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INTRODUCCIÓN...........................................................................................................2
3. EL ARBITRAJE EN LA PRÁCTICA......................................................................6
EL CONVENIO ARBITRAL.........................................................................................7
3. MATERIAS ARBITRABLES..................................................................................11
LOS ÁRBITROS...........................................................................................................13
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL..........................................................................18
EL LAUDO....................................................................................................................21
CONCLUSIONES.........................................................................................................41
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FUNDAMENTOS DE LA EJECUCIÓN DEL EL ARBITRAJE NACIONAL
INTRODUCCIÓN
Resulta necesario destacar que durante dicho período el Perú suscribió dos
convenios de particular relevancia en lo que se refiere al arbitraje internacional.
Estos son la Convención de las Naciones Unidas Sobre el Reconocimiento y
Ejecución de Sentencias Arbitrales Extranjeras de 1958 (Convención de Nueva
York), la misma que fue aprobada el mes de mayo de 1988 por Resolución
Legislativa N° 24810, y la Convención Interamericana de Arbitraje Comercial
Internacional del año 1975 (Convención de Panamá), aprobada el mes de
noviembre de 1988 por Resolución Legislativa N° 24924.
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régimen arbitral anterior contenido en el Código de Procedimientos Civiles de
1912 y en el Código Civil de 1984. La principal innovación de dicho dispositivo
es la eliminación de la distinción entre la cláusula compromisoria y el
compromiso arbitral, facilitando con ello el acceso, celeridad y efectividad del
arbitraje. Sin embargo, aun existía la posibilidad de que el Poder Judicial
determinara de alguna manera el contenido del convenio arbitral (integración
del convenio), cuando su participación debía restringirse únicamente a la
designación de los árbitros en defecto de las partes o de la institución
organizadora.
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de plazos (artículo 7), al recurso de apelación ante una segunda instancia
arbitral (artículo 60), a la solicitud de medidas cautelares (artículos 80, 81 y 82)
y a la ejecución del laudo (artículo 83), entre otras. La Sección Segunda adopta
la estructura y disposiciones contenidas en la Ley Modelo de la CNUDMI
(UNCITRAL) sobre arbitraje internacional (en adelante, la Ley Modelo),
adaptando ciertos supuestos a las normas internas de la legislación peruana.
Las variaciones más importantes adoptadas por la LGA en relación a la Ley
Modelo son las siguientes:
b) Se establecen las formalidades que debe cumplir todo escrito o petición que
se encuentre dirigido a una autoridad judicial (artículo 96 de la LGA).
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controversias derivadas de los convenios de estabilidad a tribunales arbitrales
constituidos en virtud de tratados internacionales de los cuales sea parte el
Perú (artículo 16).
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2.3 Tratados Internacionales
3. El Arbitraje en la Práctica
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instituciones arbitrales nacionales y extranjeras más representativas y a las que
las partes acuden usualmente.
EL CONVENIO ARBITRAL
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b) Cuando el convenio resulte del intercambio de cartas o de cualquier otro
medio de comunicación que inequívocamente deje constancia documental de
la voluntad de las partes de someterse a arbitraje.
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legalizadas por el auxiliar jurisdiccional, acompañando copia del convenio.
Luego de efectuar las revisiones del caso, el juez dispondrá el archivamiento
del proceso o su continuación respecto de las materias que las partes declaren
no haber sometido a arbitraje.
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dieciséis años cuando el menor contrae matrimonio u obtiene un título oficial
que le permite ejercer una profesión u oficio.
c) El Estado
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Excepcionalmente, en las controversias que se deriven de actividades
financieras, se permitirá que el extranjero se encuentre domiciliado en el Perú.
En cualquier caso no se requiere de autorización previa, pero el arbitraje
deberá realizarse ante una institución arbitral de reconocido prestigio. El
sustento constitucional de estos principios está consignado en forma expresa
por el artículo 63 de la Constitución Política del Perú de 1993.
3. Materias Arbitrables
a) Las que versen sobre el estado civil o la capacidad civil de las personas.
Asimismo, las relativas a bienes o derechos de incapaces, salvo previa
autorización judicial.
c) Las controversias que interesan al orden público o que versan sobre delitos y
faltas, excepto cuando el arbitraje se refiere a la cuantía de la responsabilidad
civil y en tanto no hubiera sido fijada por resolución judicial firme.
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total o parcial de éste no implica necesariamente que el convenio arbitral corra
la misma suerte. Dicho principio es recogido por el artículo 14 de la LGA.
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LOS ÁRBITROS
Al igual que en el caso del arbitraje nacional, las normas de la LGA para el
arbitraje internacional, subordinan la calidad y calificación de los árbitros a lo
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convenido por las partes. En este extremo, precisa tenerse en cuenta las
siguientes disposiciones:
e) Cuando el árbitro tiene que ausentarse por tiempo indeterminado o por más
de treinta días.
Este supuesto podrá ser invocado por el árbitro solo si las partes no autorizan
la ausencia, pese a que la misma no afectará la expedición del laudo dentro del
plazo estipulado.
f) Cuando las partes hubieran suspendido el proceso arbitral por más de dos
meses. Las normas de la LGA referidas al arbitraje internacional han omitido
referirse al supuesto de la renuncia de un árbitro. Sin embargo, resulta evidente
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que de existir algún impedimento u obstáculo que determine la imposibilidad
del árbitro para ejercer adecuadamente sus funciones, éste se encontrará
legitimado para formular su renuncia.
Como regla general, tanto para el arbitraje nacional como internacional, la LGA
impone a la persona que eventualmente pudiera desempeñar el cargo de
árbitro, la obligación de informar sobre todas las circunstancias que puedan dar
lugar a una eventual recusación, tan pronto como reciba la comunicación sobre
su posible nombramiento.
a) Cuando el árbitro no reúna las calificaciones mínimas para ser tal (mayoría
de edad y ejercicio pleno de sus derechos civiles) o se encuentre incurso en
algún supuesto de incompatibilidad.
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Tanto para el arbitraje nacional como internacional, el artículo 31 de la LGA
regula el procedimiento de recusación. Éste será formulado inmediatamente
después de conocida la causa que la motiva, y siempre que no hubiera vencido
el término probatorio. Posteriormente, el trámite del proceso dependerá de la
composición del tribunal arbitral, esto es, si nos encontramos ante un arbitraje
unipersonal o, en su defecto, ante un arbitraje colegiado.
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En el arbitraje nacional, si alguna de las partes no cumple con nombrar al
árbitro que le corresponde; cuando los dos árbitros nombrados no consiguen
ponerse de acuerdo respecto del árbitro que presidirá el tribunal; o, en el caso
de árbitro único, cuando las partes no adoptan un acuerdo de designación; el
nombramiento se efectuará judicialmente.
Sin embargo, hemos visto supuestos en los cuales tal designación no resulta
posible. En dichos casos, el Poder Judicial designará los árbitros en ejercicio
de sus facultades y como consecuencia de la solicitud que formule cualquiera
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de los interesados. El procedimiento judicial para el nombramiento es un
trámite que se desarrolla normalmente en instancia única.
Una vez aceptado el cargo o designación, las partes están facultadas para
exigir de los árbitros y/o de las instituciones arbitrales el fiel cumplimiento del
encargo que les ha sido conferido, quedando los árbitros e instituciones sujetas
a la responsabilidad por los daños y perjuicios que por dolo o culpa pudieran
ocasionar.
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
Existe plena libertad de las partes para pactar el lugar del arbitraje. A falta de
acuerdo, el tribunal arbitral decidirá sobre el lugar que resulte más apropiado a
los intereses de las partes (artículo 33).
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En el caso del arbitraje internacional, el artículo 109 de la LGA agrega,
conforme lo indica la Ley Modelo, que el tribunal arbitral podrá reunirse en
cualquier lugar que estime apropiado para celebrar sus deliberaciones y actuar
pruebas. Pese a que dicha disposición no ha sido recogida expresamente para
el caso del arbitraje nacional, no existe inconveniente alguno para su práctica
en tanto no limite el derecho de defensa de las partes.
b) Audiencia de Conciliación Una vez vencidos los plazos para formular las
pretensiones, el tribunal arbitral convocará a audiencia de conciliación cuya
finalidad será propiciar un arreglo entre las partes, la determinación de los
puntos controvertidos y cualquier otro tema necesario para el desarrollo del
arbitraje. Además, se resolverá la oposición al arbitraje si ésta hubiera sido
formulada y se actuarán los medios probatorios ofrecidos.
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c) Actuación de Pruebas La actuación de las pruebas podrá efectuarse en la
audiencia de conciliación o en audiencias posteriores, a condición de que dicha
etapa no exceda de quince días.
d) Laudo Una vez actuadas las pruebas, el tribunal arbitral podrá solicitar a las
partes un resumen escrito de sus alegaciones, para luego pronunciar el laudo,
el mismo que no podrá exceder de veinte días de vencida la etapa probatoria.
3. Medios Probatorios
4. Medidas Cautelares
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de medidas cautelares efectuada ante una autoridad judicial previamente a la
iniciación del arbitraje. No obstante, existe la obligación del beneficiado con la
medida de requerir a la otra parte el nombramiento de los árbitros o gestionar la
iniciación del arbitraje; el incumplimiento de dicha obligación o la falta de inicio
del proceso arbitral dentro de los cuatro meses de ejecutada la medida
cautelar, generará la caducidad de dicha medida.
El tribunal arbitral podrá solicitar el auxilio del Juez Civil del lugar del arbitraje
para la ejecución de la medida.
Ahora bien, en caso que ninguna de las partes formule sus pretensiones en los
plazos convenidos o en aquél establecido en la LGA, los árbitros darán por
terminadas sus actuaciones arbitrales (artículo 34, inciso 2, de la LGA). En
cuanto al arbitraje internacional, el artículo 114 de la LGA agrega a los
supuestos indicados, el hecho de que el demandante no presente su demanda
en el plazo convenido, en cuyo caso el tribunal arbitral dará por terminadas sus
actuaciones.
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Además, si alguna de las partes no comparece a una audiencia o no presenta
pruebas documentales, el tribunal arbitral podrá continuar con el procedimiento
y dictar el laudo basándose en las pruebas de que disponga.
EL LAUDO
1. Clases de Laudo
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Estos son:
f) La decisión.
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aplicable será aquélla elegida por las partes y, en su defecto, la ley del lugar de
cumplimiento de la prestación. Cuando existan prestaciones que deban
cumplirse en lugares distintos, la controversia se regirá por la ley del lugar de
ejecución de la prestación principal, y en caso de que ésta no pudiera ser
determinada, por la ley del lugar de celebración del contrato.
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El efecto que produce, como Fernando Cantuarias Salaverry* Decano de la
Facultad de Derecho de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas hemos
apuntado, es de cosa juzgada, la cual deberá ser contemplada en su doble
vertiente: como cosa juzgada formal, suponiendo que no es susceptible de ser
atacada; y como cosa juzgada material, que impide que se abra un nuevo
proceso sobre lo que ya ha sido juzgado por el/los árbitro/s con tal de que
exista una identidad de sujetos, objeto y actividad arbitral .concluida.
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El punto de vista de Cremadas, que es el compartido por la generalidad de la
doctrina 9 y legislación comparada, 10 parecería no ser el que sigue nuestra
LGA. En efecto, el segundo párrafo del artículo 83° de la LGA, dispone que: «Si
lo ordenado en el laudo no se cumple ( ... ) el interesado podrá solicitar su
ejecución forzosa ante el Fernando Cantuarias Salaverry juez Especializado en
lo Civil del lugar de la sede del arbitraje que corresponda en la fecha de la
solicitud, cuando no hubiera podido ser ejecutado por los propios árbitros o por
la institución organizadora en rebeldía del obligado, con las facultades que
aquéllos o a ésta se les hubiesen otorgado en el convenio».
¿Es conveniente que los árbitros ejecuten sus fallos o, lo que es lo mismo, que
ejerciten la facultad de executivo tradicionalmente asignada a los jueces?
Algunas personas afirman que los árbitros deberían gozar de las más amplias
facultades para ejecutar sus fallos, recurriendo, inclusive, al apoyo de la fuerza
pública. Este punto de vista, que parecería a primera vista razonable, en el
fondo creemos que es inviable y hasta peligroso.
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mediante pactos privados como son la suscripción de convenios arbitrales, se
pueda otorgar a los árbitros facultades de imperio, como, por ejemplo, solicitar
En caso sea necesario recurrir al apoyo del Poder Judicial, serán puede
ejecutarse sin el ejercicio del ius imperium, habrá que acudir al Poder Judicial"
de aplicación los artículos 83° al86° de la LGA y 713° al 718° del Código
Procesal Civil, 14 estos últimos en todo lo que no contravengan a la LGA.
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una segunda instancia arbitral o de la apelación o anulación ante el Poder
Judicial, en cuyo caso el Juez suspenderá la ejecución», 19 aunque, a renglón
seguido dispone que el «( ... )Juez, bajo responsabilidad, sin trámite alguno,
declarará improcedente de plano cualquier otra oposición basada en razones
distintas al cumplimiento», permitiendo de esa manera que la oposición no sólo
pueda basarse en la pendencia de la apelación o anulación del laudo arbitral,
sino, además, en el cumplimiento o la extinción de la obligación.
Esto obliga a aplicar, además, el artículo 718° del Código Procesal Civil, que
permite contradecir el mandato de ejecución por estos motivos, dentro de tres
días de notificado. 20 Fuera de estos supuestos taxativos, el artículo 86° de la
LGA establece que los «( ... )autos en la etapa de ejecución no son
susceptibles de medio impugnatorio alguno.
Ahora bien, cuando el laudo a ser ejecutado sea uno dictado en el Perú de
conformidad con la Sección Segunda de la LGA (Arbitraje Intencional),2 ' se
seguirá el mismo procedimiento, pero con las siguientes particularidades:
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redactados en castellano, la parte deberá presentar una traducción a ese
idioma de dichos documentos (...)». ¡Además deberá adjuntar copia de la
resolución del Poder Judicial que haya resuelto el recurso de anulación, de
existir!
3.Por último, cabe recordar que si las partes ejercitaron el derecho contenido
en el artículo 126° de la LGA (renuncia total o parcial al recurso de
anulación),25 en caso se pretenda la ejecución del fallo arbitral en el Perú, el
trámite a seguir será el de reconocimiento y ejecución de laudos arbitrales
extranjeros.
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proceder a su ejecución. Sin embargo, todos sabemos que la gran mayoría de
las veces los recursos de anulación son planteados sin que exista una causal
de anulación válida y con el único objetivo de demorar, indebidamente, la
ejecución de los laudos arbitrales.
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hacer cumplir un derecho o para interponer el recurso de anulación o ejecutar
el laudo en sede judicial.
3. En todos los arbitrajes regidos por este Decreto Legislativo en los que
interviene el Estado peruano como parte, las actuaciones arbitrales estarán
sujetas a confidencialidad y el laudo será público, una vez terminadas las
actuaciones.
1. Deberá tratarse a las partes con igualdad y darse a cada una de ellas
suficiente oportunidad de hacer valer sus derechos.
Artículo 18.- Disposición general Los árbitros no representan los intereses de ninguna
de las partes y ejercen el cargo con estricta imparcialidad y absoluta discreción. […].
Artículo 16.- Los árbitros no representan los intereses de ninguna de las partes y ejercen
el cargo con estricta imparcialidad y absoluta discreción. […]
Ahora bien, uno de los temas más importantes que trae el Decreto Legislativo
n.° 1071 (en adelante, la Ley de Arbitraje) es el desarrollo del deber de
confidencialidad, materia tratada de manera muy escueta por la derogada Ley
n.° 26572, Ley General de Arbitraje, la misma que se limitaba a señalar dentro
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de una disposición general referida a los árbitros —el artículo 18— que éstos
deben ejercer su cargo con estricta discreción. Guillermo Lohmann,5
refiriéndose al término utilizado por la ley vigente y comparándolo con el de sus
antecesores, señala que «discreción es palabra que a mi parecer es, para esos
fines, más exacta y apropiada que la de confidencialidad (cualidad de
confidencial) que establece la novísima legislación.
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En verdad, si no fuera por lo establecido en la Ley, tales personas no tendrían
que guardar confidencialidad alguna, dado que los contratos son res intervalos
acta. La citada norma agrega en su inciso 2 que este deber de confidencialidad
también alcanza a las partes, sus representantes y asesores legales, salvo
cuando por exigencia legal sea necesario hacer públicas las actuaciones o, en
su caso, el laudo, para proteger o hacer cumplir un derecho o para interponer el
recurso de anulación o ejecutar el laudo en sede judicial.
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establecer o mantener esa confidencialidad en torno a la materia controvertida?
.
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Ahora bien, este desarrollo pormenorizado del deber de confidencialidad hace
necesaria una reflexión, que es la relativa a cuáles son los fundamentos y
cuáles deberían ser los alcances de esa confidencialidad.
Pensamos que ello no necesariamente tiene que ser así, habida cuenta de que
— al fin y al cabo— estamos hablando de administración de justicia, la cual es
una facultad concedida a los árbitros por mandato constitucional y que, por
último, implica una cesión a los particulares para que se administre esta justicia
fuera de los tribunales ordinarios. Esta cesión, pues, no tiene por qué implicar
clandestinidad.
Decimos esto, en razón a que suele tomarse como una verdad absoluta el que
el desarrollo de los procesos arbitrales se mantenga dentro de esta
confidencialidad, materia que ha sido consagrada en el inciso 1 del artículo 51
de la Ley de Arbitraje.
Se trataba de un proceso ad-hoc, de modo tal que, con mayor razón, esta
empresa no tuvo la menor posibilidad de conocer la existencia de este arbitraje,
así como de intentar hacer valer sus derechos incorporándose a dicho proceso
y ejercer su derecho de defensa en esta sede. Una situación como ésta se
hubiese podido solucionar en tanto y en cuanto existiera en el país un registro
oficial obligatorio en materia de los arbitrajes que se inician, en donde sólo se
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tuviera que inscribir la identidad de las partes, los nombres de los miembros del
tribunal arbitral del secretario y la sede donde se desarrolla el proceso.
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arbitral, a menos que las partes hubiesen pactado lo contrario, ya sea en su
convenio arbitral o en momento posterior. Los argumentos que nos llevan a
proponer tal consideración, son de diversa índole.
En primer lugar, la razón que se esgrime para publicar los laudos que ponen fin
a los procesos en que ha sido parte el Estado, es que en tales procesos se
discuten temas relativos a fondos públicos. Nos parece muy bien que esto sea
así; pero el argumento resulta incompleto, pues no es sólo un tema relativo a
fondos públicos o privados, sino fundamentalmente uno referido a la facultad
de administrar justicia, facultad que por naturaleza corresponde al Estado y, por
excepción, a los particulares.
En ese sentido, lo ideal en esta materia hubiese sido invertir la regla, es decir
establecer que todo laudo arbitral debiera publicarse en una determinada
página web (que bien podría ser de la del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos, si se tratara de 82 arbitrajes ad-hoc, o la del respectivo Centro de
Arbitraje, si estuviésemos frente a un arbitraje administrado), a menos —lo
repetimos— que ambas partes hubiesen pactado lo contrario en el convenio
arbitral o en otro momento posterior y no se tratare, naturalmente, de un
arbitraje derivado de la contratación estatal, caso en el cual el pacto en
contrario resultaría imposible. Eso significa que la confidencialidad del laudo
pasaría, de ser regla, a convertirse en excepción.
En segundo lugar, creemos que los laudos deberían ser públicos por una
cuestión de transparencia de los propios tribunales arbitrales y de quienes los
integran. Es verdad que en las ocasiones en que un proceso arbitral pasa a ser
de conocimiento de los tribunales ordinarios, vía anulación, las actuaciones de
los árbitros pasarán a tener una relativa fiscalización en lo que respecta al
contenido de las pretensiones anulatorias. Pero, tal «publicidad» es relativa, en
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la medida de que la inmensa mayoría de personas no tiene acceso al laudo. En
todo caso, podrá tenerlo con respecto a la resolución anulatoria, pero no con
relación al laudo mismo.
En cambio, si el referido laudo tuviera que ser hecho público, toda la sociedad
podría estar alerta con respecto al irregular comportamiento jurídico de esos
árbitros, quienes —ya sea por ignorancia del Derecho o por dolosa
deformación del mismo— han actuado de esa manera. La publicación de todos
los laudos arbitrales constituiría una importante «vitrina», en donde se exhibiría
lo bueno, lo malo y lo feo del proceder jurídico de cada árbitro.
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tribunales, tornando muchas veces a la justicia en una especie de juego de
azar.
Es una lástima que salvo aquellos laudos que versan sobre contratos con el
Estado o aquéllos en donde las partes hubiesen dispensado su publicidad, o
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los que ulteriormente se judicializaron vía recurso de anulación, el resto de
laudos arbitrales permanezcan en el más absoluto secreto. Creemos que el
Derecho nacional se está perdiendo de mucho al no nutrirse con estos
contenidos, los cuales —si fuesen de conocimiento público— harían que el
concepto que se tiene de la jurisprudencia en el Perú, varíe radicalmente.
Y es así, en tanto que doctrina, en tanto que reflexión jurídica, que puede servir
sea de guía, sea de estímulo para desarrollar razonamientos discrepantes, al
momento de resolver un caso posterior».
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análisis, quisiéramos referirnos a la generalizada creencia de que las partes no
necesariamente compartirían la voluntad de que se publiquen los laudos
arbitrales.
Creemos que esto no sería así, ya que la experiencia enseña que, por lo
general, por lo menos una de las partes está convencida de las bondades de
sus argumentos; y, generalmente, es una de las partes (no necesariamente la
que está convencida de su verdad) la que termina venciendo en la mayoría de
puntos controvertidos. En ese sentido, resulta raro creer que sea voluntad de
ambas partes en un proceso el que los laudos se mantengan en reserva, pues
por lo menos una de ellas sentiría una gran satisfacción en el hecho de que
toda la sociedad conozca que se le ha dado la razón.
CONCLUSIONES
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En ese sentido, a diferencia de hace unos años, muchos titulares de periódicos
no se refieren al desarrollo de procesos judiciales, sino al de procesos
arbitrales; y estamos seguros de que en cuanto la Ley lo permita y la
naturaleza de las materias así lo determine, el arbitraje está destinado a
convertirse en el más importante mecanismo de administración de justicia en el
Perú. No condenemos a que esta justicia, que por las razones expuestas va a
convertirse en la más importante del país, permanezca en el anonimato.
CÓDIGO:
FECHA:
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3. ¿QUÉ ES UN MARCO LEGAL DEL ARBITRAJE?
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