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1) Según Kelsen, la persona jurídica es una ficción que crea la idea de una entidad activa compuesta por una asociación de personas que han decidido poner su patrimonio en común.
2) Aunque la persona jurídica solo actúa a través de órganos determinados por el estatuto o la ley, se le atribuyen funciones y capacidades propias.
3) La persona jurídica es una entidad distinta de las personas que la componen, aunque está formada por ellas.
1) Según Kelsen, la persona jurídica es una ficción que crea la idea de una entidad activa compuesta por una asociación de personas que han decidido poner su patrimonio en común.
2) Aunque la persona jurídica solo actúa a través de órganos determinados por el estatuto o la ley, se le atribuyen funciones y capacidades propias.
3) La persona jurídica es una entidad distinta de las personas que la componen, aunque está formada por ellas.
1) Según Kelsen, la persona jurídica es una ficción que crea la idea de una entidad activa compuesta por una asociación de personas que han decidido poner su patrimonio en común.
2) Aunque la persona jurídica solo actúa a través de órganos determinados por el estatuto o la ley, se le atribuyen funciones y capacidades propias.
3) La persona jurídica es una entidad distinta de las personas que la componen, aunque está formada por ellas.
Según Kelsen en la Teoría Pura del Derecho, al igual que la
teoría jurídica reconocen en este concepto una ficción pero advierte que a través de esta se crea la idea de una persona jurídica activa (a lo que no es otra cosa que una asociación de hombres que han decidido colocar su patrimonio en una comunidad), esto es con atribuciones o funciones propias como si actuará por ella misma, aunque sólo sea un hombre que el estatuto interno determina que actúe como órgano y que realice ciertos actos también determinados estatutariamente o según lo dispone el derecho positivo. persona jurídica, persona (según Kelsen). https://lexvademecum.com/2019/12/01/persona-juridica- segun-kelsen/
Concepto de Persona Juridica, El
Francesco Galgano Rev. Derecho del Estado 16, 13, 2004 El supuesto del cual debemos partir consiste en que el lenguaje jurídico no reconoce el atributo de persona únicamente al hombre; en el texto de las leyes y en el discurso de los juristas, son personas también las organizaciones colectivas, como los entes públicos, las asociaciones, las fundaciones, las sociedades, los consorcios, etc. Del hombre, se dice que es una persona natural; a las organizaciones colectivas, para distinguirlas del hombre, se les denomina personas jurídicas. Desde que se dispuso la existencia de dos impuestos diferentes so-bre la renta, Irpefe Irpeg1, que recaen sobre dos categorías de contribuyentes opuestas, hasta el hombre de la calle sabe que, desde el punto de vista jurídico, es una persona natural, distinta de otras entidades en razón de una diferencia específica: su carácter físico. Tales entidades, al igual que la persona natural, merecen el apelativo de persona, pero corregido por el adjetivo que alude a su carácter incorpóreo. En nuestros tiempos, la riqueza es, en términos extremos, riqueza de personas jurídicas: quien ejerce el comercio o la industria lo hace, en la mayoría de los casos, en nombre de una sociedad; quien lleva a cabo obras de solidaridad humana lo hace, en la mayoría de los casos, en nombre de una asociación o de una fundación. De esta forma la riqueza circula de una persona jurídica a otra, o circula como cuota de participación en el capital de una persona jurídica, y las personas naturales parecen reducirse al rol de proveedoras de mano de obra para las personas jurídicas, o de consumidoras de sus productos. Sin embargo, estos habitantes no humanos del Planeta, destinados a convivir con los hombres, no llovieron desde el cielo. Las personas jurídicas se componen, a su vez, de hombres, que son los socios o los administradores de las colectividades organizadas que reciben el apelativo de personas jurídicas; o bien se componen, como ocurre en los agrupaciones de sociedades, de personas naturales y de otras personas jurídicas, las cuales, sólo en el vértice de la agrupación estarán compuestas por seres humanos. Y también el hombre de la calle sabe que las personas jurídicas no son" hombresotes" o" macroántropos", según las irónicas representaciones de ASCARELLI 2 y SCARPELLI3, sino que son entidades dadas a la luz por la mente humana, como resultado intelectual de reducir una pluralidad de seres humanos a unidad. Ellas son personas a los ojos
Fernando Gascón Inchausti Proceso penal y persona jurídica, 1-198, 2012 1. La Ley Orgánica 5/2010, de 23 de junio, de reforma del Código Penal, ha introducido en nuestro ordenamiento un novedoso régimen de responsabilidad penal de las personas jurídicas cuyas bases se encuentran en el art. 31 bis CP. Desde su entrada en vigor no puede ya decirse, como venía siendo habitual, que societas delinquere non potest: al contrario, las personas jurídicas podrán ser autoras de delitos y, en consecuencia, en los términos de los arts. 33.7 y 66 bis CP, se les podrán imponer verdaderas penas. Se ha traspasado, pues, el umbral de las meras sanciones administrativas—habituales para las personas jurídicas en el ámbito del Derecho administrativo sancionador—, así como el de las «consecuencias accesorias», categoría equívoca que, en la versión anterior del art. 129 CP, permitía la imposición de sanciones a personas jurídicas como efecto reflejo de la condena penal de ciertas personas físicas. Además de sus obvias implicaciones en el plano penal sustantivo1, la opción del legislador español de dar carta de naturaleza a la responsabilidad penal de las personas jurídicas tiene claras repercusiones procesales: dado que la pena sólo puede imponerse por un tribunal imparcial al término de un proceso tramitado conforme a la ley