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Una frase muy cotidiana es “el agua y el aceite no se mezclan”, la cual hace alusión a que si
mezclamos ambos componentes, estos terminarán por separarse formando dos fases. Debido a
que el agua es una sustancia polar y el aceite es no polar, no tienen la capacidad de formar una
disolución entre ellos; de hecho, nunca lo harán. Sin embargo, la posibilidad de formar
dispersiones líquido-líquido (cuando ambos líquidos son inmiscibles entre sí), es decir, de
mantener uno de los líquidos disperso en el otro, existe, y esto es gracias al empleo de los
surfactantes. La estructura química de los surfactantes se compone de una parte polar y otra no
polar, propiedad que los hace solubles en agua y aceite, respectivamente[1], [2]. Cuando los
surfactantes se encuentran en solución con dos líquidos inmiscibles, como agua y aceite, y bajo
una concentración dada, estos tienden a formar agregados. Estos agregados, llamados micelas,
son generalmente de forma esférica, y son los encargados de mantener disperso a uno de los
líquidos, conteniéndolo dentro de su interior en forma de pequeñas gotas.
Emulsiones multiples