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El amor fuente de la esperanza

No podemos ignorar que nuestro país está pasando por un momento sumamente
difícil con:
Pobreza de hambre verdadera.
Falta de trabajo alarmante.
Un pasado plagado de corrupción.
Un presente con una justicia lenta y de dudosa honestidad.
Problemas económicos sin soluciones, que amenazan llevar al país al “default”,
palabra de pesadilla.
Y un futuro expuesto a la desesperanza peligrosa, peligrosísima, que nos puede llevar
a la anarquía. Esto no es pesimismo, es realidad.

¿Qué podemos hacer nosotros para que nuestro país entre por el camino de la
esperanza?

Si nos detenemos a observar con atención los diarios por ejemplo, o la televisión, tan
llenos de noticias negativas, de repente nos enteramos que una mujer humilde, que
viven en un barrio pobre, ha empezado a servir comida a los chicos de la calle. Sin
ayuda, sin dinero, con lo que consigue pidiendo, los comensales aumentan en forma
sorprendente y lo que es más sorprendente aún, la comida también aumenta.

Luego nos informan que existe otro comedor, y otro ¡y otro! y un buen día la vemos a
esta señora por TV, rodeada de niños bien alimentados y alegres, en un comedor con
una cantidad de mujeres también sonrientes, que colaboran con ella.

En algunas parroquias se habilitan alojamientos para hombres que normalmente


duermen a la intemperie. Otros grupos reparten comida caliente de noche para los que
aún no han conseguido techo y lo más maravilloso es que se organizan hogares para
que las madres puedan dejar a sus hijos pequeños o grandes, mientras que ellas
tratan de encontrar trabajo. Surgen los prestamos “yunus” que son bancos o
particulares que prestan dinero sin interés o para pagar con trabajo, si se tiene, o
cuando se tiene.

Todas estas iniciativas son verdaderos “milagros” que tiene su nombre propio:
“solidaridad”.

Lo que tenemos que hacer nosotros es engancharnos por este tren de la solidaridad,
que es Amor, que surge a borbotones del Corazón de Cristo. Ese Corazón traspasado
por una lanza y que entregó hasta la última gota de su sangre, por amor a la
humanidad.

‘Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame y hazme


comprender que los tiempos difíciles se vencen con el Amor, fuente de nuestra
Esperanza ‘(T. 2, 13)

Para compartir.

Un pueblo que sufre puede caer en la resignación pasiva y fatalista o en la agresividad


de la violencia.

Hay que armarlo entonces con la fortaleza del Espíritu Santo para hacerlo entrar por el
camino de la Esperanza.
· ¿Qué actitud adoptamos ante estos tiempos difíciles?
· ¿Nos damos cuenta que todos somos responsables en cierta medida de la
situación? ¿Aumentamos la angustia general con una crítica negativa?
· ¿Señalamos actitudes positivas para disminuir y alentar la tensión que se vive?

Escuchemos la Palabra

Jn 33
”En el mundo tendrán que sufrir, pero tengan valor, Yo he vencido al Mundo”

Lc. 21, 26-28


“Alégrense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación, y perseverantes en la
oración.”

Para Reflexionar

· ¿Qué actitud concreta podemos adoptar para lograr aliviar esta difícil situación
por la que pasa el país?
· ¿Con la limosna únicamente?
· ¿Con el sacrificio de nuestro tiempo y comodidad?
· ¿Qué actitud podemos adoptar en defensa de una fuente de trabajo por
ejemplo o la creación de alguna iniciativa solidaria?
· No todos tienen buenas ideas, pero cuando se presenta alguna ¿cómo
actuamos?

Para Orar

Nosotros creemos que el Espíritu Santo es el Amor Infinito de Dios, que nos ha sido
dado para educarnos en la alegría y en el gozo de la caridad y del servicio.
Digamos pues:

Ven Espíritu Santo.


Ven Padre de los pobres,
Consolador lleno de Bondad,
Ven alegría en nuestro llanto,
sin tu ayuda no podemos vivir.
Salva nuestras almas
Y danos tu alegría. Ven, ven.

Compromiso

Cada uno asuma un compromiso concreto, según sus posibilidades, para realizar los
próximos meses.

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