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Verticalización y densificación
La evolución del crecimiento urbano a través de la dimensión de crecimiento vertical, con el
consiguiente proceso de densificación, ha registrado un fuerte impacto en el período 1998-
2009, sobre el área central, incluyendo el área del macrocentro y, particularmente, sobre el
sector denominado Barrio Universitario, como así también sobre los sectores norte noreste y
noroeste. Debe tenerse en cuenta que el impulso en la construcción ha estado más vinculado a la
valorización inmediata y resguardo como inversión a futuro, particularmente en lo que
corresponde a unidades funcionales de pequeño tamaño. Un caso especial es la implantación
de las urbanizaciones periféricas exclusivas, que se localizan en el sector noreste, con otro perfil
de demandantes como de calidad de la oferta.
El negocio inmobiliario pone de manifiesto la competencia por la tierra, dado que ésta se presenta
como escasa, tanto en cantidad de lotes, como en aquellas construcciones existentes que son
objeto de interés para su demolición o nuevo acondicionamiento; ambas situaciones requieren
que cada proyecto tenga la posibilidad y la viabilidad teniendo en cuenta lo que la zonificación
permite construir, condición que dimensiona su verdadero valor real o potencial en el mercado.
A partir de allí surge la necesidad de oferta de productos conforme a segmentos específicos y
determina que cada sector de la ciudad sea insertado en el mercado con diferentes posibilidades.
En los sectores del macrocentro y sobre el sector de borde de este, la tendencia más marcada
fue la inversión en edificios de 3 y 4 plantas, que se debe a los menores costos tanto de
construcción, ya que no requieren ascensor, como de mantenimiento, dado que generan expensas
mínimas. La actividad constructiva se apropia de las economías externas generadas por la acción
pública en la construcción de amplios espacios recreativos, que generan un marco paisajístico
muy agradable, así como altamente valorado para disfrutar en el tiempo libre. También debe
destacarse la proximidad de las instalaciones universitarias y la incorporación de nuevas carreras
que presenta un aumento en de estudiantes que prefieren el sector pues le brinda una rápida
accesibilidad.
El impacto del “boom” de verticalización transforma el paisaje, al introducir un perfil de
edificaciones en altura que altera, definitivamente, el carácter de algunos sectores, especialmente
el norte, al pasar de edificación baja a edificación en altura, en cuanto a que resta privacidad y se
incrementa la movilidad, el tránsito y el estacionamiento.
Otro aspecto a tener en cuenta es la incidencia de la incorporación de estos productos
inmobiliarios, en sectores con insuficiente infraestructura de servicios, que ha tenido fuertes
impactos en sectores como el denominado “Universitario”, a lo que se agregó la “crisis del agua”,
como resultado del prolongado período de sequía que afectó a estos sectores de manera
importante, así como al área central y a la ciudad en general.
Incorporación de nuevas áreas periféricas
Simultáneamente van ocurriendo cambios, importantes y de distinto sentido en la periferia, donde
el sector norte y noreste han tenido una fuerte valorización en los últimos años, por las acciones
de promotores o desarrolladores vinculados a los nuevos estilos residenciales (barrio cerrado,
club de campo). Es así que el período esta asociado a un proceso de difusión de arquetipos urbanos
que adquiere una dimensión importante, por ser un formato adoptado a diferentes niveles de escala
urbana, a partir de mediados de los años noventa, por el cual “algunas formas urbanas típicas de
la ciudad “norteamericana” se difundieron en las urbes del subcontinente. Los procesos de
urbanización privada y la tendencia al aislamiento de complejos habitacionales y comerciales se
impusieron en la mayoría de las metrópolis latinoamericanas y aún en las ciudades medianas. Así
la ciudad total está siendo sustituida por la ciudad fragmentada, en donde las nuevas formas
urbanas poseen un carácter marcadamente insular, con características que subrayan la tendencia
hacia una ciudad extremadamente segregada y dividida” (Frediani, 2006).
La materialización de las vías de penetración ha tenido distintos efectos sobre el área circundante
y estableciendo diferencias importantes en la configuración y la valoración de las áreas
residenciales próximas, así como en la generación de nuevos conjuntos. En el caso del acceso
por Sarmiento, se ha convertido en un importante eje para el crecimiento urbano, incorporando
y transformando definitivamente el sector periurbano bajo su influencia, particularmente para la
localización de la actividad comercial (shopping centres, asociados a hipermercados), que es un
importante atractivo no solo de habitantes de la ciudad sino también de la región.
La apuesta por el verde en ámbitos exclusivos se amplia con la generación de nuevas iniciativas
y la continuidad de las construcciones individuales. En tal sentido se indica la materialización
importante del country Bosque Alto y el barrio cerrado Solares Norte, a los que se agrega en el
último tiempo un nuevo emprendimiento denominado Barrio Privado La Reserva, cuya
localización esta fuera de los límites del ejido, pero su ubicación próxima al anillo exterior de la
ciudad le permite una muy buena accesibilidad.
Por último, es importante destacar que coincidieron algunas circunstancias particulares para el
desarrollo de emprendimientos urbanísticos, tanto de tipo horizontal como vertical, como un
momento económico favorable para la inversión de algunos grupos sociales, un estilo de vida que
lo legitimaba y un segmento de la sociedad que deseaba diferenciarse y vivir en un contexto
urbano pero de “puertas adentro y entre gente que tenía ese mismo sentir”, posiblemente formado
el patrón cultural imperante a partir de la última década del Siglo XX.
Asentamientos carenciados
Dentro de ese contexto, la problemática habitacional correspondiente a los hogares de menores
recursos permanece como asunto pendiente en la agenda de la gestión local, con limitados avances
en la última década y propuestas que no logran concretarse. Estas iniciativas se concentran en un
sector de la ciudad cuyos rasgos morfológicos y condiciones del sitio, son los menos atractivos y
con menores condiciones para constituir un hábitat adecuado y que permita la integración a la
trama urbana consolidada, así como el acceso a los servicios urbanos.
Gran parte del hábitat popular del sur, oeste y sudeste es producto de la acción del Estado- directa
o indirectamente- a partir de los emprendimientos habitacionales para vivienda social. No
obstante ello el resultado es un hábitat de baja calidad, con grandes limitaciones, donde se
manifiestan las mayores desigualdades, las carencias y la marginalidad, social y ambiental.
Gestión y Ordenamiento Territorial
Como resultado de varias iniciativas gestadas desde el gobierno local, se plantean nuevas
propuestas de ordenamiento urbano y acciones orientadas al desarrollo local, que si bien
son de suma importancia en cuanto a establecer bases para la diversificación productiva
mediante nuevas inversiones y el ordenamiento espacial, se plantean como propuestas
no articuladas y que, en lugar de plantear sinergias, se manifiestan más como problemas
de competencias.
Un aspecto muy positivo es el interés y los esfuerzos que se están invirtiendo en plantear
una nueva perspectiva para la ciudad, que oriente las acciones hacia el desarrollo local y
el ordenamiento territorial. Sin embargo, se observa una desarticulación entre las distintas
propuestas, aun cuando todas están vinculadas o tienen su eje en el gobierno local. De
consultas a personas vinculadas a los equipos surge que no se estableció una adecuada
relación y no se comparten los criterios establecidos como ejes del modelo territorial. Sin
embargo, se observa una desarticulación entre las distintas propuestas, aun cuando todas
están vinculadas o tienen su eje en el gobierno local.
En parte, los proyectos tienden o proponen acciones que implican nuevas oportunidades
para los sectores marginales del sur y oeste de la ciudad, tanto desde lo habitacional como
para la inclusión de actividades dinámicas que modifiquen las condiciones de segregación
actual, especialmente con la transformación de las relaciones ciudad-puerto o bien
ciudad-franja costera.
Consideraciones finales sobre la territorialización de las acciones
De la observación de los componentes que estructuran la ciudad de Bahía Blanca, se
destaca la espacialización de las actividades productivas en expansión, por su impacto en
la ocupación del territorio. Se produce espacio pero sin la adecuada proyección de las
necesidades en cuanto a la expansión e incidencia sobre el entorno. Se tratan las
localizaciones puntuales de las actividades sin establecer una adecuada evaluación de la
compatibilidad con los usos existentes. De allí que se han planteado importantes
conflictos desde el territorio, en cuanto a demanda de áreas adecuadas para la localización
de nuevos emprendimientos y los requerimientos en cuanto a infraestructura. Desde lo
ambiental, la proximidad de las áreas residenciales al espacio portuario-industrial ha
determinado mayores problemas generados tanto por fallas en las instalaciones como los
derivados del funcionamiento de las nuevas plantas. Así, a los problemas técnicos y de
control, se ha agregado un importante enfrentamiento comunidad-empresas. También se
han planteado situaciones conflictivas con las actividades recreativas localizadas en el
estuario (clubes náuticos y de pesca) que ante la ampliación de las actividades portuarias
hacen necesaria su relocalización. Además, los aspectos relativos a la imagen del área
requieren una intervención inmediata para lograr cambios sustantivos y atractivos en el
paisaje del espacio colectivo.
El incremento del flujo vehicular ha convertido en ineficiente la infraestructura vial, que
además muestra un importante deterioro como resultado del intenso tránsito, en especial
del transporte de carga que en la actualidad esta siendo objeto de modificaciones y
remodelaciones. También las trasformaciones de la estructura productiva hace necesario
el análisis de las condiciones de accesibilidad, la ampliación de funciones y la
localización de nuevos emprendimientos, así como los aspectos logísticos vinculados a
las actividades de estas áreas.
La fragmentación y segregado espacial, se pone de manifiesto en las amplias áreas
marginales que se contraponen a las áreas residenciales de prestigio y nuevas tipos de
urbanizaciones que se han consolidado en los últimos años. Las diferencias en cuanto a
calidad y disponibilidad también son evidentes en el caso de áreas de consumo y
recreación.
En cuanto a las iniciativas orientadas al ordenamiento urbano y desarrollo local, si bien
se observa que están involucradas las mismas instituciones y, en gran parte, los mismos
especialistas, se considera que la diversidad de posibilidades de desarrollar este tipo
proyectos, se sobrepone al interés por encontrar nuevos rumbos y un modelo territorial
para la ciudad. De allí que los recursos, tanto humanos como materiales, no son
adecuadamente aprovechados para la elaboración de un marco en el que confluyan y se
inviertan las capacidades y las potencialidades en un proyecto común. Esto resulta de la
falta de articulación entre los equipos intervinientes y de coordinación en cuanto a
objetivos, en el marco de lineamientos compartidos y consensuados.
Desde lo territorial, los proyectos tienden o proponen acciones que implican nuevas
oportunidades para los sectores marginales del sur-oeste de la ciudad, con propuestas para
transformar las relaciones ciudad-puerto o bien ciudad-franja costera, tendiendo a una
ciudad inclusiva e integrada. El problema es respecto a la incertidumbre en cuanto a si se
llegará a concretar algún proyecto de los propuestos, dado las cambiantes condiciones
políticas y los divergentes intereses en juego. En este escenario, la Agenda de Desarrollo,
si continúa con sus actividades, se considera un espacio muy importante para la
participación, presentación y debate de proyectos, así como la construcción de un ámbito
en que se encuentra una amplia representación de las instituciones bahienses, abierto sin
una directa filiación política.
Desde el caso de Bahía Blanca se considera, siguiendo a de Mattos, que el capital
autonomizado, conglomerado y desarraigado en forma creciente, se orienta hacia los
territorios que se perciben menos riesgosos y más rentables (1998:18), incidiendo en la
decisión de localización, desde lo económico, los factores de atractividad del lugar:
calidad del tejido industrial local (importante por su incidencia en la contratación de
servicios a terceros), la apertura del mercado de capitales y los incentivos a la
inversión, dependiendo el potencial endógeno de la acumulación inicial de conocimiento
y capital (físico y humano).
La experiencia en ciudades intermedias, en el contexto latinoamericano lleva a señalar
que si bien el dinamismo en la construcción y mercado inmobiliario genera un importante
efecto positivo en la estructura económica urbana, con la materialización de nuevos
proyectos, la segregación y la fragmentación son evidentes, especialmente hacia las áreas
periféricas, donde se presentan condiciones muy diferentes y fuertemente
contrastadas, con amplias áreas marginales que se contrapone a las áreas residenciales
de prestigio y nuevas tipos de urbanizaciones que se han consolidado en los últimos años,
siguiendo el patrón imperante en las grandes áreas metropolitanas. Las diferencias en
cuanto a calidad y disponibilidad también son evidentes en el caso de áreas de consumo
y recreación.
Es importante considerar que las ciudades intermedias se posicionan como territorios de
amplias posibilidades y potencialidades para el desarrollo local y, en relación a su
tamaño, los problemas territoriales es posibles que no alcancen dimensiones
inmanejables.