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Contenido

1. INTRODUCCIÓN AL ARBITRAJE DE INVERSIÓN.............................................................2


1.1. Anfitrión consentimiento del Estado de Arbitraje de Inversión..........................................3
1.2. Protecciones sustantivas para los inversores extranjeros....................................................4
1.3. Inicio de un arbitraje de inversión......................................................................................4
1.4. Arbitraje Institucional Inversión vs. a este Arbitraje de Inversiones...................................5
1.5. Duración de los arbitrajes de inversión...............................................................................5
1.6. Costo de Arbitraje de Inversión..........................................................................................6
1.7. El Tribunal de Arbitraje......................................................................................................6
1.8. Ejecución de las Sentencias Arbitrales de inversión...........................................................6
1.9. Los abogados de arbitraje de inversión...............................................................................7
1.10. Tasa de éxito de Arbitraje de Inversión..........................................................................7
1.11. El futuro de Arbitraje de Inversión.................................................................................7
1.12. La importancia del arbitraje de Inversiones....................................................................7
2. EL ARBITRAJE INTERNACIONAL.......................................................................................9
3. INTRODUCCIÓN: LA RELACIÓN ENTRE EL DERECHO DE INVERSIONES Y LOS
DERECHOS HUMANOS................................................................................................................14
3.1 Inversión Extranjera y Derechos Humanos en América Latina: un velero vacilante........15
3.2 Casos de La Oroya y Renco contra Perú...........................................................................18
3.3 Los casos Chevron/Texaco y de la Comunidad de Sarayaku en contra de Ecuador..........25
3.4 Los casos de Yukos..........................................................................................................32
3.5 Conclusión........................................................................................................................37

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1. INTRODUCCI
ÓN AL
ARBITRAJE DE
INVERSIÓN

Arbitraje de inversión Es un procedimiento para resolver disputas entre los


inversores extranjeros y los Estados de acogida (también llamado Solución de
Controversias Inversionista-Estado o ISDS). La posibilidad de que un inversor
extranjero a demandar a un Estado de acogida es una garantía para el inversor
extranjero que, en el caso de una disputa, tendrá acceso a los á rbitros independientes
y cualificados que va a resolver la controversia y dictar una sentencia ejecutable.
Esto permite que el inversor extranjero para eludir las jurisdicciones nacionales que
podrían ser percibidas a ser sesgada o carecer de independencia, y para resolver el
conflicto de conformidad a diferentes protecciones contempladas en los tratados
internacionales.

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Para un inversor extranjero para poder iniciar un arbitraje de inversió n, un Estado
receptor debe haber dado su consentimiento a esta.

1.1. Anfitrión consentimiento del Estado de


Arbitraje de Inversión
El consentimiento para el arbitraje de inversió n es má s comú nmente dada por los
Estados receptores en Acuerdos internacionales de inversión (IIA de), incluidos los
tratados bilaterales de inversió n (BIT de) así como los acuerdos de libre comercio
(TLC) y los acuerdos multilaterales, por ejemplo, El Tratado sobre la Carta de la
Energía (TEC).
Poco frecuente, consentimiento al arbitraje de inversió n se puede encontrar en los
acuerdos de inversió n celebrados directamente entre un Estado y un inversor
extranjero, o puede estar contenida en una ley interna del Estado de acogida, tales
como una ley de minería o de inversió n. los Naciones Unidas’ La UNCTAD mantiene
una lista de la gran mayoría de los actos que prevén el consentimiento de un
Estado anfitrión de arbitraje de inversión, que debe ser consultado desde el
principio de cualquier conflicto potencial para ver si se puede prever el arbitraje de
inversió n.
Mientras que el consentimiento es típicamente basada en la nacionalidad, la
nacionalidad aplicable podrá ser la de un individuo o una entidad legal, proporcionar
cierta flexibilidad en términos del tratado o tratados bajo las cuales un arbitraje de
inversió n puede ser iniciada.
Si bien a partir de una base muy baja en la década de 1970, el nú mero de nuevos
arbitrajes de inversió n aumentó a CIADI 52 en 2015, segú n las estadísticas de la
CIADI.

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1.2. Protecciones sustantivas para los inversores
extranjeros
Las protecciones sustantivas proporcionadas a los inversores extranjeros dependen
del acuerdo internacional de inversió n en los que se llevaron sus reclamos. Son
diferentes de la protecció n otorgada por el derecho interno del Estado de acogida, y
en ocasiones la protecció n que garantizan puede ser mayor.
Las protecciones má s comunes que ofrece a los inversores extranjeros, con respecto a
la cual hay un volumen significativo de la jurisprudencia arbitral disponible
públicamente, incluir:
Protección contra la expropiación;
tratamiento justo y equitativo (HECHO);
trato nacional;
trato de la nación más favorecida (nación más favorecida);
La libertad para transferir fondos; y
plena protección y seguridad
Cada una de estas protecciones tiene un significado definido en el derecho
internacional, aunque el alcance de estas medidas de protecció n siempre es motivo de
debate, como jurisprudencia arbitral no es vinculante y meramente persuasiva. La
UNCTAD ha publicado un ú til visión general de acuerdos internacionales de
inversión y su significado.

1.3. Inicio de un arbitraje de inversión


La mayoría de los acuerdos de arbitraje de inversió n prevén un período de reflexió n,
frecuencia de 6 meses, cuando el inversor y el Estado anfitrió n está n invitados a
participar en las negociaciones con el fin de encontrar una solució n amistosa. El punto
de partida del período de reflexió n es típicamente un aviso de intenció n de iniciar
procedimiento de arbitraje contra el Estado anfitrió n. En caso de un fallo de resolver
la disputa sobre el período de reflexió n, Como es comú n (muchos Estados prefieren
esperar y ver si un inversor extranjero es realmente dispuestos a pagar los altos
costos que se requieren para perseguir un arbitraje de inversió n), el inversor
extranjero debe presentar una solicitud de arbitraje de conformidad con las normas
aplicables de arbitraje. La gran mayoría de los conflictos no se asiente en esta etapa.
En algunos casos, el inversor puede estar obligado por el acuerdo de arbitraje sobre la
que se basa su pretensió n de agotar todos los recursos internos eficaces antes de
iniciar una reclamació n en el arbitraje.

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De lo contrario, otros acuerdos de arbitraje obligan al inversor o bien optar por
demandar al Estado ante los tribunales nacionales o ante un tribunal de arbitraje
internacional (la llamada “bifurcación en el camino”clá usulas). Es muy importante
para un inversor extranjero para revisar el instrumento que contiene el
consentimiento del Estado receptor al arbitraje en detalle antes de la interposició n del
recurso, ya que puede ser excluido de iniciar después de arbitraje si los tribunales del
Estado receptor se acercaron primero a resolver el conflicto.

1.4. Arbitraje Institucional Inversión vs. a


este Arbitraje de Inversiones
La institució n de arbitraje má s conocido administració n de arbitrajes de inversió n es
la Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a
Inversiones (CIADI). Con sede en Washington, arbitrajes CIADI que involucran partes
de Europa o Asia a menudo se llevan a cabo en la sede de París del Banco Mundial.
Otras instituciones como el Cámara de Comercio de Estocolmo (SCC), el Corte
Permanente de Arbitraje (PCA) y el Cámara Internacional de Comercio (CPI)
también actú an como instituciones de arbitraje que administran los arbitrajes de
inversió n.
El acuerdo de arbitraje de inversió n también puede prever una para arbitraje (la
ausencia de una institució n de arbitraje que administra los procedimientos).
Típicamente, tal para arbitrajes se rigen por el Reglamento de Arbitraje. Se dice que
la CNUDMI para arbitrajes es menos costosa que los procedimientos del CIADI,
aunque las estadísticas simplemente no apoyan esta afirmació n.
Frecuentemente, Se proporcionan los inversores una selecció n de la institució n
arbitral que les gustaría encargar de administrar su conflicto. Esta elecció n depende
de los términos del acuerdo de arbitraje sobre la que se conoce del litigio.

1.5. Duración de los arbitrajes de inversión


El arbitraje de inversió n promedio tarda un poco má s de tres añ os. Segú n las
estadísticas del CIADI, en 2015 el arbitraje promedio (entre la fecha de la constitució n
de un tribunal arbitral para su conclusió n) durado “de media, 39 meses.” La continua
má s larga en la historia de diferencias del CIADI continuó durante un lapso de diez y
nueve añ os, pero esto era realmente excepcional e implicó la constitució n de dos
tribunales arbitrales independientes.
No hay apelació n de los laudos arbitrales de inversió n, aunque las reglas de arbitraje
bajo las cuales se llevaron proporcionan motivos limitados, la anulació n o la anulació n
de un laudo arbitral.
Por ejemplo, las Reglas del CIADI permiten la anulació n de un laudo si:
el Tribunal se hubiere constituido incorrectamente;

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el Tribunal ha excedido manifiestamente en sus facultades;
hubo corrupció n por parte de un miembro del Tribunal;
se ha producido un quebrantamiento grave de una norma fundamental de
procedimiento; o que el premio ha fallado a los motivos en los que se basa.

1.6. Costo de Arbitraje de Inversión


El costo significativo de arbitraje de inversió n impide que muchos inversores
extranjeros de confiar en él. Según una opinión, los costos promedio reclamante
fueron de USD 4,437,000 y los costos promedio que respondieron fueron de USD
4,559,000 para los arbitrajes de inversió n, mientras que los costos promedio del
tribunal fueron de USD 746,000.
Las partes deben cubrir los gastos del tribunal de arbitraje, la institució n de arbitraje,
honorarios de los expertos y los gastos legales de los consejos. Algunos bufetes de
abogados especializados de arbitraje, llamadas “tiendas de arbitraje”, proporcionar
servicios legales para los arbitrajes de inversió n en honorarios legales má s
competitivos, lo que puede reducir el coste global. acerig es un ejemplo de una tienda
de tales.
Si un partido tiene dificultades para cubrir los costos del arbitraje, también hay una
posibilidad de obtener financiació n de Los donantes de terceros, que proporcionará
fondos para perseguir los arbitrajes de inversió n a cambio de una participació n en el
resultado financiero del caso. La obtenció n de financiació n de terceros es un proceso
difícil y que requiere mucho tiempo, sin embargo, y se proporciona ú nicamente con lo
que parecen ser los casos má s fuertes.

1.7. El Tribunal de Arbitraje


La selecció n de un tribunal de arbitraje para un arbitraje de inversió n es quizá s el
paso má s crítico en el proceso de. Algunos á rbitros son conocidos por adoptar
“próstata” o “favor de los inversores” posiciones, y muchos aparecen repetidamente en
los arbitrajes de inversió n.
Á rbitros de inversió n se han denunciado como una “pequeñ a, secreto, rib” grupo de
“grandes hombres“, pero má s mujeres á rbitros está n apareciendo en los arbitrajes de
inversió n hoy. Si bien las Partes en arbitrajes CIADI son libres de elegir entre los
á rbitros de la De árbitros del CIADI, que no está n obligados a hacerlo, Partes y
generalmente son libres de elegir a quien quieran, sujeto a ciertos requisitos en
materia de nacionalidad y calificaciones.

1.8. Ejecución de las Sentencias Arbitrales de


inversión
Los Convenio del CIADI proporciona las reglas para la ejecució n de las sentencias de
inversió n internacionales que los Estados de acogida está n obligados a respetar

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(Artículos 53 a 55 del Convenio del CIADI). De acuerdo con el Convenio del CIADI,
“Cada Estado Contratante reconocerá al laudo dictado conforme a este Convenio
carácter obligatorio y hacer cumplir las obligaciones pecuniarias impuestas por el laudo
dentro de sus territorios como si se tratara de una decisión firme de un tribunal de dicho
Estado.”
Si el Estado receptor no es parte en el Convenio del CIADI, a continuació n, la ejecució n
del laudo se lleva a cabo de acuerdo con el Convención sobre el Reconocimiento y
la Ejecución de las Sentencias Arbitrales Extranjeras de 1958. De acuerdo con este
Convenio, los premios de árbitros internacionales pueden ser forzados en má s de
150 países (aproximadamente 3/4 de países de la Tierra).

1.9. Los abogados de arbitraje de inversión


El cará cter técnico de arbitraje de inversió n internacional requiere la intervenció n de
abogados especializados con amplia experiencia en este campo. Las normas de
procedimiento, la inversió n jurisprudencia arbitral, derecho internacional pú blico y,
en particular, las reglas de interpretació n de los tratados internacionales, debe ser
conocida por el abogado tanto para el demandante y el demandado.
Los bufetes de abogados má s prominentes y con experiencia especializada en
arbitraje de inversió n se basan en Ginebra, París, Londres, Nueva York y Washington.

1.10. Tasa de éxito de Arbitraje de Inversión


De acuerdo con los estudios, Demandantes ganan todos o algunos de sus
reclamaciones aproximadamente 41% del tiempo. Los encuestados (Unidos) ganar
aproximadamente 59% del tiempo, con má s o menos una cuarta parte de las
reclamaciones que se desestimó por falta de competencia.
Mientras que la demanda promedio es de poco menos de USD 500 milló n, el premio
promedio es de só lo USD 76 milló n, lo que sugiere que muchas solicitudes iniciales se
exageran enormemente. Puramente especulativas reclamaciones tienen una muy baja
posibilidad de éxito.
La otra parte se recupera una parte de sus costos en casi la mitad de todos los casos,
como los costos pueden seguir el evento en el arbitraje de inversió n.

1.11. El futuro de Arbitraje de Inversión


Algunos á rbitros prominentes han estado prediciendo la desaparició n de á rbitros de
inversió n durante muchos añ os. Todavía, mientras que el nú mero de casos sigue
siendo pequeñ o, el CIADI tuvo su carga de trabajo grande de la historia de 2015.

1.12. La importancia del arbitraje de Inversiones


La inversió n extranjera es uno de los mecanismos que tienen los empresarios para
hacer negocios internacionales en un país. El establecimiento de inversió n extranjera,

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depende de varios factores pero uno de ellos consiste en la forma de resolver los
conflictos o controversias.

Anteriormente todo lo que podía hacer el inversionista era demandar al Estado


receptor ante el poder judicial local del país receptor, pero existía cierta percepció n de
desigualdad y en consecuencia los inversionistas no estaban dispuestos a arriesgar
sus capitales en países donde pudiera temerse que la justicia estuviera parcializada.
De esa cuenta surge el arbitraje de inversiones que encuentra su base en tratados
internacionales de inversió n.

Actualmente hay varios cuerpos normativos de arbitraje de inversiones como las


normas del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones
(CIADI), Tratados Bilaterales de Inversió n, Ley o arbitraje ad hoc de conformidad con
las reglas de la Comisió n de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional.

Al respecto, en Guatemala en el añ o 2012 destacaron los casos de Iberdrola y


Ferrovías, en los cuales el Estado obtuvo laudos con resoluciones favorables y
desfavorables. Para algunos, dichos arbitrajes envían un mensaje negativo a los
inversionistas puesto que el Estado no proporciona certeza en el cumplimiento de sus
contratos. Sin embargo, cabe observar que la adaptació n a normativas de arbitrajes de
inversió n nos permite competir en la captació n de capitales extranjeros. En ese orden
de ideas el arbitraje de inversió n no solo es una de las mejores opciones para atraer
capital sino que se convierte en una herramienta importante para el desarrollo del
país.

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2. EL
ARBITRAJE
INTERNACION
AL

El arbitraje internacional, como un medio de solució n privada a las diferencias


surgidas entre los agentes del comercio internacional y nacional, ha tenido una gran
aceptació n y difusió n en las ú ltimas décadas.
Gran parte de este desarrollo se debe a la participació n de los organismos privados y
pú blicos, vinculados al estudio del derecho internacional privado. En efecto, podemos
decir que la actividad de los organismos oe arbitraje en los ú ltimos añ os ha sido
incesante; se han multiplicado los estudios doctrinales consagrados al arbitraje
internacional; se repiten perió dicamente los congresos dedicados a esta materia (1),
así como el uso y aplicació n en la solució n de conflictos del comercio exterior.

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Aproximá ndonos a una definició n podríamos mencionar el concepto del Profesor P.
Lalive, que dice: "El arbitraje, en oposició n al procedimiento jurídico, es un modo
privado de solucionar los litigios" (2). Este concepto privilegia la naturaleza
convencional del arbitraje, ya que las partes, segú n Lalive, deben someter sus
controversias a un á rbitro privado que es escogido por acuerdo de las partes.
Un concepto má s elaborado sería: "El arbitraje es una actividad jurisdiccional que,
encomendada a uno o varios individuos (arbitros), que no son necesariamente
funcionarios judiciales, tiene por objeto resolver un conflicto de intereses de índole
internacional".
Ahora bien, la noció n de arbitraje no es entendida de la misma manera por todos los
ó rdenes jurídicos; puede incluso darse el caso de que dentro de un mismo sistema
existan varios tipos de arbitraje. Lo que no significa poner en duda la gran aceptació n
que tiene el arbitraje del comercio internacional en la actualidad. Ello se debe a las
mú ltiples ventajas que ofrece, dentro de las cuales cabe mencionar: los litigios
sometidos a un arbitraje internacional se solucionan en un tiempo má s corto que en
los tribunales estatales, ya que el ritmo de la actividad econó mica no va a la par con la
lentitud del aparato judicial. La técnica de los litigios comerciales justifica la sumisió n
a especialistas competentes en esta materia. El apego a usos comerciales reconocidos,
o bien a la lex mercatoria, agiliza el procedimiento evitando los formalismos que
imponen los juicios estatales.
Pues bien, debido a la complejidad en la técnica de los negocios internacionales, el
arbitraje también ha tenido que organizarse. Los intereses comerciales e industriales
dieron lugar a determinadas agrupaciones, sindicatos y cá maras de comercio del
ramo. Y es en el seno de estas instituciones que han ido surgiendo los centros de
arbitraje permanentes y especializados. Entre los organismos má s destacados cabe
mencionar, en el á mbito internacional, la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya,
El Centro Internacional para la Reglamentació n de las Diferencias Relativas a las
Inversiones (CIRDI) y el Centro Internacional de Arbitraje para la Navegació n
Marítima. En el á mbito internacional privado: La Corte de Arbitraje de la Cá mara de
Comercio Internacional; la Comisió n Interamericana de Arbitraje Comercial (CIAC),
destinada a dar solució n a las diferencias entre nacionales de los Estados de América.
Bajo el nombre de centro internacional de arbitraje se reú nen realidades muy
diversas, ya que numerosas asociaciones y corporaciones comerciales o industriales
rinden dentro del marco de su actividad decisiones muy frecuentemente calificadas
como arbitrales, pero que son esencialmente opiniones de calidad. Cito, entre otras,
las siguientes asociaciones de Inglaterra: The Baltic Mercantile and Shipping
Association, The British Insurance Association y sobre todo, The London Corn Trade
Association, la que ha resuelto hasta antes de la segunda guerra má s de 20 000
diferencias por añ o. Bien, las anteriores asociaciones no son realmente Centros de
Arbitraje. Las que si lo son en el mismo á mbito de Inglaterra y que emiten verdaderas

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decisiones de arbitraje: The Court of Arbitaration y The Institute of Arbitrators. Este
ú ltimo fue fundado en 1915, poniendo a la disposició n de la actividad comercial
á rbitros especializados en las diversas ramas de dicha actividad, y asimismo
realizando una fuerza actividad en la difusió n y formació n de arbitros. The London
Court of Arbitraron fue fundada en 1892 por la Cá mara de Comercio de Londres tiene
como papel organizar arbitrajes en todas las ramas del comercio.
En Estados Unidos se destaca, por su importancia, The American Arbitration
Association, que organiza tribunales arbitrales y dispone de una gran lista de á rbitros
en todas las profesiones.
En el campo nacional, México cuenta con un ó rgano oficial y uno de cará cter privado.
El primero es la Comisió n para la Protecció n del Comercio Exterior de México
(COMPROMEX), que brinda orientació n y apoyo en materia comercial a los agentes de
comercio. Por otra parte, existe El Centro Mexicano de Arbitraje Comercial (CEMAC),
constituido como asociació n civil, el cual presta servicios técnicos y materiales
necesarios para un buen funcionamiento del arbitraje.
Los países socialistas han introducido en sus legislaciones el arbitraje. Este tiene,
como en todo el mundo occidental, un doble papel: el interno y el internacional.
Brevemente me referiré a los centros de arbitraje má s importantes en los países de
economía planificada: La Comisió n de Arbitraje Naval, adjunta a la Cá mara de
Comercio de la URSS (Moscú ), conoce de los juicios de arbitraje surgidos durante la
navegació n de buques marítimos y fluviales por ríos internacionales. La Comisió n
Arbitral de Comercio Exterior está encargada de decidir, por vía de arbitraje, los
litigios surgidos sobre las transacciones de comercio exterior, particularmente entre
firmas extranjeras y las organizaciones econó micas soviéticas. En otros países
socialistas, existen un cierto nú mero de instituciones permanentes de arbitraje que
ejercen su actividad en el campo del comercio exterior. Por ejemplo, La Corte de
Arbitraje de la Cá mara de Comercio
Exterior de la República Democrática Alemana, La Corte de Arbitraje para el
Comercio Exterior de Yugoeslavia.
A diferencia de los países occidentales, estos centros de arbitraje no son
especializados en las distintas secciones del comercio. Estos conocen todo tipo de
litigios con la ú nica condició n de que sean internacionales, es decir, como lo exige el
reglamento de estos centros. Cada institució n dispone de una lista de á rbitros
designados por la Cá mara de Comercio de cada país.
Ahora bien, una vez expuesto el concepto de arbitraje internacional, nos resta hacer
una breve explicació n de su funcionamiento. El mercado internacional de bienes y
servicios se basa, principalmente, en los contratos internacionales de compra venta,
los cuales descansan en la confianza que ambas partes prometen. El incumplimiento
de una de ellas nos conduce al problema de ante quién o dó nde ejercitaríamos una

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acció n de justicia. Estaríamos ante un conflicto de intereses en el campo del derecho
internacional privado. En esta rama del derecho no existe un tribunal internacional
para resolver los litigios del derecho privado. El arbitraje, como se apuntó , es un
medio de resolver las diferencias por un procedimiento privado o consentido entre las
partes; un procedimiento que liga a las partes a través de la decisió n del á rbitro, cuyas
decisiones son ejecutorias.
Dentro del procedimiento de la Corte Internacional de Arbitraje de la C.C.I. (Cá mara
Internacional de Comercio), encontramos figuras paraprocesales que pueden evitar el
procedimiento propiamente arbitral. Podemos mencionar los medios preventivos del
arbitraje que provee la C.C.I. y que consisten en el peritaje técnico y la adaptació n de
los contratos. Enseguida veremos lo referente al primero:
La complejidad de los contratos internacionales presenta, en muchos casos, el
problema de la interpretació n técnica, por lo que la C.C.I. ha creado el Centro
Internacional de peritaje técnico, que trata de dar una solució n má s rá pida, que el
arbitraje, a los conflictos surgidos entre las partes. Es una figura muy pró xima al
arbitraje, pero tiene sus diferencias con éste: el recurso del peritaje permite evitar un
proceso má s oneroso; los expertos son nombrados bajo la egida de la C.C.I.; las partes
pueden sujetarse al reglamento de la C.C.I., y seleccionar los expertos que má s
convengan en el medio profesional.
Existe una clá usula tipo que inserta este peritaje técnico, sugerido por la Cá mara
Internacional: "las partes en el presente contrato, convienen en acudir, llegado el caso,
al Centro Internacional de peritaje técnico de la Cá mara de Comercio Internacional de
acuerdo con lo que establece el Reglamento de Peritaje Técnico de ésta". La utilizació n
de esta clá usula se da con mayor frecuencia en los contratos llamados "llave en mano"
y "producto en mano", así como en los "acuerdos de cooperació n industrial".
Por lo que se refiere a la adaptació n de los contratos, podemos señ alar que muchas
veces los convenios presentan imprecisiones o bien lagunas que impiden el buen
cumplimiento de éste. En estos casos, la C.C.I. propone a las partes un medio
preventivo de conflictos de arbitraje, a través de la inclusió n de la
"clá usula de adaptació n del contrato". Esta clá usula previene la intervenció n de un
tercero (experto), el cual puede adaptar el contrato a las nuevas circunstancias.
Ahora bien, las partes pueden optar por satisfacer la fase preventiva del litigio arbitral
o dirimir directamente sus conflictos a través de los medios procesales arbitrales, es
decir, solicitar la Conciliació n o el Arbitraje. La Conciliació n es un instrumento de
solució n de las controversias optativo de las partes, que consiste en la intervenció n de
un tercero que lleva a los interesados a un arreglo amable o amistoso, conciliatorio.
Insistimos, la Conciliació n es un procedimiento facultativo; só lo se recurre a él por
voluntad de las partes; puede incluso establecerse en el contrato.

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Esta figura, a diferencia de las sentencias arbitrales, no tiene un cará cter ejecutorio
inmediato contra la voluntad de una de las partes, es decir una decisió n de este tipo no
puede ser invocada en justicia ante otro tipo de tribunales. Por ello, pensamos que la
conciliació n puede ser un medio ideal para resolver los litigios siempre y cuando las
partes respeten el resultado del procedimiento conciliador.
Pasemos al arbitraje. Como se ha dicho anteriormente, el concepto de arbitraje puede
ser entendido de diferentes formas, sin embargo todas ellas confluyen en una
obviedad: la sumisió n de los conflictos a un tercero llamado á rbitro.
La Corte de Arbitraje de la Cá mara de Comercio Internacional, propuso un reglamento
que rige este procedimiento. En él se establece un secretariado que asiste a las partes
y a los á rbitros y otorga a la misma Corte facultades para vigilar el buen
funcionamiento del procedimiento y para examinar la sentencia arbitral. Las partes
gozan de una libertad para seleccionar a los á rbitros, el derecho aplicable y el lugar
del arbitraje.
El sistema de la C.C.I. garantiza la seguridad del arbitraje "Institucional" o bien la
libertad que ofrece el arbitraje "Ad Hoc", donde las partes establecen entre ellas el
procedimiento arbitral que adoptará n.
En forma sucinta, las fases del procedimiento arbitral son las siguientes: el
demandante somete su reclamació n ante el secretariado de la Corte de Arbitraje de la
C.C.I. (París) o bien ante el Comité o Consejo Nacional de la C.C.I. Este secretariado
remite la demanda a la parte contraria, quien debe contestar en un término
establecido. Enseguida, la Corte nombra un á rbitro, que pueden ser varios, o bien
confirma el que haya sido seleccionado por las partes; concomitantemente señ ala el
lugar del arbitraje, fija el costo del mismo y transmite el expediente al á rbitro, quien
debe comunicar a la Corte su aceptació n, instruyendo el expediente conforme al
Reglamento de la C.C.I. y los demá s reglamentos aplicables. Cumplida esta etapa, el
á rbitro prepara el proyecto de sentencia y la Corte la examina o rechaza; si es
aprobada se le notifica a las partes por medio del secretario.

Un elemento fundamental en el arbitraje, para que este se lleve a cabo, es la menció n


en el contrato de la Clá usula de Arbitraje o Compromisoria: "Es la disposició n por la
cual las partes acuerdan someter futuros conflictos a la solució n de un á rbitro o
á rbitros determinados, independientemente de que estos ú ltimos acepten o no"
Por este motivo la C.C.I. recomienda a las partes que deseen someter sus contratos al
arbitraje, la inclusió n de la clá usula siguiente: "Todas las desavenencias que derivan
de este contrato será n resueltas definitivamente de acuerdo con el Reglamento de
Conciliació n y Arbitraje de la Cá mara de Comercio Internacional, por uno o má s
á rbitros nombrados conforme a este Reglamento". Esta clá usula debe ser expresada
en forma escrita, ademá s puede contener la estipulació n relativa al lugar del arbitraje,

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nú mero de á rbitros, el derecho aplicable en cuanto al fondo del litigio o el derecho que
regirá el procedimiento.
Una vez notificada la sentencia, estaríamos en presencia del problema de la ejecució n,
sea voluntaria o forzada. En el campo internacional el problema se ha resuelto a través
de la aplicació n de la "Convenció n sobre el Reconocimiento y Ejecució n de Sentencias
Extranjeras"
México pertenece a los países que firmaron y ratificaron dicha Convenció n. Sin
embargo, en el á mbito internacional no es la ú nica. Podemos mencionar, ademá s, la
"Convenció n Europea sobre Arbitraje Comercial Internacional", por ejemplo.
El caso de México ameritaría un aná lisis má s específico. Sobre todo porque el ingreso
al G.A.T.T. producirá una gran participació n de los agentes del comercio implicando
ello una necesaria modernizació n, tanto de las prá cticas del comercio exterior como
de los instrumentos que las regulan.

3. INTRODUCCIÓN: LA
RELACIÓN ENTRE EL
DERECHO DE INVERSIONES Y
LOS DERECHOS HUMANOS
El derecho de inversiones y los derechos humanos comparten algunas características,
en particular, el hecho de que son asimétricos por naturaleza, pues los dos otorgan a
los individuos derechos y protecció n en contra de la injerencia del Estado, al tiempo
que remiten prá cticamente todas las obligaciones convencionales al Estado. Pero
también tienen diferencias importantes que notar. Pocos tratados de derechos
humanos proporcionan acceso a tribunales internacionales, y cuando lo hacen, el
agotamiento de los recursos internos es una condició n previa para presentar un
reclamo. En cambio, en la mayoría de acuerdos internacionales de inversió n (IIA- por
sus siglas en inglés), el inversionista tiene, a menudo, acceso inmediato a la solució n
de controversias inversionista-Estado (ISDS- por sus siglas en inglés), generalmente
bajo la forma de arbitraje, una verdadera “anomalía” en el contexto general del
derecho internacional. Si bien algunas investigaciones jurídicas conceptualizan la
relació n entre inversiones y derechos humanos su relació n como campos jurídicos
opuestos con políticas en coalició n así como con normas y reglamentos
contradictorios, otros sostienen que una dimensió n de los derechos humanos puede
ser reconocida en el derecho internacional de inversiones.

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En cualquier caso, la relació n entre la inversió n internacional y los derechos humanos
representa una cuestió n problemá tica para los Estados, quienes deben equilibrar el
cumplimiento de sus obligaciones internacionales en virtud de los instrumentos de
derechos humanos, con la protecció n de los intereses de los inversionistas
garantizados por los IIA. En un orden jurídico internacional fragmentado, los
compromisos para proteger las inversiones extranjeras pueden potencialmente
interferir con el deber de los Estados de cumplir con sus obligaciones a partir de los
instrumentos de derechos humanos. Ademá s, se sostiene que el derecho internacional
de inversiones puede provocar un “enfriamiento regulatorio” de la legislació n
nacional7 , particularmente aquella relacionada con los derechos humanos.8 Este
escenario puede llegar a ser má s complejo cuando los Estados enfrentan casos
paralelos en las dos jurisdicciones, en la de inversiones y derechos humanos, que se
basan en el mismo conjunto de hechos. La existencia de este tipo de litigació n dual
pone a los Estados en la posició n de tener que justificar el cumplimiento de sus
compromisos internacionales en los dos campos, y de hecho sirve como una prueba
para evidenciar si es que hay un punto de inflexió n a favor de uno de ellos, no solo a
través del aná lisis de la posició n del Estado como demandado en cada caso, pero má s
importante todavía, a través del estudio de la interacció n (o la falta de ella) entre
ambos foros.
La experiencia en América Latina puede ser ú til para ejemplificar este dilema que
enfrentan los Estados, considerando que, por un lado, se trata de la regió n con má s
casos de ISDS en el mundo, y por otro lado, es una regió n que cuenta con un sistema
judicial regional de protecció n de los derechos humanos. Por estas razones, este
trabajo examina las disputas que han sido presentadas paralelamente tanto en
tribunales de derechos humanos como de arbitraje en contra de Perú y Ecuador,
analizando si los resultados en los dos casos comparten ciertos principios legales, o si
por su naturaleza está n en contradicció n, y los consecuentes impactos en la
autonomía del Estado para desarrollar un marco regulatorio que proteja tanto a los
derechos humanos como a los inversionistas extranjeros. Con el fin de brindar una
perspectiva comparada, también se analizará n brevemente casos que se presentaron
en contra de Rusia tanto ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH)
como ante varios tribunales arbitrales de inversió n.
El contenido de este documento está estructurado de la siguiente manera: la Secció n II
ilustra el cambio de actitud de algunos países de la regió n respecto de la inversió n
privada y los derechos humanos. La Secció n III estudia la interacció n entre los casos
de inversió n y derechos humanos en contra de Perú , con un especial énfasis en los
impactos de la posició n del Estado en ambos casos, mientras que en la Secció n IV
aplica el mismo enfoque para los casos en contra de Ecuador. La Secció n V trata del
aná lisis comparativo con el TEDH, y finalmente, la Secció n VI presenta unas

15
conclusiones sobre las relaciones entre la inversió n privada y la solució n de
controversias en materia de derechos humanos en América Latina.

3.1 Inversión Extranjera y Derechos Humanos en


América Latina: un velero vacilante.
En 1971, el novelista uruguayo Eduardo Galeano describió a América Latina como “la
regió n de las venas abiertas”, a la luz de la relació n histó ricamente controversial entre
los países latinoamericanos y las potencias extranjeras, especialmente los Estados
Unidos de América (EEUU) y Europa. Galeano ofreció una interpretació n negativa
sobre el impacto del libre comercio y la inversió n extranjera en la regió n
argumentando que “todo, desde el descubrimiento hasta nuestros tiempos, ha sido
siempre transformado en capital europeo o, posteriormente, en capital
estadounidense, y como tal, ha acumulado a la distancia centros de poder”.9 Hay una
amplia evidencia de la tempestuosa conexió n entre los países latinoamericanos y
empresas extranjeras, desde la llegada del colonialismo europeo a finales del siglo XV
hasta nuestros días. Sin embargo, la posició n de los gobiernos latinoamericanos ha
sido cambiante y caracterizada por varios eventos de discrepancia y contradicció n:
desde un completo apoyo a los inversionistas extranjeros a una oposició n
intransigente a su participació n en su economía.

De hecho, esta relació n espinosa tiene un ejemplo claro en la actitud respecto de los
ISDS en la regió n. Mientras en 1964, diecinueve países latinoamericanos votaron en
contra del establecimiento del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias
relativas a Inversiones (CIADI), en la década de los 90s, la mayoría de estos países
concluyeron un gran nú mero de tratados bilaterales de inversiones (TBIs) y
ratificaron el Convenio del CIADI (el foro má s usado para ISDS). En el mismo período,
algunos países de la regió n también incluyeron capítulos de inversió n en las
negociaciones de acuerdos de libre comercio (TLC)

Actualmente, América Latina es la regió n con el mayor nú mero de casos de ISDS,


siendo Argentina el Estado má s demandado, seguido por Venezuela y también
Ecuador que se encuentra clasificado dentro de los diez países má s demandados.12
Los reclamos en contra de los países latinoamericanos que se han registrado en el
CIADI, representan alrededor del 30% del nú mero total de casos hasta diciembre de
2016.13

16
Las reacciones de los países latinoamericanos a esta realidad han sido diversas.
Algunos países como Bolivia, Ecuador y Venezuela, han adoptado una posició n má s
firme contra el sistema, denunciando el Convenio del CIADI y terminando con IIAs.14
Sin embargo, la gran mayoría de los países latinoamericanos siguen siendo parte
integral del sistema de ISDS. Aquello incluye Argentina, el principal demandado en el
ISDS, aunque este país no firmó nuevos tratados de inversiones durante los ú ltimos 15
añ os, una política recientemente modificada con la suscripció n de un BIT con Qatar en
Noviembre de 2016.15 Otros países han confirmado su adherencia al sistema pero
han promovido mejoras importantes con respecto al ISDS en los tratados de inversió n
que han firmado en los ú ltimos añ os. Este es el caso de Chile, Colombia, México y Perú
que han incluido un capítulo de inversiones, que aborda estas cuestiones, en un
bloque comercia regional: La Alianza del Pacífico.

En contraste, los países latinoamericanos han sido de los primeros en adoptar


instrumentos de derechos humanos. Ocho meses antes de la proclamació n de la
Declaració n Universal de Derechos Humanos, la Declaració n Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre (1968) ya fue adoptada, convirtiéndose en el
primer instrumento de derechos humanos de la regió n. Posteriormente, la adopció n
de la Convenció n Americana sobre Derechos Humanos (1969), también conocida
como “Pacto de San José”, estableció un sistema regional de derechos humanos
basado en dos instituciones: la Comisió n Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) y la Corte Interamericana de Derechos (Corte IDH). Colectivamente, estas
entidades conformar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH).

La mayoría de los países latinoamericanos han emprendido reformas para garantizar


los derechos humanos a nivel nacional, reconociendo no só lo la existencia de los
derechos civiles y políticos (DCP) sino también los derechos econó micos, sociales y
culturales (DESC), e incluso reconociendo garantías a los derechos colectivos. Pero el
ejercicio efectivo de los DESC está lejos de ser alcanzado dentro del contexto
predominante de desigualdades sociales y exclusió n en la regió n. El debate entre la
naturaleza de estos derechos en términos de obligaciones de los Estados se mantiene,
con los derechos civiles y políticos que imponen obligaciones negativas por parte del
Estado, y con los DESC que deberían ser implementados a través de acciones positivas
que requieren fondos pú blicos. Al mismo tiempo, algunos Estados de la regió n
cuestionan el control externo que proporciona el SIDH en la protecció n de los
derechos humanos. Mientras que ciertos países han dejado formalmente el sistema,

17
como Venezuela que denunció el Pacto de San José, otros han negado o limitado el
cará cter vinculante de sus decisiones, como Argentina, Repú blica Dominicana y
Guatemala.20

Las cuestiones de derechos humanos han sido relativamente lentas en emerger en el


derecho de inversiones. De hecho, en la mayoría de los IIA no se encuentra ninguna
referencia explícita a los derechos humanos. En la regió n, la excepció n notable son
seis Acuerdos de Cooperació n y Facilitació n de Inversiones (ACIA), celebrados por
Brasil en los dos ú ltimos añ os con Angola, Mozambique, Malawi, Chile, Colombia y
México, el Acuerdo de Expansió n Econó mica y Comercial Brasil-Perú (2016), El
Protocolo de la Alianza del Pacífico (2014) y el TLC Colombia-Costa Rica (2013), que
han incluido expresamente la protecció n de los derechos humanos como parte de las
disposiciones sobre responsabilidad social corporativa (RSC). En lo que respecta a la
solució n de controversias inversionista- estado (ISDS), la referencia a los derechos
humanos ha sido ocasional y limitada a proporcionar orientació n al á rbitro para que
pueda interpretar protecciones sustantivas establecidas a favor de inversionistas
extranjeros.

Del mismo modo, hay escasas alusiones al derecho de inversiones en casos de


derechos humanos. Uno de los pocos que se refiere explícitamente al derecho de
inversiones es Claude Reyes y otro v. Chile, donde la Corte IDH estableció la
responsabilidad internacional del Estado por la negativa a proporcionar informació n
sobre un contrato de inversió n extranjera relacionado con una industrializació n
forestal, así como la falta de un recurso adecuado y eficaz para impugnar tal decisió n.
También se informó que en octubre de 2005, un empresario chileno presentó
una demanda contra Perú ante la CIDH derivada de una inversió n contenciosa en
ese país (el caso “Lucchetti”) que fue abandonada en 2006.

En la siguiente secció n examinaremos algunos de los pocos casos que se han


presentado paralelamente contra países de la regió n (Perú y Ecuador), tanto en los
tribunales internacionales de derechos humanos como de inversió n.

3.2 Casos de La Oroya y Renco contra Perú

A. Complejo La Oroya
La industria minera se ha convertido en uno de los principales impulsores del
crecimiento econó mico de la economía peruana. Sin embargo, el desarrollo de la

18
minería en el Perú ha tenido muchos costos para la salud y el medio ambiente de las
comunidades donde esta actividad tiene lugar. En 2012, una serie de manifestaciones
en las ciudades de Cajamarca, Espinar y La Oroya despertaron atenció n nacional
debido a la respuesta violenta de las autoridades locales contra las organizaciones de
la sociedad civil que protestaban contra las acciones dañ inas de compañ ías mineras.

La Oroya es una ciudad de má s de 33.000 habitantes, ubicada en la regió n central


andina del Perú , en el departamento de Junín, a 176 km de Lima y a 125 km de
Huancayo (capital de dicho departamento). La ciudad fue construida alrededor de una
fundició n metalú rgica de cobre, plomo y zinc establecida en 1922 y operada por
una empresa estadounidense (American Cerro de Pasco Corporation) hasta su
nacionalizació n por el Estado peruano en 1974. Centromin, una compañ ía estatal,
operó la fundició n entre 1974 y 1997, que desde entonces fue dirigida por Doe Run
Perú (DRP), una filial de Renco Group Inc., un holding de una oficina familiar,
propiedad de Ira Rennert, un multimillonario estadounidense, que incluye otras
filiales en ese país, como Doe Run Resources.

En 1996, Centromin presentó su “Programa de Adaptació n y Manejo Ambiental”


(PAMA), un plan decenal diseñ ado para asegurar el cumplimiento de las actividades
de la empresa con las normas ambientales peruanas. Un añ o después, Centromin
transfirió a DRP la propiedad del complejo metalú rgico a través de un contrato en el
cual el Estado peruano acordó limpiar los suelos contaminados donde operaba el
complejo desde 1922 hasta 1997. Segú n dicho contrato, la DRP debía ejecutar la
mayor parte de las obligaciones restantes en el marco del PAMA, que incluía la
ejecució n de nueve proyectos con un costo de 107,6 millones de dó lares. Ademá s, DRP
asumió la responsabilidad en caso de cualquier posible modificació n del PAMA de
acuerdo con la legislació n peruana durante un período de diez añ os, que terminó en
2007.
Específicamente, DRP se comprometió a construir: tres plantas de á cido sulfú rico
para mitigar las emisiones de dió xido de azufre (SO2) provenientes de las plantas de
cobre, zinc y plomo localizadas en La Oroya; una planta de tratamiento de agua para la
refinería de cobre, una pared para la planta de zinc para evitar derrames de á cido y
nuevos depó sitos para los residuos de arsénico, cobre y plomo para evitar la
contaminació n de un río cercano. La DRP acordó completar la construcció n de esta
infraestructura en un período de 10 añ os.
La DRP obtuvo la modificació n del PAMA en varias ocasiones, así como una extensió n
del período en el que los proyectos debían ser completados. Así, en 1999 se redujo la
capacidad de la planta de á cido sulfú rico y en 2005 un decreto autorizó al Ministerio

19
de Energía y Minas del Perú (MEM) a conceder pró rrogas a la DRP para cumplir con
los requisitos del PAMA. Sin embargo, ni el Estado ni la empresa cumplieron con las
obligaciones impuestas por el PAMA. Cuando la operació n del complejo cesó en junio
de 2009, la DRP só lo había construido una de las infraestructuras comprendidas en el
PAMA original.29 Las autoridades peruanas no cumplieron con su obligació n de
limpiar el suelo con la excusa de que sería un desperdicio de recursos en la medida en
la que la empresa continú e con sus actividades contaminantes en la zona. Como
resultado de las acciones de la empresa y de la actitud permisiva del Estado, La Oroya
fue catalogada como una de las diez ciudades má s contaminadas del mundo en 2006.

El contrato firmado por Centromin y la DRP para la transferencia de la propiedad


del complejo La Oroya en octubre de 1997 estableció que Centromin y el Estado
peruano asumirían "la responsabilidad por cualquier dañ o, pérdida y reclamos de
terceros por las actividades de Doe Run Perú , Centromin o sus predecesores",
mientras los nuevos propietarios trabajaren para mejorar el complejo a través del
desarrollo de proyectos ambientales. En otras palabras, la DRP era virtualmente
inmune a la responsabilidad por el período de ejecució n del PAMA, excluyendo
ú nicamente aquellos reclamos que eran atribuibles exclusivamente a sus acciones
fuera del marco del PAMA y de sus extensiones.
En 2009, la DRP presentó una quiebra voluntaria bajo la ley peruana e inició un
proceso de liquidació n para cumplir con sus obligaciones financieras. La empresa
argumentó que su saldo negativo fue resultado del rechazo de las autoridades
peruanas a extender el PAMA en el 2009, así como de los efectos de la crisis financiera
de los mercados internacionales en el período 2008-2010. Después de una
investigació n judicial, el organismo peruano encargado de las quiebras (‘Instituto
Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protecció n de la Propiedad Intelectual-
INDECOPI) reconoció al Estado peruano como el primer acreedor en el proceso de
liquidació n, por una deuda de la empresa con el MEM que ascendía a USD 163
millones por incumplimiento del PAMA en el complejo La Oroya. El segundo acreedor
en el proceso de liquidació n fue la empresa matriz del Grupo Renco, Doe Run
Cayman Limited.

B. Los efectos nocivos del complejo La Oroya


Los efectos del plomo son bien conocidos y van desde el deterioro sutil del
aprendizaje y la conducta hasta convulsiones, coma y muerte. El plomo puede
trasladarse de la circulació n materna a la fetal a través de la placenta y entrar en el
cerebro fetal en crecimiento. La exposició n del feto al plomo, incluso a niveles
mínimos en la sangre materna, afecta negativamente el desarrollo del cerebro. Los
niñ os son especialmente vulnerables a los efectos adversos que el plomo tiene

20
sobre la salud. Si hay concentraciones de plomo muy altas en la sangre, el plomo
puede causar encefalopatía (dañ o cerebral), coma o muerte. En adultos, los niveles
altos de plomo está n relacionados con la hipertensió n y enfermedades
cardiovasculares.

Entre 1999 y 2005, se realizaron varios estudios importantes para medir los niveles
de plomo en la sangre de la població n de La Oroya. Los estudios fueron realizados por
separado por un consorcio de ONGs locales (Consorcio Unió n para el Desarrollo
Sostenible - UNES), la Agencia Peruana de Salud Ambiental (DIGESA), la DRP y un
grupo de médicos investigadores peruanos. Con algunas variaciones, todos los
estudios concluyeron que los niveles excedían los está ndares de la Organizació n
Mundial de la Salud (OMS), especialmente en el caso de los niñ os. Un estudio
técnico ordenado por el gobierno peruano concluyó en el 2004 que el 99% de la
contaminació n atmosférica por SO2, plomo, arsénico y cadmio fue el resultado de la
operació n del complejo metalú rgico y las actividades de DRP en la zona.
Cuando la població n local empezó a discutir los resultados de los estudios con la DRP
y solicitar la adopció n de medidas de protecció n, la respuesta no fue só lo una simple
negació n y campañ as de desinformació n, sino aú n má s, estigmatizació n y ataques a
quienes se atrevieron a protestar. La DRP ayudó a crear una atmó sfera de distorsió n
entre los residentes de La Oroya, amenazando con despedir a cualquier trabajador
de la empresa que haya cooperado con las ONG que dirigían las protestas contra la
DRP. El Ministerio de Salud, el Ministerio del Interior y el Municipio de La Oroya,
inicialmente negaron el problema o intentaron desalentar las protestas contra la DRP
y la operació n de la fundició n.

C. El caso de la comunidad de La Oroya contra la República del Perú


Los efectos nocivos del complejo La Oroya desencadenaron una serie de acciones
legales en contra del Estado peruano ante los tribunales nacionales que terminaron
con una decisió n del Tribunal Constitucional del Perú dictada en el añ o 2006. Tal
decisió n ordenaba implementar una serie de medidas que a corto y largo plazo
identifiquen y aborden las cuestiones ambientales y los problemas de salud de la
població n de La Oroya.
En los añ os 2007 y 2008, la batalla legal también se trasladó a los tribunales de
EE.UU., cuando un grupo de abogados estadounidenses y peruanos presentó una
demanda en contra de Renco, Doe Run Resources, sus entidades afiliadas y varios
ejecutivos de esas empresas. La demanda se presentó ante el Tribunal Estatal de
Missouri, sede de la empresa matriz.

21
Paralelamente a las acciones judiciales ante los tribunales peruanos y
estadounidenses, el 21 de noviembre de 2005, un consorcio de ONGs nacionales e
internacionales inició acciones legales contra el Estado peruano ante el SIDH
solicitando medidas cautelares a favor de 65 víctimas de las emisiones provocadas por
la fundició n. El 31 de agosto se otorgó una medida cautelar y la CIDH ordenó al Estado
peruano "adoptar las medidas pertinentes para establecer un diagnó stico médico
especializado para los beneficiarios; proporcionar tratamiento médico especializado
y adecuado a las personas cuyo diagnó stico demuestre un riesgo de dañ o irreversible
por su integridad física o su vida; y coordinar con los demandantes y los beneficiarios
la aplicació n de estas medidas ".

El 27 de diciembre de 2006, el mismo grupo de ONGs presentó ante la CIDH una


denuncia por violació n del derecho a la vida, al trato humano, privacidad, libertad de
pensamiento y de expresió n, derecho a un juicio justo y el derecho a la protecció n
judicial de la CADH. La petició n también incluye denuncias de violació n al artículo 19
de la Convenció n sobre los Derechos del Niñ o, en consideració n a los efectos adversos
sobre la població n infantil de La Oroya.

El Estado peruano abordó estas alegaciones describiendo todas las actividades e


inversiones relevantes que Centromin llevó a cabo para mejorar su desempeñ o
ambiental y mitigar cualquier posible impacto en la salud de los ciudadanos de La
Oroya. Alegó el pleno cumplimiento del PAMA y destacó la implementació n de una
estrategia integral para hacer frente a los problemas derivados de las emisiones
tó xicas que llevaron a cabo las agencias de salud del Estado. Ademá s, el Estado
declaró que "tras el veredicto del Tribunal

Constitucional, DIGESA realizó un diagnó stico completo, que incluyó un inventario de


las emisiones del complejo, el monitoreo de la calidad del aire cercano al sitio y
estudios epidemioló gicos que sirven de base para ‘El Plan para Mejorar la Calidad del
Aire para la Cuenca Atmosférica de La Oroya’".

22
A pesar de los esfuerzos del Estado peruano para demostrar que actuó diligentemente
para proteger el medio ambiente y la salud de los ciudadanos de La Oroya, la CIDH
dictaminó que "los hechos descritos por ambas partes podrían ser declarados como
una violació n de la CADH [Convenció n Americana Sobre los derechos humanos]",43 y
el 5 de agosto de 2009 declaró la denuncia admisible. Los peticionarios ahora está n
esperando el informe final de la Comisió n sobre los méritos, un proceso que ha sido
severamente retrasado debido a que la CIDH se ha visto afectada por añ os de
restricciones presupuestarias debido a la falta de financiamiento por parte de los
Estados.

El 3 de mayo de 2016, la CIDH decidió ampliar el alcance de la medida cautelar


otorgada en 2007 a un grupo adicional de 10 mujeres y 4 hombres de La Oroya. La
CIDH solicitó al Perú que adopte las medidas necesarias para preservar la vida e
integridad personal de esas 14 personas, realizando las evaluaciones médicas
necesarias para determinar los niveles de plomo, cadmio y arsénico en su sangre,
con el fin de brindar atenció n médica adecuada de acuerdo con los está ndares
internacionales; y que proporcione informació n sobre las acciones que se han
adoptado para investigar los hechos con el fin de evitar su repetició n.

En esta decisió n de la CIDH y en aquella que declaró la denuncia admisible, no se


mencionan la existencia de controversias de inversió n entre Doe Run y Perú que se
desarrollaban en los Tribunales Peruanos, en los Estados Unidos, y en el ISDS, como se
explicará en la siguiente secció n.
D. El caso del ISDS contra Perú
En abril de 2011, el Grupo Renco, Inc., en representació n de sus propios derechos y
por las de su afiliado la DRP, presentó un reclamo en contra de Perú y de su empresa
minera Activos Mineros S.A.C. bajo el Reglamento de Arbitraje de la Comisió n de las
Naciones Unidas para el Derecho Internacional Mercantil (UNCITRAL –por sus siglas
en inglés), con respecto a la inversió n de Renco en el complejo La Oroya. El Grupo
Renco pedía una reparació n total por las presuntas violaciones cometidas por Perú al
Acuerdo de Promoció n Comercial Perú - EEUU (APC) y por el Acuerdo de
Transferencia de Acciones (ATA) firmado en octubre de 1997 entre el Estado peruano
y la DRP, el cual califica como un "acuerdo de inversió n" bajo las disposiciones del
APC.
Segú n la compañ ía, "el rechazo injusto de Perú al pedido de otorgar oportunamente
extensiones razonables del PAMA junto a su campañ a pú blica despectiva en contra de
Renco y de la DRP, han creado un entorno de inversió n hostil y han impedido que la

23
DRP asegure el nuevo financiamiento necesario para reanudar las operaciones del
Complejo. [...] Perú y Activos Mineros se negaron a cumplir con su compromiso de
comparecer y defender y asumir su responsabilidad [legal y econó mica] por las
demandas",48 refiriéndose a las demandas presentadas en contra de Renco y Doe Run
en Missouri.

El Grupo Renco reclamó no menos de 800 millones de dó lares en concepto de dañ os y


perjuicios, alegando haber sido víctima de un trato injusto e inequitativo y porque el
gobierno del Perú falló en brindarles plena protecció n, seguridad, trato nacional y no
cumplió con sus obligaciones contractuales. La compañ ía también solicitó una
declaració n que establezca que Renco y la DRP no tienen responsabilidad alguna por
los dañ os y perjuicios respecto de las demandas presentadas contra ellos en los
EE.UU., o en cualquier otra demanda similar. También alegaron que Perú está obligado
a comparecer y defender esos juicios y asumir responsabilidad por cualquier
indemnizació n que se cobre.

El 15 de julio de 2016, el tribunal arbitral constituido en el marco de este


procedimiento ISDS desestimó las reclamaciones de Renco por estimar que no
tenía jurisdicció n para conocer el caso. En ese contexto, declaró que Renco no
cumplía con los requisitos formales del APC entre los Estados Unidos y el Perú , y por
tanto el caso se resolvió a favor de la Repú blica del Perú .
Posiblemente porque esta decisió n no se refiere a los méritos de la disputa, el laudo
arbitral de Renco respecto de la jurisdicció n no se refiere al caso de La Oroya ante la
CIDH. Curiosamente, la decisió n incluye comentarios acerca de la jurisprudencia del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos mientras analiza la aplicació n del principio
de separabilidad de un acuerdo de arbitraje respecto del contrato principal, en el que
dicho acuerdo está contenido. Sin embargo, el tribunal arbitral finalmente no se
pronunció sobre esta cuestió n, después de concluir que ningú n acuerdo de arbitraje
llegó a existir debido al incumplimiento por parte de Renco de la APC entre Estados
Unidos y Perú .
Como podemos ver, aunque un grupo de casos contra Perú se iniciaron paralelamente
bajo el mismo conjunto de hechos -los efectos nocivos del complejo de La Oroya- ante
un sistema regional de derechos humanos (CIDH) y un tribunal arbitral del ISDS,
prá cticamente no hay relació n entre los casos de derechos humanos y los casos de
inversió n pendientes en los foros internacionales. Por el contrario, el litigio interno en
contra de Doe Run en los tribunales estadounidenses demostró no só lo conocer el
caso del ISDS, sino que su mera existencia afectó sustancialmente la jurisdicció n
aplicable y el procedimiento general, ya que en 2011 Doe Run removió exitosamente

24
los casos de la Corte Estatal de Missouri y los llevó a un nivel federal, basá ndose en el
hecho de que estaban relacionados con un arbitraje pendiente entre la empresa y el
Estado peruano.

3.3 Los casos Chevron/Texaco y de la Comunidad de


Sarayaku en contra de Ecuador

A. Operaciones petroleras de Texaco y las comunidades indígenas ecuatorianas


En 1964, Ecuador firmó un contrato con Texaco Petroleum Company (TexPet), filial de
la empresa estadounidense Texaco, para explotar campos de petró leo en la regió n
noreste del país. TexPet entró en una sociedad conjunta con la empresa estatal
ecuatoriana PetroEcuador, que se estableció como accionista mayoritaria, mientras
que a TexPet se le asignó el rol de "operador" de la entidad y estaba autorizada para
diseñ ar, adquirir, instalar, administrar y operar la infraestructura para la operació n.

La compañ ía comenzó la producció n a gran escala en 1973, en un escenario en el que


casi no existía regulació n de los efectos sociales y ambientales de la extracció n de
petró leo. Sin embargo, la Ley Ecuatoriana de Hidrocarburos de 1971 si obligaba a los
operadores de campo a "adoptar las medidas necesarias para proteger la flora, la
fauna y otros recursos naturales" y a "prevenir la contaminació n del agua, el aire y el
suelo".53 Este requisito se incluyó en el contrato firmado con TexPet en agosto de
1973 y en un acuerdo adicional firmado en diciembre de 1977.54 Ademá s, otras leyes
generalmente aplicables en el control de la contaminació n estaban ya en vigor en ese
entonces, como la Ley de Aguas (1972), la Ley de Pesca (1974) y Ley de Prevenció n y
Control de Contaminació n Ambiental (1976).
Durante má s de dos décadas de perforació n en Ecuador, TexPet operó un negocio
rentable perforando 339 pozos y construyendo 18 estaciones centrales de producció n
en una concesió n de má s de un milló n de acres, de donde extrajo aproximadamente
1.400 millones de barriles de crudo.55 Como contrapartida, la extracció n de petró leo
tuvo un resultado desastroso para el agua y la biodiversidad de la regió n.

Las principales fuentes de dañ os ambientales causados por las operaciones de TexPet
fueron la fuga o descarga de agua contaminada y los desechos de perforació n en pozos
sin revestimiento, la descarga accidental del oleoducto transecuatoriano y las tuberías
de las subsidiarias operadas por Texaco; y el vertido y rociamiento deliberado de

25
petró leo y de residuos de perforació n.56 Ademá s, las operaciones de la empresa
intervinieron en ecosistemas y en la tierra ancestral de varias tribus y poblaciones
indígenas de la regió n amazó nica del Ecuador.

B. Litigio ante los tribunales estadounidenses y ecuatorianos


En noviembre de 1993, un grupo de demandantes que representaban a má s de
30.000 personas de ochenta comunidades de la Amazonía ecuatoriana,
incluidas cinco nacionalidades indígenas: Siona, Secoya, Cofá n, Waorani y Kichwa—
habitantes de las á reas donde TexPet realizaba sus operaciones en Ecuador,
interpusieron una acció n colectiva contra Texaco ante los tribunales federales de
Nueva York ('Aguinda v. Texaco'),58 en virtud de la Ley para el Reclamo de Dañ os en
el Extranjero (Alien Tort Claims Act – ATCA).59 Los demandantes alegaron que habían
sufrido lesiones personales y que “corren un riesgo significativamente mayor de
desarrollar cá ncer como resultado de la exposició n a la eliminació n de desechos
peligrosos no tratados que resultaron de la operació n de la compañ ía”.60 Texaco
solicitó la desestimació n de la demanda, entre otros motivos, basada en la doctrina de
forum non conveniens—la idea de que cualquier demanda relacionada con su
operació n en Ecuador debía ser interpuesta ante una corte ecuatoriana, declarando
que esas cortes eran un foro alternativo, justo y adecuado.

En 2002, el caso fue finalmente desestimado en virtud del forum non conveniens. El
Segundo Tribunal de Distrito de Nueva York decidió a favor de litigar el caso en
Ecuador, afirmando que la demanda tenía "todo que ver con Ecuador y nada que ver
con los Estados Unidos".62
El Tribunal de Apelaciones del Segundo Circuito confirmó la decisió n considerando
que los tribunales ecuatorianos serían una jurisdicció n má s apropiada para el
juicio.63 Finalmente, en el 2003, el caso fue interpuesto en Ecuador, donde el Tribunal
de Justicia de Nueva Loja lo admitió el 14 de mayo de 2003.

En un intento por evitar las consecuencias de la demanda que se presentaría


ante los tribunales ecuatorianos por parte de los demandantes del caso Aguinda,
Texaco llegó a un acuerdo con el gobierno ecuatoriano para remediar cualquier dañ o
ambiental resultante de las actividades de la extracció n de petró leo en las á reas
cercanas a los sitios de explotació n. Texaco también acordó implementar trabajos de
remediació n en ciertos pozos de desechos y hacer pagos para proyectos de
compensació n socioeconó mica. Como contraparte, el gobierno ecuatoriano acordó
liberar a TexPet y a Texaco de cualquier tipo de reclamo, obligaciones o

26
responsabilidades relacionadas con la contaminació n de sus operaciones. En
1998, el gobierno de Ecuador eximió a TexPet de futuras obligaciones de limpieza
luego de que la compañ ía limpiara má s de 100 sitios.

En mayo de 2003, un pequeñ o grupo de demandantes del grupo original de Aguinda


presentó una nueva demanda contra Chevron (que absorbió a Texaco en 2002)
ante el Tribunal Superior de Justicia de Nueva Loja en Lago Agrio, Ecuador.
Continuando con los argumentos presentados durante el procedimiento ante los
tribunales de los Estados Unidos, los demandantes solicitaron al Tribunal que
determinara el costo de la remediació n total a ser asumida por Chevron. Ademá s
alegaron fraude en la manera en la que Chevron condujo la remediació n voluntaria y
alegaron que hubo fraude también en la liberació n de responsabilidad por
parte del gobierno ecuatoriano a Chevron, segú n el acuerdo firmado por las partes
antes mencionadas.

El caso despertó la atenció n nacional en Ecuador pues los demandantes encontraron


en el gobierno del presidente Rafael Correa un simpatizante clave. En repetidas
ocasiones se puso de lado de los demandantes, llamando a Chevron "descarados
canallas que sabían que habían contaminado, pero con sus millones quería quedar
impunes". Texaco alegó que el caso se había politizado y que existía un
comportamiento sesgado en los tribunales ecuatorianos.
Después de un juicio de siete añ os, el Tribunal de Nueva Loja encontró a Texaco-
Chevron responsable de la contaminació n causada y emitió un juicio de US $ 8.6 mil
millones contra la compañ ía, má s un 10% de compensació n a los demandantes, monto
que aumentaría a US $ 19 mil millones si Texaco Chevron no emitía una disculpa
pú blica a las comunidades. La decisió n fue ratificada por una corte de apelaciones y
posteriormente, en noviembre de 2013, la Corte Nacional de Justicia del Ecuador
ratificó la sentencia, pero revocó la concesió n de dañ os punitivos y redujo el monto
total de la sentencia contra Texaco-Chevron a un total de US $ 9,5 mil millones.

Después de la publicació n de la decisió n final del caso Aguinda en Ecuador, el foco de


la discusió n entre los demandantes y Chevron se centró en la ejecució n de la sentencia
ante los tribunales de los EE.UU. Desde el principio, algunos analistas habían llegado a
la conclusió n de que el veredicto de los tribunales ecuatorianos era probablemente
inaplicable fuera del Ecuador, dada la falta de activos locales de la empresa. Ademá s,
ya en 2011, Chevron inició una estrategia para retrasar cualquier tipo de ejecució n de

27
la sentencia e incluso entabló una demanda en contra de los abogados que
representaban a las víctimas del caso en los tribunales ecuatorianos.

En 2011, Chevron interpuso una demanda bajo la ley “RICO” (Racketeer Influenced
and Corrupt Organizations) en contra de los demandantes de Lago Agrio y su abogado
Steven Donzinger, así como en contra de su bufete de abogados. Chevron alegó que los
demandantes obtuvieron la sentencia de Lago Agrio mediante una variedad de
prá cticas no éticas, corruptas y por medios ilegales. El 4 de marzo de 2014, la Corte
Distrital del Distrito Sureste de Nueva York dictaminó que la sentencia ecuatoriana de
$ 9.500 millones fue obtenida a través, entre otras cosas, de soborno, coerció n y
fraude por parte de los acusados, por lo cual encontró que la sentencia era
inejecutable. El 8 de agosto de 2016, el Tribunal de Apelaciones del Segundo Circuito
de los Estados Unidos confirmó uná nimemente la sentencia de primera instancia y
declaró que los demandantes, Donziger y otros miembros del equipo legal cometieron
fraude y violaciones a la ley RICO.
C. Los Pueblos Kichwa de la Comunidad Sarayaku y sus miembros contra
la República del Ecuador.

El 19 de diciembre de 2003, la Asociació n de Pueblos Kichwa de Sarayaku, el Centro


de Justicia y Derecho Internacional (CEJIL) y el Centro de Derechos Econó micos y
Sociales presentaron una petició n ante la CIDH alegando la responsabilidad del
Ecuador en perjuicio del pueblo Kichwa de la comunidad de Sarayaku y sus miembros.
Los peticionarios sostuvieron que el Ecuador era responsable de una serie de
actos y omisiones que perjudicaban a los Kichwa, pues había permitido a una
compañ ía petrolera llevar a cabo actividades en las tierras ancestrales de la
comunidad Sarayaku sin su consentimiento, consintiendo la persecució n a líderes
comunitarios y denegando la protecció n judicial y el debido al proceso. Ademá s, los
peticionarios argumentaron que el Estado permitió que terceros violaran
sistemá ticamente los derechos de la comunidad Sarayaku.

El 26 de julio de 1996, la Compañ ía Estatal de Petró leo de Ecuador (PetroEcuador) y


un consorcio formado por dos empresas relacionadas con Chevron, firmaron un
contrato de asociació n para la exploració n y explotació n de hidrocarburos en la regió n
amazó nica.78 El territorio concedido a tal efecto en el contrato abarcaba una
superficie de 200.000 hectá reas, habitada por varias asociaciones, comunidades y
pueblos indígenas. Sarayaku es el mayor de estos asentamientos indígenas en
términos de població n y superficie, ya que su territorio ancestral y legal representaba
alrededor del 65% del territorio incluido en el contrato.

28
Los peticionarios alegaron que en virtud de dicho contrato el Estado era responsable
de violar los derechos individuales y colectivos fundamentales de la comunidad
Sarayaku y de sus miembros protegidos por la CADH, específicamente el derecho a la
vida, la propiedad, la protecció n judicial, el debido proceso, la libertad de trá nsito,
la integridad personal, la libertad personal y la seguridad, la libertad de asociació n,
la participació n política, la libertad de expresió n, la personalidad jurídica, la libertad
de conciencia y de religió n, los derechos del niñ o, la igualdad, la salud y la cultura.

Después de cuatro añ os de proceso, el 25 de julio de 2012 la Corte IDH declaró que


Ecuador era responsable de la violació n de los derechos a la consulta, a la propiedad
comunal indígena y a la identidad cultural y que era responsable de poner en grave
peligro el derecho a la vida y la integridad personal, en relació n con la obligació n de
garantizar el derecho a la propiedad comunal. La decisió n también determinó que
Ecuador era responsable de la violació n del derecho a las garantías judiciales y a la
protecció n judicial, en perjuicio del Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku.
La Corte IDH también ordenó al Ecuador adoptar las medidas legislativas,
administrativas o de otro tipo necesarias para dar pleno efecto, dentro de un plazo
razonable, al derecho a la consulta previa de los pueblos y comunidades indígenas y
tribales y modificar aquellas leyes que obstaculizan su pleno ejercicio. Para ello, en el
caso de que el Gobierno ecuatoriano pretenda llevar a cabo cualquier actividad o
proyecto de extracció n de recursos naturales en estos territorios, o llevar a cabo
cualquier plan de inversió n o desarrollo de cualquier tipo que pueda implicar un
impacto potencial en estos territorio, el gobierno debe consultar al Pueblo Sarayaku
de manera previa, adecuada y efectiva, y en pleno cumplimiento con las normas
internacionales pertinentes y aplicables. Al mismo tiempo, el gobierno debe
implementar, en un tiempo razonable y con las respectivas asignaciones
presupuestarias, programas o cursos obligatorios de capacitació n que incluyan
mó dulos sobre las normas nacionales e internacionales relativas a los derechos
humanos de los pueblos y comunidades indígenas, para el ejército, la policía y los
funcionarios judiciales, así como para otros funcionarios cuyas funciones incluyan
relaciones con los pueblos indígenas.
Ni en la solicitud de la CIDH ni en la decisió n de la Corte IDH se hace referencia a los
tratados de inversió n o al arbitraje de inversiones que se estaba litigando en paralelo
con Ecuador, como se explicará en la siguiente secció n. En esta etapa só lo se
consideró la legislació n nacional de Ecuador sobre la promoció n de inversiones y
sobre acuerdos contractuales de inversió n.
D. ISDS contra Ecuador
El 21 de diciembre de 2006, Chevron y TexPet iniciaron un arbitraje alegando que
Ecuador era responsable del dañ o que sufrieron debido a un retraso inaceptable en la

29
decisió n de siete casos de violaciones contractuales presentados por TexPet contra
Ecuador ante los tribunales ecuatorianos. En virtud de los acuerdos firmados en 1973
y 1977 entre TexPet y Ecuador, el primero debía proporcionar un porcentaje de su
producció n de petró leo crudo al gobierno ecuatoriano para ayudar a satisfacer las
necesidades de consumo interno. El demandante alegó que el Gobierno sobrevaloró
las verdaderas necesidades de consumo interno del Ecuador, y má s tarde tomó
barriles adicionales de petró leo que pertenecían a TexPet y los exportaron. En
ninguno de los dos casos el Gobierno Ecuatoriano pagó el precio internacional que
estaba obligado contractualmente y legalmente a pagar.
En este arbitraje se condenó al Ecuador a pagar una indemnizació n por dañ os y
perjuicios de $77,739,696.94 dó lares, má s intereses, sobre la base de la decisió n del
Tribunal de que el Ecuador había violado el TBI Ecuador-Estados Unidos (1993), por
no proporcionar medios efectivos para reclamar y hacer valer sus derechos.85
Ecuador solicitó la anulació n del laudo, pero el 2 de mayo de 2012, el Tribunal de
Distrito de La Haya negó esta petició n,86 decisió n que posteriormente fue confirmada
por el Tribunal de Apelació n de la misma ciudad el 18 de junio de 2013 y por el
Tribunal Supremo de Holanda en la Sentencia de 26 de septiembre de 2014.87
Las decisiones tomadas en este arbitraje toman nota de algunas cuestiones
relacionadas con los derechos humanos, pero no basan la decisió n en ellas. Un laudo
provisional sobre jurisdicció n (2008) expone los argumentos presentados por las
partes a favor y en contra de la aplicació n retroactiva del TBI Ecuador-Estados Unidos
y el agotamiento de los recursos internos, que incluyen una comparació n sobre la
retroactividad en el contexto de los derechos humanos y en las inversiones, así como
la cuestió n de si la falta de independencia judicial o demora injustificada demuestra la
futilidad de buscar remedios locales,88 citando el caso de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos Las Palmeras v. Colombia.89 El laudo parcial (2010) y definitivo
(2011) sobre los méritos alude a que el nuevo mecanismo de nombramiento de
jueces de la Corte Suprema Ecuatoriana entre 2005 y 2008 ha planteado algunas
críticas sobre la imparcialidad de los nuevos magistrados, particularmente de parte de
la Organizació n de Estados Americanos (OEA) y el Relator Especial de la ONU sobre la
independencia de jueces y abogados.90 La CADH es citada por los demandantes
como garante del derecho a ser oído en un plazo razonable por un tribunal
competente, independiente e imparcial para la determinació n de los derechos y
obligaciones de cará cter civil o de cualquier otra naturaleza.91 Para respaldar su
postura, los demandantes citan varios casos de derechos humanos sobre demora
judicial excesiva y falta de independencia judicial, citando jurisprudencia tanto de la
Corte IDH como del TEDH, que fue a su vez impugnada por Ecuador como Estado
demandado.
Un segundo caso de ISDS interpuesto contra Ecuador buscó liberar a Chevron de toda
responsabilidad ambiental por las operaciones de Texaco en ese país, aludiendo a
Ecuador como el responsable de cualquier trabajo de remediació n que subsista. Los

30
demandantes alegaron que Ecuador incumplió los acuerdos de inversió n firmados
entre 1994 y 1998 y que Ecuador también había violado el TBI Ecuador-Estados
Unidos, incluyendo su obligació n de garantizar los principios de trato nacional y
nació n má s favorecida, trato justo y equitativo, plena protecció n y seguridad, trato no
arbitrario y, en general, trato no discriminatorio y medios eficaces para hacer valer
sus derechos.

Varios dictá menes provisionales emitidos por el tribunal arbitral entre 2012 y 2013
proporcionaron indicaciones sobre los criterios que los á rbitros utilizarían para
resolver este caso. En un primer laudo interino de medidas provisionales de fecha 25
de enero de 2012, el tribunal arbitral decidió que el Ecuador debía tomar "todas las
medidas a su disposició n para suspender o hacer suspender la ejecució n o el
reconocimiento dentro y fuera de Ecuador de cualquier sentencia contra [Chevron] en
el caso de Lago Agrio". Ademá s, en un segundo laudo interino de medidas
provisionales de 16 de febrero de 2012, el Tribunal ordenó al Ecuador suspender la
ejecució n contra Chevron en el proceso judicial ecuatoriano conocido como "Caso
Lago Agrio". En un tercer laudo interino de jurisdicció n y admisibilidad del 27 de
febrero de 2012, el Tribunal rechazó las excepciones jurisdiccionales presentadas por
Ecuador y en un cuarto laudo interino de medidas provisionales de fecha 7 de febrero
de 2013, el Tribunal declaró que Ecuador ha violado el primer y segundo laudo
interino al continuar la ejecució n del juicio de Lago Agrio dentro y fuera de Ecuador,
incluyendo Canadá , Brasil y Argentina.
El 17 de septiembre de 2013, el tribunal arbitral decidió que Chevron y TexPet
estaban "exoneradas", de conformidad con los acuerdos firmados con Ecuador, y que
podían ejercer esos derechos tanto en forma defensiva como ofensiva en los
procedimientos de reclamació n de liberació n de responsabilidad ambiental de
acuerdo a la ley ecuatoriana.95 Ninguna menció n al caso Sarayaku ante el sistema
interamericano se encuentra en esta decisió n. Sin embargo, el laudo si reflexiona
sobre la influencia de los casos Aguinda/Lago Agrio, pero declinando en definitiva
decidir si las reclamos de los demandantes de Lago Agrio se basan o no en derechos
individuales, distintos de los derechos "colectivos" o "difusos" (en su totalidad o
en parte) y si esos reclamos son o no materialmente similares a los reclamos
formuladas por los demandantes del caso Aguinda en Nueva York. Con todo, el
tribunal decidió que el alcance de las exenciones efectuadas por el Ecuador no se
extiende a ninguna reclamació n ambiental hecha por un individuo por dañ os
personales con respecto a sus derechos individuales, pero si tiene efecto legal bajo la
ley ecuatoriana impedir cualquier reclamo "difuso" contra los demandantes, en virtud
de la Constitució n ecuatoriana, efectuada por el Estado o cualquier individuo que no
reclame dañ o personal (real o posible).

31
En una decisió n posterior que complementa el laudo de 2013, en marzo de 2015 el
tribunal arbitral decidió que la demanda de Lago Agrio de 2003 incluía reclamos
individuales que se basaban en derechos individuales en virtud de la legislació n
ecuatoriana y que no estaban comprendidos en el Acuerdo de 1995 y por tanto no
estaban afectados en su inicio por cosa juzgada, conforme a la legislació n ecuatoriana,
tal como fue invocada por las demandantes. Finalmente, el tribunal arbitral decidió
también que la demanda de Lago Agrio incluía reclamaciones individuales
materialmente similares, en sustancia, a los reclamos individuales formulados por los
demandantes de Aguinda en Nueva York.
En enero de 2014, el Ecuador buscó anular los laudos provisionales y parciales
dictados por el tribunal arbitral. Por ú ltimo, el 20 de enero de 2016, el Tribunal de
Distrito de La Haya confirmó las sentencias dictadas por el tribunal arbitral,
rechazando todos los motivos de nulidad argumentados por Ecuador y ordenando al
Ecuador que pagara las costas del proceso.
Como podemos ver, aunque un grupo de casos paralelos contra Ecuador han sido
iniciados bajo el mismo conjunto de hechos -los efectos nocivos de la explotació n
petrolera en ese país- ante un sistema regional de derechos humanos y tribunales
arbitrales del ISDS, hay una relació n limitada entre ellos. En cambio, el litigio interno
contra Chevron y Texaco, tanto en los tribunales ecuatorianos como estadounidenses,
ambos aspectos han estado directamente relacionados, con decisiones de la
judicatura de los Estados Unidos pronunciá ndose tanto respecto del foro má s
apropiado para resolver la controversia -los tribunales ecuatorianos- cuanto con el
rechazo posterior a la ejecució n de la decisió n emitida por esos tribunales, sobre la
base de que fue obtenida a través de medios corruptos e ilegales. Tanto el tribunal de
derechos humanos como los tribunales arbitrales del ISDS, hacen referencia
explícita e incluso basan algunas decisiones en los casos Aguinda y Lago Agrio ante los
tribunales nacionales.

3.4 Los casos de Yukos


Casos paralelos que involucran tribunales arbitrales de inversió n y tribunales de
derechos humanos también se encuentran fuera de América Latina. Uno de los
ejemplos má s recientes y notorios son los casos de Yukos, que han implicado un litigio
prolongado tanto en los tribunales arbitrales constituidos, por un lado, bajo los TBI y
por el Tratado sobre la Carta de la Energía (TCE) y por el otro lado, en el TEDH. Estos
casos pueden ayudar a ilustrar la interacció n entre los derechos humanos y la
adjudicació n de inversiones fuera de América Latina.
Rusia impugnó las alegaciones de los demandantes argumentando que las medidas
adoptadas contra Yukos y sus propietarios se basaban en su participació n en fraudes
fiscales, evasió n y malversació n de impuestos, acusaciones que a su vez fueron
rechazadas por los demandantes quienes afirmaron que tales acusaciones estaban

32
motivadas políticamente.99 El resultado de estos casos fue la mayor indemnizació n
jamá s pagada en los sistemas de ISDS y en el TEDH.
A. Los casos de inversión
Con el fin de obtener una indemnizació n por las medidas supuestamente ilegales
descritas anteriormente, varios casos fueron planteados por los accionistas de Yukos
contra Rusia, en diferentes tribunales arbitrales de inversió n.
En 2005, un grupo de demandantes inició tres casos paralelos de arbitraje
inversionista- estado contra Rusia a nombre de compañ ías registradas en el
extranjero, en virtud del TCE y de conformidad con el Reglamento de Arbitraje de la
UNCITRAL, solicitando una indemnizació n total de alrededor de USD 114.000
millones.101 Los mismos á rbitros fueron nombrados en los tres casos y otorgaron
tres laudos paralelos sobre el fondo el 18 de julio de 2014, confirmando muchas de las
alegaciones de los demandantes y ordenando a Rusia a pagar una indemnizació n de
aproximadamente USD 50.000 millones –el monto má s grande que jamá s se haya
reconocido en ISDS- distribuido entre todos los demandantes de acuerdo su
participació n en Yukos.102 El 20 de abril de 2016, el Tribunal de Distrito de La Haya
anuló estas sentencias y declaró que los tribunales arbitrales no tenían jurisdicció n
sobre la controversia, después de considerar que la aplicació n provisional de la TCE
por Rusia bajo el artículo 45 del TCE era contraria al derecho ruso.103 En julio de
2016, los demandantes han apelado esa sentencia buscando restablecer la decisió n
original104, y una nueva decisió n por los tribunales holandeses todavía está
pendiente.
En 2006, RosInvestCo UK Ltd., un antiguo accionista minoritario de Yukos, inició
un arbitraje basado en el TBI Rusia - Reino Unido (1989), alegando que Rusia había
expropiado a Yukos, sin motivo de interés pú blico, y que no ofreció compensació n en
consideració n a la pérdida de su inversió n y por el dañ o sufrido en el valor de las
acciones de Yukos. El 12 de septiembre de 2010, un tribunal arbitral constituido en la
Cá mara de Comercio de Estocolmo (CCE) decidió que las medidas del Estado ruso
constituían una expropiació n ilegal y las entendieron como "medidas de un
denominador comú n en un patró n para destruir a Yukos y hacerse con el control de
sus activos", otorgando 3,5 millones de dó lares en dañ os y perjuicios a favor de
los demandantes.105 Los esfuerzos de Rusia para dejar de lado esta compensació n
han sido infructuosos.
En el 2007, inversionistas minoritarios españ oles en Yukos ("Quasar de Valores")
iniciaron un procedimiento de arbitraje contra Rusia bajo el TBI Rusia-Españ a
(1990).106 Un tribunal arbitral dictaminó que las ilegalidades fiscales cometidas por
Yukos eran "un pretexto para apoderarse de los activos de Yukos y transferirlos a
Rosneft", y otorgó a los accionistas españ oles alrededor de 2 millones de dó lares má s
intereses.107 Rusia buscó varias maneras de anular esta decisió n y, finalmente, el 18
de enero de 2016, un tribunal sueco de apelaciones emitió un fallo declaratorio en el

33
que determinó que el tribunal arbitral se adjudicó erró neamente jurisdicció n sobre las
reclamaciones. Un procedimiento separando para anular el laudo definitivo aú n está
pendiente de resolució n en los tribunales suecos.
B. Los casos de derechos humanos
Antes de que los accionistas de Yukos iniciaran los casos de ISDS, fue la misma
empresa la que el 23 de abril de 2004 presentó un caso contra la Federació n de Rusia
ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ("OAO Neftyanaya Kompaniya Yukos
v. Rusia" - solicitud nº 14902/04), alegando varias violaciones a la Convenció n
Europea de Derechos Humanos (CEDH), que habrían provocado considerables
pérdidas pecuniarias y la disolució n de la empresa.
El 20 de septiembre de 2011, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos emitió
una sentencia de Sala en la que se decidió parcialmente a favor de los demandantes.
La decisió n determinó que los derechos de Yukos a un juicio justo y sus bienes fueron
violados debido a la "arbitrariedad y rapidez de los procedimientos de ejecució n de
deudas fiscales llevadas a cabo por las autoridades rusas, la injusticia de los
procedimientos internos que impugnaban las tasaciones fiscales y la aplicació n
retroactiva de multas por no pagar impuestos". Al mismo tiempo, la Corte constató
que Rusia no mal utilizó procedimientos legales para “destruir” a Yukos.
Complementando la decisió n anterior, el 31 de julio de 2014, en una sentencia de sala,
el TEDH emitió una decisió n sobre “justa satisfacció n”,110 otorgando su mayor
indemnizació n hasta la fecha, ordenando a Rusia pagar alrededor de € 1.900 millones
a los accionistas de Yukos en el momento de su liquidació n, y a pagar 300.000 euros
por costas judiciales. El 15 de diciembre de 2014, un grupo de cinco jueces del Pleno
del TEDH decidió rechazar la solicitud de diferimiento presentada por Rusia, y ahora
la decisió n es definitiva. El monto de esta sentencia es significativamente inferior a los
de los arbitrajes del ISDS antes mencionados, y só lo se otorgó dañ os pecuniarios, ya
que el Tribunal consideró que haber identificado las violaciones a la CEDH constituía
suficiente satisfacció n al dañ o inmaterial sufrido por la empresa.

Rusia tuvo que presentar un plan para el pago de la compensació n por la justa
satisfacció n en el plazo de seis meses, a partir de la fecha en que la sentencia se
convirtió en definitiva. Sin embargo, al momento en que se redactó este documento,
dicha indemnizació n no se ha pagado, a la espera de una decisió n de la Corte
Constitucional Rusa (RCC), que desde el 14 de diciembre de 2015 tiene jurisdicció n
expresa para denegar la ejecució n de las sentencias internacionales de derechos
humanos que considere incompatibles con la Constitució n Rusa.
Las reclamaciones relativas al juicio y encarcelamiento de los Sres.
Khodorkovskiy y Lebedev se tramitaron por cuerda separada en el TEDH. En julio de
2013, la Corte decidió que no había falta de imparcialidad de los jueces rusos, que los

34
procesos penales contra los demandantes no tenían motivaciones políticas y que el
estudio de grandes volú menes de pruebas en condiciones penitenciarias difíciles por
parte de los solicitantes no era una violació n a la CEDH, ya que fueron apoyados por
un equipo legal altamente calificado. Sin embargo, la misma Corte consideró que hubo
una violació n a la CEDH en la lectura sistemá tica por parte de las autoridades
penitenciarias y del juez de primera instancia de las comunicaciones entre los
acusados y sus abogados, la negativa de permitir a la defensa contra interrogar a los
peritos expertos llamados por los demandantes, o llamar a sus propios expertos
en evidencia, y en el encarcelamiento en las colonias penales a miles de kiló metros de
los hogares de los presos. Só lo con respecto al Sr. Lebedev, la Corte también encontró
violaciones a la CEDH porque durante los juicios, él se encontraba en una jaula de
metal, y enfrentó a una prolongada prisió n preventiva así como retrasos en la revisió n
de su detenció n. No obstante, el Tribunal concedió 10.000 euros al Sr. Khodorkovskiy
por concepto de dañ o moral y rechazó por completo las pretensiones pecuniarias del
Sr. Lebedev.115 El Sr. Khodorkovskiy fue puesto en libertad el 20 de diciembre de
2013 y el Sr. Lebedev el 24 de enero de 2014, después de haber cumplido má s de diez
añ os en prisió n.
C. Relación entre estos casos de inversión y de derechos humanos
Los casos de Yukos son relevantes para el aná lisis de la interacció n entre los
tribunales de inversió n y los tribunales de derechos humanos, no só lo porque ambos
proporcionan compensaciones bajo el mismo conjunto de hechos, sino también por el
razonamiento detrá s de esas decisiones. Aunque los tribunales arbitrales del ISDS
y el TEDH hicieron evaluaciones divergentes de algunas reclamaciones, existe un
diá logo entre algunas de sus decisiones, ya que se refieren expresamente entre sí.
El tribunal arbitral en el caso Quasar de Valores se refirió explícitamente al fallo del
caso Yukos ante el TEDH, en gran parte discrepando de las opiniones de ese Tribunal y
alineado con el tribunal arbitral RosInvest, aunque también declaró que no está
vinculado por ninguna de estas decisiones. Para el Tribunal Quasar de Valores
existe una "diferencia fundamental" entre ambos casos, ya que el TEDH resolvió
reclamaciones sobre el cumplimiento por parte de Rusia de disposiciones específicas
de la CEDH, sin decidir si las medidas rusas equivalían a una expropiació n no
compensada de las inversiones extranjeras tal como está prohibido por el TBI
aplicable a ese caso. La diferencia también se explica por el "amplio margen de
apreciació n" que goza un Estado en virtud del Protocolo Nº 1 de la CEDH.
De hecho, la decisió n del caso Quasar de Valores es explícitamente crítica con el
enfoque adoptado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en la interpretació n
de una serie de cuestiones, en particular por el rechazo por parte del TEDH del
argumento de que el Ministerio Fiscal ruso conocía del acuerdo de "optimizació n" de
impuestos de Yukos.

35
Ambos tribunales tienen también una opinió n diferente sobre las disposiciones
internas sobre “paraísos fiscales”, teniendo el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos la posició n de que no había culpa en las acciones de Rusia (encontrando
que la ley nacional era "vaga"), mientras que el tribunal arbitral ISDS encontró
una violació n al tratado de inversió n aplicable. Otro punto de desacuerdo fue el
proceso de subasta de algunos de los activos de Yukos, donde el TEDH no se convenció
de que Rusia actuó con un motivo ulterior y el tribunal arbitral del ISDS lo vio como
manipulado para destruir deliberadamente a Yukos. Por ú ltimo, ambos tribunales
tuvieron diferentes evaluaciones de las medidas rusas respecto del fraude fiscal, ya
que el TEDH no encontró una "prueba irrefutable y directa" de una expropiació n
intencionada y el tribunal arbitral del ISDS concluyó que esas medidas iban má s allá
de su legítimo poder tributario y equivalían a expropiació n.
La distinta aproximació n por parte de ambos sistemas también es explicada por el
tribunal Quasar de Valores por el hecho de que los inversionistas extranjeros no
forman parte de la comunidad que se beneficia de una regulació n establecida de
buena fe y en pos del interés pú blico. Por lo tanto, los tratados de protecció n de las
inversiones "podrían no permitir que un Estado anfitrió n imponga una carga
individual tan alta a un inversionista extranjero para contribuir, sin el pago de
compensació n, al cumplimiento de objetivos regulatorios en beneficio de una
comunidad nacional de la cual el inversionista no es un miembro."
Las conclusiones de los tres grupos arbitrales establecidos en virtud del TCE también
tienen varias diferencias con el TEDH, especialmente en lo que se refiere a la
expropiació n. Estas decisiones consideraron que el trato al que Rusia sometió a
Yukos y a sus principales funcionarios equivalía a una apropiació n indirecta,
violando las obligaciones de Rusia en virtud del artículo 13 del TCE.123 En contraste
con las conclusiones del TEDH, los tribunales arbitrales de inversió n de los casos del
TCE concluyeron específicamente que "el objetivo primordial de la Federació n de
Rusia no era recaudar impuestos, sino má s bien quebrar a Yukos y apropiarse de sus
valiosos bienes".
También hay diferencias sustanciales en la cuantía de la indemnizació n finalmente
concedida, algo que puede explicarse por las diferentes bases para la adjudicació n de
responsabilidad ante el TEDH y los tribunales arbitrales y los tribunales de arbitraje
TCE de Yukos. En los casos en que los que el TEDH emitió una decisió n como
compensació n por actos concretos que causaron injerencia en los derechos de
propiedad, los tribunales arbitrales concedieron una indemnizació n por la
expropiació n de Yukos, respecto del valor de la empresa.
No es necesariamente sorprendente que el TEDH y los Tribunales del TCE hayan
llegado a conclusiones diferentes. Ademá s de los diferentes está ndares de prueba y
del margen de apreciació n a los que nos hemos referido anteriormente, el proceso de
adjudicació n fue muy diferente. Mientras que los tribunales arbitrales de TCE de

36
Yukos funcionaron mucho má s como un juicio civil completo, incluyendo pruebas
escritas y contrainterrogatorio de testigos, los procedimientos del TEDH se basaban
principalmente en alegatos escritos y pocos procedimientos de evaluació n de la
prueba.
Es interesante observar que, si bien el Tribunal Europeo de Derechos Humanos es
consciente de los varios procedimientos paralelos presentados por algunos de los
accionistas de la empresa contra Rusia en otros foros internacionales en virtud de los
TBI, tanto con recursos definitivos como pendientes, el TEDH no discute
expresamente sus diferentes enfoques o méritos, como lo hicieron los tribunales
arbitrales de inversió n.127 La base de esta actitud se explica en la sentencia del 2011
del TEDH como una forma “de evitar la situació n en la que varios organismos
internacionales traten simultá neamente solicitudes sustancialmente idénticas". Sin
embargo, siguiendo un criterio formalista, el mismo Tribunal finalmente decidió que
las partes en ambos procedimientos son diferentes y que, por tanto, las dos cuestiones
no son "sustancialmente las mismas".

3.5 Conclusión
La interacció n entre el sistema de solució n de controversias inversionistas-estado
(ISDS) y los tribunales de derechos humanos ha sido objeto de poca investigació n.
En una obra seminal, Petersmann llegó a la conclusió n de que tanto el ISDS como el
régimen de derechos humanos comparten un característica comú n fundamental: el
desarrollo de normas jurídicas e instituciones para compensar la asimétrica relació n
jurídica entre los individuos y los estados soberanos, reforzando la protecció n legal a
nivel internacional de inversionistas e individuos para compensar su posició n inferior
frente al Estado. Sin embargo, este aspecto comú n parece no haber sido reconocido
por los tribunales de inversió n y de derechos humanos en América Latina.
Si bien es cierto que los tribunales del ISDS son generalmente reacios a
examinar los argumentos de derechos humanos, ya sean presentados directamente
por las partes o por interesados a través de amicus curiae, algo similar ocurre en
el SIDH, que no ha reconocido la influencia que reclamos paralelos bajo el mismo
conjunto de hechos podría tener o no en sus decisiones, como los casos
examinados en este documento muestran claramente. Parece que en América Latina
los derechos humanos y los conflictos de inversió n se ven como caminos separados.
Las decisiones de un tribunal no parecen influir en el otro y no se considera que el
reconocimiento de tales decisiones tenga un efecto autoritativo.
Esta situació n contrasta con la amplia interacció n que los tribunales de inversió n y el
TEDH han tenido en situaciones similares, como se ha explicado en el aná lisis de los
casos de Yukos. En el sistema europeo, aun cuando los resultados del procedimiento
tengan una interpretació n diferente del mismo conjunto de hechos -basado en gran
medida en que la ley aplicada al litigio es diferente- hay un claro reconocimiento del
conflicto paralelo (tanto en el tribunal arbitral como en el tribunal de derechos

37
humanos). Esto permite percibir la "necesidad" de justificar interpretaciones
diferentes en cada caso, lo que podría considerarse como el reconocimiento de su
efecto autoritativo.

Algunas lecciones podrían ser aprendidas de esta interacció n, especialmente en


América Latina. Lixinski ha analizado la cuestió n de la interpretació n de los tratados
por parte de la Corte IDH, y ha encontrado que el SIDH tiene una posició n má s
limitada que la mayoría de los tribunales de ISDS, ya que só lo los inversionistas
afectados que son personas físicas pueden presentar reclamaciones, sobre todo en lo
que se refiere al derecho a la propiedad, mientras que las empresas no gozan de la
protecció n de los derechos humanos. Esto está en claro contraste con el TEDH, como
puede deducirse de los casos de Yukos, en los que la misma empresa fue considerada
como la solicitante.
El enfoque cauteloso de la CIDH y de la Corte IDH a este respecto puede explicarse
porque el SIDH no es visto como un foro para proteger actividades comerciales contra
actos arbitrarios del Estado. Aunque la jurisprudencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos considera que los dañ os a la propiedad se derivan má s de los
hechos que de las formas –lo cual implicaría tá citamente la aceptació n de las nociones
de expropiació n "indirecta" o "progresiva" encontradas en la jurisprudencia del ISDS-
la Corte Interamericana ha resistido a mezclar intereses econó micos con la protecció n
de los derechos humanos, incluso si la propiedad está en el centro de la disputa.
Sin embargo, esto no significa que el TEDH sea una alternativa completa al ISDS. Como
señ ala Kriebaum, el sistema europeo de derechos humanos tiene algunas
"desventajas" para los inversionistas, ya que en principio, el TEDH tiene el requisito
obligatorio de agotar los recursos internos y no ofrece el mismo tipo de protecció n en
caso de expropiació n, pues no concede compensació n por dañ os indirectos a los
accionistas, con la posibilidad de conceder una indemnizació n inferior respecto a los
casos de plena de violació n a la CEDH. Las mismas "carencias" también son vá lidas
para el sistema interamericano.
Ademá s, las violaciones de los derechos humanos no pueden excluirse per se de
la jurisdicció n de los tribunales del ISDS, "si y en la medida en que la violació n de los
derechos humanos afecta la inversió n, se convierte también en una controversia
‘respecto’ de la inversió n y, por lo tanto, es arbitrable".134 Sin embargo, la
jurisprudencia existente parece limitar el alcance de la jurisdicció n de los tribunales
del ISDS a los temas que está n explícitamente incluidos en los tratados de inversió n.
Una denuncia presentada en enero de 2016 por Al Jazeera en contra de Egipto se
originó en la supuesta destrucció n de los medios de comunicació n del demandante en
Egipto, mediante arrestos y detenciones de empleados, ataques a instalaciones,
interferencias con transmisiones y emisiones, cierre de oficinas, la cancelació n de la
licencia de radiodifusió n del demandante y la liquidació n obligatoria de su sucursal

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local.135 En un caso presentado en contra de Yemen por una empresa de
construcció n, el tribunal arbitral concedió 1.000.000 de dó lares como dañ os morales,
después de concluir que la coerció n física ejercida sobre los ejecutivos del
demandante era maliciosa y constitutiva de la adjudicació n de responsabilidad
culposa. En Biloune v. Ghana, un inversionista sirio que gestionó la remodelació n de
un restaurante situado en Accra, fue detenido y mantenido en custodia por 13 días, y
eventualmente fue deportado de Ghana a Togo, reclamando posteriormente dañ os por
expropiació n, denegació n de justicia y violació n de derechos humanos. La decisió n
sostuvo que el Gobierno de Ghana expropió los intereses del Sr. Biloune y que estaba
obligado a indemnizarlo, pero decidió que no tenía jurisdicció n sobre las
reclamaciones por denegació n de justicia o violació n de los derechos humanos como
una causa de acció n independiente.
Por otro lado, el cumplimiento de las obligaciones derivadas de los instrumentos de
derechos humanos puede servir de contexto para la interpretació n de las obligaciones
de los Estados con respecto a inversionistas extranjeros contenidos en IIAs. En el
reciente laudo del caso Urbaser v. Argentina, el tribunal arbitral desarrolló un
exhaustivo aná lisis de la relació n entre el derecho humano al agua y la protecció n de
la inversió n extranjera, a raíz de la demanda reconvencional presentada por
Argentina en contra del inversionista. Aunque finalmente la reconvenció n fue
rechazada, el tribunal resolvió que el TBI “tiene que ser interpretado en armonía con
otras reglas de derecho internacional de la cual forma parte, incluyendo aquellas
relativas a los derechos humanos”.
Finalmente, hay varias conclusiones que podemos extraer con respecto al papel "dual"
del Estado demandado, en el cumplimiento de sus obligaciones bajo los regímenes de
derechos humanos y de derecho de inversió n.
En primer lugar, la relació n entre la inversió n extranjera y la protecció n de los
derechos humanos supone un escenario complejo para los Estados que tienen que
asumir el rol de demandados en dos foros diferentes, que a su vez defienden intereses
que en la mayoría de los casos pueden ser descritos como irreconciliables. Por
ejemplo, el caso Chevron v. Ecuador nos muestra el evidente cambio en la posició n
del Estado ecuatoriano en la perforació n petrolera a lo largo del tiempo, desde una
posició n pro-inversionista a una pro- comunidades afectadas. Mientras en Renco v.
Perú , al Estado peruano le ha faltado dar una respuesta a su responsabilidad de
extender el PAMA a la empresa Doe Run.
En segundo lugar, también existe un uso potencial de litigios en inversió n extranjera
como una herramienta de defensa en casos de derechos humanos139 o dañ os sociales
y ambientales, como es especialmente evidente en los casos Chevron y Renco. En
ambos casos, el uso del arbitraje internacional de inversiones por parte de las
empresas les ha permitido evitar la rendició n de cuentas acerca de sus operaciones en
América Latina. Consecuentemente, aú n está pendiente la compensació n o

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remediació n al medio ambiente o a las comunidades afectadas por sus operaciones
en Ecuador y Perú .

En tercer lugar, la existencia de reclamaciones paralelas, tanto en los tribunales de


derechos humanos como en los tribunales de inversió n, insta a la coordinació n de los
Estados demandados, tanto ex ante como ex post, en ambos foros.

EXAMEN N°

NOMBRE Y APELLIDO: __________________________________________________________


CODIGO: ____________
FECHA: ____________

CUESTIONARIO
1. ¿QUÉ SE DICE DEL ARBITRAJE DE INVERSIÓN?
2. ¿EN QUE CONSISTE EL ANFITRIÓN CONSENTIMIENTO DEL ESTADO DE ARBITRAJE DE
INVERSIÓN?
3. ¿CUÁLES SON LAS PROTECCIONES SUSTANTIVAS PARA LOS INVERSORES EXTRANJEROS?
4. ¿CUÁL ES EL INICIO DE UN ARBITRAJE DE INVERSIÓN?
5. ¿CUÁL ES LA IMPORTANCIA DEL ARBITRAJE DE INVERSIONES?
6. ¿QUE SE DICE DEL ARBITRAJE INTERNACIONAL?

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