mismas lacras que cualquier otro régimen
oligárquico. Los integrantes de Association for the Desing of History las han resumido muy
bien: imposibilidad de armonizar electores y elegidos, despolitización y desmovilización
ciudadanía, bloqueo de medidas radicales, corrupción, secretismo, enredos constantes entre
representantes y capitalistas, etc. Como bien explican estos autores, esta situación crea una
peligrosa desconfianza hacia “la política” en general, que, de no orientarse hacia la
superación de la política parlamentaria en particular, podría exacerbar las ya presentes
tendencias tecnocráticas hasta formas cercanas al fascismo18.
La cuestión militar, por otro lado, plantea una difícil encrucijada a la democracia: el
ejército no parece poder desaparecer, pues incluso manteniendo una actitud bilateral a nivel
externo, es más que probable que se deban asumir restos bélicos para nada desdeñables, sin
embargo, como bien sabemos en países de habla hispana, un ejército permanente puede
resultar mucho más peligroso que un enemigo externo. Tal y como establece la mencionada
“condición de posibilidad”, la mera existencia de una entidad con la capacidad de anular las
libertades ciudadanas ya supone, en sí misma, un cuestionamiento de dichas libertades. La
disparidad de capacidades bélicas; la concentración de las mismas, es una escisión del mismo
tipo que las citadas: genera una entidad supeditada a la sociedad misma, capaz de dar un
18
Association for the Desing of History. Logics of State and Representative Democracy. Disponible en:
https://www.designing-history.world/en/manifesto/state/.
19
Para introducirse en el potencial de este antiguo mecanismo político puede ser interesante la lectura de El
sorteo o la socialización del capital político, de Jose Luis Moreno Pestaña, disponible en:
https://www.academia.edu/11997637/El_sorteo_o_la_socializaci%C3%B3n_del_capital_pol%C3%ADtico.
8
cibcom.org
Esto nos lleva a hacer un inciso sobre el papel de los partidos en la democracia.
Aunque pueda parecer extraño, un partido democrático, para ser tal, no puede aspirar a
gobernar. La idea de un partido capaz de dirigir una sociedad mediante sus diputados sólo es
concebible en el parlamentarismo. Ahora bien, si en la república democrática no hay
distinción entre gobernantes y gobernados; si son los propios ciudadanos los que administran
20
F. Engels, The Prussian Military Question and the German Workers' Party. Disponible en:
https://www.marxists.org/archive/marx/works/1865/02/12.htm.
21
Stephen Shalom. ParPolity: Political Vision for a Good Society. Disponible en:
https://archive.is/20030224184356/http://www.zmag.org/shalompol.htm.
22
Antoni Domènech. El Eclipse de la Fraternidad. p. 389.
23
Como explicamos en otros artículos, en cuestiones secundarias como las inversiones lúdicas, no es necesario, ni
deseable, buscar un acuerdo. Si, por ejemplo, un 60% de la población quiere invertir en deportes y un 40% en
artes, es razonable que el 60% del presupuesto vaya a lo primero y el 40% a lo segundo, con independencia de
que cualquiera pueda disfrutar después de ambos servicios.
9
cibcom.org
24
Paul Cockshott. Disponible en: https://cibcom.org/entrevista-a-paul-cockshott/.
25
Para una aproximación al posible funcionamiento de estas instituciones en la actualidad puede ser interesante
la lectura de textos como La democracia se ejerce sin intermediarios, de Juan Carlos Calomarde García, y
ParPolity: Political Vision for a Good Society, de Stephen Shalom.
26
F. Engels. Carta a Auguste Bebel. Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e18-3-
75.htm#5.
10
cibcom.org
Aclarado esto, es fácil intuir cómo esta lógica se extiende al resto de esferas sociales.
Llegamos, finalmente, al ámbito de la producción y circulación de bienes y servicios.
27
Aristóteles. La política, libro séptimo, capítulo I. La cursiva es nuestra. Disponible en:
http://www.filosofia.org/cla/ari/azc03223.htm.
28
“[En política] es preciso seguir necesariamente uno de estos dos caminos: o dejar las decisiones todas a todo
el cuerpo político, o encomendarlas todas a una minoría, por ejemplo, a una o más magistraturas especiales
[…]. El encomendarlas a la generalidad es propio del principio democrático, porque la democracia busca sobre
todo este género de igualdad”. Confiar la decisión de todos los negocios a una minoría es, en cambio,
oligárquico, incluso si esa minoría ha sido elegida por la generalidad (ibíd. libro sexto, capítulo XI. La cursiva
es nuestra. Disponible en: http://www.filosofia.org/cla/ari/azc03211.htm).
29
ibíd., libro primero, capítulo V. Disponible en: http://www.filosofia.org/cla/ari/azc03038.htm#kn025.
11
cibcom.org
Por ello, la libertad, como proyecto que concede igual autonomía a todos los
ciudadanos, solo existe de hecho, no ya cuando se depende de este mercado, sino cuando lo
único a lo que hay que rendir cuentas es una institucionalidad que responde, directa y
conscientemente, a la voluntad ciudadana: el plan. Este nos permite liberarnos del estrecho
filtro de la rentabilidad, acicate del individualismo y el desperdicio, para proceder a una
objetivación mucho más directa y responsable de nuestras necesidades. Directa, porque nos
libra del capitalista como intermediario entre la producción y el consumo, y responsable,
porque en una democracia desarrollada, la deliberación permite un debate plural sobre la
prioridad de cualquier necesidad. Para el integrante de una república democrática, el
consumo ya no representa la mera adquisición de unas mercancías de origen desconocido,
sino el resultado necesario de un sacrificio ambiental y humano no siempre razonable.
Nuestro tiempo de vida de como trabajadores y el bienestar del ecosistema pueden resultar
necesidades mucho más prioritarias que la expansión de la producción. Esta sería la última
concreción institucional de una democracia plena en la época actual: la planificación
socialista de la economía.
sino un proceso dinámico e interactivo que debe ser sensible a las necesidades ciudadanas
desde su inicio.
Pero diremos más. Una respuesta común suele ser “vale, esto implicaría
autoritarismo, pero, en ciertas ocasiones, es preferible tomar éste a perdernos por los
lentos y farragosos procedimientos democráticos”. Este es otro dogma que merece ser
reexaminado. Leigh Phillips plantea un experimento mental muy interesante al
respecto:
33
W. Paul Cockshott y Allin F. Cottrell. Sobre la democracia. Disponible en: https://cibcom.org/sobre-la-
democracia/.
13
cibcom.org
¿Un gobierno global, elegido democráticamente, que, en pocas semanas, pudiera elegir
el mejor plan, después de recibir el asesoramiento de los expertos, y luego dirigir
rápidamente los recursos hacia donde los esfuerzos fueran más eficientes y tuvieran más
posibilidades de éxito? ¿O una serie de conversaciones multilaterales entre las partes
interesadas en las que durante la mayor parte de esos cinco años se debatiera quién se
haría cargo de la mayor parte del costo (si está familiarizado con el debate sobre la
"financiación del clima", pruebe con la "financiación de los asteroides"); qué país
obtendría la mayor cantidad de puestos de trabajo del proyecto; qué empresas ganarían
los contratos; cómo compartir los datos, la tecnología y las mejores prácticas; y qué
ciudad conseguiría acoger la secretaría del proyecto? 34
b) Una variación de este argumento dice que los ciudadanos, aun estando capacitados
para la actividad democrática, carecen de la motivación necesaria para desarrollarla.
Se nos suele decir que la mayoría de la población aborrece la política y que, por ello,
sería imposible un sistema basado en la participación masiva de la misma. Pues bien,
nosotros creemos todo lo contrario: la gente aborrece la política porque el Estado
burgués los excluye, sistemáticamente, de la misma, no al revés. Es algo bastante
evidente si comprobamos la experiencia histórica del movimiento obrero. Cuando la
política se reduce a una pugna entre elites, la participación, convertida en un
instrumento para acumular o ratificar privilegios, va en decadencia. Es normal, ¿para
qué participar en algo cuando las decisiones se toman fuera de ese algo? “Para eso
mejor no hacer nada”. Ahora bien, cuando las instituciones brindan la oportunidad
real de intervenir en el curso de la sociedad, la participación aumenta como la espuma.
En las democracias, la ciudadanía, al establecer una verdadera conexión causal entre
sus decisiones y sus consecuencias, percibe la política como algo suyo. Y lo que es
más, aquellas decisiones, al estar mucho más acotadas temáticamente, y debatirse
antes y después de ser implementadas, permiten un continuo aprendizaje de ensayo y
error, en ningún sentido equiparable a las actuales elecciones. Algo, dicho sea de paso,
abiertamente reconocido por el supuestamente liberal John Stuart Mill, quien afirmaba
que “la práctica de la dikasteria [tribunales populares compuestos por sorteo] y la
ekklesía [arquetipo de asamblea popular] elevaban las capacidades intelectuales de un
ciudadano medio a una altura con mucho superior a la que podamos encontrar en algún
otro ejemplo, sea antiguo o moderno” 35. La apatía popular, más que una prueba de la
imposibilidad de la democracia, es un indicativo de cuán lejos estamos hoy de ella.
34
Leigh Phillips. The solution is Democracy. Disponible en: https://www.jacobinmag.com/2014/11/the-solution-
is-democracy/.
35
M. I. Finley, Vieja y nueva democracia y otros ensayos, op. cit, p. 41.
14
cibcom.org
“físico-técnicas”, del estilo de “solo vale para comunidades pequeñas, pues no puedes
meter a toda la ciudadanía en una asamblea”, no hay mucho que decir. No hace falta
ser un entendido para comprobar que quien apoya este tipo de discursos o no ha
profundizado mucho en el tema, o esconde otro tipo de razones. En la actualidad, no
hay ninguna dificultad para llevar a cabo plebiscitos, sorteos y debates públicos
presenciales. Para lo primero bien valdrían las actuales urnas o algún tipo de
dispositivo electrónico36. Mecanismos de sorteo hay desde la Antigua Grecia. Y en
cuanto a los debates, una red de asambleas municipales conjugada con debates tele-
transmitidos sería más que suficiente.
d) Por último, para los que piensen que una democracia propiamente dicha sería
sinónimo de una “dictadura de la mayoría”, en el sentido coloquial, tenemos una
respuesta compleja:
Ahora bien, si lo que entendemos por tal es una situación en la que una parte
de la población (la mayoría) tiene la capacidad de limitar la libertad de otros (las
diferentes minorías), no podemos estar más en contra. A los comunistas se nos suele
recalcar que la oposición a la propiedad privada va en esa línea, pero nada más lejos
de la realidad. Se rechaza que cualquier minoría acapare la propiedad privada de los
medios de producción, precisamente, por suponer un escollo para la autonomía social
del resto. El caso no es en ningún sentido analogable al sexismo, la homofobia, la
xenofobia o similares. Todas estas formas de opresión se rechazan por la misma razón
36
El mismo Cockshott plantea una propuesta interesante en su artículos como HandiVote: simple, anonymous,
and auditable electronic voting o Extending Handivote to Handle Digital Economic Decisions, disponibles en:
http://eprints.gla.ac.uk/5941/ y https://www.scienceopen.com/hosted-
document?doi=10.14236/ewic/VOCS2010.5.
15
cibcom.org
37
F. Engels. Contribución a la crítica del proyecto de programa socialdemócrata de 1891. Disponible en:
https://www.marxists.org/espanol/m-e/1890s/1891criti.htm.
38
R. Luxemburgo. La Revolución Rusa. Disponible en:
https://www.marxists.org/espanol/luxem/11Larevolucionrusa_0.pdf.
39
125 aniversario de la muerte de Marx. Entrevista. Disponible en: https://sinpermiso.info/textos/125-
aniversario-de-la-muerte-de-marx-entrevista.
16
cibcom.org
Solo mediante esta concepción de la dictadura del proletariado son entendibles las
particularidades de una verdadera revolución comunista; una revolución esencialmente
democrática, por sus métodos. Marx recalcó incansablemente esta idea en el contexto de la
Comuna de París (1871): “así como el aparato de Estado y el parlamentarismo no son la vida
real de las clases dominantes sino únicamente los instrumentos generales y organizados de
su dominación; las garantías políticas, las formas y modos de expresión del viejo orden de
cosas”, la democracia “no es el movimiento social de la clase obrera ni, en consecuencia, (el
movimiento) de la regeneración general de la humanidad; es sólo el medio organizado de su
acción”. La república democrática “no suprime la lucha de clases mediante la cual la clase
obrera tiende a abolir todas las clases y, en consecuencia, toda dominación de clase [...], pero
crea el medio racional en cuyo seno esta lucha de clases puede pasar por sus distintas fases
de la manera más racional y más humana”41.
40
K. Marx. Manifiesto del Partido Comunista.
41
K. Marx. Comunicado, primer borrador, 1871, p.165 ss. Edic. Pekín 1966. La cursiva es nuestra.
42
Aristóteles. La Política, libro séptimo, capítulo I. Disponible en:
http://www.filosofia.org/cla/ari/azc03223.htm.
43
Ibíd., libro sexto, capítulo III. Disponible en: http://www.filosofia.org/cla/ari/azc03223.htm. La cursiva es
nuestra.
17
cibcom.org
lejos de ser una interesada interpretación suya, es una descripción sociológicamente realista
de las primeras experiencias democráticas. Para el estagirita, las formas políticas deben
entenderse en estrecha relación a la situación de clase que generan los distintos
procedimientos institucionales. ¿Qué sucede en el caso de la democracia? Desde luego, no
se niegan los derechos políticos a las otras clases; los ricos son ciudadanos en la misma
medida que el resto. El punto es que esta simple igualdad ya supone, de por sí, la
predominancia de los pobres. Al basar la política en procedimientos en los que todos los
ciudadanos tienen el mismo peso, los desposeídos, que son más y comparten intereses,
empiezan a tener la batuta, bien por decantar los plebiscitos, bien por copar la mayoría de
cargos sorteados. Dicho de otra manera:
De esta forma, no es que la democracia permita a los desposeídos atacar las libertades
de los propietarios (si así fuera no estaríamos en democracia sino en otra cosa), es que la
libertad universal, incluso en su estado más embrionario, va aparejada de la pérdida de su
soberanía y, en consecuencia, el peligro de sus privilegios45. Aun cuando, en sus primeras
etapas, la democracia se vea limitada por los privilegios de propiedad que tanto gustan a
liberales como Hayek, el proceso estará en marcha. Lo que observamos en experiencias
democráticas como los Presupuestos Participativos de Porto Alegre es que la participación
directa permite que los ciudadanos de a pie tengan un papel central en la determinación de
las agendas públicas, de tal forma que “las cuestiones que se debaten y deciden se orientan
a las directamente vinculadas con los problemas de los sectores sociales mayoritarios de
bajos ingresos”46. Y no solo eso. Con el desarrollo de los mismos y la apreciable mejora en
la calidad de vida de estos sectores, surge una “creciente demanda de más poder por parte
de los participantes populares”, “no sólo [en] el presupuesto sino también [en] otras esferas
del gobierno, tanto en sus funciones económicas como no económicas”47; la necesidad de
extender la democracia. Demanda que, a nuestro entender, solo llegará a su culmen con la
socialización de los medios de producción.
El torbellino que nos arrastra hacia la “dictadura” seguirá girando mientras persistan
las corrientes que claman por una división social entre una mayoría desposeída y una minoría
44
Ibíd. libro séptimo, capítulo I. Disponible en: http://www.filosofia.org/cla/ari/azc03223.htm. La cursiva es
nuestra.
45
Cosa que, en su vena más oligárquica, también percibió Aristóteles: “los principios democráticos conducen
derechamente a la injusticia; porque la mayoría, soberana a causa del número, se repartirá bien pronto los bienes
de los ricos” (Ibíd.).
46
Adalmir Marquetti, Carlos E. Schonerwald da Silva, y Al Campbell. Participatory Economic Democracy in
Action: Participatory Budgeting in Porto Alegre, 1989–2004. Disponible en:
https://content.csbs.utah.edu/~al/articles/Sub_PB1.pdf.
47
Ibíd.
18
cibcom.org
Conclusión
48
K. Marx. Manifiesto del Partido comunista.
49
K. Marx. Estatutos Generales de la Asociación Internacional de los Trabajadores. Disponible en:
https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/1864-est.htm.
19
cibcom.org
Apéndice: Esquema
20