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CONSTRUCCIÓN DE TERRITORIALIDADES Y FRAGMENTACIÓN SOCIO

ESPACIAL: AGENTES Y ACCIONES

Eduardo Gárriz; Nidia Formiga. Universidad Nacional del Sur

Construcción de territorialidades y fragmentación socio espacial: agentes y acciones


La ciudad, como producto social, se manifiesta a través de diversas materialidades, las cuales
surgen como marcas indivisibles de las diversas formas de habitar, siendo su resultado un espacio
fragmentado, diversificado y segregador que pone en evidencia las diferencias y distancias
sociales entre sus habitantes.
Lombardo (2007) considera que, en la producción social del espacio urbano, el proceso de
espacialización se realiza a través de:
 la calificación del espacio –referida a la provisión de infraestructura, equipamiento y
servicios, a las distintas áreas de la ciudad.
 la valorización del territorio –los precios del suelo, de los edificios y sus modificaciones
según la calificación de las distintas zonas de la ciudad para las diversas funciones
urbanas.
 la diferenciación espacial –las diversas cualidades que las distintas zonas y lugares
urbanos presentan entre si.
Bahía Blanca, ciudad intermedia localizada en el sudoeste de la Provincia de Buenos Aires ha
evidenciado cambios importantes en su estructura económica, en relación con los procesos
nacionales y globales, que implican la incorporación de agentes y actividades cuyas acciones se
desarrollan en el ámbito internacional, con significativa incidencia en la organización del
territorio local. Y esa condición de intermedia se pone de manifiesto en la dinámica urbana pues,
como indica Méndez (2006), “las ciudades intermedias cuentan con suficiente masa crítica y
pueden actuar como intermediarios entre la gran ciudad y los espacios rurales. En tal sentido,
pueden actuar como proveedores de bienes y servicios especializados, así como centros de
interacción social, económica y cultural para su entorno”. En el contexto actual parecen estar
mejor posicionadas para cumplir con estas funciones ya que disponen de ventajas tecnológicas,
económicas, políticas y culturales, que se refuerzan mutuamente. Como expresa Rodríguez, si
bien hay ciertas condiciones de base indispensables que se constituyen en limitantes -capital
económico, humano y social, densidad tecnológica, instituciones y gobiernos sólidos, etc.-, las
ciudades intermedias presentan factores singulares que “tienen un papel fundamental, como la
articulación con su entorno, la conectividad física, la existencia de centros urbanos alternativos,
la sostenibilidad de sus actividades productivas, etc.” (2002:39). Es por las disposiciones
ventajosas/favorables, potencialmente importantes disponibles en su territorio, que “numerosos
de estos núcleos urbanos emergentes se han convertido en ámbitos para la localización de
población, inversiones o instrumentación de políticas alternativos a los tradicionales espacios de
concentración metropolitana” (Ibídem)
El objetivo de este trabajo es analizar las recientes transformaciones territoriales, que se
relacionan con la dinámica económica e inmobiliaria, que se enmarcan en un proceso de
segregación/fragmentación. Atendiendo a la territorialización de las acciones, se lleva a cabo una
revisión de proyectos orientados al desarrollo local y ordenamiento urbano, que se han presentado
recientemente o en proceso de desarrollo, en cuanto a considerar la participación de la gestión
local en la articulación de las acciones propuestas y sus implicancias respecto a tender a una
ciudad más inclusiva e integrada.
Por la significación de sus intervenciones, interesa destacar la participación de la gestión local en
cuanto a las actividades relacionadas con la práctica urbanística. La ciudad no es el territorio
exclusivo del poder local, sino que el espacio urbano es un espacio de conflictos, alianzas y
acuerdos entre los distintos niveles de gobierno y la comunidad, mediante la participación de sus
representantes.
El proceso de crecimiento de la ciudad ha dado como resultado de la expansión periférica y la
densificación/renovación del área central, la conformación de nuevas áreas residenciales
vinculadas a nuevos estilos de vida, la extensión y la puesta en valor del centro tradicional y el
surgimiento de nuevas centralidades, así como la extensión y profundización de los problemas en
los asentamientos marginales, con la estructuración de espacios bien diferenciados en cuanto a
infraestructura básica de servicios, equipamiento comunitario y calidad del hábitat.
La información requerida para el desarrollo de esta investigación se obtuvo de informes técnicos,
estudios particularizados y de mercado, trabajo de campo y entrevistas a promotores y agentes
inmobiliarios, vinculados a los emprendimientos, información periodística y entrevistas a
funcionarios municipales.
Territorialización de las acciones
Se considera el territorio a partir de los procesos que incidieron a través del tiempo en su
estructuración actual y que se plasman, en lo formal, en los aspectos morfológicos. Este territorio,
territorio usado en la concepción de M Santos, también es el enlace entre pasado y futuro. Así es
que la idea de territorio usado “puede ser más adecuada a la noción de un territorio en cambio, en
proceso. Si lo tomamos a partir de su contenido, el territorio tiene que ser visto como algo que
está en proceso. El territorio constituye el trazo de unión entre el pasado y el futuro inmediatos”
(Santos, 1999:19). Milton Santos aplica el concepto de territorio usado para indicar
que la Dialéctica sociedad-naturaleza solamente se realiza a partir de la naturaleza valorada por
la sociedad.
Dos aspectos prioritarios y complementarios señala Bervejillo respecto de las estrategias
territoriales: “construcción «interna» de capacidades y posicionamiento e inserción «externa» en
el escenario globalizado.” Las acciones de la primera corresponden a “conformar, estructurar;
complejizar el territorio local, desde un enfoque multidimensional”; en tanto la “segunda supone:
comunicar; insertar y posicionar el territorio local en las redes interterritoriales y en los sistemas
globales. En conjunto, las nuevas orientaciones suponen una revalorización de la oferta territorial
específica, y a la vez un impulso al protagonismo del sistema de actores local y regional.”
(1996:28). Como resultado de los procesos de reestructuración global de la economía, se verifican
complejos efectos y manifestaciones territoriales, en los cuales es tan importante la valorización
de los recursos como la participación de los agentes, públicos y privados, así como de la
comunidad.
Dinámica económica bahiense
Bahía Blanca es una ciudad media por su tamaño demográfico (aproximadamente 300.000
habitantes) e intermedia por sus funciones. Es un centro regional relevante en el sur de la
Provincia de Buenos Aires por sus actividades portuarias, industriales y de servicios. Constituye
un nodo de servicios calificados, particularmente en educación y salud, lo que se complementa
con otros servicios y actividades comerciales diversificadas y especializadas.
Las ciudades intermedias pueden desempeñar un papel importante en la organización y desarrollo
de las actividades regionales y Bahía Blanca reúne condiciones para un buen desempeño, dado
que la capacidad para atraer actividades competitivas depende de la dotación y del ritmo
de renovación técnica del lugar. Lo importante es considerar que, más que el tamaño
demográfico, este tipo de ciudades se caracterizan por sus funciones importantes como centro de
servicios regional.
Como señala Llop, el concepto ciudades intermedias es transversal ya que incorpora a las
dimensiones física y demográfica, “la intermediación, como dimensión intermedia o estar en
medio de flujos y de espacios diversos”. “La doble cuestión a destacar en el momento de la
definición de la ciudad intermedia, es que la talla mediana está en función del tamaño de la
población… y que siempre tienen sentido y funcionan en y para un territorio regional, concreto y
característico.” (2008:13)
En general, la situación económica para la ciudad, en el período de estudio, presenta rasgos
similares a la situación nacional; en el caso de la estructura económica bahiense, depende
fundamentalmente de los aportes de la industria petroquímica y de los productos agropecuarios.
Respecto al aporte de la industria petroquímica, es significativo y estable, tanto en su componente
directo como indirecto.

Figura 1. Croquis Distribución componentes territoriales.

Diferenciación de áreas y agentes


Es de destacar que Bahía Blanca según el CREEBBA (IAE 106, p. 9) ha tenido una importante
dinámica en el sector de la “construcción planeada”, comparada con importantes centros urbanos
del país. Analizando datos del INDEC, del período 2000-2009, (Cuadro 1), sobre 42
municipios, la ciudad siempre ha ocupado un importante lugar, entre los 10 a 15 primeros lugares,
según se consideren metros cuadrados autorizados o superficie per cápita. Esto indica cómo el
sector ha tenido un fuerte posicionamiento en la economía local, que le ha posibilitado a la
ciudad captar importantes capitales de la región y seguir manteniendo su condición como espacio
de inversiones.
La ciudad de Bahía Blanca presenta una interesante diversidad de tipos vinculados con la
producción del espacio urbano especialmente en la última década, producto de las diferentes
estrategias de los agentes intervinientes, que resultan de la incorporación de nuevos productos
inmobiliarios y nuevas funciones que transforman espacios tradicionales, siguiendo la lógica de
nuevas demandas.
Se considera importante destacar el curso que ha seguido la actividad de la construcción de
vivienda, fundamentalmente, y su impacto en cuanto a áreas y productos, que ha variado teniendo
en cuenta las demandas, en un contexto donde se ponen en evidencia distintos factores tales
como: las cambiantes situaciones económicas a nivel país y con fuertes repercusiones en el
ámbito local, las nuevas tendencias residenciales que se manifiestan en productos asociados a
nuevos modos de vida, la vivienda u otro producto inmobiliario como inversión, vinculada al
resguardo del capital.
Por último, también cabe incluir a los sectores que si bien, presentan expectativas claras
vinculadas a sus necesidades por sus ingresos, se ven limitados de participar en el mercado
financiero para la adquisición de su vivienda y, en el punto más extremo, se encuentra el sector
de la población que está al margen de toda posibilidad de integrarse al circuito formal de tierras
y que, no obstante ello por necesidad construyen su vivienda y materializan ciudad de manera
informal.
De tal forma la ciudad como producto social, particularmente en lo residencial, se construye por
las diferentes pautas y fuerzas que actúan en el mercado de tierra urbano, los cuales influyen en
los patrones de localización de los distintos grupos sociales. Los habitantes, como agentes que
representan la demanda, van a participar de acuerdo a sus posibilidades de acceso a dicho
mercado, lo cual determina para los grupos más pobres, estar sujetos a situaciones de ilegalidad
y semi-ilegalidad, especialmente en asentamientos periféricos.

Verticalización y densificación
La evolución del crecimiento urbano a través de la dimensión de crecimiento vertical, con el
consiguiente proceso de densificación, ha registrado un fuerte impacto en el período 1998-
2009, sobre el área central, incluyendo el área del macrocentro y, particularmente, sobre el
sector denominado Barrio Universitario, como así también sobre los sectores norte noreste y
noroeste. Debe tenerse en cuenta que el impulso en la construcción ha estado más vinculado a la
valorización inmediata y resguardo como inversión a futuro, particularmente en lo que
corresponde a unidades funcionales de pequeño tamaño. Un caso especial es la implantación
de las urbanizaciones periféricas exclusivas, que se localizan en el sector noreste, con otro perfil
de demandantes como de calidad de la oferta.
El negocio inmobiliario pone de manifiesto la competencia por la tierra, dado que ésta se presenta
como escasa, tanto en cantidad de lotes, como en aquellas construcciones existentes que son
objeto de interés para su demolición o nuevo acondicionamiento; ambas situaciones requieren
que cada proyecto tenga la posibilidad y la viabilidad teniendo en cuenta lo que la zonificación
permite construir, condición que dimensiona su verdadero valor real o potencial en el mercado.
A partir de allí surge la necesidad de oferta de productos conforme a segmentos específicos y
determina que cada sector de la ciudad sea insertado en el mercado con diferentes posibilidades.
En los sectores del macrocentro y sobre el sector de borde de este, la tendencia más marcada
fue la inversión en edificios de 3 y 4 plantas, que se debe a los menores costos tanto de
construcción, ya que no requieren ascensor, como de mantenimiento, dado que generan expensas
mínimas. La actividad constructiva se apropia de las economías externas generadas por la acción
pública en la construcción de amplios espacios recreativos, que generan un marco paisajístico
muy agradable, así como altamente valorado para disfrutar en el tiempo libre. También debe
destacarse la proximidad de las instalaciones universitarias y la incorporación de nuevas carreras
que presenta un aumento en de estudiantes que prefieren el sector pues le brinda una rápida
accesibilidad.
El impacto del “boom” de verticalización transforma el paisaje, al introducir un perfil de
edificaciones en altura que altera, definitivamente, el carácter de algunos sectores, especialmente
el norte, al pasar de edificación baja a edificación en altura, en cuanto a que resta privacidad y se
incrementa la movilidad, el tránsito y el estacionamiento.
Otro aspecto a tener en cuenta es la incidencia de la incorporación de estos productos
inmobiliarios, en sectores con insuficiente infraestructura de servicios, que ha tenido fuertes
impactos en sectores como el denominado “Universitario”, a lo que se agregó la “crisis del agua”,
como resultado del prolongado período de sequía que afectó a estos sectores de manera
importante, así como al área central y a la ciudad en general.
Incorporación de nuevas áreas periféricas
Simultáneamente van ocurriendo cambios, importantes y de distinto sentido en la periferia, donde
el sector norte y noreste han tenido una fuerte valorización en los últimos años, por las acciones
de promotores o desarrolladores vinculados a los nuevos estilos residenciales (barrio cerrado,
club de campo). Es así que el período esta asociado a un proceso de difusión de arquetipos urbanos
que adquiere una dimensión importante, por ser un formato adoptado a diferentes niveles de escala
urbana, a partir de mediados de los años noventa, por el cual “algunas formas urbanas típicas de
la ciudad “norteamericana” se difundieron en las urbes del subcontinente. Los procesos de
urbanización privada y la tendencia al aislamiento de complejos habitacionales y comerciales se
impusieron en la mayoría de las metrópolis latinoamericanas y aún en las ciudades medianas. Así
la ciudad total está siendo sustituida por la ciudad fragmentada, en donde las nuevas formas
urbanas poseen un carácter marcadamente insular, con características que subrayan la tendencia
hacia una ciudad extremadamente segregada y dividida” (Frediani, 2006).
La materialización de las vías de penetración ha tenido distintos efectos sobre el área circundante
y estableciendo diferencias importantes en la configuración y la valoración de las áreas
residenciales próximas, así como en la generación de nuevos conjuntos. En el caso del acceso
por Sarmiento, se ha convertido en un importante eje para el crecimiento urbano, incorporando
y transformando definitivamente el sector periurbano bajo su influencia, particularmente para la
localización de la actividad comercial (shopping centres, asociados a hipermercados), que es un
importante atractivo no solo de habitantes de la ciudad sino también de la región.
La apuesta por el verde en ámbitos exclusivos se amplia con la generación de nuevas iniciativas
y la continuidad de las construcciones individuales. En tal sentido se indica la materialización
importante del country Bosque Alto y el barrio cerrado Solares Norte, a los que se agrega en el
último tiempo un nuevo emprendimiento denominado Barrio Privado La Reserva, cuya
localización esta fuera de los límites del ejido, pero su ubicación próxima al anillo exterior de la
ciudad le permite una muy buena accesibilidad.
Por último, es importante destacar que coincidieron algunas circunstancias particulares para el
desarrollo de emprendimientos urbanísticos, tanto de tipo horizontal como vertical, como un
momento económico favorable para la inversión de algunos grupos sociales, un estilo de vida que
lo legitimaba y un segmento de la sociedad que deseaba diferenciarse y vivir en un contexto
urbano pero de “puertas adentro y entre gente que tenía ese mismo sentir”, posiblemente formado
el patrón cultural imperante a partir de la última década del Siglo XX.
Asentamientos carenciados
Dentro de ese contexto, la problemática habitacional correspondiente a los hogares de menores
recursos permanece como asunto pendiente en la agenda de la gestión local, con limitados avances
en la última década y propuestas que no logran concretarse. Estas iniciativas se concentran en un
sector de la ciudad cuyos rasgos morfológicos y condiciones del sitio, son los menos atractivos y
con menores condiciones para constituir un hábitat adecuado y que permita la integración a la
trama urbana consolidada, así como el acceso a los servicios urbanos.
Gran parte del hábitat popular del sur, oeste y sudeste es producto de la acción del Estado- directa
o indirectamente- a partir de los emprendimientos habitacionales para vivienda social. No
obstante ello el resultado es un hábitat de baja calidad, con grandes limitaciones, donde se
manifiestan las mayores desigualdades, las carencias y la marginalidad, social y ambiental.
Gestión y Ordenamiento Territorial
Como resultado de varias iniciativas gestadas desde el gobierno local, se plantean nuevas
propuestas de ordenamiento urbano y acciones orientadas al desarrollo local, que si bien
son de suma importancia en cuanto a establecer bases para la diversificación productiva
mediante nuevas inversiones y el ordenamiento espacial, se plantean como propuestas
no articuladas y que, en lugar de plantear sinergias, se manifiestan más como problemas
de competencias.
Un aspecto muy positivo es el interés y los esfuerzos que se están invirtiendo en plantear
una nueva perspectiva para la ciudad, que oriente las acciones hacia el desarrollo local y
el ordenamiento territorial. Sin embargo, se observa una desarticulación entre las distintas
propuestas, aun cuando todas están vinculadas o tienen su eje en el gobierno local. De
consultas a personas vinculadas a los equipos surge que no se estableció una adecuada
relación y no se comparten los criterios establecidos como ejes del modelo territorial. Sin
embargo, se observa una desarticulación entre las distintas propuestas, aun cuando todas
están vinculadas o tienen su eje en el gobierno local.
En parte, los proyectos tienden o proponen acciones que implican nuevas oportunidades
para los sectores marginales del sur y oeste de la ciudad, tanto desde lo habitacional como
para la inclusión de actividades dinámicas que modifiquen las condiciones de segregación
actual, especialmente con la transformación de las relaciones ciudad-puerto o bien
ciudad-franja costera.
Consideraciones finales sobre la territorialización de las acciones
De la observación de los componentes que estructuran la ciudad de Bahía Blanca, se
destaca la espacialización de las actividades productivas en expansión, por su impacto en
la ocupación del territorio. Se produce espacio pero sin la adecuada proyección de las
necesidades en cuanto a la expansión e incidencia sobre el entorno. Se tratan las
localizaciones puntuales de las actividades sin establecer una adecuada evaluación de la
compatibilidad con los usos existentes. De allí que se han planteado importantes
conflictos desde el territorio, en cuanto a demanda de áreas adecuadas para la localización
de nuevos emprendimientos y los requerimientos en cuanto a infraestructura. Desde lo
ambiental, la proximidad de las áreas residenciales al espacio portuario-industrial ha
determinado mayores problemas generados tanto por fallas en las instalaciones como los
derivados del funcionamiento de las nuevas plantas. Así, a los problemas técnicos y de
control, se ha agregado un importante enfrentamiento comunidad-empresas. También se
han planteado situaciones conflictivas con las actividades recreativas localizadas en el
estuario (clubes náuticos y de pesca) que ante la ampliación de las actividades portuarias
hacen necesaria su relocalización. Además, los aspectos relativos a la imagen del área
requieren una intervención inmediata para lograr cambios sustantivos y atractivos en el
paisaje del espacio colectivo.
El incremento del flujo vehicular ha convertido en ineficiente la infraestructura vial, que
además muestra un importante deterioro como resultado del intenso tránsito, en especial
del transporte de carga que en la actualidad esta siendo objeto de modificaciones y
remodelaciones. También las trasformaciones de la estructura productiva hace necesario
el análisis de las condiciones de accesibilidad, la ampliación de funciones y la
localización de nuevos emprendimientos, así como los aspectos logísticos vinculados a
las actividades de estas áreas.
La fragmentación y segregado espacial, se pone de manifiesto en las amplias áreas
marginales que se contraponen a las áreas residenciales de prestigio y nuevas tipos de
urbanizaciones que se han consolidado en los últimos años. Las diferencias en cuanto a
calidad y disponibilidad también son evidentes en el caso de áreas de consumo y
recreación.
En cuanto a las iniciativas orientadas al ordenamiento urbano y desarrollo local, si bien
se observa que están involucradas las mismas instituciones y, en gran parte, los mismos
especialistas, se considera que la diversidad de posibilidades de desarrollar este tipo
proyectos, se sobrepone al interés por encontrar nuevos rumbos y un modelo territorial
para la ciudad. De allí que los recursos, tanto humanos como materiales, no son
adecuadamente aprovechados para la elaboración de un marco en el que confluyan y se
inviertan las capacidades y las potencialidades en un proyecto común. Esto resulta de la
falta de articulación entre los equipos intervinientes y de coordinación en cuanto a
objetivos, en el marco de lineamientos compartidos y consensuados.
Desde lo territorial, los proyectos tienden o proponen acciones que implican nuevas
oportunidades para los sectores marginales del sur-oeste de la ciudad, con propuestas para
transformar las relaciones ciudad-puerto o bien ciudad-franja costera, tendiendo a una
ciudad inclusiva e integrada. El problema es respecto a la incertidumbre en cuanto a si se
llegará a concretar algún proyecto de los propuestos, dado las cambiantes condiciones
políticas y los divergentes intereses en juego. En este escenario, la Agenda de Desarrollo,
si continúa con sus actividades, se considera un espacio muy importante para la
participación, presentación y debate de proyectos, así como la construcción de un ámbito
en que se encuentra una amplia representación de las instituciones bahienses, abierto sin
una directa filiación política.
Desde el caso de Bahía Blanca se considera, siguiendo a de Mattos, que el capital
autonomizado, conglomerado y desarraigado en forma creciente, se orienta hacia los
territorios que se perciben menos riesgosos y más rentables (1998:18), incidiendo en la
decisión de localización, desde lo económico, los factores de atractividad del lugar:
calidad del tejido industrial local (importante por su incidencia en la contratación de
servicios a terceros), la apertura del mercado de capitales y los incentivos a la
inversión, dependiendo el potencial endógeno de la acumulación inicial de conocimiento
y capital (físico y humano).
La experiencia en ciudades intermedias, en el contexto latinoamericano lleva a señalar
que si bien el dinamismo en la construcción y mercado inmobiliario genera un importante
efecto positivo en la estructura económica urbana, con la materialización de nuevos
proyectos, la segregación y la fragmentación son evidentes, especialmente hacia las áreas
periféricas, donde se presentan condiciones muy diferentes y fuertemente
contrastadas, con amplias áreas marginales que se contrapone a las áreas residenciales
de prestigio y nuevas tipos de urbanizaciones que se han consolidado en los últimos años,
siguiendo el patrón imperante en las grandes áreas metropolitanas. Las diferencias en
cuanto a calidad y disponibilidad también son evidentes en el caso de áreas de consumo
y recreación.
Es importante considerar que las ciudades intermedias se posicionan como territorios de
amplias posibilidades y potencialidades para el desarrollo local y, en relación a su
tamaño, los problemas territoriales es posibles que no alcancen dimensiones
inmanejables.

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