4ª SEMANA CUARESMA

¡Qué menos que tres!

Recuerda esto siempre antes de empezar:

1.- Ponte en la presencia de Dios dedicando unos

momentos a relajarte y respirar despacio.
2.- Repite varias veces alguna de estas frases: “Tú
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estás cerca”; “Tú estás aquí”; “Tú estás en mí”...
3.- Dile a Jesús que vas a estar un rato con Él y que te Bujedo
ayude a escuchar su palabra. Pascua 2008

4.- Centra tu atención en este momento que vas a

vivir.

Introducción para la oración

Creo, Señor, en Ti. Creo ñor, Tú vives en mi peque-
que Tú vives. Creo que ñez, en mi pobreza, en mi
has resucitado. Creo limitación, en mi debilidad.
Ponte en actitud de
que sigues peregrinando Señor, Tú sigues viviendo oración: enciende
en la historia. Tú eres el en mí. Tú vives, Señor, en una vela, fíjate en
un crucifijo, mira
Señor de la historia. Tú mis hermanos, en aque- una foto que te
recuerde a Jesús...
vives en la Iglesia que llos, sobre todo, que más
es tu sacramento, es de- lo necesitan. Tú vives y
cir, el signo e instrumen- esperas. Yo creo: digo
to de tu presencia. Se- que sí a todas las exigen-
Lectura de la Palabra de DIOS: Mt 7, 21-23
No todo el que en tu nombre, y en tu
me dice: Señor, Se- nombre echamos fue-
ñor, entrará en el re- ra demonios, y en tu
ino de los cielos, sino nombre hicimos mu-
el que hace la volun- chos milagros?
tad de mi Padre que Y entonces les
está en los cielos. declararé: Nunca os
Muchos me dirán en conocí; apartaos de No todo el que dice, Señor,
aquel día: Señor, Se- mí, hacedores de mal- Señor, entrará en el Reino de
los cielos
ñor, ¿no profetizamos dad.

Para pensar un poco:

¿Eres de los que se dirige a Dios para pedir su ayuda, pero después pasas
de él? ¿Qué tal llevas las oraciones de esta cuaresma? ¿Convencido? ¿Con
ganas?

Oración final
Tómame, Señor Jesús, con todo lo que
soy; con todo lo que tengo y lo que hago,
lo que pienso y lo que vivo. Tómame en scribe tu reflexión
mi espíritu, para que me adhiera a Ti; en
lo más íntimo de mi corazón, para que só-
lo te ame a Ti.
Tómame, Dios mío, en mis deseos secre-
tos, para que sean mi sueño y mi fin úni-
co, mi total adhesión y mi perfecta felici-
dad. Tómame con tu bondad, atrayéndo-
me a Ti. Tómame con tu dulzura, acogién-
dome en Ti.
Tómame con tu amor, uniéndome a Ti.
Tómame, mi Salvador, en tu dolor, tu ale-
gría, tu vida, tu muerte, en la noche de la
cruz, en el día inmortal de tu Resurrec-
ción. Tómame con tu poder, elevándome
hasta Ti; tómame con tu grandeza, per-
diéndome en Ti. Tómame para la tarea de
tu gran misión.
¡Qué menos que tres!
4ª SEMANA CUARESMA

¡Qué menos que tres!

Recuerda esto siempre antes de empezar:

1.- Ponte en la presencia de Dios dedicando unos

momentos a relajarte y respirar despacio.
2.- Repite varias veces alguna de estas frases: “Tú
2
estás cerca”; “Tú estás aquí”; “Tú estás en mí”...
3.- Dile a Jesús que vas a estar un rato con Él y que te Bujedo
ayude a escuchar su palabra. Pascua 2008
4.- Centra tu atención en este momento que vas a
vivir.

Introducción para la oración

Cuando yo me pregunto
quién es mi prójimo, Tú, Se-
ñor, desvías hábilmente la
cuestión y me respondes:
"¿De quien te haces tú
prójimo?
El prójimo no es el otro;
eres tú cuando te haces
próximo a cualquiera de tus
semejantes". Señor, tú eres
el Buen Samaritano, porque
has sido tú el primero en
querer ser el prójimo de to-
do ser humano. Tu vida es
una invitación a abrir de par
en par las puertas de nuestra
casa. Tú haces desaparecer
todas nuestras fronteras: de
Ponte en actitud de
sangre, raza o religión. oración: enciende
una vela, fíjate en
Tú nos revelas el signo de la un crucifijo, mira
verdadera conversión: salir de una foto que te
recuerde a Jesús...
nosotros mismos, de nuestro
egoísmo, de la estrechez de
nuestro pequeño mundo, para
ir cada día, cada mañana al
encuentro de aquellos a los
que tú pones en nuestro ca-
mino.
Lectura de la Palabra de DIOS: Lc 10, 25-37
Alguien preguntó a Jesús:
“Y ¿quién es mi prójimo?”
Jesús respondió:
“Bajaba un hombre de Je-
rusalén a Jericó y cayó en
manos de salteadores
que, después de despo-
jarle y darle una paliza, se
fueron, dejándole medio
muerto. Casualmente, ba-
jaba por aquel camino un
sacerdote y, al verle, dio
un rodeo. De igual modo,
un levita que pasaba por
aquel sitio le vio y dio un
rodeo. Pero un samarita-
no que iba de camino lle-
gó junto a él, y al verle tu-
vo compasión. Acercán-
dose, vendó sus heridas,
echando en ellas aceite y
vino; y le montó luego so-
bre su propia cabalgadu-
ra, le llevó a una posada y
cuidó de él. Al día siguien-
te, sacó dos denarios y se
los dio al posadero, di-
ciendo: “Cuida de él y, si
gastas algo más, te lo pa-
garé cuando vuelva.”
¿Quién de estos tres te
parece que fue prójimo
del que cayó en manos
de los salteadores?”
Él dijo: “El que practicó la
misericordia con él.”
Le dijo Jesús:
“Vete y haz tú lo mismo.”

Para pensar un poco:

Esta parábola es un bofetón a nuestro egoísmo. Se nos llena la boca de so-
lidaridad y de ayuda a los demás… pero Jesús hoy te pregunta: ¿Qué haces
por los demás… aunque te caigan mal, aunque no les conozcas?
Respóndete con sinceridad

Oración final
Tú no andas con rodeos, Señor; tú eliminas
toda hipocresía, la mía y la del sacerdote y la scribe tu reflexión
del levita, la de todos los santurrones y reza-
dores que no paran de recitar padrenuestros.
A todos nos interpelas enérgicamente y nos
invitas a no confundir la práctica de una reli-
gión con las exigencias de la conversión ver-
dadera. Nos recuerdas que no basta con
creer con la cabeza, sino que es preciso
creer también con el corazón y con las ma-
nos. Haz que tu Iglesia se abra a todos los
hombres de la tierra rechazados y abandona-
dos en los márgenes de nuestra historia.
Ayúdame, a hacerme prójimo de todo ser
humano herido en su cuerpo o en su corazón
al que encuentre tirado al borde del camino.
Ayúdame a ser "buen samaritano" para que
el reino del Amor germine en nuestra tierra y
ya no haya en ella pobres, ni marginados,
gentes de otras tierras..
¡Qué menos que tres!