Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Varios reyes pasaron por la monarquía visigoda; algunos más queridos que
otros, unos más inteligentes, sin embargo, si de monarcas godos se trata, es
imposible que el nombre del ilustre Leovigildo no sobresalga de entre muchos
de ellos. Gran estratega militar, hombre sabio, tenaz e implacable en lo que se
refería a asuntos bélicos, Leovigildo logró arreglar de manera admirable, en el
periodo que concernió a su gobierno, los errores cometidos por sus
antecesores. Recuperó territorios, restableció el orden económico del reino,
hizo cambios a las leyes de su región que favorecieron y aliviaron
enormemente a su pueblo.
A pesar de este triunfo parcial, Leovigildo logró uno de los objetivos frustrados
de sus predecesores: la conquista de Córdoba. Entre una revuelta campesina
(la primera de la que se oyó hablar en la España visigoda), este gobernante se
hizo del rebelde territorio, y superó con creces los intentos de Agila y
Atanagildo. Con todo esto, Leovigildo obtuvo de nuevo posesión de las tierras
más fértiles de la provincia Bética, cosa que ayudó en demasía al maltratado
tesoro visigodo.
En materia de leyes, en el año 573, este rey creó una de las obras legislativas
más importantes de su época: el Codex Revisus. Basado en el Código de
Eurico, Leovigildo se encargó de corregir, suprimir e incluir varias de las
normas que este documento contenía. El Codex Revisus estaba dirigido a toda
la población en general, sin importar la etnia o visión religiosa; se considera
que la única regla que marcó una distinción entre godos y romanos fue la
concerniente a la división de tierras, ya que era un elemento clave para la
economía visigoda que el rey no podía darse el lujo de arriesgar.
Sin embargo, una de las reformas más grandes que se suscitó, y quizá la más
importante, fue la derogación total de la negativa ante matrimonios mixtos entre
godos y romanos, ley instituida desde el Código de Alarico con una
consecuencia de pena capital.
Leovigildo no sólo tuvo un desarrollo excelso en ámbitos bélicos y financieros,
sino que también aportó varios cambios dentro de la misma monarquía.
Comenzó con la enorme transformación de la manera establecida para elegir al
rey, la cual se basaba en una monarquía electiva: los nobles se reunían y
escogían al que sería el nuevo gobernante; no obstante, después de la muerte
de Liuva I, el reino se unificó bajo el entero mando de Leovigildo, que recuperó
las provincias de Galias, y otorgó a sus hijos funciones con el firme propósito
de evolucionar a una monarquía hereditaria que conservaría su linaje. Sin
embargo no todo salió de acuerdo a lo que tenía planeado.
En el año 582, Leovigildo dio los primeros indicios de movimiento hacia el sur,
donde con una facilidad esplendorosa recuperó los territorios de Mérida, la
Bética y sitió Sevilla, sin tener mayor problema con el ejército suevo, aliado de
Hermenegildo, o con los bizantinos, quienes ni siquiera acudieron a la batalla
gracias a la astucia del rey que pagó para que estos no prestaran su ayuda.
Ergo, Leovigildo procedió a la reconquista de Córdoba, donde pudo capturar a
su hijo con una intervención de Recaredo, quien convenció a su hermano para
entregarse a su padre. Finalmente, Hermenegildo fue exiliado en Valencia en el
año 584, para ser trasladado después a Tarragona en 585, donde fue
asesinado por un godo llamado Sisberto, que se sospecha fue enviado por el
monarca.
El final de la vida bélica de Leovigildo se dio con la conquista del reino suevo
de Galicia. Después de los acontecimientos sucedidos en Galicia, donde
Eborico (hijo del fallecido rey Miro) fue destronado por su cuñado Audeca,
Leovigildo interrumpió el reinado de este a sólo un año de haber comenzado;
en 585, el monarca godo emprendió su última campaña. Aplastó sin dificultad
las tierras del reino suevo y destronó a Audeca, destruyó los barcos
comerciales entre Francia y Galicia y se apoderó de su cargamento,
aprisionando a sus tripulantes. Posteriormente, se apropió del tesoro real del
territorio y lo unificó al reino visigodo Español, convirtiéndolo en la sexta
provincia de su dominio, cosa que era su meta primordial. Hubo un intento de
motín interno al año de los acontecimientos, por parte de un hombre llamado
Malarico, no obstante este no tuvo mayor importancia ya que el rey lo arrasó
inmediatamente.
El esplendor y capacidad del rey era evidente. Leovigildo había logrado lo que
sus tres antecesores no pudieron: empoderar al reino de Toledo, controlar a su
pueblo con mano firme, recuperar territorios perdidos o considerados un reto
gigante para conquistar y, sobretodo, unificar el territorio (salvo algunos pocos
lugares que seguían independientes); así nació bajo su mandato el que
después se conocería concretamente como el Reino Visigodo de Toledo.