Está en la página 1de 20

EXPANSION URBANA EN LA CUENCA DEL RIO BERMUDEZ

HEREDIA, COSTA RICA

Marvin Alfaro Sánchez*

Resumen
En este artículo se cuantifica el crecimiento que han experimentado las áreas urbanas en la
microcuenca del Río Bermúdez, basado en la fotointerpretación de varios mosaicos de fotografías
aéreas del Instituto Geográfico Nacional y dentro del marco de la sostenibilidad urbana y de los
modelos de ciudades sostenibles.

Abstract
This article quantifies the growth that urban areas in the micro-basin of the Bermúdez River
have experienced, based on the photo-interpretation of several mosaics of aerial photographs from
the National Geographic Institute and within the framework of urban sustainability and sustainable
city models.

Palabras claves: Ciudad, Urbano, Áreas urbanas, Crecimiento urbano, Espacio edificado.

Key words: City, Urban, Urban areas, Urban growth, Built up space.

1. Introducción

En Costa Rica los espacios urbanos han crecido y evolucionado sin ningún tipo de
planificación local, sin ningún tipo de estrategia o criterio gubernamental, ¿entonces que ha
condicionado su crecimiento y la dirección en la que han crecido?, ¿qué factores tienen el peso
suficiente para sustituir las inexistentes políticas de planificación?, ¿en qué condiciones se
articulan y se relacionan los actores que confluyen en estos espacios?, ¿y cuáles son las
consecuencias de estas relaciones?

*Académico Escuela de Ciencias Geográficas, Universidad Nacional


marvin.alfaro.sanchez@una.cr
Estas preguntas no pueden ser contestadas sin entender o definir, primero y con claridad
cuál es el alcance físico de los espacios urbanos, es decir se debe delimitar conceptualmente, el
espacio edificado y buscar y analizar patrones de comportamiento que expliquen su configuración
tanto actual como pasada, de una forma más operacional que la que permite la delimitación de la
división política administrativa y así entender cómo será o debe ser en el futuro de estos espacios,
por lo que el objeto de este trabajo será dar un primer paso en el entendimiento sus dinámicas en
Costa Rica y se centrará en determinar cómo han crecido, desde la segunda parte del siglo XX, el
espacio urbano de la cuenca del Río Bermúdez, o lo que puede llamarse el área metropolitana de
Heredia.

2. Marco de referencia

a. La ciudad y lo urbano

Es en las ciudades donde las organizaciones sociales han maximizado e intensificado las
relaciones productivas y el intercambio de bienes y servicios, lo que ha producido espacios física
y funcionalmente diferentes a los que se puede encontrar a sus alrededores y aunque han existido
desde hace varios miles de años, en su configuración actual, las ciudades, solo tienen unos pocos
cientos de años. Según Donoso (2005) después de la revolución industrial hubo un cambio
sustancial en la configuración de las ciudades, no sólo crecieron mucho más rápido que en el
pasado, sino que también cambiaron en su fisonomía. Las ciudades industriales y postindustriales
crecieron con una fuerte segregación espacial, en la que las diferentes clases sociales se separaron,
geográficamente, en diferentes sectores de las ciudades según su nivel económico, perdiendo con
ello el alto grado de integración que tenían en la era preindustrial. Esta nueva fisonomía urbana
priorizó la producción y el intercambio de bienes de consumo y de mano de obra, con lo que se
marginó a aquellos individuos que no son parte del proceso productivo, como los niños, los
discapacitados y los ancianos.

Como espacios claramente definibles y distinguibles, las ciudades pueden ser entendidas
como organismos con una completa y compleja autonomía funcional, pero dependientes de un
flujo de insumos (energía, agua, alimentos, etc.) producidos externamente, como tales y al igual
que todos los organismos, las ciudades tienen un metabolismo, en el que se procesa los recursos
que ingresan en ellas, y con los que se genera, por un lado, los productos deseados o necesitados
por la población y por otro lado una serie de desechos no deseables y muchas veces no reutilizables
por el mismo metabolismo urbano o por el ambiente circundante.

En los países desarrollados, con largos procesos de urbanización y en muchos casos


inicialmente amuralladas, las ciudades tienen una gran autonomía, así como una gran identidad y
son espacios donde se ha podido planificar, no solo su crecimiento físico, económico y social, sino
también todos los servicios y actividades que determinan su rumbo y su funcionamiento como un
todo independiente y autónomo, lo que se traduce en espacios claramente definibles y con limites
muy marcados que las separan y diferencian de las áreas no urbanas que las rodean.

Aunque existen muchas formas de delimitar las áreas urbanas en el mundo, cada forma
presenta dificultades conceptuales y técnicas cuando se tratan de aplicar en Costa Rica, por
ejemplo, para O’Sullivan (2009), una ciudad es “un área geográfica que contiene un gran número
de personas en un área relativamente pequeña”, para Glaeser (2011) las ciudades son ausencia de
distancia física entre personas, por lo que en términos muy sencillos una ciudad es mucha gente
en poco espacio. Pero en Costa Rica ¿Cuánta gente es mucha?, o ¿Cuánto espacio es poco?

Por otro lado, en algunos países el criterio para definir área urbana es el tamaño de la
población en una unidad administrativa dada. Por ejemplo, en Islandia se considera urbano las
localidades de 200 o más habitantes mientras que en Malasia son las que tienen una población de
10000 o más, pero, nuevamente, en Costa Rica las localidades (pueblos, caseríos, barrios u otros)
no están delimitados por lo que no es posible definir cuantos residentes tienen exactamente.

Otra forma de delimitar el espacio urbano es combinando la cantidad absoluta de la


población con su densidad, como es el caso de Canadá donde son urbanos todos los lugares con
1000 habitantes o más y una densidad de población de 400 o más habitantes por kilómetro
cuadrado, pero una vez más, en Costa Rica las comunidades no tienen límites definidos y por lo
tanto no se puede calcular la población o su densidad.
En Costa Rica, al contrario de lo expuesto arriba, las ciudades son unidades de la división
política administrativa, que corresponden, salvo una excepción, al distrito primero de cada cantón
y los cantones a su vez son administrados en su totalidad por las municipalidades, es decir las
ciudades, en Costa Rica, son solo un distrito más del total de distritos de cada cantón y esto tiene
múltiples implicaciones, por un lado, los espacios definibles como urbanos (aquellos donde no hay
actividades primarias) pueden ser mucho más grande que las ciudades (área edificada), o mucho
más pequeño que éstas (figura 1), por otro lado solo puede haber una ciudad por cantón y también
que las ciudades se rigen por los mismos reglamentos y normas que el resto de los distritos, es
decir no son entidades administrativas legalmente autónomas como en otras latitudes con todas las
limitaciones administrativas que esto implica, tampoco tienen un figura administrativa propia que
funcione como autoridad central y local y si a eso se le suma que el gobierno nacional administra
y gestiona a ese nivel y de forma muy centralizada, algunos servicios o actividades vitales y
presentes en las ciudades, como transporte público, vialidad, educación, seguridad, etc., resulta
que la gestión de las ciudades es siempre compartida, parcial y muchas veces muy limitada.

Figura 1. Comparación entre áreas edificadas y los distritos definidos como ciudades

Como consecuencia de lo anterior, en Costa Rica el concepto de ciudad es inoperante e


insignificante. Las ciudades o su delimitación son espacios estáticos y delimitados sin criterio
espacial, histórico o funcional, por lo que no se puede hablar de crecimiento de las ciudades si no
de crecimiento de espacios urbanos y estos han crecido y evolucionado sin políticas de
planificación local, claras y diferenciadas, resultando en espacios carentes de orden, o como dice
Rodríguez-Tarduchy (2011) espacios difusos, ilimitados, inestables e indefinidos, a menudo sin
las facilidades mínimas para un buen funcionamiento, con muy pocos y muy pequeños espacios
públicos y sin consideración de las necesidades de sus residentes, quienes, además, por efecto de
esta misma dinámica, no tienen sentido de pertenencia o de identidad con la ciudad donde residen.

b. El crecimiento de lo urbano (ciudad difusa) y la sostenibilidad

Cuando las ciudades crecen horizontalmente y se conurban con otras se produce lo que
Gómez & Rosas llaman la ciudad difusa, que según estos autores tiene sus orígenes en el modelo
de Ciudad Jardín europeo, modelo que se reprodujo en primero en Estados Unidos y Canadá y
posteriormente en América Latina.

La ciudad difusa es el resultado de formas de crecimiento urbano disperso con grupos de


edificaciones aislados, que se inicia cuando hay un importante o mayor desarrollo económico de
la ciudad central, lo que promueva la emigración del campo a la ciudad resultando en un
crecimiento de la densidad de población y en un aumento de los precios inmobiliarios, lo que
obliga a buscar opciones de vivienda en áreas más allá de los límites de la ciudad y a urbanizar
espacios que antes eran utilizados en actividades agropecuarias. (Indovina, 2007)

La expansión de las áreas edificadas es una realidad innegable en muchos países que tiene
como principal consecuencia un alto consumo de territorio, además, y según Viamonte (2011) la
dispersión urbana se caracteriza por la sectorización y concentración de servicios en áreas
determinadas, generalmente alejadas unas de las otras, lo que se traduce en constantes y mayores
desplazamientos y costos más altos para cubrir los diferentes sectores de las ciudades atendando
con los principios más básicos de cualquier modelo de sostenibilidad urbana.

La sostenibilidad es un modelo que busca el equilibrio entre lo ambiental, social y


económico en el proceso de desarrollo del territorio nacional generando asentamientos humanos,
en los que los residentes puedan gozar de ambientes sanos y ecológicamente equilibrados a través
de procesos de ordenamiento territorial que promuevan la equidad sin importar el género, la
cultura, etnia, edad y otras características demográficas, definiendo los suelos aptos para dotar de
redes de servicios públicos de calidad y de equipamientos e infraestructura para el desarrollo local,
que garanticen condiciones idóneas para la vida. (Ministerio de Vivienda y Asentamientos
Humanos, 2012)

El mismo Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos (2012) afirma que la


población tiene derecho a vivir en asentamientos humanos que provean funciones residenciales,
productivas y de servicios en un entorno seguro y libre de riesgo, en el marco de la promoción de
ciudades compactas y sostenibles y que es obligación del estado promover el reordenamiento de
las ciudades mediante el uso intensivo del espacio urbano, el establecimiento de jerarquías de
ciudades y la distribución planificada de los asentamientos humanos y la población, así como la
erradicación de los asentamientos en condición de precario y las áreas residenciales localizadas en
zonas de riesgo ambiental, y se promoverá el desarrollo de ciudades compactas y sostenibles.

Por su parte, Castro (2002) afirma que, los cambios estructurales en la economía, el
crecimiento demográfico y las variaciones en las pautas de comunicación, vivienda, transporte y
consumo, muchas veces asociados al aumento de las áreas edificadas, producen un deterioro del
medio ambiente urbano, los cuales pueden agruparse en factores de:

1. Índole social: marginación, exclusión, pobreza, estratificación, centralización, abandono de los


centros históricos, efectos de la separación del entorno de trabajo y del hogar, pérdida de la
cultura propia, alienación, etc.

2. Índole económica: desempleo, terciarización excesiva de la economía, poca diversificación


económica, dependencia de los recursos del exterior, movilidad creciente, necesidades
energéticas de la economía local, etc.
3. Índole ambiental: ruido, polución, congestión, contaminación atmosférica, residuos sólidos
urbanos, falta de verde urbano, sobre explotación de acuíferos y reservas de agua, agotamiento
recursos naturales, consumo energético excesivo, etc.

4. Índole territorial y urbanística: calles para los vehículos, escasez de espacios abiertos, edificios
enfermos, pocas zonas de recreo, consumo de suelo desordenado en la perimetría urbana,
suburbanización, necesidad de infraestructuras de transporte importantes, etc.

c. Modelo de ciudad sostenible

La Agencia de Ecología Urbana de Barcelona (2012) afirma que, el modelo urbano que
mejor se ajusta al principio de eficiencia, habitabilidad y sostenibilidad urbana es el de ciudad
compacta en su morfología, compleja en su organización, eficiente metabólicamente y
cohesionada socialmente y que la compacidad está determinada por la realidad física del territorio
y depende de la densidad edificatoria, la distribución de usos espaciales y el porcentaje de espacio
verde o de calles.

Ballén (2016) por su parte, afirma que el modelo de ciudad compacta propone viviendas
de alta densidad en centralidades urbanas y, dada su importancia, debe ejecutarse también bajo
condiciones de sustentabilidad ambiental. Si bien es cierto que la mayoría de las viviendas y
edificaciones se construyen de acuerdo con la demanda y en suelos disponibles con usos acordes
o en edificaciones existentes, es el Estado quien debe dictar unas directrices mediante el
planeamiento urbano y la ordenación del territorio que, en este caso, tiende hacia una mayor
consideración del entorno y del ambiente, así como la preservación de estos.

3. Metodología

Para determinar el ritmo y la dirección del crecimiento urbano en la microcuenca del Río
Bermúdez se analizó primero y de forma muy breve el emplazamiento de la ciudad más importante
en la microcuenca del Río Bermúdez, luego se desarrolló una forma de delimitar el espacio
edificado, asumiendo que esto es sinónimo de urbano, luego se aplicó la metodología desarrollada
en los años en los existía la información necesaria para su aplicación y finalmente se analizó la
dirección de crecimiento a partir del análisis de los mapas obtenidos para cada año del periodo
utilizado.

a. Determinación del crecimiento urbano en la microcuenca del Río Bermúdez

Para determinar el crecimiento urbano en la microcuenca del Río Bermúdez se empezó


realizando un mosaico georrenferenciado con fotografías aéreas de los años 1945, 1992, 2005 y
2107, en cada mosaico y usando un Sistema de Información Geográfica, se ubicó un punto en cada
edificio cuando se trataba de áreas residenciales, donde le tamaño de los edificios es bastante
homogénea y dos o más puntos en áreas industriales, oficentros o similares, donde los edificios
tienen tamaños más grandes que el promedio de una unidad residencial, luego se definió una zona
de influencia de 25 metros para cada punto y se hizo zonas de buffer en el SIG para generar las
áreas edificadas a partir de los puntos de los edificios.

La distancia usada para las zonas buffer (25 metros) fue seleccionada a partir de una serie
de pruebas con diferentes distancias hasta que, se consiguió que el área edificada, calculada de esta
forma, coincidiese, moderadamente bien, con el área edificada determinada con fotointerpretación.

4. Resultados
a. Antecedentes

La historia de las áreas urbanas en la microcuenca del Río Bermúdez puede rastrearse hasta
el siglo XVIII cuando comienza el poblamiento y el desarrollo de la parte occidental del Valle
Central como centros de población. Según Meléndez (2001) en 1706 se fundó la primera ayuda
de Parroquia o ermita para no indígenas en el occidente del Valle Central, lo cual ayudó al
crecimiento demográfico y al desarrollo productivo de esta región, ya de por sí, rica en tierras
fértiles y ganaderas. Esta ayuda de Parroquia se funda en donde hoy está el barrio de Lagunilla y
se le llamó Alvirilla, donde según un censo de 1707, había 541 habitantes y de ahí, entre 1716 y
1717 se trasladó a las familias que lo habitan a Cubujuquí, que es donde se encuentra la ciudad de
Heredia.
El 5 de junio de 1824, la Asamblea Nacional en Guatemala le otorga el título de ciudad a
la villa Heredia y para el 7 de diciembre de 1848 el decreto Legislativo 167 menciona ya al cantón
de Heredia.

El 28 de octubre de 1856 se fijan los límites del distrito Santo Domingo, el 13 de mayo de
1880 los del cantón de Barva, el 12 de agosto de 1915 se crea el cantón de Flores y se definen sus
limites y por último el 18 de julio de 1961 se hace lo mismo con el cantón de San Pablo. (Sistema
de Información Jurídica, XXXX)

b. Emplazamiento

La ciudad de Heredia, la más importante de la microcuenca del Río Bermúdez, se ubica a


unos 11 kilómetros al norte de la ciudad capital de Costa Rica, San José (Figura 2), en la sección
más septentrional del Valle Central de Costa Rica, es la cuarta ciudad en tamaño del país y la más
importante de la provincia de Heredia, a su alrededor, en un radio de unos 3 kilómetros, se ubica
una serie de ciudades menores de la misma provincia (Barva, San Pablo, San Rafel, San Joaquín,
etc.) que gravitan alrededor de ella en una especie de atracción funcional y con las que se ha
conurbado y con las que ha terminado formando el Área Metropolitana de Heredia.

Figura 2. Ubicación de la ciudad de Heredia.


c. Crecimiento urbano de la microcuenca del Río Bermúdez

El crecimiento de las áreas edificadas en la microcuenca del Río Bermúdez presenta tres
períodos bien marcados, el primero es el que se da desde el año 1945, que es donde hay
información base (fotografías aéreas), pero seguramente desde antes, y hasta inicios de la década
de los años 90, en el que se da un crecimiento lento de las áreas edificadas, un segundo período a
partir de mediados de la década de 1990 y hasta los últimos años del siglo XX, que se caracteriza
por un aumento acelerado en las áreas construidas o edificadas y un último período desde inicios
del nuevo siglo caracterizado por una desaceleración de los ritmos constructivos en la
microcuenca.

De las etapas previas al primer período (antes de 1945) no hay información, solo se puede
suponer que el café era el cultivo más abundante y el que dominaba esta región, pero según Hall
(1991) en el área de la microcuenca del Río Bermúdez había para el año de 1935 un total de 74
fincas ganaderas con un área de 100 manzanas o más, lo que equivalía a un total de 5180 hectáreas,
y esta área correspondía a casi el 70% del área total de la microcuenca. (Mapa 1)

Mapa 1. Fincas cafetaleras de 100 o más manzanas. Fuente: Hall C., 1976.
A inicios del primer periodo, de las 7424 hectáreas que tiene la microcuenca del Río
Bermúdez solo 266.6 estaban edificadas en el año 1945, lo cual significa que únicamente el 3.59%
del área total estaba bajo algún tipo de infraestructura, y esto sin lugar a duda muestra lo poco
urbanizado que era el ambiente en la primera mitad del siglo XX (Mapa 1), pues los usos más
grandes y frecuentes en la microcuenca eran el café en primer lugar y los pastos en segundo lugar.

En este primer período en toda la microcuenca solo había 2168 edificios incluyendo
unidades residenciales, escuelas, negocios, beneficios de café y otros, lo cual se puede entender
como que había solo 0.30 edificios por cada kilómetro cuadrado. (Tabla 1)

Año Edificios Área Construida (Ha) Área Construida (%) Aumento (%)
1945 2168 266.63 3.59
1992 19927 1851.3 24.94 594.55
2005 70443 3152.98 42.47 70.31
2017 101903 4047.98 54.52 28.39
Tabla 1. Crecimiento del Área Urbana de Heredia, 1945-2017.

No obstante, lo anterior, en los 43 años de esta etapa (de 1945 a 1992) se construyeron
17759 edificios o construcciones nuevos en la microcuenca del Río Bermúdez, es decir, en
promedio, 378 por año (Mapa 2). La cantidad de edificios pasó de 2168 en 1945 a 19927 en 1992,
lo cual significa que la cantidad de edificios creció en un 594.55% en esos 47 años y que la
microcuenca pasó de tener 0.30 edificios por kilómetro cuadrado a 2.7 y el área edificada pasó de
3.59 a 24.94% lo que se traduce en un aumento de 819.1% del área edificada en la microcuenca
del Río Bermúdez. (Tabla 1)
Mapa 1. Áreas edificadas en la microcuenca del Río Bermúdez en 1945.

Mapa 2. Áreas edificadas en la microcuenca del Río Bermúdez en 1992.


En los 13 años del segundo período, es decir del año 1992 al 2005 se construyeron 50516
edificios o construcciones nuevas en la microcuenca del Río Bermúdez (Mapa 3), es decir, en
promedio, 3886 por año. La cantidad de edificios pasó de 19927 en el año de 1992 a 70443 en el
2005 (Gráfico 1), lo cual significa que la cantidad de edificios creció en un 70.3% en esos 13 años
y que la microcuenca pasó de tener 2.7 edificios por kilómetro cuadrado a 9.5 y el área edificada
pasó de 24.94 a 42.47% del área total de la microcuenca, lo que se traduce en un aumento de
100.1% del área edificada en la microcuenca del Río Bermúdez. (Tabla 1)

Mapa 3. Áreas edificadas en la microcuenca del Río Bermúdez en 2005

El último periodo, que va del año 2005 al 2017, tiene 12 años en los que se construyeron
31460 edificios o construcciones nuevas en la microcuenca del Río Bermúdez (Mapa 4), es decir,
en promedio, 2622 por año. La cantidad de edificios pasó de 70443 en el año de 2005 a 101903 en
el 2017 (Gráfico 1), lo cual significa que la cantidad de edificios creció en un 74.6% en esos 12
años y que la microcuenca pasó de tener 9.5 edificios por kilómetro cuadrado a 13.7 y el área
edificada pasó de 42.47 a 54.52% del área total de la microcuenca, lo que se traduce en un aumento
de 71.3% del área edificada en la microcuenca del Río Bermúdez. (Tabla 1)

Mapa 4. Áreas edificadas en la microcuenca del Río Bermúdez en 2017.

Edificios
120000

100000

80000

60000

40000

20000

0
1945 1992 2005 2017

Gráfico 1. Edificios en la microcuenca del Río Bermúdez, 1945-2017.


Análisis de Resultados

Lo mas sobresaliente de los resultados obtenidos en esta investigación es que hay una
marcada conurbación, ya visible desde el año 1992 (Mapa 3), en la microcuenca del Río Bermúdez,
que esta conurbación no se ha detenido, y que la ciudad más importante de la cuenca, Heredia, es
el punto alrededor del cual se concentran y conurban las principales aglomeraciones de edificios,
por lo que existen muy pocos espacios no edificados en esta ciudad o en sus cercanías y aunque el
ritmo de crecimiento de áreas edificadas ha bajado su acelerado ritmo, aproximadamente, desde el
año 2005, esto posiblemente se deba a que ya quedan pocos espacios para más proyectos
urbanísticos o constructivos y es solo en la parte alta de la cuenca, al norte y al oeste de la
microcuenca (Mapa 5) donde todavía hay grandes y medianos espacios sin edificios o sin grupos
de ellos.

La densidad de población en la microcuenca es de 3697 habitantes por kilómetro cuadrado


(36.97 habitantes por hectárea), que es una densidad bastante más alta que la media nacional que
es de 98, pero es bastante más baja para densidades de población urbana ya que según un grupo de
investigadores canadienses encabezados por Jonathan Norman (2006) una densidad de población
baja (ciudad difusa), en términos de consumo energético, es de unos 57 habitantes por hectárea y
una densidad de población alta (ciudad compacta) es de unos 270 habitantes por hectárea, este
mismo grupo canadiense determinó que, como consecuencia de la menor distancia y la
disminución de viajes, las poblaciones más densas consumen un 73% menos de energía en
transporte privado 73% y un 70% menos en transporte público que las poblaciones de más baja
densidad. (Gómez & Mesa, 2017)

Lamentablemente, la microcuenca del Río Bermúdez, al igual que el resto de la Gran Área
Metropolitana de Costa Rica, sigue hasta el momento, la tendencia de las ciudades norteamericanas
difusas, con un valor de la densidad urbana baja, cercana a los 40 habitantes por hectárea y valores
del indicador KPR (kilómetros-vehículo recorridos per cápita) cercanos a los 8 000 kilómetros por
vehículo per cápita. (Portilla & Rojas, 2017)
Visto la anterior, una conclusión bastante obvia es que la microcuenca del Río Bermúdez
tiene mucha población pero con muy baja densidad y que se debe elevar la densidad poblacional
mediante formas ya bastante conocidas como aumentar la construcción vertical, incentivar los usos
mixtos del suelo, entre otros, lo cual terminará por reducir los desplazamientos de las personas y
el uso del vehículo privado, se debe mejorar el servicio del transporte público para reducir los
valores del indicador KPR y acercaría la microcuenca al concepto de área urbana compacta y
sostenible. (Figura 3)

Figura 3. Consumo energético anual per cápita y densidad urbana de áreas urbanas, fuente. Original Fuente:
Agencia Europea del medio ambiente (2006). Adaptación propia con datos de Rojas & Portilla (2017)

Otro resultado importante, es que las áreas con las densidades de población mas alta no
ocurren en las ciudades propiamente dicho (distrito primero de cada cantón), si no que hay clara
tendencia a que los residentes se concentren en las periferias de las ciudades, principalmente en
las áreas suburbanas de la ciudad de Heredia. (Mapa 5), lo cual confirma que hay una muy marcada
preferencia de la población de alejarse de los centros de consumo, poblando áreas periféricas sin
criterios de planificación ni de ordenamiento territorial y esto, según Portilla & Rojas, (2017)
responde, en gran parte, a una idea generalizada de buscar una mejor calidad de vida, en sitios más
tranquilos y rurales y alejándose de los grandes centros urbanos y sus complejidades y conflictos,
lo que redunda en un modelo de crecimiento con un casco urbano muy poco denso y una zona
periférica en la que se incrementa gradualmente densidad de población.

Mapa 5. Densidad de Población en la microcuenca del Río Bermúdez en 2011

Conclusiones

El modelo que propicia el crecimiento horizontal de las áreas edificadas en la microcuenca


del Río Bermúdez no es único ni de este sector ni de Costa Rica, según (Portilla & Rojas, 2017) la
mayor parte de las ciudades en el planeta experimentan un desarrollo expansivo y desordenado,
por lo que en esta microcuenca al igual que en el resto de la Gran Área Metropolitana, se requiere
un cambio radical que propicie una mejor planificación urbana, que se oriente más hacia acciones
e ideas más consecuentes con conceptos medulares como ciudad compacta, ciudad sostenible,
implementación de sistema de transporte público y peatonal, acceso a espacios y otros.

Además de hacer cambios en los patrones de desarrollo urbano en la microcuenca del Rio
Bermúdez, se debe desarrollar políticas agresivas orientadas al repoblamiento de los centros
urbanos tradicionales (ciudades o distritos primeros de cada cantón en Costa Rica), es decir se
debe buscar la forma de invertir la ciudad difusa y volver a los principios de la ciudad compacta,
se debe, primero que todo, evitar el éxodo de los ciudadanos hacia las áreas suburbanas de la
cuenca y en segundo lugar, se debe hacer que los centros de las ciudades sean atractivas para que
los habitantes de las áreas periféricas quieran volver a residir en ellos, con todas las ventajas que
ello lleva consigo, mayor cercanía a servicios, trabajo y actividades recreativas, mayor grado de
seguridad y sobre todo menor necesidad de utilizar autos que utilicen energía de combustión.

Es insuficiente desarrollar planes sin las acciones necesarias para su real implementación,
ya existen lineamientos orientadores del desarrollo de las ciudades sostenibles en Costa Rica. La
Política Nacional de Ordenamiento Territorial 2012 a 2040 (2012), hace tiene referencias
explicitas a la necesidad de transformar la GAM en una ciudad compacta y conectada y a lo
imperativo de desarrollar sistemas de transporte público intermodal y sostenible que conecte todos
los centros urbanos densos.
Referencias

Agencia de Ecología Urbana de Barcelona (2012). Sistema de indicadores y condicionantes para


ciudades grandes y medianas. Barcelona. Agencia de Ecología Urbana de Barcelona.

Ballén, S. (2017). Vivienda y ciudad compacta. Conceptos y debates sobre ecourbanismo en


España. Cuadernos de Vivienda y Urbanismo, 10 (19), 68-85.
https://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.CVU7-14.vccc

Castro (2002). Indicadores de desarrollo Sostenible Urbano. Una Aplicación para Andalucía.
Tesis Doctoral. Málaga, Universidad de Málaga. Facultad de Ciencias Económicas y
Empresariales.

Donoso, R. (2005). Ancianos y Ciudad. Casa Abierta del Tiempo. Vol. (X), pp. 27-34.
http://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo.

Glaeser, E. (2011) Triumph of the City: How our Greatest Invention Makes Us Richer, Smarter,
Greener, Healthier, and Happier. New York, The Penguin Press.

Gómez & Rosas (2018). Ciudad Compacta, Ciudad Difusa. Políticas de Redensificación en
México. Perspectivas Teóricas, Globalización e Intervenciones Públicas para el Desarrollo
Regional. México. ISBN UNAM: 978-607-30-0970-6, ISBN AMECIDER: 978-607-8632-01-5.

Gómez, J. & Mesa, A. (2017). Determinación de densidades urbanas sostenibles en base a


metodología relativa al acceso solar: caso área metropolitana de Mendoza, Argentina. Revista de
Urbanismo N°36 | junio 2017. Departamento de Urbanismo | FAU | Universidad de Chile.

Hall, C. (1976) El Café y el desarrollo histórico-geográfico de Costa Rica. San José. Editorial
Costa Rica.

Indovina, F. (2007). La ciudad de baja densidad: lógicas, gestión y contención. Barcelona.


Diputació de Barcelona, Colección Estudios.

Meléndez, C. (2001) Añoranzas de Heredia. Heredia. EUNA

Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos. (2012) Política Nacional de Ordenamiento


Territorial 2012 a 2040, Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos, República de Costa
Rica.

O’Sullivan, A. (2009). Urban Economics. London. McGraw-Hill Publishing Co.

Portilla, R, & Rojas, J. Ciudades Sostenibles y Electromovilidad. (2017). ICAP-Revista


Centroamericana de Administración Pública (72): 33-56, junio 2017/-35.

Rodríguez-Tarduchy. (2011) Forma y Ciudad. En los límites de la Arquitectura y el Urbanismo.


Madrid. Cinter Divulgación Técnica.
Sistema de Información Jurídica. Procuraduría General de la República, San José.

The European Environment Agency (2006). Urban sprawl in Europe. The ignored challenge.
Copenhague: EEA.

Viamonte, F. J. (2011). El espacio público en la ciudad compacta. Estrategias de intervención del


Espacio Público en torno a un modelo de Ciudad Compacta y Sostenible. Sartenejas, Universidad
Simón Bolívar.

También podría gustarte