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La revuelta comunera de

Castilla: una revolución


adelantada a su tiempo
Por

Bernardo Ríos

23 abril, 2018

Pocos mitos españoles están a la altura de la revuelta Comunera de


Castilla. Pero, ¿cuánto hay de realidad en ella? ¿Qué significó? Sin más
preámbulos, comprobémoslo.

En el siglo XV, Castilla era un estado en pujanza y expansión, tanto


territorial como económica. A mediados de siglo, se unió a una Corona
en Aragón, en decadencia por una peste negra que se cebó con su
territorio y por la pérdida de importancia de puertos como Barcelona y
Valencia.

Castilla tenía cuatro millones y medio de habitantes, mientras que


Aragón solo uno. El peso de la unión recayó, pues, sobre el territorio
castellano.
La herencia peninsular de Carlos I: coronas de Castilla y Aragón y Reino de Navarra,
con sus divisiones internas

Contenidos del artículo:


 Los grandes centros económicos de la época
o El centro peninsular queda relegado
 Prende la revuelta
 La Junta como representante del pueblo
 Una revolución muy moderna
o Un gobierno de base democrática

Los grandes centros económicos de la época


En esa época había tres grandes centros económicos en el reino. Por un
lado, el camino entre Burgos y Bilbao, la ruta terrestre de la exportación
de la lana hacia Flandes. Por otro, Valladolid y el centro de Castilla, una
zona de una amplia presencia de funcionariado estatal.
Por último, Sevilla, a mitad de camino entre Italia y sus rutas
comerciales con el norte de Europa. Posteriormente, con la Casa de
Contratación y el monopolio del comercio con América.

El centro peninsular queda relegado

Burgos y Sevilla están en un momento de expansión. No así el centro de


la península, que se ve desfavorecido por el movimiento hacia el sur del
poder económico.

Los castellanos tenían miedo, cuando Carlos I fue nombrado emperador,


de que se tratara a Castilla como una mera provincia más del Imperio.

Además, se creó un gran clima de desconfianza hacia los flamencos que


vinieron con el monarca, que llevaron a cabo un auténtico saqueo del
tesoro castellano. La verdad es que el rey, al principio, no se tomaba
muy en serio su cargo.
Herencia Europea de Carlos I: en violeta, Borgoña y Países Bajos, en verde, Austria
(excepto el Milanesado, que no fue heredado, sino conquistado)
El centro de la península exigía una industrialización para que la lana no
se fuera a Flandes, de donde volvía ya convertida en ropa con precios
elevadísimos. Quería producir y transformar la lana en España, para que
los beneficios de la fabricación se quedaran en la tierra.

Burgos y Sevilla, la periferia, centros de grandes comerciantes, se


negaban. Así, las ausencias del rey, el poder en manos de los flamencos
y, sobre todo, el asunto de la lana, hacen que comience la revuelta.

Prende la revuelta
La primera ciudad en levantarse, después de algunas revueltas en
diversos puntos del mapa, fue Segovia, el 29 de mayo de 1520. Le
siguieron Zamora, Burgos, Guadalajara… la revuelta era imparable, pero
todos aguardaban la reacción de la más importante en Castilla la Vieja,
donde se encontraba la Cancillería Real: Valladolid, que acabó
adhiriéndose al levantamiento.

Tras una primera reunión en Ávila, la Junta se concentró en Tordesillas,


donde estaba encerrada Juana la loca, con el objetivo de recibir su
apoyo. No lo consiguieron. Cuando el ejército real los echó de
Tordesillas, la junta pasó a Valladolid.

Es importante notar que esta revuelta fue un fenómeno de Castilla, el


Reino de Toledo y el Reino de León, es decir, del centro peninsular,
excepto Murcia, aunque esta se unió de una manera un tanto especial.

Principales ciudades del Reino de Castilla en la época.

La Junta como representante del pueblo


La Junta decidió algo que hasta ese momento era impensable en Europa,
y he aquí la verdadera importancia de la Revolución de las Comunidades
de Castilla: en adelante, la Junta sería un representante democrático del
Reino, que ostentaría el poder por apoyo popular por encima del rey.

Clausuraron las Cortes y se proclamaron gobierno legítimo del país. Al


poco tiempo, la protesta llega al campo, donde se impregna de
elementos antiseñoriales. Así, los bandos quedan al final constituidos en
ciudades y campo, pueblo llano, pequeños señores y pequeños
burgueses contra alta nobleza, grandes burgueses y monarquía.

Después de toda la guerra, explicada mejor en este artículo, solo


resisten Madrid y, sobre todo, Toledo, donde María Pacheco organiza una
férrea resistencia por la que es recordada como “la última comunera”.
Cuando ella murió, murió también el movimiento.

Una revolución muy moderna


Como indiqué anteriormente, la revuelta fue de clase media y baja, la
aristocracia y la alta burguesía estaban en contra de los comuneros,
salvo contadas excepciones. A nuestros ojos parece una revolución muy
moderna. Y eso a pesar de que el término revolución no fuera empleado
hasta el siglo XIX.

No obstante, algunos historiadores la han visto como los últimos


latigazos de un sistema feudal en decadencia, la única forma de luchar
contra el creciente poder del rey.
Ciudades de la corona de Castilla con representación en las cortes de esta
No obstante, no es justo quitarle el valor revolucionario. Durante los
años 1520/1521, en las ciudades comuneras el gobierno era
democrático.

Un gobierno de base democrática

Así, tenían asambleas de barrio que trataban los asuntos municipales y


también los estatales. Las ciudades hacían consultas a sus ciudadanos y
estos tenían la sensación de estar, de verdad, participando en el
gobierno.

En la junta de cada ciudad había representantes de todos los


estamentos, pero solo los diputados, dos por cada barrio elegidos de
forma democrática, tenían derecho a votar las decisiones. Es realmente
asombroso que estemos hablando del siglo XVI.

Respecto a la junta nacional, limitaría el poder del monarca con el fin de


que este no usara los bienes del estado en motivos personales, como de
hecho ocurrió. Cada ciudad enviaba tres delegados, uno de cada
estamento, elegidos democráticamente.

Ella era la responsable del gobierno, y no el rey. Estamos hablando de


que la intención de estos revolucionarios era crear una monarquía
parlamentaria democrática en el siglo XVI. Es, verdaderamente,
increíble.

Fueron conscientes de usar la palabra comunidad como representación


del pueblo, del oprimido. Comunero era, en cierto sentido, lo opuesto a
caballero. Por primera vez se puso al pueblo por delante del rey, el bien
de la generalidad del país estaba por encima de los caprichos del
monarca.

Por esto, la comunera podría ser considerada como la primera revolución


moderna de Europa.

https://www.geografiainfinita.com/2018/04/la-revuelta-comunera-de-
castilla/

La batalla de Villalar y la
guerra de las Comunidades
Por

Gonzalo Prieto

23 abril, 2013

Un 23 de abril de 1521, tuvo lugar la batalla de Villalar, con la que se dio


la puntilla a la revuelta de los Comuneros (1520-1522). Allí fueron
apresados sus tres principales líderes: Juan Padilla, Francisco Maldonado
y Juan Bravo. Posteriormente serían ejecutados sumariamente.

Para entender la guerra de las comunidades, una revolución adelantada


a su tiempo, hay que echar la vista más atrás si cabe. En 1504, con la
muerte de Isabel la Católica, Castilla entra en un periodo de
inestabilidad.

Con la llegada en 1517 de Carlos I, el descontento fue en aumento.


Apenas hablaba castellano y no había pisado sus posesiones hispánicas
hasta la fecha.

Carlos I se rodeó de nobles y clérigos flamencos y aparcó a los


castellanos. Además, una vez fue elegido como emperador ordenó
recaudar impuestos para sufragar los gastos de su nombramiento.

Contenidos del artículo: [ocultar]


 El descontento en Castilla
 Juana, legítima sucesora
 Las principales batallas
 La celebración de la batalla de Villalar

El descontento en Castilla
Con este panorama, la ciudad de Toledo fue la primera en
sublevarse en 1520. Aprovecharon la ausencia del monarca, que había
viajado a Aquisgrán para recibir la tiara imperial, dejando a Adriano de
Utrech como regente.

El descontento se extiende a otras ciudades castellanas como la pólvora.


Ese mismo año se suman a la revuelta Ávila, Segovia, Salamanca,
Palencia o Toro. Comienzan los levantamientos.

Uno de los levantamientos más significativos es el de Segovia. La


ciudad se niega a pagar los impuestos reclamados por el rey. Hacen caer
al alcalde de la ciudad.

Ante esta situación, el regente decide enviar las tropas de Medina del
Campo a Segovia. Se encuentra con una gran resistencia por parte de la
población. Intuyen que las fuerzas desplazadas van a ser utilizadas en la
ciudad del acueducto.

El enviado del regente llegó a provocar un incendio que destruyó gran


parte de Medina del Campo, pero finalmente, las tropas imperiales no
lograron su objetivo.

Juana, legítima sucesora


Los comuneros acuden a Tordesillas. Allí estaba recluida la madre de
Carlos I, Juana I, conocida como Juana la Loca, al considerarla legítima
sucesora al trono.

Entre tanto, algunos nobles, ven que los campesinos se sumaban a la


revuelta. Piensan entonces que es más favorable para sus intereses
apartarse de la lucha. Por su parte, Carlos I decide paralizar la
recaudación de impuestos. Convence a numerosos nobles de que su
causa y la suya comparten intereses.
Las principales batallas
Las principales batallas fueron las de Tordesillas y Burgos, que cayeron
del lado imperial y la toma de Torrelobatón por parte del bando
comunero. La pérdida de Tordesillas fue un golpe importante para los
comuneros, que vieron alejadas sus pretensiones de acercarse a la reina
Juana.

23 de abril de 1521. Llueve en Torrelobatón, el fortín de Padilla. Las


tropas imperiales se dirigen a Torrelobatón y Padilla considera la
posibilidad de dirigirse a Toro, esperar allí refuerzos y reorganizar su
tropa.

Pero perdió tiempo antes de decirse y de este modo dejó al enemigo la


oportunidad de concentrar sus fuerzas. Cuando Padilla salió hacia Toro,
las tropas realistas se lanzaron contra él, alcanzándole a la altura de
Villalar. Padilla contaba con unos 6.000 hombres, entre los cuales había
400 lanzas y 1.000 escopeteros.

Óleo de Manuel Pícolo López que muestra la rendición de los líderes comuneros
(1887).
La caballería realista, unas 500 o 600 lanzas atacó de inmediato sin
esperar la llegada de su infantería. De este modo no permitió a los
comuneros que se desplegaran.

Cansados por una marcha precipitada y sufriendo las molestias de la


lluvia, las tropas comuneras fueron presa fácil de la caballería realista.
Unos mil comuneros son apresados y sus dirigentes apresados y
posteriormente sentenciados a muerte.

La celebración de la batalla de Villalar


La celebración de la batalla de Villalar se remonta a 1821, cuando el
guerrillero castellano, Juan Martín Díez, ‘El Empecinado’, y sus
compañeros de la sociedad “Los Comuneros”, organizaron una
expedición a Villalar. Acudieron en busca de los restos de Padilla, Bravo
y Maldonado, restos que nunca encontraron.

Durante la dictadura franquista, los actos en Villalar fueron prohibidos.


Pero en 1976 se convocó una concentración clandestina de unas 400
personas.

La Guardia Civil la disolvió, lo que hizo aumentar la afluencia al año


siguiente. Llegaron a acudir a la cita 20.000 personas. Por esos años
tuvieron lugar las mayores concentraciones, llegando a reunirse hasta
200.000 personas en la localidad. En 1986, el 23 de abril se convirtió
oficialmente en el día de la comunidad de Castilla y León.

https://www.geografiainfinita.com/2013/04/por-que-hoy-se-celebra-tambien-el-dia-de-
castilla-y-leon-la-batalla-de-villalar-y-la-guerra-de-las-comunidades/
Guerra de las Comunidades de Castilla
Guerra de las Comunidades de Castilla

Ejecución de los comuneros de Castilla, del románticoAntonio


Gisbert (1860, Palacio de las Cortes).1

Fecha 1520-1522

Lugar Corona de Castilla

Resultado Victoria realista

Beligerantes

Comuneros Realistas

Comandantes

 Juan de Padilla  Carlos Ib


 Juan Bravo  Adriano de Utrecht
 Francisco Maldonado  Condestable de Castilla
 Antonio de Acuña  Almirante de Castilla
 María Pacheco
 Juan de Zapata
 Pedro Girón (1520)a
 Ramiro Núñez de Guzmán
 Pedro López de Ayala

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Guerra de las Comunidades de Castilla


1520-1522

1520

 Revueltas de mayo y junio

 Segovia

 Madrid

 Medina del Campo

 Levantamiento del conde de Salvatierra

 Alaejos

 Tordesillas

1521

 Ampudia y Torremormojón

 Tierra de Campos

 Burgos

 Torrelobatón

 Vitoria

 El Romeral

 Mora

 Becerril de Campos y Palacios de Meneses

 Miñano Mayor

 Villalar

 Madrid

La Guerra de las Comunidades de Castilla fue el levantamiento armado de los


denominados comuneros, acaecido en la Corona de Castilla desde el año 1520 hasta
1522, es decir, a comienzos del reinado de Carlos I. Las ciudades protagonistas fueron las
del interior castellano, situándose a la cabeza del alzamiento las de Toledo y Valladolid. Su
carácter ha sido objeto de agitado debate historiográfico, con posturas y enfoques
contradictorios. Así, algunos estudiosos califican la Guerra de las Comunidades como una
revuelta antiseñorial; otros, como una de las primeras revoluciones burguesas de la Era
Moderna, y otra postura defiende que se trató más bien de un movimiento antifiscal y
particularista, de índole medievalizante.
El levantamiento se produjo en un momento de inestabilidad política de la Corona de
Castilla, que se arrastraba desde la muerte de Isabel la Católica en 1504. En octubre de
1517, el rey Carlos I llegó a Asturias proveniente de Flandes, donde se había
autoproclamado rey de sus posesiones hispánicas en 1516. A las Cortes de Valladolid de
1518 llegó sin saber hablar apenas castellano y trayendo consigo un gran número de
nobles y clérigos flamencos como Corte, lo que produjo recelos entre las élites sociales
castellanas, que sintieron que su advenimiento les acarrearía una pérdida de poder y
estatus social (la situación era inédita históricamente). Este descontento fue
transmitiéndose a las capas populares y, como primera protesta pública, aparecieron
pasquines en las iglesias donde podía leerse:
Tú, tierra de Castilla, muy desgraciada y maldita eres al sufrir que un tan noble reino como eres, sea
gobernado por quienes no te tienen amor.4
Las demandas fiscales, coincidentes con la salida del rey para la elección imperial en
Alemania (Cortes de Santiago y La Coruña de 1520), produjeron una serie de revueltas
urbanas que se coordinaron e institucionalizaron, encontrando un candidato alternativo a la
corona en la «reina propietaria de Castilla», la madre de Carlos, Juana, cuya incapacidad o
locura podía ser objeto de revisión, aunque la propia Juana, de hecho, no colaborara. Tras
prácticamente un año de rebelión, se habían reorganizado los partidarios del emperador
(particularmente la alta nobleza y los territorios periféricos castellanos, como Andalucía) y
las tropas imperiales asestaron un golpe casi definitivo a las comuneras en la batalla de
Villalar el 23 de abril de 1521. Allí mismo, al día siguiente, se decapitó a los líderes
comuneros: Padilla, Bravo y Maldonado. El Ejército comunero quedaba descompuesto.
Solamente Toledo mantuvo viva su rebeldía, hasta su rendición definitiva en febrero de
1522.
Las Comunidades han sido siempre motivo de atento estudio histórico, y su significado a
veces ha sido mitificado y utilizado políticamente, en particular a partir de la visita de el
Empecinado a Villalar el 23 de abril de 1821, con motivo del tercer centenario de
la derrota, tal como era sentida por los liberales. Pintores como Antonio Gisbert retrataron
a los comuneros en algunas de sus obras, y se firmaron documentos como el Pacto
Federal Castellano, con claras referencias a las Comunidades. Los intelectuales
conservadores o reaccionarios adoptaron interpretaciones mucho más favorables a la
postura imperial y críticas hacia los comuneros. A partir de la segunda mitad del siglo XX se
revitalizaron los estudios históricos haciendo uso de una metodología renovada.
Más recientemente, en el plano político, desde principios de la Transición, se comenzó a
conmemorar la derrota cada 23 de abril, alcanzando finalmente, con la conformación de
Castilla y León como autonomía, el estatus de día de la comunidad. Asimismo, su
utilización como elemento simbólico está muy presente en los movimientos
castellanistas y regionalistas castellanoleoneses. Ha tenido una notable difusión popular
mediante el poema épico Los Comuneros, de Luis López Álvarez, musicalizado por
el Nuevo Mester de Juglaría.5

Índice
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 1Situación previa
 2Estallido de la revuelta
o 2.1Rebeldía de Toledo
 2.1.1Propuestas al resto de ciudades
 2.1.2Reacciones a las propuestas
 3Expansión de la rebelión
o 3.1La Junta de Ávila
o 3.2Asedio de Segovia
o 3.3Incendio de Medina del Campo
o 3.4La Junta de Tordesillas
 3.4.1Entrevista con la reina Juana
 4Reacciones populares y gubernamentales
o 4.1Revueltas en señoríos
o 4.2Respuesta de Carlos I
 5Crisis en ambos bandos
o 5.1Soluciones a la crisis
 6La batalla de Tordesillas
o 6.1Preludio
o 6.2Desarrollo
o 6.3Consecuencias
 7Reorganización comunera
o 7.1Iniciativas militares
 7.1.1Hostigamiento a Tierra de Campos
 7.1.2Hostigamiento a Burgos
 8Reacción realista
 9La batalla de Torrelobatón
o 9.1Preludio
o 9.2Desarrollo
o 9.3Consecuencias
 10Acuña en el sur
 11La batalla de Villalar
o 11.1Preludio
o 11.2Desarrollo
o 11.3Consecuencias
 12El fin de la guerra
o 12.1La resistencia de Toledo
o 12.2La rendición de Toledo
o 12.3La revuelta de febrero de 1522
 13El Perdón General de 1522
 14Consecuencias de la guerra
 15Influencia en épocas posteriores
o 15.1En el siglo XVII
o 15.2En el siglo XIX
o 15.3En el siglo XX
 15.3.1En la política
 16Véase también
 17Notas
 18Referencias
 19Bibliografía
 20Enlaces externos

Situación previa[editar]
Artículo principal: Cortes de Valladolid de 1518

Artículo principal: Cortes de Santiago y la Coruña


Iglesia conventual de San Pablo, en Valladolid, sede de las Cortes de 1518.

Carlos I en 1516, retratado por Bernard van Orley.

La situación que llevó en 1520 a la Guerra de las Comunidades, se había ido gestando en
los años previos a su estallido. El siglo XV, en su segunda mitad, había supuesto una
etapa de profundos cambios políticos, sociales y económicos. El equilibrio alcanzado con
el reinado de los Reyes Católicos se rompe al llegar el siglo XVI.6 Éste comenzó con una
serie de malas cosechas y epidemias, que junto a la presión tributaria y fiscal provocó el
descontento entre la población, colocándose la situación al borde de la revuelta. La zona
que más sufre en este contexto es la zona central, en contrapeso con la periférica, que
apaciguaba sus males con los beneficios del comercio. Burgos y Andalucíarepresentaban
esa zona periférica y comercial respecto a la Meseta Central, con Valladolid y Toledo a la
cabeza.6
No solo las malas cosechas provocaron el descontento, sino que a éste se unieron las
protestas de los comerciantes del interior ante el monopolio ejercido por los mercaderes
burgaleses en el comercio de la lana. Esta situación caldeó el ambiente en los
núcleos gremiales de ciudades como Segovia y Cuenca.6 Ante esta situación, todas las
partes implicadas se volvieron hacia el Estado para que ejerciera el papel de árbitro, pero
también éste se encontraba sumido en una grave crisis, que se hizo cada vez más grande
con los sucesivos gobiernos de Felipe el Hermoso, Cisneros y Fernando el Católico. La
teórica heredera, Juana la Loca se encontraba en estado de incapacidad, por lo que la
línea dinástica llevó hasta Carlos de Habsburgo, hijo de Juana, y que nunca antes había
pisado Castilla. Educado en Flandes, no conocía el castellano e ignoraba la situación de
sus posesiones hispanas, por lo que la población acogió con escepticismo la llegada del
nuevo rey, pero a la vez con ansia de estabilidad y continuidad, cosa de la que Castilla no
disfrutaba desde la muerte de Isabel la Católica en 1504. Tras la llegada del nuevo rey a
finales de 1517, su corte flamenca comenzó a ocupar los puestos de poder castellanos,
siendo el nombramiento más escandaloso el de Guillermo de Croy, un joven de tan solo 20
años, como Arzobispo de Toledo sucediendo al Cardenal Cisneros.6 Seis meses más
tarde, en las Cortes de Valladolid, el descontento ya estaba presente en todos los
sectores, llegando incluso algunos frailes a predicar denunciando abiertamente a la Corte,
a los flamencos y la pasividad de la nobleza. En estas circunstancias, se abrió el proceso
de elección para el puesto de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en 1519,
pronunciándose la mayoría de los electores a favor de Carlos I para suceder a su
abuelo Maximiliano. Este nombramiento fue aceptado por Don Carlos, que decidió partir
rumbo a Alemania para tomar posesión como emperador. El concejo de Toledo se situó al
frente de las ciudades que protestaban contra la elección imperial, afirmando que
acarrearían gastos a corto plazo que deberían ser asumidos por la Corona de Castilla y
cuestionando el papel de Castilla en este nuevo marco político, dada la posibilidad de que
la Corona se convirtiera en una mera dependencia imperial.6
Ante esta situación, Toledo exigía una convocatoria urgente de Cortes para que el rey
diera explicaciones. Así pues, a finales de marzo de 1520, Carlos I convocó las Cortes en
Santiago de Compostela con el objetivo de terminar con la oposición y obtener un nuevo
servicio para sufragar gastos en su viaje a Alemania.6 La Corte, además, encargó a
los corregidores que escogieran procuradores afines al rey y que se les otorgara un poder
muy limitado. Las Cortes no hacían más que incrementar el apoyo a la oposición, y por
primera vez, esta oposición contaba con una declaración redactada por unos
frailes franciscanos, agustinos y dominicos de Salamanca, que contaba con tres principios
fundamentales: Se debía rechazar cualquier nuevo servicio, convenía el rechazo al Imperio
en favor de Castilla y en el caso de que el rey no tuviera en cuenta a sus súbditos, las
Comunidades deberían defender los intereses del reino. Fue la primera ocasión en la que
apareció la palabra Comunidades. Llegados a este punto, la mayoría de los procuradores
se presentaron en Santiago con la intención de no votar el servicio. El rey decidió
suspender las Cortes el 4 de abril y convocarlas de nuevo en La Coruña el 22 de abril,
obteniendo esta vez el servicio y embarcándose el 20 de mayo con rumbo a Alemania,
dejando como regente de la posesiones hispánicas a Adriano de Utrecht.6

Estallido de la revuelta[editar]
Rebeldía de Toledo[editar]

Toledo, cuna de la primera Comunidad.


Juan de Padilla, líder de la Comunidad elegida por Toledo.

Ya desde el mes de abril de 1520, Toledo se negaba a acatar el poder real, estallando la
situación de forma definitiva cuando el rey convocó a los regidores de la ciudad para que
se presentaran en Santiago de Compostela. La orden llegó a Toledo el 15 de abril, y un día
después, cuando los regidores con Juan de Padilla a la cabeza se disponían a partir, una
gran multitud se opuso a su partida y se apoderó del gobierno local. Comenzó entonces a
denominarse a la insurrección como Comunidad y los predicadores arengaban a los
toledanos a unirse contra el poder flamenco. De esta forma, los toledanos comenzaron a
ocupar todos los poderes locales, expulsando al corregidor del Alcázar el 31 de mayo. Tras
la marcha del Monarca hacia Alemania, los disturbios se multiplicaron por las ciudades de
la Meseta, especialmente tras la llegada de los procuradores que votaron afirmativamente
al servicio que reclamaba el rey, siendo Segovia el lugar donde se produjeron los primeros
incidentes y los más violentos, donde el 29 y el 30 de mayo los segovianos ajusticiaron a
dos funcionarios y al procurador Rodrigo de Tordesillas que concedió el servicio en
nombre de la ciudad. Destacaron también por incidentes de similar magnitud ciudades
como Burgos y Guadalajara, mientras que otras como León, Zamora y Ávila sufrieron
altercados menores. Por el contrario, no se registraron incidentes en Valladolid,
principalmente por la presencia en la ciudad del cardenal Adriano y del Consejo Real.
Propuestas al resto de ciudades[editar]
Ante el descontento generalizado, el 8 de junio, Toledo propuso a las ciudades con voz y
voto en Cortes la celebración de una reunión urgente con cinco objetivos:6
1. Anular el servicio votado en La Coruña.
2. Volver al sistema de los encabezamientos para cobrar los impuestos.
3. Reservar los cargos públicos y los beneficios eclesiásticos a los castellanos.
4. Prohibir la salida de dinero del reino.
5. Designar a un castellano para dirigir el reino en ausencia del rey.
Reacciones a las propuestas[editar]
Localización del movimiento comunero sobre el territorio de la Corona de Castilla. En morado,
las ciudades pertenecientes al bando comunero; en verde, aparecen las que se mantuvieron
leales al rey. Las ciudades que estuvieron presentes en ambos bandos aparecen en ambos
colores.7

Estas reivindicaciones calaron en la sociedad castellana, especialmente las dos


primeras, que se unían a las denuncias por la manera en que el rey había obtenido el
trono del Imperio, mediante sobornos a los príncipes electores.6 Ante esta situación, el
reino comenzó a alimentar la idea de sustituir la figura del rey, tomando la iniciativa
Toledo, que defendía metas mayores, como convertir a las ciudades castellanas
en ciudades libres, similar a lo que ya ocurría con Génova y otros territorios italianos.6
Por el reino ya circulaba la idea de destronar a Carlos I y el acudir a Tordesillas para
devolver a la reina Juana la Loca todos sus privilegios e importancia. Con estas ideas,
la situación pasaba de ser una protesta contra la presión fiscal a tomar el perfil de una
auténtica revolución, teniendo Castilla perfecto conocimiento de la situación y
acogiendo con bastantes reservas las propuestas que realizó Toledo.6
Así pues, los comuneros se hicieron fuertes en el centro de la Meseta, y en otros
núcleos, como Murcia, más alejada de la Meseta. Sin embargo, no hubo intentos de
rebelión en otros lugares, como Galicia o el País Vasco. Los rebeldes buscaron
expandir las ideas revolucionarias al resto del reino, pero su radio de acción se
debilitaba a medida que se alejaba de las dos Castillas. Así, hubo intentos de llevar la
revuelta a Andalucía y el País Vasco, pero no fructificaron. Los máximos logros
conseguidos por los rebeldes fueron la instauración de una Comunidad en Plasencia,
pero ésta se veía mermada por la cercanía de núcleos realistas cercanos,
como Ciudad Rodrigo o Cáceres; en Jaén, Úbeda y Baeza, únicas presentes en
Andalucía, pero que con el tiempo pasaron al bando realista; y Murcia, que se
encontraba bajo constante amenaza por parte de las ciudades realistas e influida por
las Germanías presentes en el vecino Reino de Valencia.6

Expansión de la rebelión[editar]
La Junta de Ávila[editar]
Artículo principal: Santa Junta

La Junta que reclamaba Toledo con las ciudades con derecho a voto terminó
reuniéndose en el mes de agosto, en Ávila, pero solamente con cuatro ciudades
presentes: Toledo, Segovia, Salamanca y Toro. Fue redactada la conocida como "Ley
Perpetua del Reino de Castilla ó Constitución de Ávila"; Primer proyecto, en España,
de constitución política que nunca llegaría a ser firmada por la reina Juana.
Asedio de Segovia[editar]
Artículo principal: Sitio de Segovia

Segovia, ciudad donde se libró el primer gran enfrentamiento entre Comuneros y Realistas.

Tras este decepcionante resultado, la situación dio un vuelco cuando el 10 de junio, el


alcalde Rodrigo Ronquillo recibió la orden de investigar el reciente asesinato del
procurador segoviano, pero en vez de eso, se dedicó a amenazar a los segovianos y a
tratar de aislar a la ciudad impidiendo su aprovisionamiento. Ante esta situación, la
población cerró filas en torno a la Comunidad y a su líder, Juan Bravo. La resistencia
segoviana provocó que Ronquillo decidiera enviar al mayor número posible de
soldados a pie y a caballo. Segovia entonces se echó en brazos de las ciudades
castellanas, reclamando que acudieran en su auxilio y atendiendo su petición las
ciudades de Toledo y Madrid, con el envío de milicias capitaneadas por Juan de
Padilla y Juan de Zapata, sellándose la primera gran confrontación entre las fuerzas
partidarias del rey y las rebeldes.

Castillo de la Mota de Medina del Campo.

Incendio de Medina del Campo[editar]


Artículo principal: Incendio de Medina del Campo

Ante esta situación, Adriano de Utrecht se planteó la posibilidad de utilizar la artillería


real localizada en Medina del Campo, haciéndola definitiva al recibir la información de
la aproximación de la milicia de Padilla a Segovia. Adriano ordenó entonces a Antonio
de Fonsecaapoderarse de la artillería, presentándose éste el 21 de agosto en Medina
para acometer lo ordenado, pero al tratar de realizarlo, se encontró con una fuerte
resistencia de la población, que interpretaba que la artillería iba a utilizarse contra
Segovia. Como medida de distracción, Antonio de Fonseca ordenó provocar un
pequeño incendio para intentar dispersar a los medinenses, pero no surtió efecto y
finalmente hubo de retirarse junto a sus tropas. El incendio de Medina del
Campo provocó la destrucción de una parte importante de la villa y el levantamiento de
toda Castilla, especialmente de ciudades que hasta ahora se habían mantenido al
margen, como Valladolid. El establecimiento de la Comunidad en Valladolid provocó
que el núcleo más importante de la meseta se declarara en rebeldía, trastocando la
situación y provocando que el Cardenal Adriano tratara de tomar el control de la
situación por todos los medios. El nuevo panorama produjo nuevas adhesiones a la
Junta de Ávila, en medio de una situación de indignación y descrédito hacia el Consejo
Real.
La Junta de Tordesillas[editar]
Artículo principal: Santa Junta

Juana I de Castilla, teórica reina de Castilla, pero desplazada por su hijo Carlos.

Así pues, el ejército comunero integrado por las milicias de Toledo, Madrid y Segovia,
en su ruta hacia Tordesillas, se encontraba en los alrededores de Martín Muñoz de las
Posadas el día en que Fonseca incendiaba Medina, llegando a la villa de las ferias
el 24 de agosto, para tomar posesión de la artillería que días atrás había sido negada
a las tropas de Fonseca. El 29 de agosto el ejército arribó finalmente a Tordesillas,
entrevistándose con la reina Juana e informándola de la situación del reino junto a los
propósitos de la Junta de Ávila, y declarando la reina que la Junta se situara a su
servicio. De esta forma, la Junta se trasladó de Ávila a Tordesillas y se invitó a las
ciudades que todavía no habían enviado a sus procuradores a hacerlo, estando a
finales de septiembre un total de catorce ciudades representadas en la Junta de
Tordesillas: Burgos, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid, León, Salamanca, Zamora, Toro,
Toledo, Cuenca, Guadalajara, Murcia y Madrid. Solamente no acudieron las cuatro
ciudades andaluzas: Sevilla, Granada, Córdoba y Jaén. Se delimitó entonces el área
del movimiento comunero, en torno a la Meseta Central, y ya que la mayor parte del
reino estaba representado en Tordesillas, la Junta pasó a denominarse como Cortes y
Junta general del reino.
Entrevista con la reina Juana[editar]
A fecha de 24 de septiembre, los procuradores se entrevistaron con la reina y
expusieron los fines de la Junta: proclamar la soberanía de la reina Juana y devolver la
estabilidad perdida al reino. El día siguiente, 25 de septiembre, la Junta realizó una
declaración comprometiéndose a utilizar las armas si esto fuera necesario y a auxiliar
a cualquier ciudad que estuviera amenazada, siendo comunicado este juramento en
los días sucesivos en las ciudades representadas. El 26 de septiembre la Junta de
Tordesillas decidió asumir ella misma la tarea de gobierno, desacreditando al Consejo
Real y prendiendo, el 30 de septiembre, a sus últimos miembros que quedaban en
Valladolid, dirigidos por Pedro Girón. En ese momento culminó el proceso y se
instauró el gobierno revolucionario, ya que la Junta tenía vía libre por la inoperancia
del Consejo Real.

Reacciones populares y gubernamentales[editar]


Revueltas en señoríos[editar]
Artículo principal: Revueltas antiseñoriales durante la Guerra de las Comunidades de
Castilla

La expansión de la rebelión comunera provocó la acusación de complicidad con los


abusos reales extendida a todo el funcionariado castellano. La protesta comunera
había nacido como queja ante excesos cometidos por la alta administración, pero
pronto surgieron nuevas reivindicaciones ante otro tipo de perjuicios. Así ocurrió
en Dueñas, cuando en la noche del 1 de septiembre de 1520 se sublevaron contra su
señor los vasallos del conde de Buendía. A este levantamiento le siguieron otros de
similar carácter antiseñorial. La Santa Junta se vio entonces obligada a tomar una
posición: defender a los sublevados o a sus señores. En vista de que muchos de éstos
reclutaban hombres por su cuenta para garantizar su seguridad y tomar la justicia por
su mano, la Junta decide apoyar dichas revueltas. La dinámica del levantamiento entró
entonces en una nueva dimensión que podría comprometer la situación del régimen
señorial en su conjunto, lo que provocó el alejamiento de la causa comunera de
aristócratas y señores.
Respuesta de Carlos I[editar]

Adriano de Utrecht, futuro Adriano VI, regente en ausencia del rey y emprendedor de la política
de acercamiento hacia la nobleza.

Ante la nueva situación, Carlos I, mediante el Cardenal Adriano, decidió emprender


nuevas iniciativas políticas, como la de anular el servicio concedido en las Cortes de
La Coruña-Santiago y nombrar dos nuevos gobernadores: el Condestable de
Castilla, Íñigo de Velasco, y el Almirante de Castilla, Fadrique Enríquez.8 Además,
Adriano consiguió acercar posturas con los nobles, a fin de convencerlos de que sus
intereses y los del rey eran los mismos. Así pues, el Consejo Real se estableció en el
feudo del Almirante, Medina de Rioseco, lo que permitió al consejo acercarse hacia las
ciudades escépticas para tratar de acercarlas al bando realista, además de
representar una amenaza hacia las ciudades sublevadas, ya que el ejército del
Consejo Real estaba en formación.

Crisis en ambos bandos[editar]


Las primeras derrotas políticas de los comuneros llegaron en octubre de 1520, al
conseguir instalarse los miembros del Consejo Real con total facilidad en Medina de
Rioseco, con la capacidad de actuación bajo la protección del Almirante de
Castilla, Fadrique Enríquez de Velasco, Señor de la Villa. De igual manera, las
esperanzas que se habían depositado sobre la reina Juana no fructificaron, ya que
ésta se negaba a sellar algún compromiso o a plasmar su firma a modo de regente.
A su vez, comenzaban a oírse voces discordantes dentro del propio bando,
especialmente la de Burgos, que insistía en dar marcha atrás. La postura de Burgos
pronto llegó a oídos del Condestable de Castilla, que bajo órdenes del rey procedió a
entrar en la ciudad el 1 de noviembre, concediendo todo lo que se le reclamaba para
desligar a Burgos de la Junta.
Tras este suceso, el Consejo Real esperaba que otras ciudades imitaran a Burgos y
abandonaran el bando comunero. El esperado cambio de bando estuvo a punto de
producirse en Valladolid, pero los partidarios del rey fueron finalmente apartados de la
vida política de la ciudad y ésta se mantuvo en rebeldía.
En noviembre de 1520, el Almirante de Castilla comenzó una campaña para intentar
convencer a los comuneros de su derrota y que no había más remedio que entregar
las armas y evitar una represión armada. Bajo esta actitud, se escondía una gran
carencia de fondos en el bando real, que terminó subsanándose con la ayuda
financiera venida desde Portugal y el retorno de la confianza perdida por parte de los
banqueros castellanos, que vieron buenos indicios en el cambio de bando de Burgos.
Soluciones a la crisis[editar]
Durante octubre y noviembre de 1520, ambos bandos se dedicaron activamente a
recaudar fondos, reclutar soldados y organizar a sus tropas. El poder real superó la
rebelión gracias al apoyo de la nobleza, de los grandes comerciantes castellanos, en
un plano en el que la situación comenzaba a adquirir tintes militares. Los comuneros
organizaban sus milicias en las principales urbes con el objetivo de asegurar el éxito
de la rebelión en la ciudad y sus alrededores, sufragando los gastos con el dinero
recaudado en impuestos y en imposiciones.

La batalla de Tordesillas[editar]
Artículo principal: Batalla de Tordesillas

Preludio[editar]
Vista de Tordesillas, villa en disputa entre comuneros y realistas por el control de la reina.

Poco a poco, Toledo fue perdiendo influencia dentro de la Junta, y con la ciudad,
también perdía influencia su líder, Juan de Padilla, aunque no así popularidad y
prestigio entre los comuneros.6 Con la pérdida de influencia de Toledo y de sus
líderes, surgieron dos nuevas figuras dentro de la Comunidad, Pedro Girón y Antonio
de Acuña, que aspiraban a pasar al primer plano. El primero era uno de los pocos
nobles leales comuneros, al parecer porque el rey se negó a entregarle el ducado de
Medina-Sidonia. El segundo, era obispo de Zamora, jefe de la Comunidad zamorana y
cabecilla de una milicia formada enteramente por sacerdotes.69
Mientras tanto, en el bando realista, los señores no sabían que táctica seguir, si luchar
directamente, como defendía el Condestable de Castilla o agotar las vías de
negociación, como proponía el Almirante de Castilla. Todo intento de negociación
entre los comuneros y los virreyes fracasó, debido a que ambos bandos contaban ya
con un ejército y ansiaban vencer al enemigo.
Así pues, a finales de noviembre de 1520, ambos ejércitos tomaban posiciones entre
Medina de Rioseco y Tordesillas, haciendo inevitable el enfrentamiento.
Desarrollo[editar]
Con Pedro Girón a la cabeza, las tropas comuneras, siguiendo órdenes de la Junta,
habían avanzado hacia Medina de Rioseco, estableciendo su cuartel general en la
localidad de Villabrágima, a tan solo una legua del ejército real. Éstos, mientras tanto,
se limitaron a ocupar pueblos para evitar el avance y cortar las líneas de
comunicación.
La situación se mantuvo hasta el 2 de diciembre, cuando el ejército rebelde comenzó a
abandonar sus posiciones en Villabrágima, tomando dirección hacia Villalpando,
localidad del Condestable que se rindió al día siguiente sin oponer resistencia. Con
este movimiento, la ruta hacia Tordesillas quedaba desprotegida. El ejército real lo
aprovechó, poniéndose en marcha el 4 de diciembre y ocupando la villa tordesillana al
día siguiente, tras haber derrotado a la guarnición defensiva comunera, que se vio
desbordada.
Consecuencias[editar]
La toma de Tordesillas supuso una seria derrota para los comuneros, que perdían a la
reina Juana, y con ella, sus esperanzas de que ésta atendiera sus pretensiones.
Además, muchos de los procuradores habían sido apresados, y los que no, habían
huido.
Por todo esto, los ánimos entre los rebeldes se vieron muy afectados, además de
producirse airadas críticas hacia Pedro Girón por el movimiento de las tropas, lo que le
obligó a dimitir de su puesto y apartarse del conflicto.

Reorganización comunera[editar]
Tras la derrota de Tordesillas, los comuneros comenzaron a reagruparse en Valladolid,
donde se estableció la Junta, pasando la ciudad del Pisuerga a ser la tercera capital
del movimiento, tras Ávila y Tordesillas.
Así pues, el 15 de diciembre, la Junta ya se encontraba de nuevo activa en Valladolid,
con doce de los catorce procuradores originales. Solamente faltaron los de Soria y
Guadalajara. La situación del ejército era similar, con un gran número de deserciones
en las tropas emplazadas en Valladolid y Villalpando, lo que obligó a intensificar el
reclutamiento en las ciudades rebeldes, especialmente en Toledo, Salamanca y la
propia Valladolid. Con estos nuevos reclutamientos, el aparato militar rebelde estaba
reconstruido, y la moral reforzada, gracias a la presencia de Padilla en Valladolid. Con
la llegada de 1521, los comuneros parecían ya dispuestos a una guerra total, pese a
las voces discordantes dentro del propio movimiento. Por un lado había quienes
proponían buscar una solución pacífica, y por otro quienes eran partidarios de
continuar la lucha armada; a su vez divididos entre seguir dos tácticas:
ocupar Simancas y Torrelobatón (propuesta menos ambiciosa y defendida por Pedro
Laso de la Vega); o poner cerco a Burgos (grupo encabezado por Padilla). La Junta
decidió seguir ambas iniciativas, tanto la pacifista como la belicista, y terminó
fracasando en ambas.
Iniciativas militares[editar]
Hostigamiento a Tierra de Campos[editar]
Artículo principal: Hostigamiento a Tierra de Campos (1520-1521)

En el plano bélico, el ejército rebelde comenzó a desarrollar una serie de operaciones


dirigidas por Antonio de Acuña, obispo de Zamora. Este había recibido órdenes de la
Junta el día 23 de diciembre de intentar despertar la rebelión en la zona de Palencia.
Su tarea consistía básicamente en expulsar a los realistas, recaudar impuestos en
nombre de la Junta y nombrar una administración afín a la causa comunera. Realizó
una serie de incursiones en la zona de Dueñas, recaudando más de 4000 ducados y
exaltando a la población. Retornó a Valladolid a comienzos de 1521 para regresar a
Dueñas el 10 de enero, dando comienzo a una gran ofensiva contra los señoríos
de Tierra de Campos, dejando las posesiones de los señores totalmente devastadas.69

Arco de Santa María, en Burgos, ciudad fiel al rey en Castilla.

Hostigamiento a Burgos[editar]
Artículo principal: Levantamiento del conde de Salvatierra (1520-1521)

A mediados de enero, Pedro López de Ayala, conde de Salvatierra, adherido al


movimiento comunero, había organizado un ejército de unos dos mil hombres y se
dirigía hacia Medina de Pomar y Frías, buscando el levantamiento de las Merindades,
tierra del Condestable de Castilla.
Mientras tanto, Burgos, que llevaba ya dos meses fiel al bando real, aguardaba el
cumplimiento de las promesas realizadas por el cardenal Adriano, lo que había
provocado el descontento y la incertidumbre en la ciudad. Ayala y Acuña, conscientes
de esta situación, decidieron cercar Burgos, el primero por el norte y el segundo por el
sur, buscando el levantamiento de los comuneros burgaleses.

Reacción realista[editar]
Por parte del rey, Carlos I firmó el 17 de diciembre de 1520 el Edicto de Worms (no se
confunda con el Edicto de Worms de 25 de mayo de 1521, contra Lutero), donde
condenaba a 249 comuneros destacados: a muerte, si eran seglares; y a otras penas,
si eran clérigos. De igual modo, declaraba también traidores, desleales, rebeldes e
infieles a cuantos apoyaran a las Comunidades.10 Dicho Edicto, fue leído públicamente
en Burgos el 16 de febrero de 1521.11
Desde el Consejo Real, se ordenó la ocupación del castillo de Ampudia, lo que
provocó un gran desorden en el dispositivo organizado por los rebeldes. Ante dicha
ocupación, la Junta envió a Padilla al encuentro de Acuña, uniéndose ambos
en Trigueros del Valle y formando un ejército de aproximadamente 4000 hombres. Las
tropas comuneras ocuparon Torremormojón, desplazando a los realistas, para
centrarse en Ampudia, la cual se rindió el 16 de enero previo pago de tributo.
Mientras tanto, la rebelión comunera prevista en Burgos para el 23 de enero fue todo
un fracaso, debido a que se adelantó dos días. Los comuneros burgaleses hubieron de
rendirse, siendo el último intento de rebelión acontecido en la cabeza de Castilla.

La batalla de Torrelobatón[editar]
Preludio[editar]

Torre del homenaje del castillo de Torrelobatón, última plaza de la localidad en rendirse a los
comuneros.

Tras el fracaso acontecido en Burgos, Padilla decidió regresar a Valladolid, mientras


que Acuña optó por reemprender su hostigamiento a las propiedades de los señores
en Tierra de Campos. Con esta serie de acciones, Acuña pretendía destruir u ocupar
las plazas imperantes de los señores, otorgando a la revuelta comunera uno de sus
rasgos más característicos de su segunda etapa: su rechazo al orden social basado en
el régimen señorial.
Así pues, después de los últimos fracasos sufridos por los comuneros, Padilla deseaba
obtener un triunfo para elevar la moral de la tropa y de todo el movimiento. Fue
entonces cuando se decidió a tomar Torrelobatón y su castillo. Era una plaza fuerte a
medio camino entre Tordesillas y Medina de Rioseco, y muy cercana a Valladolid, por
lo que podía ser una excelente base para emprender acciones militares.
Desarrollo[editar]
El 21 de febrero de 1521 comenzó el asedio de la villa, que resistió durante cuatro
días, gracias a sus murallas. El 25 de febrero los comuneros conseguían entrar en la
localidad. Esta fue sometida a un enorme saqueo como premio a las tropas, del que
solamente se salvaron las iglesias. El castillo continuó resistiendo, pero terminó
rindiéndose ante la amenaza de ahorcar a todos las habitantes si no claudicaba, no
antes de acordarse la conservación de la mitad de los bienes que se encontraran en el
castillo, evitando así su saqueo.6
Consecuencias[editar]
La victoria en Torrelobatón levantó los ánimos en el bando comunero, hasta el punto
de sembrar el entusiasmo, mientras que en el bando realista, provocó la inquietud ante
el avance rebelde. Esta inquietud alteró a los nobles fieles al cardenal Adriano, que se
acusaban mutuamente de no haber hecho nada para evitar la pérdida de Torrelobatón.
Asimismo, el Condestable comenzó a enviar tropas a la zona de Tordesillas, a modo
de refuerzos y como guarnición ante los comuneros.6
Pero pese al entusiasmo presente entre los rebeldes, estos decidieron mantenerse en
sus posiciones de los Montes Torozos, sin lanzar ningún ataque, lo que provocó que
muchos de los soldados comuneros volvieran a sus casas, cansados de esperar los
sueldos y nuevas órdenes.6

Acuña en el sur[editar]
Véase también: Batalla de El Romeral

Iglesia de la Virgen de Altagracia, en Mora, totalmente reconstruida tras su incendio por las
tropas realistas.

Tras la muerte de Guillermo de Croy, arzobispo de Toledo, en enero de 1521, desde la


Junta, presente en Valladolid, se propuso a Antonio de Acuña como aspirante a la
sede y se le encomendó la misión de tomar posesión del arzobispado.69
Acuña partió en febrero rumbo hacia Toledo, con una pequeña tropa bajo su mando.
Recorrió localidades como Buitrago del Lozoya y Torrelaguna, donde anunció que iba
a tomar posesión del arzobispado de Toledo. Esto levantó el entusiasmo entre los
partidarios comuneros de Alcalá de Henares, que lo recibieron con vítores el 7 de
marzo en dicha ciudad, y despertó el recelo en la aristocracia presente en la zona de
Toledo, que temía que Acuña pudiera actuar en sus tierras como ya hizo en Tierra de
Campos.6 Entre los aristócratas más importantes presentes en la zona se encontraban
el marqués de Villena y el duque del Infantado, que enseguida trataron de ponerse en
contacto con Acuña, firmando un pacto mutuo de neutralidad.6
Sin embargo, sí hubo de enfrentarse con el prior de la Orden de San Juan, Antonio de
Zúñiga,12 presente en Consuegra y nombrado por los regentes jefe de las fuerzas
realistas presentes en la zona de Toledo.6 Acuña recibió informaciones sobre la
presencia del prior cerca de Corral de Almaguer a mediados de marzo, por lo que salió
tras él, buscando batalla cerca de Tembleque.6 El prior consiguió repeler el ataque,
para lanzar uno improvisado entre Lillo y El Romeral, infligiendo una contundente
derrota a Acuña, el cual trató de minimizarla, llegando incluso a afirmar que había
salido victorioso del enfrentamiento.69
Tras la victoria del prior de la Orden de San Juan, Acuña se encaminó hacia Toledo,
presentándose en la Plaza de Zocodover el 29 de marzo, Viernes Santo. La multitud lo
rodeó y lo llevó directamente a la catedral, reclamando la silla del arzobispo para él.9
Al día siguiente, 30 de marzo, se entrevistó con María Pacheco, mujer de Padilla y que
dirigía la comunidad toledana en ausencia de su marido. Surgió entre ambos una
rivalidad por el control, que se resolvió con intentos mutuos de reconciliación.6
Una vez asentado en el arzobispado toledano, Acuña comenzó a reclutar a hombres
de 15 a 60 años para volver a combatir a las tropas del prior de San Juan.6 Tras la
quema de Mora el 12 de abril12 13 por las tropas realistas, parte de Toledo con 1500
hombres a sus órdenes, instalándose primeramente en Yepes. Desde allí dirigió
operaciones contra las zonas rurales, destruyendo primero Villaseca de la Sagra y
prestando batalla contra las tropas del prior en la zona cercana al Tajo, en Illescas.6

La batalla de Villalar[editar]
Artículo principal: Batalla de Villalar

Preludio[editar]
Artículo principal: Enfrentamientos de Becerril de Campos y Palacio de Meneses (1521)

Ya desde principios de abril de 1521, el bando realista estaba desplegando un enorme


ejército en los alrededores de Tordesillas, con 3000 infantes, 600 lanzas, dos cañones,
dos culebrinas y cinco piezas ligeras de artillería.6 Dicho ejército se dedicó a ocupar
posiciones en localidades como Becerril de Campos, cercana a Palencia, y Peñaflor
de Hornija, uniéndose a tropas del Almirante y de los señores de Tordesillas.6
Mientras tanto, los comuneros, reforzaron sus efectivos de Torrelobatón, pero su
ejército no se encontraba del todo cohesionado, por lo que Padilla manejaba la
posibilidad de desplazarse hasta Toro en busca de refuerzos.
Desarrollo[editar]
Pintura del siglo XIX de Manuel Picolo López, donde refleja el desarrollo de la batalla de Villalar.

Padilla decidió finalmente partir hacia Toro en la madrugada del 22 al 23 de abril, tras
haber perdido bastante tiempo, lo que permitió a los realistas aglutinar a todas sus
tropas.6
Nada más partir hacia Toro, las tropas realistas del Almirante y el Condestable
presentes en Peñaflor de Hornija salieron tras la pista de Padilla, alcanzándolo
finalmente en la localidad de Villalar.6
En medio de una intensa lluvia, Padilla intentó primero atrincherar a sus prácticamente
6000 hombres en Vega de Valdetronco, pero no consiguió desplegar a sus tropas y se
vio obligado a prestar batalla en Villalar, donde la caballería realista, compuesta por
unas 500 o 600 lanzas, aplastó al ejército rebelde, que no tuvo tiempo de
desplegarse.6
Consecuencias[editar]
La batalla se saldó con prácticamente mil bajas por parte de los comuneros y el
apresamiento de sus líderes principales: Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco
Maldonado.6 Estos fueron decapitados en la mañana del 24 de abril en un cadalso
situado en la Plaza Mayor de Villalar, estando presente la mayor parte de la nobleza
afín al rey, que asestaba así un golpe prácticamente definitivo a la rebelión.6
Mientras tanto, el resto del ejército comunero que consiguió escapar, trató de continuar
hasta Toro, pero terminó por fragmentarse, fruto de la persecución que estaba
ejerciendo el Condestable de Castilla sobre él.6

El fin de la guerra[editar]
Tras la batalla de Villalar, las ciudades de Castilla la Vieja no tardaron en sucumbir al
potencial de las tropas del rey, volviendo todas las ciudades del norte a prestar lealtad
al rey a primeros de mayo. Únicamente Madrid y Toledo, especialmente esta última,
mantuvieron vivas sus comunidades durante un tiempo mayor.
La resistencia de Toledo[editar]

María Pacheco recibiendo la noticia de la muerte de su marido en Villalar; óleo del siglo
XIX de Vicente Borrás.

Las primeras noticias de Villalar llegaron a Toledo el 26 de abril, siendo ignoradas por
parte de la Comunidad local.6 La certeza de la derrota se hizo evidente a los pocos
días, cuando comenzaron a llegar los primeros supervivientes a la ciudad, que
confirmaron el hecho y dieron testimonio del ajusticiamiento de los tres líderes
rebeldes. Fue entonces cuando Toledo se declaró en duelo por la muerte de Juan de
Padilla.6
Tras la muerte de Padilla, Acuña perdió popularidad entre los toledanos, en favor
de María Pacheco, viuda de Padilla. Comenzaban a surgir voces que solicitaban la
negociación con los realistas, buscando el evitar el sufrimiento de la ciudad, más aún
tras la rendición de Madrid el 7 de mayo. Todo parecía indicar que la caída de Toledo
era cuestión de tiempo.
En este contexto, Acuña abandonó la ciudad, intentando huir al extranjero por la
frontera del Reino de Navarra. En ese momento, se produjo la invasión francesa de
Navarra, siendo Acuña reconocido y detenido en la frontera.6
La invasión francesa provocó que el ejército realista hubiera de concentrarse en
expulsar a los franceses de Navarra, postergando momentáneamente el restituir la
autoridad del rey en Toledo.6 A partir de ese momento, María Pacheco asumió el
control de la ciudad, instalándose en el Alcázar, recabando impuestos y fortaleciendo
las defensas.6 Solicitó la intervención del marqués de Villena para negociar con el
Consejo Real, con el objetivo de obtener unas mejores condiciones que negociando
directamente.
La rendición de Toledo[editar]
El marqués de Villena terminó abandonando las negociaciones entre ambos bandos,
por lo que María Pacheco asumió de manera personal las negociaciones con el prior
de la Orden de San Juan. El pacto de rendición de Toledo fue acordado el 25 de
octubre de 1521 gracias a la intervención de Esteban Gabriel Merino, arzobispo
de Bari y enviado del prior de San Juan.6
Así pues, el 31 de octubre los comuneros abandonaron el Alcázar toledano y el
arzobispo de Bari nombró a los nuevos funcionarios.
La revuelta de febrero de 1522[editar]
Artículo principal: Revuelta del 3 de febrero de 1522

Tras la vuelta al orden de Toledo, el nuevo corregidor de la ciudad acató las órdenes
recibidas de restablecer al completo la autoridad del rey en la ciudad, dedicándose a
provocar a los antiguos comuneros.6 María Pacheco continuaba presente en la ciudad,
y se negaba a entregar las armas hasta que el rey firmara de forma personal los
acuerdos alcanzados con el prior de San Juan. Por ello, el corregidor toledano exigía
la cabeza de María Pacheco.6
La situación llegó a un extremo cuando el 3 de febrero de 1522 se ordenó apresar a un
agitador, a lo que los comuneros se opusieron. Se inició entonces un enfrentamiento,
subsanado gracias a la intervención de María de Mendoza, hermana de María
Pacheco.6 Se concedió una tregua, que supuso la derrota de los comuneros, pero que
fue aprovechada por María Pacheco para escapar a Portugal, donde se exilió hasta su
muerte, en 1531.6

El Perdón General de 1522[editar]


Artículo principal: Perdón General de 1522

Carlos I regresó a España el 16 de julio de 1522, instalando la corte en Palencia. A


partir de la llegada del rey, la represión contra los excomuneros avanzaría a un ritmo
mayor. Así lo demuestra la ejecución de Pedro Maldonado, líder salmantino y hermano
de Francisco Maldonado, ejecutado en Villalar.6
Carlos I permaneció en Palencia hasta finales del mes de octubre, trasladándose a
Valladolid, donde el 1 de noviembre se promulgó el Perdón General, que daba la
amnistía a quienes habían participado del movimiento comunero. Sin embargo, un
total de 293 personas -pertenecientes a todas las clases sociales y entre las que se
incluían María Pacheco y el Obispo Acuña- fueron excluidas del Perdón General.14
Se estima que fueron un total de cien los comuneros ejecutados desde la llegada del
rey, siendo los más relevantes Pedro Maldonado y el Obispo Acuña, siendo este
último ajusticiado en el castillo de Simancas el 24 de marzo de 1526, tras un intento
frustrado de fuga. A raíz de esta ejecución, Carlos I fue excomulgado por ordenar el
ajusticiamiento de un prelado de la iglesia.69 Las relaciones entre los dos poderes
universales sufrieron grandes altibajos tras la elección de un papa tan favorable como
fue el mismísimo Adriano de Utrecht (1522-1523), y pasaban por un momento muy
negativo con el profrancés Clemente VII (1523-1534), que acabó sufriendo el saco de
Roma (1527), tras lo que se vio obligado a reconciliarse con Carlos y coronarle
emperador en Bolonia (1530).

Consecuencias de la guerra[editar]
Las consecuencias fundamentales de la Guerra de las Comunidades fueron la pérdida
de la élite política de las ciudades castellanas,6 en el plano de la represión real; y en
las rentas del Estado. El poder real se veía obligado a indemnizar a aquellos que
perdieron bienes o sufrieron daños en sus posesiones durante la revuelta. Las
mayores indemnizaciones correspondían al Almirante de Castilla, por los daños
sufridos en Torrelobatón y los gastos ocasionados en la defensa de Medina de
Rioseco. Le seguían el Condestable y el obispo de Segovia.
La forma de pago de estas indemnizaciones se solucionó mediante un impuesto
especial para toda la población de cada una de las ciudades comuneras. Estos
impuestos mermaron las economías locales de las ciudades durante un periodo
aproximado de veinte años, debido a la subida de precios.6 De igual modo, la industria
textil del centro de Castilla perdió todas sus oportunidades de convertirse en una
industria dinámica.6
La nobleza queda definitivamente neutralizada frente a la triunfante monarquía
autoritaria; su segmento alto o aristocracia, se vio compensada por su apoyo al
emperador, con cuyos intereses quedaba identificada estrechamente, pero quedando
clara la subordinación de súbditos a monarca. Las Cortes de Toledo de 1538, últimas
a las que se convocó a la nobleza como brazo o estamento, sancionaron esa nueva
forma de gobernar la Corona de Castilla,15 pieza central de lo que ya puede llamarse
la Monarquía Católica o Monarquía Hispánica de los Habsburgo. A esas alturas, los
sueños de la Idea imperial de Carlos V habían quedado en gran parte diluidos, lo que
quedó confirmado en el reinado de su hijo Felipe II.

Influencia en épocas posteriores[editar]


En el siglo XVII[editar]
Ya en el Siglo de Oro se comenzó a hacer alusiones a las Comunidades en las obras
literarias, destacando la alusión realizada en El Quijote.16 Igualmente, aparece citada
la palabra comunero por Francisco de Quevedo como sinónimo de rebelde.6
El Empecinado, líder de la expedición que acudió a Villalar el 23 de abril de 1821.

En el siglo XIX[editar]
A partir del siglo XIX, comenzó a rehabilitarse la figura de los Comuneros,
restituyéndoles como precursores de la libertad y mártires del absolutismo.6
El primer gran acto conmemorativo llegó en 1821, con motivo del III Centenario de la
batalla de Villalar. A dicha localidad de Villalar acudió Juan Martín Díez, El
Empecinado, con una expedición para exhumar los restos de los capitanes
ajusticiados en 1521. Se iniciaron entonces los homenajes a los comuneros por parte
del gobierno liberal en el poder.
A partir de ese momento comenzó a ensalzarse la figura antidéspota, nacionalista y
liberal de los comuneros, como defensores de las libertades frente al absolutismo y de
la identidad nacional frente a la extranjera, representada por los flamencos.
En 1869, en Valladolid, a fecha del 15 de junio, se firmó el Pacto Federal
Castellano entre las diecisiete provincias castellanas, que termina con la siguiente
alusión a las Comunidades:
La sangre de los Padilla, Bravo y Maldonado que corren por vuestras
venas y el ardimiento de que guardan memoria estos pueblos de las
comunidades, garantizan el éxito de nuestras aspiraciones y deseos.

Pacto Federal Castellano17

En el siglo XX[editar]
Ofrenda floral al monolito de Villalar, en el 23 de abril de 2006.

Escultura en bronce de Juan de Padilla, obra del escultor toledano Julio Martín de Vidales

Los primeros estudios sobre la figura de los comuneros y de las Comunidades fueron
realizados por Ángel Ganivet, precursor de la generación del 98. Tras él, vendrían
otros autores como Manuel Azaña, presidente de la Segunda República
Española o Gregorio Marañón.
Como reacción a la interpretación "romántica-liberal" dominante durante el siglo XIX,
se fue formulando una interpretación alternativa de carácter "tradicionalista-
reaccionario" o "conservador" (originada en la interpretación histórica general
de Marcelino Menéndez y Pelayo y explicitada por Ramón Menéndez Pidal o José
María Pemán), que se hará oficial durante el franquismo a través de su visión
del nacionalismo español e impuesta a través de la escuela nacionalcatólica (la que se
refleja en El florido pensil). Según esta visión, los comuneros
eran politicastros comparados explícitamente con los nacionalistas periféricos,
motivados por razones espurias o bienintencionados que no llegaban a entender lo
sublime del destino imperial por no alcanzar a ver más allá del campanario de su
aldea.18
Desde mediados del siglo XX, la renovación de la historiografía introdujo cambios
metodológicos, principalmente provenientes de Francia (Escuela de los Annales), que
fueron introducidos tanto por los historiadores hispanistas como por los autóctonos,
por ejemplo el español José Antonio Maravallo el francés Joseph Pérez.6 En algunos
casos se intentaron explicaciones de carácter materialista, que buscaban los motivos
de los alineamientos políticos en distintas coaliciones sociales en torno a intereses
económicos.19
El gran impulso a la revitalización simbólica de las Comunidades con motivos
reivindicativos llegó a partir del año 1976, en plena Transición española convocado por
el Instituto Regional Castellano-Leonés. A partir de ese año, comienzan a celebrarse
concentraciones en Villalar cada 23 de abril. Ese mismo año, el grupo
segoviano Nuevo Mester de Juglaría musicalizó el romance de Los Comuneros,20
compuesto en 1972 por el poeta leonés Luis López Álvarez.11
Tras varios años de concentraciones no autorizadas en Villalar cada 23 de abril para
conmemorar la derrota comunera, la fiesta adquirió el carácter de oficial en el
año 1983, tras la conformación de la comunidad autónoma de Castilla y León.21
De igual modo, cada 3 de febrero desde el año 1988, en recuerdo de la rebelión de
1522, último acontecimiento militar de la Guerra, se celebra el homenaje a los
Comuneros en Toledo, resaltando la figura de Juan de Padilla y de María Pacheco.22
Desde el año 2007, el castillo de Torrelobatón alberga el centro de interpretación de la
Guerra de las Comunidades de Castilla, por lo que el castillo se conoce como
el Castillo de los Comuneros de Torrelobatón.23
El 15 de marzo de 2015 fue inaugurado en Toledo24 el monumento a Juan de Padilla
en la plaza que ocupa el solar en que se levantaban sus casas. De este modo se
ponía fin a un anhelo histórico de la ciudad castellana, que había visto cómo hasta en
siete ocasiones el intento por erigir este homenaje había fracasado.25 El notable
monumento, obra de Julio Martín de Vidales y sufragado por la Fundación Soliss, está
realizado en bronce con un pedestal de piedra de los Montes de Toledo y alcanza una
altura total de 4,72 metros y pesa 32 toneladas.
En la política[editar]

Concentración castellanista en el monolito de Villalar, el 23 de abril de 2007.

Después de la Transición, han sido bastantes los partidos de


índole castellanista y regionalista que han utilizado la figura de los comuneros, bien en
sus campañas, como parte del nombre del partido o como seña de identidad simbólica
para Castilla y León o para un contexto territorial más amplio (las antiguas Dos
Castillas: Castilla la Nueva y Castilla la Vieja) que incluiría a Cantabria, La
Rioja, Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha.26 Al mismo tiempo, nacieron los
denominados Concejos Comuneros, formados por emigrantes castellanos en otras
ciudades, siendo los más destacados los de ciudades como Barcelona.27
Así, entre los primeros partidos de las tendencias ya mencionadas, se encuentra
la Unidad Comunera Castellana, ya desaparecida, o Tierra Comunera, uno de los de
mayor importancia electoral y desaparecido en 2009.

Véase también[editar]
 Insurrección de los comuneros (levantamiento armado en el Virreinato de la Nueva
Granada en los años 1780)
 Revolución Comunera (insurrecciones en Paraguay en el siglo XVI y XVIII)
 Santa Junta

Notas[editar]
1. Volver arriba↑ Girón abandonó la causa comunera tras ser acusado de traidor a causa
de su derrota en Tordesillas (1520).2
2. Volver arriba↑ Ausente durante la revuelta.3

Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ Alonso, 2016, pp. 104-105.
2. Volver arriba↑ Alonso, 2016, p. 98.
3. Volver arriba↑ Alonso, 2016, p. 96.
4. Volver arriba↑ Citado en Los Comuneros de Castilla de J. L. Díez, pág. 7.
5. Volver arriba↑ La grabación es de finales de 1976, y se ha hecho una reedición en
2001, con motivo de su XXV aniversario. Página sobre Los Comuneros. Discografía
del grupo. Video ilustrado con imágenes históricas y de reivindicación política.
6. ↑ Saltar
a:a b c d e f g h i j k l m n ñ o p q r s t u v w x y z aa ab ac ad ae af ag ah ai aj ak al am an añ ao apaq ar as at au
av aw ax ay
Joseph Pérez, Los Comuneros
7. Volver arriba↑ Héroes de Castilla: Los Comuneros.
8. Volver arriba↑ www.fuenterebollo.com. «Comuneros de Castilla». Consultado el 18 de
marzo de 2008.
9. ↑ Saltar a:a b c d e f Alfonso María Guilarte, El obispo Acuña. Historia de un comunero
10. Volver arriba↑ www.cervantesvirtual.com. «Texto íntegro del Edicto de Worms».
Consultado el 25 de marzo de 2008.
11. ↑ Saltar a:a b Luis López Álvarez, Los Comuneros
12. ↑ Saltar a:a b www.mora.es. «Ayuntamiento de Mora, sección Historia». Archivado
desde el original el 6 de marzo de 2008. Consultado el 20 de marzo de 2008.
13. Volver arriba↑ galeon.com/medieval8/. «Cronología completa de las Comunidades».
Consultado el 20 de marzo de 2008.
14. Volver arriba↑ www.cervantesvirtual.com. «Lista completa de exceptuados en el
Perdón General». Consultado el 25 de marzo de 2008.
15. Volver arriba↑ * ARTOLA GALLEGO, Miguel, dir. (1991). Enciclopedia de Historia de
España. Tomo V: Diccionario Temático. Madrid: Alianza Editorial. ISBN 84-206-5294-6.
16. Volver arriba↑
"Te han de quitar el gobierno tus vasallos o ha de haber entre ellos Comunidades"

El Quijote a Sancho, tras proclamarse este último gobernador de la isla de Barataria:

17. Volver arriba↑ www.conecta2.org/pucela_bbs/. «Texto del Pacto Federal Castellano».


Consultado el 25 de marzo de 2008.
18. Volver arriba↑ José María Pemán (1939) La historia de España contada con sencillez,
Cádiz: Escelicer. Carlos V y la lengua española por Manuel Alvar extraído de: Nebrija y
estudios sobre la Edad de Oro. Madrid: C.S.I.C., 1997, pp. 169-188; que recoge y
comenta brevemente la bibliografía del debate sobre la idea imperial de Carlos V en el
que participa Menéndez Pidal. Edición online de la Historia de los heterodoxos
españoles, de Marcelino Menéndez Pelayo.
19. Volver arriba↑ Gutiérrez Nieto, Juan Ignacio (1973) Las comunidades como
movimiento antiseñorial: la formación del bando realista en la Guerra Civil Castellana
de 1520-1521 Barcelona, Planeta; Santos Madrazo Madrazo (1969) Las dos Españas.
Burguesía y nobleza. Los orígenes del precapitalismo español Editorial Z Y X.
20. Volver arriba↑ www.nuevomesterdejuglaria.com. «Discografía del Nuevo Mester de
Juglaría». Consultado el 25 de marzo de 2008.
21. Volver arriba↑ En Wikisource se encuentra una copia del Estatuto de Autonomía de la
Comunidad Autónoma de Castilla y León
22. Volver arriba↑ www.tierracomunera.org. «Toledo celebra el XX Homenaje a los
Comuneros». Consultado el 29 de marzo de 2008.
23. Volver arriba↑ www.fundacionvillalar.es. «Adaptación del Castillo de Torrelobatón para
Centro de Interpretación de la Guerra de las Comunidades». Archivado desde el
original el 22 de septiembre de 2008. Consultado el 29 de marzo de 2008.
24. Volver arriba↑ Noticia de la inauguración del monumento a Juan de Padilla (ABC, 16
de marzo de 2015)
25. Volver arriba↑ Cronología de los intentos para erigir un monumento a Juan de Padilla
en Toledo (Artículo de Eduardo Sánchez Butragueño).
26. Volver arriba↑ www.fundacionvillalar.es. «Fundación Villalar - Junta de Castilla y
León». Archivado desde el original el 29 de marzo de 2008. Consultado el 25 de marzo
de 2008.
27. Volver arriba↑ www.redimircastilla.be. «Redimir Castilla - Castilla Moderna». Archivado
desde el original el 1 de diciembre de 2008. Consultado el 25 de marzo de 2008.
Bibliografía[editar]
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 Joseph Pérez (1977). La revolución de las comunidades de Castilla (1520-1521).
Siglo XXI de España Editores. ISBN 9788432302855.
 Alonso, David (2016). «La batalla de Villalar: los comuneros». Historia National
Geographic (RBA Revistas) (154): 96-105. ISSN 1696-7755.

LA BATALLA DE VILLALAR

Miguel García
Cuenta verificada
@Milhaud

Publicado el 22/04/2010
El 23 de Abril de 1521, en la localidad que hoy en día es conocida como Villalar de los Comuneros,
tuvo lugar la batalla de Villalar. Esta batalla, sin ser una de las grandes batallas de la historia de
España, fue la más significativa de la Guerra de las Comunidades que enfrentó las fuerzas de la
Junta Comunera con Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado al frente y las fuerzas
imperiales de Carlos I.
Pero para poder comprender las causas de esta batalla nos tenemos que remontar a 1504, año en
el muere Isabel la Católica y el país entra en un periodo de inestabilidad política. En Octubre de
1517, un año después de la muerte de Fernando el Católico, llega a España Carlos I tras haberse
autoproclamado rey de sus posesiones hispánicas.

I: Retrato de Carlos I

Asistió a las primeras cortes en 1518 sin hablar casi castellano, y trajo junto a él un gran número
de nobles y clérigos de Flandes como corte, lo que supuso una amenaza al poder de las élites
sociales castellanas ya existentes. Este descontento rápidamente se extendió entre todas las
capas sociales, comenzando a aparecer en ese mismo año las primeras protestas sociales a modo
de pasquines en las iglesias que decían: “Tú, tierra de Castilla, muy desgraciada y maldita eres al
sufrir que un tan noble reino como eres, sea gobernado por quienes no te tienen amor“.
En 1520, aprovechando la regencia de Adriano de Utrech y la ausencia de Carlos I del reino,
estalla la revuelta comunera en Toledo, a la que rápidamente ese mismo año se unen varias
ciudades castellanas, entre las que se encontraban Ávila, Toro, Segovia, Salamanca, Palencia,
Medina del Campo, Valladolid o Burgos. En Ávila, el 29 de julio de ese mismo año se nombra
general de la Junta Comunera a Juan Padilla.
II: Retrato de Juan de Padilla

Los comuneros pensaron en Juana “la loca” como sustituta de Carlos I, por lo que trasladan la
junta a Tordesillas donde ésta se encontraba prisionera. Ante la negación de Juana de aceptar la
propuesta comunera, la estrategia comunera cambió buscando en este caso la negociación con el
bando imperialista. Pero antes de que esta negociación se llevara a cabo, los nobles vieron
peligrar aún más sus puestos con todos los campesinos unidos a la revuelta comunera, razón por
la cual se cambiaron al bando imperialista.
Fue entonces cuando la verdadera guerra comenzó, primero con la toma de Tordesillas y Burgos
por parte del bando imperialista, y la toma de Torrelobatón por parte del bando comunero. Ante el
asedio de Torrelobatón, Padilla se siente presionado por lo que se ve forzado a salir de su fortín en
busca de refuerzos.
En la lluviosa madrugada del 23 de abril de 1521 Padilla sale de Torrelobatón al frente del ejército
comunero hacia Toro, ciudad perteneciente al bando sublevado. A la altura de Vega de
Valdetronco el ejército imperialista ya estaba cerca, por lo que ante la inevitable batalla, Padilla
decidió buscar un lugar favorable para la lucha, siendo Villalar el lugar elegido.
El ejército comunero se encontraba en inferioridad, por lo que forzó que la batalla se produjera
dentro del pueblo, donde les dio tiempo a instalar cañones en las distintas calles. Ante la
incertidumbre inicial, varios sublevados aprovecharon para huir de la batalla dejando el bando
sublevado aún más disminuido.
III: Estatua de Juan Bravo en Segovia

La batalla fue desigual y se convirtió en una gran masacre que duró toda la tarde del 23 de abril.
A la noche, únicamente sonaban los gritos de algunos comuneros gravemente heridos que yacían
en el campo mientras eran rematados por el bando imperialista. Los cabecillas de la revuelta,
Padilla, Bravo y Maldonado, fueron apresados vivos y recluidos para ser ejecutados un día
después.
La noticia de la ejecución de los cabecillas corrió rápido entre las ciudades levantadas, que poco a
poco se van rindiendo, siendo Toledo la única resistencia con María Pacheco, mujer de Padilla, al
frente, aguantando hasta junio de 1521. Siendo su caída el final de la Guerra de las Comunidades.
El 16 de julio de 1522, Carlos I regresó a España e instaló su corte en Palencia. Con ello, la
represión contra los ex-comuneros se intensificó hasta que a finales de octubre se trasladase a
Valladolid donde promulgó el Perdón General el 1 de Noviembre de 1522, dando la amnistía a 293
comuneros, y terminando con la persecución.
Estos hechos fueron recordados durante siglos por dos monolitos, ubicándose uno en la plaza de
Villalar y otro en el lugar de la batalla, y Villalar poco a poco fue adoptando en calificativo “de los
Comuneros”. Con el paso de los años, Villalar se comenzó a considerar la cuna del nacionalismo
castellano, así como símbolo de la lucha de los pueblos por la libertad.
IV: Monolito en la Plaza de Villalar

En el año 1821, Juan Martín Díez “El empecinado” organiza con unos compañeros una expedición
a Villalar en busca de los restos de Padilla, Bravo y Maldonado. Pese a no llegar a encontrar nunca
los restos de los líderes comuneros, el día 23 de abril de ese mismo año celebran en la plaza de
Villalar el primer acto homenaje a los comuneros. Años más tarde, con el nacimiento del
sentimiento nacionalista, se celebra la primera Fiesta de los Comuneros el 23 de abril de 1889.
En 1920 el Ayuntamiento de Santander propuso por primera vez que las corporaciones castellanas
celebrasen el 23 de Abril el cuarto centenario de los Comuneros de Castilla, y años más tarde se
intentó que esta celebración tuviera un carácter anual, pero con las dictaduras de Primo de Rivera
y Francisco Franco esta celebración quedaría relegada a un ambiente clandestino.
A comienzos de la década de los 70, coincidiendo con las primeras actividades antifranquistas se
funda en Valladolid la librería Villalar, cuyo nombre homenajea simbólicamente las libertades
castellanas. En esta librería se presentaría ese mismo año el poema “Los Comuneros” escrito por
Luis López Álvarez, obra que se convirtió en referencia del autonomismo castellano. Este poema
fue adaptado en 1976 por el grupo folk Nuevo Mester de Juglaría, y “Castilla: Canto de
Esperanza“, el último tema de ese disco homenaje, se convertiría en el himno oficioso de Castilla.
V: Nuevo Mester de Juglaría – Los Comuneros

En 1976 se convoca de forma clandestina la primera concentración en Villalar de los Comuneros


tras más de 40 años, llegándose a concentrar 400 personas convocadas por el Instituto Regional
Castellano-Leonés. En aquella ocasión los congregados fueron disueltos por la Guardia Civil, pero
un año más tarde esta concentración se repetiría concentrando cerca de 20.000 personas.
A finales de los 70 y principios de los 80 esta celebración alcanzó su máximo esplendor, llegando a
congregar a cerca de 200.000 personas, convirtiéndose en un hecho referente del sentimiento
comunero y el sentimiento castellano. No sería hasta el año 1986 cuando el 23 de Abril por fin
alcanzaría su carácter oficial pasando a convertirse en el día de la comunidad de Castilla y León.
Fuentes y más información:
 ¿Quiénes eran los Comuneros?
 Batalla de Villalar. La guerra de los Comuneros
 Nuevo Mester de Juglaría
 Villalar de los Comuneros

https://recuerdosdepandora.com/historia/la-batalla-de-villalar-castilla-entera-se-siente-
comunera/#ixzz2RHbEnXAB

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