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DISCURSO DE STEVE JOBS

Unos de los emprendedores más famosos en nuestros días y que tendrá


una parte reservada exclusivamente para él en la historia empresarial
de la humanidad: el recientemente fallecido Steve Jobs. Un auténtico
empresario, emprendedor, creador de toda una línea de producción y
una filosofía propia en el sector tecnológico.
Pero, aparte de los grandes beneficios para la humanidad de este gran
empresario, ¿qué puede un emprendedor aprender de Steve Jobs?
Quizá una buena idea sería acudir al gran discurso que pronunció en el
acto de graduación del curso 2004-2005 en la Universidad de Stanford.
Básicamente, estructuró el discurso en tres partes que pasamos a
comentar brevemente.

1. Su familia, la intuición y conectando los puntos.


En esta primera parte, además de consideraciones hacia su madre
biológica y de adopción y del sobrevalorado amor a tener una carrera
académica o licenciatura, habló de su corto periplo por la universidad y
de cómo pronto descubrió que aquello no era para él. No sabía qué iba a
hacer, pero lo único que tenía claro era qué no iba a hacer (no iba a
seguir estudiando).

Sin embargo, antes de dejar la universidad, pudo aprovechar todos


aquellos cursos que de alguna manera sí le atraían. Aquello que
intuitivamente percibía como de su interés y que luego resultaron
fundamentales para su vida profesional y personal.

Siempre dijo que la innovación era conectar los puntos, no solamente


gastarse un dinero aquí y allá, en I+D+I+… etc, sino en conectar
conocimiento, actividades o acciones y combinarlos dándoles un uso
nuevo. Por ejemplo, el formato de las letras y la escritura, algo tan
característico de los Mac y el mundo Apple.

En la Universidad se apuntó a un curso que precisamente trataba este


aspecto, la caligrafía, la forma de las letras…, que aunque en aquél
momento le pareciera totalmente inútil, sin embargo, tanto le gustaba.
Años después, fue gracias a este tipo de conocimientos que le
parecieron inútiles pero que le gustaban tanto (intuición), Jobs logró
“conectar” este conocimiento con el mundo de las computadoras y
poder dar a sus ordenadores un valor añadido exclusivo de sus
productos, un diseño hasta entonces no conocido y que luego, como
reconoció él en el discurso entre risas de su audiencia, todos copiaron,
¡incluso Windows!

2. Los inicios, el despido y la repetición del éxito.


En una segunda parte, habló sobre cómo inició su compañía Apple, cómo
la creó desde la nada, empezando en el garaje de su casa, con un socio,
al más puro estilo emprendedor. Cómo en pocos años expandió la
empresa movido por aquella fuerza que provenía de aquello que
realmente le gustaba, le entusiasmaba y amaba. Lección imprescindible
a todo aquel que quiera emprender un proyecto empresarial, su
entusiasmo por lo que desarrollo y a lo que se dedica (de ahí que haya
que dedicarse a lo que uno le gusta, aunque se tarde en descubrirlo,
decía Jobs).

También hubo momentos terribles, auténticas pruebas de vida, cuando


su propio socio le despidió de su propia empresa. Posteriormente
entendió que aquello fue una de las mejores cosas que le pudo ocurrir
(siempre sacando algo en claro de las adversidades) porque reconoció
que en aquél momento su creatividad había menguado
considerablemente y estaba demasiado ahogado con las mieles del
éxito.

Gracias a este giro, tuvo que crear de nuevo (increíble) otra empresa.
Fueron años de intensa creatividad y éxito. Tan es así, que la nueva
empresa creció tanto que pudo comprar a Apple y poder volver a la
compañía de la manzana.

3. La muerte.

Es llamativo que le conceda una parte tan importante a la muerte, que,


por cierto, considera el “invento” más importante de cuantos hay.
Aparte de su gran amor a la vida y a aprovecharla al máximo (un
recordatorio del carpe diem), también influyó en él su paso por la
muerte, el cáncer al que logró vencer increíblemente durante muchos
años, pero que finalmente acabó con él.
La vida debe ser algo tan valioso que él mismo se preguntaba, cada
mañana, si lo que estaba haciendo era lo que querría hacer si ese fuera
el último día de su vida. Si muchas veces se decía que no, eso
significaba que debía cambiar las cosas para enfocar su trabajo y sus
energías hacia aquello que realmente quería. Y para ello debía guiarse
por la intuición y por lo que creía que amaba.

Son breves pinceladas de un discurso, de una vida, de un gran creador y


un gran emprendedor del que todos debemos aprender.

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